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Fundamentar - Noticias https://fundamentar.com Thu, 28 Mar 2024 08:31:06 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Federico Merke: "Si hay una palabra que define la situación cubana hoy es escasez" https://fundamentar.com/internacional/item/6529-federico-merke-si-hay-una-palabra-que-define-la-situacion-cubana-hoy-es-escasez-escasez-de-cosas-escasez-de-servicios-escasez-de-ideas https://fundamentar.com/internacional/item/6529-federico-merke-si-hay-una-palabra-que-define-la-situacion-cubana-hoy-es-escasez-escasez-de-cosas-escasez-de-servicios-escasez-de-ideas Manifestaciones en Cuba

Federico Merke sostiene que las recientes protestas en Cuba responden a demandas básicas de electricidad, alimentos y medicamentos más que a un reclamo por democracia. Enmarca las protestas en la salida de la vieja generación de revolucionarios y la llegada de una dirigencia sin carisma que no tiene "una narrativa de hacia dónde va la revolución".

Doctor en Ciencias Sociales, Federico Merke es director de las carreras de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés e investigador del Conicet. Habla de las recientes protestas en Cuba y dice que responden a demandas básicas de electricidad, alimentos y medicamentos más que a un reclamo por democracia. "Son demandas por pan", sostiene. Merke enmarca los reclamos en la salida de escena de la vieja generación de revolucionarios de la isla comunista y en la llegada de una dirigencia representada en el presidente Miguel Díaz Canel, de quien dice, "no ha demostrado tener carisma ni una narrativa de cuál es el horizonte hacia dónde va la revolución".  

Merke explica las protestas en el contexto de un país golpeado por la persistencia del embargo económico de los Estados Unidos, la profunda crisis en Venezuela y los estragos de la pandemia. "En Cuba hay desconcierto. Hay un temor muy fuerte en la élite cubana en el sentido de que 'si nos sentamos a escuchar los reclamos podemos perder poder'”.

Sobre la posición de la Argentina en relación a Cuba, Venezuela y Nicaragua, Merke asegura que el Gobierno de Alberto Fernández no ignora lo que sucede en esos tres países, pero su política aparece sujeta a las demandas internas de la coalición del Frente de Todos, dominada por el kirchnerismo. "Hay una tensión entre la Argentina que tiene que cumplir con sus responsabilidades internacionales, esto es defender y promover los derechos humanos, y un gobierno que tiene que satisfacer las preferencias de un sector de su coalición", sostiene. elDiarioAr lo entrevistó por videollamada.

-¿Cómo caracterizarías la política exterior del gobierno del Frente de Todos? Parece dominada en alguna medida por la agenda política de la coalición, pero aún así resulta difícil de clasificar. Hay un costado sensible, además, que empieza a afectar una de las credenciales más importantes que tiene la Argentina en materia exterior que es su posición en relación a los derechos humanos. También aparece como cuestión de si el Gobierno está defendiendo lo que deberían ser los intereses estratégicos permanentes de la Argentina…

-Es muy difícil precisar en dos líneas cuál es la orientación internacional de la Argentina. Argentina supo tener orientaciones internacionales más definidas que la que estamos viendo. Y tengo la sensación de que la política exterior argentina, no hablo para este gobierno sino de la democracia para acá, siempre estuvo muy atada a dos ciclos, al ciclo electoral y al ciclo económico. Cuando digo el ciclo electoral estoy pensando en gobiernos que llegan y que representan coaliciones distintas al gobierno anterior. Como el caso de Macri con Cristina Fernández, pero no el caso de Cristina Fernández con Néstor Kirchner. Entonces, si el ciclo electoral me dice que llega un gobierno con una coalición doméstica distinta, uno esperaría una nueva orientación internacional. Eso es lo que esperábamos en la transición de Mauricio Macri a Alberto Fernández. Hay una nueva coalición que llega al poder con nuevas ideas. El ciclo económico también me dice que cuando la Argentina está mal con su economía eso afecta negativamente su política exterior. ¿Qué significa estar mal? Significa inflación alta, deuda externa impagable, ya sea o que estás en default o que estás al borde del default, déficit fiscal, pero en particular también el tipo de cambio, cuando tenés una brecha muy grande entre un cambio de mercado negro y un cambio de mercado oficial.

-Todas características que se dan en este momento...

-Exactamente. Estas son todas restricciones económicas internas y externas. ¿Qué es lo que pasa con el ciclo electoral? Llega una nueva coalición, pero es una coalición muy amplia. Y esta es creo que de las coaliciones más amplias que hemos tenido de la democracia para acá porque no es un kirchnerismo 2.0, o eso era lo que decían que no iba a ser, sino que es una coalición panperonista, que tenía una pata kirchnerista pero también tenía una pata albertista y tenía una pata de gobernadores peronistas del interior que no necesariamente eran kirchneristas. O sea, era una coalición con peronistas no kirchneristas e incluso con kirchneristas no peronistas. Un espectro que va de (Guillermo) Nielsen a (Juan) Grabois, para ponerlo con nombres y apellidos. Y es muy difícil para una coalición de esta naturaleza definir una orientación internacional. Porque lo que yo estoy viendo es que Alberto Fernández cuando se trata de política exterior no está mirando toda esa coalición sino que está mirando la pata más fuerte de su coalición que es el kirchnerismo. Entonces está haciendo una política exterior siempre mirando de reojo al bloque o el sector más cercano al kirchnerismo, a La Cámpora, a Cristina Fernández de Kirchner. 

-¿Qué consecuencias está teniendo esto en las relaciones internacionales de la Argentina?

-Tiene dos o tres consecuencias concretas para mí. Una, que en materia de derechos humanos hay una mirada muy sesgada. Alberto Fernández supo muy bien lo que pasaba en Chile y pidió que Chile no fuera violenta cuando estallaron los conflictos en Chile. Alberto Fernández supo muy bien lo que pasaba en Colombia y le pidió a Iván Duque que aflojara con la represión. Pero Alberto Fernández se abstiene en la situación ante Nicaragua. Dice que en Venezuela las cosas están un poco mejor. Y dice no conocer lo que está pasando en Cuba. Entonces uno puede identificar una correlación entre gobiernos más de derecha y gobiernos más de izquierda. Entonces ahí hay un sesgo, y ese sesgo tiene que ver con un sector de la coalición del Frente de Todos que siente que hay que proteger a Venezuela, que hay que proteger a Nicaragua y que hay que proteger a Cuba. Y que la contradicción fundamental no es entre tradición de derechos humanos y violación de derechos humanos en estos países sino entre criticar gobiernos de izquierda que son anti imperialistas y gobiernos de derecha. O sea, mirar lo que pasa en estos países a través de la relación con Estados Unidos: “No vamos a quedar del lado de Estados Unidos, no vamos a hacerle el juego a la derecha”. A eso se agrega una historia que tiene el kirchnerismo de cooperación, con Venezuela fundamentalmente. En menor medida con Cuba pero fundamentalmente con Venezuela. Y con Cuba hay una cooperación pero también hay una relación personal, porque la hija de Cristina Kirchner ha estado en Cuba y Cristina Kirchner ha viajado frecuentemente a Cuba. Entonces ella también tiene una suerte de compromiso con el régimen que no va a poner en juego en este conflicto. Entonces ahí hay una tensión entre la Argentina que tiene que cumplir con sus responsabilidades internacionales, esto es defender y promover los derechos humanos, y el gobierno que tiene que satisfacer las preferencias de un sector de su coalición. Entre lo primero y lo segundo termina optando por lo segundo.  

-Este fenómeno de ideologización de las relaciones internacionales alcanza a la región en general... 

-Exactamente. Creo que es una tendencia general. E incluso no solamente de América latina si no diría en la constelación occidental para llamarlo de alguna manera. Estoy incluyendo también a los países prósperos del Norte global. Lo que yo estoy mirando en ese sentido es cómo la política, quizás parece como cacofónico, lleva a la politización de la política exterior. Cuando hablamos de política exterior no estamos hablando de política exterior si no que estamos hablando de política interna. Me parece que hay un escenario de mayor polarización interna en las sociedades, que se ha dado en América latina entre izquierdas y derechas pero también en el Norte. No es tanto izquierda derecha sino más bien gobiernos populistas nacionalistas versus gobiernos más del centro internacionalistas. Y la política exterior pasa a formar parte del repertorio de los temas por los cuales vamos a pelear al definir identidades políticas. Las identidades políticas internas hoy cada vez más están influidas por cómo se posicionan frente a la globalización, ya sea el canal económico o el canal más cultural, migraciones, multilateralismo, etcétera. Estamos muy en una etapa de primacía de la política interna en donde la política exterior termina comida por esos debates.

-La respuesta que está dando hoy EE.UU. a la crisis en Cuba ¿responde un poco a esto? El gobierno demócrata de Biden no ha podido desarmar la arquitectura de Trump en relación al reforzamiento de las sanciones a Cuba por cuestiones de orden interno y electoral...

-Exacto. Biden en las primeras semanas deshizo muchos decretos que había elaborado Trump en las últimas semanas de su gobierno, pero no deshizo las nuevas regulaciones que impuso Trump en relación al embargo. Ahí no ha habido un cambio sino que ha habido continuidad. Y eso le está costando a Biden porque en su coalición interna tiene un sector más progresista, más cercano a Bernie Sanders, a Alexandria Ocasio-Cortez, que está exigiendo desandar las medidas de Trump. Y Biden todavía no lo hizo. Eso es interesante. ¿Por qué no lo hizo?  Acá hay dos respuestas que se pueden ensayar. Una es la base electoral americana cubana que hay en el Sur de Estados Unidos. Principalmente en Miami, en Florida. Que es una región donde pueden ganar republicanos y demócratas. Por pocos votos se juegan muchas elecciones allí. Entonces quizás todavía Biden no quiere irritar a esas bases. Pero el otro punto es que Biden está teniendo una política exterior de suma cero entre la libertad y el autoritarismo. La narrativa de Biden de hacia dónde va la política internacional es un conflicto entre el mundo libre y el mundo no libre, cuyos representantes más claros son Estados Unidos y China.  

-Va más allá de la región...

-Claro. Entonces Biden coloca democracia y derechos humanos muy en el centro de su política exterior. Esto es muy loable, pero hay un serio riesgo acá. ¿Por qué? Porque Estados Unidos rara vez tuvo una estrategia hacia América Latina identificada, clara. Normalmente la relación de Estados Unidos hacia América latina fue la operacionalización de una estrategia global hacia una región. En la Guerra Fría la estrategia global era luchar contra el comunismo: entonces miran América latina en función de “si están con nosotros o no están con nosotros” en la lucha contra el comunismo. A partir del 11 de septiembre, miramos “si están con nosotros o no” en la lucha contra el terrorismo. Y ahora están empezando a mirar a la región en términos de si está o no con Estados Unidos en el conflicto contra China. Entonces, en esa narrativa a Biden le cuesta cooperar con un país que no es democrático y que viola los derechos humanos. El puede estar mirando una contradicción entre hacer una coalición del mundo libre y tenderle un puente a un país que no está en el mundo libre. No sé si esto es algo muy táctico o qué pero claramente no está ayudando. No está ayudando porque Biden no está volviendo a la estrategia de Obama. Obama al final de su mandato inicia una tarea de normalización de las relaciones y desanda restricciones que había en la relación con la isla. El embargo es un tema muy complicado, porque el embargo ni siquiera es una ley. El embargo es un sistema de leyes y de regulaciones que se fueron acumulando con el tiempo. Entonces, desandar el embargo no depende de un presidente en los Estados Unidos, depende del Congreso. Ahí tenemos una batalla muy fuerte. Pero eso no quita que el presidente no pueda intervenir con regulaciones más específicas. Por ejemplo remesas,  viajes, conexión aérea con Cuba, inversiones. Que los americanos puedan visitar la isla. Trump cerró mucho el flujo y Biden no lo está abriendo. Y Obama no lo hizo en clave de democracia y derechos humanos. Obviamente Obama fue a la isla habló de democracia y derechos humanos, pero yo creo que la postura de Obama fue más realista, fue decir: “Cuba es un irritante en la relación entre Estados Unidos y América latina”. Entonces una forma de remover ese irritante es normalizar la relación con Cuba. Que implicaba además, también en clave realista, reconocer que el embargo nunca tuvo éxito. No funcionó. Hace casi 50 años que está el embargo y no logró el objetivo que se esperaba, que era cambiar el régimen cubano. Entonces es muy de política interna el embargo y la relación con Cuba. Es muy de revanchismo por parte de los cubanos americanos que quieren ver al régimen desaparecer y muy de cálculo político por parte de las élites políticas norteamericanas que no quieren perder el voto cubano.

