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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Mon, 01 Jul 2024 11:02:21 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Ver o no ver. ¿Esa es la cuestión? https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6844-ver-o-no-ver-esa-es-la-cuestion https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6844-ver-o-no-ver-esa-es-la-cuestion Ojos cerrados

La prédica libertaria supo instalar el latiguillo “no la ven”. Anclados en la idea de una especie de clarividencia superior y en el amplio triunfo electoral desarrollado a lo largo y ancho del país, atravesando múltiples capas sociales, edades y realidades personales, la frase se expandía en varios sentidos. Podía aplicarse al apoyo subterráneo de sectores que hasta hace no mucho anidaban en el peronismo, a una nueva forma de entender la vida en comunidad por estos arrabales del mundo o, una vez instalados en el gobierno, al supuesto éxito del fenomenal ajuste fiscal que se le propuso a la sociedad. Pero más allá de los matices, la esencia de su apoteosis debe ser rastreada en cierto hartazgo social que supo darle un apoyo a un espacio político que nada tiene que ver en su esencia y conformación con lo que habíamos conocido hasta ahora.

Pero ya nada es lo que era. Desde hace tres semanas el gobierno ha comenzado a convivir con una crisis que ha quedado expuesta a la vista de todos. En pleno mes de junio, y a seis meses de haber asumido, ya no se trata de qué ven los demás, sino de descubrir cómo se sale de un laberinto que tiene frenada a la administración, donde la angustia social se hace cada vez más visible y donde el liderazgo presidencial no parece alcanzar para correr el eje de lo que se discute en lo público.    

Suponiendo que diéramos por válida la hipótesis libertaria de que existen dos grandes sectores, los que están a favor y en contra del gobierno (por suerte la realidad es mucho más rica y variada) dos preguntas atraviesan a las presentes líneas: ¿Todos vemos lo mismo? Y, complejizando el análisis, ¿no deberíamos comenzar a entender que más allá de lo que se vea, la novedad del libertarismo argento radica en que poco y nada le importa de la forma en la que el resto “vemos” esa vida en sociedad? Veamos los ejemplos.

1. Con la comida no se jode. ¿No se jode? Inicialmente, en un contexto de acuciante necesidad para vastos sectores empobrecidos, el gobierno queda averiado porque se descubre que tiene cinco millones de kilos de alimentos sin distribuir, que han sido adquiridos por la administración anterior, que se enfrentan con el riesgo de vencerse y que no ha efectuado ninguna compra desde que llegó al poder. La situación se transforma en un escándalo, surgen denuncias judiciales que, con apelaciones incluidas, le niegan razón al oficialismo; se eyectan del cargo a los supuestos responsables, se los maltrata en los mass media a los fines de salvar a una funcionaria que, evidentemente, no cuenta con las capacidades necesarias para conducir un superministerio que sintetiza cuatro áreas sociales siempre sensibles.

En términos políticos la reacción oficialista rememora a los mejores métodos de la denostada casta. De arranque se niega el problema, basadas en una soberbia que se parece más a la de la noche del triunfo del 19 de noviembre que a las respuestas que deben darse en una gestión, se hacen afirmaciones contradictorias en el seno del mismo equipo gubernamental. En una caída espiralada, a medida que el problema aparece en escena, el oficialismo se esmera en tomar medidas que cada vez lo debilitan más, oponiéndole un respaldo presidencial inédito a la funcionaria, acompañado de un apoyo en tándem y artificial del conjunto ministerial y calificando a la misma de “mejor ministra de la historia”. En mi Tablada natal acuñábamos el término “dime de que presumes y te diré de qué careces”.

2. Ajuste excepcional. El oficialismo cumple con su promesa electoral e impone la motosierra y la licuadora. Pero no lo hace sobre los sectores que había señalado en la campaña sino que lo concreta sobre los sectores bajos, medios y sus enemigos ideológicos. Elimina todo tipo de ayuda social más allá de algunos aumentos circunstanciales de AUH y de la tarjeta Alimentar, reduce drásticamente subsidios de todo tipo, desde aportes al sistema de transporte en el interior a la ayuda con medicamentos a pacientes con enfermedades terminales, licúa ingresos de jubilados y pensionados vía decreto e intenta ahogar financieramente a las universidades públicas.

