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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Fri, 29 Mar 2024 08:33:48 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Si no es todo... https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6776-si-no-es-todo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6776-si-no-es-todo Si no es todo...

El tesoro que no ves,
la inocencia que no ves.
El placer es tan oscuro como el culo,
de un topo negro y si no hay amor,
que no haya nada entonces, alma mía,
no vas a regatear…
“El tesoro de los inocentes” - Carlos Solari

Partidos. Con semblantes de falsas sonrisas. Divididos al extremo en la hora en que las contradicciones se agudizan, los dirigentes de Juntos por el Cambio parecen decididos a demostrar que todo se reduce a un aquí y ahora definitivo. Cualquier definición que rompa con la lógica de la tensa calma que se avecina para los próximos días, desata una serie de idas y vueltas que reflejan las incomodidades del momento. En el mundillo cambiemista, en esta primera semana de agosto, la centralidad se la llevó la decisión de María Eugenia Vidal de anunciar su apoyo a Horacio Rodríguez Larreta en la competencia por la pre candidatura a la presidencia de la Nación. A partir de allí se conocieron una serie de declaraciones, con Mauricio Macri incluido, que nos hace pensar en que la definición bullrichista de que “si no es todo, es nada” no aplica sólo al marco de la campaña electoral sobre aquello que se nos está prometiendo a los argentinos a partir del 10 de diciembre, sino que refiere (también) a una forma de resolver el disenso interno en las huestes amarillas. Recorrido por un ejemplo más de una interna feroz y algunos motivos estructurales que la explican. Pasen y vean. Están todos y todas invitados.

Promediando la semana, la ex gobernadora de Buenos Aires hizo conocer, vía redes, el anuncio de su apoyo a Rodríguez Larreta. Alineada con los tiempos comunicacionales que corren, el anuncio se notificó a través de Twitter (¿o hay que decir X?), con texto explicativo, acompañada de una imagen en un acto al mejor estilo PRO. A partir de allí, las críticas arreciaron desde el otro lado. Desde el jefe de campaña de la otra lista, pasando por Mauricio Macri hasta llegar a la propia Patricia Bullrich, quien chicaneó, ante una requisitoria periodística, que este apoyo (junto al de Facundo Manes) sólo representaban dos votos.

https://twitter.com/mariuvidal/status/1686708452146450432

Es legítima la duda que supone desentrañar qué representa hoy la figura de Vidal. Además de su pésima gestión en la provincia de Buenos Aires, sus vaivenes territoriales y sus frustrados intentos de convertirse en una protagonista de peso a nivel nacional, actualmente la ubican en un segundo plano del entramado cambiemista. Con su definición de las últimas horas, parece haber roto algunos acuerdos no escritos y tampoco explicitados públicamente sobre una neutralidad a la que muy pocos dirigentes le han podido escapar. Para los que miramos esa interna con algo de lejanía, ciertas reacciones parecieron desmedidas, aunque deben insertarse en el marco de una disputa que puede sintetizarse en tres ejes.

El primero refiere a una ausencia de liderazgo que sintetice al espacio en su conjunto y que en su momento (qué duda cabe) fue protagonizado por Mauricio Macri, quien carga con el antecedente innegable de una mala gestión de gobierno pero también con el perfil de un liderazgo que en los últimos años lo podríamos definir como “evasivo”.

Para la primera de las afirmaciones cabe decir que es un elemento de peso pero no definitorio si tenemos en cuenta que en 2019, obtuvo el 41% de los votos en la elección general de octubre. Un piso verdaderamente alto teniendo en cuenta los resultados de su gobierno.

Esa razón se complementa con una segunda, que tiene que ver con las formas en que decidió procesar políticamente el día después de haber dejado el gobierno hace ya cuatro años. Desde el deseo, siempre pretendió (de alguna manera hasta el día de hoy lo intenta) erigirse como un primus inter pares que le permitiera seguir siendo un parte aguas insoslayable. Por un lado porque imaginaba un “Segundo tiempo” y por otro porque, cuando vio que no tenía resto para insistir con el premio mayor, pretendía ser un articulador con gran poder de incidencia sobre el conjunto del espacio; bloqueando o potenciando a quien correspondiera.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1686857424685195265

Pero para ser jefe hay que estar y un espacio político de la magnitud de Juntos por el Cambio no se conduce a la distancia. La ambición del hijo de Franco, refería a convertirse en un líder regional para la derecha de este rincón del mundo. En función de ello, eligió las luminarias de un primer mundo que le ofreció la presidencia de la Fundación FIFA y una cercanía estrechísima con la Fundación para la Libertad quien tiene como caras visibles al escritor Mario Vargas Llosa y a nuestro más cercano, Gerardo Bongiovani. Pero, como canta Ciro, “desde lejos no se ve”, y están muy bien las fotos con los campeones del mundo de Qatar 2022 y las disertaciones en el mundo desarrollado reivindicando las ideas del neoliberalismo económico, pero la política nacional exige otra cosa.

Es tal el nivel de deterioro de la figura de Macri, que a una semana de las elecciones PASO a nivel nacional, coincidentes con las que se realizarán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, su máxima aspiración pública refiere a acompañar a su primo en una recorrida de campaña que no viene tan sencilla como se especulaba en la previa; y en dudar si, finalmente, hará público su apoyo a Bullrich ante la no certeza de un triunfo de la ex ministra de Seguridad de la Nación. ¿Tanto recorrer para llegar a ningún lado? En poco más de siete días lo sabremos.

El segundo eje se refiere a la actual coyuntura transicional que alcanza a Juntos por el Cambio en general y al PRO en particular. Una duda importante es quién manda hoy en el espacio, pero una pregunta mucho más trascendente redunda en descubrir quién mandará mañana.

La coalición se enfrenta a una serie de procesos electorales que permiten afirmar que estamos ante una multiplicidad de jugadas riesgosas, donde el slogan “si no es todo, es nada”, pueda referirse también a la propia interna de una fuerza política que se ha pretendido proyectar con una centralidad eterna sobre algunos territorios.

En este sentido, para el PRO, la elección en la ciudad de Buenos Aires no está exenta de ciertos riesgos ya que, de las variadas encuestas que han aparecido por estos días, nadie puede afirmar que la interna con Martín Lousteau sea un simple trámite. Algunos encuestadores señalan diferencias de alrededor de diez puntos, mientras que otros insisten en un escenario de empate técnico.

Lejos está la posibilidad real de un triunfo en la provincia de Buenos Aires. No hubo un resultado a favor en las elecciones cordobesas, bastión históricamente macrista y donde hasta hace unos pocos meses se saboreaba una victoria que sería el prolegómeno a lo que debía suceder en el plano nacional. Y en Santa Fe, por su parte, Maximiliano Pullaro, radical de origen y recorrido, quien obtuvo un contundente triunfo hace escasas tres semanas, podría decidir resguardarse de las peleas grandes de agosto y octubre, prescindiendo de ciertos liderazgos que no necesita para revalidar votos.

La necesidad de mantener a la ciudad – estado como un bastión propio se hace cada vez más ostensible. Si bien Chubut trajo una buena noticia para nuestros republicanos de ficción, sumados a los sorpresivos triunfos en San Luis y San Juan, resulta definitivamente cierto que a ninguno de los gobernadores electos de estas provincias le da la talla, por lo menos por ahora, para proyectarse en el plano nacional.

El tercer factor que explica la virulencia de la interna amarilla refiere a que desde 2021 para aquí, en el espacio se interpretó que quien prevaleciera en la interna se quedaría con el sillón del endeudador Rivadavia. El que ganaba la interna, ganaba la presidencial. El espíritu que ha prevalecido tenía que ver con que más allá de las peleas, obtenido el triunfo en octubre, y si es en primera vuelta mejor, ya habría tiempo para ordenarse.

En este último sentido la irrupción de Javier Milei no ha dejado de plantear, al decir de los abogados penalistas, una duda razonable. Si el supuesto libertario, alcanzase entre el 15 y 20 por ciento de los votos, y se supusiera, que buena parte de esos números, tributan en ideas más cercanas al neoliberalismo que encarna PRO, antes que a las que propala el oficialismo, esa emergencia no deja de ser un inconveniente. Sobre todo si, a esta aparición, se le suma un justicialismo que parece haber ganado en competitividad con la candidatura de Sergio Massa y, por qué no, con la interna que ha propuesto Juan Grabois.

La foto del domingo a la noche podría mostrar que el actual ministro de Economía sea el candidato más votado con varios puntos de ventaja sobre quien resulte segundo, y si bien adherimos a la teoría de que una PASO nunca es igual a una general, también insistimos desde hace unos cuantos años en esta columna, que las matemáticas y las alquimias electorales casi nunca se llevan del todo bien.  

