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Fundamentar - Artículos Este portal pretende hacer un aporte a la cualificación del debate político y económico en la Argentina. Ponemos ideas en discusión que pretenden servir para que surjan otras visiones que enriquezcan el análisis. https://fundamentar.com/articulos/opinion/itemlist/tag/Bradford%20Delong 2024-05-17T06:11:01-03:00 Joomla! - Open Source Content Management Piketty contra Piketty 2016-01-26T11:08:46-03:00 2016-01-26T11:08:46-03:00 https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/5305-piketty-contra-piketty J. BRADFORD DELONG(*) hola@fundamentar.com <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/2613396ca922d878fd97d3919c32a445_S.jpg" alt="Thomas Piketty" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> <em>Thomas Piketty destaca los contrastes llamativos en Am&eacute;rica del Norte y Europa cuando se compara la Edad de Oro que precedi&oacute; a la Primera Guerra Mundial con las d&eacute;cadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Seg&uacute;n &eacute;l, se debe esperar nuestro retorno a los patrones econ&oacute;micos y pol&iacute;ticos de la Edad de Oro a medida que las econom&iacute;as de Am&eacute;rica del Norte y Europa regresan a lo que es normal para una sociedad capitalista.</em></p></div><div class="K2FeedFullText"><p> En su libro El capital en el siglo XXI, el economista franc&eacute;s Thomas Piketty destaca los contrastes llamativos en Am&eacute;rica del Norte y Europa cuando se compara la Edad de Oro que precedi&oacute; a la Primera Guerra Mundial con las d&eacute;cadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Durante el primer per&iacute;odo, el crecimiento econ&oacute;mico era lento, la riqueza predominante se heredaba, los ricos dominaban el &aacute;mbito pol&iacute;tico y la desigualdad econ&oacute;mica era extrema (como tambi&eacute;n lo eran las desigualdades raciales y de g&eacute;nero).</p> <p> Pero todo cambi&oacute; despu&eacute;s de la conmoci&oacute;n causada por la Segunda Guerra Mundial. El crecimiento del ingreso se aceler&oacute;, la riqueza, en su gran mayor&iacute;a, se ganaba (ya sea de forma justa o injusta), el &aacute;mbito pol&iacute;tico pas&oacute; a estar bajo el dominio de la clase media y la desigualdad econ&oacute;mica era modesta (a pesar de a&uacute;n quedaba un largo camino para alcanzar las igualdades raciales y de g&eacute;nero). El Occidente parec&iacute;a haber entrado en una nueva era. Sin embargo posteriormente, durante la d&eacute;cada de 1980, estas tendencias parec&iacute;an estar cambiando constantemente, regresando hacia a la que fue la norma antes de la Primera Guerra Mundial.</p> <p> La tesis central de Piketty es que no deber&iacute;amos sorprendernos por esto. Se debe esperar nuestro retorno a los patrones econ&oacute;micos y pol&iacute;ticos de la Edad de Oro a medida que las econom&iacute;as de Am&eacute;rica del Norte y Europa regresan a lo que es normal para una sociedad capitalista.</p> <p class="blubox-jck" style="text-align: center;"> Dos corrientes cr&iacute;ticas sugieren que Piketty pudiese estar equivocado, tanto con respecto a las caracter&iacute;sticas normales de una econom&iacute;a capitalista, como sobre d&oacute;nde podemos estar dirigi&eacute;ndonos en lo que se refiere a la desigualdad.</p> <p> En una econom&iacute;a capitalista, Piketty argumenta, es normal que una gran parte de la riqueza se herede. Es normal que su distribuci&oacute;n sea altamente desigual. Es normal que una elite plutocr&aacute;tica, una vez constituida, utilice su poder pol&iacute;tico para dar forma a la econom&iacute;a de una manera que permita que sus miembros capturaren una gran parte de los ingresos de una sociedad. Y, es normal que el crecimiento econ&oacute;mico sea lento; al fin de cuentas, el crecimiento r&aacute;pido necesita de la destrucci&oacute;n creativa; y, debido a que lo se tendr&iacute;a que destruir es la riqueza de los plut&oacute;cratas, es poco probable que se aliente tal destrucci&oacute;n.