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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Mon, 20 May 2024 07:30:33 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Adolescentes en su laberinto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6824-adolescentes-en-su-laberinto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6824-adolescentes-en-su-laberinto Laberinto (1991) - Leonora Carrington

Quien haya convivido con adolescentes, y tenga la suficiente edad para haberse olvidado de sus tiempos juveniles, sabrá reconocer que un “después lo hago”, no se le niega a ningún padre que se precie. Esos pequeños seres a quienes amamos, portan consigo una especie de tormenta, con cambios de humor repentino que al mundo adulto suele dejar descolocado. La inmediatez es lo único que importa y el mediano plazo se transforma en espacio de una dimensión absolutamente desconocida sobre el que no se tiene ninguna pretensión.

En la semana que pasó, las carencias naturales del mundo libertario impusieron la necesidad de relativizar el logro de algunos objetivos en determinado lapso de tiempo. Si el Pacto de Mayo era la referencia de los días por venir, el cual servía de elemento de presión para la sanción de la ley Bases, por estas horas descubrimos, según la retórica presidencial, que ambos instrumentos no serían tan importantes ni definitivos en su realización, ya que las reformas estructurales se harán de una manera u otra. Pasen y vean. Recorrido por días del “después vemos” libertario que esconde más que lo que muestra.

La semana política había comenzado con la “buena” noticia del dato de la inflación de abril que, de acuerdo a lo informado por el Indec, dio 8,8%, confirmando una tendencia a la baja. Apalancados sobre la decisión “populista” de no aplicar los aumentos anunciados sobre las tarifas de gas y luz, el mileismo salió a celebrar el dato como un triunfo en sí mismo. No faltó la participación del presidente en redes ni el coro de operadores periodísticos que nos indican que vamos por el buen camino.

Pero también hubo tiempo para homenajes. A 35 años del triunfo de Carlos Menen en las elecciones que derrotó a Eduardo Angeloz (y a 21 de que defeccionara de la participación en un balotaje contra Néstor Kirchner), en la Casa Rosada se descubrió un busto en honor al ex presidente y que la malicia tuitera encontró con un sugestivo parecido al recordado cantante de soul James Brown. Con la presencia de la familia Menem en pleno, Javier Milei no se amilanó al afirmar que el riojano había sido el mejor presidente de la democracia surgida post dictadura.

Va de suyo que cualquier gobierno busca un ancla en el pasado como forma de legitimación y referenciación política. El libertarismo ha apostado por dos: la acción política de Julio Argentino Roca de hace 140 años y el ya comentado gobierno de los 90’. En ambos casos incurre en contradicciones flagrantes.

Para el primero de ellos, alguien que ha sido considerado el arquitecto del Estado moderno argentino, no deja de ser sugestiva la diferencia teniendo en cuenta que el presidente considera al Estado como una asociación criminal. Y no es que esa clasificación responda a la coyuntura de estos días, sino que se perfecciona con esos indicadores tan discutibles que utiliza el papá de Conan, cuando reivindica los tiempos del “libre” comercio antes de la conformación de los Estado Nación europeos.

Casa en el Laberinto - Yolanda Molina Brañas
Casa en el Laberinto - Yolanda Molina Brañas

Para el segundo y del que buena parte de la población adulta argentina ha sido contemporánea, llama la atención la reivindicación de una figura que, si algo supo hacer bien, fue rodearse de la casta política, empresarial, sindical y hasta artística de aquel tiempo y que, si miramos con atención, unos cuantos de ellos siguen teniendo vigencia por estos días.

La pregunta refiere a qué se podría valorar de la gestión del riojano. La estabilidad lograda vino de la mano de una desocupación que trepó al 17,58% para 1995 y se mantuvo cercana al 15% para 1999, mientras que la pobreza recibida en el orden del 20% en 1989, había crecido al 27% diez años después. Por las características estructurales de la Convertibilidad, cualquier crisis financiera, por más lejana que se produjera en la distancia, afectaba a las cuentas nacionales. Los casos de corrupción se desarrollaron a lo largo de todo su mandato. Los atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA jamás fueron investigados con el profesionalismo debido. Miles de pequeñas y medianas empresas bajaron las persianas. El campo se transformó en una tierra sin valor de la que emigraban para no volver los jóvenes oriundos del lugar. La denigración institucional llegó a tales niveles que se votó alguna ley con un diputado trucho sentado en una banca, y se conformó una mayoría automática en la Corte Suprema que se convirtió en un verdadero lastre público. La explosión de la Fábrica Militar de Río Tercero fue una verdadera ignominia que sirvió para ocultar las pruebas de la vergonzosa e ilegal venta de armas a Ecuador. Las empresas públicas (como YPF o Aerolíneas Argentinas) fueron mal privatizadas por unos pocos dólares, y de esa enajenación surgieron como un grito ahogado los movimientos piqueteros de Salta y Cutral Có.  De la trampa, de la personalización, del individualismo y de la mal entendida picardía política se hizo un culto.

