Miércoles, 01 Abril 2015 16:27

Las Convulsionadas Elecciones en Nigeria

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Goodluck Jonathan y Muhammadu Buhari Goodluck Jonathan y Muhammadu Buhari

Este fin de semana tuvieron lugar las elecciones presidenciales y legislativas en Nigeria, en medio de ataques terroristas de Boko Haram y problemas técnicos en el sistema de votación. La victoria de la oposición marca un punto de inflexión en el país más grande del continente en términos económicos y poblacionales.

Las elecciones presidenciales y legislativas estaban previstas originalmente para el 14 de febrero pasado, pero una semana antes la Comisión Electoral Nacional anunció que las mismas se postergarían por problemas de seguridad con el grupo extremista Boko Haram.

En este marco de tensión creciente, los dos principales candidatos -entre los más de una docena que se presentaron- el actual presidente Goodluck Jonathan, del People’s Democratic Party (PDP) y el principal opositor, Muhammadu Buhari, de la coalición All Progressives Congress (APC) -que aglutina al Congress for Progressive Change (CPC), al Action Congress of Nigeria (ACN) y  All Nigeria Poeple’s Party (ANPP)- firmaron un pacto el jueves 26 de marzo. En el mismo se comprometieron a aceptar los resultados electorales con el fin de evitar brotes de violencia política poselectoral, teniendo como antecedente las revueltas pos comicios del año 2011, donde fallecieron casi mil personas, que habían tenido como actores centrales a los mismos candidatos.

Tal era la incertidumbre que ciertas voces de la oposición habían acusado en febrero a la Comisión Electoral de retrasar la fecha sólo con el propósito de que Jonathan tuviera mayor margen de tiempo para recuperar votos


La relevancia de este acuerdo se enmarcó en el virtual empate técnico que se preveía entre los dos candidatos en los días previos a los comicios. Tal era la incertidumbre que ciertas voces de la oposición habían acusado en febrero a la Comisión Electoral de retrasar la fecha sólo con el propósito de que Jonathan tuviera mayor margen de tiempo para recuperar votos, desestimando el argumento oficial de que se retrasaban porque las fuerzas armadas estaban abocadas a la lucha contra el grupo terrorista y no podrían hacerse cargo del dispositivo electoral.

Finalmente, el sábado 28 de marzo tuvo lugar el inicio de los comicios electorales, las cuales se extendieron hasta el domingo 29 por problemas técnicos con el sistema de lectores de los carnés electorales biométricos, el cual fue puesto recientemente en marcha y retrasó los comicios. De hecho, el mismo presidente y su familia sufrieron un grave retraso porque el sistema no reconocía sus tarjetas de votación y debieron realizar manualmente el proceso.

LAS DOS CARAS NIGERIANAS 

Goodluck Jonathan y Muhammadu Buhari representan las líneas de fractura de la nación nigeriana. El opositor Buhari es un musulmán procedente del norte pobre del país que cuenta con una carrera militar en la que se destaca haber sido presidente de facto entre 1983 y 1985. Durante su mandato llevó adelante una campaña en contra de la corrupción, con el establecimiento de tribunales militares para que juzgar a políticos y funcionarios acusados, e impulsó leyes que incluían la pena de muerte para delitos de piromanía, contrabando petrolero y tráfico de drogas.

El presidente Jonathan es del partido que gobierna el país desde el regreso de la democracia en 1999. Es cristiano y originario del sur del país, la región rica por su producción de petróleo. A pesar de contar con logros durante su mandato, Jonathan enfrenta una situación de desgaste.

Por un parte, consiguió desactivar las reivindicaciones secesionistas violentas de los grupos del Delta Níger, la zona petrolera nigeriana y consolidó a la economía del país como la primera del continente, superando a Sudáfrica con un PBI de 500.000 millones de dólares tras un período de crecimiento a tasas del 6%.

El crecimiento económico se basó principalmente en la producción petrolera y el alto precio al cual se mantuvo durante la última década, a pesar de los persistentes problemas de sabotaje y robo en los oleoductos. La producción nigeriana es de 2.524 millones de barriles diarios y posee reservas probadas de 37 mil millones, ocupando el puesto 12 de los productores a nivel mundial.