- ¿Qué está pasando en Cuba? Ya no solo con las protestas, sino con la respuesta del régimen. A la represión del domingo y lunes, sigue un momento en el cual el gobierno busca aliviar  un poco la situación de los cubanos con medidas de liberalización para el ingreso de medicamentos,  alimentos, de productos de higiene, demandas de la vida cotidiana. Incluso hubo un giro en el discurso, porque el presidente Díaz Canel llegó a hacer hasta un pedido de disculpas. Se interpretó que hubo una intervención de Raúl Castro para descomprimir la situación. ¿Estás viendo eso? 

-La reacción yo creo que puede ser positiva para aplacar un poco la protesta pero no es suficiente para resolver los problemas que tiene Cuba. Me parece que son medidas de apuro hechas para tener un impacto inmediato. El problema de Cuba es que tiene problemas mucho más de fondo. Que dependen en parte de Cuba y en parte no dependen de Cuba, como la pandemia, el embargo. Cuba depende mucho del turismo internacional, que no está llegando a la isla. Cuba depende mucho de las remesas que están llegando en menor cantidad. Remesas de cubanos en Estados Unidos. Y eso es vital, porque muchos cubanos viven de las externalidades que genera el turismo y viven de los parientes, los primos, que tienen en Estados Unidos. Diría que casi un predictor de cómo le va a un cubano en Cuba es si tiene o no parientes en Estados Unidos que les mandan dólares. Entonces, esos dos elementos en el corto plazo no van a desaparecer. Hay otro elemento que está muy mal que es la energía eléctrica. Cuba está con cortes de luz, están racionando la provisión de energía eléctrica. Eso en el corto plazo dudo que se resuelva. Hay otro elemento que es la importación de alimentos. Casi el 70% de los alimentos en Cuba son importados. Y algunos alimentos este año han aumentado un 40% en el mercado global. Esos alimentos Cuba se los compra a Estados Unidos muchos de ellos y los tienen que pagar en efectivo, dólar constante y sonante. Fuera del sistema bancario porque no hay un clearing ahí.

-Por fuera del embargo...

-Exacto. El embargo exime alimentos y medicamentos. Ese es otro problema, Cuba está teniendo problemas para adquirir medicamentos esenciales para tratar la pandemia y otras cosas. No sé el número exacto pero debe estar en un 30%, 40% son medicamentos importados. Muchos de ellos también de Estados Unidos. Eso lo veo difícil. en Cuba el año pasado cayó 11 puntos el PBI y lleva ya varios años en recesión. El otro problema que tiene Cuba es Venezuela. Venezuela supo ser un protector del régimen y un gran donante de ayuda a Cuba principalmente a partir del petróleo barato o regalado a cambio de médicos cubanos que iban a Venezuela. Ese trueque está casi roto. Está llegando mucho menos petróleo del que llegaba tres años atrás, cuatro años atrás, y eso era importante para Cuba. Y todavía no estoy viendo a China jugar fuerte. Creo que China es muy reticente a pisar fuerte en Cuba, o sea cooperar, defender, etcétera, quizás por dos motivos. Uno porque reconoce que está muy cerca de Estados Unidos. Pero Estados Unidos juega fuerte en Taiwán. Así que no sería muy sorprendente que hicieran algo similar. Y el otro motivo es que hay una desconfianza de China hacia la burocracia cubana en términos de cómo administrar el capitalismo. O sea, para un burócrata chino, Cuba todavía no entiende cómo funciona el capitalismo. El temor de China es que Cuba todavía no tiene capacidad para ofrecer compromisos creíbles acerca de cómo iniciar un proceso de reformas.

-¿Es esto lo que de cierta forma explica por qué Cuba no pudo avanzar hacia un tipo de reformas al estilo Vietnam, como se proponía Raúl Castro?

-Yo creo que hay algo de eso, sí. Sí. Ahí yo desconozco por dónde pasa, pero es una burocracia que tiene alto capital humano pero que todavía le ha costado mucho pensar en términos de más innovación, de integrarse a la globalización, integrarse a cadenas de valor. Principalmente con los Estados Unidos, con América Central, con Europa, con Asia. Con China, por ejemplo, Cuba tiene comercio, no es que no lo tiene. Pero me parece que hay mucha resistencia en la burocracia cubana a iniciar esas reformas bajo el temor de que al final del camino te encuentres con presiones para abrir el sistema político. O sea, China y Vietnam, que son dos países con sistemas que han podido abrir la economía pero al mismo tiempo tener cerrada la política. Yo no sé cuánta confianza tiene el régimen cubano de que eso sea viable y sostenible en un régimen como el cubano. Y a mí me parece que eso es clave porque yo no estoy viendo, con la información que tengo que es muy incompleta, aclaro, pero yo no estoy viendo en Cuba en este momento en la sociedad cubana demandas de democracia. Estoy viendo demandas de pan. 

-Son demandas muy básicas...

-Demandas de electricidad. Demandas de medicamentos. Demandas de internet. Demandas de “dame un poco más de libertad para comprar y vender en el mercado”. Son cosas muy básicas. Es un problema, yo creo que si hay una palabra que define la situación cubana hoy es escasez. Escasez de cosas, escasez de servicios y escasez de ideas. Para mí es la palabra que resume la situación cubana. Entonces, hay una enorme frustración por parte de la sociedad frente a la escasez. Y quién no se va a frustrar frente a la escasez. Por eso China es adicta al crecimiento. China es adicta al crecimiento porque sabe que si no hay crecimiento la legitimidad del régimen empieza a colapsar. 

-Sobre la escasez de ideas que mencionás, ¿está fallando la respuesta del régimen frente los desafíos que se plantean desde la declinación de Venezuela? Hay una situación de  desconcierto frente a lo que está pasando...

-Hay desconcierto. Tenemos que tener en cuenta que toda esta situación, repito, parte por problemas cubanos pero parte por problemas externos -el embargo, la pandemia, Venezuela básicamente- coincide con la salida de Raúl Castro y el ingreso de Díaz Canel.

-El recambio generacional, ya sin los Castro... 

-Sin los Castro. Y la opinión compartida es que Díaz Canel es un tecnócrata del régimen, es un burócrata en el mejor sentido de la palabra, que conoce muy bien cómo funciona la máquina del Estado cubano, pero no tiene o no ha demostrado tener el carisma para inspirar. Tampoco ha demostrado tener una narrativa de cuál es el horizonte hacia dónde va la revolución. Entonces hay un temor muy fuerte en la élite cubana de que “si nos sentamos a escuchar los reclamos podemos perder poder”. Entonces solo “vamos a escuchar los reclamos que estén dentro de la revolución; los reclamos que a mí no me gustan no están dentro de la revolución y están financiados por Estados Unidos”. Y al cubano promedio yo creo que eso le molesta muchísimo. Porque dice “a mí no me financia nadie, yo voy a la panadería y no hay pan, es así. Y eso no me lo financia el imperialismo, eso es culpa de esta gente que no está resolviendo problemas muy básicos”.

-¿Ves muy lejos al gobierno argentino de estar leyendo adecuadamente esta realidad en Cuba?

-Volvemos al comienzo de la conversación. Porque es una coalición muy amplia. Creo que hay actores dentro de este gobierno que entienden cuál es la situación cubana y saben que Cuba necesita reformas y son conscientes de que Cuba viola los derechos humanos. Eso creo que lo entienden. Ahora, ¿qué es lo que se está diciendo? Lo que se dice es muy pobre, es lo que dijo Alberto Fernández y no sé si hubo algún comunicado de Cancillería..

-No, no recuerdo que haya habido un comunicado.

-Ha sido muy pobre porque no tienen mucho para decir. Porque no quieren quedar pegados al imperialismo y a Estados Unidos. Entonces me parece que lo de Cuba encuentra al gobierno poco preparado. Claramente ha estado poco preparado para reaccionar frente a esta situación, que ya un poco se veía venir con la aparición del movimiento de San Isidro. En donde hubo mucha represión, muchos presos políticos, ahí se movilizaron muchos intelectuales cubanos, artistas, más de 500, 600 que han estado involucrados en firmar cartas, en expresiones muy concretas, donde piden mejores servicios, mejores bienes, un poco más de libertad, y eso fue reprimido, lo que generó a su vez más insatisfacción, más frustración. A mí me parece que ahí el gobierno cubano tendría que entablar algún canal de diálogo. El problema es que Cuba no reconoce la existencia de una sociedad civil independiente y librepensadora como sucede en una democracia. Entonces tiene miedo a reconocer la existencia de ese actor. Temen que al reconocerlo el régimen esté perdiendo poder y legitimidad.

-La relación de la Argentina con Estados Unidos está en cierto modo en medio de esta cuestión. Por un lado, como decís, se intenta desmarcarse públicamente de las posiciones de Estados Unidos respecto de conflictos como los de Venezuela, Cuba e incluso Nicaragua. Pero hay un canal paralelo en la relación, que muestra por ejemplo que antes de abandonar el Grupo de Lima Argentina llama a la Casa Blanca y anticipa la decisión; explora con una visita de Sergio Massa o cultiva una línea para que Biden termine de liberar la donación de vacunas, cosa que está ocurriendo en estas horas. ¿Ves este tipo de doble juego?

-Sí, creo que sí. Mi sensación es que cuando Argentina dice lo que dice o hace lo que hace en relación a Venezuela, Nicaragua o Cuba principalmente está atendiendo demandas de preferencias internas de la Argentina. No lo hace como una forma de retar a Washington. La consecuencia es que probablemente lo irrite, pero no creo que en el gobierno de Alberto Fernández esté ese sentimiento. No veo un sentimiento anti-americano. No veo una postura dura frente a Washington. Y lo que veo es que en paralelo a este ruido que genera democracia y derechos humanos, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Lima, etcétera, en paralelo hay un intento de acercamiento que yo lo veo muy gráfico en la gestión de Jorge Argüello, el embajador en Washington. Yo creo que Jorge Argüello está haciendo un trabajo muy fino, muy complejo de tender vínculos con Estados Unidos a través de la conversación en el G-20, la conversación en lo que es cambio climático y la transición energética, la cooperación en el tema de vacunas y obviamente la cuestión del default, la negociación con el Fondo Monetario en donde el rol que pueda jugar Estados Unidos ahí es importante. No decide pero sí tiene mucha capacidad para influir en las decisiones del Fondo. Después está la agenda clásica, la de la lucha contra el terrorismo, los temas de no proliferación nuclear. Ahí hay una agenda histórica que casi no se altera. Entonces yo te diría que hay una agenda positiva con Estados Unidos. Siento por momentos que podría ser más explotada de lo que lo es. A veces lo veo al embajador Argüello un poco, no sé si solo pero sí en una actitud que no refleja la actitud promedio desde Casa Rosada. Pienso en un funcionario norteamericano que se entrevista con Jorge Argüello pero al otro día lee el diario y lee los tweets de Felipe Solá y lee la carta que firman los senadores kirchneristas en el Congreso diciendo que no hay que pagar la deuda. Y leo una entrevista a Martín Guzmán… A quién le cree.. ¿A todos, a un promedio? Ahí hay como un ruido que me parece que el gobierno tiene que trabajar más en reducir.

- ¿Cómo estás viendo la relación con el Brasil de Bolsonaro? El gobierno argentino parece estar haciendo una apuesta parecida a la que hizo con el correísmo. Es decir, esperar la vuelta de Lula y el PT. La apuesta en Ecuador no funcionó...

