Lunes, 09 Marzo 2015 17:51

El Pacto Nuclear Irán -EEUU: Defensores y Detractores

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El pacto que preparan las potencias mundiales, conocidas como el Grupo 5+1, e Irán lleva casi un año de negociación. Este arduo proceso se inició en Marzo de 2014 con una serie de negociaciones secretas entre Washington y Teherán.

El acuerdo nuclear tiene como objetivo garantizar el carácter pacífico y civil del programa nuclear iraní, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que se le han impuesto a Teherán, desde que comenzó a desarrollar su programa nuclear.

Según lo negociado hasta el momento, las potencias nucleares pretenden congelar la parte militar del programa nuclear por diez años. Durante este período Irán solo podrá desarrollar combustible nuclear de una pureza muy inferior a la necesaria para fabricar bombas atómicas. Para ello, los persas se comprometerán a paralizar el funcionamiento total o parcialmente de sus instalaciones nucleares, no construir nuevas plantas, bajar del 20% a menos del 5% el nivel del enriquecer el uranio, reducir hasta el 5% las reservas de uranio enriquecido, autorizar amplias inspecciones a todas sus plantas nucleares e incluso presentar la lista de los sueldos de los operarios.

Si esta negociación tiene éxito, Irán no recibirá nuevas sanciones sobre las exportaciones petroquímicas; se levantará el embargo sobre el oro, los metales preciosos y el sector automotriz; podrá comprar medicamentos, alimentos y reparar los aviones, etc. Eso sí, no se levantarán las sanciones ni sobre el petróleo iraní, ni sobre su sector financiero, dificultando sus transacciones monetarias con gran parte del mundo.

Estas virtudes que presenta el pacto nuclear le permitirán a Irán salir del aislamiento en el que ha vivido durante las últimas décadas producto de las guerras y las sanciones. Esta apertura económica vendrá seguida de una apertura política y del regreso a la diplomacia internacional, donde desarrollará un rol trascendental.

De concretarse el acuerdo -el cual deberá estar cerrado para el 31 del corriente mes y tener negociados los detalles técnicos antes del 1 de julio- el gobierno del presidente Hasan Rohaní habrá cumplido la promesa con la que ganó las elecciones y quedará fortalecido frente a los sectores más conservadores representados en el Parlamento y en el Poder Judicial. Por otro lado, será el presidente Barack Obama quien también saldrá favorecido con el éxito de este acuerdo, siendo éste el último logro de su gestión.

La firma del acuerdo entre Washington y Teherán determinará el futuro de Oriente Próximo, ya que EEUU necesita de la colaboración de Irán para cerrar el conflicto en Afganistán, evitar la disolución de Irak y Siria y continuar la lucha contra el avance del ISIS. Pero para que esto funcione Teherán deberá replegar parte de su estructura nuclear.

La negativa del gobierno Israelí al acuerdo no se centra en el temor a la “amenaza existencial” que representa el régimen de los Ayatolá, sino que el mismo está focalizado en una posible detente que se gestaría entre este y su histórico aliado norteamericano.


LA OPOSICIÓN AL ACUERDO 

A pesar que las partes del acuerdo estén haciendo todo lo posible por concretarlo, las voces de los opositores comenzaron a ser tenaces.

La negativa del gobierno Israelí al acuerdo no se centra en el temor a la “amenaza existencial” que representa el régimen de los Ayatolá, sino que el mismo está focalizado en una posible detente que se gestaría entre este y su histórico aliado norteamericano.

Para materializar el malestar que le genera la firma del acuerdo, el presidente Benjamin Netanyahu se presentó el pasado martes ante el Congreso de los EEUU, invitado por el Presidente de la Cámara de Representantes, John Bohener, sin contar con el aval del presidente Obama.

El discurso que dio Netanyahu en el Capitolio se caracterizó por su vehemencia, ya que manifestó que un NO acuerdo con Irán es el mejor acuerdo, lo cual generó la ovación por parte de los republicanos. Por el contrario, en Israel los sectores opositores al presidente criticaron fuertemente su mensaje y le acusaron de haber comprometido sus lazos con su principal aliado histórico por buscar rédito electoral de cara a los comicios generales del 17 de marzo. 

Otro sector que se opone férreamente al acuerdo con Irán, en el marco del Senado estadounidense, son los Republicanos. El Partido mayoritario es el que está impulsando el debate de una ley que obligaría a monitorear de forma estricta cualquier pacto con la Republica Islámica, lo cual implicaría la pérdida de la autonomía por parte del Ejecutivo a la hora de controlar el cumplimiento o no de lo acordado con Irán. Asimismo, el Legislativo norteamericano tiene pensado imponerle más sanciones económicas.

Como se mencionaba con anterioridad, el pacto nuclear también tiene su grupo de detractores en Irán, conformado por los sectores conservadores dentro del Parlamento y en los principales estamentos del poder Judicial, siendo estos dos poderes los representantes del pensamiento del régimen ultra de Mahmud Ahmadinejad.

Si bien el acuerdo presenta detractores muy poderosos, el avance en las negociaciones continúa. Las partes interesadas en firmar el acuerdo siguen una misma línea de negociación centrada en las voluntades políticas y no en las negociaciones técnicas, lo que facilita llegar a un próximo entendimiento.  

 

(*) Licenciada en Relaciones Internacionales de la Fundación para la Integración Federal

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