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Fundamentar - Internacional https://fundamentar.com Thu, 28 Mar 2024 08:17:13 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Estado de sopor https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6745-estado-de-sopor https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6745-estado-de-sopor De la serie "La Nada en el Vacío"

"A veces estoy tan bien, a veces tan down.
Calambres en el alma,
Cada cual tiene un trip en el bocho,
difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo."
Promesas en el bidet - Charly García

La política argentina llega a la última quincena del año con un escenario de variadas indefiniciones que, ilusoria o inocentemente, algunos quieren adjudicar al mundial de fútbol de Qatar. En un país visceralmente futbolero, la performance de la Selección Argentina nos ha colocado en un lugar inusual para estos días del año. Ya se acerca nochebuena, ya se acerca navidad y nadie parece haber estado del todo preocupado por los encuentros ni por cómo estará el clima en los días festivos. Mucho menos por el devenir y los acontecimientos políticos que aparecen cada vez más en una lógica enmarañada que sólo interesa a unos pocos. Todo parece estar alcanzado por una especie de estado de sopor que, como define la Real Academia Española, se define como “el embotamiento de los sentidos y la torpeza de movimientos”. Para la primerísima de nuestras preocupaciones quedan pocas horas para las definiciones. Para las otras, bastante más. Si usted tiene ganas y tiempo, entre sufrimiento, cábalas y angustias varias, pase y vea.

El “renunciamiento” de Cristina Fernández de Kirchner activó varias respuestas esperables. La primera de ellas, tradicional en el manual de gestión de la política kirchnerista cuando se toma una decisión que altera el tablero, devino en el silencio vicepresidencial y, a la vez, activó algo que podía esperarse de antemano: la conformación de algunas mesas políticas que tienen como foco principal las elecciones de 2023. Picaron en punta un conjunto de gobernadores (para hacer honor a su exitosa carrera, el santafesino Omar Perotti no fue de la partida) y un grupo de sindicalistas que suelen mostrarse muy amigables con ciertos espacios de poder. El sentido del encuentro se sustenta en la necesidad de encontrar un candidato, si se puede propio, que les garantice una mayor visibilidad y algunas certezas de cara a lo que viene.

Fenómeno raro el de los gobernadores que mientras imaginan una candidatura nacional, apuestan por la eliminación de las PASO para elegir a dedo a sus “pollos” y por una separación de las elecciones nacionales de las provinciales a los fines de blindar sus territorios.

Fenómeno raro el de este conjunto de sindicalistas que, mientras varios de ellos resultaron decididamente complacientes con las intenciones macristas del período 2015 – 2019, hoy pugnan por una representación institucional en listas de legisladores, a la par que plantean la queja de no haberla logrado en las últimas elecciones, como sí le sucedió a quienes tributan en el kirchnerismo. La pregunta es simple: ¿por qué un líder (o lideresa) te regalaría la promesa de una representación de un espacio del que nunca te sentiste parte? La respuesta es más sencilla aún.

El Partido Justicialista se encuentra en estado de discusión. No de ebullición porque para eso se necesita de una militancia que, luego de la definición cristinista, está como en el tango “sin saber que trole hay que tomar para seguir”. Sin un candidato definido previamente, la semana registró dos hechos que reflejan esa falta de definiciones de las que hablábamos al comienzo: el acto presidencial por la celebración de los tres años de gobierno, lo cual no derivó precisamente en un extendido reconocimiento oficialista y la buena nueva del número inflacionario de noviembre que llegó al 4,9%.

https://twitter.com/INDECArgentina/status/1603465007026606096?cxt=HHwWoMC4mbW708AsAAAA

No deja de ser paradojal la situación ya que ese número mensual que en otros países representaría un problema, en la Argentina deja una mueca de cierta conformidad. Como siempre, cualquier hecho político, y la inflación lo es, debe ser analizada desde el contexto que la enmarca: coquetear sistemáticamente con un alza de precios que ronda entre el 6% y el 7%, no es una buena señal para nadie. Completa el cuadro el dato de una baja sustancial en el índice de alimentos, construido en base a mucha “perseverancia” sobre los formadores de precios.

Con ese dato alentador a cuestas, la oposición política y la corporación mediática (que son más o menos lo mismo) se encargaron a partir de mismísimo jueves de empezar a poner dudas sobre el método de medición, parangonándola, sin ningún tipo de denuncia de los trabajadores y académicos del Indec, con los tiempos de Guillermo Moreno. Si la baja persistiese (habrá que prestarle especial atención a diciembre que históricamente resulta un mes “caliente”) estos sectores podrían encontrarse ante un nuevo y doble problema: el cambio de ánimo social con una inflación que pueda mostrar una tendencia a la baja y la emergencia de Sergio Massa como un referente en donde buena parte del peronismo estaría dispuesto a pedirle (sino rogarle) por una candidatura presidencial. Qué hará el tigrense es una cosa que sólo él debe tener en claro. Si es que lo tiene.

Ese estado de sopor se completa con la situación de un congreso nacional paralizado en cuanto a la sanción de leyes. Lo excepcional del asunto es que ello no responde exclusivamente a lo que podríamos definir como las naturales diferencias que surgen en un esquema de poder tan marcadamente polarizado entre dos fuerzas antagónicas, y que, en algunas ocasiones concluiría con un escenario de empate permanente que articula un constante bloqueo del propio sistema político.

Como en algunas crisis de pareja, aquí las razones se sustentan en la presencia de un tercero (o tercera) en discordia: el Poder Judicial y la Corte Suprema de Justicia de la Nación que lo gobierna. La apelación sistemática a juzgados para dirimir cuestiones que le corresponden a la dimensión de la política, la recurrencia a tecnicismos que garanticen supuestos intereses generales, la aceptación gustosa de buena parte del sistema de justicia de auto habilitarse el rol de árbitro en pleitos que exceden al mundo del derecho y la promiscua relación construida entre una parte de la dirigencia política, jueces, fiscales, servicios de inteligencia y medios de comunicación, han derivado en un momento histórico donde la política le pide permiso a la justicia, permiso “para ser”. El estropicio generado en el Consejo de la Magistratura sobre el que esta semana tuvimos un nuevo capítulo, no ha hecho más que confirmar el deterioro comentado: ese propio organismo paralizado, siete universidades sin haber sido creadas, autoridades de la Cámara de Diputados sin nombramiento efectivo y la ley de humedales sin tratamiento efectivo, son consecuencia de ese desandar.

Serko
Serko

La política argentina no se detuvo ni entró en ese estado de sopor por culpa del mundial, sino porque ha terminado siendo víctima de su propio devenir. A la hora de la verdad, y de acuerdo a los resultados, buena parte del quehacer opositor no se define en la sede la Unión Cívica Radical, del PRO, del municipio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ni en la de la Fundación FIFA con sede itinerante en Qatar, sino en el cuarto piso de la calle Talcahuano 550, hábitat natural de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, mismo organismo que, de yapa, esta semana tomó la decisión de no revisar uno de los casos sobre los que Milagro Sala ha recibido condena, y por lo tanto, la misma ha quedado firme. De paso, con esa decisión agregó un nuevo foco de conflicto interno en el Frente de Todos, ya que algunas voces han comenzado a pedirle al presidente de la Nación por un indulto al que Alberto Fernández ha rechazado históricamente.

El mundial y el año comienzan a despedirse. Vivimos las últimas horas y días de cada uno de ellos. Pero, mientras en el primero las definiciones son inexorables, este 2022 le hereda a su sucedáneo un cúmulo de situaciones no resueltas que, seguramente, marcarán la cotidianidad de los próximos 365 días. Carlos Alberto García Moreno canta que cada uno tiene un trip en el bocho y que así es muy difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo. Nada muy distinto a cierta dirigencia política. Salud Selección Argentina, y que en su juego y resultado, encontremos una verdadera alegría que, a la vez que colectiva, sea definitiva.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 17 Dec 2022 16:28:55 -0300
El juego de las diferencias https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6727-el-juego-de-las-diferencias https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6727-el-juego-de-las-diferencias El juego de las diferencias

Allá por la década del 80’, uno de los diarios que se publicaban en Rosario, tenía la particularidad de que en la página de los chistes que cubrían la contratapa, aparecía un dibujo / juego que tenía dos imágenes en principio iguales. La gracia consistía en descubrir las siete diferencias que existían entre ambas, lo que permitía que el preadolescente de entonces y que hoy escribe estas líneas, luego de pasar por la sección de deportes, se entretuviera unos minutos con esa publicación. La semana que culmina fue rica en movilizaciones sindicales, en la centralidad que supone la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en, si se quiere, lo que tenemos más a mano en nuestro pago chico del sur litoraleño. Como hace cuatro décadas atrás, si miramos con atención, las diferencias surgen a simple vista. Pasen, y más que nunca, vean.

Por donde se mire, la convocatoria del 17 de agosto fue contundente. Una vez más, el movimiento obrero argentino demostró su capacidad de movilización, lo cual no representa una novedad en sí misma, pero nunca viene mal tener a mano un ejemplo que confirme verdades, si se quiere, ya históricas. El hecho político sirve para llamar la atención de propios y extraños, confirmando que, en la Argentina, la calle sigue siendo un lugar de disputa que los sindicatos y los movimientos sociales no están dispuestos a regalar sin más.

La marcha, anunciada hace más de un mes atrás, hasta pocos días antes debió ser confirmada públicamente en su realización. Más allá de lo coyuntural del reclamo, cuestión que abordaremos en las líneas que siguen, no debe negarse que la movilización, más allá de las declaraciones dirigenciales de ocasión, cumplió el doble rol de llamarle la atención al gobierno, pero también a ciertos sectores de la oposición que en su proyección ilusoria del mediano plazo, imaginan soluciones poco coincidentes con los principios de una vida democrática. 

La coyuntura actual de la política presenta varias particularidades digna de señalar. Por un lado el oficialismo parece estar dando, luego de diez meses, algunas señales de armonía política que se sintetizan en la llegada de Sergio Massa al ministerio de Economía y la renovación parcial del gabinete nacional. Por el otro, la oposición encarnada en Juntos por el Cambio parece haber entrado en una zona de disputa interna con una ferocidad propia de amantes despechados.

En ese contexto, la CGT decide convocar a una marcha en la que, rápidamente, obtuvo el acompañamiento de la CTA y CTEP. Vale recordar que, en su afán por derrotar a lo que representaba y suponía para el futuro un hipotético nuevo gobierno de Mauricio Macri, el movimiento obrero en su conjunto (con la excepción de aquellos sindicatos que tributan en cierta izquierda) saludó y formó parte del armado y posterior existencia del Frente de Todos.

Ese último hecho, es obvio que condiciona cualquier movilización que se pretenda masiva y aglutinante a los fines de quejarse por el alza del costo de la vida. Por ello la dificultad para encontrar un lema convocante común. “Contra la inflación y los especuladores” no parece cumplir con cierto ABC de la política que supone que, cuando se sale a la calle, la consigna convocante debe ser clara, sobre todo si varios de los dirigentes que la proponen, tienen diálogo directo con esas patronales que fungen de formadores de precios.

Y, además, están las diferencias que algún bien intencionado podría referenciar como matices pero que, en el fondo, reflejan situaciones estructurales que han llevado a la existencia de, cuanto menos, tres centrales obreras.