“Si no hay amor que no haya nada entonces” entona Carlos “Indio” Solari, y uno se moviliza con la belleza de la melodía de “El tesoro de los inocentes” y con lo visceral de una decisión pasional: el amor como un todo que le da sentido a una forma de vivir. Y en un sentido inversamente proporcional, esa totalidad que nos promete, si se produjeran algunos resultados, sufrimientos y angustias varias a partir del 10 de diciembre, hoy se enfrenta al paradójico dilema de, tal vez, perderlo todo. Amén.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 06 Aug 2023 11:04:12 -0300
Inestable https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6733-inestable https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6733-inestable "Equilibrio de piedras"

Hoy un juramento,
mañana una traición,
amores de estudiantes,
flores de un día son…
Amores de Estudiantes

(Carlos Gardel)

Inestable con pronóstico reservado. Así podría definirse el estado de las cosas en la política argentina de comienzos de octubre de 2022. A poco menos de un año de una elección presidencial que podría traer como novedad secundaria, la jubilación de varios dirigentes, la semana que acaba de concluir fue pródiga en reflejar los límites con los que conviven los dos frentes políticos más importantes de la Argentina. Nada parece ser seguro. Y nada indica que la tranquilidad del momento no se convierta en un tembladeral a las pocas horas. Flores de un día nos entonaría ese mito llamado Carlos Gardel. Repasemos.

La semana en Juntos por el Cambio comenzó con la posibilidad concreta de encontrar un enemigo interno sobre el que hacer recaer variados cuestionamientos. Por distintas razones, las declaraciones del diputado Facundo Manes, ante la requisitoria del empresario y operador periodístico Luis Majul, al afirmar que el PRO practicaba el populismo institucional, desató una ola de cuestionamientos que parecieron desproporcionados.

Y lo calificamos de esa manera porque, si hace unas pocas semanas atrás reinó el silencio de radio cuando la ex diputada Elisa Carrió calificó al diputado Cristian Ritondo de narcotraficante, no se entiende del todo porqué una descripción política dicha como al pasar, que no mereció siquiera la repregunta del entrevistador, haya desatado la hilada de calificaciones que recayó sobre el neurocirujano, quien quedó expuesto en una soledad inicial que sólo se apaciguó con un comunicado de la UCR de la provincia de Buenos Aires, espacio donde Manes funge de jefe político.

Las razones de las diatribas son múltiples. Para la conducción del partido a nivel nacional, que lleva adelante el carcelero de Milagro Sala, Gerardo Morales, hombre con inocultables manejos plenipotenciarios de su provincia; la crítica al médico devenido en dirigente obedece a la necesidad de “limar” a un posible adversario en la interna radical para presidente. Dicen los que dicen que saben, que Manes quiere ir por el premio mayor y no por el consuelo que representaría la gobernación de Buenos Aires.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1577119281673740290

Para el PRO, la seguidilla declarativa de sus principales dirigentes radica en un doble motivo. El primero, puede definirse como coincidente con el de Morales. El segundo, trata de dar una señal al propio radicalismo respecto de quien ocupa el centro de la escena en la coalición opositora. Con todo, debe señalarse (otra vez) que Mauricio Macri sigue ejerciendo la jefatura de las fuerzas amarillas. Más allá de que en la semana se produjo algún atisbo larretiano de que está dispuesto a ir en la interna contra el mismísimo ex presidente, lo cierto es que la defensa (exagerada) de sus copartidarios define quién es la figura que sobresale del resto.

Todo ello no impide que el hijo de Franco no siga mostrando su verdadera personalidad. En España, en un encuentro de la Fundación Internacional para la Libertad, (hermana mayor de nuestra conocida Fundación Libertad), y flanqueado por el inefable Mario Vargas Llosa y el rosarino Gerardo Bongiovani, no tuvo ningún prurito de calificar a la sociedad argentina como fracasada. Habló de setenta años de esa condición y uno no termina de discernir del todo cómo analiza al gobierno que supo conducir, presentando el récord regional de ser el primer presidente que estando a cargo del gobierno, pierde la elección en primera vuelta. Cosa de los egos.

Si en el oficialismo alguien supuso que resultaría una semana propicia para usufructuar políticamente las comidillas opositoras, rápidamente la realidad le devolvió un espejo donde mirarse. Más allá del buen recorrido que lleva el tratamiento del presupuesto en la Cámara de Diputados y de los indicadores que señalan un nuevo crecimiento de la economía para el mes de agosto; dos hechos pusieron límite a cierta perspectiva positiva. Ambos, condicionados por la violencia.

El primero, por lo sucedido en el sur, en Villa Mascardi, cerca de San Carlos de Bariloche, más precisamente con la represión cometida contra la comunidad Mapuche. Y el segundo, más cercano, con los hechos de La Plata, donde la represión policial desatada durante un partido de fútbol derivó en el fallecimiento de un hincha, hecho que tuvo inmediato rebote en el sistema político argentino.

Para el caso Mapuche cualquier análisis que pueda realizarse a la distancia presenta una triple dificultad en el abordaje: por la distancia física de los hechos, lo cual redunda en unos pocos medios que suelen dar cobertura (sesgada) a lo que allí acontece; por el condicionamiento ideológico de muchos protagonistas y por la existencia de distintos grupos territoriales que durante su gestión el macrismo se encargó de estigmatizar a los fines de justificar la represión que terminó en dos lamentables muertes: Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

Para complejizar el cuadro, se cuenta con una gobernación (la de Río Negro) que recurrentemente aboga por la ayuda del Estado nacional, que no se destaca por propiciar un diálogo sostenido con la comunidad y con una Justicia Federal que termina dictando medidas que violan los principios más elementales de los derechos y la empatía humana. Trasladar a un pequeño grupo de mujeres detenidas (4), a una cárcel federal en la provincia de Buenos Aires, sin más argumentación que la protección de su vida, se parece antes que nada a una provocación de quien más poder tiene, antes que a una decisión humanitaria. La decisión sabatina de parte de la misma jueza Silvina Domínguez de ordenar un nuevo traslado a Bariloche, luego de los distintos reclamos nacionales e internacionales, en nada modifica la violación original sobre los derechos de las detenidas.

La forma en que se llevaron adelante los operativos y la decisión del gobierno nacional de aceptar ciertas órdenes judiciales sin más recaudo que la no utilización de balas, generaron un evidente malestar político al interior del Frente de Todos. La más importante derivó en la renuncia de la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación Elizabeth Gómez Alcorta, quien cuestionó en su carta de renuncia las acciones emprendidas desde la gestión de Aníbal Fernández. Si la ahora ex ministra, que encabezaba una gestión seriamente cuestionada por algunos espacios del feminismo, desgastada, aprovechó la oportunidad que le presentaban los hechos sureños para presentar la renuncia, es algo que sólo su conciencia lo sabe. Lo real y concreto es que terminó derivando en un nuevo problema político para el presidente Alberto Fernández.

Para el peronismo los problemas no terminaron allí. Los hechos acontecidos en la zona del estadio de Gimnasia y Esgrima de la Plata, con la represión policial y el posterior fallecimiento de un hincha producto de un paro cardíaco, dolorosamente, no representa ninguna novedad para quienes transitan las canchas del fútbol argentino.

El hecho, que no es muy distinto de lo que, históricamente, por ejemplo, ha realizado la policía santafesina, sobresale por múltiples factores: demuestra por enésima ocasión la nula capacidad operativa de algunas fuerzas de seguridad para resolver ciertos conflictos, afecta a la gestión de Axel Kicillof, quien está posicionado para intentar ser reelegido en 2023 y pone en cuestionamiento la figura de su ministro de Seguridad, el médico Sergio Berni, quien se ha caracterizado por bravuconadas y shows mediáticos que lo muestran como la peor de la representación que puede mostrar para sí el Frente de Todos, allí en la provincia más grande de la Argentina.

Que Berni haya llegado a esta altura de la gestión frentetodista, pareciéndose más a un provocador serial de sus propios (¿ex?) compañeros, antes que a un funcionario abnegado y comprometido con un trabajo de conjunto, sólo podía explicarse desde cierta eficacia a la hora de la conducción policial. Algunos, más audaces, insistían con la teoría que ese discurso y accionar que bordeaba un machirulismo congénito, era aceptado hasta ahora por su conducción política porque, supuestamente, interpelaba por derecha a cierto sector social que gusta de las bravuconadas del ex militar.

Pero cuando se debe responder por un muerto en un hecho deportivo, por el ataque a balazos a camarógrafos, por haber sostenido una represión con gases lacrimógenos durante 45 minutos que derivaron en la utilización de no menos de 400 cartuchos, o por tener que agradecer a la divina providencia que permitió que el estadio “tripero” no se haya convertido en un nuevo caso que emulara la Puerta 12 en pleno siglo XXI; sólo debería quedar la salida para el funcionario de turno. Si el gobernador/candidato lo sostiene, sólo pagará un innecesario mayor costo político.