La gran dependencia del petróleo ha llevado a que el país más poblado del continente, con 177 millones de habitantes, se encuentre extremadamente vulnerable ante la actual caída de los precios


Dado que la actividad petrolera representa casi la mitad de su PBI, el gobierno recientemente lanzó un plan de industrialización nacional para aumentar el sector manufacturero de un 4 a un 10% del PBI. Un sector muy importante en este aspecto es la agricultura, que si bien se encuentra relegado, ocupa un 70% de la población de económicamente activa, siendo un sector que el gobierno busca promover fuertemente.

La gran dependencia del petróleo ha llevado a que el país más poblado del continente, con 177 millones de habitantes, se encuentre extremadamente vulnerable ante la actual caída de los precios y que se hayan profundizado las desigualdades sociales y geográficas entre un norte musulmán pobre y excluido y un sur cristiano pujante y rico.

EL FACTOR BOKO HARAM 

El gran “debe” de Jonathan es su ineficaz plan para combatir a Boko Haram, grupo aliado del Estado Islámico. En la actual campaña, el principal punto de Buhari fue que combatiría a los terroristas efectivamente.

El accionar de este grupo se profundizó a partir de 2009 –con cifras que indican que asesinaron a casi 15 mil personas y forzaron la migración de al menos 2 millones- y se hizo mundialmente conocido tras el secuestro de dos centenas de niñas y adolescentes de una escuela católica en abril de 2014 y la utilización de una “niña bomba” en febrero de 2015, en paralelo a los ataques contra Charlie Hebdo en Paris.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el año 2014 sumó a Boko Haram a la lista de grupos terroristas y desde ese momento han sido numerosas las reuniones entre países de la región junto a Estados Unidos y Gran Bretaña para contribuir con el gobierno de Jonathan.

Actualmente, una fuerza regional conformada por militares de Camerún, Chad, Níger y Benín bajo la égida de la Unión Africana, que este año aprobó el despliegue de 8.500 soldados, actúa en el norte de Nigeria combatiendo a los extremistas. Estados Unidos expresó su respaldo a esta fuerza combinada, al igual que Francia y el secretario general Ban Ki Moon, pero el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debe aún expedirse sobre si respaldará logística y financieramente la iniciativa militar.

Durante las recientes elecciones presidenciales, el grupo cumplió con sus amenazas de interrumpir el día electoral y en los estados de Yobe y Gombe dispararon a electores y produjeron disturbios que dejaron al menos 20 muertos.

Por primera vez desde el retorno a la democracia en 1999, Nigeria será testigo del traspaso del poder hacia un candidato de oposición.


UN FINAL PARA LA HISTORIA 

Los resultados finales de la que fue calificada la “elección más cara de la historia” (por la cantidad de dinero que se gastó en la campaña) marcaron un verdadero punto de inflexión con la victoria de Buhari, con un 53% de los votos (15,4 millones de votos), contra el 46% del actual presidente (13,3 millones).

Por primera vez desde el retorno a la democracia en 1999, Nigeria será testigo del traspaso del poder hacia un candidato de oposición. Además. Al haber reconocido Jonathan su derrota de forma inmediata, se dio cumplimiento al pacto de aceptación de los resultados electorales mencionado más arriba, a la vez que contribuyó a neutralizar cualquier eventual apresto de violencia.

La agenda que deberá enfrentar Buhari no está exenta de desafíos. Desde su asunción a finales de mayo, tendrá como principales ejes de acción el desactivar a Boko Haram, comenzar un proceso de crecimiento con inclusión que lleve a Nigeria a superar su índice de pobreza multidimensional de 0.3, sacar de la misma a la mitad de la población sumergida en la misma, y combatir la corrupción, una cuestión pendiente que ubica al país en los primeros puestos en este rubro. El dato alentador, en tanto, son las positivas proyecciones económicas nacionales, a pesar del derrumbe de los precios del petróleo. 

 

(*) Licenciada en Relaciones Internacionales, UNR. Investigadora de la Fundación para la Integración Federal. Coordinadora del Programa América Latina-África (PEALA), UNR.

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