El proceso no es nuevo. Cuando se estudia el largo plazo, resulta evidente que el movimiento obrero sale de la última dictadura cívico – militar fuertemente debilitado y con una atomización que se ha profundizado con el correr de las décadas. Debe decirse: si la convertibilidad de los 90’ favoreció al sector de servicios potenciando a los gremios que se desarrollan en ese rubro y llevó al borde de la desaparición a los que tenían cualquier tipo de referencia a la producción industrial, fundamentalmente los vinculados a las pequeñas y medianas empresas; la década ganada, con el resurgimiento de aquellos sectores desfavorecidos y su sentido de Justicia Social inmanente, no alcanzó a diseñar un mercado de trabajo más homogéneo, en nivel de ingresos, en derechos consagrados o en fortaleza sindical.

Y como es obvio, eso se refleja en los intereses de cada sindicato, en la historia reciente y no tan reciente de cada líder, y en lo que expresa cada uno de ellos a la hora de imaginar las respuestas más urgentes de este tiempo. Si resulta fuerte no poder articular una consigna común para la movilización de varias decenas de miles de ciudadanos, mucho más llamativo resulta escuchar las diferencias de qué hacer, por ejemplo, con la mejora en el ingreso para el conjunto de los trabajadores.

En una misma jornada radial podremos escuchar a Carlos Acuña, uno de los integrantes del triunviro que conduce la CGT, pelearse con periodistas que le repreguntan por la idea del pago de una suma fija, desechándola porque según el dirigente del Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio, cada gremio debe discutir su paritaria, mientras que Hugo Yasky, ese enorme dirigente que, como diríamos en un estadio de fútbol, bancó los trapos en lo mejor del macrismo, reconoce que ese tipo de medida podría ser viable para la coyuntura de estos meses.

La ausencia de un liderazgo sindical fuerte de otrora, no permite siquiera la posibilidad de que la marcha común cierre con los discursos de los dirigentes más importantes. El riesgo del “error político” es tan grande, que todo se resume a un documento que se lee al final y que se comunica previamente al conjunto de la sociedad a través de redes y medios de comunicación.

Pero las diferencias no se agotan allí. También existen las de tipo regionales, donde para un mismo rubro o actividad, el nivel de ingresos de cada trabajador dependiendo de la provincia de la que se trate, resultan notorias y evidentes: por capacidad económica pero también (y esto es fundamental) por actitud política. El caso santafesino en el área de educación no deja de ser sintomático: mientras la provincia queda alcanzada por una serie de medidas de fuerza que harán que en el mes de agosto sólo se brinden clases en nueve de los veinte días hábiles, a partir de una obcecada actitud gubernamental de no reabrir paritarias en el mes de agosto, la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, ya anunció la reapertura de paritarias sobre comienzos del mes de agosto. Nunca está de más recordarlo: el capricho nunca sirve como herramienta política.

A cambio de una, quedan dos tareas en forma de preguntas para hacer e intentar responder en casa queridos lectores, estimadas lectoras (el fin de semana pasado trabajamos extra con dos artículos publicados, ahora le devolvemos la atención). La primera es si la convocatoria del último miércoles debilita al gobierno nacional o si, de alguna manera, en ese delicado equilibrio que supone la realización de una marcha sin consignas y con la ausencia de nombres propios sobre los que machacar, el llamado de atención que implica tener a miles de trabajadores en la calle no sirve de argumento de base para que el oficialismo se anime a más en ciertas disputas que, según los dichos de Pablo Moyano (y habría que ver su nivel de representatividad más allá del contorno de los camioneros), deben darse con los responsables del aumento de precios.     

Y la segunda pregunta, tal vez algo más estructural y que seguramente propiciará el enojo de algunos compañeros que sistemáticamente nos leen semana a semana, refiere a una cuestión tan antigua como la idea de expresarse en la calle en una sociedad democrática. Vale saber en qué medida, y el caso santafesino de estos días nos cae como anillo al dedo,  las justas demandas de trabajadores formales que se traducen en medidas de fuerza que rápidamente escalan en cantidad de días de paro cada vez más numerosos, no se traduce en una deslegitimación ante el resto de la sociedad que asiste preocupada ya no sólo a un proceso inflacionario que no cede sino también a una ausencia de acceso a servicios que, en pleno siglo XXI, se consideran esenciales.

Lo traducimos para que no se entienda mal: paros de tres días por semana, habiendo logrado que el gobierno santafesino ponga fecha a las paritarias, ¿juega a favor o en contra de todo aquello por lo que se lucha? Más allá del justo enojo de trabajadores de salud, de la docencia y estatales con las últimas decisiones gremiales, vale saber si no se condiciona cierto apoyo social, siempre necesario, a partir de un pedido para el que solo quedan, ahora, dos semanas. Dudas de un atribulado analista.

Pese a las dificultades para su realización, la marcha convocada inicialmente por el mundillo cegetista puede confirmarse como exitosa. Más allá de las diferencias de fondo y de ciertos vedetismos discursivos, el mensaje llegó claramente a los múltiples destinatarios. En buena hora. No es está nada mal para tiempos tan confusos y para cierto sindicalismo que en no pocas ocasiones, sólo atinó a mirarse el ombligo. Bienvenidos al juego común, a pesar de las diferencias.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 20 Aug 2022 22:38:51 -0300
Arena seca entre los dedos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6695-arena-seca-entre-los-dedos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6695-arena-seca-entre-los-dedos Arena seca entre los dedos

Y se va, como todo se va
Como el agua del río hacia el mar
Y se va, como todo se va

Coti Sorokin

En un sistema democrático el poder político fluye. Nunca se detiene. Y si lo hace es temporal. Sobre esas temporalidades es la que se hacen los posicionamientos individuales colectivos, de personas, de corporaciones y sobre las que se realizan los análisis. En ese fluir, la visualización de la política como un juego de suma cero, donde el poder que pierden algunos actores, lo ganan otros, ha servido como una herramienta conceptual de reinterpretación si se quiere, sistémica. Pero, como cualquier teoría de lo social, no siempre resulta completa para explicar la realidad en su totalidad. Con un oficialismo argentino debilitado, es válido preguntarse si es la oposición la que usufructúa esa limitación y la transforma en ganancia para sí misma. Los días posteriores al sábado de la Independencia parecen haber dado algunas señales en ese sentido. Repasemos.

En materia de economía la semana no resultó nada halagüeña para el oficialismo. El dato de la inflación de junio, que alcanzó el 5,3%, confirmó el piso alto sobre el que se mueve el proceso inflacionario en la Argentina, y actuó como elemento complementario del aumento de la cotización de los distintos tipos de dólar que conviven en el país. Para sumar al cuadro, la proyección del incremento de precios para julio marca un escenario de empeoramiento. En qué medida influyó la decisión del Banco Central de elevar la tasa impositiva a las compras con tarjetas de cuentas en el exterior, sabrán explicarlo mejor los economistas, pero el hecho puede servir como referencia de los límites que pueden tener ciertas decisiones en materia económica: una olla a presión sometida a mayor calor, tiende a desbordar su contenido a como dé lugar.

Las señales que suponen las reuniones entre las tres patas que conforman el Frente de Todos, y que se corporiza en las figuras de Sergio Massa, Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández no necesariamente alcanzan para “calmar” a esa entelequia llamada mercados. Pero, además, si el formato de encuentro elegido parece no ser suficiente hacia afuera, tampoco lo es hacia adentro.

El diálogo siempre es bienvenido. Pero además de preguntarnos si no llega tarde, vale saber si el formato “secreto” de las reuniones no resulta contraproducente. Sobre todo, si es que horas después deben desmentirse la supuesta temática abordada. Tal vez, la presencia completa de la tríada en actos protocolares y no tanto (por ejemplo, la celebración del 9 de Julio en Tucumán o la promulgación de la reforma de la ley VIH) puedan servir como una buena referencia.

https://twitter.com/alferdez/status/1548062982805917697

Si en materia de conducción política del frente, la tregua parece haberse impuesto, no deja de llamar la atención que, de alguna forma, la grieta se haya reformulado al interior del oficialismo, teniendo ahora a los movimientos sociales en su conjunto como artífice de cuestionamientos que, en algunos casos, parecen excesivos.

Aunque parezca que pasó hace mucho, los anuncios de la (acusada de) “cavallista” Silvina Batakis sucedieron el día lunes, hace apenas, cinco días. Que la lucidez y claridad meridiana de ciertos dirigentes piqueteros dependientes del Partido Obrero, siempre tan efectivos a la hora del acompañamiento popular en las elecciones, concluyan en definiciones supuestamente antisistémicas, es parte del acervo nacional. Ahora bien, que a esa ola se suban personajes que forman parte del oficialismo, contando como propios a funcionarios que integran equipos ministeriales, no deja de ser llamativo. ¿Serán como la mamá tero, que pone los huevos en un lado, pero grita en otro? Vaya uno a saber.

Para no quedarse afuera del reclamo sobre un momento que es verdaderamente preocupante, la CGT salió a reconocer que está pensando en una movilización que sirva de queja por los movimientos especulativos de los últimos días y su definitiva incidencia en los precios de toda la economía. Siempre fieles a ese pragmatismo que le permite a su dirigencia ocupar cargos durante décadas, propusieron el 17 de agosto como fecha de la movilización, o sea, 32 días antes. Ya tendrá tiempo el oficialismo para diseñar una estrategia que limite la convocatoria.

En ese devenir, algunos insisten con la idea del Salario Básico Universal (o alguna forma parecida) que sirva como alivio del bolsillo de varios millones de argentinos. La pregunta sobre su factibilidad se sintetiza en una característica ya definitiva en los tiempos que corren, no sólo en la Argentina sino en Latinoamérica y Occidente todo; en qué medida los espacios de centro izquierda que llegan al poder, cuentan con las herramientas de poder adecuadas para transformar la realidad.

La tensión se reduce a cierto posibilismo del que dábamos cuenta ya en febrero de 2021, (“La crítica y lo posible”) y de cómo el oficialismo se diferencia hacia su interior entre aquellos que entienden el poder limitado con que cuenta el Frente de Todos y aquellos que sostienen la idea de avanzar, aunque la derrota esté asegurada de antemano, dando batallas épicas que seguramente nos darían la razón, pero que el desgaste producido no sería inocuo. No deja de ser un buen ejemplo la famosa resolución 125 (de la que el domingo 17 se cumple un nuevo aniversario del voto no positivo de Julio Cobos), que, sistemáticamente, ha impedido cualquier intervención más o menos importante de parte del Estado argentino para imponer medidas de corte progresivo en ese sector.

Y si hablamos de la ruralidad, no podemos soslayar el paro de comercialización con movilización que propuso la Mesa de Enlace para el miércoles 13, reclamando por una serie de medidas que rondaron entre la desactualización (faltante de gasoil), la suposición sin fundamento (aumento de retenciones) y el tratamiento psicológico (incertidumbre económica). Nuevamente, mirando la masividad de la foto de 2008, poniendo en contexto el empeño puesto en estos días por la corporación mediática y la oposición encarnada en Juntos por el Cambio en su convocatoria, la movilización resultó un fiasco.

