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Sábado, 18 Abril 2020 08:44

Si no duermo yo, no duerme nadie

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Los problemas al interior de los Estados Unidos desvelan a Donald Trump e impulsan a su administración a buscar fuera de sus fronteras alguna victoria política, aunque sea catalogando como enemigo al único organismo que gestiona la salud a nivel (casi) universal y golpeando al sistema que supo construir por más de 50 años.

Donald pateó el tablero

Los acontecimientos en los Estados Unidos y sus acciones en el plano internacional van tomando una vertiginosidad importante en un lapso corto de tiempo, como hacía tiempo no se veía. Empecemos fronteras adentro.

El sábado pasado, la gran potencia del norte supero a Italia con más fallecimientos por COVID-19, convirtiéndose en el país con más muertes en todo el planeta. Hoy, viernes 17, contabiliza casi 35.000 fallecidos. El panorama sanitario comienza a tener sus impactos políticos, acelerados por la propia coyuntura.

La oposición demócrata ya comenzó a mover sus fichas. Tras la renuncia de Bernie Sanders a seguir compitiendo por la candidatura presidencial, se vio un rápido reacomodamiento partidario detrás de la figura de Joe Biden, que aprovecha cada momento para tirarle encima la responsabilidad a Trump del momento que vive Estados Unidos.

El presidente tenía, al menos en un primer momento, dos fichas importantes para jugar en la partida por su reelección. Una era la división al interior del Partido Demócrata. La otra era la buena marcha de la economía. Esta semana se conoció que 22 millones de norteamericanos hicieron pedido de su seguro de desempleo en las ultimas 4 semanas, tras el cimbronazo económico provocado por la pandemia, que rápidamente se trasladó al empleo. Dicho de otro modo, Donald perdió las dos fichas que tenía al comienzo del partido.

Una de las clásicas tácticas de recuperación de la iniciativa política de los gobiernos norteamericanos, ha sido buscar afuera lo que no se consigue adentro. O sea, utilizar la influyente política exterior para contrapesar reveses en la política doméstica. En ese contexto, el Presidente anuncio el miércoles que instaba a su gobierno a suspender el apoyo financiero a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en plena pandemia.

¿Las razones? Donald dice que juega para China. "Su confianza en los datos de China quizás causó un incremento de 20 veces más en el número de casos en el mundo", tiró. Y no se quedó ahí: además de cortar el chorro de plata, anunció que iniciaría una investigación sobre el accionar del organismo en “la mala gestión y el encubrimiento de la expansión del virus”. Hay que ver hasta dónde va Trump. Es una táctica habitual en él negociar de esta forma. Juega al policía bueno y al policía malo con una rapidez inusitada.

La OMS, organismo dependiente de las Naciones Unidas, es una expresión más del orden multilateral construido por los norteamericanos luego de la segunda posguerra. No voy a ahondar en el tema; solo vamos a reiterar que la Administración Trump viene retirándose de los esquemas multilaterales que Estados Unidos edificó y lideró por décadas. ¿Alguien ve a EE.UU. trabajando con la ONU? Lo dijo el ex canciller Jorge Taiana en estos días: “es sorprendente que el Consejo de Seguridad, el órgano más importante de la ONU, todavía no se haya reunido ni una vez”.

La OMS se financia tanto por aportes gubernamentales como por “donaciones” del sector privado. El principal aporte estatal del organismo, proveniente de Washington, será interrumpido en medio de una pandemia global.

La medida no sólo tiene que ver con el afán de Donald de recuperar cierto discurso antiglobalista que lo catapultó a la presidencia en 2016. Recordemos que utilizó mucho la lógica de “yo no voy a usar los impuestos de los estadounidenses para mantener a los demás”. Si no que también acelera una tendencia presente desde hace algunos años: mientras Estados Unidos se retira de los espacios ‘globales’, China los va llenando.

