Warning: Undefined array key 0 in /home/fundamen/public_html/plugins/system/jblibrary/jblibrary.php on line 380
Fundamentar - Lecturas Recomendadas Este portal pretende hacer un aporte a la cualificación del debate político y económico en la Argentina. Ponemos ideas en discusión que pretenden servir para que surjan otras visiones que enriquezcan el análisis. https://fundamentar.com/articulos/lecturas-recomendadas/itemlist/tag/Harvard 2024-04-28T04:38:16-03:00 Joomla! - Open Source Content Management Los Delirios Estadounidenses de Australia 2014-07-15T17:42:22-03:00 2014-07-15T17:42:22-03:00 https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/3903-los-delirios-estadounidenses-de-australia JOSEPH E. STIGLITZ (*) hola@fundamentar.com <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/a5db8c1256359d5e22d55281b76436ae_S.jpg" alt="El Primer Ministro australiano, Tony Abbott" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> <em>Para bien o para mal, los debates de pol&iacute;tica econ&oacute;mica en Estados Unidos, independientemente de su relevancia, a menudo hicieron eco en otros lugares. El recientemente electo gobierno del primer ministro de Australia Tony Abbott ofrece un buen ejemplo de ello.</em></p></div><div class="K2FeedFullText"><p> Al igual que en muchos otros pa&iacute;ses, los gobiernos conservadores abogan por recortes en el gasto p&uacute;blico, con el argumento de que los d&eacute;ficit fiscales ponen en peligro el futuro de dichos pa&iacute;ses. En el caso de Australia, sin embargo, tales afirmaciones suenan particularmente huecas &ndash; aunque eso no ha impedido que el gobierno de Abbott las ponga en circulaci&oacute;n.</p> <p> Incluso si se acepta la aseveraci&oacute;n de los economistas de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff sobre que los niveles muy altos de deuda p&uacute;blica significan un menor crecimiento &ndash; un punto de vista que realmente nunca fue comprobado y que posteriormente ha sido desacreditado &ndash; Australia est&aacute; muy lejos de ese umbral. Su &iacute;ndice deuda/PIB es s&oacute;lo una porci&oacute;n del &iacute;ndice de EE.UU., y uno de los m&aacute;s bajos entre los pa&iacute;ses de la OCDE.</p> <p class="blubox-jck" style="text-align: center;"> Las ideas sobre la educaci&oacute;n superior de Abbott tambi&eacute;n sugieren que &eacute;l claramente no entiende por qu&eacute; las mejores universidades de Estados Unidos tienen &eacute;xito. No es la competencia de precios o el af&aacute;n de lucro lo que ha hecho que Harvard, Yale, Stanford sean excelentes.</p> <p> Lo que importa m&aacute;s para el crecimiento a largo plazo son las inversiones en el futuro &ndash; incluyendo inversiones p&uacute;blicas de crucial importancia en educaci&oacute;n, tecnolog&iacute;a e infraestructura. Estas inversiones garantizan que todos los ciudadanos, sin importar cu&aacute;n pobres sean sus padres, puedan desarrollar su potencial a plenitud.</p> <p> Hay algo profundamente ir&oacute;nico acerca de la reverencia que tiene Abbott al modelo de Estados Unidos cuando defiende muchas de las &ldquo;reformas&rdquo; propuestas por su gobierno. Despu&eacute;s de todo, el modelo econ&oacute;mico de Estados Unidos no ha estado funcionando para la mayor&iacute;a de los estadounidenses. El ingreso medio en EE.UU. es m&aacute;s bajo del de hace un cuarto de siglo atr&aacute;s &ndash; y esto no sobrevino por de un estancamiento en la productividad, sino debido a un estancamiento de los salarios.</p> <p> El modelo australiano se ha desempe&ntilde;ado much&iacute;simo mejor. De hecho, Australia es una de las pocas econom&iacute;as basadas en materias primas que no ha sufrido la maldici&oacute;n de los recursos naturales. La prosperidad se ha compartido en una forma relativamente amplia. El ingreso medio de los hogares ha crecido a una tasa promedio anual superior al 3% en las &uacute;ltimas d&eacute;cadas &ndash; casi el doble del promedio de la OCDE.</p> <p> Sin duda, dada su abundancia de recursos naturales, Australia deber&iacute;a tener de lejos una mayor igualdad de la que tiene. Al fin y al cabo, los recursos naturales de un pa&iacute;s deben pertenecer a todos sus habitantes, y las &ldquo;rentas&rdquo; que ellos generan deben proporcionar una fuente de ingresos que podr&iacute;a ser utiliza para reducir la desigualdad. Y, la imposici&oacute;n de altas tastas de tributaci&oacute;n a las rentas de los recursos naturales no causa las consecuencias negativas que se derivan de imponer tasas a los ahorros o al trabajo (las reservas de mineral de hierro y gas natural no se pueden mudar a otro pa&iacute;s para evitar los impuestos). No obstante, el coeficiente Gini de Australia, una medida est&aacute;ndar de la desigualdad, es un tercio superior al de Noruega, un pa&iacute;s rico en recursos naturales que ha hecho un trabajo particularmente bueno en cuanto a administrar su riqueza para el beneficio de todos los ciudadanos.</p> <p> Uno se pregunta si Abbott y su gobierno entienden realmente lo que ha sucedido en EE.UU. &iquest;Se da cuenta de que desde que comenz&oacute; la era de la desregulaci&oacute;n y la liberalizaci&oacute;n a finales de la d&eacute;cada de 1970, el crecimiento del PIB se ha desacelerado marcadamente, y que el crecimiento que s&iacute; se produjo ha beneficiado principalmente a los de arriba? &iquest;Sabe que antes de estas &ldquo;reformas&rdquo;, EE.UU. no hab&iacute;a tenido una sola crisis financiera &ndash; evento que en la actualidad ocurre de manera habitual en todo el mundo &ndash; durante un per&iacute;odo de medio siglo de duraci&oacute;n, y que la desregulaci&oacute;n condujo a que se tenga un sector financiero inflado que atrajo a muchos j&oacute;venes talentosos que de lo contrario podr&iacute;an haber dedicado sus carreras a actividades m&aacute;s productivas? Las innovaciones financieras creadas por dichos j&oacute;venes talentos hicieron que ellos llegaran a ser extremadamente ricos, pero tambi&eacute;n llevaron a EE.UU. y a la econom&iacute;a mundial al borde de la ruina.</p> <p> Los servicios p&uacute;blicos de Australia causan envidia en todo el mundo. Su sistema de salud ofrece mejores resultados que el de EE.UU., a una fracci&oacute;n del costo. Cuenta con un programa de pr&eacute;stamos educativos que dependen del ingreso, dicho programa permite a los prestatarios esparcir sus reembolsos a lo largo de muchos a&ntilde;os si es necesario; y durante ese per&iacute;odo, si sus ingresos llegasen a ser particularmente bajos (quiz&aacute;s debido a que eligieron puestos de trabajo de importancia, pero con remuneraciones bajas, por ejemplo en los &aacute;mbitos de la educaci&oacute;n o la religi&oacute;n), el gobierno les perdona parte de la deuda.</p> <p class="blubox-jck" style="text-align: center;"> Hay algo profundamente ir&oacute;nico acerca de la reverencia que tiene Abbott al modelo de Estados Unidos cuando defiende muchas de las &ldquo;reformas&rdquo; propuestas por su gobierno. Despu&eacute;s de todo, el modelo econ&oacute;mico de Estados Unidos no ha estado funcionando para la mayor&iacute;a de los estadounidenses.