Unas pocas decenas de personas y pick ups (centena si usted lo desea querido lector, estimada lectora), en cada lugar elegido para hacer oír los reclamos, con la inestimable presencia de encumbrados dirigentes amarillos, llegando al simpático hecho de que una senadora santafesina participara de la protesta en la provincia de Entre Ríos y no en Santa Fe, reflejan que la actividad agropecuaria, ese día, estuvo en otra cosa.

Ese evidente fracaso se suma a la convocatoria en plazas y calles del sábado 9 de julio. Otra vez, poca movilización en las grandes ciudades, incluso en la siempre antiperonista Ciudad Autónoma de Buenos Aires, destacándose como referencia grave, la presencia de una réplica de guillotina que debería cumplir su sagrada función sobre los partidarios del Frente de Todos que debían estar “muertos, presos o exiliados”.

La oposición que encarna la derecha argentina, también tiene un problema evidente. No logra capitalizar definitivamente ese humor social que puede resultar decepcionado con el gobierno. Ambas movilizaciones convocadas y agitadas por el PRO se quedaron a mitad de camino de aquello que verdaderamente buscaba: desde el intento de esmerilar al gobierno, mostrarse como opción de poder real.

Pero hay un complemento. Esa pobreza franciscana en la convocatoria en las calles también alcanza a Javier Milei, la ¿ex? estrella fulgurante de la oposición. Dos datos confirman la aseveración. El primero refiere a la escasa presencia ciudadana en sus incursiones políticas del territorio, lo que, por ahora, lo muestra más como un referente mediático antes que a un dirigente en crecimiento (¿versión aggiornada del modelo Carrió?), y el segundo, se apalanca en las encuestas que marcan un notable deterioro de su imagen en poco menos de tres meses. Como las burbujas de cualquier espumante que se precie: lo que rápido sube, rápido baja. Por acá dejamos otra recomendación en el estudio de Zubán – Córdoba y asociados » CLICK AQUI

En definitiva, si la política es un juego de suma cero que fluye como el agua de río hacia el mar, en un contexto de un oficialismo debilitado, con renovadas mini grietas de ocasión y una oposición que en sus diversas variantes no logra capitalizar en las calles ese malestar que dice representar, vale preguntarse dónde queda ese poder, donde tributa, quien lo interpela. Como la arena seca y fina que se escurre entre los dedos, su consolidación parece fluir sin que nadie lo pueda usufructuar del todo. En resumen, y esta es una posible buena noticia para el oficialismo, lo que redunda en amenaza y debilidad, tal vez, y solo tal vez, con generosidad e inteligencia, en el Frente de Todos puedan transformarlo en oportunidad de corto plazo y en utópica fortaleza para los meses que vienen.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 17 Jul 2022 10:14:46 -0300
El palacio de la oportunidad https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6676-el-palacio-de-la-oportunidad https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6676-el-palacio-de-la-oportunidad Palacio de Hacienda

En cuanto aparezca la oportunidad,
dirá lo que tanto ha esperado.
Contará lo que estaba guardado,
encontrará que en el fondo nunca hubo silencio.
Solo que no era,
solo que no era el momento.

Julieta Venegas

En pleno centro rosarino, en la esquina de Corrientes y San Luis, se yergue un hermoso edificio (la Casa Fracassi), construido en 1925 por Ángel Guido, sobre la base del estilo del renacimiento colonial. En su interior, se desarrolla un emprendimiento comercial (“El palacio de la oportunidad) el cual funciona, desde hace algunos lustros, como un polirubro en el que pueden encontrarse desde las típicas baratijas chinas de ocasión, a productos de calidad qué, a unas pocas cuadras, sobre el coqueto Paseo del Siglo, se consiguen al doble de precio.

De alguna manera, la no tan imprevista salida de Martín Guzmán al frente de otro palacio, el de hacienda, y la llegada de su sucesor (o sucesora), supone convertir a ese hecho en una oportunidad para un oficialismo que no encuentra un rumbo político claro desde, por lo menos, setiembre de 2021. Si redundará en un cúmulo de baratijas o en una referencia de mayor calidad económica lo definirá la agudeza política de esa designación, que, de alguna manera cierra una semana que resultó cargada de gestualidades que muestran los límites de la construcción política del Frente de Todos. Repasemos.

Promediando la semana Alberto Fernández se ganó la aprobación del oficialismo todo al levantar su agenda del día miércoles para viajar a Jujuy con el objetivo de visitar el sanatorio donde permanece internada Milagro Sala. De tono indudablemente humanitario, la jugada presidencial no pasó desapercibida en el mundillo de la política y despertó el berrinche de su carcelero de la militante detenida, el gobernador de esa provincia, Gerardo Morales.

La detención de Sala en lo particular, con los consiguientes reclamos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y la situación del Poder Judicial de esa provincia en general, con el ocultado escándalo que supone un máximo tribunal provincial manejado a gusto y “piaccere” por el ex funcionario de Fernando De la Rúa; demuestran, de manera ejemplar, dos hechos que podrían definirse como sintomáticos: el poco margen de acción con el que cuenta el oficialismo para la resolución de problemas que podrían definirse como elementales y las diferencias de criterios que existen para abordar su solución.

Indulto si, indulto no, intervención del Poder Judicial jujeño, herramientas que otorga (o no) la mismísima Constitución Nacional ponen en discusión (y en tensión) sobre cómo dar una respuesta a un ejemplo claro de arbitrariedad y avasallamiento institucional sobre una dirigente política que supo hacer de su lucha, una bandera que se proyecta al plano nacional.

https://twitter.com/alferdez/status/1542190261580845059

El resto de la semana también se completó con un cúmulo de actividades cargadas de gestualidades. Entre discusiones públicas y no tanto, sobre el uso de la lapicera como un instrumento de poder (de hecho, el artículo de este fin de semana estaba titulado “Sobre lapiceras y gestos”), la figura de Juan Domingo Perón, en un nuevo aniversario de su fallecimiento, también quedó incluida en los vaivenes de las tensiones oficialistas.

A la desprolijidad por la presencia presidencial en la sede de la CGT, se sumó la expectativa por la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, 24 horas después, en la ciudad de Ensenada. Honestamente, nada nuevo surgió de ambos actos, más allá de algunas confirmaciones que demuestran que el presidente tiene algunos problemas de articulación política, mientras su vice se muestra ante un público propio cada vez más entusiasta que pide por su candidatura en 2023.

Si los discursos de viernes y sábado nos habían obligado a prestar especial atención a la agenda política de lo que podía ocurrir durante el fin de semana, la renuncia de Martín Guzmán a la conducción del ministerio de Economía, pagó (y con creces) cualquier actividad que pudiéramos haber suspendido.

En un formato de ajedrecista político que hasta ahora había demostrado en pocas circunstancias, el discípulo de Joseph Stiglitz anunció su salida vía Twitter, mientras la vicepresidenta participaba del acto en la provincia de Buenos Aires, restándole buena parte del protagonismo político que las tapas de los diarios domingueros seguramente le asignarían.

La renuncia ha generado un inocultable ruido. Su fundamentación, a través de un texto de siete carillas, que recuerda al anterior renunciante Matías Kulfas, expone palmariamente la falta de acuerdo político hacia el interior del Frente de Todos sobre algunos ejes que deberían considerarse centrales, (tarifas y su segmentación, déficit fiscal, modos de reparto de la ayuda social) pero también la propia incapacidad del saliente funcionario, en poder logarlos.

https://twitter.com/Martin_M_Guzman/status/1543335683133095937

Con todo, también hay una gestión que puede ser revisada. En el debe, la gestión del platense deja una inflación que, según sus propias previsiones, el mes de junio debía profundizar una tendencia a la baja que, finalmente y de acuerdo a los datos de los últimos días, no estaría sucediendo. Si la semana anterior, en esta misma columna, afirmábamos que los plazos de Guzmán podían empezar a acortarse, eso obedecía a que la expectativa gubernamental para el próximo trimestre, se fundaba en una baja sustancial del alza de precios.

Por otro lado, la brecha cambiaria, tampoco resulta una buena noticia en sí misma, y trae consigo nuevas tenciones que refuerzan el círculo vicioso de una inflación que se proyecta, con suerte, en el 60% anual.

En el haber, aparecen el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que, en un hecho inédito en la política nacional, alcanzó los consensos legislativos necesarios para que se convirtiera en ley; una tasa de desempleo con tendencia a la baja y las primeras señales que indican que la actividad económica ya se encuentra en niveles pre pandemia.

Con la salida de Guzmán el oficialismo ha profundizado su crisis, aunque, bien articulada, la misma también puede ser pensada como una oportunidad. Si “la necesidad tiene cara de hereje”, resultaría saludable que el horizonte que suponen las elecciones presidenciales del año próximo, sirva como dique de contención de ciertos hechos que nos hacían repensar y revisar si las actitudes de algunos protagonistas daban por verdadero que “nadie se salva solo”.

El presente contexto debería superarse sobre la base de tres acciones que se suponen centrales:

1) Recomponer el diálogo al interior del Frente de Todos. Si algo dejó en claro la experiencia Guzmán, es que no se puede administrar los grandes temas del país sin que el conjunto de la coalición se sienta contenida en la discusión que vaya más allá de las segunda o terceras líneas del funcionariado. Si el espacio se construyó con una mesa de tres patas, la designación de un protagonista central del futuro mediato de la vida de los argentinos, no puede ser impuesta por una de las partes y no del todo.

2) Dar un mensaje claro a la ciudadanía antes que a los mercados. En un espacio que se autopromociona desde el “primero la gente”, debería resultar básico transmitir un mensaje de calma política más allá de las justas, legítimas o excesivas desavenencias políticas, a los ciudadanos y ciudadanas de carne y hueso, antes que a la entelequia del mercado.

3) Designar al frente del área económica, a un hombre o a una mujer que, de alguna manera, represente una síntesis del conjunto frentetodista. Seguramente no son tantos los nombres que encuadren en esta categorización, pero mucho más acuciante resultaría la designación de alguien que no sea ponderado por alguna de las partes.

Si, como nos parece interpelar Julieta Venegas, este era el momento de la renuncia del ministro de economía, sólo lo puede poner en valor la ponderación de cada ciudadano primero, y el desarrollo de los acontecimientos de los próximos meses después. Tal vez la designación del nuevo inquilino del Palacio de Hacienda, se transforme en la oportunidad de reencausar aquello que ha dejado de prevalecer en buena parte de la conducción del oficialismo: un verdadero sentido de unidad. La necesidad de la hora impone acuerdos reales y sinceros. Y como diríamos en mi Tablada natal: “teléfono para todos y todas”.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 03 Jul 2022 08:33:54 -0300
Discursos de fondo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6607-discursos-de-fondo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6607-discursos-de-fondo Discursos de fondo

La semana supuestamente “corta” en la previa del feriado de la Pascua, trajo tres hechos y un dato que en buena medida sintetizan lo que se discute por este tiempo en la Argentina de la supuesta post pandemia: el encuentro en Rosario organizado por la Corriente de la Militancia, las declaraciones del ministro Martín Guzmán en los estudios de C5N y el discurso que Cristina Fernández brindó en la Asamblea Parlamentaria Euro Latinoamericana en el Centro Cultural Kirchner. En el medio se conoció el dato de inflación de marzo, el cual dejó un número récord para los últimos 20 años. De alguna manera, la vinculación de estos elementos que nombramos, refiere a cuestiones de fondo que tensionan el día a día de la vida del país. Repasemos.