Ninguna de las dos coaliciones logra consolidarse con cierta calma de cara a un 2023 que configurará un nuevo mapa político en la Argentina. Por momentos, ciertas disputas parecen reivindicar la idea del todos contra todos, sin importar los límites, los condicionantes y las posibilidades reales de gestión y de construcción política, según sea el caso. Nada parece firme y definitivo. Inestable. Como toda buena primavera que se precie.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 09 Oct 2022 11:44:00 -0300
Macri. ¿El Renacido? https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6552-macri-el-renacido https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6552-macri-el-renacido Macri. ¿El Renacido?

Resistiré,
erguido frente a todo.
Me volveré de hierro para endurecer la piel,
y aunque los vientos de la vida soplen fuerte.
Soy como el junco que se dobla,
pero siempre sigue en pie.

Dúo Dinámico

Si realizamos un rápido repaso de la semana política, notaremos que la misma resultó digna de ser analizada desde dos hechos que la distinguen. Por un lado, el gobierno nacional hizo más prolijo su discurso y su acción política con el objetivo de mostrar los logros de la gestión, que entre la mejora de los índices epidemiológicos y macroeconómicos le permite mostrar su mejor versión. Y por el otro, la participación cada vez más activa de Mauricio Macri en una campaña que tiene varias particularidades. Vamos a poner el foco en este último. Repasemos.

Tomando como referencia la prolífica presencia mediática y física de los últimos días del ex presidente, aquellos que rápidamente lo habían definido como un muerto político, a partir del fracaso de su gestión y de su silencio de meses anteriores, podrían suponer, erróneamente, que ha renacido. Ni tanto ni tan poco. No renace aquello que no ha muerto.

Si en la película del director Alejandro González Iñárritu, protagonizada por el siempre eficiente Leonardo Di Caprio, el personaje central se repone a los peores latrocinios que la naturaleza le impone, es porque lo moviliza la venganza de un hijo asesinado. La pregunta aquí es porqué el ex presidente reaparece en el medio de un contexto electoral con definiciones que reflejan ceguera política antes que virtud, prejuicio de clase antes que empatía con los otros y, como dato de último momento, declaraciones que rozan la violencia política como forma de construcción discursiva.

Serko
Serko

Las respuestas pueden ser múltiples, pero antes de plantearlas debemos marcar que, ese protagonismo de campaña, se enmarca en una coyuntura política que no le ha resultado afín ni mucho menos. Ha sido, frente a Horacio Rodríguez Larreta, un claro perdedor en el armado de listas y candidaturas. Macri no pudo convencer a María Eugenia Vidal para que fuera candidata en la provincia de Buenos Aires, como así tampoco pudo tallar en la confección de las listas de diputados, y mucho menos lograr un esquema de unidad que evitara las internas en los distritos electorales más importantes.

Existe un dato previo que no por obvio debe dejar de señalarse. Macri no es candidato. Se ha transformado en un protagonista de la campaña, pero, lejos de la ambigüedad discursiva que suponen todos los manuales del marketing electoral, se ha posicionado en un sentido que lejos está de intentar seducir a aquellos sectores que tributan en lo que pareciera ser la cada vez menos ancha avenida del medio. Parece legítimo preguntarse cómo se entiende su función en este tiempo. Y ante esto, se nos ocurren tres explicaciones diferentes, pero no excluyentes.

La primera es cómo le gusta mostrarse. Emulando el ejemplo de los EE.UU. donde los presidentes con mandato cumplido se transforman en referencia insoslayable de la política que los continúa, en su visita a Rosario en la semana que pasó, afirmó que estaba dispuesto a “apoyar a todos los curas que quieran ser Papas”, poniéndose, supuestamente, por encima del conjunto de ciertas mezquindades sectoriales. Sería una especie de primus inter pares, pero ese accionar tiene algunos límites no menores, resultado del propio accionar macrista. El primero es que lo dijo mientras apadrinaba a una de las listas que participan de la interna santafesina y el segundo es que el cuestionamiento (en este caso) público, vino de la mano de una recién llegada a la vida política amarilla como lo es Carolina Losada, precandidata a senadora y partiendo de un error conceptual no menor a la hora de entender los alcances de una ley.

https://twitter.com/carolinalosada/status/1433066682067599369

El paso siguiente fue la respuesta pertinente que recibió de la mismísima presidenta del partido a nivel nacional.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1433490559126196227

Un detalle como al pasar. Algo parecido le sucede a Eduardo Duhalde cuando explica la vida de los argentinos desde el supuesto lugar de hombre de Estado al que sólo le interesa discutir sobre los problemas estructurales del país. Pero a diferencia de este último, al ex presidente de Boca Juniors, parte del círculo rojo, aún le presta algo de atención.

La segunda explicación puede venir de la mano de la necesidad. Macri tiene una mala imagen, pero, como nunca, Juntos por el Cambio en general y el PRO en particular, se encuentran en una encrucijada política impuesta por el sector libertario, que le resta votos “por derecha”. No casualmente, todas las encuestas referidas a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, bastión natural del PRO, señalan que Vidal no alcanza el “tradicional” 50% de los votos. Falta el detalle no menor de abrir las urnas el domingo 12 en las PASO y el más transcendente del conteo en la noche del 14 de noviembre, pero los datos están y preocupan.

Macri interpela a esa parte del electorado que resulta furiosamente, anti peronista, anti kirchnerista y anti estatista, armando un trazo discursivo que omite a propios y extraños. En la semana afirmó que, si le hubiera tocado administrar la pandemia, él hubiera informado a la población de las características del Covid, que “tuvieran consciencia y vamos viendo”. No importa si sus aliados políticos encarnados en las figuras de Rodríguez Larreta, Rodolfo Suarez o Gerardo Morales propusieron otra cosa a la hora de administrar la crisis sanitaria en sus territorios. También dijo que si en el “gobierno no cambiaba se iban a tener que ir”. Tampoco importa que el oficialismo gobierna con plena legitimidades de origen y de ejercicio. Por momentos, Macri parece hablarle a ese público usuario de redes, tan propensas a parecerse a una cloaca comunicacional antes que a una red de diálogo entre semejantes.

https://www.youtube.com/watch?v=rNZyN6Rp3pc

Las declaraciones de las últimas semanas, que tuvieron su reaparición en los primeros días de setiembre, suponen una confirmación de aquel cambio producido en el 2018, a la luz del fracaso en la gestión económica del país. Si, una de sus funciones en 2015, era unir a los argentinos, el problema de 2021 es el peronismo. Incluso, en todos sus matices.

En ese raid de declaraciones realizadas a periodistas que emulan la famosa figura de Guillermo Barros Schelotto como brillante tirador de centros para la conversión del no menos genial Martín Palermo, Macri intenta mostrar un cuatrienio 2015 – 2019 idílico, que sólo existió en su imaginación. Plena vigencias de las libertades republicanas incluidas, el ex presidente nos habla de un tiempo y un lugar al que la enorme mayoría de los argentinos, casi el 60%, le dio la espalda en las elecciones de primera vuelta, allá por 2019.

A la vez que afirma que su mayor error radicó en no haber limitado mucho más a Cristina Fernández de Kirchner, obviando las vergonzosas relaciones construidas con jueces que participaban de reuniones deportivas en la Quinta Presidencial de Olivos, y que aún siguen en sus cargos como si nada hubiere sucedido; nos cuenta todo lo que los argentinos hemos perdido desde el 10 de diciembre de 2019 hasta aquí. Pero omite un detalle: el mundo ha sufrido una pandemia que se llevó la vida de, nada más y nada menos, 4.500.000 millones de seres humanos. 

La tercera circunstancia a prestar atención es la relación con su sucesor, el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El rol que ejerce el ex presidente, ¿es pactado entre ambos o es producto del juego propio que sigue conservando? Difícil de responder a la distancia, y sin contar con elementos que refieran a cierta intimidad en las decisiones. Pero lo que sí puede decirse, es que la figura de Macri aparece como disociada en la campaña de Pro. Así puede entenderse su participación en las internas en Córdoba y Santa Fe, donde, en la previa de la elección del próximo domingo, su irrupción genera más rispideces que acuerdos. Si algo caracterizó al bloque amarillo desde 2007 hasta 2019, ha sido la claridad con la que supo diseñar y llevar adelante campañas de todo tipo. Hoy, ese perfil parece lejos de resultar algo tangible.

