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Fundamentar - Fundamentar https://fundamentar.com Fri, 03 May 2024 16:22:18 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Ambigüedades https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6816-ambigueedades https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6816-ambigueedades El Dios Jano

Todo lo que me importaba, desde tu llegada no importa ya.
Lo que parecía difícil ya no representa dificultad,
ah, rio con facilidad.

Pero me pongo a dudar,
me confundo y no distingo
si está bien o si está mal…

“Bien o Mal” - Julieta Venegas

La Real Academia Española establece dos acepciones para el término ambigüedad. En lo referente a la persona la define como aquella que “con sus palabras o comportamiento, vela o no define claramente sus actitudes u opiniones”.

Es invariablemente cierto que la política argenta de este tiempo convive con no pocas indefiniciones taxativas. Muchas veces, a los posicionamientos ideológicos consolidados se los mira con el desdén de supuestos republicanos que, a la vez que reivindican hacia afuera el consenso como eje excluyente, toleran, hacia adentro, insultos y maltratos varios de un presidente que, pese a la empatía que pueda generarnos en su condición de outsider, nada tiene de espíritu democrático en su accionar cotidiano. La penúltima semana de abril fue rica en posicionamientos que, al igual que como lo anticipa el epígrafe, cuando se afina la mirada, uno no puede descubrir si ciertos protagonistas creen que hacen el bien o hacen el mal. Recorrido por días de decir una cosa para luego terminar aceptando otra contrapuesta. Pasen y vean. Sean todos y todas bienvenidos.

En el país, la política pude ser pensada y analizada desde muchos ámbitos pero podríamos decir que sobresalen tres: la calle, esa que refiere a cómo se dirimen los conflictos en el ámbito público, algo idiosincrático que atrae a no pocos observadores extranjeros; el palacio, que versa sobres las roscas y contra roscas de los poderes de turno, refieran a la estatalidad o a los juegos de los sectores económicos más determinantes; o desde los resultados, esa que explica las condiciones de vida material de la población que se analiza.

Debe decirse que, más allá de los estilos y relatos que elijamos, ninguno de ellos debería ser exclusivo para arrimarnos al conocimiento de cierta verdad relativa. Sobre todo en días donde la calle y el palacio no parecieron actuar con la misma sincronía y donde personajes que el martes reclamaban por el accionar del Poder Ejecutivo, el miércoles se negaron, contando con las herramientas de las que disponen desde el Poder Legislativo, a imponer alguna forma de límite que rectifique cierto desmadre que el mileismo ha sabido aplicar.

Tres hechos políticos sintetizaron la semana: la cadena nacional que hizo el presidente de la Nación Javier Milei el día lunes, la convocatoria por la defensa de la universidad pública y la aprobación del dictamen de mayoría oficialista para una remozada ley Bases.

https://twitter.com/OPRArgentina/status/1782564411137290719

En el comienzo de semana, el discurso presidencial pareció ofrecer más de lo mismo, en un estilo que ya parece definitivamente consolidado. Una puesta en escena con formalidades de décadas pasadas y con la majestuosidad que imponen ciertas solemnidades, el jefe de los libertarios apareció flanqueado por los cuatro funcionarios (parados) más importantes del área económica. El discurso fue leído de manera rápida, con las complejidades propias de dar explicaciones de la macroeconomía que el gran público no suele prestarle atención, tratando de imponer una idea de fortaleza que el libertarismo desea como el agua. No se privó de plantear unas cuantas mentiras, articulando un discurso muy parecido a los que ya ha brindado en la asunción del mando y en la inauguración del período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. Los tres, casi calcados.

Esa presentación presidencial, que intentó mostrar como un logro histórico un supuesto superávit fiscal construido a base de licuación, motosierra y posponiendo pagos para adelante, tuvo nulo impacto en favor de los intereses del oficialismo. En rigor, debe decirse que fue pensada como una estrategia para quitarle centralidad a una movilización a favor de la universidad pública y en contra de los recortes gubernamentales, la cual se preveía masiva.