Milei reivindica ese tiempo social con datos falsos (salarios promedio de U$s1800) y sobre la ignorancia de buena parte de sus seguidores que, como un pecado de juventud, se creen con el derecho de ignorar la historia reciente. De alguna forma, la sociedad argentina ya juzgó a Carlos Menem: nadie, más allá de sus seguidores más cercanos, lo tiene como una referencia de horizonte y su muerte, ocurrida bajo el ramplón artilugio de ser una especie de senador vitalicio que le habilitaba los fueros para no quedar detenido, lo sorprendió sin el más mínimo reconocimiento popular. Los honores institucionales son otra cosa.

En ese devenir de tirar todo para adelante, la ley Bases no sólo que no puede ser sancionada sino que ni siquiera el oficialismo logra un dictamen de mayoría (aunque sea con cambios de lo aprobado en la Cámara de Diputados), para que sea tratada en el recinto.

La dificultad por lograr su aprobación, no sólo se sustancia en la atomización de las fuerzas opositoras que ya hemos comentado en artículos anteriores, sino en el propio internismo oficialista, que pretende mostrar como una novedad de valor, que la vicepresidenta Victoria Villarruel se reúna con funcionarios del Poder Ejecutivo para coordinar acciones con el fin de garantizar la sanción en la Cámara de Senadores.

A esta altura del mes y de acuerdo a lo visto en los últimos días, el Senado se encuentra en una situación de bloqueo donde los 33 votos en contra de Unión por la Patria (UxP) parecen estar consolidados, mientras que el oficialismo no logra alcanzar un número mayor. Los días pasan y vale preguntarse cuánto hay de cosmética para la negociación y cuánto de estructural en las negativas de oficialistas y de opositores friendly para llegar a un acuerdo relativamente definitivo.

Laberinto de Horta Barcelona - Freixas Cortés
Laberinto de Horta Barcelona - Freixas Cortés

Para el Ejecutivo, que viene perdiendo articulado de la ley en el camino de manera sistemática parece haber llegado el tiempo de dejar de ceder. Pero eso es sólo una ilusión ante el hipotético escenario de una derrota que quede garantizada por el escaso número de los cuatro votos que le faltan a UxP para hacer caer el proyecto.

Para los opositores amigables, por ejemplo, la sobre exposición del tema RIGI o de la reimposición de ganancias en determinadas provincias (las patagónicas tienen un buen número de trabajadores y trabajadoras que quedarían alcanzados por el impuesto), no son fáciles de aceptar ya que afectan a ciertas regiones de manera determinante. No resulta nada fácil volver a la provincia y explicar que las empresas locales quedarán en una posición de marcada desigualdad frente a las inversiones extranjeras o que, los ya afectados bolsillos, sufrirán aún más recortes al comienzo de cada mes.

Para el libertarismo el problema no radica sólo en la aprobación o no de la ley. También queda condicionado el Pacto de Mayo en Córdoba, ya que, al haber anunciado que su realización dependía del resultado de la mayor (y única) propuesta legislativa del oficialismo, las idas y vueltas vienen siendo constantes. En el término de una semana se anunció que se realizaría igual sin que la ley esté formalmente aprobada, luego que habría “pacto” pero sin invitación a los gobernadores y con una especie de celebración libertaria en las calles de la Docta y este viernes, finalmente, se oficializó que se piensa en junio o julio como fecha de concreción y que tal vez Rosario pueda ser el lugar elegido en el Día de la Bandera. Si es así, sería una excelente oportunidad para que el Poder Ejecutivo Nacional reactive las obras detenidas por falta de fondos en el querido e histórico monumento. Debe reconocerse que en el fondo, a veces, no hay mal que por bien no venga.

Ese ir y venir parece una práctica adolescente que no puede ser ocultada ni siquiera con el colaboracionismo explícito de gobernadores de la talla de Martín Llaryora que, con su cordobesismo congénito a cuestas, en una misma frase puede parecerse al más lúcido de los peronistas, a partir de lo que, se da por sentado, es su acción de gestión en Córdoba y el rol del Estado, como así también al más predispuesto de los libertarios para sacar al país del atraso. “Ventajas” de comportarse dentro del esquema de partidos tipo “catch all” (atrapa todo), donde la principal característica ideológica de cada uno de ellos es que se actúa como si esa condición no existiera. Como diría aquella vieja canción sabinera “como te digo una co’, te digo la o’…”.