</p> <p> El contraste con EE.UU. es sorprendente. En EE.UU., la deuda estudiantil, que en la actualidad excede los $1,2 mill&oacute;n de millones (m&aacute;s que toda la deuda de tarjetas de cr&eacute;dito), se est&aacute; convirtiendo en una carga para los graduados y para la econom&iacute;a. El fracasado modelo financiero Estados Unidos para la educaci&oacute;n superior es una de las razones por las que, entre los pa&iacute;ses avanzados, Estados Unidos ahora tiene la menor igualdad de oportunidades, haciendo que las perspectivas de vida de un joven estadounidense dependan m&aacute;s de los ingresos y de la educaci&oacute;n de sus padres en comparaci&oacute;n con lo que ocurre en otros pa&iacute;ses avanzados.</p> <p> Las ideas sobre la educaci&oacute;n superior de Abbott tambi&eacute;n sugieren que &eacute;l claramente no entiende por qu&eacute; las mejores universidades de Estados Unidos tienen &eacute;xito. No es la competencia de precios o el af&aacute;n de lucro lo que ha hecho que Harvard, Yale, Stanford sean excelentes. Ninguna de las universidades excelentes de Estados Unidos son instituciones con fines de lucro. Todos ellas son instituciones sin fines de lucro, ya sea p&uacute;blicas o instituciones financiadas con el apoyo de grandes donaciones, que en gran medida son realizadas por los exalumnos y las fundaciones.</p> <p> Hay competencia, pero de un tipo diferente. Se esfuerzan por la inclusi&oacute;n y la diversidad. Compiten por becas de investigaci&oacute;n del gobierno. Las universidades estadounidenses escasamente reguladas y con fines de lucro sobresalen en dos dimensiones: su capacidad de explotar a los j&oacute;venes que provienen de familias pobres, ya que les cobran matr&iacute;culas altas sin brindarles nada de valor, y su capacidad de cabildear para obtener dinero del gobierno que no est&eacute; regulado y continuar con sus pr&aacute;cticas de explotaci&oacute;n.</p> <p> Australia debe estar orgullosa de sus logros, el resto del mundo puede aprender mucho de los mismos. Ser&iacute;a bochornoso que una mala interpretaci&oacute;n de lo que ha sucedido en EE.UU., junto con una fuerte dosis de ideolog&iacute;a, hicieran que sus l&iacute;deres vayan a reparar algo que no est&aacute; roto.</p> <p> &nbsp;</p> <p> (*) Premio Nobel de Econom&iacute;a y profesor de la Universidad de la Universidad de Columbia, fue presidente del Consejo de Asesores Econ&oacute;micos del presidente Bill Clinton y se desempe&ntilde;&oacute; como vicepresidente senior y economista jefe del Banco Mundial.</p> <p> &nbsp;</p> <p> <strong>FUENTE:</strong> <a href="https://www.project-syndicate.org/commentary/joseph-e--stiglitz-wonders-why-australian-prime-minister-tony-abbott-wants-to-emulate-the-us-economic-model/spanish" target="_blank">Project Syndicate</a></p></div> <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/a5db8c1256359d5e22d55281b76436ae_S.jpg" alt="El Primer Ministro australiano, Tony Abbott" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> <em>Para bien o para mal, los debates de pol&iacute;tica econ&oacute;mica en Estados Unidos, independientemente de su relevancia, a menudo hicieron eco en otros lugares. El recientemente electo gobierno del primer ministro de Australia Tony Abbott ofrece un buen ejemplo de ello.</em></p></div><div class="K2FeedFullText"><p> Al igual que en muchos otros pa&iacute;ses, los gobiernos conservadores abogan por recortes en el gasto p&uacute;blico, con el argumento de que los d&eacute;ficit fiscales ponen en peligro el futuro de dichos pa&iacute;ses. En el caso de Australia, sin embargo, tales afirmaciones suenan particularmente huecas &ndash; aunque eso no ha impedido que el gobierno de Abbott las ponga en circulaci&oacute;n.</p> <p> Incluso si se acepta la aseveraci&oacute;n de los economistas de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff sobre que los niveles muy altos de deuda p&uacute;blica significan un menor crecimiento &ndash; un punto de vista que realmente nunca fue comprobado y que posteriormente ha sido desacreditado &ndash; Australia est&aacute; muy lejos de ese umbral. Su &iacute;ndice deuda/PIB es s&oacute;lo una porci&oacute;n del &iacute;ndice de EE.UU., y uno de los m&aacute;s bajos entre los pa&iacute;ses de la OCDE.</p> <p class="blubox-jck" style="text-align: center;"> Las ideas sobre la educaci&oacute;n superior de Abbott tambi&eacute;n sugieren que &eacute;l claramente no entiende por qu&eacute; las mejores universidades de Estados Unidos tienen &eacute;xito. No es la competencia de precios o el af&aacute;n de lucro lo que ha hecho que Harvard, Yale, Stanford sean excelentes.</p> <p> Lo que importa m&aacute;s para el crecimiento a largo plazo son las inversiones en el futuro &ndash; incluyendo inversiones p&uacute;blicas de crucial importancia en educaci&oacute;n, tecnolog&iacute;a e infraestructura. Estas inversiones garantizan que todos los ciudadanos, sin importar cu&aacute;n pobres sean sus padres, puedan desarrollar su potencial a plenitud.</p> <p> Hay algo profundamente ir&oacute;nico acerca de la reverencia que tiene Abbott al modelo de Estados Unidos cuando defiende muchas de las &ldquo;reformas&rdquo; propuestas por su gobierno. Despu&eacute;s de todo, el modelo econ&oacute;mico de Estados Unidos no ha estado funcionando para la mayor&iacute;a de los estadounidenses. El ingreso medio en EE.UU. es m&aacute;s bajo del de hace un cuarto de siglo atr&aacute;s &ndash; y esto no sobrevino por de un estancamiento en la productividad, sino debido a un estancamiento de los salarios.</p> <p> El modelo australiano se ha desempe&ntilde;ado much&iacute;simo mejor. De hecho, Australia es una de las pocas econom&iacute;as basadas en materias primas que no ha sufrido la maldici&oacute;n de los recursos naturales. La prosperidad se ha compartido en una forma relativamente amplia. El ingreso medio de los hogares ha crecido a una tasa promedio anual superior al 3% en las &uacute;ltimas d&eacute;cadas &ndash; casi el doble del promedio de la OCDE.</p> <p> Sin duda, dada su abundancia de recursos naturales, Australia deber&iacute;a tener de lejos una mayor igualdad de la que tiene. Al fin y al cabo, los recursos naturales de un pa&iacute;s deben pertenecer a todos sus habitantes, y las &ldquo;rentas&rdquo; que ellos generan deben proporcionar una fuente de ingresos que podr&iacute;a ser utiliza para reducir la desigualdad. Y, la imposici&oacute;n de altas tastas de tributaci&oacute;n a las rentas de los recursos naturales no causa las consecuencias negativas que se derivan de imponer tasas a los ahorros o al trabajo (las reservas de mineral de hierro y gas natural no se pueden mudar a otro pa&iacute;s para evitar los impuestos). No obstante, el coeficiente Gini de Australia, una medida est&aacute;ndar de la desigualdad, es un tercio superior al de Noruega, un pa&iacute;s rico en recursos naturales que ha hecho un trabajo particularmente bueno en cuanto a administrar su riqueza para el beneficio de todos los ciudadanos.