La marcha, que se tradujo en cientos de miles de argentinos participando del reclamo en las principales ciudades del país, tuvo una doble consecuencia: interpeló a un sector del electorado mileista, el cual pudo apreciar en primera persona el accionar libertario ofensivo y obligó al oficialismo a brindar distintos tipos de respuesta. Desde el presidente que afirmó que la movilización se producía por una causa noble pero por motivos oscuros (siempre presente la díada luz - oscuridad), pasando por todo el arco panlibertario (PRO y aliados) que se enfocó en la denuncia de “kioskos” universitarios que serían la base de una hipotética estructura corrupta y la frutilla del postre que representa la idea de un supuesto adoctrinamiento en las casas de altos estudios del país. Denuncian lo que no conocen. Fin.

En ese devenir movilizante debe afirmarse que, por lo menos en Rosario, la marcha no fue policlasista. Era notorio que no estuvieron presente los sectores más y menos favorecidos de la sociedad. El componente exclusivo fue de clase media, más allá de los ingresos de cada uno y de cómo lo afecte a cada quien las medidas económicas impuestas desde el 10 de diciembre pasado.

Una adenda como al pasar, fundamentado en algún diálogo de militante del territorio en Rosario. “Tenemos que hablar con nuestros vecinos, aunque sea de a uno. En los barrios la noticia pasó totalmente desapercibida porque en definitiva, los compañeros no están enterados de qué se está discutiendo”. Más allá de la certeza de la afirmación y de que ello pueda o no ser válidamente generalizable, en el semblanteo de dos vueltas a la plaza San Martín que este analista pudo realizar, no parece que esas afirmaciones resultaran inexactas.

https://twitter.com/somostelam/status/1783317017216393610

Sí puede decirse que la marcha fue intersectorial, lo que no deja de ser un valor en sí mismo. Estudiantes, egresados ya avanzados en años, trabajadores y trabajadoras referenciados en los sindicatos que los nuclean, artistas, referentes intelectuales y mucha “gente suelta” se dio cita para defender uno de los bastiones culturales que definen la vida comunitaria en la Argentina.

Afirmamos lo anterior, no para bajarle el precio a la movilización desde un supuesto prejuicio que no existe, sino para valorar en su verdadera dimensión lo que supone el 23 de abril y lo que vino sucediendo en las horas y días posteriores.

Recordemos que el evento tuvo como principales protagonistas de su realización al conjunto de rectores universitarios que abrevan en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que contó con el apoyo inicial del conjunto del estudiantado, de las centrales obreras y que interpeló en línea directa a la Unión Cívica Radical, partido que ha sabido construir una buena parte de sustentación política desde los claustros universitarios.

La presencia en la marcha era una cita de honor para el viejo radicalismo y para sus actuales dirigentes sub 50 que “brillan” en el firmamento de la política nacional. La convocatoria fue un éxito, y más allá de ciertos enojos porque el peronismo se sumó al convite en sus distintas vertientes organizativas, generó la (falsa) expectativa de que el gobierno nacional sufriría una nueva lección cuando el día miércoles se convocaba a una sesión especial para reimponer el FONID (Fondo de Incentivo Docente) y sancionar el reajuste previsional.

Pero la ambigüedad le ganó la pulseada a ciertas convicciones declamadas. ¿Las razones? La política argentina se sigue consolidando, nos guste o no, en la antítesis peronismo / anti peronismo. Incluso podríamos tentarnos en re versionarla en los términos de Estado versus libertarios, pero por ahora para eso falta, ya que la sustancia institucional del mileismo es definitivamente pobre.

Lo que habilita o no el logro de ciertos acuerdos, deviene de que si los mismos son conducidos y protagonizados o no por el peronismo. La actual dirigencia radical no tuvo empacho en explicar, más allá del genial detalle de un colectivero reclamando en la calle por el quorum a Rodrigo de Loredo, que no quería quedar pegada al accionar legislativo del bloque más importante de la Cámara de Diputados, prefiriendo seguir negociando con el Poder Ejecutivo todo lo que se pueda.

Pero la ambigüedad no quedó circunscripta a lo sucedido en la esquina de Entre Ríos y Rivadavia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dos casos alcanzan a los rosarinos en particular y a los santafesinos en general. Para el primero debe decirse que no dejó de llamar la atención, la buena onda que quedó expuesta entre el presidente y el intendente de la ciudad Pablo Javkin en la 7ma. Cena Anual de la Fundación Libertad. Difícil de aceptar si se pone bajo perspectiva lo que el papá de Conan suele afirmar de los radicales.

