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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Tue, 14 May 2024 16:01:50 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es La Integración Verdadera No Vive Solo de Intenciones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/2744-la-integracion-verdadera-no-vive-solo-de-intenciones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/2744-la-integracion-verdadera-no-vive-solo-de-intenciones La Integración Verdadera No Vive Solo de Intenciones

Se afirma que el Mercosur constituiría, hoy, más un obstáculo que un catalizador del desarrollo. Sería mejor, dicen, hacer que el bloque retroceda de unión aduanera a área de libre comercio, a ejemplo de lo que se propone la Alianza del Pacifico. La realidad no se corresponde con esta percepción

La realización, el pasado 23 de mayo (Cali, Colombia), de la VII Cumbre de la Alianza del Pacífico está despertando un interés creciente. Al alegado carácter “concreto”, “moderno” y “dinámico” del grupo, se contrapondría la supuesta dimensión “retórica”, “pasada de moda” y “atorada” del Mercosur. Se afirma que el Mercosur constituiría, hoy, más un obstáculo que un catalizador del desarrollo. Sería mejor, dicen, hacer que el bloque retroceda de unión aduanera a área de libre comercio, enfatizando la liberalización comercial y de inversiones con terceros, a ejemplo de lo que se propone la Alianza. La realidad no se corresponde con esta percepción.

LOS RESULTADOS DEL MERCOSUR SON POSITIVOS, CONCRETOS Y REALES

A pesar de la crisis del 2008, el desempeño del intercambio entre los países del Mercosur es superior al del comercio internacional: mientras los intercambios mundiales aumentaron un 13% en el periodo 2008-2012 (de USD 16,1 tri a USD 18,3 tri), el comercio intra-Mercosur creció más del 20%, de USD 40 bi a USD 48 bi. En 22 años de existencia, el valor del comercio intra-Mercosur creció más de 9 veces, mientras el intercambio del bloque con el resto del mundo se multiplicó cerca de 8 veces.

Para Brasil, el Mercosur es un importante instrumento de expansión de las exportaciones, sobre todo de manufacturados.

En el 2012, el bloque se erigió como el cuarto destino de nuestras mercaderías, detrás de la Unión Europea, China y Estados Unidos. Si consideramos el rubro de las exportaciones, la relevancia del Mercosur se destaca aún más: la industria brasileña encuentra en el Mercosur a su mercado externo más importante. Cerca del 90% de las exportaciones hacia el bloque fueron de manufacturados; hacia la UE, China y Estados Unidos los porcentajes representaron el 36%, el 5,75% y el 50%.

Gracias a los acuerdos de liberalización comercial firmados en el ámbito de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), ya existe libre comercio entre Brasil y casi todos los países de América del Sur.

En el caso de los miembros plenos del Mercosur, la reducción a cero de los aranceles aduaneros ya es efectiva para el 99,9 % de los productos con Argentina, para el 98,4% con Uruguay; para el 93,5% con Paraguay; y será del 91,9% con Venezuela, en el 2019. Con los otros vecinos, ya es del 99,9% con Chile; del 91,9% con Bolivia (previsión del 100% en el 2019); y llegará al 94,4% con Ecuador, al 99,8% con Perú y al 83,6% con Colombia, ese mismo año.

El Mercosur sigue comprometido no solamente con la eliminación arancelaria en la región, sino también con la negociación de acuerdos extrarregionales. La apertura de mercados, sin embargo, de poco servirá si no va acompañada de aumento de la competitividad de la producción nacional, lo que le permitirá al sector productivo brasileño poder aprovechar efectivamente el acceso logrado.

EL ÉXITO DEL MERCOSUR TAMBIÉN VA MÁS ALLÁ DEL TERRENO COMERCIAL

En la economía, crecen las inversiones productivas entre países miembros y asociados. La amplitud y la diversificación de las iniciativas empresariales en variados sectores de la actividad ponen de manifiesto la importancia que la perspectiva del mercado ampliado del bloque tiene para las decisiones de expansión, modernización e integración de las unidades productivas en los países miembros y en los países vecinos.

El Mercosur constituye la iniciativa más exitosa de integración profunda y amplia que jamás se haya emprendido en América del Sur. En los más de veinte años de progreso desde el Tratado de Asunción, logró incorporar la expansión sustentada del comercio a las dimensiones económica, social y ciudadana, consagrando un proyecto común de prosperidad compartida en la región.

En lo que se refiere a la reducción de las asimetrías entre los países miembros, el Mercosur dispone, desde el 2007, del Fondo para la Convergencia Estructural (Focem) –único mecanismo regional de financiamiento de América Latina con recursos íntegramente donados–, sin necesidad de pago de intereses o reembolso del capital principal. Los proyectos sometidos a consideración del Fondo deben fomentar la convergencia estructural, la competitividad o la cohesión social, en particular de las economías menores y regiones menos desarrolladas, y apoyar el funcionamiento de la estructura institucional y el fortalecimiento del proceso de integración.