El libertarismo recibe un fenomenal cachetazo político en las calles, donde no menos de un millón de personas se movilizan en todo el territorio nacional en defensa de la educación pública y sale a responder que las movilizaciones representaban una “causa noble pero tenían fines oscuros”. Con el correr de los días pactará con la universidad más grande del país y al cabo de semanas con las otras 59 casas de altos estudios.

En la semana que acaba de concluir, la Cámara de Diputados dio una señal que apunta en varios sentidos y logró aprobar la media sanción de una reforma jubilatoria que promete recomponer lo perdido en los últimos meses y que le permitiría levantar el ancla de ajustar los ingresos de los mayores por el lado de la inflación. La mejora, que supone un incremento del 0,43% del presupuesto, y que viene con la sugerencia del lugar de donde deberían salir los fondos, es denostada por el conjunto del gobierno.

El presidente, en un nuevo stand up, sobreactúa enojo, afirma que le importa “tres carajos” lo que se apruebe en el Congreso, y anuncia que vetará cualquier ley que le impida cumplir con el superávit fiscal. Acá ya no se trata de saber ver o interpretar: los números con los que se aprobó el proyecto en Diputados y por lo que ya se presupone en Senadores, deja al conjunto de legisladores con la posibilidad real de rechazar ese hipotético veto porque se estuvo muy cerca de alcanzar los dos tercios que habilita el artículo 83 de la Constitución Nacional.

En los días que vienen, el Indec se apresta a dar el número de inflación de mayo. Todo parece indicar que rondará el 5%, dato que será mostrado como un triunfo económico y político en sí mismo, aunque el mismo muestre una contracara acuciante y que se refleja, por ejemplo, en los indicadores que dio a conocer el jueves el organismo, donde el sector de la construcción cayó un 37% interanual mientras que la industria manufacturera lo hizo en un 13%. Ni respuesta macroeconómica en V, ni en formato de la pipa de Nike. Como en un pozo negro, por ahora el fondo no se muestra visible.

3. El papelón internacional como método. Javier Milei gusta de mostrarse como un referente mundial. Sólo así se entiende su afición por los viajes internacionales a encuentros que agregan poco valor a los intereses del Estado argentino, que se circunscriben a gustos personales y que tienen como mayor mérito el encuentro con empresarios del mundo digital que por ahora no han hecho más que sacarse alguna foto en modo libertario.

Secundado por la evidente incapacidad de su ministra de Relaciones Internacionales y Culto, Diana Mondino, quien parece estar en la cuerda floja, el oficialismo no ha dejado papelón por realizar a partir de autopercibirse y autocelebrarse como disruptivo. A los devaneos con China (en muy poco tiempo vence el swap por U$s 5.000 millones), la nula relación con un socio estratégico como Brasil y el surgimiento de un conflicto sinsentido con España, por estas horas se agregó el capricho de no asistir a la invitación de Italia a la reunión del G7 en los días 13 y 14 de junio, decisión que habría sido desestimada por la queja por lo bajo y en términos diplomáticos que formulara el gobierno de Giorgia Meloni.

En ese recorrido internacional de estudiantina se evidencia la esencia del deseo presidencial, mostrando como logros medidas que tienen un feroz lado oscuro, pero que poco importan a los fines de proyectarse como un profeta itinerante que pareciera tener a la Argentina como uno más de sus destinos de desarrollo político.

Los tres elementos descriptos brevemente, la ausencia de ayuda social, el ajuste y el papelonezco rol de las relaciones internacionales, reflejan una esencia distinta de las formas del relacionamiento político, al punto de que Milei se permita declarar como una especie de topo que maneja las riendas del Estado para destruirlo desde adentro.