Aunque no recaigan sobre los sectores que se habían prometido en la campaña (a quién le importa eso a estas alturas de los acontecimientos), la licuadora y la motosierra parecen ir cumpliendo sus objetivos. Así como transformarse en adulto requiere de bastante más que tener cierta independencia de movimiento de los padres, la política importante, esa que se juega en las grandes ligas, exige más que redes, berrinches autoritarios y encuentros con amigos en el extranjero.

Cinco meses sin ningún proyecto aprobado con interés para el oficialismo en el Congreso, en la etapa que, se supone, se cuenta con mayor empatía social, muestra los límites del libertarismo que supimos conseguir. Habrá que ver si madura…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 19 May 2024 11:23:29 -0300
Reescribir la historia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6786-reescribir-la-historia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6786-reescribir-la-historia Reescribir la historia

Con la proa puesta al debate del domingo 1º de Octubre en Santiago del Estero, los tres candidatos más importantes sobrellevaron la última semana de setiembre con distintas estrategias de campaña. Javier Milei se “guardó” por unos diez días. Su equipo de comunicación no resultó nada preciso en explicar las razones, en una semana en donde el ministro de Economía debía, de acuerdo a lo establecido por ley, dejar de realizar anuncios de cara a la gestión, cuestión que ha resultado fundamental para que Sergio Massa haya comenzado a aparecer competitivo, mientras que Patricia Bullrich, a la vez que se muestra con el conjunto de gobernadores e intendentes electos del propio espacio, lucha denodadamente para que el mismísimo Mauricio Macri cambie su estrategia política de desgaste interno a los propios y a los no tan propios.

La ausencia del economista, sirvió para hacer visible a parte de la estructura política que, se da por descontado, se referencia en su conducción y el resultado dejó varios elementos a la vista. Uno de ellos, su forma de entender los hechos sociales y políticos que brindan los procesos históricos. Recorrido por días donde algunos desean reescribir la historia de una forma muy particular. Pasen y vean. Están todos y todas invitadas.

En el día a día de la política, mucho más en la cotidianidad de una campaña electoral, los espacios se ocupan. A fuerza de apoyo mediático, inteligencia discursiva y votos en las urnas, Milei supo ganarse una centralidad que no siempre se puede mantener de manera constante y el efecto sorpresa parece estar pasando. La dolarización, la utilización de vouchers para la educación o la dinamita sobre el Banco Central hace un tiempo que dejaron de ser novedad en el formato de la promesa. La campaña atraviesa esa etapa donde, con los candidatos ya consolidados, empieza el período de re pregunta del cómo hacer aquello que se promete. Podrá hacerlo la prensa especializada en el mano a mano de una entrevista o será el mismo electorado quien busca los canales apropiados para descubrir el cómo se hará de aquello que pueda interesarle.

Cuando, en un contexto como el descripto, un dirigente se guarda (por las razones que fueren y más allá de las operaciones que desarrollen para explicarlas), ese espacio debe ocuparlo alguien propio que represente de alguna manera las formas y el fondo del proyecto.

En la semana que pasó, resulta indistinto descubrir si fue planificado, producto de las carencias, las casualidades o las causalidades, el espacio libertario se vio representado por tres referentes que fueron más allá que el propio líder en esto de cuestionar ciertos procesos históricos: si Milei puso el inicio de los males argentinos en la implementación del voto libre, secreto y universal que consagró a Hipólito Irigoyen como el primer presidente elegido a través del voto popular, sus acólitos fueron mucho más allá en el tiempo y en lo conceptual.

Rodrigo Marra, candidato a Jefe de Gobierno porteño, en un formato casi adolescente, reivindicó el españolismo como algo bueno per se, no le prestó demasiada atención al genocidio perpetrado por la conquista, criticó la mirada con la que ha trabajado el Canal Paka Paka el proceso y, con sus dichos (aparentemente se lo contó la madre que es profesora de historia), terminó referenciando al espacio individual, íntimo y privado como una fuente superior del saber.

Emilio Ocampo, asesor del candidato libertario e hipotético presidente del Banco Central, cuestionó la figura de José de San Martín, negándole la idea de paternidad de la Patria, “ya que nos abandonó” y como todos sabemos un buen padre no abandona a sus hijos. Aquí prevalece una doble deslegitimación a todo lo que el correntino expresa: a la idea de lo que representa su figura como artífice de una América independizada y al mito fundante de una argentinidad que supo retratarlo de diversas maneras, sea desde el héroe impoluto o desde el reflejo de un hombre imperfecto pero con un definitivo compromiso con la tierra que había nacido. Tal vez habría que ahondar en ciertos lazos familiares de Ocampo que, a la sazón, resulta descendiente directo de Carlos Alvear, enemigo político de San Martín.

