El primer acuerdo internacional para combatir el tráfico de armas convencionales “no es un tratado de desarme, es de seguridad nacional y colectiva” que “brinda transparencia y previsibilidad", señaló Timerman.
A la vez, agregó que "no menoscaba el derecho de legítima defensa de los Estados” y surge como “un mecanismo de construcción de confianza”.
Durante la apertura formal de la firma del documento en las Naciones Unidas (ONU), el ministro de Relaciones Exteriores, fue el primer funcionario en rubricar el Tratado esta mañana.
A la vez, Argentina fue uno de los países que junto a Australia, Costa Rica, Finlandia, Kenia, Japón y Reino Unido, impulsaron la iniciativa que implicó cerca de ocho años de trabajo conjunto.
“El Tratado permite que las armas que se comercian en el mundo no terminen de forma ilegal en manos de delincuentes comunes, carteles organizados como el narcotráfico u organizaciones terroristas”, dado que “todos estos sectores se benefician hasta hoy por la falta de controles en el comercio internacional de armas que termina por ser una fuente permanente de generación de violencia social y política”, explicó Timerman luego de la ceremonia.
El documento “establece criterios globales para que cada Estado evalúe la autorización de exportaciones de armas, fija parámetros para que esas transferencias sean transparentes, se ajusten al derecho vigente y, sobre todo, para que las armas no terminen en manos de quienes pueden violar el derecho internacional vigente”, agregó el jefe de la diplomacia argentina.
El canciller mencionó además que el Tratado sobre el Comercio de Armas convencionales es “una contribución única para mejorar la seguridad ciudadana, prevenir el terrorismo y reducir la violencia a escala mundial y en cada país”.
Para la Argentina en particular, el Tratado es “importante porque el desvío hacia el mercado ilícito es una de las principales fuentes de inestabilidad política y violencia en la región de la que Argentina es parte, incluyendo países como Honduras o Haití, donde el país ha participado de esfuerzos colectivos para reducir la violencia”.
Por otro lado, es relevante porque “en línea con el reporte sobre seguridad ciudadana que elaboró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el 2011, la reducción de armas es una forma más efectiva de atacar el problema de la inseguridad desde sus raíces y no sólo desde sus emergentes, limitando todo lo posible el acceso indiscriminado a las armas con las que luego se cometen los delitos que buscamos combatir en la calle”, adhirió el titular del Palacio San Martín.
El Tratado fue adoptado por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas el 2 de abril de este año, con 153 votos a favor, 3 en contra y 23 abstenciones.
La apertura formal del documento realizada esta tarde por el titular de la ONU, Ban Ki moon y seguida por el canciller Héctor Timerman, contó con la firma de 61 países, que luego deberán ratificarlo.
El esfuerzo conjunto de los Estados en la elaboración del documento, contó con el rol clave de las organizaciones no gubernamentales dedicadas al tráfico ilícito de armas, derechos humanos y derecho internacional humanitario.
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Pedro Arrospidegaray
FUENTE: Télam