Por todo ello no tiene sentido buscar atisbos de arrepentimiento, culpa o vergüenza por las políticas aplicadas y sus consecuencias. Si en algún momento, desde este mismo espacio, nos animamos a titular algún artículo como “Mezquinos y rotos”, es porque de alguna manera, al representar a determinados sectores, el libertarismo descree de cierto sentido común construido a lo largo de cuatro décadas de democracia.

Los hechos son los mismos. Pero la explicación y su justificación no son validadas de la misma manera por los distintos sectores que le dan vida a una comunidad. Reconocidos en una sociedad democrática, el planteo schmittiano de la relación amigo / enemigo debería ser relativizada. Pero de a poco, el oficialismo comienza a sufrir el desgaste del uso y abuso de esa estrategia, sobre todo cuando la misma es azuzada desde una posición de extrema debilidad institucional, sin cuadros político técnicos que le den sustento a la gestión y contando con el apoyo cada vez más restringido de algunos referentes mediáticos.

El deterioro comienza a ser tan evidente, que un tribunal judicial como el que se sintetiza en la Cámara Federal de Comodoro Py, conducida por personajes de la talla de Martín Irurzun, uno de los protagonistas principalísimos del Lawfare argento, le terminó dando la razón en una cautelar al siempre polémico Juan Grabois. O también, si quisiéramos quedarnos en la lógica mediática, ciertas calificaciones políticas y personales sobre el presidente acaban siendo coincidentes entre las antípodas que suponen personajes como Roberto Navarro o Marcelo Longobardi.

Ya no se trata de seguir esperando que el mundo libertario vea lo mismo que el conjunto del sistema político. Cada vez queda más expuesta una forma de relacionamiento donde poco importa lo que le sucede al otro. El individualismo extremo, pero también la miserabilidad que suponen ciertos desprecios, en algún momento encontrarán límites de parte de una sociedad que, mayoritaria y efectivamente, quería castigar a buena parte de su dirigencia política. Pero a veces, el remedio es peor que la enfermedad. Por estos días, algunos empezaron a tomar nota.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 09 Jun 2024 09:29:45 -0300
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Todo lo vivido en esta suerte de one love,
esto es puro agradecer del fondo del corazón.
Aprendimo' a caminar recordando la historia,
encontrándono' en la calle, defendiendo la memoria…

Javier Ortega - “De un tiempo a esta parte” - La Delio Valdez

Pocas veces la rutina de noticias y hechos públicos permiten mostrar de manera simultánea, procesos vitales tan antitéticos y disímiles. Mientras el día jueves nos sacudía la novedad de la muerte de la enorme Nora Morales de Cortiñas (Norita), en paralelo se profundizaba el escándalo de los cinco millones de kilos de alimentos no repartidos por el Ministerio de Capital Humano, conducido por Sandra Petovello. Va de suyo que las categorías de amor y desamor no aplican en la lógica del análisis político (sobre todo si hablamos de poder), pero si por una sola vez se nos permitiera tal digresión, sería irreductiblemente legítimo aplicarles a cada uno de esos nombres propios, la calificación respectiva.

Norita, a quien la dictadura asesina de los 70’ le desapareció a su hijo Carlos Gustavo Morales, llega al final de sus días habiendo ayudado a parir centenares de miles, tal vez millones, de ciudadanos y ciudadanas que entienden (entendemos) y desean (deseamos) una sociedad inclusiva con derechos para todos y todas.  De lo otro, corresponden las siguientes líneas. Una vez más, pasen y vean, sean todos y todas bienvenidos.

Si la penúltima semana de mayo podría haberse titulado como los peores siete días del gobierno libertario, lo que vino después no ayudó en nada a corregir el rumbo del deterioro, el cual se profundizó con el reconocimiento de la existencia de alimentos sin repartir ubicados en depósitos del Estado nacional. En línea con la excepcionalidad que referencia al gobierno, no hicieron falta investigaciones exclusivas, ni arrepentidos (de los verdaderos o los truchos), ni Lawfare. Bastó que un periodista (Ari Lijalad) amparado en el marco legal que avala el derecho a la información pública, preguntara por su existencia para que el escándalo fuera creciendo como una ola que a estas alturas (mañana de domingo 2 de junio), pone en riesgo la estabilidad política de una funcionaria muy cercana al propio Javier Milei y que, por lo tanto, afecta de manera determinante al presidente.