Para el segundo, más cercano a la distancia temporal, refiere al gobernador Maximiliano Pullaro, que en el acto de subasta del primer lote de soja en la Bolsa de Comercio, hecho al que se somete el conjunto de la dirigencia local en un acto de pleitesía que reflejan los tiempos que vivimos, reclamó al gobierno nacional por las obras de infraestructura en la región para el desarrollo productivo. Segunda adenda como al pasar: si el reclamo es tan potente, ¿por qué los funcionarios santafesinos del sector, en el encuentro con sus pares nacionales, emiten comunicados de tanta concordancia y empatía? Pregunta que no tendrá respuesta.

Sobre final de la semana hábil llegó una buena noticia para el PEN. El libertarismo obtuvo dictamen de mayoría en comisiones, a fuerza de acuerdos con aliados que el presidente suele despreciar, para el tratamiento de una recortadísima ley Bases en el día lunes. La situación política es tan precaria que mientras algunos por lo bajo piden (y desean) que Milei no se envalentone con el uso de redes durante el fin de semana, otros no están del todo seguros de que no se produzca el mismo episodio de semanas atrás, donde la ley fue aprobada de manera general, pero se fue cayendo a medida que se votaban los artículos en particular. Todo parece indicar, que pese a ciertas incertezas declarativas, el oficialismo cuenta con otro escenario a su favor, aunque nadie festeje a cuentas.

https://twitter.com/gerpmartinez/status/1783651819249340870

Las ambigüedades fundamentan la doble cara de Jano. Pero hablar de legisladores que traicionan con su accionar lo que hacen 24 horas antes, habiendo puesto el cuerpo a una fenomenal demanda popular, es errar el foco del análisis por simplista. Lo que tal vez debamos preguntarnos sobre el caso emblemático de los De Loredo de la vida, es descubrir a quién o quiénes representan estos personajes.

Córdoba, con una historia muy rica de vida universitaria, fue la segunda movilización por volumen de ciudadanos y ciudadanas asistentes, pero es la misma provincia donde se acompañó a Milei con un 75% de los votos. Nada se modifica de manera tan rápida y mucho menos en una provincia donde el vínculo institucional con lo que represente cualquier idea de lo nacional y popular se ha esmerilado desde hace décadas.

Una hipótesis de trabajo redunda en preguntarse, más allá de nuestras diatribas, si esa generación de dirigentes que hemos nombrado en el artículo de hoy no representan ambas vertientes: como emergentes y referentes de ciertas disputas por la defensa de la universidad pública ¿no representan a buena parte de ese sector social al que no le interesan las banderas nacionales y populares, a riesgo de que el libertarismo se los lleve puestos definitivamente por delante? Preguntas. Con la ambigüedad como bandera.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 28 Apr 2024 08:46:34 -0300
Los simuladores https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6814-los-simuladores https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6814-los-simuladores Los simuladores

No puedo mirar ya las noticias,
porque es obvio que mienten.
Falsedades acomodaticias y
falacias prudentes
Voy a escabullirme entre las redes,
acechando verdades
puede ser que sobre sus paredes
haya autenticidades.

“Mienten” - Miguel Cantilo

En la genial serie televisiva “Los Simuladores”, creada por Damián Szifrón, radicaba un sentido de justicia innato. Basado en un relato básico, los que padecían alguna injusticia y un grupo de hombres, desde un trabajo de equipo, con importantes recursos tecnológicos, de inteligencia y con una determinante impronta de simulación, lograban que el dolor y la angustia inicial se transformara en esperanza y en revinculación posterior con nuestros héroes, que, a diferencia de los importados del norte, lograban su objetivo final, ya no desde un individualismo todopoderoso, sino desde cierto colectivismo mucho más propio de la esencia argenta.