-Le cuesta mucho a la Argentina tratar con Brasil. Le cuesta mucho. Hay un intento en Cancillería de abordar temas de baja intensidad que hacen a la cooperación histórica, como manejo de fronteras, las cuestiones comerciales, ciencia y tecnología, educación. Hay una agenda histórica con Brasil. Yo creo que con Brasil deberemos tener quizás una de las agendas bilaterales más densas ¿no? Que involucra a más agencias del Estado. Entonces hay un intento por abordar esa agenda y me parece que (Daniel) Scioli está haciendo ese papel. Me parece que la designación de Scioli como embajador en Brasil fue muy acertada porque es alguien que viene de un peronismo claramente no identificado como kirchnerista. Y es alguien que puede tender puentes ahí. Eso en el plano del día a día diplomático. En el plano oficial no veo ninguna conversación ahí. Hay sí algo nuevo para mí en la relación entre Argentina y Brasil, que es haber hecho del otro un tema de política interna. Argentina Y Brasil tenían una suerte de contrato no escrito en donde no había una intervención en asuntos internos. No opinábamos sobre la decisión del presidente en relación a dejar o no prisionero a alguien. Eran temas de Brasil. Y me parece que eso se ha roto porque Bolsonaro encuentra en la Argentina un tema ideal para alimentar sus bases de apoyo. Porque él identifica a Alberto Fernández con Cristina Fernández y a Cristina Fernández con Evo Morales y con Chávez y con Maduro, y con el papa Francisco y con lo que él llama el “marxismo cultural”. Un poco lo que hablamos sobre la politización de la política exterior. Entonces cuando Bolsonaro habla de Argentina no está hablando de política exterior, está haciendo política interna. Y de este lado este gobierno también ha intervenido muy a favor de Lula. No nos olvidemos. Entonces también desde acá se percibe que hay un Brasil bueno y un Brasil malo. Esa es un poco la imagen que se construye. Y el Brasil bueno es el Brasil de Lula y el Brasil malo es el Brasil de Bolsonaro. Entonces la tarea de la Argentina es esperar la salida del Brasil de Bolsonaro y que vuelva el Brasil de Lula. Pero más allá del Brasil de Bolsonaro y el Brasil de Lula está Brasil. O sea, en política exterior claramente que las diferencias ideológicas pueden aceitar o inhibir las relaciones, pero hay temas que van más allá de lo ideológico: cómo administrás la frontera, cómo vamos a negociar con la Unión Europea, cómo podemos agilizar el Mercosur. Entonces, Bolsonaro se va a ir, tarde o temprano se va a ir, y Lula también se va a ir, y cuando se vayan Bolsonaro y Lula van a seguir estando…

...los intereses permanentes de los dos países.

-Exactamente. Entonces, en tanto y en cuanto Argentina y Brasil tengan un Mercosur, estén negociando acuerdos con terceros, participen conjuntamente en distintas organizaciones internacionales, Argentina está condenada a cooperar con Brasil. Yo entiendo el disgusto y el rechazo que el gobierno puede sentir hacia Bolsonaro. Yo empatizo y simpatizo, pero lo digo desde mi cómodo sillón de académico, cuando estás frente a una responsabilidad tenés que tratar de encontrar canales de cooperación con un socio como es Brasil más allá de tus simpatías. Pero ahí también hay una cuestión de política interna, del cómo puede pegar internamente en las bases del Frente de Todos que Alberto Fernández se reúna con Bolsonaro o con algún funcionario brasileño. Ahora, dicho esto yo creo que la solución no pasa por esperar a que Bolsonaro se vaya, porque yo tengo la sensación que Argentina es cada vez menos relevante para Brasil. Hemos perdido espacios de influencia en Brasil. Importamos menos de lo que pensamos que importamos. Tendemos a vernos como un eje franco-alemán en América del Sur y Brasil no ve lo mismo. Brasil ha tenido una agenda más expansiva, ya sea durante los años del PT hacia el Sur global, ya sea ahora con Bolsonaro hacia el Norte global, principalmente Estados Unidos, y China claramente. Como sea, hemos perdido espacios en la conversación de política exterior con Brasil.

-En igual proporción a la pérdida de importancia relativa de la Argentina como un actor regional...

-Exacto. Entonces eso no se va a resolver sin Bolsonaro y volviendo Lula. No creo que eso se resuelva. Me parece que ahí hay una pérdida de incentivos. Los políticos argentinos que construyeron la relación con Brasil eran políticos que conocían Brasil. Que viajaban a Brasil. Que habían estado exiliados en Brasil. O brasileños que habían estado exiliados en Buenos Aires. Antes de ser presidente, antes de asumir, Raúl Alfonsín va a la inauguración de un nuevo gobernador, no me acuerdo si fue en Río Grande do Sul. Había un intercambio de las élites políticas que hoy no lo estoy viendo. Creo que el político promedio de las nuevas generaciones entiende poco a Brasil. Esa mística del eje argentino brasileño que se crea en el espíritu Alfonsín-Sarney y después el Mercosur. Como con (Eduardo) Duhalde, que siempre fue muy cercano a esta alianza con Brasil. Yo no lo estoy viendo en los políticos que gravitan hoy. Están mirando China, Asia, porque el mundo se amplió bastante más. Entonces hemos perdido también políticos con intereses en Brasil.

- Esto lleva un poco a la idea de la decadencia del pensamiento estratégico en la Argentina…

-Absolutamente, sí. Es un signo de la declinación argentina. Yo trato de despersonalizar este problema y decir que esto es culpa de que tenemos unos políticos mediocres. Trato de evitarlo, porque no creo que necesariamente esa sea la explicación. Me parece que la declinación de la Argentina no genera presiones e incentivos para tener una dirigencia política preocupada por el mundo. La declinación te vuelve parroquial. Recuerdo los años del ascenso de Brasil con el PT y vos veías a la dirigencia brasileña preguntándose, de golpe: ¿Qué se espera de Brasil? Estamos creciendo: ¿Cuáles son nuestras responsabilidades como potencia emergente? Y empezaron a viajar. Yo tenía colegas que decían nunca viajaron tanto como en los años del PT. Entonces eso generaba una presión en la dirigencia, sobre cuál es su rol. Porque era un Brasil que asomaba la cabeza. En una dirigencia que declina, nadie se pregunta cuál es nuestro rol. ¿Cuál es la pregunta que nos hacemos? Cómo nos ven. Y la verdad es que no te ven. Porque estás cada vez más abajo. También nosotros estamos escasos de ideas. Ayer leía una columna de Federico Zapata en Panamá Revista sobre el biodesarrollismo. Y creo que apunta lo que para mí sería el hueso del problema político argentino: tenés dos grande coaliciones en la Argentina, una coalición más nacionalista estatista que la vimos en parte, con diferencias con Alfonsín,  Néstor Kirchner, Cristina Fernández y ahora en parte con Alberto Fernández Y una coalición más aperturista internacionalista que la vimos con Menem y con Cambiemos, también con diferencias. Y toda coalición tiene una mirada de mundo porque tiene intereses distintos frente al mundo. La coalición nacionalista estatista está conformada por industriales, por sindicalistas, por sectores que ven en la protección una necesidad. La coalición aperturista está conformada por servicios, por el agro, por profesionales urbanos que ven en la apertura una oportunidad. Entonces Federico Zapata lo que dice es acá hay que pensar en una diagonal en donde la coalición, él no lo llama con estos nombres pero es el nombre que yo le doy, que la literatura le da, la coalición internacionalista tiene que incorporar al sector popular.  Y la coalición más estatista nacionalista tiene que incorporar al capitalismo, al capitalismo innovador y moderno. Uno podría decir que el albertismo en el momento cero era un intento de eso. Si vos tomas la mejor versión del albertismo yo creo que era una aspiración del peronismo de incorporar el capitalismo abierto. Eso se ha desdibujado con la pandemia y con las tensiones que tiene la Argentina. Pero esas son las dos diagonales que deberían darse para conformar una coalición que Zapata llama una coalición exportadora, federal y popular. A mí me parece muy interesante.

-En el contexto de la lucha por la hegemonía global, el ascenso de China, ¿Qué mundo dirías que está formateando la pandemia? 

-Veo tres cuestiones. La más urgente es la pandemia, cómo vamos a salir de la pandemia. Porque estamos, muchos países están muy mal. Nos ha afectado muy negativamente. Pero incluso los países centrales han tenido problemas. Los Estados han puesto mucha plata en la pandemia, para mitigar la pandemia, pero cuando baje el agua van a tener que poner una misma cantidad para reconstruir la post pandemia. Entonces me parece que ese es el tema más urgente en donde yo veo un gran problema de cooperación global entre el centro y la periferia y una división muy grande entre los que tienen recursos para hacer frente a la pandemia y los que no tienen recursos. No es lo mismo Noruega y el Reino Unido que Haití. Haití tiene cero vacunados. Entonces, ahí hay un problema de ampliación de la brecha. O sea, la pandemia lo que va a hacer es ampliar aún más la brecha de riqueza. La desigualdad. Eso es lo más urgente.

-¿Qué viene después de la pandemia?

-Otras dos cosas. Cómo acomodar el ascenso de China, que es una tarea principalmente de Estados Unidos pero en buena medida también de Occidente, cómo Occidente se va a acomodar al ascenso de China. Y no estoy viendo buenas señales en ese sentido, porque veo un Biden con una mentalidad de suma cero entre el mundo libre y China, y no me parece que esto augure buenas noticias. Porque Occidente se tiene que acomodar al ascenso de China. Cuando digo eso estoy queriendo decir que Occidente no puede frenar a China. O sea, la contención China no va a funcionar. Porque China ya es lo que se temía que fuera 15, 20 años atrás. Entonces por eso digo “acomodarse” al ascenso de China. Acomodarse en reglas de juego. Acomodarse en seguridad internacional. Acomodarse a un diálogo más multicultural en temas de democracia y derechos humanos. No es un tema menor. La discusión de los valores. Cómo el orden liberal internacional se acomoda a un Estado que ha hecho un uso selectivo de ese orden liberal internacional. Y el tercer desafío, que es el que más me preocupa a mí como padre ya, ni siquiera como académico, es el cambio climático. El cambio climático tiene la urgencia de la pandemia y la dimensión estructural del ascenso de China y Estados Unidos. Veo una conciencia mayor de lo que implica el cambio climático. Se ve en la conversación pública. La pandemia creo que ha traído eso. Una mayor conciencia de lo que pueden implicar los daños ambientales. Y mucha plata que está empezando a ponerse en reducir las emisiones de carbono. Lo que sacó el Plan Verde de la Unión Europea, la discusión que se está dando en Estados Unidos con la agenda climática de Biden. Ahora tenemos la Conferencia sobre Cambio Climático en Glasgow para discutir cómo nos está yendo con esto. Y creo que ahí el gran desafío del cambio climático es el enorme financiamiento que hay que poner en marcha para transitar una economía carbono cero. Esa plata el Sur global no la tiene. Esa plata en buena medida va a tener que venir del Norte. No pienso solamente en Estados si no en inversión privada. Y creo que hay oportunidades, no es costo. Hay mucha oportunidad que tiene el capitalismo de reinventarse a partir de incorporar la sustentabilidad como negocio. No como un deber moral, porque ya vimos que hasta acá el deber moral no funcionó. Pero cuando los capitalistas ven el negocio, ahí aparece.

FUENTE: elDiarioAR

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Elizabeth Hernández

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hola@fundamentar.com (Walter Curia ) Internacional Mon, 19 Jul 2021 13:48:46 -0300
La frágil hegemonía del dólar | Kenneth Rogoff https://fundamentar.com/economia/item/6454-la-fragil-hegemonia-del-dolar-kenneth-rogoff https://fundamentar.com/economia/item/6454-la-fragil-hegemonia-del-dolar-kenneth-rogoff La frágil hegemonía del dólar | Kenneth Rogoff

El poderoso dólar estadounidense sigue siendo el rey de los mercados internacionales. Pero su dominio tal vez sea más frágil de lo que parece, ya que futuras modificaciones al régimen cambiario de China pueden iniciar una transformación significativa del orden monetario internacional.