</p> <p> Desde la publicaci&oacute;n de su libro, el argumento de Piketty ha sido objeto de ataques feroces. La mayor&iacute;a de las cr&iacute;ticas son, en el mejor de los casos, mediocres; para m&iacute;, son m&aacute;s reflexiones sobre el poder econ&oacute;mico y pol&iacute;tico de una plutocracia naciente que esfuerzos intelectuales serios y comprometidos sobre el tema.</p> <p> Sin embargo, de manera independiente a esta cacofon&iacute;a, dos corrientes cr&iacute;ticas sugieren que Piketty pudiese estar equivocado, tanto con respecto a las caracter&iacute;sticas normales de una econom&iacute;a capitalista, como sobre d&oacute;nde podemos estar dirigi&eacute;ndonos en lo que se refiere a la desigualdad.</p> <p> El campe&oacute;n moderno de la primera corriente de ataques cr&iacute;ticos es Matthew Rognlie, un estudiante graduado en el MIT; sin embargo, cabe mencionar que a pesar de que su argumentaci&oacute;n es actual, la misma tiene un pedigr&iacute; largo e impresionante. Entre otros fundamentos, esta l&iacute;nea de razonamiento se basa en los libros de John Maynard Keynes: Las consecuencias econ&oacute;micas de la paz, publicado el a&ntilde;o 1919, y su obra del a&ntilde;o 1936 La Teor&iacute;a general del empleo, el inter&eacute;s y el dinero.</p> <p> Rognlie concuerda con Piketty (tal como lo har&iacute;a Keynes) con respecto a que la operaci&oacute;n normal del capitalismo produce una clase social que acumula riqueza, misma que, como resultado, se consolida en una distribuci&oacute;n de pico superior puntiagudo. Sin embargo, &eacute;l no concuerda sobre lo que sucede a continuaci&oacute;n. Rognlie argumenta que la creciente concentraci&oacute;n del capital es, en cierta medida, auto-corregible, ya que produce una ca&iacute;da proporcionalmente mayor en la tasa de ganancias.</p> <p> Una distribuci&oacute;n desigual de la riqueza, seg&uacute;n este punto de vista, produce lo que Keynes denomin&oacute; como &ldquo;la eutanasia del rentista, y, en consecuencia, la eutanasia del poder opresivo acumulado de los capitalistas que les permite explotar el valor de escasez del capital&rdquo;. El resultado es una econom&iacute;a con una distribuci&oacute;n del ingreso relativamente igual y un sistema gubernamental en el que los ricos tienen relativamente una voz menos influyente. Mi respuesta a esta l&iacute;nea de razonamiento es un tajante &ldquo;tal vez&rdquo;.</p> <p> El abanderado de la segunda corriente de ataques cr&iacute;ticos no es nada m&aacute;s ni nada menos que el propio Piketty &ndash; no por algo que &eacute;l hubiese escrito, sino por c&oacute;mo se ha comportado desde que se convirti&oacute; en una celebridad y en un intelectual p&uacute;blicamente reconocido.<br /> El libro de Piketty estimula una respuesta pasiva. Retrata las fuerzas que favorecen la formaci&oacute;n de una plutocracia dominante como fuerzas que son tan fuertes que &uacute;nicamente pueden ser contrarrestadas por guerras mundiales y revoluciones globales &ndash; e incluso as&iacute;, la correcci&oacute;n es s&oacute;lo temporal.</p> <p> Pero Piketty no se est&aacute; comportando como un cronista pasivo del destino inevitable. &Eacute;l est&aacute; actuando como si creyese que es posible oponer resistencia a las fuerzas que &eacute;l describe en su libro. Si nos fijamos en lo que Piketty hace &ndash; en lugar de fijarnos en lo que escribe &ndash; parece evidente que Piketty cree que podemos construir nuestro propio destino de manera colectiva, a pesar de que las circunstancias no sean las que &eacute;l, o nosotros, elegir&iacute;amos.