Relativizamos la idea de semana corta porque indudablemente la jornada desarrollada en Rosario, con la presencia de funcionarios de primera línea, intelectuales de innegable pertenencia a las corrientes populares de pensamiento y más de dos mil almas que acompañaron el convite, se transformó en el hecho político más importante del fin de semana anterior, proyectándose en los días venideros con análisis de todo tipo.

En la Argentina de hoy parece una eternidad hablar de un hecho político ocurrido una semana atrás, pero lo cierto es que mucho de lo que allí se dijo sigue vigente, guste o no. Lo que tal vez haya quedado más claro de la reunión sabatina, refiere a una especie de “espíritu” de unidad que sobrevoló en el ambiente.

Más allá de lo que pueda haberse dicho desde el estrado, dos cosas quedaron muy claras desde el comienzo: independientemente del aprecio por los que jugaron de local, la figura de la vicepresidenta fue permanentemente reconocida con aplausos, y este tiempo en donde la sociedad argentina parece decidida a haber dejado atrás la pandemia, sobrevive una necesidad que podría definirse como visceral, de escuchar y de encontrarse. Para tratar de entender parte de lo que está pasando y para, de alguna manera, recuperar, otra vez, la idea de que lo colectivo siempre es superior al micro mundo de cada uno de nosotros.

https://www.youtube.com/watch?v=fOwCQm7rE5E&t=4s

Lo hemos dicho desde el comienzo de la pandemia: fue al peronismo, con su lógica de construcción política con el otro, en la calle, en el cuerpo a cuerpo, y más allá de lo que digan la telepolítica y las redes, a quien más afectó las restricciones impuestas allá (no tan) lejos y hace (no tanto) tiempo.     

Unidad, cohesión, construcción de un nuevo relato, fueron tal vez las referencias conceptuales que marcaron la agenda de lo que viene con la idea imperturbable de cumplir con el compromiso asumido en 2019, y que las elecciones de 2021 parecieron trastocar. Qué tipo de unidad y cómo se consolida con el devenir de las semanas fue la referencia insoslayable.

Y si hablamos de cohesión, algo de eso dejó traslucir el ministro Martín Guzmán en su entrevista brindada al periodista Gustavo Sylvestre, en el canal de noticias C5N el día lunes. Habló de la necesidad de que los funcionarios de segundas y terceras líneas no realicen cuestionamientos públicos a la política económica vía medios y de que el gobierno está trabajando sobre un proyecto para captar parte de las rentas extraordinarias que deja la coyuntura económica mundial, que, indudablemente, profundizará las brechas económicas.

Es indudable que el ministro se siente fortalecido. Los ya antiguos rumores de su salida (recordarán los queridos y queridas lectoras que para finales de 2021 se afirmaba en muchos medios que, una vez logrado el acuerdo con el FMI, el ministro se iría del cargo), no han hecho más que validar todo lo contrario, reversionando aquella estrategia donde se confirman en el cargo funcionarios (o dt de fútbol) que a los pocos o días son eyectados de sus cargos.

https://www.youtube.com/watch?v=MmYVMtedMA4

Desgaste opositor, devaneos internos, los persistentes off the records, tan perennes en estos tiempos, han sabido instalar la idea de que varios funcionarios “están de salida”. Algunos medios han ido un poco más allá poniendo fecha a las eventualidades que se fueron corriendo: que antes de la Pascua, que durante o que luego de ella se vendría un restyling gubernativo. Este analista no tiene información de primera mano ni mucho menos, pero cuando una idea de este tipo se menea de esa manera, la dilación no representa nada bueno en sí mismo.

La presencia de Guzmán en el set de televisión, algo inusual para su estilo, lo mostró activo en la previa del dato económico y político de la semana: el Indec informó que la inflación de marzo alcanzó el 6,7% y puso en números lo que se sabía de antemano, por lo pre anunciado, pero también por lo que cada uno de nosotros “descubre” cuando va a un supermercado o, si tiene la suerte, compra algo de ropa.

https://twitter.com/INDECArgentina/status/1514317554336079872

Y decimos que es político porque indudablemente lo que sobresale, antes que el conteo de uno o varios productos y su evolución de su precio, es la discusión de cómo se distribuyen los ingresos en la Argentina.  Podrá decirse que la guerra ha sido un factor determinante (algunos indicadores en el primer mundo no dejan de asombrar), pero nadie podrá distraerse con una historia tan recurrente y persistente en la vida del país, opositores incluido.

No deja de ser cómico, a la vez que irritante, leer, escuchar o ver a algunos ex funcionarios, a la sazón comentaristas de la realidad, explicar el fenómeno de la inflación. Vamos a insistir hasta el hartazgo con dos ejemplos: Alfonso Prat Gay sostenía en 2015 que la devaluación que suponía dejar al dólar flotar libremente (el oficial valía $9, mientras que el blue o ilegal $16) no afectaría a la economía real ya que la misma se movía al ritmo de la cotización no oficial. Resultado: el país se comió una devaluación del 50% con una tasa de inflación en 2016 de más del 40%. Todo esto por no nombrar el 54% de suba de precios con la que el país dejó atrás en 2019 la gestión de Mauricio Macri. Sólo la desidia, el cinismo o la complicidad de varios de los interlocutores permite imaginar que ambos referentes tengan algo positivo para decir al respecto.

Y si hablamos de títulos mediáticos, no puede dejar de observarse el abordaje que muchos le dieron a la presentación de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Asamblea EuroLat. En la frase “que te pongan la banda y el bastón no significa que tengas el poder” varios creyeron encontrar un tiro por elevación a la figura del presidente. Es el problema de seguir la política por los titulares de medios o redes, quitándole sustancia al asunto.

Sólo basta tomarse el trabajo de leer el discurso completo o revisar históricamente la línea argumentativa de la ex presidenta para entender que el problema del poder no es un tema nuevo en sus abordajes políticos. Desde las construcciones discursivas en pleno conflicto con las patronales del campo en 2008, hasta llegar a justificar la recuperación de YPF (que por estos días se cumplen diez años), pasando por la fundamentación de la fenecida Ley de Medios de Servicios Audiovisuales, la relativización de las cuotas de poder con las que cuenta un dirigente político elegido por el voto popular, siempre estuvo presente entre sus preocupaciones.

En el discurso del jueves, otra vez, se aprecia su apelación a lo histórico como un recurso de su acción política. Va sobre el pasado y vuelve sobre los hechos del presente. Explica el “ancien régime” y declama los límites persistentes de la política cuando se enfrenta con los poderes fácticos, esos que nadie vota.

https://www.youtube.com/watch?v=pzXD9JCd5pI

Este último discurso, más allá de las quejas ridículas de parte de la oposición, siempre tan recurrentes a negar cualquier base de historicidad a la vida política de una comunidad, merece ser revisado porque pone el eje en algo aún más profundo, el cual refiere, en tiempos de notable interdependencia económica y social, a la persistente debilidad con la que conviven los Estado Nación en su relación con las grandes corporaciones.

Aunque haya enojos y diferencias, en esto último radica un punto de encuentro entre el hipotético proyecto que anuncia Guzmán para limitar las ganancias (o rentas) extraordinarias y lo que, sistemáticamente denuncia Cristina Fernández. Por eso la deslegitimación opositora a su presentación en el parlamento eurolatino y por ello la agitación permanente de cierta derecha, política y mediática, por la salida del ministro.

Las diferencias, a veces, parecen no ser tan profundas. Si sabrán verlo los distintos protagonistas es la pregunta que dejamos en formato de tarea para este fin de semana de turismo, encuentros familiares y celebración religiosa, queridos lectores y estimadas lectoras. Y aunque la casa no parezca estar en orden, felices pascuas para todos y todas.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 17 Apr 2022 08:57:51 -0300
De las buenas y de las otras https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6605-de-las-buenas-y-de-las-otras https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6605-de-las-buenas-y-de-las-otras De las buenas y de las otras

A veces estoy tan bien, estoy tan down.
Calambres en el alma,
cada cual tiene un trip en el bocho,
difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo.
De acuerdo…
(Charly García)

La primera semana de abril trajo como novedad tres hechos que el título de este artículo trata de representar. El protagonismo del Senado en temas que aunque alguno pueda tentarse con afirmar que poco tienen que ver con el día a día de cada uno de nosotros, ocupan una centralidad que merece ser destacada; las declaraciones del secretario de Comercio Interior Roberto Feletti cuestionando la política económica del gobierno que él mismo integra y los datos (que se conocieron casi en simultáneo) que confirman la mejora de los niveles de igualdad en la Argentina (Coeficiente de Gini). Las tres noticias tienen múltiples pliegues en segundo plano que deberíamos revisar. Pasen y vean.  

La Cámara alta ganó en visibilidad política y mediática con el tratamiento de dos proyectos que seguramente seguirán aportando matices en los días que vienen: el tratamiento en comisión del proyecto de ley que crea el Fondo Nacional para la cancelación de la deuda con el FMI y la aprobación con mayoría propia del proyecto de modificación del Consejo de la Magistratura de la Nación (CMN).

En el primero de ellos en la reunión de las comisiones ya quedaron asentadas claramente las posiciones de los espacios políticos mayoritarios. Mientras el oficialismo aparece como un bloque bastante consolidado en su defensa, la oposición encarnada en Juntos por el Cambio también se muestra unida, pero en el sentido del rechazo. Por ahora, la batalla dialéctica la viene ganando el Frente de Todos ya que la argumentación que ha prevalecido hasta aquí desde las huestes que alguna vez supo conducir Mauricio Macri, refiere a cuestionamientos al proyecto que desde tecnicismos que poco tienen que ver con la sustancia del asunto.

En el segundo de los temas, la aprobación de un nuevo proyecto para la conformación del Consejo de la Magistratura, el oficialismo obtuvo la media sanción con los números propios más el aporte de algún aliado como es el caso del senador por Chubut, Alberto Weretilnek.

Es probable que a buena parte de la población esta discusión le pase tangencialmente lejos, pero nunca viene mal recordar lo que representa el mencionado organismo; sobre todo en un país como el nuestro dónde el Lawfare, en su vinculación inestimable de jueces, medios y poder político, fue tan determinante para el período 2015 – 2019 y que, debe reconocerse, no ha sido desmontado ni mucho menos.

Nacido al calor de la reforma constitucional de 1994, según el artículo 114 de la Carta Magna, el Consejo de la Magistratura tiene a su cargo la selección de los magistrados y y la administración del Poder Judicial. Dada su composición colegiada conformada por jueces, abogados, académicos y legisladores, siempre resultó un centro de disputa política.

Hacia 2006, el kirchnerismo supo imponer con toda la legitimidad que permite la propia Constitución Nacional, una nueva ley que le dio otro formato y por ende otro funcionamiento. Nueve años después (sí, nueve años. Leyó bien querida lectora, querido lector) se presentó un pedido de inconstitucionalidad de esa ley, lo cual derivó en un “reciente” fallo de la Corte “Legislativa” de la Nación, que, luego de tener el expediente por cuatro años, falló a favor de la demanda y le ordenó a otro poder de la nación que en el término de 120 días sancionara una nueva ley.

