Mientras se ultiman los preparativos en el recinto ferial de Pabexpo, en el exclusivo barrio habanero de Cubanacán, la televisión estatal resalta que el evento será una “oportunidad histórica de mostrar Cuba al mundo”. Así se prepara la isla caribeña para acoger la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el organismo de integración que ha impulsado la reinserción regional del régimen comunista cubano. En la reunión que mañana y el miércoles reunirá a presidentes y cancilleres de los 33 países que integran el organismo, se logrará el hito del primer contacto entre La Habana y la Organización de Estados Americanos (OEA) en más de 50 años.
Bajo su presidencia pro témpore de la Celac, sostienen algunos analistas, La Habana ha evidenciado un giro más pragmático en la política exterior de Cuba, donde el mandato de Raúl Castro se ha distinguido en ese capítulo por el interés en afianzar las relaciones con los países latinoamericanos, incluso con gobiernos ideológicamente distantes. “Un camino hacia una política exterior más realista, en relación con América Latina, parece abrirse paso en La Habana”, escribió el historiador cubano Rafael Rojas en una columna publicada en el diario español El País. Para graficarlo, el ensayista residente en México destaca que durante el año que Cuba ha estado al frente del Celac, el gobierno se ha mantenido al margen de las “reyertas habituales” del Alba, no se ha sumado a la “ofensiva bolivariana” contra la Alianza del Pacífico y ha puesto especial cuidado en mantener buenas relaciones con el gobierno de Juan Manuel Santos, en Colombia, facilitando las conversaciones de paz entre Bogotá y las Farc.
“La cumbre podrá demostrar, una vez más, por si hiciera falta, que Cuba es un legítimo actor continental y que la política de EE.UU. de intentar el aislamiento diplomático de Cuba es un fracaso”, dijo a La Tercera Carlos Alzugaray, ex embajador del régimen y ex profesor de la Universidad de La Habana. “Cuba, innegablemente cosecha un significativo beneficio político y diplomático de la celebración de la cumbre de la Celac. Después de décadas de ser excluido de la principal organización hemisférica, la OEA, el gobierno cubano puede demostrar su aceptación por parte de las naciones del hemisferio, a pesar de EE.UU.”, comenta a este medio Cynthia Arnson, directora del programa de América Latina del Wilson Center, un influyente centro de estudios en Washington.
Bajo su presidencia pro témpore de la Celac, La Habana ha evidenciado un giro más pragmático en la política exterior de Cuba, donde el mandato de Raúl Castro se ha distinguido en ese capítulo por el interés en afianzar las relaciones con los países latinoamericanos, incluso con gobiernos ideológicamente distantes.
Quien de seguro acaparará muchos flashes en la cumbre de La Habana será José Miguel Insulza, que asistirá al evento invitado por Cuba. Será la primera, vez en más de medio siglo, que un secretario general de la OEA visita el país, que fue suspendido como miembro del sistema interamericano en enero de 1962 por los vínculos de la revolución castrista con la Unión Soviética. La OEA ya levantó esa suspensión en 2009 y abrió la puerta a que Cuba solicitara su reingreso, pero La Habana no lo ha hecho. A juicio de Alzugaray, la visita de Insulza “por el momento no es más que una manifestación de la corrección diplomática”. De hecho, el viernes el canciller cubano, Bruno Rodríguez, explicó que la invitación cursada a Insulza obedece a un acto de “cortesía diplomática” que no conlleva cambios en la posición de Cuba hacia la OEA. “No volveremos a ella”, precisó.
Sin embargo, Arnson destaca que “Insulza tiene interés en no permitir que el tema de Cuba divida a los Estados miembros de la OEA”. “Varios países ya han indicado que no asistirán a la próxima Cumbre de las Américas (que se celebrará en Panamá en 2015) si Cuba no es incluida. El secretario general tiene que caminar una delgada línea entre el respeto a la opinión de la mayoría de los países latinoamericanos y la defensa de los principios de la OEA, incluida la Carta Democrática Interamericana”, afirmó.
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Bernardina Spila
FUENTE: La Tercera