Mauricio Macri parece resistir de manera estoica, el intento de jubilación de muchos que, hasta ayer nomás, le palmeaban la espalda. Trata de volverse (más aún) de hierro para hacerse fuerte y endurecer la piel. Una buena elección de Pro en el próximo fin de semana, podrá mostrarlo como alguien necesario para el proyecto amarillo. Pero una derrota, seguramente, también lo alcanzará pese a no ser candidato y servirá de excusa, como proceso previo a las generales, para que sus adversarios internos le recuerden sus desplantes, traiciones y fracasos evidentes. En pocos días tendremos la respuesta.

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 05 Sep 2021 10:09:30 -0300
A Pedir de Boca https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6410-a-pedir-de-boca https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6410-a-pedir-de-boca A Pedir de Boca

Tu rostro que suda es lo que perdura
Te arrastras por votos sin mostrar tus ojos
Tu bandera es solitaria
Tu discurso engaña
Amasas fortunas con tu cara dura
Te muestras sincero para hacerme valorar
Tu campaña solidaria
Que en verdad no vale nada
(“Sabes quién eres”. La Ley)

La semana que pasó debe ser pensada como un momento con saldo a favor del gobierno nacional. Más allá de los gritos (y sus portavoces) del 17 de agosto, y del clima de época que intenta construir un sector de la oposición; la penúltima semana del mes sirvió para mostrar en siete días una somera síntesis de lo que sucede en la política argentina desde hace varios meses. Son tres los temas más importantes por señalar: el día después del 17A, el devenir cotidiano del ámbito judicial (con reforma legislativa incluida) y la decisión ejecutiva de transformar en servicio público internet, la televisión paga y la telefonía móvil.  Repasemos.

Un éxito de mentirita. Dijimos hace una semana atrás que la convocatoria del 17A sólo traía como novedad que habían concurrido algunos pocos de miles de personas más que en las anteriores. Sin poner demasiado énfasis en el número, ya que esa variable en política debe ser siempre relativizado con la única excepción de las jornadas electorales, mostrar como exitosa, por ejemplo, una movilización de diez cuadras de autos, con unos pocos de miles de ciudadanos de a pie en el Obelisco en una ciudad como Buenos Aires, que sabe de masividades políticas que se cuentan de a cientos de miles, parece poco. Algo parecido podría de decirse de Rosario o Córdoba, respetando proporcionalidades.

En realidad, el hecho político convocado por algún artista famoso, la corporación mediática y Juntos por el Cambio (de manera oculta) debe ser pensado desde las consecuencias internas que le trajo a ese espacio y cómo lo puede haber afectado al gobierno. En el primer caso es claro que barrer la mugre debajo de la alfombra tiene sus límites. Pese a los intentos de relativizar las diferencias, las mismas quedaron expuestas en la reunión semanal vía zoom de las principales autoridades políticas, donde los reproches cruzados estuvieron a la orden del día. Horacio Rodriguez Larreta que quiere “ser” pero aún no puede, tiene como freno preciso la referencia política de Mauricio Macri que, a la distancia, sigue siendo la figura insoslayable del espacio y que, pese al fracaso de su administración y de la baja de su imagen en las encuestas, cuenta aún con un núcleo duro de confianza que parece haber elegido el corrimiento a uno de los extremos del espectro político.

El otro factor a tener en cuenta es cómo afectó la movilización al gobierno. Además del desgaste del principal frente opositor, las imágenes de muchos de los participantes favorece el “clink, caja” para las huestes de Alberto Fernández: la suma de anticuarentenas, violentos de cotillón (sean diputados o ciudadanos sin responsabilidades institucionales específicas), evasores consumados, antiperonistas furibundos y libertarios lanzadores de huevos a medios de comunicación, no puede menos que redundar en una mirada de rechazo de una sociedad que desde hace tiempo pretende otra forma de comunicación política. Si eran un problema los gritos de Cristina, no parece ser un buen mensaje preguntarse “cuando explota esto” o celebrar que “le hemos mojado la oreja al peronismo”, Ernesto Sanz dixit. Como cantan los muchachos de La Ley, tu rostro que suda es lo que perdura, y en este caso lo que se mantiene es la mirada despectiva de una forma de construcción política.

Con voluntad política, mucho se puede. Algo de eso pareció entender el Senado de la Nación cuando decidió avanzar en la revisión de los traslados de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertozzi, pese a que la semana anterior la jueza en lo contencioso administrativo federal Alejandra Biotti lo había suspendido. En lo que se presentaba como un claro caso de conflicto de poderes, el oficialismo sostuvo que como el fallo no estaba firme, podía seguir con el procedimiento institucional que correspondía. Y a finales de semana se conoció la buena nueva cuando la jueza definió la cuestión de fondo: rechazó el amparo presentado dado que se advierte que el Consejo de la Magistratura ha dictado la Resolución N° 183/20 conforme a atribuciones que le son propias.

Por otro lado, para la semana que se inicia se espera la media sanción en la Cámara Alta y, según dejaron trascender desde Juntos por el Cambio, habría una vigilia política en las calles como rechazo a su aprobación. En el medio, la democracia argentina se pierde lo que tenga para aportar y decir en el proyecto de reforma, ya que esa fuerza política ha pretendido ningunearlo y no dar el debate pertinente. Algún mal pensado podría afirmar que lawfare mediante es muy poco lo que puedan agregar los legisladores de la fuerza amarilla. Pero no es el caso de este analista.

La pelea de fondo se dará en la Cámara de Diputados, donde Sergio Massa y Máximo Kirchner deberán hacer gala del buen funcionamiento de dos partes esenciales del cuerpo sin artrosis ni rigideces: cintura y muñeca (política). Habrá que ver hasta donde se profundiza el tratamiento en comisiones, cuales podrían ser los nuevos cambios, si se logra el famoso numerito 129 para el quorum, y si finalmente el proyecto se transforma en ley. Pero para eso falta. Y aunque unas pocas semanas parezca un plazo corto para cualquier proyecto legislativo, en nuestra Argentina de hoy, ese tiempo puede resultar una eternidad.

Completa el run run judicial el escándalo de las escuchas ilegales que alcanzan, indudablemente, al propio ex presidente de la nación, hoy representante de la Fifa. No lo dicen aún ni fiscales ni jueces, pero al conocerse la relación de su secretario Darío Nieto con otros funcionarios y agentes de inteligencia a cargo de esos operativos, nadie podría tomar relativamente en serio desde Gustavo Arribas para abajo, alguien respondiera políticamente a éste ignoto ex funcionario. ¿Cuál sería el sentido de vigilar a opositores, aliados, partidarios y periodistas si esa información no era utilizada para el apriete político? Si coincidimos con que la información es poder, queda claro políticamente para qué y quienes actuaban Nieto y compañía.

Guarda que vengo. Y el último viernes culminó con una decisión presidencial que seguramente hará mucho ruido. A través del Decreto de Necesidad y Urgencia n° 690/20, el Poder Ejecutivo determinó que la telefonía móvil, el uso de Internet y la televisión paga son servicios públicos y que hasta fin de año no habrá ningún aumento que no sea avalado por el propio Estado. Teléfono para Clarín. Conocida es la posición dominante del grupo en los tres sectores a partir de la aprobación de la fusión Telecom – Clarín del año 2018 y que el gobierno de Mauricio Macri supo validar.

https://twitter.com/alferdez/status/1296947273591554049

Más allá de los detalles técnicos del instrumento legal que lo sostiene, su sanción viene a poner en debate, otra vez, varias cuestiones centrales del siglo XXI: para quien se gobierna, si para las grandes corporaciones o para la ciudadanía; a qué llamamos servicios públicos, y en qué medida los derechos del consumidor son compatibles con las ganancias de empresas que, no muy lejos del concepto de monopolio, marcan la cancha al conjunto de jugadores. Nada nuevo tratándose de Clarín y sus amigos, voceros, empleados y alcahuetes de ocasión.

Y a la oposición la pone en aprietos: si sale a cuestionar el DNU en un contexto de crisis económica que se proyecta desde hace (al menos) dos años y que la pandemia profundizó (aunque empiezan a aparecer algunas señales positivas en el sector industrial, por ejemplo) para defender “las inversiones” empresariales, quedará expuesta como ariete de los grupos económicos. Si mira para otro lado, esos mismos grupos le recordarán a quienes deben responder. Nada nuevo bajo el sol. Dejamos librado a la opinión de nuestros lectores y lectoras a quien creen que defenderán estos dirigentes.        