La razón de ser del estropicio generado se sustancia (ya que nos metemos en el mundillo del derecho utilicemos parte de sus tecnicismos) en un máximo tribunal que se ve a sí mismo como último intérprete del sentido de la constitucionalidad argentina. Cinco seres humanos que no fueron nominados por las urnas (o cuatro a partir de cómo está conformado en estos momentos o tres de acuerdo a las mayorías mínimas que debe tener el cuerpo para sacar cualquier tipo de acordada) se arrogan el derecho de la interpretación normativa de lo que dispone otro poder conformado por trescientos veintinueve ciudadanos que fueron elegidos por el voto popular para integrar un congreso nacional, al igual que la cabeza de un Poder Ejecutivo que lo reglamentó. Algo no funciona bien en la joven democracia argentina.

La pelota pasó ahora al lado de la Cámara de Diputados que tiene la imposible tarea de convertir el proyecto en ley (ni siquiera esta conformada la Comisión de Justicia) en el término de cuatro días hábiles. Sí, leyeron bien nuevamente queridos lectores.

https://twitter.com/gerpmartinez/status/1512388188987351046

Por ello los avisos públicos del jefe del bloque del Frente de Todos en diputados, Germán Martínez parecen más que atendibles ya que, pese a que algunos reclamen y declamen cierto voluntarismo de la acción política para convertir al proyecto en ley, los tiempos “no dan”. La pregunta para la semana corta que se inicia a partir del lunes (además de conocer el alto número de inflación de marzo) refiere a si, esa misma Corte se mostrará rígida en los plazos que impuso, a los fines de convertir a su presidente Horacio Rosatti en la máxima figura del CMN o si dará un guiño judicial para que el proyecto pueda ser debatido de manera adecuada. Sea la decisión que sea, lo real y concreto es que el máximo tribunal de Justicia, ese que prefiere verse por encima de las miserias del día a día, terminará involucrado en el barro que supone la cotidianeidad de la política. En este sentido y parafraseando de un modo inverso a una ex candidata presidencial, “ellos ya perdieron”, aunque uno no cree que les importe demasiado.

Y si hablamos del voluntarismo de la acción política, bueno resulta el ejemplo del secretario de Comercio Interior Roberto Feletti, quien, al mejor estilo de un comentarista de la realidad (es notable como algunos funcionarios atentan contra nuestro trabajo), no tuvo empacho en señalar en un programa radial, que el problema de la inflación en la Argentina obedecía a la “falta de política económica coherente”.

Por un problema de formación, desconoce este articulista lo acertado de esa afirmación, como así también uno cree que la propuesta de la aplicación de retenciones móviles a las que refiere el funcionario, para desacoplar los precios internacionales del mercado interno, parecería ir en sentido correcto. Pero debe decirse que las afirmaciones tienen varios puntos cuestionables:

-          Feletti se incorporó al gobierno siendo Martín Guzmán ministro de Economía. Si la política económica tenía debilidades, podría decirse que estas no son nuevas y que ya existían en el mes de octubre de 2021 cuando se produjo su incorporación.

-          El sistema económico nos advierte (cómo si no nos diéramos cuenta cada vez que vamos al supermercado) que en marzo el número de la inflación en alimentos otra vez será alto. Una pregunta posible es si este avance del funcionario, resulta necesario de exponerlo de manera pública o lo que aquí subyace es el problema del propio fracaso, no pudiendo “poner en caja” a los sectores empresariales que siempre tienen algún argumento para la especulación, y que, por ejemplo, (y tal como se haría acordado) aún no retrotrajeron 600 productos principios de marzo.

-          No parece seguro que al gobierno le resulte tan fácil de imponer, más allá de su justicia, las retenciones móviles. No cuenta con el respaldo institucional (revisar números en el Congreso) y es discutible que el conjunto de la sociedad apoye una medida de ese tipo a partir de los factores de poder con los que, hoy, cuenta quienes se oponen a una medida de ese tipo y que, además, y como si todo esto fuera poco, cuentan con presentaciones judiciales que piden por su lisa y llana eliminación.

En el ejemplo de la aplicación de nuevas retenciones a partir de lo que sucede en los mercados internacionales, subyace cual es la lectura, pero también cual es la interpretación de los resultados de las elecciones de 2021 y de qué escenario quedo montado. Como bien lo suelen explicar docentes y pedagogos, saber leer no es lo mismo que saber comprender un texto. En política pasa algo más o menos parecido.

Parte del oficialismo pregona que la doble derrota de setiembre y noviembre se produjo porque la mejora sustancial de la macroeconomía no había llegado a los bolsillos de la mayoría de los argentinos o, por lo menos, a los ciudadanos que le dieron su voto de confianza al Frente de Todos en 2019.

Dando por válido ese análisis, la gran pregunta refiere a cómo revertir el proceso. Y allí está “la verdad de la milanesa”. No falta quienes se entusiasman con recrear el escenario 2008 – 2011, cuando el kirchnerismo parió un entramado de leyes y decisiones políticas que se tradujeron en derechos que llegaron para quedarse.

Fue tan trascendente ese tiempo, que algunos se animan a decir allí se parió el kirchnerismo. Una falsedad que, para quienes le prestamos atención a la política como una actividad donde la historia juega un rol importante, sólo puede servir de justificación de planteos de este tiempo.

La virtuosidad del período 2008 – 2011 y que derivó en la enorme legitimidad de una Cristina Fernández de Kirchner reelecta con más del 54% de los votos, la cual se construyó luego de la derrota legislativa, justamente, por el intento de aplicación de retenciones móviles y segmentadas; radicó en la construcción de escenarios políticos que propiciaban la solución a demandas históricas. Por nombrar sólo tres: la eliminación de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensión; la Ley de Medios que se apalancó en un conjunto de organizaciones que habían producido los 21 puntos para una mejor comunicación y que, además, antes de su presentación legislativa recorrió el país en múltiples foros de discusión y la Ley de Matrimonio Igualitario supo recoger una demanda de que subyacía en el subsuelo social y que muchos se negaban a ver.

https://twitter.com/INDECArgentina/status/1511781057925890048

La construcción de escenarios suponía mostrar las injusticias de aquello que debía corregirse y reformarse. A las AFJP le correspondía administradoras que se quedaban con suculentas tortas, que representaban nuestras jubilaciones y que se timbeaban sin control; a la Ley de Medios le venía dado un tal Héctor Magnetto, cómplice de la dictadura que había sabido diseminar un sistema de medios dominante y mafioso y a la ley sancionada en 2010 el mostrar los derechos que les eran negados a aquellas personas que tenían otra preferencia sexual.

La pregunta, once años después es, qué medidas puede imaginar el Frente de Todos, en tanto pueda repensarse como un espacio revulsivo que llegó, creemos varios, para corregir la injusticia que supuso el juego de la Oca macrista que nos hizo retroceder tantos pasos. Vale saber dónde deberíamos poner la inventiva para sortear el conservadurismo de una derecha vergonzante pero empoderada que, al igual que lo que sucede en buena parte del mundo occidental se enseñorea mostrando una conjunción de libertarios, neoliberales y fascistas que sólo tiene una coincidencia central: eliminar derechos sociales.

Tal y como lo comentamos el fin de semana anterior, el proyecto de cancelación de deuda con el FMI parece una buena medida y aunque parte del oficialismo siga con la práctica cada vez más aceitada de pegarse tiros en los pies (albertistas y cristinistas incluidos) digamos como al pasar la buena noticia que pudo conocerse esta semana: la mejora en los índices de igualdad para el año 2021. Si, el famoso índice de Gini refleja una evolución positiva respecto de 2020 y 2019.

Nadie saldrá por las calles a celebrar la noticia. Nada puede festejarse en un país con 37,7% de pobreza y 50% de inflación. Pero tampoco sirve demasiado seguir con acciones y comentarios que impidan lograr algunos acuerdos. Tal vez ya no los sugirió Charly sin saberlo hace treinta y ocho años atrás. Habrá que cambiar el trip…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 10 Apr 2022 09:25:02 -0300
Señales https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6601-senales https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6601-senales Señales

Amores invisibles, no dejan de danzar.
Danzan con sus padres, sus niños también.
Y con sus esposos,
en soledad, en soledad.
Sting

Tanto en la práctica de la política como en su análisis, parte del juego trata de saber leer de antemano las jugadas del resto o del conjunto de los actores, como así también de descubrir aquellas señales que, de alguna manera, se adelantan a los tiempos que podrían venir y para los cuales se debe estar preparado. Pero, también, nos sirven para explicar algo del aquí y ahora. Como pocas veces suele suceder en cuestión de días, varios protagonistas del juego político nacional, sentaron sus bases discursivas de lo que esperan (y desean) para el futuro mediato. Nadie podrá argumentar que no fuimos avisados. Pasen y vean.

Si pudiéramos tomar como válida la idea de un tiempo corto y un tiempo largo, para el oficialismo, el primero de ellos trajo novedades que pueden servirnos para el devenir cotidiano pero que, indudablemente, no rompe la rigidez de ciertas diferencias que no parecen que vayan a ser zanjadas en lo inmediato. Más allá de las oportunidades que “el sistema” brindó, no aparecieron a la luz pública señales de recomposición en un Frente de Todos donde algunos protagonistas parecen regodearse de cierta lógica internista.

El día martes el presidente de la Nación Alberto Fernández brindó una larga entrevista al periodista Roberto Navarro en el medio de comunicación El Destape. Si la expectativa estaba puesta en comenzar a emitir claras y contundentes muestras de distensión, más temprano que tarde se esfumaron en el ida y vuelta radial. Tal vez la definición más contundente refirió a que escucha a todos pero que es él quien toma las decisiones dado que en la Argentina, “la presidencia no se ejerce de manera colegiada”. Eso es inexorablemente cierto, ya que así lo demuestra el espíritu y la letra de la Constitución Nacional. Pero tan real como eso es que su llegada a la primera magistratura no se produjo sin contar con elementos que le dan una especificidad única: la nominación de Cristina Fernández y su posterior aceptación de parte del conjunto del peronismo exigía (y exige) un desafío inédito para una fuerza política que a lo largo de su historia se vertebró detrás del dirigente que tenía más votos. Nadie puede mirar al costado y desconocer el peso político de una vicepresidenta que, allá por mayo de 2019, cedió, pero sin retirarse.

https://www.youtube.com/watch?v=TbxMfbYo04k

Del otro lado tampoco se trataron de achicar las distancias políticas. Si una fecha tan simbólica como la del 24 de marzo podía servir para mostrar cierta unidad de criterio, el acto oficial por un lado y la enorme movilización de La Cámpora a Plaza de Mayo devinieron en un fenómeno de diferenciación muy evidente. A las poco felices declaraciones de Andrés Larroque, uno de los referentes de la agrupación, vinculando al presidente con un 4% de votos (porcentaje que obtuvo Florencio Randazzo en 2017, teniendo a Fernández como jefe de campaña), se sumaron las afirmaciones de un exultante Máximo Kirchner quien, encabezando una multitudinaria columna, no dudó en diferenciar que, entre los estudios de televisión y la calle, él prefiere a esta última para hacer política.

Y aquí también conviene revisar no sólo dichos sino también conceptos. Al actual ministro de Desarrollo Social bonaerense convendría recordarle que fue la propia Cristina Fernández quien nominó al protagonista del 4%, foto vieja si se quiere, ya que atrasa nada más y nada menos que casi cinco años.