</p> <p> Uno se pregunta si Abbott y su gobierno entienden realmente lo que ha sucedido en EE.UU. &iquest;Se da cuenta de que desde que comenz&oacute; la era de la desregulaci&oacute;n y la liberalizaci&oacute;n a finales de la d&eacute;cada de 1970, el crecimiento del PIB se ha desacelerado marcadamente, y que el crecimiento que s&iacute; se produjo ha beneficiado principalmente a los de arriba? &iquest;Sabe que antes de estas &ldquo;reformas&rdquo;, EE.UU. no hab&iacute;a tenido una sola crisis financiera &ndash; evento que en la actualidad ocurre de manera habitual en todo el mundo &ndash; durante un per&iacute;odo de medio siglo de duraci&oacute;n, y que la desregulaci&oacute;n condujo a que se tenga un sector financiero inflado que atrajo a muchos j&oacute;venes talentosos que de lo contrario podr&iacute;an haber dedicado sus carreras a actividades m&aacute;s productivas? Las innovaciones financieras creadas por dichos j&oacute;venes talentos hicieron que ellos llegaran a ser extremadamente ricos, pero tambi&eacute;n llevaron a EE.UU. y a la econom&iacute;a mundial al borde de la ruina.</p> <p> Los servicios p&uacute;blicos de Australia causan envidia en todo el mundo. Su sistema de salud ofrece mejores resultados que el de EE.UU., a una fracci&oacute;n del costo. Cuenta con un programa de pr&eacute;stamos educativos que dependen del ingreso, dicho programa permite a los prestatarios esparcir sus reembolsos a lo largo de muchos a&ntilde;os si es necesario; y durante ese per&iacute;odo, si sus ingresos llegasen a ser particularmente bajos (quiz&aacute;s debido a que eligieron puestos de trabajo de importancia, pero con remuneraciones bajas, por ejemplo en los &aacute;mbitos de la educaci&oacute;n o la religi&oacute;n), el gobierno les perdona parte de la deuda.</p> <p class="blubox-jck" style="text-align: center;"> Hay algo profundamente ir&oacute;nico acerca de la reverencia que tiene Abbott al modelo de Estados Unidos cuando defiende muchas de las &ldquo;reformas&rdquo; propuestas por su gobierno. Despu&eacute;s de todo, el modelo econ&oacute;mico de Estados Unidos no ha estado funcionando para la mayor&iacute;a de los estadounidenses.</p> <p> El contraste con EE.UU. es sorprendente. En EE.UU., la deuda estudiantil, que en la actualidad excede los $1,2 mill&oacute;n de millones (m&aacute;s que toda la deuda de tarjetas de cr&eacute;dito), se est&aacute; convirtiendo en una carga para los graduados y para la econom&iacute;a. El fracasado modelo financiero Estados Unidos para la educaci&oacute;n superior es una de las razones por las que, entre los pa&iacute;ses avanzados, Estados Unidos ahora tiene la menor igualdad de oportunidades, haciendo que las perspectivas de vida de un joven estadounidense dependan m&aacute;s de los ingresos y de la educaci&oacute;n de sus padres en comparaci&oacute;n con lo que ocurre en otros pa&iacute;ses avanzados.</p> <p> Las ideas sobre la educaci&oacute;n superior de Abbott tambi&eacute;n sugieren que &eacute;l claramente no entiende por qu&eacute; las mejores universidades de Estados Unidos tienen &eacute;xito. No es la competencia de precios o el af&aacute;n de lucro lo que ha hecho que Harvard, Yale, Stanford sean excelentes. Ninguna de las universidades excelentes de Estados Unidos son instituciones con fines de lucro. Todos ellas son instituciones sin fines de lucro, ya sea p&uacute;blicas o instituciones financiadas con el apoyo de grandes donaciones, que en gran medida son realizadas por los exalumnos y las fundaciones.</p> <p> Hay competencia, pero de un tipo diferente. Se esfuerzan por la inclusi&oacute;n y la diversidad. Compiten por becas de investigaci&oacute;n del gobierno. Las universidades estadounidenses escasamente reguladas y con fines de lucro sobresalen en dos dimensiones: su capacidad de explotar a los j&oacute;venes que provienen de familias pobres, ya que les cobran matr&iacute;culas altas sin brindarles nada de valor, y su capacidad de cabildear para obtener dinero del gobierno que no est&eacute; regulado y continuar con sus pr&aacute;cticas de explotaci&oacute;n.</p> <p> Australia debe estar orgullosa de sus logros, el resto del mundo puede aprender mucho de los mismos. Ser&iacute;a bochornoso que una mala interpretaci&oacute;n de lo que ha sucedido en EE.UU., junto con una fuerte dosis de ideolog&iacute;a, hicieran que sus l&iacute;deres vayan a reparar algo que no est&aacute; roto.</p> <p> &nbsp;</p> <p> (*) Premio Nobel de Econom&iacute;a y profesor de la Universidad de la Universidad de Columbia, fue presidente del Consejo de Asesores Econ&oacute;micos del presidente Bill Clinton y se desempe&ntilde;&oacute; como vicepresidente senior y economista jefe del Banco Mundial.</p> <p> &nbsp;</p> <p> <strong>FUENTE:</strong> <a href="https://www.project-syndicate.org/commentary/joseph-e--stiglitz-wonders-why-australian-prime-minister-tony-abbott-wants-to-emulate-the-us-economic-model/spanish" target="_blank">Project Syndicate</a></p></div> La Depresión del Excel 2013-04-29T15:32:18-03:00 2013-04-29T15:32:18-03:00 https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/2002-la-depresion-del-excel PAUL KRUGMAN (*) hola@fundamentar.com <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/922b75306b6d02799fa78a183575fe32_S.jpg" alt="La Depresión del Excel" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> <em>&iquest;Puede un error en una hoja de c&aacute;lculo haber destruido casi por completo la econom&iacute;a de Occidente? Por Paul Krugman</em></p></div><div class="K2FeedFullText"><p> En esta era de la informaci&oacute;n, los errores matem&aacute;ticos pueden llevar al desastre. La Mars Orbiter de la NASA se estrell&oacute; porque los ingenieros olvidaron hacer la conversi&oacute;n a unidades del sistema m&eacute;trico; el plan de la ballena de Londres de JPMorgan Chase sali&oacute; mal en parte porque quienes hicieron los modelos dividieron por una suma en lugar de por una media. De modo que, &iquest;fue un error de codificaci&oacute;n de Excel lo que destruy&oacute; las econom&iacute;as del mundo occidental? Esta es la historia hasta la fecha: a principios de 2010, dos economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, divulgaron un art&iacute;culo, <a href="http://www.nber.org/papers/w15639" target="_blank"><em>Growth in a time of debt</em></a> (Crecimiento en una &eacute;poca de endeudamiento), que pretend&iacute;a identificar un umbral cr&iacute;tico, un punto de inflexi&oacute;n, para la deuda p&uacute;blica. Una vez que la deuda supera el 90% del producto interior bruto, afirmaban, el crecimiento econ&oacute;mico cae en picado.