</p> <p> &nbsp;</p> <p> (*) Profesor de Econom&iacute;a en la Universidad de California e investigador asociado en el&nbsp; National Bureau of Economic Research</p> <p> &nbsp;</p> <p> <strong>FUENTE:</strong> <a href="http://www.project-syndicate.org/commentary/capital-inequality-piketty-criticism-by-j--bradford-delong-2015-12/spanish" target="_blank">Project Syndicate</a></p></div> <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/2613396ca922d878fd97d3919c32a445_S.jpg" alt="Thomas Piketty" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> <em>Thomas Piketty destaca los contrastes llamativos en Am&eacute;rica del Norte y Europa cuando se compara la Edad de Oro que precedi&oacute; a la Primera Guerra Mundial con las d&eacute;cadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Seg&uacute;n &eacute;l, se debe esperar nuestro retorno a los patrones econ&oacute;micos y pol&iacute;ticos de la Edad de Oro a medida que las econom&iacute;as de Am&eacute;rica del Norte y Europa regresan a lo que es normal para una sociedad capitalista.</em></p></div><div class="K2FeedFullText"><p> En su libro El capital en el siglo XXI, el economista franc&eacute;s Thomas Piketty destaca los contrastes llamativos en Am&eacute;rica del Norte y Europa cuando se compara la Edad de Oro que precedi&oacute; a la Primera Guerra Mundial con las d&eacute;cadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Durante el primer per&iacute;odo, el crecimiento econ&oacute;mico era lento, la riqueza predominante se heredaba, los ricos dominaban el &aacute;mbito pol&iacute;tico y la desigualdad econ&oacute;mica era extrema (como tambi&eacute;n lo eran las desigualdades raciales y de g&eacute;nero).</p> <p> Pero todo cambi&oacute; despu&eacute;s de la conmoci&oacute;n causada por la Segunda Guerra Mundial. El crecimiento del ingreso se aceler&oacute;, la riqueza, en su gran mayor&iacute;a, se ganaba (ya sea de forma justa o injusta), el &aacute;mbito pol&iacute;tico pas&oacute; a estar bajo el dominio de la clase media y la desigualdad econ&oacute;mica era modesta (a pesar de a&uacute;n quedaba un largo camino para alcanzar las igualdades raciales y de g&eacute;nero). El Occidente parec&iacute;a haber entrado en una nueva era. Sin embargo posteriormente, durante la d&eacute;cada de 1980, estas tendencias parec&iacute;an estar cambiando constantemente, regresando hacia a la que fue la norma antes de la Primera Guerra Mundial.</p> <p> La tesis central de Piketty es que no deber&iacute;amos sorprendernos por esto. Se debe esperar nuestro retorno a los patrones econ&oacute;micos y pol&iacute;ticos de la Edad de Oro a medida que las econom&iacute;as de Am&eacute;rica del Norte y Europa regresan a lo que es normal para una sociedad capitalista.</p> <p class="blubox-jck" style="text-align: center;"> Dos corrientes cr&iacute;ticas sugieren que Piketty pudiese estar equivocado, tanto con respecto a las caracter&iacute;sticas normales de una econom&iacute;a capitalista, como sobre d&oacute;nde podemos estar dirigi&eacute;ndonos en lo que se refiere a la desigualdad.</p> <p> En una econom&iacute;a capitalista, Piketty argumenta, es normal que una gran parte de la riqueza se herede. Es normal que su distribuci&oacute;n sea altamente desigual. Es normal que una elite plutocr&aacute;tica, una vez constituida, utilice su poder pol&iacute;tico para dar forma a la econom&iacute;a de una manera que permita que sus miembros capturaren una gran parte de los ingresos de una sociedad. Y, es normal que el crecimiento econ&oacute;mico sea lento; al fin de cuentas, el crecimiento r&aacute;pido necesita de la destrucci&oacute;n creativa; y, debido a que lo se tendr&iacute;a que destruir es la riqueza de los plut&oacute;cratas, es poco probable que se aliente tal destrucci&oacute;n.