No queda exento el ex jefe de bloque del Frente de Todos de cierta crítica ya que, si bien es cierto que la política exige “poner el cuerpo” y estar en la calle, en tiempos de posmodernidad y redes, los estudios de televisión sirven para llegar a un público que no necesariamente se interesa en poder manifestarse. Si en una democracia todos los votos se cuentan de a uno, vale lo mismo saber hablarles a TODOS, estableciendo estrategias múltiples de comunicación.

Vaya de ejemplo una muestra: el 9 de diciembre de 2015 la ex presidenta supo despedirse de la gestión frente a su pueblo, ante la friolera de 700.000 personas que se movilizaron sin ningún tipo de estructura de apoyo. Al día siguiente, quien la sucedía en el cargo, asumió ante un escuálido grupo de personas que lo vivaba frente a la Plaza de los Dos Congresos, mientras se lamentaba que “el día no había acompañado”. ¿Hace falta recordar la manera brutal en la que Mauricio Macri ejerció el poder, construyendo una administración donde el delito y la estafa fueron moneda de cambio? La política, la real, la que busca el poder para transformar positivamente la realidad, no se construye con el mero romanticismo de lo que la calle dice. Es una conjunción de factores. Tan antigua como aquel instante en que los ciudadanos encendían primero la radio y luego los televisores para escuchar, ansiosos, las buenas o malas nuevas que sus líderes tenían para comentar. Hablarles a los propios siempre es importante. Pero nunca debe ser excluyente, ya que si no ¿qué deberíamos hacer los no camporistas?

En ese devenir de una política endogámica que reduce sus agendas a lo que sucede en los límites que impone la General Paz, se pierde y mucho. Vale el ejemplo de la fenomenal muestra de madurez política que se dio en la ciudad de Rosario, en el mismo horario y revisando la historia como cada 24 de marzo. Decenas de miles de ciudadanos, jóvenes, no tan jóvenes y aquellos a los que de alguna manera la dictadura marcó definitivamente con su reguero de sangre, impunidad y muerte; supieron dejar de lado diferencias que son, si se quiere, menores.

 Así como muchos usuarios de Twitter podrían morir de literalidad aguda ya que no saben decodificar finas ironías, los argentinos nos enfrentamos al riesgo de morir de la combinación de bonaerensitis y capitalitis fulminantes ya que la defectuosa conformación demográfica, mediática y política nos impone discutir todo el tiempo lo que las tierras gobernadas por Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof deciden. Raro para un país federal.

https://twitter.com/INDECArgentina/status/1506707491530412037

Pero la confusión oficialista no se detiene allí. En la semana se conoció un número que debería servir (y mucho) para explicar cómo se gobierna la Argentina. El Indec acaba de informar una baja del desempleo al 7% para el último trimestre de 2021. Si se busca en los antecedentes comparativos de 2019, una vez llegado el Frente de Todos al poder, esa misma tasa llegaba al 13,1%. Es cierto que el nivel inflacionario hace mella. Es cierto que hay cientos de miles de argentinos que no la pasan bien. Y mucho más cierto es que un movimiento político construido como referencia del mundo del trabajo nunca puede resignarse a un escenario del 50% de inflación.

Ahora bien, y dicho lo anterior, bueno sería saber por qué el oficialismo deja ese dato de la economía real de lado, lo minimiza, no lo trabaja en términos comunicacionales y no lo pone en la agenda de cada día. Dirán los especialistas que ese nivel de empleo se alcanza con salarios bajos y seguramente será cierto. Pero no menos verdadero que eso es que si un punto de empleo supone el dato de 45.000 personas ingresadas al mundo del trabajo, la diferencia de los dos últimos años representa que 270.000 argentinos tienen un empleo con el que antes no contaban. Con pandemia del Covid incluida.

Es tal la debilidad comunicacional y de construcción política gubernamental que en la agenda mediática e institucional prevalecieron las señales de un tiempo largo, el que viene y el que indudablemente propone la derecha argentina y ese conjunto de violentos e irrespetuosos que dicen llamarse libertarios.

Macri apuntando a la privatización de Aerolíneas Argentinas, Javier Milei invocando una dolarización que solucionaría el problema inflacionario y que sería lapidaria para la industria argentina (revisar ejemplo ecuatoriano), seguidores de Patricia Bullrich vandalizando la estación de subte Rodolfo Walsh, la oposición parlamentaria cambiemista discutiendo en el Congreso Nacional la posibilidad concreta de derogar el Decreto de Necesidad y Urgencia que habilitó el aumento de las retenciones a la harina y al aceite de soja, la conducción de la Mesa de Enlace propiciando la eliminación de las retenciones por la vía del Poder Judicial y, finalmente, el negacionismo desembozado de cierta derecha (con versión santafesina incluida de parte los legisladores Lisandro Enrico y Gabriel Chumpitaz) que viene a intentar poner en discusión la política de Estado sobre los derechos humanos en la Argentina, ejemplo inexorable de cara al mundo desarrollado y en vías de desarrollo.

https://twitter.com/lisandroenrico/status/1506942884758450176

Esas son las señales que propone una derecha que a lo largo y ancho del mundo y desde hace unos cuantos años ha salido del closet y que ha sabido instalar supuestas soluciones que traen más exclusión y miseria, corriendo el eje de cierto sentido común construido a partir de las bonanzas que el siglo XX supo imponer. El enemigo está allí, acecha de cara al futuro y se corporiza en propuestas irrealizables, mientras buena parte del oficialismo gobernante se mira el ombligo y pierde el tiempo dando por cerrados escenarios que aún deben construirse.

Hablamos de tiempos cortos y de tiempos largos. De lo que la política es y de lo que podría ser en el futuro. Y tal vez, como mejor ejemplo de resiliencia, compostura y templanza debamos tener en cuenta a las “locas de los pañuelos blancos”. Las más cuerdas de todas. Las madres y abuelas. Esas que supieron enseñarnos que Memoria, Verdad y Justicia eran valores irrenunciables. Y tal vez, por qué no, podamos aplicarlos a los demás valores de nuestra vida comunitaria. Memoria para saber de donde venimos. Verdad para reconocer todo lo que falta. Justicia para socorrer al que padece las injusticias de un mundo desigual. Ellas, hace rato, ya no bailan solas.

https://www.youtube.com/watch?v=-P9m-3mrflo

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez 

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 26 Mar 2022 23:11:09 -0300
Vaivenes https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6599-vaivenes https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6599-vaivenes Vaivenes

Romántica entonaba los poemas más brillantes,
susurrando al oído de mil representantes
Te amo, te odio, dame más…

Serú Girán

La última semana del verano 2021 – 2022 trajo una serie de novedades que tuvo al conjunto de los argentinos en el vaivén de sensaciones que, como resulta obvio, se reflejó en el sistema político. Son varios los hechos a comentar. De los formales e institucionales y de los otros. De sus preguntas y respuestas trata este artículo que se escribe en el fresco de una mañana que preanuncia la llegada del otoño. Pasen y vean.

La aprobación en formato de ley del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en la noche del jueves, casi madrugada del viernes, se pareció en mucho a un trámite legislativo. Si nos tomamos el trabajo de recordar los orígenes de la presentación del proyecto en la Cámara de Diputados, sus consecuencias (renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque del Frente de Todos) y la atención puesta sobre los dimes y diretes de su tratamiento, nos daremos cuenta que el asunto fue decantando de mayor a menor.

Si en la cámara baja se especulaba hasta último momento con no articular discursos encendidos de un lado y de otro, a partir de las conveniencias de cada una de las partes y que aquí dimos cuenta en el artículo del fin de semana anterior; lo real y concreto es que en el Senado el procedimiento fue tan disímil que, además de lograr un tratamiento express (tanto como lo habilita su reglamento), tuvimos la oportunidad de escuchar el discurso de cierre del senador José Mayans, el cual, más allá de la falta de formalismos que a algunos parece caerles mal, supo mostrar con pelos y señales, porqué Argentina había llegado a la presente coyuntura.

https://www.youtube.com/watch?v=RpAkK-kCaKY

Pero lo que también debe incluirse en la idea del mayor a menor, es la relación de armonía en el Frente de Todos. Cuesta encontrar gestos que vayan en el sentido de apaciguar las aguas que, no bajarán turbias al decir de Hugo del Carril, pero sí turbulentas. La reunión del senador Oscar Parrilli (en su despacho) con el politólogo Eric Toussaint quien pide la abolición de la deuda argentina ante el FMI; la ausencia de Cristina Fernández de Kirchner del Senado en el momento de la votación del proyecto oficialista; la visualización pública de la carta de Darío Martínez, secretario de Energía de la Nación, dirigida al ministro de Economía donde pone en duda la provisión de gas para el invierno que se avecina y las declaraciones de la vocera del gobierno Gabriela Cerutti, afirmando que la vicepresidenta no había atendido el llamado del presidente a la hora de interiorizarse por el ataque a su oficina en la Cámara Alta; parecen indicarnos que algunos se contagiaron del espíritu belicoso que se impone por estos días en el mundo.

La palabra guerra ha poblado nuevamente cierta discursividad, ganando espacio y centimetraje en los medios de comunicación, pero también en el vocabulario y acciones de dirigentes que, tal vez, deberían plantear otras propuestas. Las guardias están altas, algunos mensajes parecen cifrados para ser decodificados por los propios (o los que se suponen como tal) antes que dirigidos claramente al conjunto de la ciudadanía. Debe decirse: es una guerra equivocada. Y eso tal vez pueda explicarse a partir de dos situaciones que, si se le prestara la atención debida, podría ayudar a aliviar tensiones.

La primera refiere al resultado político de la votación del proyecto de acuerdo con el FMI, el cual reflejó un amplio consenso en ambas cámaras. Hilando fino, al mirar la interna del FDT, resulta evidente que el cristinismo quedó en una clara posición de minoría. Es tal lo impropio de la situación que, el espacio político que viene a resolver el desastre de la deuda generada por el gobierno anterior, termina el proceso claramente debilitado y, quienes dejaron a la Argentina al borde del default con el organismo de des/crédito internacional, se pavonean institucional y mediáticamente como juiciosos y responsables dirigentes que han resultado decisivos para ayudar en la previsibilidad económica del país. Un verdadero sin sentido que demuestra que, en política, dos más dos no necesariamente es cuatro.

La segunda situación que enmarca la guerra equivocada alcanza a la figura de Alberto Fernández. Nominado por la ex presidenta quien, como decimos siempre, comprendió mejor que nadie los límites que podía tener un triunfo kirchnerista en 2019, justamente fue elegido, entre otras razones, por su condición de “moderado”. Para ser sintéticos, su trayectoria política, antes y después de referenciar en el kirchnerismo no se había caracterizado por sostener posiciones extremas.

El problema, que nadie podía prever hace 34 meses atrás, es que, a partir de 2020, el mundo viviría tiempos excepcionales. Habrá quienes sentencien a esto como una excusa, pero la pandemia no sólo alteró nuestros micromundos con su reguero de contagio, enfermedades y muertes, sino que, como no podía ser de otra manera, alteró la vida comunitaria. Y la política que no se hace en un frasco, no puede quedar afuera de esas limitaciones. A su vez, los oficialismos, que son los encargados de procesar las malas nuevas, pagaron un alto costo a lo largo y ancho del planeta.