El programa, de alguna forma, mostraba que todo era posible si había organización, picardía y trabajo común. Tenía cierta estructura básica, podría decirse que infantil (esto no es un demérito) y donde los límites de quienes eran los buenos y los malos estaban claramente establecidos. Aunque huelgue decirlo, la política tiene mucho de simulación. La gran pregunta es cuánto de ciertos pases de magia se pueden sostener en el tiempo, dejando de ser una herramienta útil y que, en definitiva, no se vuelva en contra de sus protagonistas. Recorrido semanal de unas cuantas simulaciones libertarias que, como a los malos que enfrentaban nuestros héroes televisivos, rápidamente se le ven los pliegues. Pasen y vean. Sin ambigüedades y con nuestras pequeñas verdades a cuestas, sean todos bienvenidos.

La sobreactuación libertaria en el retorno presidencial a las apuradas de los Estados Unidos, en nombre del ataque iraní a Israel, con las temerarias advertencias de analistas de toda laya que nos anunciaban el comienzo de la Tercera Guerra Mundial, duró lo que pervive un atracón de domingo con alguna copa de más y esa porción de postre que uno sabe que no debería comer. Para el lunes, la reunión del comité de crisis era historia y para el martes un mal chiste, sobre todo cuando el propio gobierno bajó el nivel de seguridad y un par de comunicadores bien informados afirmaron que el motivo real de la vuelta anticipada del presidente, se debió a que en Dinamarca ninguna figura de importancia recibiría al presidente. El recientemente ascendido Manuel Adorni no lo desmintió, así que el dato queda flotando para que cada quien lo pondere como mejor le parezca.

Pero esa no fue la única simulación de la semana planteada desde el oficialismo gobernante ya que, casi cuatro meses después de haber sancionado el Decreto de Necesidad y Urgencia nº 70/23, el cual habilita a los sucesivos y exponenciales aumentos que las empresas de medicina prepaga aplicaron a la totalidad de sus clientes; el funcionariado vino a descubrir que probablemente el bueno de Claudio Belocopitt y sus colegas, se habrían cartelizado para cobrar lo que les venía en gana. La novedad libertaria radicaba en que el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) preparaba un recurso de amparo exigiendo que las prepagas apliquen los aumentos sin pasarse de los índices inflacionarios informados por el INDEC. Tanta bonomía a uno no deja de conmoverlo. Ay, libre mercado que me hiciste mal y sin embargo te quiero!

Pero la saga de simulaciones siguió. Ante el clima social surgido con la convocatoria para e l martes 23 a la marcha nacional en defensa de la universidad pública, que pinta como masiva y aglutinante, en la tarde noche del jueves, al mileismo gobernante no se le ocurrió mejor idea que salir a anunciar vía comunicado de prensa, que se había logrado un acuerdo con los rectores del conjunto de las universidades que se referencian en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), para garantizar un reajuste del presupuesto del 70%. Nada de eso sucedió en esos términos y a fuerza de desmentidas rectorales, a media mañana del viernes la noticia había dejado de ser tal, para demostrar que se trataba de una burda operación.

https://twitter.com/CINoficial/status/1781155100582359130

En ambas cuestiones, prepagas y universidad pública, el Poder Ejecutivo parece intentar dar respuesta a sectores que, probablemente, lo apoyaron de manera decidida en el balotaje de noviembre del año pasado. En un país donde, pese a todo, el sueño de la movilidad social ascendente a partir de la educación ha podido imponerse, teniendo un evidente impacto en la cultura social de sus habitantes, condicionar en su día a día a la salud y la educación no parece ser la mejor de las propuestas.

En modo slow motion, y al igual que sucedía la semana pasada con la CGT, el oficialismo llega tarde y mal, con propuestas que intentan desactivar la canalización del conflicto en el espacio público. En la verborragia presidencial, en la soberbia del vocero y en el silencio del conjunto de funcionarios de las distintas áreas donde aparecen las disputas, parece radicar una estrategia que, cuando los hechos se encuentran temporalmente cercanos, intentan ser desactivados. ¿Miedo a la calle? Puede ser. Pero este analista prefiere pensar en un intento por evitar el enojo de aquellos que, aún sin movilizarse, puedan interpretar que el oficialismo no hace nada por evitar ciertos deterioros que están cada vez más expuestos.

Si el libertarismo llegó como un espacio que vino a renovar la política, ciento treinta y dos días después las dudas cada vez quedan más expuestas. Si, para finales de 2023, el sistema político argentino podía visualizarse como un entramado atomizado, donde los distintos grupos trataban de sobrevivir políticamente más allá de la presencia efectiva de liderazgos que solidificaran cierta idea institucional del mundo; las disputas libertarias de las dos últimas semanas no parecen ajenas a esa lógica.

