Domingo, 02 Febrero 2014 08:55

Un Anuncio que No Es lo Mismo pero Es Igual

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El gran Silvio Rodríguez en Pequeña Serenata Diurna, una canción que se ha transformado en un himno, utiliza la expresión "que no es lo mismo, pero es igual". Ese giro poético nos resulta útil para adjetivar algo mucho más prosaico como lo es la creación de la Policía Comunitaria (PC).

La naturaleza de la PC es la proximidad con el territorio donde debe actuar y la interrelación con sus actores. Por lo tanto, si hablamos de prevención, nadie puede estar en contra de acercar la seguridad pública a la población. Es más, si pensamos en una prevención en serio toda la policía que recorre las calles debería ser siempre comunitaria, de proximidad o como quieran llamarle. Lo importante no es el nombre del producto sino su contenido.

Pero vayamos por partes. ¿Por qué el gobierno provincial llega a esta instancia? Si bien la conducción política de la policía siempre fue compleja, claramente, en nuestra provincia desde la gestión de Hermes Binner la conducción de la policía se desmadró. A tal punto que el Jefe de la policía provincial designado por Antonio Bonfatti, al asumir la gobernación fue Hugo Tognoli, quien continúa preso y procesado por múltiples delitos. Tognoli había asumido como Director General de Prevención y Control de Adicciones (ex Dirección de Drogas Peligrosas), en 2008, designado por Binner. A esto hay que sumarle que el Estado municipal, en los mismos momentos que la policía provincial comenzaba a autogobernarse, se retiraba de los barrios por decisión del ex intendente Miguel Lifschitz desmantelando los Centros Crecer, por citar uno de los hechos más emblemáticos. Sin intención de simplificar la inserción del narcotráfico en la ciudad, queda claro que el autogobierno policial y la retirada del Estado en su función social fueron elementos indispensables para que las bandas narcos se adueñaran de los territorios más vulnerables de la ciudad. Cuando el Estado abandona el territorio sienta las bases perfectas para el caldo de cultivo de la ilegalidad, la violencia y el delito. Si no está lo público, el territorio se privatiza. Esto pasó en Rio de Janeiro, en Medellín y en tantas ciudades hermanas de Latinoamérica donde los narcos se adueñaron del territorio.

¿Qué podrán hacer estos jóvenes e inexpertos policías en las zonas más violentas de la ciudad, formando parte de una fuerza viciada y autogobernada sin conducción política y con los narcos como amos y señores del territorio?

A una fuerza policial viciada por la corrupción y el desprestigio social hay que sumarle los pocos agentes que están disponibles y capacitados en las calles dado que un porcentaje enorme se encuentra realizando tareas administrativas, licencias prolongadas y horas extras formales e informales para poder llegar a fin de mes. Por todo esto y mucho más, en el sur de la provincia no se llegan a cubrir los cupos disponibles para entrar a la fuerza policial. ¿Quién quiere ser policía con este panorama? Es muy común encontrar a jóvenes policías recorriendo la ciudad provenientes de departamentos del norte provincial. Estos agentes no conocen la ciudad ni sus actores ni sus costumbres y resulta imposible que realicen una prevención efectiva. Pero el negocio de la inseguridad sigue creciendo en alarmas, rejas, blindajes, videocámaras y en seguridad privada donde los trabajadores de ese sector ya son más que los policías en la ciudad. Es oportuno señalar que las agencias de seguridad privada son controladas por la provincia poco y mal.

Terminó enero con record de homicidios; no menos de uno por día de promedio. La violencia crece día a día y no precisamente porque los vecinos reclamen contra la EPE por los extensos e insoportables (en todo sentido) cortes de energía. Ante esta realidad ¿la PC podrá reducir la tasa de homicidios y de violencia en Rosario? La policía de proximidad se pensó en otros lugares como una policía amigable que se instalaba en los barrios violentos una vez que se habían expulsado a los narcos. Por ejemplo, en Rio de Janeiro la UPP (Unidad de Policía de Pacificación) ingresa a las favelas cuando los capos narcos son apresados o huyen. Su ingreso tampoco es en soledad, lo hace el Estado en toda su dimensión (salud, justicia, educación, transporte, infraestructura, etc.) ocupando nuevamente el territorio que había sido privatizado por los narcos. ¿Qué podrán hacer estos jóvenes e inexpertos policías en las zonas más violentas de la ciudad, formando parte de una fuerza viciada y autogobernada sin conducción política y con los narcos como amos y señores del territorio?

El modelo de policía centralizada fracasó indudablemente. No podemos seguir con una sola policía que dependa del gobernador. Debemos avanzar hacia la descentralización y especialización de las fuerzas de seguridad. El gobierno provincial todavía no cree en estos cambios y por ello despedazó la ley de Policía Judicial que había sancionado la Legislatura. No cree en cambios profundos y sigue pensando en la chapa y pintura cuando la mecánica no funciona más. El vehículo no arranca, no tiene fuerza, se para.

Como hay que tomar medidas de fondo, nosotros propusimos hace un año la creación de la Policía Municipal (PM). El proyecto está inspirado en uno que presentó el especialista en seguridad Marcelo Sain en provincia de Buenos Aires.

Se pretende dotar a los intendentes municipales de herramientas para ejecutar políticas activas en materia de seguridad pública, y se plantea un sistema de organización de la seguridad pública municipal desde la perspectiva de una policía de proximidad (especializada en prevención), sujeta al poder político (Intendente a cargo de la policía) y a las instituciones democráticamente estatuidas, proponiéndose un cambio radical en la relación entre la policía, el poder político y la ciudadanía.

La PM convivirá con otras policías provinciales especializadas que dependan del gobernador, pero será una policía nueva con otros paradigmas.

No queremos al personal policial de la PM en labores propias de administración, burocráticas, ni ninguna otra labor que no sea la prevención. Tampoco debe recibir denuncias. Se encuentra aprobado nuestro proyecto de fiscalías y defensorías descentralizadas. No queremos a la PM de carcelera. Los detenidos y presos que hoy son custodiados por la policía deben ser puestos a disposición del Servicio Penitenciario, responsable de su custodia en lugares que respeten los preceptos constitucionales. Las comisarías como hoy las conocemos ya no tendrán razón de ser. Si no hacen trámites, ni reciben denuncias ni cuidan presos no se justifica su existencia.

Con todo lo expresado queda claro que no somos muy optimistas con la creación de la PC. Estamos perdiendo grandes oportunidades de realizar grandes cambios para solucionar grandes problemas. Los gobiernos provincial y municipal deberían aprovechar que sus "opositores" políticos que tienen ambición de poder no quieren suceder a gobiernos de los que solo heredarían caos. ¿quién quiere gobernar el caos, lo ingobernable? ¿quién quiere ser títere de las bandas narcos? Hay una oportunidad histórica de detener a un poder criminal hasta ahora desconocido por estos lugares. Como diría León: Por favor, perdón y gracias.

 

(*) Presidente del Bloque de Concejales, Frente para la Victoria PJ.

 

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Pedro Arrospidegaray

FUENTE: Rosario12

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