No se pretende aquí exculpar al Frente de Todos de la derrota de medio término de hace cuatro meses atrás, de la cual podemos concluir que se dio en un contexto con ciertas particularidades que ya hemos comentado en este mismo portal pero que nunca vienen mal recordar: un deterioro económico producto de la pandemia y mejora posterior de la macroeconomía que no llegó a todos los bolsillos, errores de comunicación y de ejemplaridad en el tratamiento del Covid, cierta recurrencia a hablarle a los propios y no al conjunto y la persistencia de la inflación como mal endémico de la Argentina.

https://twitter.com/INDECArgentina/status/1503808284049948679

En ese sentido el día martes tuvimos una mala de las reales. Y no por conocida de antemano, deja de impactar en el ánimo social que el Índice General de Precios creció un 4,7% en febrero y la canasta alimentaria un 7,5%. La respuesta gubernamental inicial vino en un formato de declaraciones del presidente que se tomaron más como burla que como verdadera dimensión del problema.

A comienzos de semana se conoció el cierre de las exportaciones de la harina y del aceite de soja y se especuló con un aumento de las retenciones a esos productos. Sobre el final de la misma, en la noche del viernes, el presidente de la Nación se dirigió al conjunto de la población para informar que, una vez aprobado el acuerdo con el FMI, su gestión focalizará su accionar en reducir los niveles inflacionarios.

El discurso referenció en un Fernández auténtico. Enmarcó el problema, dio definiciones que contextualizan la coyuntura nacional e internacional, aportó datos que refieren a la importancia estratégica de países como Rusia e Ucrania en la comercialización de granos, convocó, una vez más, a grandes consensos e informó que serán sus ministros los encargados de ir notificando las medidas que se vayan tomando.

https://www.youtube.com/watch?v=WWlS2V7Jiz4

Inicialmente, el hecho político en sí dejó gusto a poco, pero, con el devenir de la madrugada, al conocerse la publicación del decreto que confirma el aumento de las retenciones a los productos antes señalados, se dejó en la manga un as que en política paga y muy bien: el factor sorpresa. ¿Lógica de guerra? No resulta del todo estimulante hacer análisis político con cierta terminología, pero no deja de ser evidente que el gobierno debe demostrar algo más que la convocatoria a una mesa a discutir los grandes temas del país.

En la semana hubo un ejemplo claro. El Consorcio ABC de Frigoríficos Exportadores de Carne había informado que se retiraba del acuerdo suscripto con el gobierno algunos meses atrás el cual habilitaba un aumento mensual del 2%. En los días previos el precio había comenzado a dispararse y debió intervenir directamente el ministro Julián Domínguez quien, luego de una reunión con el sector, informó vía Twitter que, si no se modificaba la situación, se cerrarían las exportaciones. Resultado del diferendo: los señores empresarios volvieron al espacio de discusión. Ante esto, dos preguntas: ¿bajará el precio de la carne al de días atrás o todo fue una burda operación para terminar avalando un aumento?, ¿tiene sentido amenazar con sancionar si, efectivamente, una de las partes violó el acuerdo? La respuesta, como siempre, se la dejo a ustedes queridos lectores y lectoras.

Pero como uno tiene más preguntas que respuestas, vale señalar otra duda más. Hay que indagar sobre si en tiempos excepcionales, corresponden medidas moderadas de supuestos acuerdos que, hasta ahora, poco efectivos han resultado. Si algo caracterizó al kirchnerismo del que Alberto Fernández formó parte (y del que no) fue la originalidad en medidas económicas que, a la vez que consagraban derechos, desconcertaban a sus adversarios, guardando siempre la iniciativa para sí. Pero también, y en simultáneo, entendía de los límites que la política impone en un contexto de debilidad, tal y como lo supo reconocer implícitamente en los acuerdos con el FMI en el período 2003 – 2006.

La hora exige audacia en las decisiones y convencimiento pleno de la idea de unidad. Dicho de ese modo, se nos podría acusar de una inocencia insalvable, sobre todo cuando se escuchan y observan ciertos movimientos cotidianos de la política. Pero si nadie se salva solo, y eso es irreductiblemente cierto, tal vez las diferencias puedan empezar a zanjarse si se parte de cierta generosidad en lo que supone la existencia del otro. Bajar la guardia, escuchar y entenderse con los propios. Esa tal vez sea la forma de superar algunos vaivenes, para que el "te amo, te odio, dame más”, sea solo un párrafo de una bella y vieja canción, antes que una recurrencia política del oficialismo argentino.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 20 Mar 2022 11:47:40 -0300
Marchas a la carta y el otro poder https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6567-marchas-a-la-carta-y-el-otro-poder https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6567-marchas-a-la-carta-y-el-otro-poder Marchas a la carta y el otro poder

Como pocas veces sucede, la semana post 17 de octubre mostró los ejes estructurales sobre los que se mueve la acción política de la Argentina de los Fernández. Apoyo social y presión corporativa como parte del fenómeno, y todo ello sazonado en el medio de un proceso electoral que, probablemente, con los resultados de la noche del 14 de noviembre incline la balanza hacia un lado u otro. Repasemos.

El día domingo surgió la primera señal. Con sus matices, la marcha del 17 mostró parte de la complejidad política que se teje día a día en el país. Luego de muchas idas y venidas, de convocatorias frustradas y auspiciadas, una multitud cubrió cada rincón de la Plaza de Mayo. Resultó masiva, crítica, pero fundamentalmente necesaria para el mundillo K. Como nos contaba y cantaba Zitarrosa, creció como la musiquita, desde el pie. Si sectores del gobierno habían decidido desactivar la recordación del día de la lealtad, en el mismo día de la lealtad, no pocos sectores del kirchnerismo, de manera autónoma e individual primero y en forma más organizada después, desoyeron el pedido y fueron por una expresión propia que se alejara de cualquier parentesco con lo que sucedería al día siguiente.

Los discursos de los organizadores, que con la honrosa y orgullosa excepcionalidad que supone cada 24 de marzo en la Argentina, jamás han tenido tal nivel de convocatoria política, referenciaron en una crítica a la acción gubernamental que no deja de ser un llamado de atención. De lo que pudo verse a lo lejos, con los límites que ello impone, no parece que el sentido del conjunto que marchó fuera necesariamente por ese camino.

Si tomáramos la interpretación, que este escriba supone errónea, de que los discursos de Hebe de Bonafini y sus acompañantes, representan la prédica política del kirchnerismo, no estaríamos mirando la realidad de lo que efectivamente se dice y construye desde el espacio que conduce Cristina Fernández. La opaca visibilidad de los convocantes en días previos y la masividad de la concurrencia, permítanme insistir queridos lectores, diluye la hipotética afirmación de que los oradores reflejen, por ejemplo, el pensamiento K sobre la deuda. Si así fuera, estaríamos en presencia de un espacio político donde sus bases, mientras se afirman en su identidad, discurren en otro sentido de lo que lo ha venido planteando su jefa política y allegados más cercanos que, en su momento, alentó un acuerdo con los tenedores privados de deuda.

La convocatoria del 17 supone una complejidad de matices que, bien mirada, se contrapone con el bloque de poder que se movilizó un día después. La convocatoria cegetista también resulto masiva y claramente organizada en un sentido que refleja los propios límites de una unidad que ha costado muchísimo conseguir. El recurso de un texto leído, acordado entre todos y circulado previamente a los medios masivos de comunicación, supone la idea de que nadie debía sacar los “pies del plato” con una frase o una afirmación que resultara condicionada por el contexto de decenas de miles de trabajadores reunidos en un espacio común.

Si bien el hecho político supone un apoyo al gobierno, más puede afirmarse que debe ser interpretado como una clara señal hacia aquellos sectores que se entusiasmaron con ideas “extrañas” a la legislación argentina. El envalentonamiento de los sectores de derecha, que contaron con la inestimable ayuda de sus usinas mediáticas, planteando la posibilidad de eliminar las indemnizaciones a la hora de despedir trabajadores y que actuaron más como globo de ensayo antes que como un proyecto concreto, recibió una respuesta contundente y efectiva. Nótese que el tema desapareció de la agenda semanal y si algo parece haber aprehendido el movimiento obrero en este tiempo es que, a diferencia de lo que ocurría sobre finales de los 80’ y comienzos de los 90’, de tanto machacar y promover con hechos, la notoria ineficiencia de los organismos del Estado, se terminó colando la idea de su privatización, como solución definitiva; las construcciones de sentido de ciertos logros sociales como el que supone que a un trabajador se le pague por un despido, siempre pueden ser revisadas por el neoliberalismo, con mucho de insistencia y perseverancia. Recursos y “fierros” no le faltan.

Pero si bien ambas marchas pueden ser reinterpretadas como el estado de situación del peronismo en particular y como señales al conjunto del sistema político, económico y social; también debe decirse que parte de los receptores que suponen el “otro poder” en la Argentina, ese que nadie vota pero que, como sucede a lo largo y ancho del planeta en los tiempos de la posmodernidad, están en otra pelea.

Lo que a comienzos de semana era mirado con la expectativa de toda acción de gobierno que se construye sobre la idea de diálogos y ciertos consensos, rápidamente pareció desactivarse con un comunicado de la Copal que terminó sirviendo como instrumento de ruptura antes que como un puente de acercamiento en la posibilidad real de llegar a un acuerdo de precios sobre cientos de productos.

De la voracidad de cierto empresariado argentino, quienes no nos cocemos con el primer hervor, ya sabemos bastante. Basta mirar la historia reciente y no tan reciente del país. Y si bien es cierto que los controles de precios no son instrumentos que puedan proyectarse eternamente en el tiempo, no menos real es que lo pedía el gobierno nacional refería a la posibilidad de un acuerdo que se pareciera mucho a una tregua inflacionaria de tres meses. Los elementos técnicos están para ello y cuesta aceptar la idea de que empresas alimenticias que han tenido un formidable 2021, no acepten obtener ganancias por mayores ventas antes que por precio.

https://www.youtube.com/watch?v=adrf9Vqe0Hc&t=101s

Insistimos. Eso no es un fenómeno nuevo en el país. Basta recordar la famosa frase del ex ministro de economía Juan Carlos Pugliese, cuando, allá por finales de los 80’, afirmó que a los empresarios “les había hablado con el corazón y les habían respondido con el bolsillo” para entender que algunas cosas no cambiaron demasiado en la Argentina pese a las crisis y décadas ganadas.

Pero lo que sí resulta novedoso es el posicionamiento discursivo, en el medio de una campaña política, de una fuerza política con una importante representación institucional, transformada en la voz de los empresarios. La explicación amarilla de la inflación como resultado unicausal de la emisión se parece mucho a las justificaciones y explicaciones de comienzos de la gestión macrista.

La semana que terminó pareció confirmar dos cuestiones que hace largo rato se plantean en los hechos pero que muchas veces resultan invisibilizadas para el gran público: que la fantasiosa idea de que la política se construye a puros consensos (desestimando discursivamente la esencia conflictual de la cosa) se estructura sobre la base de que los mismos pueden ser alcanzados con las ideas de ciertas minorías y solo eso; y que, en un contexto donde los protagonistas son casi los mismos de hace dos años, con ganadores y perdedores transmutados, asistimos al rarísimo fenómeno que las políticas que profundizaron la marginalidad, la exclusión y el deterioro social, sean reivindicadas como validas para cierta mejora general.