El gigante asiático profundiza una estrategia globalista presente desde hace algunos años y, en el afán de sacarse el mote de “origen del virus”, reparte insumos, barbijos por acá, respiradores por allá, elogia a la OMS y se pone en el papel de “amigo del mundo”; rol jugado por Estados Unidos hasta no hace mucho.

Es imposible saber hoy cómo termina todo esto. Dejo dos lecturas cortas de gente que sabe mucho más que yo para comprender mejor lo que pasa:

Haciendo una interesante analogía entre los ritmos de contagio y la aceleración de tendencias globales, Esteban Actis y Julieta Zelicovich, dos docentes de mi querida facultad de Ciencia Política y RRII, explican concisa y claramente cuáles son los escenarios que se pueden desprender de esta coyuntura (Ver acá). 

Henry Kissinger, uno de los principales estrategas norteamericanos del siglo XX y partícipe fundamental en la construcción de la todapoderosa potencia mundial, dice que la supremacía estadounidense se terminó. Apuesto mis birras de cuarentena que lo leyeron en la Casa Blanca. El artículo está en inglés (Ver acá), salió en Wall Street Journal, y para leerlo hay que registrarse. Pero Telma Luzzani hace un buen resumen en Página 12 (ver acá). 

Acá mando yo

Mucho se dijo de la pérdida de poder de Jair Bolsonaro al interior de la estructura de poder en Brasil. Rumores que oscilaban entre la presidencia tutelada y la inminente salida del presidente del Palacio del Planalto.

El conflicto entre Bolsonaro y Luiz Henrique Mandetta, su Ministro de Salud, fue escalando con el correr de los días. Luego de que el presidente quiso sacarse de encima al Ministro y no pudo, fundamentalmente porque las FF.AA. lo frenaron, Mandetta se subió al poni y comenzó a destilar (más) críticas hacia Bolsonaro.

El ahora ex ministro de salud brasileño Luiz Henrique Mandetta | ADRIANO MACHADO - REUTERS
El ahora ex ministro de salud brasileño Luiz Henrique Mandetta | ADRIANO MACHADO - REUTERS

Nadie sabe si en verdad es porque realmente le preocupa la situación sanitaria, o si quiere comenzar a construir su carrera política (ya hay perfiles en Twitter con la consigna “Mandetta 2022”), pero lo cierto es que el Ministro fue a cuanto canal de televisión pudo y exigió un discurso unificado, y mostró su inquietud por la falta de correspondencia entre su discurso que pide cuarentena y el de Bolsonaro que pide que la gente salga a laburar.

En el Planalto y en los cuarteles tomaron esto como una provocación. El martes había medios en Brasil que aseguraban que los militares habían tomado las declaraciones de Mandetta a Rede Globo como una mojada de oreja. “No veo Globo”, dijo Bolsonaro cuando le preguntaron qué pensaba de los dichos del Ministro. Y a partir de allí comenzó a sonar con fuerza la versión de un inminente pedido de renuncia.

48 horas bastaron para que Bolsonaro finalmente pueda lograr lo que no pudo hacer la semana pasada. El jueves por la tarde Mandetta anunciaba su “renuncia”, y horas más tarde el presidente presentaba a Nelson Teich, un oncólogo que participó en la campaña presidencial del ex capitán del Ejército, como el nuevo titular de la cartera de salud.

Esta novela entre el Presidente y su Ministro deja en claro dos cosas. La primera es que Bolsonaro todavía tiene (y bastante) capacidad de decisión. La segunda es que los que mueven la balanza, son los militares. Su apoyo al ministro lo mantuvo en el cargo pero, cuando consideraron que se había pasado de la raya, lo mandaron a la casa. Las Fuerzas Armadas son las que más influyen, hoy por hoy, en muchas de las decisiones que toma el gobierno brasileño.

Ah, casi me olvido. Por tercer día consecutivo, Brasil contabiliza más de 200 muertos diarios.