Por diversas razones, es de prever que algún día las autoridades chinas abandonarán su política actual de mantener el valor del yuan atado a una cesta de monedas y adoptarán en cambio un régimen moderno de metas de inflación, en el que se permita una flotación mucho más libre (en particular respecto del dólar). Cuando eso suceda, la mayor parte de Asia seguirá a China. Y con el tiempo, la importancia internacional del dólar (que hoy actúa como ancla monetaria para alrededor de dos tercios del PIB mundial) podría quedar reducida a la mitad.

Estados Unidos depende en gran medida del lugar especial del dólar (o lo que el entonces ministro de finanzas francés Valéry Giscard d’Estaing denominó «privilegio exorbitante» de Estados Unidos) para financiar una emisión masiva de deuda pública y privada, de modo que el impacto de ese cambio puede ser importante. Y ahora que Estados Unidos dio rienda suelta al déficit para financiar el combate a los estragos económicos de la COVID‑19, la sostenibilidad de su deuda podría quedar en duda.

El argumento tradicional para la flexibilización del yuan es que China es demasiado grande para permitir que su economía baile al compás de la Reserva Federal de los Estados Unidos (más allá de que obtiene cierto grado de aislamiento con el control de capitales). El PIB de China (a precios internacionales) superó al de Estados Unidos en 2014, y la economía china todavía crece más rápido que Estados Unidos y Europa; por eso la idea de flexibilizar el tipo de cambio resulta cada vez más atractiva.

Un argumento más actual es que el papel central del dólar da al gobierno de los Estados Unidos demasiado acceso a datos sobre transacciones internacionales (lo cual también inquieta a Europa). En principio, las transacciones en dólares se podrían liquidar en cualquier lugar del mundo, pero los bancos y cámaras compensadoras estadounidenses tienen una ventaja natural significativa, porque cuentan con el respaldo implícito (o explícito) de la Fed, que puede emitir moneda en forma ilimitada durante una crisis. En comparación, cualquier cámara de compensación fuera de los Estados Unidos está más expuesta a eventuales crisis de confianza, un problema que afectó incluso a la eurozona.

Además, las políticas que inició el expresidente estadounidense Donald Trump para limitar el dominio comercial de China no se terminarán pronto. Es uno de los pocos temas en los que demócratas y republicanos coinciden en líneas generales; y es indudable que la desglobalización del comercio debilita al dólar.

Abandonar la fijación del yuan supone para las autoridades chinas numerosas dificultades, pero como es habitual en ellas, llevan tiempo preparando el terreno en una variedad de frentes. China flexibilizó el acceso de inversores institucionales extranjeros a bonos denominados en yuanes; y en 2016 el Fondo Monetario Internacional añadió el yuan a la cesta de monedas en las que se basa el valor de los derechos especiales de giro (el activo global de reserva del FMI).

Además, el Banco Popular de China está muy adelantado respecto de otros grandes bancos centrales en el desarrollo de una moneda digital. Por ahora es sólo de uso interno, pero en algún momento servirá para facilitar el uso internacional del yuan, sobre todo en países que están gravitando hacia un futuro bloque monetario chino. Esto dará al gobierno chino acceso a datos de las transacciones digitales de los usuarios (como es el caso con el sistema actual respecto de Estados Unidos).

¿Seguirán otros países asiáticos a China? Estados Unidos hará todo lo posible por mantener a otras economías en órbita alrededor del dólar, pero no le resultará fácil. Así como a fines del siglo XIX Estados Unidos eclipsó a Gran Bretaña como principal socio comercial del mundo, hace mucho que China superó a Estados Unidos en ese aspecto.

Japón y la India tal vez se mantengan aparte, pero es probable que en caso de flexibilizarse el yuan le den al menos un peso similar al del dólar en las reservas de divisa extranjera.

El vínculo actual de Asia con el dólar se parece mucho a la situación de Europa en los sesenta y principios de los setenta. Pero ese período terminó con alta inflación y el derrumbe del sistema de fijación cambiaria de la posguerra (Bretton Woods). Entonces la mayor parte de Europa comprendió que el comercio intraeuropeo era más importante que el comercio con Estados Unidos, se formó un bloque basado en el marco alemán, y décadas después este se transformó en la moneda única, el euro.

No quiere decir esto que el yuan chino vaya a ser la moneda mundial de un día para el otro. La transición de una moneda dominante a otra puede llevar mucho tiempo. Por ejemplo, durante el período de entreguerras (1919‑39), la nueva moneda internacional (el dólar) tuvo más o menos la misma importancia en las reservas de los bancos centrales que la libra británica, que había sido la moneda global dominante por más de un siglo después de las Guerras Napoleónicas de principios del siglo XIX.

¿Qué tiene de cuestionable el hecho de que tres monedas mundiales (el euro, el yuan y el dólar) compartan el centro del escenario? Nada, excepto que ni los mercados ni los gobiernos parecen mínimamente preparados para la transición. Es casi seguro que el tipo de interés de la deuda pública estadounidense subirá, aunque el mayor efecto lo sentirán los deudores corporativos, en particular pequeñas y medianas empresas.

Los funcionarios estadounidenses y muchos economistas al parecer siguen convencidos de que el apetito mundial de deuda denominada en dólares es prácticamente insaciable. Pero la posición internacional del dólar puede recibir un duro golpe si China moderniza sus esquemas cambiarios.

(*) Kenneth Rogoff, Professor of Economics and Public Policy at Harvard University and recipient of the 2011 Deutsche Bank Prize in Financial Economics, was the chief economist of the International Monetary Fund from 2001 to 2003. He is co-author of This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly and author of The Curse of Cash.

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (KENNETH ROGOFF (*)) Economía Fri, 09 Apr 2021 18:41:11 -0300
Cómo evitar una recuperación global con forma de K | Stiglitz, Spence y Ghosh https://fundamentar.com/economia/item/6452-como-evitar-una-recuperacion-global-con-forma-de-k-stiglitz-spence-y-ghosh https://fundamentar.com/economia/item/6452-como-evitar-una-recuperacion-global-con-forma-de-k-stiglitz-spence-y-ghosh Cómo evitar una recuperación global con forma de K | Stiglitz, Spence y Ghosh

Estados Unidos espera «independizarse» de la COVID‑19 el 4 de julio (Día de la Independencia), cuando haya vacunas para toda la población adulta. Pero para muchos países en desarrollo y emergentes, el final de la crisis todavía está muy lejos.

Como mostramos en un informe para la Comisión sobre Transformación Económica Mundial del Instituto de Nuevo Pensamiento Económico (INET), para que sea posible una recuperación global rápida, es necesario que todos los países puedan declararse independientes del virus.

La capacidad de mutación del coronavirus implica que nadie estará a salvo mientras no se lo haya controlado en todas partes. Por eso es esencial efectuar lo antes posible una distribución universal de vacunas, equipos de protección personal y tratamientos. Las restricciones actuales al suministro de esos elementos son básicamente artificiales, en la medida en que son resultado de un régimen internacional de propiedad intelectual mal diseñado.

Pero más allá de la muy postergada reforma de dicho régimen, lo que se necesita con más urgencia es una suspensión de los derechos de propiedad intelectual asignados a productos necesarios para el combate a la COVID‑19 o la creación de fondos comunes de patentes para su uso compartido (pooling). Muchos países demandan estas medidas, pero los intereses corporativos de las economías avanzadas han opuesto resistencia, y sus gobiernos se han dejado llevar por la miopía. El ascenso del «nacionalismo pandémico» ha expuesto una variedad de deficiencias en los regímenes internacionales de comercio, inversión y propiedad intelectual (algo que la comisión del INET analizará en un informe posterior).

Las economías avanzadas, sobre todo Estados Unidos, han actuado con determinación para reactivar sus economías y apoyar a familias y empresas vulnerables. Entendieron (aunque tal vez fuera una lección pasajera) que en crisis como esta, las medidas de austeridad son profundamente contraproducentes. Pero los países en desarrollo, en su mayoría, tienen grandes dificultades para obtener fondos que les permitan mantener los programas de apoyo vigentes, por no hablar de absorber los costos adicionales impuestos por la pandemia. Estados Unidos gastó alrededor del 25% de su PIB en medidas de apoyo a la economía (y consiguió así poner coto a la desaceleración), pero los países en desarrollo sólo han podido gastar un porcentaje mucho menor.

Nuestros cálculos, basados en datos del Banco Mundial, muestran que el gasto en Estados Unidos, del orden de los 17 000 dólares per cápita, fue unas 8000 veces mayor al de los países menos desarrollados.

Además del uso decidido de la política fiscal, hay tres medidas que los países desarrollados pueden tomar y que los beneficiarán, además de colaborar con la recuperación mundial. En primer lugar, impulsar una gran emisión de derechos especiales de giro, el activo global de reserva del Fondo Monetario Internacional. El FMI puede emitir en forma inmediata unos 650 000 millones de dólares en DEG sin necesidad de aprobación de las legislaturas nacionales. Y el efecto expansivo de la medida será mucho mayor si los países ricos transfieren sus asignaciones desproporcionadas de DEG a otros países con necesidad de efectivo.

El segundo conjunto de medidas también implica al FMI, dada su influencia sobre la política macroeconómica de los países en desarrollo, en particular aquellos que acuden a él para resolver problemas de balanza de pagos. Resulta alentador que el FMI haya sido un activo propulsor de la implementación de cuantiosos y prolongados programas de ayuda fiscal en Estados Unidos y en la Unión Europea, y que haya reconocido incluso la necesidad de aumentar el gasto público en los países en desarrollo, pese a lo adverso de las condiciones externas.

Pero a la hora de estipular los términos de los préstamos para países con problemas de balanza de pagos, las acciones del FMI no siempre se condicen con sus declaraciones. Un análisis que hizo hace poco Oxfam International de programas de ayuda del FMI recientes y vigentes halla que entre marzo y septiembre de 2020, 76 de los 91 préstamos negociados por el Fondo con 81 países demandaban recortes del gasto público que podrían trasladarse a deterioro de los sistemas sanitarios y previsionales, congelamiento de salarios de los empleados públicos (incluido el personal médico y docente) y reducción de los seguros de desempleo, de las licencias por enfermedad y de otras prestaciones sociales. La austeridad (sobre todo tratándose de recortes en esas áreas esenciales) no tendrá en los países en desarrollo mejores resultados que los que obtendría en los desarrollados. Además, aquellos países podrían contar con un mayor margen fiscal si recibieran más asistencia (incluida la emisión de DEG antes mencionada).

Finalmente, los países desarrollados pueden organizar una respuesta integral a los enormes problemas de deuda que enfrentan muchos países. Todo dinero gastado en pagar deudas es dinero que no se usa en combatir el virus y reactivar la economía. Al principio de la pandemia, se esperaba que una suspensión de los pagos de deuda de países en desarrollo y emergentes sería suficiente; pero ya pasó más de un año, y algunos deudores necesitan una reestructuración integral, en vez de los típicos parches que lo único que hacen es generar las condiciones para la próxima crisis.

Hay mucho que pueden hacer los países acreedores para facilitar esas reestructuraciones y alentar una participación más activa del sector privado (que hasta ahora se ha mostrado bastante reacio a colaborar). Como recalca el informe de la Comisión, si hubo un momento para hacer valer los principios de fuerza mayor y necesidad, es ahora. No se les puede pedir a los países deudores que paguen lo que no pueden, sobre todo si será a costa de tanto padecimiento.

Las políticas que se describen aquí serían de gran ayuda para los países en desarrollo y costarían poco y nada a los países desarrollados. De hecho, el interés propio bien entendido del mundo desarrollado exige hacer todo lo posible por ayudar a los países en desarrollo y emergentes, sobre todo cuando es tan fácil de hacer y beneficiaría a gran parte de la humanidad. La dirigencia política en los países desarrollados tiene que comprender que nadie estará a salvo mientras no lo estén todos, y que la salud de la economía global depende de que haya una fuerte recuperación en todas partes.

Este comentario también lleva las firmas de Rob Johnson, Rohinton Medhora, Dani Rodrik y otros integrantes de la Comisión sobre Transformación Económica Mundial del Instituto de Nuevo Pensamiento Económico.