Con el bloque de diputados explotado para la segunda semana de abril, con la internación de una famosa legisladora debido a las amenazas recibidas por los propios como producto de las disputas internas, con renuncias de funcionarios de segundas líneas por goteo y con diferencias profundas en ciertas preferencias entre los hermanos Milei respecto de algunos nombres propios, el momento político del mileismo, más allá de la centralidad presidencial, no parece el ideal.

Va de suyo el reconocimiento en la efectividad del discurso contra la casta. Sabido es que Javier Milei supo canalizar cierto enojo social bajo la simpleza del concepto. Se esmeró en denunciar a dirigencias enfrascadas en sus internismos, la presencia de familiares y amigos en el cenáculo del poder y un supuesto despilfarro de los ingresos públicos. Todo ello fue parte del paquete expresado por el Milei candidato. Pero, si revisamos la semana, el libertarismo parece haberse incorporado de manera plena a todo aquello que denunciaba: Adorni fue ascendido al rango de secretario de Estado pero con ingresos de ministro y sus hermanos pasaron a formar parte de áreas ministeriales de relevancia; a Eduardo Serenellini se le devolvió la jerarquía que ostentaba pero sin manejo de presupuesto; Karina Milei cuenta ahora con un manejo discrecional de fondos para determinadas áreas; pudimos conocer el gasto exagerado en el pago del vuelo privado que justificó la entrevista con Elon Musk (U$s150.000) y, por fin, el presidente ahora descubre la conveniencia del uso de la flota oficial para su traslado.

https://twitter.com/madorni/status/1781866604726251613

A todo lo anterior debe agregarse la acusación de ratas a senadores de la oposición por haberse aumentado los ingresos, para terminar obviando que los propios legisladores de La Libertad Avanza, también avalaron la suba de ingresos. Si aquella discusión fuera válida (para este analista representa un tema menor frente a las complejidades de la cotidianidad argentina), podría decirse que el libertarismo se acostumbró muy rápido a ciertas mañas del sistema político.

Pero a todo lo comentado, en el marco de una situación económica y social cada vez más deteriorada, donde los aumentos de tarifas comienzan a transformarse en una verdadera piedra en el zapato, la gestión peca de improvisación. Por ejemplo, se anunció un masivo cierre de medios públicos que no sucedió ya que sólo la Agencia Télam quedó alcanzada por la medida, aunque sus trabajadores siguen cobrando su sueldo al igual que los empleados del INADI, el cual no puede cerrarse porque para ello se necesita una ley y también, se anunció la venta de terrenos donde funciona la TV Pública, cuestión que efectivamente quedó desactivada.

El oficialismo es una suma de anuncios que en pocas horas quedan desestimados y que muchos ciudadanos y ciudadanas dan por confirmados, mientras el ministro de Economía peregrina por las calles de Washington preguntándose como en el tango “¿dónde hay un mango viejo Gómez?”, ya que en el Fondo Monetario Internacional están muy de acuerdo con la marcha del plan, pero no tanto como para entregar los U$s15.000 millones que Luis Caputo le prometió al presidente que podría conseguir para animarse a salir del cepo primero y apostar por la dolarización después.

Además, debe decirse que por ahora los camiones no invaden las rutas de la región entregando la cosecha gruesa, porque no son pocos (productores y cerealeras) que esperan, a contramano de varios de los empresarios que el viernes aplaudieron a Milei en el Llao Llao (hipotéticos héroes por haber fugado dinero), por una nueva devaluación que les permita hacer una buena diferencia.

En lo concreto, el oficialismo sólo parece ir por una sola variable tangible para los argentinos: la baja de la inflación. En esta mañana de sábado, mientras se anuncia que habrá cadena nacional para informar sobre el superávit de marzo, la expectativa de cortísimo plazo parece residir en que los precios profundicen una tendencia a la baja, cuestión que será definitivamente celebratoria para el equipo gubernamental. Que en el medio no se le haya pagado a nadie, que se haya ahorrado con fondos que pertenecían a las provincias, a docentes, a enfermos cancerígenos o a jubilados a los cuales no se le cumplió con la ley previsional anterior y que el nivel de subsidariedad de las tarifas haya sido borrado de un cuajo, no resulta un tema de interés para las fuerzas del cielo. Algo parecido a aquella afirmación de Tácito: “Los romanos construyen un desierto y lo llaman paz”.