Desde que comenzó a funcionar, se aprobaron 43 proyectos en un total de USD 1,38 mil millón (USD 961,8 millones pertenecientes al Focem). A ejemplo del Focem, la Alianza del Pacífico tiene la intención de constituir un Fondo de Cooperación –con un valor anunciado de USD 1 millón–, de los cuales corresponden aportes de USD 250.000 a cada país miembro.

La importancia del Mercosur para la región se observa, además, en la participación de la sociedad civil en el progreso de la integración. Desde el 2006, paralelamente a las Cumbres de Jefes de Estado, se realizan las Cumbres Sociales del Mercosur. La XIV Cumbre Social, realizada en Brasilia, en diciembre pasado, tuvo como temas principales la libre circulación de personas y el reconocimiento de diplomas escolares, inclusive universitarios, objetivos que constan en el Plan de Acción para el Estatuto de la Ciudadanía del Mercosur.

En lo que atañe a la libre circulación de personas, están vigentes en el Mercosur Acuerdos de Residencia, Acuerdo de Seguridad Social y el Estatuto de la Ciudadanía.

Todos estos avances reales y concretos en la construcción de un proyecto de integración profunda y multifuncional despiertan el interés no solamente de los Estados Asociados al Mercosur, sino también suscitan la aproximación de los demás países de América del Sur –por medio de adhesión formal (Venezuela y Bolivia)–, incorporación a acuerdos originados en el ámbito del Mercosur (Chile, Perú, Ecuador, Guyana y Surinam) y estrechamiento de las relaciones económicas y comerciales (Colombia).

Con Venezuela, el Mercosur pasó a integrar un área que representa en el 2012 cerca del 80% del PIB regional, 72% del territorio, 70% de la población, 58% de los ingresos de inversión extranjera directa y 65% del comercio exterior de América del Sur.

Estos números serán aún más significativos cuando se concluyan los procesos por los cuales Bolivia y Ecuador se conviertan en miembros plenos del bloque. La culminación exitosa, en Montevideo, el pasado día 11 de julio, de las negociaciones para el efectivo ingreso de Guyana y Surinam en la condición de países asociados también da fe del vigor del Mercosur.

El Mercosur constituye la iniciativa más exitosa de integración profunda y amplia que jamás se haya emprendido en América del Sur. En los más de veinte años de progreso desde el Tratado de Asunción, logró incorporar la expansión sustentada del comercio a las dimensiones económica, social y ciudadana, consagrando un proyecto común de prosperidad compartida en la región.

 

(*) Embajador del Brasil ante la ALADI y el Mercosur.

FUENTE: ULTIMAHORA.COM

 

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hola@fundamentar.com (RUY PEREIRA (*)) Opinión Sun, 08 Sep 2013 10:33:23 -0300
La Farsa del Libre Comercio https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/2374-la-farsa-del-libre-comercio https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/2374-la-farsa-del-libre-comercio La Farsa del Libre Comercio

Aunque la Ronda de Doha para el Desarrollo de negociaciones comerciales mundiales de la Organización Mundial del Comercio no ha dado resultado alguno desde que se lanzó, hace doce años, se está preparando otra ronda de negociaciones, pero esta vez no tendrán carácter mundial y multilateral, sino que se negociarán dos enormes acuerdos regionales: uno transpacífico y otro transatlántico. ¿Hay más probabilidades de que las próximas negociaciones den resultado?
 

La Ronda de Doha fue torpedeada por la negativa de los Estados Unidos a eliminar las subvenciones a la agricultura, condición sine qua non de cualquier ronda de verdad para el desarrollo, en vista de que el 70 por ciento de la población de los países en desarrollo depende de la agricultura directa o indirectamente. La posición de los EE.UU. fue en verdad asombrosa, dado que la OMC ya se había pronunciado mediante una resolución sobre la ilegalidad de las subvenciones del algodón de los EE.UU., que benefician a menos de 25.000 cultivadores ricos. La respuesta de los Estados Unidos fue la de sobornar al Brasil, que había presentado la reclamación, para que abandonara el asunto y dejase en la estacada a millones de cultivadores pobres de algodón del África subsahariana y de la India, que padecen las consecuencias de unos precios muy bajos por la generosidad de los Estados Unidos para con sus cultivadores ricos.

En vista de esa historia reciente, ahora parece claro que las negociaciones para crear una zona de libre comercio entre los EE.UU. y Europa y otra entre los EE.UU. y gran parte de los países del Pacífico (exceptuada China) no van encaminadas a crear un verdadero sistema de libre comercio, sino que su objetivo es un régimen de comercio dirigido, es decir, para que esté al servicio de los intereses especiales que durante mucho tiempo han impuesto la política comercial en Occidente.

Hay algunos principios básicos que quienes participen en las conversaciones se tomarán –es de esperar– en serio. En primer lugar, todo acuerdo comercial ha de ser simétrico. Si, los EE.UU., como parte en el “Acuerdo de Asociación Transpacífico” (AAP), piden al Japón que elimine sus subvenciones del arroz, deberán, a su vez, ofrecerse a eliminar no sólo las subvenciones de su producción de arroz, que es relativamente poco importante para los EE.UU, y del agua, sino también de otros productos básicos agrícolas.