En el devenir de los días el oficialismo hizo todo mal. Inicialmente informó que esos alimentos estaban guardados para enfrentar diversas emergencias, lo que fue desmentido rápidamente ya que en las crisis de Bahía Blanca, Corrientes y Concordia, la ayuda del Estado nacional brilló por su ausencia. Luego se anunció que serían repartidos en breve (el vocero Manuel Adorni llegó a decir que ya lo estaban haciendo) y no faltó alguna voz periodística servicial que intentó tirar alguna responsabilidad sobre el gobierno anterior. Todo ello sazonado con una causa judicial que lleva adelante el juez Sebastián Casanello que, ante la falta de respuestas a su requisitoria (entregar un plan detallado de cómo se repartiría), el día sábado sacudió la modorra de las redacciones periodísticas y ordenó una inspección del depósito de Villa Martelli para verificar los listados existentes informados por el ministerio.

En el medio, aparecieron contratos de una opacidad manifiesta con la Organización de Estados Iberoaméricanos, para tercerizar las compras que llevan la firma de Petovello y del eyectado secretario de Niñez y Familia Pablo De la Torre, quien no tuvo mejor idea para defenderse que ladrarle a la luna, ya que se referenció como anti kirchnerista, demostrando una falta de tacto notable e intentando embarrar a un actor político que nada tiene que ver con los hechos.

En síntesis, una especie de tormenta perfecta que aún no terminó y que promete nuevos episodios ya que, además, no consta registro de ningún tipo de compra de alimentos en los últimos seis meses. Por lo expuesto, de cumplirse la orden judicial de rigor, el país se asoma al abismo de no contar con alimentos para su población más vulnerable en las próximas semanas, emergencias sociales incluidas.

Para el mundo libertario la semana había comenzado con la eyección del cargo de Jefe de Gabinete de Nicolás Posse, que estuvo a un tris de batir el record de pasar por el mismo sin que institucionalmente se le conociera la voz, para ser reemplazado por el “castoso” Guillermo Francos, ex ministro del Interior y quien en esa función, hasta hace algunas semanas nada más, se comió un par de operaciones que preanunciaban su salida.

Persevera y triunfarás, dice el dicho y el hombre, en una muestra clara de muñequeo político, en un par de días resolvió el intríngulis oficialista de conseguir dictamen para la ley Bases. Desde la negociación política, esa que tanto detesta el presidente, y al borde del toma y daca, concediendo a los senadores patagónicos un Impuesto a las Ganancias diferenciado para los trabajadores de la región, un aumento de las regalías mineras del 3 al 5% que algunos gobernadores supieron pelear, y sin saber demasiado qué se negoció con el senador entrerriano peronista Edgardo Kueider, el libertarismo se dio un pequeño triunfo que duró lo que el hielo en el desierto a partir del escándalo de los alimentos.

No deja de ser paradojal para el mundo libertario lo logrado por Francos en un doble sentido: no sólo se predispone al tratamiento en el recinto a fuerza de negociaciones permanentes y de alguna manera aceptando la existencia de los otros, esos que tanto se ningunean; sino que lo logra de la mano de un hombre que hace décadas que está en el juego de la política habiendo pasado por diversas funciones: desde presidente del Banco Provincia a diputado nacional, de concejal de la vieja y extinta Capital Federal a representante de la Argentina ante el Banco Interamericano de Desarrollo. En fin, el camino al cielo de la libertad parece estar lleno de atajos concesivos.

Pero mientras todo esto sucede, el presidente parece estar en otra. Cada vez más convencido de su rol de profeta propalador de las ideas libertarias en el mundo, la semana se le consumió en visitas a empresarios de la región de Silicon Valley, cenit del desarrollo tecnológico, tratando de evitar, en todo lo que se pueda, poner el cuerpo en la crisis que enfrenta su gobierno.