La simulación en política, como en la vida misma, puede ser un arte, pero sólo puede servir a cumplir objetivos que nunca deben superar el corto plazo. Si, como dice Miguel Cantilo, podremos acechar verdades sobre las paredes del libertarismo, porque en ellas aparecen verdades, esas que el movimiento nacional y popular no supo descifrar, bueno sería descubrir quiénes son los buenos y los malos en el juego de los simuladores. Por lo menos para intuir de qué va la cosa. Aunque una justa construcción política, ya se sabe, reclame otros ejercicios.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 21 Apr 2024 11:03:59 -0300
Los Delirios Estadounidenses de Australia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/3903-los-delirios-estadounidenses-de-australia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/3903-los-delirios-estadounidenses-de-australia El Primer Ministro australiano, Tony Abbott

Para bien o para mal, los debates de política económica en Estados Unidos, independientemente de su relevancia, a menudo hicieron eco en otros lugares. El recientemente electo gobierno del primer ministro de Australia Tony Abbott ofrece un buen ejemplo de ello.

Al igual que en muchos otros países, los gobiernos conservadores abogan por recortes en el gasto público, con el argumento de que los déficit fiscales ponen en peligro el futuro de dichos países. En el caso de Australia, sin embargo, tales afirmaciones suenan particularmente huecas – aunque eso no ha impedido que el gobierno de Abbott las ponga en circulación.

Incluso si se acepta la aseveración de los economistas de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff sobre que los niveles muy altos de deuda pública significan un menor crecimiento – un punto de vista que realmente nunca fue comprobado y que posteriormente ha sido desacreditado – Australia está muy lejos de ese umbral. Su índice deuda/PIB es sólo una porción del índice de EE.UU., y uno de los más bajos entre los países de la OCDE.

Las ideas sobre la educación superior de Abbott también sugieren que él claramente no entiende por qué las mejores universidades de Estados Unidos tienen éxito. No es la competencia de precios o el afán de lucro lo que ha hecho que Harvard, Yale, Stanford sean excelentes.

Lo que importa más para el crecimiento a largo plazo son las inversiones en el futuro – incluyendo inversiones públicas de crucial importancia en educación, tecnología e infraestructura. Estas inversiones garantizan que todos los ciudadanos, sin importar cuán pobres sean sus padres, puedan desarrollar su potencial a plenitud.

Hay algo profundamente irónico acerca de la reverencia que tiene Abbott al modelo de Estados Unidos cuando defiende muchas de las “reformas” propuestas por su gobierno. Después de todo, el modelo económico de Estados Unidos no ha estado funcionando para la mayoría de los estadounidenses. El ingreso medio en EE.UU. es más bajo del de hace un cuarto de siglo atrás – y esto no sobrevino por de un estancamiento en la productividad, sino debido a un estancamiento de los salarios.

El modelo australiano se ha desempeñado muchísimo mejor. De hecho, Australia es una de las pocas economías basadas en materias primas que no ha sufrido la maldición de los recursos naturales. La prosperidad se ha compartido en una forma relativamente amplia. El ingreso medio de los hogares ha crecido a una tasa promedio anual superior al 3% en las últimas décadas – casi el doble del promedio de la OCDE.

Sin duda, dada su abundancia de recursos naturales, Australia debería tener de lejos una mayor igualdad de la que tiene. Al fin y al cabo, los recursos naturales de un país deben pertenecer a todos sus habitantes, y las “rentas” que ellos generan deben proporcionar una fuente de ingresos que podría ser utiliza para reducir la desigualdad. Y, la imposición de altas tastas de tributación a las rentas de los recursos naturales no causa las consecuencias negativas que se derivan de imponer tasas a los ahorros o al trabajo (las reservas de mineral de hierro y gas natural no se pueden mudar a otro país para evitar los impuestos). No obstante, el coeficiente Gini de Australia, una medida estándar de la desigualdad, es un tercio superior al de Noruega, un país rico en recursos naturales que ha hecho un trabajo particularmente bueno en cuanto a administrar su riqueza para el beneficio de todos los ciudadanos.