En segundo lugar, ningún acuerdo comercial debe colocar los intereses mercantiles por encima de los intereses nacionales más amplios, en particular en los casos en que estén en juego cuestiones no relacionadas con el comercio, como la reglamentación financiera y la propiedad intelectual. El acuerdo comercial de los Estados Unidos con Chile, por ejemplo, impide la utilización por parte de este último de controles de capitales, pese a que el Fondo Monetario Internacional reconoce ahora que los controles de capitales pueden ser un instrumento importante de política macroprudencial.

La crisis de 2008 debería habernos enseñado que la falta de una buena reglamentación puede poner el peligro la prosperidad económica.

En otros acuerdos comerciales se ha insistido también en la liberalización y la desreglamentación financieras, si bien la crisis de 2008 debería habernos enseñado que la falta de una buena reglamentación puede poner el peligro la prosperidad económica. La industria farmacéutica de los Estados Unidos, que tiene una gran influencia en el Representante Comercial de los Estados Unidos, ha conseguido endosar a otros países un régimen de propiedad intelectual desequilibrado, que, por ir encaminado a luchar contra los medicamentos genéricos, coloca el beneficio por encima de la salvación de vidas. Incluso el Tribunal Supremo de los EE.UU. ha dicho ahora que la Oficina de Patentes de los EE.UU. fue demasiado lejos al conceder patentes sobre genes.

Por último, debe haber un compromiso con la transparencia, pero conviene avisar a los participantes en esas negociaciones comerciales de que los EE.UU. están comprometidos con una falta de transparencia. La oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos se ha mostrado reacia a revelar su posición negociadora incluso a los miembros del Congreso de los EE.UU y, en vista de lo que se ha filtrado, podemos entender por qué. Dicha oficina está retrocediendo sobre los principios –por ejemplo, el del acceso a los medicamentos genéricos– que el Congreso había incluido en acuerdos comerciales anteriores, como el subscrito con el Perú.

En el caso del AAT, hay otro motivo de preocupación. Asia ha desarrollado una cadena de distribución eficiente, gracias a la cual los productos pasan fácilmente de un país a otro en el proceso de producción de bienes acabados, pero el AAP podría obstaculizarla, si China permanece fuera de él.
Como los aranceles propiamente dichos son ya tan bajos, los negociadores se centrarán en gran medida en los obstáculos no arancelarios, como, por ejemplo, los obstáculos reglamentarios, pero la oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, que representa los intereses empresariales, ejercerá casi con toda seguridad presiones en pro de la norma común menos estricta, con lo que contribuirá a una nivelación hacia abajo, en lugar de hacia arriba. Por ejemplo, muchos países tienen disposiciones tributarias y reglamentadoras que disuaden de la adquisición de automóviles grandes, no porque intenten discriminar los productos de los EE.UU, sino porque le preocupa la contaminación y les interesa la eficiencia energética.

El principio más general, antes citado, es el de que los acuerdos comerciales colocan habitualmente los intereses comerciales por encima de otros valores: el derecho a una vida sana y a la protección del medio ambiente, por citar sólo dos. Francia, por ejemplo, quiere una “excepción cultural”· en los acuerdos comerciales que le permita seguir apoyando sus películas, de las que se beneficia el mundo entero. Ese y otros valores más amplios no deben ser negociables.

De hecho, resulta irónico que los beneficios sociales de semejantes subvenciones sean enormes, mientras que los costos son insignificantes. ¿De verdad cree alguien que una película artística francesa representa una grave amenaza para un gran éxito veraniego de Hollywood? Sin embargo, la avaricia de éste no conoce límite y los negociadores comerciales de los Estados Unidos son implacables. Y ésa es la razón precisamente por la que se deben retirar esos artículos antes de que comiencen las negociaciones. De lo contrario, se ejercerán presiones y existe el riesgo real de que en un acuerdo se sacrifiquen valores básicos en pro de los intereses comerciales.

La realidad es la de que tenemos un régimen de comercio dirigido, que coloca por delante los intereses empresariales, y un proceso de negociaciones que no es democrático ni transparente.

Si los negociadores crearan un régimen de libre comercio auténtico, en el que se concediera a las opiniones de los ciudadanos de a pie al menos tanta importancia como a las de los grupos de presión empresariales, yo podría sentirme optimista, en el sentido de que el resultado fortalecería la economía y mejoraría el bienestar social. Sin embargo, la realidad es la de que tenemos un régimen de comercio dirigido, que coloca por delante los intereses empresariales, y un proceso de negociaciones que no es democrático ni transparente.

La probabilidad de que lo que resulte de las futuras negociaciones esté al servicio de los intereses de los americanos de a pie es poca; la perspectiva para los ciudadanos de a pie de otros países es aún más desoladora.

 

(*) Catedrático en la Universidad de Columbia, premio Nobel de Economía, y autor de Freefall: Free Markets and the Sinking of the Global Economy [Caída Libre: El Libre Mercado y el Hundimiento de la Economía Mundial].

 

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (JOSEPH E. STIGLITZ (*)) Opinión Mon, 08 Jul 2013 16:38:04 -0300