(*) Michael Spence, a Nobel laureate in economics, is Professor of Economics Emeritus and a former dean of the Graduate School of Business at Stanford University. He is Senior Fellow at the Hoover Institution, serves on the Academic Committee at Luohan Academy, and co-chairs the Advisory Board of the Asia Global Institute. He was chairman of the independent Commission on Growth and Development, an international body that from 2006-10 analyzed opportunities for global economic growth, and is the author of The Next Convergence: The Future of Economic Growth in a Multispeed World.  

(**) Joseph E. Stiglitz, a Nobel laureate in economics and University Professor at Columbia University, is a former chief economist of the World Bank (1997-2000) and chair of the US President’s Council of Economic Advisers, was lead author of the 1995 IPCC Climate Assessment, and co-chaired the international High-Level Commission on Carbon Prices.

(***) Jayati Ghosh, Executive Secretary of International Development Economics Associates, is Professor of Economics at the University of Massachusetts Amherst and a member of the Independent Commission for the Reform of International Corporate Taxation.

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (MICHAEL SPENCE (*) , JOSEPH E. STIGLITZ (**), JAYATI GHOSH (***)) Economía Fri, 09 Apr 2021 17:27:55 -0300
Financiamiento global para terminar con la pandemia | Jeffrey Sachs https://fundamentar.com/economia/item/6451-financiamiento-global-para-terminar-con-la-pandemia https://fundamentar.com/economia/item/6451-financiamiento-global-para-terminar-con-la-pandemia Financiamiento global para terminar con la pandemia | Jeffrey Sachs

Las reuniones de primavera de esta semana del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial ofrecen una posibilidad histórica para la cooperación financiera.

Las principales economías, entre ellas Estados Unidos, la Unión Europea, China y otros países del G20, ya han señalado su apoyo a una nueva asignación de 650.000 millones de dólares de los activos de reserva del FMI, los derechos especiales de giro (DEG), para garantizar que los gobiernos en países de bajos y medianos ingresos tengan los medios para combatir la pandemia del COVID-19 y se encaminen en el sendero de la recuperación liderada por la inversión. Con liderazgo, audacia y creatividad, esta cooperación financiera global puede ayudar a poner fin a la pandemia.

La inmunización masiva es esencial. Menos de un año después de que se identificara y se secuenciara por primera vez el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, el respaldo financiero de los gobiernos –incluidos Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Rusia, China e India- permitió que varias compañías desarrollaran vacunas seguras y efectivas. Los países ricos que rápidamente negociaron acuerdos favorables con fabricantes de vacunas han recibido la mayoría de las dosis hasta el momento. Pero poner fin a la pandemia exige que todos los países alcancen una cobertura de vacunas integral lo antes posible. En términos prácticos, el objetivo debería ser no más allá de fines de 2022.

Una empresa global inédita de esta envergadura exige una fuerte cooperación, con respaldo financiero incluido. Ahora bien, la urgencia nos debería resultar clara a todos. Mientras el COVID-19 persista en tasas elevadas de transmisión en alguna parte del mundo, la pandemia seguirá alterando la producción, el comercio y el turismo globales, y también dará lugar a mutaciones virales que amenazan con minar la inmunidad adquirida previamente de infecciones y vacunaciones pasadas. Peor aún, en la trayectoria actual, el COVID-19 bien podría convertirse en una endemia en muchas regiones del mundo, imponiendo altos costos sanitarios y económicos en los próximos años. Como enfatizó esta semana Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, todos los países, por ende, comparten un fuerte interés en terminar con la pandemia en todas partes.

Los gobiernos del mundo crearon el Acelerador del Acceso a las Herramientas contra el COVID-19 (ACT-A), que incluye el programa de Acceso Global para Vacunas contra el COVID-19 (COVAX), el pilar de vacunas de ACT-A, para garantizar un control universal del SARS-CoV-2. Pero si bien ACT-A y COVAX han diseñado planes globales para vacunas, testeos y tratamientos, es necesario fortalecer los planes con urgencia por dos razones íntimamente relacionadas.

Primero, el objetivo operacional que utiliza actualmente COVAX –un mínimo del 27% de la población de todos los países elegibles inmunizada para fines de este año- debe elevarse a una vacunación de todos los adultos para fines de 2022. Esto es necesario para terminar con la pandemia y reducir las posibilidades de nuevas mutaciones.

Segundo, se necesita con urgencia una planificación hasta fines de 2022, dados los plazos de ejecución para ampliar la producción y las cadenas de suministros de vacunas y otras materias primas cruciales. Sin embargo, ACT-A y COVAX siguen infrafinanciadas inclusive para 2021: los 11.000 millones de dólares que los gobiernos han asignado hasta la fecha revelan una brecha de financiamiento de 22.000 millones de dólares para este año –una escasez que hasta el momento ha demorado una planificación necesaria hasta fines de 2022-. Mientras tanto, la escasez actual de vacunas lleva a los países a pelear para adelantarse en la fila, inclusive pagando precios muy altos. Esto subraya la necesidad urgente de garantizar que todos los países, inclusive los más pobres, puedan alcanzar una cobertura de vacunas integral de una manera justa y a su debido tiempo.

Las sumas adicionales necesarias para garantizar una cobertura de vacunas universal para fines de 2022, y otros suministros para el COVID-19, son modestas –quizá 50.000 millones de dólares para ACT-A-. Es una cifra desdeñable en relación a los enormes beneficios globales que implica terminar con la pandemia y el gigantesco gasto relacionado con la pandemia por parte de los gobiernos de países de altos ingresos en todo el mundo. El gobierno de Estados Unidos por sí solo ha gastado aproximadamente 5 billones de dólares en partidas de emergencia entre marzo de 2020 y marzo de 2021.

Para hacer su trabajo, ACT-A (incluido COVAX) necesita un financiamiento inicial para cubrir las necesidades de vacunas en 2022. Dado que aumentar la producción de vacunas (y de algunas otras materias primas) requiere un plazo de ejecución de 6-12 meses, deberían garantizarse los 50.000 millones de dólares en las próximas semanas, para que ACT-A y COVAX puedan trabajar con los fabricantes a fin de asegurar los suministros necesarios. La asignación de nuevos DEG del FMI ofrece una oportunidad extraordinaria –y tal vez la única- para conseguir este financiamiento.

Cuando se emitan los nuevos DEG, alrededor de 20.000 millones de dólares de nuevas reservas irán directamente a los países más pobres. Además, alrededor de 100.000 millones de dólares o más que se asignan a países ricos serán reciclados al FMI para ser utilizados en préstamos de largo plazo y bajo interés. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ha estado trabajando de manera estrecha y creativa con gobiernos del G20 en el diseño de esta estrategia novedosa y prometedora. Una excelente idea es utilizar los DEG para impulsar el Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP) del FMI, el mecanismo de financiamiento del Fondo para los países pobres.

En este sentido, existe un precedente importante. En 2015, el FMI creó un Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofes destinado a ayudar a ofrecer financiamiento de emergencia para el control del ébola a Guinea, Liberia y Sierra Leona. Esta vez, el financiamiento del FFCLP podría estar condicionado a su uso para abastecimientos relacionados con ACT-A y COVAX y para otras medidas de control del COVID-19 que el gobierno prestatario documente ante el FMI (como reembolsos para vacunas contra el COVID-19 que han sido contratadas por los estados miembro fuera de COVAX).

ACT-A ahora está preparando estimaciones del financiamiento que los 92 países de bajos y medianos ingresos del mundo elegiblespara el respaldo de COVAX necesitarán para vacunas, testeos, terapéutica y otros suministros hasta fines de 2022. En base a las necesidades de financiamiento estimadas, se puede generar un plan financiero de ACT-A para cada país, que sería respaldado con los DEG y los fondos ampliados del FFCLP.

En las próximas semanas, debería estar listo un plan racional para financiar las necesidades de la balanza de pago del COVID-19 de todos los países hasta fines de 2022. El FMI fue creado para manejar una emergencia de balanza de pagos de estas características. El acceso al financiamiento del FMI protegerá el bienestar y la estabilidad macroeconómica de los países individuales y del mundo en general. Debemos aprovechar esta oportunidad crítica para que las Naciones Unidas, el FMI y gobiernos clave –entre ellos Estados Unidos, China, Rusia, la UE, Japón, el Reino Unido y otros- cooperen de manera efectiva por el bien de la humanidad.

FUENTE: Project Syndicate

(*) Jeffrey D. Sachs, Professor of Sustainable Development and Professor of Health Policy and Management at Columbia University, is Director of Columbia’s Center for Sustainable Development and the UN Sustainable Development Solutions Network. He has served as Special Adviser to three UN Secretaries-General. His books include The End of Poverty, Common Wealth, The Age of Sustainable Development, Building the New American Economy, and most recently, A New Foreign Policy: Beyond American Exceptionalism.

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hola@fundamentar.com (JEFFREY D. SACHS (*)) Economía Fri, 09 Apr 2021 17:08:26 -0300
Cómo evitar que la COVID‑19 provoque una crisis alimentaria | Reinhart y Subbaraman https://fundamentar.com/economia/item/6381-como-evitar-que-la-covid-19-provoque-una-crisis-alimentaria-reinhart-y-subbaraman https://fundamentar.com/economia/item/6381-como-evitar-que-la-covid-19-provoque-una-crisis-alimentaria-reinhart-y-subbaraman Cómo evitar que la COVID‑19 provoque una crisis alimentaria | Reinhart y Subbaraman

Ya antes de la pandemia había signos de un posible próximo encarecimiento mundial de los alimentos. Los fenómenos meteorológicos extremos inducidos por el cambio climático se han vuelto más comunes. El año pasado, la fiebre porcina africana eliminó más de un cuarto de la población mundial de cerdos, lo que provocó en China un aumento interanual de precios de los alimentos de entre 15 y 22% en lo que va de 2020. Y luego la peor plaga de langostas en 70 años destruyó cultivos en el este de África. En Kenia, el precio del maíz (un ingrediente básico de la dieta) creció más del 60% desde 2019.

La COVID‑19 amplifica el riesgo de una escalada mundial de precios de los alimentos, algo que provocaría crisis declaradas en muchos países en desarrollo. En los más pobres, los alimentos suponen entre el 40 y el 60% de la canasta de consumo, unas cinco o seis veces más que en las economías avanzadas.

Las cuarentenas provocaron una enorme contracción de la demanda de bienes duraderos y servicios prescindibles, pero con los alimentos ocurre lo contrario. En ciudades de todo el mundo, desde el inicio de la pandemia se han multiplicado los casos informados de compras por pánico y acaparamiento de alimentos.

Por el lado de la oferta, aunque las reservas mundiales de granos están en buenos niveles, las alteraciones a la producción y distribución de alimentos provocadas por el virus pueden llevar a que se agoten en poco tiempo. Y la escasez de forrajes, fertilizantes y pesticidas aumentó los costos de la producción agrícola y el riesgo de malas cosechas.

Además, ya sea en la recolección de frutas y vegetales en la India o la operación de plantas de procesamiento de carne en Estados Unidos, hay una escasez de mano de obra cada vez más evidente como resultado de las restricciones al movimiento internacional de personas en gran parte del mundo, que alteran el ciclo estacional normal del trabajo agrícola migrante. Y la escasez de medios de transporte dificulta todavía más el traslado de la producción a los mercados que siguen funcionando.

En vez de vender en bulto a restoranes, hoteles y escuelas (que ahora están cerrados), los agricultores necesitan reorientar sus cadenas de suministro hacia la venta a tiendas de cercanía y la entrega a domicilio. Pero eso lleva tiempo, en particular porque hay diferencias de preparación y empaquetado entre los productos alimenticios de uso comercial y los que se venden directamente a los consumidores. Mientras tanto, ya hubo casos de destrucción forzosa de productos frescos.

Encima, algunos importantes países productores de alimentos ya han respondido a la pandemia con restricciones (cuotas o prohibiciones) a las exportaciones; por ejemplo Rusia y Kazajistán para los granos y la India y Vietnam para el arroz. Y otros han comenzado a acelerar las importaciones para acumular reservas de alimentos, por ejemplo las Filipinas (arroz) y Egipto (trigo).