El discurso engaña, amasan fortunas con la caradura. Los herederos de la libertadora y los jóvenes (y no tanto) que se autodefinen como libertarios no traen ninguna novedad a la política argentina. Tal vez su odio visceral, que siempre estuvo ahí, contenido pero presente, aparezca en un formato diferente, aunque nada rico aportan. La exclusión, el desprecio y la estigmatización del otro es un atributo de sentido en esas estructuras, por ahora, desordenadas. También por el momento, la construcción del “haber” político del gobierno que encabeza Alberto Fernández, es más importante que el “debe”. Más allá de pandemias, marchas y redes sociales.

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 24 Aug 2020 20:21:40 -0300
El doble juego de los enemigos íntimos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6407-el-doble-juego-de-los-enemigos-intimos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6407-el-doble-juego-de-los-enemigos-intimos El doble juego de los enemigos íntimos

Enemigos íntimos del cálculo y de la norma,
Usureros del peligro y el azar
Vamos a invitarlos a escaparnos de las sombras
Y, sino lo conseguimos, nos da igual
Fito Páez – Joaquín Sabina

Juntos por el Cambio fue la fuerza derrotada en primera vuelta en las elecciones generales de 2019. Luego del (casi) papelón de las PASO de las que en la semana anterior se cumplió un año, la fórmula que encabezaron el viajero Mauricio Macri y el siempre presente en términos institucionales Miguel Ángel Pichetto, pudo “repechar” la cuesta y recuperar algunos puntos que hizo la derrota más digna. A partir de ese momento los distintos referentes del espacio pretendieron darle una pátina épica a ese 41%, pero el sol no se oculta con la mano: desde que existe la reelección presidencial en la Argentina, fue la primera fuerza política que pierde cuatro años más tarde de haber sido elegida.

Tan hábiles para la construcción de cierto sentido común que vino acompañado por el innegable apoyo de los grandes medios de comunicación, resultó un gobierno de incapaces a la hora de mejorar la calidad de vida de millones de argentinos. No sólo que no lograron ese objetivo, sino que, a contramano del recorrido de la década anterior, supieron provocar un deterioro tal, que elevaron a la categoría de pobres e indigentes a muchos de aquellos que los habían votado.

Lo que impone cierta tradición del devenir político marca que una fuerza política consolidada que sufre la derrota impuesta a Juntos por el Cambio, inicia, más temprano que tarde, un proceso de discusión interno que sirve fundamentalmente para cumplir con dos objetivos. El primero, hacer pagar el costo político a sus responsables, en muchos casos enemigos íntimos (y de paso sacárselos de encima) y el segundo, mostrar una profunda autocrítica de cara a la sociedad por todo aquello que se hizo mal y que sirva para intentar legitimarse en la discusión de la agenda cotidiana y, fundamentalmente, de cara al próximo turno electoral. Le sucedió al peronismo a partir de 1983, de 1995 y de 2015. Y le sucedió, aunque en menor medida, al radicalismo a partir de 1989.

Pero, en el caso de la fuerza amarilla, hasta ahora, eso no ocurrió. Lo que se le reclamaba en la historia reciente al kirchnerismo puro y duro, esto es, revisar todo aquello que hizo que perdiera entre 2011 y 2015, nada más y nada menos de 2.500.000 de votos, no aparece como una demanda a los protagonistas de la debacle argentina de la última administración. Mezcla de protección (otra vez) mediática, de negación absurda de muchos de sus dirigentes y de mirar para otro lado de muchos ciudadanos que decididamente los apoyaron, sólo hemos apreciado un breve tiempo de silencio de personajes de la talla de Mauricio Macri y compañía.

Créditos: Andrés Casciani
Créditos: Andrés Casciani

Indudablemente, lo que vino a cambiar todo ha sido la aparición de la propia pandemia del Coronavirus. Si hiciéramos un dudoso juego de proyección (la política siempre es lo que es), en agosto de 2020 estaríamos discutiendo los alcances del acuerdo con bonistas extranjeros, de la viabilidad de la economía argentina en un modo que no sea excluyentemente pensada como proveedora al mundo de materia prima, de las posibilidades de acercarnos lo más rápido posible al pleno empleo, etc. Hoy, la discusión es (en parte) esa efectivamente, pero se le agrega el agravamiento que trajo la pandemia. A las apuradas, con la referencia de lo que sucedía en Asia y en Europa, y con clara certeza de que el virus llegaría al país, hubo que armar una red de salud que no existía a nivel nacional como para enfrentar una pandemia inédita.

La decisión, acertada, de imponer restricciones desde mediados del mes de marzo, en el mediano plazo trajo el alivio de la situación sanitaria, pero a la vez, corrió el eje de la discusión política y, cómo no, nuestras rutinas de cada día. El eje social pasó a ser el “quédate en casa”. La premisa ha sido cuidarnos, protegernos y no salir a buscar el virus como bien nos ha enseñado el Dr. Pedro Cahn. La sociedad dejó de mirar el pasado reciente de un gobierno que desmejoró todos los indicadores de la macro y la microeconomía, para centrarse en el día a día y en el cuidado básico e íntimo.

Por ello, hoy, el discurso cambiemista sigue teniendo algo de potencia. A la cuarentena le respondieron con la falsa idea de libertad. Armaron estropicios conceptuales como la infectadura al calor de la fiebre delirante de supuestos intelectuales que comprenderían mejor que nadie el devenir social; Alfonso Prat Gay da lecciones de economía, Miguel Ángel Pichetto declama que el grupo de notables epidemiólogos que asesoran al presidente Alberto Fernández, no podrán caminar por las calles una vez concluida la pandemia; Patricia Bullrich nos cuenta sobre el desafío de la república en esta hora y así podríamos seguir llenando páginas, no de un artículo o de un dossier, sino de un libro. Nada nos explican de porqué desaparecieron miles de pymes, porqué aumentó el desempleo, porqué la política de mano dura fue un fracaso o porqué se han servido del Estado para proteger e incrementar los intereses de ellos y sus amigos.

Juntos por el Cambio intenta renovarse desde una épica falsa, barriendo la basura debajo de la alfombra. A la idea de la “cuarentena” le oponen la idea de libertad. A la idea de ciertas restricciones que nos protegen del virus, le oponen la decisión individual (siempre individual) de juntarse con los afectos, pese a todo. No importa si parte de los dirigentes de ese mismo espacio conviven cotidianamente con la administración de la crisis sanitaria: no interesa si Gerardo Morales que se mostraba como un ejemplo hace escasos dos meses, hoy tiene su provincia al borde del colapso sanitario. Como tampoco parece importar lo que tienen para decir y decidir políticamente Horacio Rodríguez Larreta como Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o Rodolfo Suarez como gobernador de Mendoza.

Si movemos un poco la hojarasca vemos lo falso de ciertas antinomias que le resultan necesarias a las huestes amarillas. Pero atención. Si bien una división posible podría ser la díada entre los amarillos que gobiernan y aquellos que no, no resultan muy distintos. En la semana anterior, mientras las autoridades partidarias convocaban, públicamente, a la marcha del día lunes 17, Rodriguez Larreta nos contaba que no era una convocatoria institucional del PRO.

Hay allí un doble juego de enemigos íntimos: mientras lo que tienen responsabilidades institucionales de gobierno ejecutivo tratan de mostrarse responsables y no dicen demasiado de lo que representa una marcha en plena pandemia; el otro sector bate el parche del republicanismo. El día después no podría ser más preocupante: al riesgo sanitario se le agregará una fuerza política que reivindicará valores de los que adoleció, y mucho, cuando fue gobierno, tratando de discutir LO QUE NO ES (y no sucede) para, de paso, evitar responder por lo que hizo mal. Como el tero, que grita en un lugar, pero los huevos de sus crías están en otro. Pura estrategia evasiva que muestra al principal frente de la oposición atendiendo en los dos lados del mostrador. Será muy interesante analizar la manera en que se construye discursivamente la campaña del año próximo al interior de ese espacio, entre supuestos halcones y supuestas palomas.

Como ya lo hemos señalado en estas mismas páginas hace unas cuantas semanas, buena parte de la dirigencia institucional de JxC ha apostado, peligrosamente, por el desgaste político de un gobierno que, apenas, tiene ocho meses de gestión. “Usureros del peligro y el azar, vamos a invitarlos a escaparnos de las sombras y, sino lo conseguimos, nos da igual” nos canta el dúo Páez – Sabina, en una autorreferencia artística. Siempre el arte nos salva, siempre nos invita a pensar, siempre sirve para poner las cosas en sus verdaderos claroscuros. Aunque venga en formato de una sencilla y algo vieja canción.