</p> <p> Reinhart y Rogoff ten&iacute;an credibilidad gracias a <a href="http://elpais.com/diario/2011/06/25/babelia/1308960740_850215.html" target="_blank">un libro anterior admirado por todo el mundo</a> sobre la historia de las crisis financieras, y el momento escogido era perfecto. El art&iacute;culo se public&oacute; justo despu&eacute;s de que Grecia entrase en crisis y apelaba directamente al deseo de muchos funcionarios de virar del est&iacute;mulo a la austeridad. En consecuencia, el art&iacute;culo se hizo famoso inmediatamente; seguramente era, y es, el an&aacute;lisis econ&oacute;mico m&aacute;s influyente de los &uacute;ltimos a&ntilde;os.</p> <p> El hecho es que Reinhart y Rogoff alcanzaron r&aacute;pidamente un estatus casi sagrado entre los autoproclamados guardianes de la responsabilidad fiscal; la afirmaci&oacute;n sobre el punto de inflexi&oacute;n se trat&oacute; no como una hip&oacute;tesis controvertida, sino como un hecho incuestionable. Por ejemplo, un editorial de The Washington Post de principios de este a&ntilde;o advert&iacute;a contra una posible bajada de la guardia en el frente del d&eacute;ficit porque estamos &ldquo;peligrosamente cerca de la marca del 90% que los economistas consideran una amenaza para el crecimiento econ&oacute;mico sostenible&rdquo;. F&iacute;jense en la expresi&oacute;n: &ldquo;los economistas&rdquo;, no &ldquo;algunos economistas&rdquo;, y no digamos ya &ldquo;algunos economistas, a los que contradicen en&eacute;rgicamente otros con credenciales igual de buenas&rdquo;, que es la realidad.</p> <p> Porque lo cierto es que el texto de Reinhart y Rogoff se enfrent&oacute; a cr&iacute;ticas considerables desde el principio y la controversia aument&oacute; con el tiempo. Nada m&aacute;s publicarse el art&iacute;culo, muchos economistas se&ntilde;alaron que una correlaci&oacute;n negativa entre la deuda y el comportamiento econ&oacute;mico no significaba necesariamente que la deuda elevada fuese la causa de un crecimiento lento. Podr&iacute;a ocurrir perfectamente lo contrario, y que el mal comportamiento econ&oacute;mico condujese a una deuda elevada. De hecho, este es evidentemente el caso de Jap&oacute;n, que se endeud&oacute; enormemente despu&eacute;s de que su crecimiento se hundiese a principio de los noventa.</p> <p> Con el tiempo, surgi&oacute; otro problema: otros investigadores, usando datos de deuda y crecimiento aparentemente comparables, no fueron capaces de replicar los resultados de Reinhart y Rogoff. Lo habitual era que encontrasen cierta correlaci&oacute;n entre la deuda elevada y el crecimiento lento (pero nada que se pareciese a un punto de inflexi&oacute;n en el 90% ni, de hecho, en ning&uacute;n nivel concreto de deuda).</p> <p> Finalmente, Reinhart y Rogoff permitieron que unos investigadores de la Universidad de Massachusetts <a href="http://www.peri.umass.edu/fileadmin/pdf/working_papers/working_papers_301-350/WP322.pdf" target="_blank">analizasen la hoja de c&aacute;lculo original</a>; y el misterio de los resultados irreproducibles se resolvi&oacute;. En primer lugar, hab&iacute;an omitido algunos datos; en segundo lugar, emplearon unos procedimientos estad&iacute;sticos poco habituales y muy cuestionables; y finalmente, s&iacute;, cometieron un error de codificaci&oacute;n de Excel. Si corregimos estos errores y rarezas, obtenemos lo que otros investigadores han descubierto: cierta correlaci&oacute;n entre la deuda elevada y el crecimiento lento, sin nada que indique cu&aacute;l de ellos causa qu&eacute;, pero sin rastro alguno de ese umbral del 90%.</p> <p> En respuesta a esto, Reinhart y Rogoff <a href="http://blogs.wsj.com/economics/2013/04/16/reinhart-rogoff-response-to-critique/" target="_blank">han admitido el error de codificaci&oacute;n</a>, han defendido sus dem&aacute;s decisiones y han afirmado que nunca aseguraron que la deuda provoque necesariamente un crecimiento m&aacute;s lento. Esto es un tanto insincero porque repetidamente dieron a entender esa idea aunque evitasen formularla expresamente. Pero, en cualquier caso, lo que realmente importa no es lo que quisieron decir, sino el modo en que se ha interpretado su trabajo: los entusiastas de la austeridad anunciaron a bombo y platillo que ese supuesto punto de inflexi&oacute;n del 90% era un hecho probado y un motivo para recortar dr&aacute;sticamente el gasto p&uacute;blico incluso con un paro elevad&iacute;simo.</p> <p> Por eso debemos situar el fiasco de Reinhart y Rogoff en el contexto m&aacute;s amplio de la obsesi&oacute;n por la austeridad: el evidentemente intenso deseo de los legisladores, pol&iacute;ticos y expertos de todo el mundo occidental de dar la espalda a los parados y, en cambio, usar la crisis econ&oacute;mica como excusa para reducir dr&aacute;sticamente los programas sociales.</p> <p> Lo que pone de manifiesto el asunto de Reinhart y Rogoff es la medida en que se nos ha vendido la austeridad con pretextos falsos. Durante tres a&ntilde;os, el giro hacia la austeridad se nos ha presentado no como una opci&oacute;n sino como una necesidad. Las investigaciones econ&oacute;micas, insisten los defensores de la austeridad, han demostrado que suceden cosas terribles una vez que la deuda supera el 90% del PIB. Pero las investigaciones econ&oacute;micas no han demostrado tal cosa; un par de economistas hicieron esa afirmaci&oacute;n, mientras que muchos otros no estuvieron de acuerdo. Los responsables pol&iacute;ticos abandonaron a los parados y tomaron el camino de la austeridad porque quisieron, no porque tuviesen que hacerlo.</p> <p> &iquest;Servir&aacute; de algo que se haya hecho caer a Reinhart y Rogoff de su pedestal? Me gustar&iacute;a pensar que s&iacute;. Pero preveo que los sospechosos habituales simplemente encontrar&aacute;n alg&uacute;n otro an&aacute;lisis econ&oacute;mico cuestionable que canonizar, y la depresi&oacute;n no terminar&aacute; nunca.</p> <p> <br /> <em>(*) Premio Nobel de Econom&iacute;a en 2008. Es profesor de Econom&iacute;a y Pol&iacute;tica Internacional en la Universidad de Princeton. Antes lo ha sido en la de Yale, donde se gradu&oacute;, en la de Stanford y en el MIT. Desde hace m&aacute;s de una d&eacute;cada es columnista del New York Times</em></p> <p> <strong>FUENTE:</strong> <a href="http://www.nytimes.com/2013/04/19/opinion/krugman-the-excel-depression.html?ref=paulkrugman" target="_blank">The New York Times</a></p></div> <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/922b75306b6d02799fa78a183575fe32_S.jpg" alt="La Depresión del Excel" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> <em>&iquest;Puede un error en una hoja de c&aacute;lculo haber destruido casi por completo la econom&iacute;a de Occidente? Por Paul Krugman</em></p></div><div class="K2FeedFullText"><p> En esta era de la informaci&oacute;n, los errores matem&aacute;ticos pueden llevar al desastre. La Mars Orbiter de la NASA se estrell&oacute; porque los ingenieros olvidaron hacer la conversi&oacute;n a unidades del sistema m&eacute;trico; el plan de la ballena de Londres de JPMorgan Chase sali&oacute; mal en parte porque quienes hicieron los modelos dividieron por una suma en lugar de por una media. De modo que, &iquest;fue un error de codificaci&oacute;n de Excel lo que destruy&oacute; las econom&iacute;as del mundo occidental? Esta es la historia hasta la fecha: a principios de 2010, dos economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, divulgaron un art&iacute;culo, <a href="http://www.nber.org/papers/w15639" target="_blank"><em>Growth in a time of debt</em></a> (Crecimiento en una &eacute;poca de endeudamiento), que pretend&iacute;a identificar un umbral cr&iacute;tico, un punto de inflexi&oacute;n, para la deuda p&uacute;blica. Una vez que la deuda supera el 90% del producto interior bruto, afirmaban, el crecimiento econ&oacute;mico cae en picado.