Este proteccionismo alimentario puede parecer un buen modo de dar alivio a los segmentos más vulnerables de la población, pero si muchos gobiernos apelan a esta clase de intervenciones en simultáneo puede producirse una escalada global de precios de los alimentos, como sucedió en 2010‑11. El Banco Mundial calcula que en aquel momento un 40% del aumento del precio mundial del trigo y un 25% en el caso del maíz fueron atribuibles a medidas proteccionistas.

El nerviosismo de los países es comprensible. La pandemia de COVID‑19 ya provocó reducción del crecimiento y aumento del desempleo, del déficit fiscal y de la deuda en una variedad de economías (tanto avanzadas como emergentes) y la aparición de nuevos focos de contagio en países en desarrollo agudizará el dilema entre salvar vidas y proteger los medios de subsistencia de la gente. Además, los países en desarrollo ya enfrentan un corte súbito de los flujos de capitales y remesas y un derrumbe del turismo, a lo que se suma, en el caso de los muchos de ellos que son exportadores de petróleo y commodities primarios, un enorme deterioro de los términos de intercambio y de los tipos de cambio. Incluso antes de la COVID‑19, muchos países de bajos ingresos ya estaban en grave riesgo de tener problemas de deuda. Y muchas de estas economías también son muy vulnerables a una escalada de precios de los alimentos.

El Índice Nomura de Vulnerabilidad Alimentaria califica 110 países según su exposición a grandes oscilaciones de precios de los alimentos, teniendo en cuenta el PIB nominal per cápita, la participación de los alimentos en la canasta hogareña de consumo y el nivel neto de importación de alimentos. La última medición muestra que los 50 países más vulnerables a un encarecimiento sostenido de los alimentos corresponden casi en su totalidad a economías en desarrollo que equivalen a casi tres quintos de la población mundial.

De hecho, dado el carácter universalmente regresivo de los precios de los alimentos, su encarecimiento sería un problema en todo el mundo. Incluso en las economías desarrolladas, un salto de precios de los alimentos ampliará la disparidad entre ricos y pobres y agravará así la importante desigualdad de riqueza preexistente. Y no hay que pasar por alto la conexión histórica entre las crisis alimentarias y la agitación social.

Las instituciones multilaterales se han movilizado rápidamente durante la crisis para proveer financiación de emergencia a una cantidad récord de países en desarrollo; el G20, en tanto, acordó otorgar a los países pobres que lo necesiten una moratoria del pago de deudas. Pero los riesgos de una escalada de precios de los alimentos no afectan solamente a las economías más vulnerables, de modo que es posible que otros países también necesiten un alivio de deudas temporal.

En momentos en que la pandemia amenaza generar un caos económico todavía mayor, es necesaria la colaboración de los gobiernos para enfrentar el riesgo de interrupciones en las cadenas de suministro de alimentos. Y más en general, un mínimo de coordinación internacional de políticas es esencial para evitar que el proteccionismo alimentario se convierta en la nueva normalidad post‑pandemia.

 

FUENTE: Project Syndicate

 

(*) Carmen M. Reinhart is Professor of the International Financial System at Harvard University's John F. Kennedy School of Government.

(**) Rob Subbaraman is Head of Global Macro Research at Nomura.

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hola@fundamentar.com (Carmen Reinhart (*) y Rob Subbaraman (**)) Economía Wed, 27 May 2020 11:14:22 -0300
El gran fracaso del Estado pequeño | Mazzucato y Quaggiotto https://fundamentar.com/economia/item/6380-el-gran-fracaso-del-estado-pequeno https://fundamentar.com/economia/item/6380-el-gran-fracaso-del-estado-pequeno El primer ministro británico, Boris Johnson

Décadas de privatización, tercerización y recortes presupuestarios en nombre de la «eficiencia» han obstaculizado significativamente las respuestas de muchos gobiernos a la crisis de Covid-19. Al mismo tiempo, las respuestas exitosas de otros gobiernos han demostrado que las inversiones en capacidades centrales del sector público marcan la diferencia en tiempos de emergencia. Los países que han manejado bien la crisis son aquellos en los que el Estado mantiene una relación productiva con los creadores de valor en la sociedad, invirtiendo en capacidades críticas y diseñando contratos del sector privado para servir al interés público.

Desde los Estados Unidos y el Reino Unido hasta Europa, Japón y Sudáfrica, los gobiernos están invirtiendo miles de millones (y, en algunos casos, billones) de dólares para apuntalar las economías nacionales. Sin embargo, si hay algo que aprendimos de la crisis financiera de 2008, es que la calidad importa al menos tanto como la cantidad. Si el dinero recae en estructuras vacías, débiles o mal administradas, tendrá poco efecto y puede ser absorbido por el sector financiero. Hay demasiadas vidas en juego para repetir errores pasados.

Desafortunadamente, durante el último medio siglo, el mensaje político predominante en muchos países ha sido que los gobiernos no pueden, y por lo tanto no deberían, gobernar realmente. Los políticos, los líderes empresariales y los expertos han confiado durante mucho tiempo en un credo de gestión que se centra obsesivamente en medidas estáticas de eficiencia para justificar los recortes de gastos, la privatización y la subcontratación. Como resultado, los gobiernos ahora tienen menos opciones para responder a la crisis, por lo que algunos ahora se aferran desesperadamente a la esperanza poco realista de las panaceas tecnológicas, como la inteligencia artificial o las aplicaciones de rastreo de contactos. Con una menor inversión en capacidad pública, se produjo una pérdida de memoria institucional (como lo descubrió el gobierno del Reino Unido) y una mayor dependencia de las empresas de consultoría privadas, que han acumulado miles de millones. No es sorprendente que la moral entre los empleados del sector público se haya desplomado en los últimos años.

Consideremos dos responsabilidades centrales del gobierno durante la crisis de Covid-19: la salud pública y el ámbito digital. Solo en 2018, el gobierno del Reino Unido subcontrató contratos de salud por valor de £ 9.200 millones, poniendo el 84% de las camas en hogares de ancianos en manos de operadores del sector privado (incluidas las empresas de capital privado). Para empeorar las cosas, desde 2015, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido ha sufrido recortes de presupuesto de £ 1.000 millones.

El outsourcing por sí solo no es el problema. Pero la externalización de las capacidades críticas del Estado es evidente, especialmente cuando las «asociaciones» público-privadas resultantes no están diseñadas para servir al interés público. Irónicamente, algunos gobiernos han subcontratado tan ansiosamente que han socavado su propia capacidad para estructurar los contratos de subcontratación. Después de un esfuerzo de 12 años para estimular al sector privado a desarrollar ventiladores de bajo costo, el gobierno de Estados Unidos está aprendiendo que la subcontratación no es una forma confiable de garantizar el acceso de emergencia al equipo médico.

Mientras tanto, el enfoque exitoso de Vietnam en materia del Covid-19 ha surgido como un contraste sorprendente con las respuestas de Estados Unidos y el Reino Unido. Entre otras cosas, el gobierno vietnamita pudo acumular kits de prueba de bajo costo muy rápidamente, porque ya tenía la capacidad de movilizar a la academia, el ejército, el sector privado y la sociedad civil en torno a una misión común. En lugar de simplemente externalizar con pocas preguntas, utilizó la financiación pública de investigación y desarrollo y las adquisiciones para impulsar la innovación. La colaboración público-privada resultante permitió la rápida comercialización de kits, que ahora se exportan a Europa y más allá.

Nueva Zelanda es otra historia de éxito, y no por casualidad. Después de adoptar inicialmente el mantra de la subcontratación en la década de 1980, el gobierno de Nueva Zelanda cambió de rumbo, adoptando un «espíritu de servicio» y una «ética de la atención» en todos sus servicios públicos, y convirtiéndose en el primer país del mundo en adoptar un presupuesto de bienestar. Debido a esta visión de la gestión pública, el gobierno adoptó un enfoque de «salud primero, segunda la economía» para la crisis actual. En lugar de buscar la inmunidad de rebaño, se comprometió temprano a prevenir la infección.

Lecciones similares se aplican a los datos y la tecnología digital, dominios en los que el desempeño de los gobiernos ha variado ampliamente. En Pakistán, los ciudadanos pudieron solicitar transferencias de efectivo de emergencia (puestas a disposición de unos impresionantes 12 millones de hogares) directamente desde sus teléfonos móviles, mientras que los italianos han tenido que imprimir autoevaluaciones para demostrar que estaban cumpliendo con las reglas de bloqueo.

Sin duda, los gobiernos del sur de Asia se han beneficiado de la memoria institucional acumulada durante la epidemia de SARS 2002-03, que también alteró las actitudes públicas sobre la privacidad. Pero muchos de estos países también han invertido en sus capacidades de datos básicos, que han sido particularmente efectivas al facilitar la acción descentralizada. Corea del Sur, por ejemplo, adoptó un enfoque agresivo de seguimiento de alta tecnología y publicó datos en tiempo real sobre existencias de máscaras y ubicaciones de farmacias, lo que permitió a las nuevas empresas y ciudadanos comunes crear servicios complementarios para garantizar una distribución más efectiva y segura.

Los contrastes entre Estados Unidos y el Reino Unido, por un lado, y Vietnam, Corea del Sur y Nueva Zelanda, por otro, ofrecen lecciones importantes. Lejos de refugiarse en el papel de reparador de fallas del mercado y subcontratación de servicios, los gobiernos deberían invertir en sus propias facultades críticas. La pandemia ha dejado al descubierto la necesidad de una mayor capacidad productiva estatal, capacidades de adquisición del gobierno, colaboraciones simbióticas público-privadas, infraestructura digital y protocolos claros de privacidad y seguridad.

Este enfoque de la administración pública orientado a la misión no debe confundirse con la toma de decisiones de arriba hacia abajo. Más bien, debe verse como la mejor manera de garantizar el dinamismo, fomentando relaciones fructíferas entre innovadores y aprovechando el valor de la inteligencia distribuida. Los gobiernos que han abdicado durante mucho tiempo sus obligaciones con el sector privado ahora deben ponerse al día, lo que requerirá que reconsideren los regímenes de propiedad intelectual y su enfoque de I + D y la inversión pública y las adquisiciones en general.

¿Por qué, para tomar un ejemplo del mundo real, un ventilador de bajo costo que ha sido aprobado por los reguladores en Japón no debería ser aceptado fácilmente por otros países? Claramente, además de un papel renovado para los gobiernos nacionales, necesitamos un centro de intercambio internacional para soluciones de base y dirigidas por ciudadanos.

En cualquier crisis, financiera, de salud pública o relacionada con el clima, la falta de opciones limita drásticamente el margen de maniobra del sector público. Después de años de seguir un modelo de gobernanza equivocado, los responsables políticos de todo el mundo seguramente lamentan la falta de conocimientos y recursos internos para implementar las herramientas digitales necesarias para salvar vidas. Resulta que la gobernanza efectiva no se puede conjurar a voluntad.

 

FUENTE: El Cohete A La Luna / Project Syndicate

 

(*) Mariana Mazzucato, Professor of Economics of Innovation and Public Value and Director of the UCL Institute for Innovation and Public Purpose, is the author of The Value of Everything: Making and Taking in the Global Economy.

(**) Giulio Quaggiotto is Head of the Regional Innovation Center in the Asia Pacific at the United Nations Development Programme. 

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hola@fundamentar.com (Mariana Mazzucato (*) y Giulio Quaggiotto (**)) Economía Wed, 27 May 2020 10:27:32 -0300
Cómo desarrollar una vacuna contra la COVID‑19 para todos | Mazzucato y Torreele https://fundamentar.com/economia/item/6367-como-desarrollar-una-vacuna-contra-la-covid-19-para-todos https://fundamentar.com/economia/item/6367-como-desarrollar-una-vacuna-contra-la-covid-19-para-todos Cómo desarrollar una vacuna contra la COVID‑19 para todos | Mazzucato y Torreele

En las primeras semanas de 2020, la gente comenzó a darse cuenta de que la COVID‑19 podía ser la muy temida pero previsible «Enfermedad X»: una pandemia global causada por un virus desconocido. Tres meses después, la mayor parte de la población mundial está confinada, y resulta claro que, en los niveles local, nacional e internacional, nuestra salud depende de la de nuestros vecinos.