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 17 Aug 2020 14:50:10 -0300
Cosas sin repuesto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6396-cosas-sin-repuesto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6396-cosas-sin-repuesto Cosas sin repuesto

Probablemente que todo eso debe ser verdad,
Aunque es más turbio cómo y de qué manera
Llegaron esos individuos a ser lo que son
Ni a quién sirven cuando alzan las banderas.
Juan Manuel Serrat

La semana pasada, cuando abordábamos el análisis político de cierta oposición en la Argentina (VER), sosteníamos que la pandemia había generado una especie de división entre los que tenían la responsabilidad de la gestión y quienes participan desde la irresponsabilidad que pueden habilitar las redes sociales y los medios hegemónicos.

Decíamos también que, ante el escándalo del espionaje macrista de la Agencia Federal de Inteligencia, al ala más dura de la conducción de Juntos por el Cambio le cabían tres acciones concretas: negar todo, ir para adelante y radicalizar su discurso. Este último fin de semana, y a partir del asesinato de Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Fernández y supuesto arrepentido en la causa de los cuadernos, pudimos confirmar que esos mismos referentes, a cargo de la conducción institucional de los tres partidos políticos que conforman la alianza política, eligieron el peor camino: el de la desestabilización política del gobierno nacional. 

Los hechos se desencadenaron con la velocidad de Internet. El viernes trascendió la noticia de la desaparición del ex funcionario y entre redes y portales, el hashtag “#CristinaAsesina” era tendencia en twitter para el día sábado. El paquete se cerraba con los títulos (vergonzosos) de los diarios dominantes de ese día. Muchos imaginaron la segunda versión del caso Nisman. 

Pero la desmentida llegó rápido. Tal vez por desconocimiento cabal del tema desde la distancia, tal vez por no tener periodistas propios en el lugar, lo cierto es que el desarme de la operación iniciada a última hora del día viernes, fue desmentida para media mañana del sábado, confirmando la muerte de Gutiérrez como un hecho policial. A partir de allí, cierta bonomía podía hacernos suponer que el tema pasaría al olvido en términos político-institucionales. Pero no. La respuesta vino de la mano de un comunicado firmado por la conducción de los tres partidos que componen Juntos por el Cambio (PRO, UCR y Coalición Cívica) y que dejaba un manto de dudas sobre la responsabilidad del propio Poder Ejecutivo en el asunto. Con una serie de presunciones de baja estofa, con un marcado desconocimiento de algunos elementos básicos consagrados por la Constitución Nacional, se abrió un camino peligroso y de posible no retorno.

En un contexto de polarización marcada, cierta oposición juega con cosas que no tienen repuesto (recuerde estimado/a lector que desde esta columna sostenemos que la oposición más visceral en la Argentina se complementa con el peso específico de los grandes medios y de las redes donde pululan personeros de cierta cloaca de ocasión). Así las cosas, pudimos ver en algún canal porteño a una heredera televisiva preguntando a “sesudos representantes de la república”, si el gobierno llegaría al final de su mandato. Todo esto complementado con el clima que se intenta crear de supuesta violación de la libertad de prensa y de expresión, ya que un pseudo periodista que daba a conocer escuchas ilegales y que tenía sólidos vínculos con los ahora investigados, estaría severamente complicado en la causa del espionaje macrista.

La pregunta aquí es ¿quién representa a quién? Desde la educación cívica básica, siempre se ha enseñado que los partidos políticos eran los actores institucionales que canalizaban las demandas de la sociedad. Por lo tanto, los dirigentes políticos eran la expresión, racional, de un conjunto de ciudadanos con una mirada determinada del mundo. Se suponía la responsabilidad y la prudencia como condición básica del hombre de gobierno. Ahora bien, cuando desde la conducción de Juntos por el Cambio, se firma un documento del tenor de lo que se dio a conocer este fin de semana, cuesta creer que esos conceptos se estén imponiendo. Si la grieta extrema era un mal negocio para el kirchnerismo de hace algunos años, resulta un suculento regocijo para Bullrich y sus amigos.

En ese sentido, hay que pensar la dinámica desde este sector opositor, desde dos fenómenos que se retroalimentan. Por un lado, la coyuntura internacional demuestra una persistencia marcada de cierta derecha que, a los “valores” que pregona, la acompaña con dosis elevadas de odio, cinismo y xenofobia que se expresa de múltiples maneras de acuerdo a la realidad de cada región y de la que nuestro país no escapa. Allí están a mano los casos de Donald Trump, Jair Bolsonaro y Jeanine Áñez, por poner algunos nombres.

Y por otro lado, desde la concreta y cruda coyuntura de estos días: esa dirigencia y esos medios de comunicación necesitan desesperadamente correr el foco de atención social de la cuestión del espionaje ilegal. La combinación de relaciones promiscuas entre referentes de cierta prensa, un sector del poder judicial y parte del entramado de la AFI, podría jubilar políticamente a varios, pero también, poner a la sombra a “intocables” de estas corporaciones.

Esto es lo que está en juego en la Argentina de estos días. Entre tanto ruido y cinismo, entre pandemia y cuarentena, entre el obvio deterioro de la economía y de nuestro día a día, parte de la oposición amarilla juega un juego muy peligroso y con cosas que, como dice el viejo catalán, no tienen repuesto. Es obvio, entre esos tipos y yo hay algo personal. ¿Y con usted? 

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 06 Jul 2020 14:26:41 -0300
La ilusión de la vida https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6392-la-ilusion-de-la-vida https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6392-la-ilusion-de-la-vida La ilusión de la vida

Qué te importa que te ame
Si tú no me quieres, ya
El amor que ya ha pasado
No se debe recordar

Fui la ilusión de tu vida
Un día lejano, ya
Hoy represento el pasado
No me puedo conformar

“Veinte años”
(Guillermina Aramburu, María Teresa Vera

En algún momento de la historia reciente el PRO se sintió transformador y revolucionario. Basta recordar los discursos (e incluso aquel delirio irrespetuoso de las remeras amarillas que emulaban la imagen icónica de Ernesto Che Guevara, pero con el rostro de Mauricio Macri) y cierta impronta escenográfica para entender que este conjunto de “emprendedores” habían llegado para quedarse y retomar, de otra manera y con otras formas, lo que había iniciado la dictadura asesina de 1976 primero, y el menemato, después.

Sabidos son los recursos (legítimos) que utilizó en su conformación como fuerza nacional alternativa al peronismo gobernante en 2015:

  • Estilo cool. Desde la vestimenta con escasas formalidades ya que la corbata sólo se mostraba en eventos estrictamente protocolares, hasta el uso de jeans y remeras que mostraba a sus dirigentes más cercanos y más parecidos a cualquier ciudadano. La impronta de llamar a los interlocutores (a los propios y a los extraños) por su nombre de pila reforzaba esa idea de cercanía y de personas “comunes” que trataban al otro como un igual.

  • A partir de cierto y lógico desgaste en la administración del gobierno que conducía Cristina Fernández, recrearon un relato que nos interpelaba desde la idealidad de cierta “república” que hacía necesario el diálogo y el consenso para la construcción política y, lo más importante, para el bienestar de los argentinos.

  • Estaban convencidos que, siendo empresarios, lobbistas y consultores que “solidariamente” dejaban su zona de confort para “colaborar” en la conformación de una nueva Argentina, conocían los mercados y estos, a su vez, les brindarían un apoyo especial porque había llegado la hora de construir ese país del que habían soñado. En realidad, nunca comprendieron del todo que, si bien tenían amigos empresarios, que podían sostenerlos efectivamente (además de hacer negocios), los “mercados” no saben de ciertos sentimentalismos, pese a que hayas formado parte de sus estructuras de estafa, timba y especulación. Las sucesivas devaluaciones y los consiguientes aumentos inflacionarios así lo demuestran.

  • La “meritocracia” fue un concepto que se recreó. Vinculado íntimamente al viejo discurso de “nuestros viejos inmigrantes que nos enseñaron el valor del trabajo y del sacrificio”, se intentaba crear la falsa idea de que, si te esforzabas, por el sólo hecho de hacerlo, te iría bien, accediendo a bienes y servicios de calidad. Se llegó al punto de que una empresa como General Motors que recibió enormes beneficios para su radicación en Alvear (allá por mediados de los 90’) y un crédito estatal accesible en 2009, cuando la crisis arreciaba, promoviera una publicidad con la idea del mérito como valor para la compra de un vehículo de alta gama. Y para completar el esquema, se alardeaba del emprendedurismo como forma de desarrollo personal, sin importar los condicionantes sociales que a veces tenemos las personas.

Pero algo se rompió. En una primera etapa, digamos que el contrato con la sociedad que en algún momento le había “sonreído” a Mauricio Macri (recordemos que allá por mediados de 2016 el ex Jefe de Gobierno de CABA tenía una imagen positiva de más del 70%), se resquebrajó. La primera razón de ello fue la mala gestión. Aumento del desempleo, de la inflación y focos de corrupción muy marcados son la breve síntesis de un deterioro que comenzó sobre finales de 2017, cuando el oficialismo había hecho una buena elección de medio término y creyó que tenía un cheque en blanco definitivo. 