Uno se pregunta si Abbott y su gobierno entienden realmente lo que ha sucedido en EE.UU. ¿Se da cuenta de que desde que comenzó la era de la desregulación y la liberalización a finales de la década de 1970, el crecimiento del PIB se ha desacelerado marcadamente, y que el crecimiento que sí se produjo ha beneficiado principalmente a los de arriba? ¿Sabe que antes de estas “reformas”, EE.UU. no había tenido una sola crisis financiera – evento que en la actualidad ocurre de manera habitual en todo el mundo – durante un período de medio siglo de duración, y que la desregulación condujo a que se tenga un sector financiero inflado que atrajo a muchos jóvenes talentosos que de lo contrario podrían haber dedicado sus carreras a actividades más productivas? Las innovaciones financieras creadas por dichos jóvenes talentos hicieron que ellos llegaran a ser extremadamente ricos, pero también llevaron a EE.UU. y a la economía mundial al borde de la ruina.

Los servicios públicos de Australia causan envidia en todo el mundo. Su sistema de salud ofrece mejores resultados que el de EE.UU., a una fracción del costo. Cuenta con un programa de préstamos educativos que dependen del ingreso, dicho programa permite a los prestatarios esparcir sus reembolsos a lo largo de muchos años si es necesario; y durante ese período, si sus ingresos llegasen a ser particularmente bajos (quizás debido a que eligieron puestos de trabajo de importancia, pero con remuneraciones bajas, por ejemplo en los ámbitos de la educación o la religión), el gobierno les perdona parte de la deuda.

Hay algo profundamente irónico acerca de la reverencia que tiene Abbott al modelo de Estados Unidos cuando defiende muchas de las “reformas” propuestas por su gobierno. Después de todo, el modelo económico de Estados Unidos no ha estado funcionando para la mayoría de los estadounidenses.

El contraste con EE.UU. es sorprendente. En EE.UU., la deuda estudiantil, que en la actualidad excede los $1,2 millón de millones (más que toda la deuda de tarjetas de crédito), se está convirtiendo en una carga para los graduados y para la economía. El fracasado modelo financiero Estados Unidos para la educación superior es una de las razones por las que, entre los países avanzados, Estados Unidos ahora tiene la menor igualdad de oportunidades, haciendo que las perspectivas de vida de un joven estadounidense dependan más de los ingresos y de la educación de sus padres en comparación con lo que ocurre en otros países avanzados.

Las ideas sobre la educación superior de Abbott también sugieren que él claramente no entiende por qué las mejores universidades de Estados Unidos tienen éxito. No es la competencia de precios o el afán de lucro lo que ha hecho que Harvard, Yale, Stanford sean excelentes. Ninguna de las universidades excelentes de Estados Unidos son instituciones con fines de lucro. Todos ellas son instituciones sin fines de lucro, ya sea públicas o instituciones financiadas con el apoyo de grandes donaciones, que en gran medida son realizadas por los exalumnos y las fundaciones.

Hay competencia, pero de un tipo diferente. Se esfuerzan por la inclusión y la diversidad. Compiten por becas de investigación del gobierno. Las universidades estadounidenses escasamente reguladas y con fines de lucro sobresalen en dos dimensiones: su capacidad de explotar a los jóvenes que provienen de familias pobres, ya que les cobran matrículas altas sin brindarles nada de valor, y su capacidad de cabildear para obtener dinero del gobierno que no esté regulado y continuar con sus prácticas de explotación.

Australia debe estar orgullosa de sus logros, el resto del mundo puede aprender mucho de los mismos. Sería bochornoso que una mala interpretación de lo que ha sucedido en EE.UU., junto con una fuerte dosis de ideología, hicieran que sus líderes vayan a reparar algo que no está roto.

 

(*) Premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de la Universidad de Columbia, fue presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente Bill Clinton y se desempeñó como vicepresidente senior y economista jefe del Banco Mundial.

 

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (JOSEPH E. STIGLITZ (*)) Opinión Tue, 15 Jul 2014 17:42:22 -0300