Mientras el ex presidente Mauricio Macri juega a uno de los mejores juegos que juega su familia desde tiempos inmemoriales, el de plantear chicanas judiciales sistemáticas para evitar la comparecencia ante la Justicia, en esta circunstancias por el caso del espionaje sobre familiares de los fallecidos por el submarino ARA San Juan, pero desde hace 20 años por el caso Correo Argentino, lo concreto es que sus “herederos” políticos parecen ser voceros de la voz empresarial antes que defensores de la mesa de los argentinos. Nunca estuvo tan claro. No sólo por la acción sino también por la comunicación política.

La gran pregunta es como decodifica este proceso el electorado argentino el domingo 14 de noviembre. Dando por hecho que un 40% de los votantes a nivel nacional pertenece a ese núcleo amarillo que hace tiempo llegó para quedarse, la pregunta que dejamos para la tarea de cada semana es qué puede esperarse del 60% restante.

Habiendo ido menos argentinos a votar en estas legislativas, huelga saber si podrá el oficialismo convocar a votantes afines. Si el voto del 12 de setiembre se debe leer como un castigo al gobierno, producto de las consecuencias de la pandemia y de los errores propios de los anteriores 20 meses, este clima de nueva normalidad de las últimas semanas, ¿supone una traslación en la mejora del caudal electoral oficialista en distritos claves?

Este articulista no lo sabe. Y como le enseñaron hace unos cuantos años en la universidad, muchas veces, las preguntas son más importantes que las respuestas. Y sobre todo si nos sirven para andar. Más allá de las marchas a la carta y del otro poder que nadie votó pero que muchos legitiman.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 24 Oct 2021 13:47:25 -0300
Entre caníbales https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6564-entre-canibales https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6564-entre-canibales Entre caníbales

¡Ah! Come de mí, come de mi carne
¡Ah! Entre caníbales
¡Ah! Tómate el tiempo en desmenuzarme
¡Ah! Entre caníbales

Soda Stereo

En la semana que pasó, el gobierno nacional parece haberse decidido, más allá de las urgencias de un proceso electoral en el que no las tiene todas consigo, a dar algunas batallas políticas y económicas que vayan más allá del 14 de noviembre y que tienen, indudablemente, mucho de discusión sobre los problemas estructurales del país. Repasemos.

Dos temas le dan sentido al párrafo anterior: las reuniones en Nueva York entre autoridades del Fondo Monetario Internacional y funcionarios argentinos de primer nivel y la presentación en la agenda social de un acuerdo con los grandes formadores de precios que, de alguna manera, sirva como freno a un proceso inflacionario que, en setiembre, volvió a mostrar un número verdaderamente alto, rompiendo la tendencia a la baja que venía registrando en los cinco meses anteriores.

La coalición gobernante desea (y necesita) un acuerdo con el organismo internacional. Más allá de los matices que supone el tipo de arreglo que pueda alcanzarse y que muchas veces definen su viabilidad en los hechos, en el Frente de Todos (FDT) nadie piensa que una solución para los años que vienen se fundamente en “romper con el Fondo”. El aspecto positivo de congeniar la forma de pago de lo que debe el país, supone que aliviará una macroeconomía que hoy aparece tensionada en ese aspecto, mostrando una hoja de ruta para los años que vienen y habilitaría, por ejemplo, el acceso internacional del crédito a empresas que siempre declaman que lo necesitan para llevar adelante sus inversiones.

https://twitter.com/Martin_M_Guzman/status/1448095755063881728

La confirmación de Kristalina Georgieva al frente del Fondo Monetario Internacional, luego de una serie de disputas internas que ponían en jaque su continuidad, supone un alivio para los intereses oficialistas en tanto y en cuanto el proceso abordado hasta aquí se exponía a un doble riesgo en el caso de que se hubiera nombrado un nuevo director: se habría perdido el tiempo de todo lo que se viene negociando desde hace no menos de 20 meses y, en el caso de que el sucesor fuera un referente de la línea dura, las condiciones a renegociar serían ostensiblemente diferentes.

Sobretasas sí o sobretasas no parece ser una las discusiones más importantes por estas horas (representa unos 900 millones U$s anuales). Un hipotético acuerdo sobre el primer trimestre del 2022, supone la posibilidad concreta de contar con tres semestres, antes de las presidenciales de 2023, con un frente despejado en el sector externo. Pero, como uno aprende desde muy niño en este mundo, nada es gratis en esta vida y ningún acreedor cede demasiado más allá de la dudosa legalidad con la que se constituyó el préstamo que firmó Mauricio Macri allá por junio de 2018. No sea cuestión que esa “oxigenación” del sector externo represente un enturbiamiento del interno. No sería la primera vez que el propio organismo ponga los lineamientos sobre los cuales se fagocita a sus propios socios y que autoridades políticas locales lo avalan. Canibalismo de alta geopolítica.

Algo de ello es lo que entiende el actual mandatario cuando en el transcurso de la semana recordó en un discurso que mientras el ex presidente se dedica a dar clases en Miami, él debe afrontar una negociación de tal envergadura que, si no se alcanzara un acuerdo, en 2022 Argentina debería abonar nada más y nada menos que U$s 19.000 millones. Una cifra que espanta al más pintado.

Pero si las noticias llegadas desde los EE.UU. permitían, por lo menos, evitar angustias renovadas, el dato de la inflación del mes de setiembre fue un golpe difícil de asimilar. El dato debe haberse conocido de antemano en el oficialismo al momento del cambio de Paula Español como secretaria de Comercio Interior y su reemplazo por Roberto Feletti, un hombre que, indudablemente, plantea otra impronta de la gestión.

En la previa del anuncio del intento de acuerdo de precios en 1247 productos de la canasta, la primera línea del gobierno, con presidente incluido, se reunió el día maartes con los principales dueños de empresas del país. Si bien las partes dejaron trascender el beneplácito por el encuentro que habría sido con agenda abierta y duró algo más de tres horas, nada hace suponer que estemos en presencia de una incipiente alianza estratégica que pueda sostenerse en el tiempo. Los planteos de los Ceos en el congreso de Idea, muchos de ellos empleados de ese grupo de “dueños” y los límites que han aparecido en la implementación (podríamos decir elemental) del acuerdo que propuso Feletti, reflejan que nada está consolidado ni mucho menos.

https://twitter.com/RobertoFeletti/status/1449160900993331202

El flamante secretario comenzó la semana mostrándose con el tono verdaderamente adecuado. En un gobierno severamente condicionado por el resultado electoral de setiembre, la lógica de una inicial prepotencia política sería el peor de los caminos que podría elegir. En sus declaraciones planteó algo que podría definirse como elemental: la necesidad de que los argentinos puedan tener un fin de año con algo de paz y accediendo a un conjunto mínimo de bienes y servicios que deberían entenderse como elementales.

En la urgencia de la debilidad económica heredada y que agravó el Covid, un acuerdo con la vista a tres meses no debería parecer ser algo utópico. Los movimientos y las prácticas empresariales de las últimas horas, indican otra cosa. La voracidad caníbal empresarial como lógica para hacer una diferencia que, como siempre, favorezca a algunos pocos, parece más vigente que nunca.

Las idas y venidas en las entregas de planillas con los precios vigentes al 1° de octubre para su consiguiente análisis y el pedido de reuniones “para hacer contraofertas” refleja los límites de ciertas acciones de gobierno. Si allá por febrero, en este mismo portal, escribíamos algo así como “La crítica y lo posible”, nos referíamos a este tipo de condicionamientos que encuentra a cada paso la coalición gobernante, a la hora de impulsar ciertas transformaciones.

Más allá del griterío opositor, sea partidario, empresarial o mediático, lo cierto es que la idea que supone una instancia muy presente de control de precios se ancla en una medida reciente que también trajo consigo una vocinglería altisonante: las restricciones a la exportación de carnes. Anunciado como un cataclismo que afectaría al conjunto de los argentinos, varios meses después de su implementación el resultado era más que evidente. El precio de la carne no bajó sustancialmente, pero resultó notorio que dejó de subir. De acuerdo a lo demostrado a través de los informes del Centro de Economía Política (CEPA), julio y agosto tuvieron bajas leves, mientras que setiembre mostró una evolución del 0%. Una vez corregido el despropósito de carne vacuna con aumentos sistemáticos, el proceso exportador se ha reabierto. No hay demasiado por discutir en tanto y en cuanto ponderemos que los alimentos producidos en la Argentina, primero deberían ser para el consumo interno. ¿O no?

La idea que propone Feletti, conlleva un compromiso que no se acota en el mundillo empresarial. Supone también, el trabajo conjunto con asociaciones de consumidores y con ciudadanos sin referencia política de ningún tipo que estén dispuestos a cuidar su bolsillo. La referencia a sindicatos y organizaciones de distinto tipo como soporte del cuidado de los precios, y que tanta “tirria” genera en determinados sectores, supone un apoyo que el Estado, en sus múltiples niveles y facetas, deberá saber recrear y acompañar.

Pero si hablamos de apoyo y compromiso, la celebración del 17 de octubre, no parece haber estado alejada de ciertos vaivenes que han caracterizado a la coalición gobernante, gremios incluidos. Lo que a comienzo de semana se notificó como la no realización del acto del día domingo, por tener como referencia insoslayable el Día de la Madre, para privilegiar en definitiva el acto de la CGT y de los movimientos sociales del día 18; derivó en una convocatoria “por abajo” de amplios sectores del kirchnerismo a poblar las distintas plazas a lo largo y ancho del país.

https://twitter.com/p_justicialista/status/1448750488883712005

Lo que era un planteo inicialmente minoritario creció de tal manera que el día jueves se conoció el apoyo del mismísimo presidente de la nación, (a la sazón también autoridad máxima del PJ) a esa movida. Estas líneas se escriben en la tarde del sábado y resulta presuntuoso hacer algunas afirmaciones respecto del peso que tendrá la convocatoria. Pero lo que sí quedan a la vista son dos situaciones notorias: la primera es que las diferencias entre parte del movimiento obrero que representa la CGT y sectores kirchneristas, que no son nuevas, quedaron expuestas también en la definición de cómo se celebra una fecha tan significativa.

La segunda, es que el peronismo en general y el kirchnerismo en particular, necesitan como el agua de cada día, volver a las calles. En un movimiento político que tiene a “la plaza” en su ADN originario, los casi 20 meses de pandemia han sido un limitante severo para su forma de entender la construcción política de cada día. Si esa idea refiere la presencia física del otro, con quien interactuar, con quien discutir, coincidir o diferenciarse, la virtualidad de la zoommanía no ha podido reemplazar lo que parece natural en la vida anterior al Covid. Bienvenida sea entonces la posibilidad concreta de la pandemia se transforme en endemia.

El genial talento del trío comandado por Gustavo Cerati también nos dice que “esperó este momento una eternidad”. Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en el horizonte próximo, alguna forma de límite a la voracidad de los formadores de precios y la siempre vigorizante movilización a una plaza, suponen otro tiempo político en la Argentina. Bienvenido sea. Aunque los caníbales sigan al acecho.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 17 Oct 2021 11:32:00 -0300