El personalismo del que se había acusado a la anterior presidenta se corporizó amarillo. Se dejó de lado el diálogo con “extraños” (que se reclamaba tan necesario) pero también con los propios al punto de que la mesa de decisiones se hizo cada vez más chica. Y a la par que las malas noticias se sucedían, se abandonó definitivamente aquella promesa de campaña y de comienzo de gestión que planteaba la necesidad de unir a los argentinos. A la vez que se volvía ineficaz, se endurecía el discurso. Nada mal le fue ya que, pese a la mala gestión del período, mantuvo el porcentaje de votos de dos años anteriores. Pero no alcanzó.

La pandemia del coronavirus trajo el inicio de una segunda etapa de esa ruptura. Y ya no alcanza solamente a la distancia con un sector de la sociedad que había acompañado al macrismo anteriormente. Ahora es la dirigencia del propio espacio que queda atravesada por las diferencias. La primera de ellas es por la gestión en sí: mientras quienes deben administrar en las provincias y municipios la crisis sanitaria, muestran un discurso moderado, dado el riesgo de un crecimiento exponencial de contagiados y muertos; del otro lado aparece un grupo no menor de dirigentes que hablan desde la irresponsabilidad que le habilitan las redes sociales y los medios hegemónicos, que en estos tiempos vendrían a ser más o menos la misma cosa.

Y la segunda diferencia no menor en esta etapa es el escándalo de las escuchas de la Agencia Federal de Inteligencia que no alcanza sólo al espionaje, persecución e intento de control de los opositores (cuestión que podría entenderse desde cierta deformidad política), sino a los dirigentes del propio partido. Las declaraciones de Diego Santilli, actual vice jefe de gobierno de CABA, afirmando que no “esperaba que Macri tuviera algo que ver pero que había que esperar”, marca un síntoma de malestar. El escándalo crece semana a semana y el argumento defensivo de que todo tiene que ver con una operación armada desde el Poder Ejecutivo, no alcanza para tapar el bochorno de violar la intimidad de cualquier ciudadano. 

Sólo queda ir para adelante radicalizando el discurso. Aunque el allanamiento del secretario privado del ex presidente agrava aún más las cosas, queda la protección de esos mismos medios que fueron tan funcionales en la administración Macri. La idea de república quedó subsumida al “cacareo” de famosos y dirigentes que saben que, en un punto, la cuarentena les puede dar una oportunidad de sobrevivencia política. Pero al interior de la fuerza amarilla seguramente tendrán que barajar y dar de nuevo y no parece que el ex presidente, el Sr. Uno, las tenga todas consigo. Si el amor ya ha pasado, no se debe recordar. Ya nos lo enseñaron los geniales Bebo Valdes y Omara Portuondo. En Pro ya comenzaron a entenderlo.  

(*) Politólogo de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 29 Jun 2020 15:19:54 -0300
Rosúa retira su boleta del cuarto oscuro: bronca contra Corral y Angelini https://fundamentar.com/provincial/item/6224-rosua-retira-su-boleta-del-cuarto-oscuro-bronca-contra-corral-y-angelini https://fundamentar.com/provincial/item/6224-rosua-retira-su-boleta-del-cuarto-oscuro-bronca-contra-corral-y-angelini Finalmente, el radical Martín Rosúa no competirá por una banca en el Congreso Nacional.

Cuando faltan días para las PASO y a horas de iniciarse la veda, se intensifica la interna entre los candidatos a diputado nacional de Juntos por el Cambio. Es que Martín Rosúa asegura la boleta que lo postula es válida, pero como no fueron autorizados a adherirse a la del presidente, decidieron no exponerla en el cuarto oscuro.

“No vamos a perjudicar al presidente colocando una boleta en el cuarto oscuro que pueda confundir al electorado. A sabiendas que esta decisión resta competitividad a nuestra lista, ya que la gran mayoría de los ciudadanos votan con boletas que se exhiben en el cuarto oscuro”, reza el comunicado difundido a última hora este jueves. 

En este marco, voceros de Rosúa aclaran que aquellos que elijan votarlo pueden llevar la boleta en el bolsillo. “Esto no quita que adherentes, militantes y ciudadanos que así nos lo soliciten, no puedan concurrir con nuestra boleta mas la boleta presidencial a votar a ambas categorías”, detalla el mensaje.

Asimismo, advierte que la boleta en cuestión “está oficializada, es válida y allí radica la principal mentira de quienes solo han demostrado a lo largo de esta campaña que quieren excluir, restar apoyos y ahora buscan excusas de lo que pareciera ser un resultado adverso”.

Rosúa se refiere a José Corral y a Federico Angelini como “responsables del daño que este accionar provoque a la performance de Mauricio Macri” en Santa Fe, al tiempo que subraya que “actitudes de este tipo impidieron que el radicalismo en su gran mayoría acompañara una opción de cambio en la provincia”.

FUENTE: RosarioPlus

EDICIÓN Y RELEVAMIENTO: Santiago Toffoli

 

 

En un primer momento, la Justicia habilitó al espacio liderado por Julián Galdeano para competir con la cara de Rosúa junto a la de la fórmula presidencial. Sin embargo, la Cámara Electoral Nacional revocó la sentencia y sólo la nómina oficial encabezada por el Federico Angelini podrá ir con el modelo

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hola@fundamentar.com (Santi Toffoli) Santa Fe Fri, 09 Aug 2019 12:35:04 -0300
La Fiebre Amarilla https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6012-la-fiebre-amarilla https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6012-la-fiebre-amarilla La Fiebre Amarilla

Algunas razones básicas del triunfo de Cambiemos. Un estilo de comunicación política y la presencia de aliados fundamentales. La atomización opositora y la confirmación del viraje hacia la derecha. El rol del peronismo y sus nuevos / viejos desafíos.

El triunfo de Cambiemos resulta evidente. Como dato histórico, desde 1983 hasta hoy, es la segunda oportunidad en la que una fuerza política triunfa en los cinco electorados más numerosos (CABA, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza). La primera había tenido como protagonista al radicalismo de Raúl Alfonsín, que, indudablemente, en estos tiempos resulta una especie en extinción.

Varios son los elementos que explican semejante comportamiento electoral. En primera instancia puede decirse que las virtudes del tipo de campaña diseñada por el PRO, pero fundamentalmente la ya no tan novedosa forma de comunicación política que ha desarrollado la fuerza que conduce Mauricio Macri ha interpelado exitosamente a buena parte de la sociedad argentina. El día a día comunicacional con un estilo franco, directo, apelando a sensibilidades y generalidades varias, la recurrencia a la “bonomía” de María Eugenia Vidal (entre otros), la cercanía ideológica con los medios dominantes y la inestimable ayuda del Partido Judicial han construido una coyuntura definitivamente favorable para los intereses amarillos.

¿Alcanza esto para explicar los resultados? Indudablemente no. En la balanza debe colocarse la crisis que atraviesa al peronismo en toda su extensión. Si bien la derrota de Cristina Fernandez está a la vista, no es menos cierto que varios de los propios y los extraños, los de adentro y los de afuera, quienes se probaban el traje de la sucesión y renovación justicialista, han quedado expuestos de manera insoslayable. Entre los que están adentro, Urtubey en Salta, Bordet en Entre Ríos y Menem en La Rioja, debieron conformarse con segundos lugares que les debería permitir digerir en algo sus derrotas. Para los que están “afuera”, algo similar puede plantearse para el panorama planteado para las huestes de Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota en Córdoba. Ni hablar de la estrepitosa derrota de Sergio Massa que incluso quedó relegado al tercer lugar en su lugar de origen, Tigre. Sobresalen la victoria de María Emilia Soria en Rio Negro, del candidato de Mario Das Neves en Chubut y la remontada de los Rodriguez Saá en San Luis. No es demasiado para un espacio político que supo ser el eje ordenador de la política nacional hasta hace no mucho. Pero además, debe señalarse que la dirigente justicialista a la que querían jubilar resultó la más votada de todos sus dirigentes en números absolutos. En una fuerza que siempre se estructuró desde y para el poder, legitimando como conductores a quienes resultaban vencedores, se plantea un difícil escenario de mediano plazo en su construcción política.

Aún así, con una gestión gubernamental de Cambiemos que no muestra ningún logro ostensible y masivo en materia económica, ¿alcanza esto para explicar los resultados? Otra vez, indudablemente, no. Puede hablarse hasta el hartazgo del desgaste de algunas figuras de la oposición, del techo bajo de Cristina Fernandez, de la escasa penetración en el electorado nacional de aquellos dirigentes peronistas que, como marcábamos líneas más arriba, resultaron victoriosos en el día de ayer.