El Grupo de Puebla pone segunda

La parálisis de UNASUR y CELAC imposibilitaron la acción coordinada de los gobiernos del continente para enfrentar al virus. Eso ya lo sabemos y ya lo dije. Re pesado, ya sé.
La novedad fue que el Grupo de Puebla comenzó a moverse de forma más notoria que antes. Recordemos: es una instancia de concertación surgida el año pasado, formada por dirigentes, mandatarios y ex mandatarios progresistas del continente. No es una institución, pero adquiere importancia debido a las personas que lo componen: Evo, Lula, Dilma, Fernando Lugo, Rodríguez Zapatero, Ernesto Samper, Marco Ominami, Leonel Fernández, y un largo etcétera.

El único mandatario en ejercicio que forma parte del Grupo es Alberto Fernández. Si bien el espacio venía teniendo declaraciones esporádicas y reuniones espaciadas, ahora su actividad comienza a tomar visibilidad y sus iniciativas empiezan a resonar más fuerte.

En lo concreto, el Grupo de Puebla viene denunciando el accionar de Bolsonaro en Brasil y de Moreno en Ecuador en el manejo de la pandemia. Ahora, propuso la creación de un salario mínimo mensual en todo el continente para los sectores más vulnerables. Y por otro lado, la coyuntura los impulsó a exigir el fin del bloqueo a Cuba y a Venezuela.

Dos o tres líneas sobre estos dos países.

En Venezuela se está viendo algo impensado meses atrás: el retorno de miles de venezolanos que habían abandonado el país, fundamentalmente desde Colombia. Si bien Maduro tiene bastante controlada la situación sanitaria, la economía muestra fisuras importantes (más graves de las que tristemente persisten en Venezuela desde hace años), y ahora tiene problemas incluso con el abastecimiento de combustible, que es lo único que abunda en el país caribeño.

La otra mención es hacia Cuba. La isla sigue enviando sus brigadas médicas a distintos países del mundo. Angola, Qatar, Italia nuevamente, son algunos de los países que recibieron a los médicos cubanos esta semana. La Cancillería dice que hay 30.000 médicos en 60 países actualmente luchando contra el coronavirus. En Turín, donde no hace mucho el ultraderechoso Matteo Salvini hacía actos multitudinarios, recibían así a los profesionales de la Cuba revolucionaria:

Y acá hay que ver tendencias en Twitter denunciando que hay agentes cubanos en Argentina. Por dio’.

Como para graficar lo que implica el bloqueo, el gobierno de Cuba denunció que Estados Unidos obstaculiza las compras que realiza de respiradores y medicinas. Las empresas proveedoras de la isla, IMT Medical y Autronic, pasaron a formar parte de la corporativa estadounidense Vyaire Medical y los insumos que le habían vendido a la isla no llegaron nunca más.

Los pedidos de ayuda humanitaria a veces suenan fuerte, y otras no tanto.

Bonus track

Bueno, la hice re larga hoy. Lo que pasa es que estoy encuarentenado y uno se copa escribiendo, ¿vio?

Además, algunas cosas van a ser extremadamente difíciles después del encierro. En Malasia, Karex, la empresa que fabrica el 20% de los preservativos a nivel mundial, está hasta las manos. El directivo de la empresa dijo que “el mundo se enfrentará a una penuria de preservativos”. Yo avizoraba una post pandemia con encuentros casuales por todas partes. Quizás no sea tan así (Ver acá) 

Si no fuese trágico por el probable esparcimiento del virus, serían graciosas las cosas que se ven en las manifestaciones de los bolsonaristas en Brasil. Hicieron su propia versión de los ghaneses bailando con el ataúd. Bueno, tampoco es tan gracioso, yo tengo la risa súper fácil. La derecha nunca fue buena para hacer reír, ni acá ni en Brasil.

https://twitter.com/bobdaslabaredas/status/1249501910593347586

Y les dejo el video porque, con el chiste de Boris Johnson de la semana pasada, quedé más sólo que el Papa el domingo de pascua.

Hasta el viernes que viene.

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