Para la protección de las sociedades contra la COVID‑19 será clave contar con sistemas sanitarios fuertes, una adecuada capacidad de testeo y una vacuna eficaz y de acceso universal. Pero para que nadie quede excluido, además de una inversión colectiva de un nivel inédito, también se necesita un importante cambio de metodología.

Investigadores de universidades y empresas de todo el mundo trabajan a toda prisa para desarrollar una vacuna. Y los avances actuales son alentadores: ya hay 73 vacunas candidatas en investigación o en desarrollo preclínico, y cinco que ya pasaron a la fase de ensayo clínico.

Este esfuerzo masivo sólo es posible gracias a una sustancial inversión pública, que incluye a los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos y a la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI). Esta última, una organización sin fines de lucro con financiación pública, se creó después de la epidemia de ébola que golpeó África occidental en 2014‑16, con el objetivo de impulsar la investigación y el desarrollo de vacunas aplicables durante un brote contagioso.

Hasta ahora, la CEPI ha recibido de varios gobiernos financiación adicional por 765 millones de dólares (dentro de una meta de 2000 millones) para el desarrollo de una vacuna contra la COVID‑19. La Autoridad para la Investigación y el Desarrollo Biomédico Avanzado (perteneciente al Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos) ha hecho importantes inversiones en proyectos para el desarrollo de una vacuna junto con Johnson & Johnson (450 millones de dólares) y Moderna (483 millones de dólares). Y la Unión Europea buscará movilizar más fondos públicos mediante una conferencia virtual de donantes que tendrá lugar el 4 de mayo.

Pero la inversión sola no basta. Es necesario que todo el proceso de innovación en vacunas, desde la I+D hasta la distribución, se rija por reglas de acción claras y transparentes basadas en objetivos y métricas referidos al interés público. Eso, a su vez, exige una clara alineación entre el interés público nacional y el global.

El primer y más importante paso es adoptar un sentido de misión que ponga las inversiones públicas y privadas al servicio de un objetivo común claro: el desarrollo de una o más vacunas eficaces contra la COVID‑19 que puedan producirse rápidamente a escala global y ponerse a disposición de todas las personas en forma gratuita. Esto demanda reglas firmes en lo referido a la propiedad intelectual, la fijación de precios y la fabricación, en cuyo diseño y fiscalización se deben valorar la colaboración y solidaridad internacional en vez de la competencia entre países.

En segundo lugar, para acelerar los avances y así maximizar el impacto sanitario, es necesario orientar el ecosistema de innovaciones hacia el uso de la inteligencia colectiva. La ciencia y la innovación médica prosperan y progresan cuando los investigadores intercambian y comparten el conocimiento en forma abierta, lo que les permite basarse en los éxitos y fracasos ajenos en tiempo real.

Pero el modelo científico privatista actual, en cambio, promueve la competencia y el secretismo, pone la aprobación regulatoria en los países ricos por encima de la accesibilidad y del impacto sanitario en el nivel mundial, y alza barreras a la difusión de la tecnología. Y si bien los fondos de licencias voluntarias (fondos de patentes) como el que Costa Rica propuso a la Organización Mundial de la Salud pueden ser útiles, corren el riesgo de ser ineficaces, en la medida en que se permita a empresas comerciales privadas mantener el control de tecnologías y datos fundamentales (que se desarrollaron gracias a la inversión pública).

Además, es esencial una orientación colectiva para seleccionar e implementar las vacunas potenciales más prometedoras. De lo contrario, la autorización de comercialización puede ir para la candidata con mejores recursos en vez de la más adecuada.

En tercer lugar, los países deben tomar la delantera en crear y reforzar capacidades de fabricación, en particular en el mundo en desarrollo. Aunque para contar con una vacuna eficaz contra la COVID‑19 tal vez haya que esperar entre doce y dieciocho meses, hay que hacer ahora mismo un esfuerzo concertado para preparar las infraestructuras y capacidades públicas y privadas que se necesitarán para producir en poco tiempo los miles de millones de dosis necesarias.

Como todavía no sabemos cuál de las vacunas resultará más eficaz, es posible que debamos invertir en una amplia variedad de activos y tecnologías. Esto supone un riesgo tecnológico y financiero que sólo puede superarse con la ayuda de estados emprendedores respaldados por la financiación colectiva orientada al interés público, provista por ejemplo por bancos nacionales y regionales de desarrollo, el Banco Mundial y fundaciones de beneficencia.

Por último, cualquier programa de desarrollo de vacunas debe incluir desde el primer momento condiciones que garanticen un acceso global, equitativo y asequible. De ese modo la inversión pública se estructurará no tanto como una mera subvención o corrección de fallos del mercado, sino más bien como una fuerza configuradora del mercado proactiva y orientada al interés público.

El precio de las vacunas para la COVID‑19 debe reflejar tanto la importante contribución pública a su desarrollo cuanto la urgencia y magnitud de la crisis sanitaria global. Debemos trascender las declaraciones de principios y los compromisos genéricos, para introducir en cambio condiciones concretas que permitan la gratuidad de las vacunas en el lugar de uso. Las autoridades también deben considerar la aplicación de licencias obligatorias para que los países puedan hacer un uso óptimo de las herramientas y tecnologías disponibles.

Es fundamental contar con mecanismos de compra colectivos que garanticen una distribución justa y un acceso global equitativo a las nuevas vacunas que vayan desarrollándose. El objetivo principal debe ser evitar que las economías avanzadas monopolicen el suministro global o no dejen lugar para la demanda de los países más pobres.

Ante la crisis de la COVID‑19 el modelo habitual no sirve. En momentos en que todo el mundo se moviliza contra la pandemia, con llamados a la formación de una alianza global, conferencias de donantes, reuniones del G20 y la próxima Asamblea Mundial de la Salud de este año, tenemos una oportunidad que no podemos desaprovechar. Estos esfuerzos colectivos deben incluir normas de acción claras y fiscalizables para que todas las partes se comprometan a seguir un enfoque integral para la innovación sanitaria basado en el interés público, que es contar con una vacuna eficaz para la COVID‑19 que pueda ponerse en poco tiempo a disposición de todos en forma gratuita.

El desarrollo de una vacuna eficaz y de acceso universal para la COVID‑19 es una de las tareas más cruciales del tiempo en que nos tocó vivir. Y sobre todo, es la prueba definitiva para saber si el resultado de la cooperación global entre el sector público y el privado (que las autoridades presentan como esencial) será maximizar el suministro de bienes públicos o las ganancias privadas.

(*) Mariana Mazzucato, Professor of Economics of Innovation and Public Value and Director of the UCL Institute for Innovation and Public Purpose (IIPP), is the author of The Value of Everything: Making and Taking in the Global Economy (Allen Lane 2019).

(**) Els Torreele is Executive Director of the Médecins Sans Frontières Access Campaign.

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (Mariana Mazzucato (*), Els Torreele (**)) Economía Wed, 06 May 2020 10:49:05 -0300
Razones para bajar las tasas muy por debajo de cero | Kenneth Rogoff https://fundamentar.com/economia/item/6365-razones-para-bajar-las-tasas-muy-por-debajo-de-cero https://fundamentar.com/economia/item/6365-razones-para-bajar-las-tasas-muy-por-debajo-de-cero Caricatura del titular de la FED, Jerome Powell

Aquellos que ven la aplicación de tipos de interés negativos por parte de los bancos centrales como algo excesivo tal vez deban reconsiderarlo. Ahora mismo, en Estados Unidos, la Reserva Federal (con el apoyo implícito y explícito del Tesoro) va camino de dar respaldo a casi todas las deudas de la economía (privadas o de los gobiernos de nivel estatal y municipal). Muchos otros gobiernos se han sentido obligados a tomar medidas similares. Una crisis que (esperamos) sólo ocurre una vez en un siglo exige una intervención gubernamental a gran escala, pero ¿quiere decir eso prescindir de los mecanismos de asignación basados en el mercado?

El respaldo crediticio indiscriminado es buena idea si se parte del supuesto de que las presiones recientes en los mercados sólo fueron una contracción de liquidez transitoria que se resolverá pronto, cuando después de la COVID‑19 haya una recuperación fuerte y sostenida. Pero ¿y si esa recuperación rápida no se materializa? ¿Si, como uno sospecha, le lleva años a la economía de Estados Unidos y del mundo volver a los niveles de 2019? Si así fuera, no parece probable que todas las empresas sigan siendo viables, o que todos los gobiernos de nivel estatal y municipal conserven la solvencia.

Lo más seguro es que nada será igual. Se destruirá riqueza en proporciones catastróficas, y las autoridades deberán hallar un modo de asegurar que, al menos en algunos casos, los acreedores asuman una parte de las pérdidas, proceso que llevará años de negociaciones y litigios. Para los abogados especializados en quiebras y los cabilderos habrá grandes beneficios (derivados en parte de presionar a los contribuyentes para que paguen por el cumplimiento de las garantías de rescate). Será un desastre indescriptible.

Ahora, imaginemos que para apuntalar los mercados, en vez de limitarse a proveer garantías, la Fed pudiera llevar la mayoría de los tipos de interés a corto plazo de la economía cerca o por debajo de cero (Europa y Japón ya han incursionado en territorio negativo). Supongamos que para oponer resistencia a la actual búsqueda de refugio en la deuda pública, los bancos centrales fueran más allá y bajaran las tasas de referencia a corto plazo, digamos, a –3% o menos.

Para empezar, igual que los recortes de tasas en los viejos tiempos de los tipos de interés positivos, las tasas negativas salvarían del default a muchas empresas, estados y ciudades. Con una implementación correcta (y los datos empíricos recientes lo avalan cada vez más), las tasas negativas pueden, a la manera de la política monetaria normal, reforzar la demanda agregada y aumentar el nivel de empleo. Así que antes de lanzarse a reestructurar deudas por doquier, ¿no sería mejor probar una dosis de estímulo monetario normal?

La factibilidad y eficacia de los tipos de interés muy negativos depende de una serie de medidas básicas. La más importante, que hasta ahora no ha tomado ningún banco central (incluido el BCE) es impedir el atesoramiento de efectivo a gran escala por parte de empresas financieras, fondos de pensiones y aseguradoras. Para ello debería bastar alguna combinación de regulación, comisiones dependientes de la duración para los redepósitos a gran escala de efectivo en el banco central y retirada de los billetes de alta denominación.

No es física nuclear (¿o debería decir virología?). Descartado el atesoramiento de efectivo a gran escala, la cuestión del traslado de los tipos de interés negativos a los depositantes bancarios (la mayor preocupación) queda eliminada. Incluso sin evitar totalmente el atesoramiento (algo arriesgado y costoso), para los bancos europeos ha sido cada vez más factible el traslado de las tasas negativas a los grandes depositantes. Y los gobiernos no cederían mucho al brindar a los pequeños depositantes protección total contra las tasas negativas. Repito, con suficiente tiempo y planificación adecuada, es fácil de hacer.

Los tipos de interés negativos han generado un sinfín de objeciones, pero en su mayoría son producto de un razonamiento confuso o admiten una solución fácil, como examino en mi libro de 2016 sobre el pasado, el presente y el futuro del dinero, así como en escritos relacionados. Donde también explico por qué no hay que pensar en los «instrumentos monetarios alternativos» (por ejemplo la flexibilización cuantitativa y el helicóptero monetario) como formas de política fiscal. Si bien una respuesta fiscal es necesaria, también lo es en gran medida la política monetaria, que es la única que opera sobre el crédito en toda la economía. Hasta que la inflación y el tipo de interés real salgan del pozo, sólo una política de tipos de interés efectivos muy negativos puede funcionar.

El uso de esa política en las economías avanzadas también sería una enorme bendición para las economías emergentes y en desarrollo, muy afectadas por el abaratamiento de los commodities, la fuga de capitales, el alto endeudamiento y tipos de cambio desfavorables (además de estar enfrentando las primeras etapas de la pandemia). Incluso con tasas negativas, muchos países todavía necesitarán una moratoria de deudas. Pero un dólar más débil, un crecimiento global más firme y una reducción de la fuga de capitales ayudarían, sobre todo en el caso de los mercados emergentes más grandes.