Pero hay otro fenómeno que en este domingo 22 de octubre vino a confirmarse y que demuestra que los resultados del ballotaje de noviembre de 2015 no fueron una casualidad: el electorado argentino y tal como sucede en buena parte del mundo occidental, ha virado a la derecha. Si todas las razones del desgaste K fueran atendibles, si la ex presidenta se hubiera convertido en el referente con peor imagen del sistema político argentino, ¿cómo explicaríamos que el espacio de centro izquierda ha quedado tan debilitado en el presente? Es más, saquemos del análisis al socialismo santafesino que puede estar atravesado por el desgaste y los errores lógicos (y no tanto) de diez años de gestión, pero lo que resulta evidente es la confirmación de lo que viene sucediendo desde hace algún tiempo: en la grandes jurisdicciones territoriales esas fuerzas han perdido peso específico. Da la sensación que a la hora de ganar espacios de poder a través del voto, las opciones son el peronismo (en sus múltiples vertientes) o el ahora cada vez más sólido bloque de Cambiemos. En otras coyunturas históricas esa centro izquierda sabía conciliar un diálogo con ciertos sectores medios que hoy no parece tener.

Y además, digamos claramente que las medidas económicas que afectaron a parte de la sociedad a través de esa fenomenal transferencia de recursos que se llama devaluación, la persistente inflación que supuestamente resultaría la cosa más fácil de resolver y el aumento centenario de tarifas y servicios no afectaron de la misma manera al conjunto de la población. Persiste en el inconsciente colectivo de muchos sectores, ya como estigma cultural, que la etapa krchnerista fue una fiesta que debía terminar para volver a la “normalidad”. Existe, desde tiempos inmemoriales algo parecido a la autoflagelación que nos indica que las tasas de ganancia de grandes empresarios y bancos resulta algo natural pero contrapuesto con el derecho de los que nada tienen a vivir un “cachito” mejor.

Un detalle final. Ninguno de los argumentos precedentes deben servir de forma justificatoria a aquellos que resultaron derrotados y que, muy lejos de las propuestas políticas de Cambiemos, pretenden (legítimamente) la construcción de otra sociedad. En el caso del peronismo particularmente, hace rato que debe barajar y dar de nuevo, por lo menos desde 2015. Lejos está de volver a enamorar al electorado argentino y ha cometido demasiados errores a lo largo de esta campaña (nunca apareció como una fuerza homogénea, excepto algunos honrosos casos como Santa Fe) y durante los primeros dos años de gestión macrista. Cuenta con el manejo de varias estructuras provinciales de poder, con una nada desdeñable fuerza parlamentaría en ambas cámaras, con una dirigente que contra todos los pronósticos iniciales sumó cerca de 3.500.000 votos. Es evidente que resultará casi imposible evitar el pase de facturas y las chicanas de la hora. Pero la atomización no hace más que fortalecer al neoliberalismo gobernante. Tal vez, más temprano que tarde deberá responder ante el llamado de la sociedad por el desmanejo económico, financiero y productivo que lleva adelante el oficialismo. Y para esa hora sería pertinente estar preparados. El proceso es largo, pero en algún momento deberá iniciarse.

 

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (MIGUEL GÓMEZ(*)) Opinión Tue, 24 Oct 2017 14:16:32 -0300
El (ya) Viejo Recurso de la Victimización https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/5912-el-ya-viejo-recurso-de-la-victimizacion https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/5912-el-ya-viejo-recurso-de-la-victimizacion El (ya) Viejo Recurso de la Victimización

Las discusiones mediático-institucionales que se desarrollaron en la primera semana de Julio entre el socialismo local y la fuerza Cambiemos (con ministro del Interior de la Nación incluido) marca un adelanto del tipo de proceso electoral que ambas fuerzas intentarán proponer a los santafesinos a partir de que en la noche del 13 de Agosto se conozcan los resultados finales de las PASO.

En un intento por obtener fondos nacionales para obras que, implícitamente, les fueron negados con la posibilidad del endeudamiento, la jefa del Poder Ejecutivo local partió hacia Buenos Aires con la esperanza de traer buenas nuevas a las alicaídas finanzas rosarinas que sólo sustentan obras de infraestructura con un escaso 5% de su presupuesto. El resto de las obras posibles dependen de los aportes provinciales y/o nacionales. Según dio a conocer Mónica Fein, no menor fue su sorpresa cuando a la hora de la charla política, el ministro Rogelio Frigerio puso sobre la mesa de trabajo la realidad económica financiera de la otrora segunda ciudad del país, como condicionante a cualquier tipo de ayuda. No conforme con ello, alguien deslizó por allí (sin que fuera del todo desmentido ni confirmado) que una de las áreas bajo cuestionamiento era la siempre ponderada (y no menos marketinera) área de salud, emblema si los hay de las gestiones socialistas de las últimas décadas. Ante esto corresponde realizar algunos señalamientos que separen la paja del trigo.

Lo primero por decir es que no hay referencias claras que Frigerio haya dicho lo que dijo y cómo lo dijo. Su silencio posterior y las interpretaciones que hicieron sus copartidarios rosarinos que NO participaron de la reunión, hablan a las claras de interpretaciones forzadas antes que certezas concretas de discusión. Es real que el gobierno nacional viene promoviendo ajustes en cuentas provinciales que piden su socorro y que no les resultan afines a su sentir ideológico partidario (Santa Cruz), pero no menos real es que esas discusiones se han dado a la luz pública, planteando a través de sus funcionarios y medios afines, la necesidad de corregir esos supuestos desajustes de las administraciones cuestionadas, cuestión que no ha aparecido en el caso que nos ocupa.

Por otro lado, digamos que resulta legítimo preguntarse a esta altura a quién le resulta funcional y ganancioso batir el parche de la victimización, polarizando (ooootra vez) con un poder central que impediría el natural desarrollo y potencial rosarino. Indudablemente que al oficialismo local la estrategia le viene como anillo al dedo, básicamente, porque no habiendo resuelto problemas ya históricos (la basura en los barrios sigue siendo un problema sin solución, el transporte público sigue funcionando con parches, el tránsito en algunas zonas ha empeorado antes que mejorado con el ya famoso Plan de Movilidad, el déficit crónico de Rosario ya es parte de nuestro ADN, etc.), plantear que el problema son los “otros”, quienes aplastan el desarrollo de la ciudad sin fundador, es una estrategia que no por vieja (y eficaz en algún tiempo), deja de ser tentadora en su reutilización.

Pero hay más. Por un doble motivo, también al PRO local le sirve esa polarización. Por un lado, porque la discusión sobre la permanente necesidad de achique del Estado es algo que seduce a los neoliberales de cualquier parte del mundo. Por más que la gestión local haya cometido innumerables errores de gestión, el desarrollo de algunas políticas de fuerte vinculación público – privado, es algo que aborrecen los amarillos locales (y no nos referimos a los colectivos de Bermúdez). Por otro lado, la confrontación no hace más que darle aire a un sector político que viene muy apaleado con discusiones internas que reflejan cuanto de argumento pueril tiene esto de trabajar un día por los argentinos, otro por los santafesinos y después sólo por los rosarinos. Lo que resulta seductor en verdad, es la posibilidad concreta de obtener aire político de parte de un grupo que está partido entre los intereses de los que se fueron a Buenos Aires y los que se fueron a Santa Fe, respondiendo a diferentes referentes nacionales, y que ha sido lo suficientemente inteligente para que esa “interna permanente” no salga a la luz pública.

Pero en definitiva la discusión pública a la que asistimos el conjunto de los rosarinos la semana pasada termina siendo FALSA. Y también por partida doble. En primer término porque nadie salió a reivindicar que los dichos de Frigerio fueron dichos en los términos que la intendenta y sus funcionarios salieron a comentar y responder. Y además, huelga decir que en cualquier elección, sea para cargos ejecutivos o de medio término como las que se avecinan en el país, nada impide que se discuta los modelos de gestión, sean exitosos o no. Sean pura hojarasca o no. Vale recordar que en esta ciudad, nuestra ciudad, esa que dice sentirse orgullosa de su política sanitaria, en algún tiempo se cerraron los centros de atención primaria de la salud en horario nocturno, en los barrios más alejados del centro de la “Barcelona argentina”, limitando el derecho de los que menos tienen y que el ya famoso Plan Abre vino a solucionar desde la gestión provincial lo que en Rosario no se pudo, no se supo o no se quiso hacer. Sería bueno no olvidarlo.

 

(*) Analista político de Fundamentar.com

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hola@fundamentar.com (MIGUEL GÓMEZ(*)) Opinión Tue, 11 Jul 2017 22:10:01 -0300