</p> <p> Reinhart y Rogoff ten&iacute;an credibilidad gracias a <a href="http://elpais.com/diario/2011/06/25/babelia/1308960740_850215.html" target="_blank">un libro anterior admirado por todo el mundo</a> sobre la historia de las crisis financieras, y el momento escogido era perfecto. El art&iacute;culo se public&oacute; justo despu&eacute;s de que Grecia entrase en crisis y apelaba directamente al deseo de muchos funcionarios de virar del est&iacute;mulo a la austeridad. En consecuencia, el art&iacute;culo se hizo famoso inmediatamente; seguramente era, y es, el an&aacute;lisis econ&oacute;mico m&aacute;s influyente de los &uacute;ltimos a&ntilde;os.</p> <p> El hecho es que Reinhart y Rogoff alcanzaron r&aacute;pidamente un estatus casi sagrado entre los autoproclamados guardianes de la responsabilidad fiscal; la afirmaci&oacute;n sobre el punto de inflexi&oacute;n se trat&oacute; no como una hip&oacute;tesis controvertida, sino como un hecho incuestionable. Por ejemplo, un editorial de The Washington Post de principios de este a&ntilde;o advert&iacute;a contra una posible bajada de la guardia en el frente del d&eacute;ficit porque estamos &ldquo;peligrosamente cerca de la marca del 90% que los economistas consideran una amenaza para el crecimiento econ&oacute;mico sostenible&rdquo;. F&iacute;jense en la expresi&oacute;n: &ldquo;los economistas&rdquo;, no &ldquo;algunos economistas&rdquo;, y no digamos ya &ldquo;algunos economistas, a los que contradicen en&eacute;rgicamente otros con credenciales igual de buenas&rdquo;, que es la realidad.</p> <p> Porque lo cierto es que el texto de Reinhart y Rogoff se enfrent&oacute; a cr&iacute;ticas considerables desde el principio y la controversia aument&oacute; con el tiempo. Nada m&aacute;s publicarse el art&iacute;culo, muchos economistas se&ntilde;alaron que una correlaci&oacute;n negativa entre la deuda y el comportamiento econ&oacute;mico no significaba necesariamente que la deuda elevada fuese la causa de un crecimiento lento. Podr&iacute;a ocurrir perfectamente lo contrario, y que el mal comportamiento econ&oacute;mico condujese a una deuda elevada. De hecho, este es evidentemente el caso de Jap&oacute;n, que se endeud&oacute; enormemente despu&eacute;s de que su crecimiento se hundiese a principio de los noventa.</p> <p> Con el tiempo, surgi&oacute; otro problema: otros investigadores, usando datos de deuda y crecimiento aparentemente comparables, no fueron capaces de replicar los resultados de Reinhart y Rogoff. Lo habitual era que encontrasen cierta correlaci&oacute;n entre la deuda elevada y el crecimiento lento (pero nada que se pareciese a un punto de inflexi&oacute;n en el 90% ni, de hecho, en ning&uacute;n nivel concreto de deuda).</p> <p> Finalmente, Reinhart y Rogoff permitieron que unos investigadores de la Universidad de Massachusetts <a href="http://www.peri.umass.edu/fileadmin/pdf/working_papers/working_papers_301-350/WP322.pdf" target="_blank">analizasen la hoja de c&aacute;lculo original</a>; y el misterio de los resultados irreproducibles se resolvi&oacute;. En primer lugar, hab&iacute;an omitido algunos datos; en segundo lugar, emplearon unos procedimientos estad&iacute;sticos poco habituales y muy cuestionables; y finalmente, s&iacute;, cometieron un error de codificaci&oacute;n de Excel. Si corregimos estos errores y rarezas, obtenemos lo que otros investigadores han descubierto: cierta correlaci&oacute;n entre la deuda elevada y el crecimiento lento, sin nada que indique cu&aacute;l de ellos causa qu&eacute;, pero sin rastro alguno de ese umbral del 90%.</p> <p> En respuesta a esto, Reinhart y Rogoff <a href="http://blogs.wsj.com/economics/2013/04/16/reinhart-rogoff-response-to-critique/" target="_blank">han admitido el error de codificaci&oacute;n</a>, han defendido sus dem&aacute;s decisiones y han afirmado que nunca aseguraron que la deuda provoque necesariamente un crecimiento m&aacute;s lento. Esto es un tanto insincero porque repetidamente dieron a entender esa idea aunque evitasen formularla expresamente. Pero, en cualquier caso, lo que realmente importa no es lo que quisieron decir, sino el modo en que se ha interpretado su trabajo: los entusiastas de la austeridad anunciaron a bombo y platillo que ese supuesto punto de inflexi&oacute;n del 90% era un hecho probado y un motivo para recortar dr&aacute;sticamente el gasto p&uacute;blico incluso con un paro elevad&iacute;simo.</p> <p> Por eso debemos situar el fiasco de Reinhart y Rogoff en el contexto m&aacute;s amplio de la obsesi&oacute;n por la austeridad: el evidentemente intenso deseo de los legisladores, pol&iacute;ticos y expertos de todo el mundo occidental de dar la espalda a los parados y, en cambio, usar la crisis econ&oacute;mica como excusa para reducir dr&aacute;sticamente los programas sociales.</p> <p> Lo que pone de manifiesto el asunto de Reinhart y Rogoff es la medida en que se nos ha vendido la austeridad con pretextos falsos. Durante tres a&ntilde;os, el giro hacia la austeridad se nos ha presentado no como una opci&oacute;n sino como una necesidad. Las investigaciones econ&oacute;micas, insisten los defensores de la austeridad, han demostrado que suceden cosas terribles una vez que la deuda supera el 90% del PIB. Pero las investigaciones econ&oacute;micas no han demostrado tal cosa; un par de economistas hicieron esa afirmaci&oacute;n, mientras que muchos otros no estuvieron de acuerdo. Los responsables pol&iacute;ticos abandonaron a los parados y tomaron el camino de la austeridad porque quisieron, no porque tuviesen que hacerlo.</p> <p> &iquest;Servir&aacute; de algo que se haya hecho caer a Reinhart y Rogoff de su pedestal? Me gustar&iacute;a pensar que s&iacute;. Pero preveo que los sospechosos habituales simplemente encontrar&aacute;n alg&uacute;n otro an&aacute;lisis econ&oacute;mico cuestionable que canonizar, y la depresi&oacute;n no terminar&aacute; nunca.