Lamentablemente, en la revisión de instrumentos de política de la Reserva Federal en 2019, la implementación de tipos de interés muy negativos quedó en la práctica descartada, lo que limitó la capacidad de la Fed frente a la pandemia. Los cabilderos de bancos influyentes los detestan, aun cuando bien implementados no tienen por qué afectar las ganancias de los bancos. Y parte de la culpa es de los economistas, hipnotizados por la presencia de interesantes resultados contrarios a la intuición que surgen en las economías cuando realmente hay un límite inferior de cero para los tipos de interés.

La implementación de emergencia de tipos de interés muy negativos no resolverá todos los problemas actuales, pero sería un primer paso. Si (como parece cada vez más probable) el tipo de interés real en equilibrio en los próximos años va camino de ser más bajo que nunca, es hora de que los bancos centrales y los gobiernos hagan un urgente y detenido examen de la idea.

(*) Profesor de Economía y Políticas Públicas en Harvard. Fue jefe de economistas del FMI entre 2001 y 2003.

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (Kenneth Rogoff (*)) Economía Tue, 05 May 2020 11:51:18 -0300
Santa Fe habilitará reactivación en pequeños municipios. Grandes ciudades deberán esperar https://fundamentar.com/provincial/item/6360-santa-fe-habilitara-reactivacion-en-pequenos-municipios-grandes-ciudades-deberan-esperar https://fundamentar.com/provincial/item/6360-santa-fe-habilitara-reactivacion-en-pequenos-municipios-grandes-ciudades-deberan-esperar Santa Fe habilitará reactivación en pequeños municipios. Grandes ciudades deberán esperar

Tras recibir propuestas de los intendentes, el comité de crisis provincial definió que los municipios con menos de 5 mil habitantes podrán retomar algunas actividades comerciales. Borgonovo ratificó que en Rosario y Santa Fe seguirá todo como hasta ahora; también deberá esperar la salida recreativa

Este miércoles la provincia de Santa Fe informó que luego de evaluar propuestas de distintas intendencias aceptarán habilitar algunas actividades laborales en municipios con menos de 5 mil habitantes. En tanto, en grandes aglomerados como Santa Fe y Rosario la rigidez de la cuarentena seguirá funcionando como hasta ahora.

Sin la presencia del gobernador Omar Perotti, tuvo lugar la reunión del comité de crisis provincial encabezado por la vicegobernadora Alejandra Rodenas y el ministro de gobierno Esteban Borgonovo. Ambos pusieron de manifiesto ante resto del comité las inquietudes que acercaron desde distintas localidades de la provincia en relación a salud y protocolos de cuarentena.

Previo al anuncio, el senador departamental por Rosario, Marcelo Lewandowski, manifestó que más allá de algunos pedidos particulares de municipios más pequeños, por ahora, las cabeceras con mayor concentración poblacional deberán esperar un poco más para ampliar la habilitación comercial y para la salida de esparcimiento.

En ese sentido aseguró que “por el momento dentro del Gran Rosario no se puede tocar nada, se sigue como hasta ahora”. Aclaró que en algunos casos las restricciones no tienen que ver específicamente con la densidad poblacional. De hecho hay pequeñas localidades que integran el Gran Rosario pero que debido a su cercanía con la cabecera, no pueden flexibilizar su circulación.

Luego de la reunión del comité de crisis y ratificando los dichos de Lewandowski, Borgonovo anunció que el aislamiento en Rosario y Santa Fe seguirá bajo la misma modalidad, pero habrá novedades en relación a poblaciones con baja densidad poblacional. En estos casos aprobarán pedidos para comenzar a reactivar ciertas actividades bajo los protocolos correspondientes.

“Hay dos situaciones en la provincia, el aglomerado Rosario y Santa Fe se mantienen igual, en el resto estamos pensando en exceptuar actividades”, explicó el ministro. Entre los pedidos de excepciones para localidades con menos de 5 mil habitantes aparecen: obras menores, cobranzas a domicilios, talleres mecánicos, lavaderos y casos especiales en comercio minorista.

En relación al abastecimiento de insumos de salud, informó que “el comité acompaña y legitima comprar insumos en el exterior porque en el país no se pueden comprar con la celeridad requerida”. Esto refiere específicamente a insumos de primera necesidad.

Con respecto al tema, Alejandra Rodenas consideró: “Los insumos médicos son una gran preocupación ya que la pandemia nos puso ante un nuevo paradigma, tuvimos que salir a comprar y la adquisición implica dilaciones, es muy difícil comprar en un mundo donde esos insumos están escaseando”.

Por último, la vicegobernadora analizó que desde la provincia se está llevando adelante “una tarea ejemplar” en relación al tratamiento de la pandemia, y aseguró que “las decisiones del gobernador son las medidas acertadas”.

Gigliani pide excepciones en Rosario

A través de un proyecto de Decreto la Concejala Fernanda Gigliani, -quien preside la Comision de Planeamiento del Concejo Municipal- le solicitó al Intendente Pablo Javkin que gestione ante el Gobernador de la provincia exceptuar a las trabajos de albañilería y otros oficios complementarios como la herrería, carpintería, pintura, electricidad y plomería de las restricciones impuestas en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio.

La edila plantea que esta apertura de actividades se realice paulatinamente, con obras y mejoras en viviendas que no involucren a más de cuatro trabajadores simultáneamente. Para la iniciativa se considera también la intervención eventual de profesionales que supervisen las tareas y la participación coordinada de los demás oficios ligados y complementarios a la ejecución de esta escala de obras.

Al respecto, la concejala recordó que ya hay siete provincias que avanzaron en la habilitación paulatina de este rubro luego de que sus gobernadores elevaran el pedido a Nación. De esta manera instó al intendente municipal a acercarle la propuesta al gobernador Omar Perotti.

Ante la posibilidad de avanzar con la iniciativa, consideró: “Nos parece correcto avanzar en mecanismos que permitan la reactivación paulatina de la actividad de la construcción, sabemos que esta industria es definida como uno de los motores de la economía, consumidora de insumos provenientes de otros sectores y demandante de mano de obra con diferentes grados de especialización”.

En Santa Fe piden reactivar

El intendente Emilio Jatón y el secretario General del municipio, Miguel González, mantuvieron reuniones este miércoles, con sectores productivos de la ciudad que solicitan retomar las actividades en lo inmediato para reactivar sus economías. Por videoconferencia, las autoridades municipales dialogaron con representantes de la Cámara de la Construcción, la Uocra y los colegios que nuclean a profesionales. Posteriormente se hizo lo propio con referentes de la Unión Industrial de Santa Fe (UISF)

Respecto al primer sector mencionado, desde la secretaría de Obras y Espacio Público del municipio analizaron las distintas posibilidades para retomar la actividad en el sector de obras privadas, tomando los recaudos de higiene y seguridad necesarios para los trabajadores. De ese modo, se evaluaron los criterios a adoptar en la reactivación de la actividad (sea por escala de obra, rangos de trabajadores por superficie o cantidad de personal) y las consideraciones referidas al traslado de los operarios, acordando que el modo de hacerlo debería ser en vehículos personales, con un límite de dos personas por automóvil.

A partir de la propuesta de la Municipalidad se intercambiaron opiniones e inquietudes y el resultado final se elevará al Gobierno provincial, encargado de tomar las definiciones en cuanto a la obra privada, dado que la obra pública está exceptuada del aislamiento.

Durante la reunión con los integrantes de la Unión Industrial, se discutió la necesidad de generar los protocolos para reabrir las plantas que aún permanecen cerradas. Si bien algunas empresas ya cuentan con ellos, como el caso de la industria de los alimentos, es importante establecer pautas para readaptar las industrias de modo que puedan volver al trabajo.

En la ciudad, alrededor del 60% de las industrias no está trabajando, ya que no forma parte de las excepciones. En ese marco, se acordaron propuestas para evaluar el funcionamiento de las que todavía no pueden abrir sus puertas. 

En esta instancia, el Ejecutivo municipal se convertirá en el nexo entre las industrias y el gobierno provincial para llevar las propuestas que permitan retomar las distintas actividades.

FUENTE: El Ciudadano

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray) Santa Fe Wed, 29 Apr 2020 23:10:19 -0300
La provincia dio a conocer el cronograma salarial: se extiende del 4 al 12 de mayo https://fundamentar.com/provincial/item/6359-la-provincia-dio-a-conocer-el-cronograma-salarial-se-extiende-del-4-al-12-de-mayo https://fundamentar.com/provincial/item/6359-la-provincia-dio-a-conocer-el-cronograma-salarial-se-extiende-del-4-al-12-de-mayo La provincia dio a conocer el cronograma salarial: se extiende del 4 al 12 de mayo

Después de haber puesto en dudas el pago de los sueldos de abril en tiempo y forma, el Ministerio de Economía de la provincia anunció el cronograma que comenzará el próximo lunes. Amsafe había rechazado “cualquier intento de ajuste sobre los salarios”.

Después de dos semanas de incertidumbre, finalmente el Ministerio de Economía de la provincia publicó el cronograma de pago de sueldos a los agentes públicos correspondientes al mes de abril, que comenzará a efectivizarse a partir de este lunes 4 de mayo y se extenderá hasta el martes 12. Las autoridades superiores no tienen fecha de cobro.

El gobierno provincial había puesto en duda el pago en tiempo y forma de los salarios de abril debido a la abrupta caída de la recaudación consecuencia de la parálisis económica por las medidas de aislamiento social adoptadas para mitigar la pandemia del coronavirus.

El ministro de Economía de la provincia, Walter Agosto, y el secretario de Trabajo, Juan Manuel Pusineri, habían puesto en duda el pago de los sueldos, lo que generó malestar e incertidumbre entre los trabajadores y en los gremios del sector público.

Este miércoles, pocas horas antes de la publicación del cronograma, Amsafe emitió un fuere comunicado en rechazo a las declaraciones del secretario de Trabajo de la provincia en el cual repudiaron “cualquier intento de ajuste sobre el salario de los trabajadores y las trabajadoras”.

“Nuestros salarios tienen carácter alimentario, por lo que no podemos prescindir de él ni aceptar retrasos, cronogramas extendidos o amenazas de falta de fondos. La aprobación de la Ley de Necesidad Pública y el envío de fondos nacionales a las provincias otorgaron al gobierno las herramientas necesarias para garantizar el pago de salarios”, indicaron desde el gremio docente.

“En la Argentina es necesario un ingreso superior a 42 mil pesos para no caer bajo la  línea de pobreza. El gobierno provincial debe avanzar en medidas impositivas sobre las grandes riquezas y corporaciones, y de ninguna manera castigar a quienes menos tienen”, añadieron desde Amsafe.

El cronograma completo

Lunes 4 de mayo: Pasivos a los que les corresponde percibir un monto de bolsillo de hasta 36.000 pesos. Escalafón policial a percibir un monto de bolsillo de hasta 34.000 pesos.

Martes 5 de mayo: Activos a los que les corresponde percibir un monto de bolsillo de hasta 24.000 pesos. Escalafón policial a percibir un monto de bolsillo superior a 34.000 y hasta 56.000 pesos.

Miércoles 6 de mayo: Activos a los que les corresponde percibir un monto de bolsillo superior a 24.000 pesos y hasta 34.000 pesos. Docentes de Escuelas Privadas Transferidas 2º Convenio. Escalafón policial a percibir un monto de bolsillo superior a 56.000 pesos.

Jueves 7 de mayo: Activos a los que les corresponde percibir un monto de bolsillo superior a 34.000 y hasta 43.000 pesos. Docentes de Escuelas Privadas Transferidas 1º Convenio.

Viernes 8 de mayo: Activos a los que les corresponde percibir un monto de bolsillo superior a 43.000 pesos y hasta 56.000 pesos. Docentes de Escuelas Privadas Históricas. Docentes a los que les corresponde percibir un monto de bolsillo superior a 43.000 pesos.

Lunes 11 de mayo: Resto de activos a los que les corresponde percibir un monto de bolsillo superior a 56.000 pesos.

Martes 12 de mayo: Resto de pasivos a los que les corresponde percibir un monto de bolsillo superior a 36.000 pesos.

FUENTE: El Ciudadano

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray) Santa Fe Wed, 29 Apr 2020 23:04:30 -0300