Por su parte, el economista Martín Krause, supuesto referente del área de educación del mundo libertario, planteó la irresponsable, estigmatizante y provocadora pregunta sobre si no hubiera sido mejor que a la Gestapo la integrasen argentinos. Afirmó: “Porque en vez de matar 6 millones de judíos hubieran sido menos. Hubiera habido coimas, ineficiencias o se hubieran quedado dormidos, pero eran alemanes. Ese fue el problema que hubo”. El comentario recibió cuestionamientos de todo tipo y color pero refleja, antes que nada una forma, bastante cínica por cierto, de concebir la vida comunitaria.

Los tres ejemplos sirven para preguntarnos si los integrantes de este libertarismo del siglo XXI son ignorantes o negadores. Si son brutos o perversos. O sí, en definitiva, no son un poco de cada una de esas cosas. En esta forma de abordar la historia, aparecen dos diferencias de grado con lo que hemos conocido hasta el presente.

En lo reciente, el macrismo que resulta primo hermano de ciertas formas del libertarismo, ponía el foco de nuestros problemas en la irrupción del peronismo como hecho social, económico y político. El quid de la cuestión radicaba en los 70 años de vigencia del movimiento fundado por Juan Perón y Eva Duarte. El kirchnerismo, como el mejor y más actual alumno de esa prosapia, debía ser extirpado de la vida social argentina. Era (y es) la lógica del enemigo presente.

En el Macri iletrado, tan digno representante de la derecha actual y tan contrapuesto a la de los comienzos del siglo XX, anida por su origen un desprecio de clase y un rencor añejo, el cual se apalanca en la fachada de una posmodernidad que habría permitido cierto desarrollo humano producto del ADN de otras nacionalidades y etnias.

En lo más antiguo, fue el llamado revisionismo histórico el que puso blanco sobre negro en la forma de entender los hechos del pasado, en encontrar lo que se había ocultado y en reivindicar muchas formas que avergonzaban a nuestras elites. Así descubrimos por ejemplo, que San Martín era mestizo, que Belgrano ya no fue sólo el creador de la bandera sino un hombre con una convicción tal que, siendo abogado, la coyuntura y sus convicciones lo llevaron a convertirse en militar, y que en el norte del país un hombre de la talla de Martín Miguel de Güemes había sido fundamental en la consolidación del proceso independentista.

Pero en esas diferencias irreconciliables, la historiografía mitrista y la revisionista, ponían el eje en algún punto común. El período que va de mayo de 1810 a julio de 1816 podía ser interpretado de múltiples maneras, pero existía un consenso mínimo en una idea de argentinidad.

En su mirada sobre lo histórico para, de alguna manera, poder explicar el presente, el libertarismo argentino niega cualquier tipo de coincidencia preexistente. Ya no se trata sólo del negacionismo de Victoria Villarruel y de su militancia para reivindicar el terrorismo de Estado como forma de disciplinamiento colectivo, sino de reescribir y dar otra impronta a una historia sobre la que existían mínimos consensos.

En los tres ejemplos de la semana y en su relación de parentesco con el macrismo, lo que subyace es una especie de construcción de sentido sobre la inevitable e irrefrenable fatalidad argentina, fenómeno de construcción discursiva y política que no es nueva, pero que en los tiempos de ciertas derechas fulgurantes, cobra nuevos sentidos.

Sobre el 120% de inflación anual, o sobre el 40% de pobreza que se confirmó esta semana, se monta un sentimiento de vergüenza de lo que somos y de lo que no pudimos ser que intenta borrar cualquier vestigio de cosa común que nos sintetice. En este sentido, la tensión de la díada casta/no casta, opera antes como instrumento electoral que como posible ordenador con un principio de justicia de vida social. Basta ver los lineamientos políticos que ha ido construyendo Milei en este último tiempo entender el carácter relativo de la grieta que propone.

Queda por insistir entonces, en la infatigable tarea de estar atentos. El andamiaje libertario no opera exclusivamente sobre la hipotética efectividad de sus delirantes propuestas sino que, previamente, deberá deconstruir una forma de entender aquello que hemos sido en el pasado antiguo y en el reciente. Sus promesas no se asientan sólo en la necesidad de barrer con todo lo que, supuestamente está mal, sino que necesita de un anclaje conceptual que le dé sentido en una historicidad donde habríamos hecho todo mal. La culpa como motor justificador de las transformaciones que nos harían volver, tal el deseo del libertarismo, a un estado casi precapitalista. Si algo ha tenido de bueno la coyuntura de este electoral 2023, es que ha mostrado claramente la especificidad de algunas propuestas ideológicas. La verdad está al alcance de la mano. Sólo queda saber interpretarla en términos políticos.

 (*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 01 Oct 2023 09:14:08 -0300