</p> <p> <br /> <em>(*) Premio Nobel de Econom&iacute;a en 2008. Es profesor de Econom&iacute;a y Pol&iacute;tica Internacional en la Universidad de Princeton. Antes lo ha sido en la de Yale, donde se gradu&oacute;, en la de Stanford y en el MIT. Desde hace m&aacute;s de una d&eacute;cada es columnista del New York Times</em></p> <p> <strong>FUENTE:</strong> <a href="http://www.nytimes.com/2013/04/19/opinion/krugman-the-excel-depression.html?ref=paulkrugman" target="_blank">The New York Times</a></p></div> El Estudiante Que Salvó al Mundo de la Austeridad 2013-04-29T14:34:22-03:00 2013-04-29T14:34:22-03:00 https://fundamentar.com/internacional/item/1998-el-estudiante-que-salvo-al-mundo-de-la-austeridad Fabián Vidoletti hola@fundamentar.com <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/dce750ff9777390e1a88301e7c52a87a_S.jpg" alt="Los profesores de Harvard Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart. / M. F. CALVERT" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> Un alumno de doctorado de 28 a&ntilde;os puso en descr&eacute;dito &ndash;por err&oacute;neo&ndash; un informe de dos economistas de Harvard sobre el que se basan las pol&iacute;ticas de ajuste que se aplican en Europa y que los conservadores intentan imponer en EEUU</p></div><div class="K2FeedFullText"><p> Cuando la deuda de un pa&iacute;s supera el 90% del PBI, el crecimiento de la econom&iacute;a es inviable. El aserto, nacido de dos cerebros de Harvard y sobre el que se asientan las pol&iacute;ticas de austeridad que est&aacute;n a punto de dinamitar los pilares del Estado de bienestar en medio mundo, ha resultado tan falaz como las armas de destrucci&oacute;n masiva que sirvieron para justificar la invasi&oacute;n de Irak.</p> <p> &ldquo;Es exagerado hacer la comparaci&oacute;n, pero acepto la analog&iacute;a porque es cierto que se est&aacute;n adoptando pol&iacute;ticas a partir de premisas que son falsas&rdquo;. Quien habla es Thomas Herndon, el estudiante de 28 a&ntilde;os que, en su camino para sacarse un doctorado en Econom&iacute;a en la Universidad de Massachusetts, ha desenmascarado la <a href="http://www.fundamentar.com/index.php/articulos/editorial/item/2002-la-depresion-del-excel" target="_blank">mentira macroecon&oacute;mica m&aacute;s significativa</a> de los &uacute;ltimos a&ntilde;os, y sobre la que EEUU y Europa se han apoyado en su campa&ntilde;a por la austeridad fiscal y el recorte dr&aacute;stico del gasto.</p> <p> Herndon cuenta que se frotaba los ojos al cruzar los datos de su trabajo ordinario de carrera con los del <a href="http://www.nber.org/papers/w15639" target="_blank">hipercitado informe</a> de los profesores de la prestigiosa Universidad de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff. Los errores eran b&aacute;sicos. De hecho, al principio pens&oacute; que el equivocado era &eacute;l. No pod&iacute;a ser que dos reputadas eminencias hubieran podido pasar por alto cosas as&iacute;.</p> <p> El estudio que est&aacute; en el centro de la controversia global lo publicaron Reinhart y Rogoff en la <em>American Economic Review</em> en 2010. Ah&iacute; defienden c&oacute;mo el crecimiento cae de golpe cuando la deuda p&uacute;blica de un pa&iacute;s supera el 90% del PBI. Reinhart, nacida en La Habana (Cuba) hace 57 a&ntilde;os, fue economista jefa durante tres a&ntilde;os del difunto Bear Stearns, la primera v&iacute;ctima de la crisis financiera. Eso fue en los a&ntilde;os 1980, antes de ocupar varios cargos en el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde lleg&oacute; a ser la n&uacute;mero dos en el departamento de investigaci&oacute;n antes de llegar a Harvard. Rogoff, de 60 a&ntilde;os, fue su jefe en el FMI, donde tuvo un sonado encontronazo con Joseph Stiglitz a cuenta de <a href="http://elpais.com/diario/2002/12/20/paisvasco/1040416802_850215.html" target="_blank">la cr&iacute;tica</a> que el premio Nobel hizo de esa instituci&oacute;n en su libro <em>El Malestar en la Globalizaci&oacute;n</em> (2002).</p> <p> No fueron pocos los pol&iacute;ticos que echaron mano del trabajo para defender que se pase la podadora al gasto para volver a la senda de un crecimiento sano y robusto. Entre ellos, Paul Ryan, el candidato republicano a la vicepresidencia de EEUU. Tambi&eacute;n el comisario europeo de Asuntos Econ&oacute;micos, Olli Rehn, y el ex presidente del Banco Central Europeo Jean-Claude Trichet. Ninguno cuestion&oacute; la metodolog&iacute;a del trabajo, ni sus datos, como hizo el joven Herndon.</p> <p> &ldquo;Estaba convencido desde el principio de que algo iba realmente mal con el estudio. Y cuando me llegaron los datos [los autores le mandaron las tablas de Excel que utilizaron, a petici&oacute;n del estudiante], se confirmaron mis sospechas&rdquo;, relata Herndon. El joven estudiante, criado en Austin (Texas), de padre texano y madre de Hong Kong, al que le gusta tocar el bajo, le pas&oacute; las tablas a su novia, Kyla Walters. Ella tiene un doctorado en Sociolog&iacute;a y gracias a su trabajo de investigaci&oacute;n est&aacute; muy acostumbrada a cruzar n&uacute;meros. &ldquo;No creo que te est&eacute;s equivocando&rdquo;, le respondi&oacute;.</p> <p> <a href="http://www.peri.umass.edu/fileadmin/pdf/working_papers/working_papers_301-350/WP322.pdf" target="_blank"><img alt="El estudiante Thomas Herndon" src="https://fundamentar.com/archivos/articulos/Noticias_del_Dia/estudiante massachusets.jpg" style="width: 300px; height: 410px; float: right; margin-left: 10px; margin-right: 10px;" />El siguiente paso fue acudir a Michael Ash y Robert Pollin</a>, dos de sus profesores, que ahora le cubren las espaldas, pero que en un primer momento se mostraron m&aacute;s bien incr&eacute;dulos. Lo que no logr&oacute; anticipar Herndon, ni tampoco Ash y Pollin, es lo que ven&iacute;a a continuaci&oacute;n. Hay economistas que les han llamado para emprender con ellos una batalla contra la idea de que el alto endeudamiento frena el crecimiento.</p> <p> Pero hasta ahora ni un solo dirigente pol&iacute;tico se ha puesto en contacto con el tr&iacute;o para conocer su teor&iacute;a. Aun as&iacute;, el estudiante se&ntilde;ala que el trabajo &ldquo;est&aacute; empezando a marcar la diferencia en los c&iacute;rculos de decisi&oacute;n pol&iacute;tica&rdquo;. Cita, por ejemplo, <a href="http://johnbtaylorsblog.blogspot.com.es/2013/04/coding-errors-austerity-and-exploding.html" target="_blank">el blog de John Taylor</a>. El reputado economista por Stanford asegura que el error puesto en evidencia por el joven influy&oacute; en la decisi&oacute;n de los ministros de Finanzas del G-20 para omitir en su comunicado de la semana pasada una referencia al nivel de endeudamiento.</p> <p> En el origen del fiasco est&aacute; un encargo convencional de los profesores. Pidieron a los alumnos que emularan resultados estad&iacute;sticos de estudios ya publicados. &Eacute;l eligi&oacute; el estudio de Reinhart y Rogoff porque, &ldquo;aunque era poco atractivo&rdquo;, le pareci&oacute; oportuno vistas las dificultades que tienen Europa y EEUU para salir del agujero de la recesi&oacute;n y del impacto de las pol&iacute;ticas que se est&aacute;n adoptando en los pa&iacute;ses.</p> <p> Los profesores de Harvard ahora cuestionados le facilitaron en enero todo el material que necesitaba para descifrar el estudio y le dieron libertad para publicar lo que quisiera. &ldquo;Vi el error muy r&aacute;pido&rdquo;, dice Herndon. A comienzos de abril, Reinhart y Rogoff admitieron que <a href="http://www.nytimes.com/2013/04/26/opinion/reinhart-and-rogoff-responding-to-our-critics.html?