Tras meses de dudas y cavilaciones, David Cameron se ha decidido a abrir la caja de Pandora de Europa. El primer ministro británico ha anunciado esta mañana que convocará un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE a más tardar a mitad de la próxima legislatura si los conservadores siguen en el poder tras las elecciones generales de 2015. Los británicos podrán elegir entre permanecer en la UE o abandonarla una vez que Londres haya negociado una profunda reforma de la Unión, o al menos de la posición británica en la misma, que incluirá la devolución a los parlamentos nacionales de diversas políticas que ahora dependen de Europa. ¿Qué políticas? "Nada ha de estar fuera de la mesa [de negociación]", se limitó a decir.
"Ha llegado el momento de que los británicos hablen. Ha llegado el momento de sellar la cuestión europea en la política británica", ha declarado, solemne, en la sede de la agencia Bloomberg, en el centro de Londres. El esperado discurso del primer ministro, tantas veces aplazado durante meses y que incluso tuvo que cancelar la semana pasada, cuando la crisis de Argelia le impidió pronunciarlo el viernes en Amsterdam como tenía previsto, ha ido mucho más allá de lo que se esperaba hace tan solo unas semanas.
Cameron endulzó su mensaje con un recuerdo a la importancia que la construcción europea ha jugado para pacificar y estabilizar el continente tras dos guerras mundiales en el siglo XX. Aunque enseguida añadió que el objetivo de la UE hoy "no es conseguir la paz, sino asegurar la prosperidad". Y por eso se ha de acomodar a los cambios.
El primer ministro se fijó un horizonte de reformas "para la Europa del siglo XXI" a partir de cinco principios: competitividad, porque "el corazón de la UE tiene que ser, como es ahora, el mercado único"; flexibilidad ("La UE tiene que actuar con la velocidad y la flexibilidad de una red [de Estados], no con la pesada rigidez de un bloque"); flujo de poder hacia los Estados miembros, no sólo hacia Bruselas, por lo que hay que examinar qué es lo que hace la UE y qué es lo que debería dejar de hacer; rendición de cuentas democrática, y para ello "tiene que haber un papel mayor y más significativo de los parlamentos nacionales"; y justicia, sobre todo para evitar que los países que no están en el euro, como Gran Bretaña, sean tratados de forma distinta a los que están dentro, y citó en concreto la coordinación fiscal y la unión bancaria.
Pese a sus buenas palabras y sus proclamas de que quiere que su país siga formando parte de la UE, su propuesta constituye una enorme apuesta en la que se juega la estabilidad de Europa. Y probablemente también, o quizás sobre todo, desde su punto de vista, su futuro personal y la suerte de los conservadores en las próximas elecciones.
FUENTE: El País