Como hecho icónico más relevante tal vez deba señalarse la foto con Mark Zuckerberg, dueño de Meta, empresa que engloba a Facebook, Instagram y Whatsapp entre otros. Como en un buen ejercicio de magia, de inversiones y propuestas concretas nada por aquí y nada por allá, no faltando un nuevo ridículo del vocero Adorni, quien posteó la foto entre ambos personajes y afirmó que algo así era inimaginable con Cristina Fernández de Kirchner. Rápida de reflejos, la ex presidenta subió una foto de 2015, donde se la ve con el entonces joven empresario. El problema con el libertarismo no sólo es que desconocen la historia larga, esa que, por ejemplo, muestra que el Cabildo de Córdoba rechazó la revolución de Mayo de 1810, sino que desconocen la historia corta, esa que está a la vuelta de la esquina y que, por lo tanto, ellos llegaron para imponer ciertas novedades de color sepia. Fin.

Para completar el cuadro el presidente no se privó de mostrar, una vez más, su nula empatía con los que menos tienen cuando en la Universidad de Stanford, respondiendo a una pregunta del estudiantado afirmó que “la gente va a estar por morir de hambre y va a decidir no morirse. No necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo porque alguien lo va a resolver”. Cuidado con los boomerangs que siempre, pero siempre vuelven.

A la vuelta de la gira internacional, y como de pasada, tuvo tiempo para asistir a la asunción del segundo mandato de Nayib Bukele. El salvadoreño, cuestionado en el plano internacional por su política de seguridad que viola los principios más básicos de los derechos humanos, pero admirado por los inquilinos de la Casa Gris santafesina, brindó un discurso donde uno imagina la incomodidad del presidente argentino ya que, de corrido y sin titubear, afirmó que “lo público debe ser mejor que lo privado, no hagan caso a voces que tratan de envenenar la mente de la gente”. Mal trago que suele ocurrir cuando se desconoce de política internacional y cuando se prioriza una relación que, cuanto menos, es de escasa importancia entre países: a la Argentina y El Salvador no lo unen ni cuestiones inmigratorias, ni relaciones comerciales ni la semejanza de situaciones estratégicas comunes. Sólo parece sobresalir la coincidencia de ser gobernados por dos outsiders del sistema político. Demasiado poco para algunas puestas en escena.

Como en la obra de teatro Art, que tiene como disparador conflictual, la discusión entre tres amigos por la compra de un cuadro blanco, donde el dueño paga una ponchada de plata por algo que uno de ellos “no ve”, los libertarios argentos, ensimismados en cierto enojo, desconcertados por haber sido sorprendidos en acciones que representan lo peor de la política, por ejemplo en eso de hacer negocios con organismos internacionales de dudosa prosapia, mientras se intentan mostrar inflexibles con los que peor la pasan, se enfrentan, ahora sí como novedad, al riesgo de la deslegitimación política. ¿La ven?

Hasta ahora, sin haber conseguido superar el techo de aprobación que impuso el resultado electoral de noviembre, el oficialismo se las ingeniaba para conservar ciertos nichos de apoyo a partir del fracaso de las experiencias coalicionales recientes y sobre la base del concepto que había que hacer el esfuerzo, el cual era irremediable a partir del nivel de la crisis existente.

Pero ahora bien, si la propuesta se apalanca en un presidente encerrado en sí mismo, con funcionarios de su extrema confianza haciendo negocios sobre los cuales la Justicia ha puesto la lupa y regodeándose de una mezcla de crueldad y cinismo nunca vistos sobre ciudadanos y ciudadanas que enfrentan severas condiciones de exclusión y precariedad, más temprano que tarde esa legitimidad conseguida, puede entrar en zona de riesgo. Y allí ya no importará la “novedad” de un país gobernado desde la más extrema de las debilidades institucionales.   

En la semana del amor y del desamor, nos recomponemos como podemos, buscamos en el fondo de la historia los ejemplos que nos fortalecen y allí aparecen las Norita Cortiñas de la vida. Adiós querida compañera. Hasta la Victoria Siempre…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 02 Jun 2024 13:40:46 -0300