_r=2&amp;" target="_blank">hab&iacute;an cometido algunos fallos</a> a la hora de codificar las cifras. Pero siguen defendiendo su metodolog&iacute;a e insisten en que existe una clara correlaci&oacute;n entre alto endeudamiento y lento crecimiento. &ldquo;Este lamentable desliz no afecta al mensaje central&rdquo;, dicen en una nota.</p> <p> Herndon, que habla siempre en plural, admite que criticar el trabajo de los dos profesores de Harvard &ldquo;es lo m&aacute;s f&aacute;cil&rdquo; y no cree que hubiera una intencionalidad cuando omitieron ciertos datos, como el hecho de que Australia, Canad&aacute; y Nueva Zelanda crecieran en periodos de alto endeudamiento, o se equivocaran en alguna suma al introducir mal las &oacute;rdenes en la celdilla de Excel. Pero est&aacute; convencido tambi&eacute;n de que la teor&iacute;a no puede replicarse, porque est&aacute; mal planteada. Y apoya que se adopten pol&iacute;ticas de est&iacute;mulo para salir de la recesi&oacute;n. &ldquo;La austeridad es contraproducente, crea sufrimiento&rdquo;.</p> <p> El joven no se declara ni conservador ni liberal; dice que no le gustan las etiquetas. Pero s&iacute; parece tener muy claro que &ldquo;es falso decir que el alto endeudamiento es malo&rdquo;. Por eso cree que lo que deben hacer los dirigentes es ver las circunstancias espec&iacute;ficas en las que la deuda puede ser efectiva en un escenario de recesi&oacute;n. Su prioridad ahora, comenta, es terminar el segundo semestre y recopilar ideas para su tesis final.</p> <p> De momento se est&aacute; dedicando con sus profesores a publicar los primeros hallazgos para despu&eacute;s seguir desarrollando el trabajo a lo largo del verano, integrando mejoras estad&iacute;sticas. Y entre clase y clase busca tiempo para conceder entrevistas e incluso acercarse a Nueva York para verse con Stephen Colbert, el conductor del programa sat&iacute;rico The Colbert report. Colbert le dedic&oacute; esta semana dos espacios a su trabajo, lo que muestra hasta qu&eacute; punto est&aacute; caliente el debate. En el primero se dedic&oacute; a mofarse de los profesores de Harvard y de los que se apoyaron en su estudio para aventurar &ldquo;una nueva crisis econ&oacute;mica alimentada por la deuda&rdquo;. &ldquo;&iquest;Sabes que has enfadado a mucha gente en el campo de la austeridad, importantes y muy poderosos?&rdquo;, le pregunt&oacute; despu&eacute;s. &ldquo;La Universidad me cuida mucho&rdquo;, le respondi&oacute;. Herndon admite no estar preparado para la avalancha medi&aacute;tica. &ldquo;Ni siquiera ten&iacute;a una buena foto&rdquo;, comenta. Y las siglas con las que los tres autores firman el trabajo, HAP, tomada de la inicial de sus apellidos, ha inspirado ya una expresi&oacute;n entre los estudiantes: &ldquo;<em>To get happed</em>&rdquo;, que alguien te se&ntilde;ale los errores.</p> <p> El joven cree que su experiencia har&aacute; que los estudiantes presten mucha m&aacute;s atenci&oacute;n a la hora de comprobar una y otra vez los resultados de sus trabajos. &ldquo;Ser&aacute;n mucho m&aacute;s cuidadosos&rdquo;. Como le dijo Colbert, la pareja de Harvard no se dio cuenta de los errores porque no hay nadie por encima de ellos que les revise sus estudios. Ahora, como se&ntilde;ala Kyla, su chico tendr&aacute; menos tiempo para practicar m&uacute;sica, pero sus perspectivas de trabajo han mejorado.<br /> &nbsp;</p> <p> <strong>FUENTE:&nbsp;</strong><a href="http://economia.elpais.com/economia/2013/04/26/actualidad/1366984629_256082.html" target="_blank">El Pa&iacute;s</a></p></div> <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/dce750ff9777390e1a88301e7c52a87a_S.jpg" alt="Los profesores de Harvard Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart. / M. F. CALVERT" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> Un alumno de doctorado de 28 a&ntilde;os puso en descr&eacute;dito &ndash;por err&oacute;neo&ndash; un informe de dos economistas de Harvard sobre el que se basan las pol&iacute;ticas de ajuste que se aplican en Europa y que los conservadores intentan imponer en EEUU</p></div><div class="K2FeedFullText"><p> Cuando la deuda de un pa&iacute;s supera el 90% del PBI, el crecimiento de la econom&iacute;a es inviable. El aserto, nacido de dos cerebros de Harvard y sobre el que se asientan las pol&iacute;ticas de austeridad que est&aacute;n a punto de dinamitar los pilares del Estado de bienestar en medio mundo, ha resultado tan falaz como las armas de destrucci&oacute;n masiva que sirvieron para justificar la invasi&oacute;n de Irak.</p> <p> &ldquo;Es exagerado hacer la comparaci&oacute;n, pero acepto la analog&iacute;a porque es cierto que se est&aacute;n adoptando pol&iacute;ticas a partir de premisas que son falsas&rdquo;. Quien habla es Thomas Herndon, el estudiante de 28 a&ntilde;os que, en su camino para sacarse un doctorado en Econom&iacute;a en la Universidad de Massachusetts, ha desenmascarado la <a href="http://www.fundamentar.com/index.php/articulos/editorial/item/2002-la-depresion-del-excel" target="_blank">mentira macroecon&oacute;mica m&aacute;s significativa</a> de los &uacute;ltimos a&ntilde;os, y sobre la que EEUU y Europa se han apoyado en su campa&ntilde;a por la austeridad fiscal y el recorte dr&aacute;stico del gasto.</p> <p> Herndon cuenta que se frotaba los ojos al cruzar los datos de su trabajo ordinario de carrera con los del <a href="http://www.nber.org/papers/w15639" target="_blank">hipercitado informe</a> de los profesores de la prestigiosa Universidad de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff. Los errores eran b&aacute;sicos. De hecho, al principio pens&oacute; que el equivocado era &eacute;l. No pod&iacute;a ser que dos reputadas eminencias hubieran podido pasar por alto cosas as&iacute;.</p> <p> El estudio que est&aacute; en el centro de la controversia global lo publicaron Reinhart y Rogoff en la <em>American Economic Review</em> en 2010. Ah&iacute; defienden c&oacute;mo el crecimiento cae de golpe cuando la deuda p&uacute;blica de un pa&iacute;s supera el 90% del PBI. Reinhart, nacida en La Habana (Cuba) hace 57 a&ntilde;os, fue economista jefa durante tres a&ntilde;os del difunto Bear Stearns, la primera v&iacute;ctima de la crisis financiera. Eso fue en los a&ntilde;os 1980, antes de ocupar varios cargos en el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde lleg&oacute; a ser la n&uacute;mero dos en el departamento de investigaci&oacute;n antes de llegar a Harvard. Rogoff, de 60 a&ntilde;os, fue su jefe en el FMI, donde tuvo un sonado encontronazo con Joseph Stiglitz a cuenta de <a href="http://elpais.com/diario/2002/12/20/paisvasco/1040416802_850215.html" target="_blank">la cr&iacute;tica</a> que el premio Nobel hizo de esa instituci&oacute;n en su libro <em>El Malestar en la Globalizaci&oacute;n</em> (2002).