</p> <p> Desde la publicaci&oacute;n de su libro, el argumento de Piketty ha sido objeto de ataques feroces. La mayor&iacute;a de las cr&iacute;ticas son, en el mejor de los casos, mediocres; para m&iacute;, son m&aacute;s reflexiones sobre el poder econ&oacute;mico y pol&iacute;tico de una plutocracia naciente que esfuerzos intelectuales serios y comprometidos sobre el tema.</p> <p> Sin embargo, de manera independiente a esta cacofon&iacute;a, dos corrientes cr&iacute;ticas sugieren que Piketty pudiese estar equivocado, tanto con respecto a las caracter&iacute;sticas normales de una econom&iacute;a capitalista, como sobre d&oacute;nde podemos estar dirigi&eacute;ndonos en lo que se refiere a la desigualdad.</p> <p> El campe&oacute;n moderno de la primera corriente de ataques cr&iacute;ticos es Matthew Rognlie, un estudiante graduado en el MIT; sin embargo, cabe mencionar que a pesar de que su argumentaci&oacute;n es actual, la misma tiene un pedigr&iacute; largo e impresionante. Entre otros fundamentos, esta l&iacute;nea de razonamiento se basa en los libros de John Maynard Keynes: Las consecuencias econ&oacute;micas de la paz, publicado el a&ntilde;o 1919, y su obra del a&ntilde;o 1936 La Teor&iacute;a general del empleo, el inter&eacute;s y el dinero.</p> <p> Rognlie concuerda con Piketty (tal como lo har&iacute;a Keynes) con respecto a que la operaci&oacute;n normal del capitalismo produce una clase social que acumula riqueza, misma que, como resultado, se consolida en una distribuci&oacute;n de pico superior puntiagudo. Sin embargo, &eacute;l no concuerda sobre lo que sucede a continuaci&oacute;n. Rognlie argumenta que la creciente concentraci&oacute;n del capital es, en cierta medida, auto-corregible, ya que produce una ca&iacute;da proporcionalmente mayor en la tasa de ganancias.</p> <p> Una distribuci&oacute;n desigual de la riqueza, seg&uacute;n este punto de vista, produce lo que Keynes denomin&oacute; como &ldquo;la eutanasia del rentista, y, en consecuencia, la eutanasia del poder opresivo acumulado de los capitalistas que les permite explotar el valor de escasez del capital&rdquo;. El resultado es una econom&iacute;a con una distribuci&oacute;n del ingreso relativamente igual y un sistema gubernamental en el que los ricos tienen relativamente una voz menos influyente. Mi respuesta a esta l&iacute;nea de razonamiento es un tajante &ldquo;tal vez&rdquo;.</p> <p> El abanderado de la segunda corriente de ataques cr&iacute;ticos no es nada m&aacute;s ni nada menos que el propio Piketty &ndash; no por algo que &eacute;l hubiese escrito, sino por c&oacute;mo se ha comportado desde que se convirti&oacute; en una celebridad y en un intelectual p&uacute;blicamente reconocido.<br /> El libro de Piketty estimula una respuesta pasiva. Retrata las fuerzas que favorecen la formaci&oacute;n de una plutocracia dominante como fuerzas que son tan fuertes que &uacute;nicamente pueden ser contrarrestadas por guerras mundiales y revoluciones globales &ndash; e incluso as&iacute;, la correcci&oacute;n es s&oacute;lo temporal.</p> <p> Pero Piketty no se est&aacute; comportando como un cronista pasivo del destino inevitable. &Eacute;l est&aacute; actuando como si creyese que es posible oponer resistencia a las fuerzas que &eacute;l describe en su libro. Si nos fijamos en lo que Piketty hace &ndash; en lugar de fijarnos en lo que escribe &ndash; parece evidente que Piketty cree que podemos construir nuestro propio destino de manera colectiva, a pesar de que las circunstancias no sean las que &eacute;l, o nosotros, elegir&iacute;amos.</p> <p> &nbsp;</p> <p> (*) Profesor de Econom&iacute;a en la Universidad de California e investigador asociado en el&nbsp; National Bureau of Economic Research</p> <p> &nbsp;</p> <p> <strong>FUENTE:</strong> <a href="http://www.project-syndicate.org/commentary/capital-inequality-piketty-criticism-by-j--bradford-delong-2015-12/spanish" target="_blank">Project Syndicate</a></p></div>