</p> <p> No fueron pocos los pol&iacute;ticos que echaron mano del trabajo para defender que se pase la podadora al gasto para volver a la senda de un crecimiento sano y robusto. Entre ellos, Paul Ryan, el candidato republicano a la vicepresidencia de EEUU. Tambi&eacute;n el comisario europeo de Asuntos Econ&oacute;micos, Olli Rehn, y el ex presidente del Banco Central Europeo Jean-Claude Trichet. Ninguno cuestion&oacute; la metodolog&iacute;a del trabajo, ni sus datos, como hizo el joven Herndon.</p> <p> &ldquo;Estaba convencido desde el principio de que algo iba realmente mal con el estudio. Y cuando me llegaron los datos [los autores le mandaron las tablas de Excel que utilizaron, a petici&oacute;n del estudiante], se confirmaron mis sospechas&rdquo;, relata Herndon. El joven estudiante, criado en Austin (Texas), de padre texano y madre de Hong Kong, al que le gusta tocar el bajo, le pas&oacute; las tablas a su novia, Kyla Walters. Ella tiene un doctorado en Sociolog&iacute;a y gracias a su trabajo de investigaci&oacute;n est&aacute; muy acostumbrada a cruzar n&uacute;meros. &ldquo;No creo que te est&eacute;s equivocando&rdquo;, le respondi&oacute;.</p> <p> <a href="http://www.peri.umass.edu/fileadmin/pdf/working_papers/working_papers_301-350/WP322.pdf" target="_blank"><img alt="El estudiante Thomas Herndon" src="https://fundamentar.com/archivos/articulos/Noticias_del_Dia/estudiante massachusets.jpg" style="width: 300px; height: 410px; float: right; margin-left: 10px; margin-right: 10px;" />El siguiente paso fue acudir a Michael Ash y Robert Pollin</a>, dos de sus profesores, que ahora le cubren las espaldas, pero que en un primer momento se mostraron m&aacute;s bien incr&eacute;dulos. Lo que no logr&oacute; anticipar Herndon, ni tampoco Ash y Pollin, es lo que ven&iacute;a a continuaci&oacute;n. Hay economistas que les han llamado para emprender con ellos una batalla contra la idea de que el alto endeudamiento frena el crecimiento.</p> <p> Pero hasta ahora ni un solo dirigente pol&iacute;tico se ha puesto en contacto con el tr&iacute;o para conocer su teor&iacute;a. Aun as&iacute;, el estudiante se&ntilde;ala que el trabajo &ldquo;est&aacute; empezando a marcar la diferencia en los c&iacute;rculos de decisi&oacute;n pol&iacute;tica&rdquo;. Cita, por ejemplo, <a href="http://johnbtaylorsblog.blogspot.com.es/2013/04/coding-errors-austerity-and-exploding.html" target="_blank">el blog de John Taylor</a>. El reputado economista por Stanford asegura que el error puesto en evidencia por el joven influy&oacute; en la decisi&oacute;n de los ministros de Finanzas del G-20 para omitir en su comunicado de la semana pasada una referencia al nivel de endeudamiento.</p> <p> En el origen del fiasco est&aacute; un encargo convencional de los profesores. Pidieron a los alumnos que emularan resultados estad&iacute;sticos de estudios ya publicados. &Eacute;l eligi&oacute; el estudio de Reinhart y Rogoff porque, &ldquo;aunque era poco atractivo&rdquo;, le pareci&oacute; oportuno vistas las dificultades que tienen Europa y EEUU para salir del agujero de la recesi&oacute;n y del impacto de las pol&iacute;ticas que se est&aacute;n adoptando en los pa&iacute;ses.</p> <p> Los profesores de Harvard ahora cuestionados le facilitaron en enero todo el material que necesitaba para descifrar el estudio y le dieron libertad para publicar lo que quisiera. &ldquo;Vi el error muy r&aacute;pido&rdquo;, dice Herndon. A comienzos de abril, Reinhart y Rogoff admitieron que <a href="http://www.nytimes.com/2013/04/26/opinion/reinhart-and-rogoff-responding-to-our-critics.html?_r=2&amp;" target="_blank">hab&iacute;an cometido algunos fallos</a> a la hora de codificar las cifras. Pero siguen defendiendo su metodolog&iacute;a e insisten en que existe una clara correlaci&oacute;n entre alto endeudamiento y lento crecimiento. &ldquo;Este lamentable desliz no afecta al mensaje central&rdquo;, dicen en una nota.</p> <p> Herndon, que habla siempre en plural, admite que criticar el trabajo de los dos profesores de Harvard &ldquo;es lo m&aacute;s f&aacute;cil&rdquo; y no cree que hubiera una intencionalidad cuando omitieron ciertos datos, como el hecho de que Australia, Canad&aacute; y Nueva Zelanda crecieran en periodos de alto endeudamiento, o se equivocaran en alguna suma al introducir mal las &oacute;rdenes en la celdilla de Excel. Pero est&aacute; convencido tambi&eacute;n de que la teor&iacute;a no puede replicarse, porque est&aacute; mal planteada. Y apoya que se adopten pol&iacute;ticas de est&iacute;mulo para salir de la recesi&oacute;n. &ldquo;La austeridad es contraproducente, crea sufrimiento&rdquo;.</p> <p> El joven no se declara ni conservador ni liberal; dice que no le gustan las etiquetas. Pero s&iacute; parece tener muy claro que &ldquo;es falso decir que el alto endeudamiento es malo&rdquo;. Por eso cree que lo que deben hacer los dirigentes es ver las circunstancias espec&iacute;ficas en las que la deuda puede ser efectiva en un escenario de recesi&oacute;n. Su prioridad ahora, comenta, es terminar el segundo semestre y recopilar ideas para su tesis final.</p> <p> De momento se est&aacute; dedicando con sus profesores a publicar los primeros hallazgos para despu&eacute;s seguir desarrollando el trabajo a lo largo del verano, integrando mejoras estad&iacute;sticas. Y entre clase y clase busca tiempo para conceder entrevistas e incluso acercarse a Nueva York para verse con Stephen Colbert, el conductor del programa sat&iacute;rico The Colbert report. Colbert le dedic&oacute; esta semana dos espacios a su trabajo, lo que muestra hasta qu&eacute; punto est&aacute; caliente el debate. En el primero se dedic&oacute; a mofarse de los profesores de Harvard y de los que se apoyaron en su estudio para aventurar &ldquo;una nueva crisis econ&oacute;mica alimentada por la deuda&rdquo;. &ldquo;&iquest;Sabes que has enfadado a mucha gente en el campo de la austeridad, importantes y muy poderosos?&rdquo;, le pregunt&oacute; despu&eacute;s. &ldquo;La Universidad me cuida mucho&rdquo;, le respondi&oacute;. Herndon admite no estar preparado para la avalancha medi&aacute;tica. &ldquo;Ni siquiera ten&iacute;a una buena foto&rdquo;, comenta. Y las siglas con las que los tres autores firman el trabajo, HAP, tomada de la inicial de sus apellidos, ha inspirado ya una expresi&oacute;n entre los estudiantes: &ldquo;<em>To get happed</em>&rdquo;, que alguien te se&ntilde;ale los errores.</p> <p> El joven cree que su experiencia har&aacute; que los estudiantes presten mucha m&aacute;s atenci&oacute;n a la hora de comprobar una y otra vez los resultados de sus trabajos. &ldquo;Ser&aacute;n mucho m&aacute;s cuidadosos&rdquo;. Como le dijo Colbert, la pareja de Harvard no se dio cuenta de los errores porque no hay nadie por encima de ellos que les revise sus estudios. Ahora, como se&ntilde;ala Kyla, su chico tendr&aacute; menos tiempo para practicar m&uacute;sica, pero sus perspectivas de trabajo han mejorado.<br /> &nbsp;</p> <p> <strong>FUENTE:&nbsp;</strong><a href="http://economia.elpais.com/economia/2013/04/26/actualidad/1366984629_256082.html" target="_blank">El Pa&iacute;s</a></p></div>