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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Thu, 28 Mar 2024 07:43:06 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Cómo evitar una recuperación global con forma de K | Stiglitz, Spence y Ghosh https://fundamentar.com/economia/item/6452-como-evitar-una-recuperacion-global-con-forma-de-k-stiglitz-spence-y-ghosh https://fundamentar.com/economia/item/6452-como-evitar-una-recuperacion-global-con-forma-de-k-stiglitz-spence-y-ghosh Cómo evitar una recuperación global con forma de K | Stiglitz, Spence y Ghosh

Estados Unidos espera «independizarse» de la COVID‑19 el 4 de julio (Día de la Independencia), cuando haya vacunas para toda la población adulta. Pero para muchos países en desarrollo y emergentes, el final de la crisis todavía está muy lejos.

Como mostramos en un informe para la Comisión sobre Transformación Económica Mundial del Instituto de Nuevo Pensamiento Económico (INET), para que sea posible una recuperación global rápida, es necesario que todos los países puedan declararse independientes del virus.

La capacidad de mutación del coronavirus implica que nadie estará a salvo mientras no se lo haya controlado en todas partes. Por eso es esencial efectuar lo antes posible una distribución universal de vacunas, equipos de protección personal y tratamientos. Las restricciones actuales al suministro de esos elementos son básicamente artificiales, en la medida en que son resultado de un régimen internacional de propiedad intelectual mal diseñado.

Pero más allá de la muy postergada reforma de dicho régimen, lo que se necesita con más urgencia es una suspensión de los derechos de propiedad intelectual asignados a productos necesarios para el combate a la COVID‑19 o la creación de fondos comunes de patentes para su uso compartido (pooling). Muchos países demandan estas medidas, pero los intereses corporativos de las economías avanzadas han opuesto resistencia, y sus gobiernos se han dejado llevar por la miopía. El ascenso del «nacionalismo pandémico» ha expuesto una variedad de deficiencias en los regímenes internacionales de comercio, inversión y propiedad intelectual (algo que la comisión del INET analizará en un informe posterior).

Las economías avanzadas, sobre todo Estados Unidos, han actuado con determinación para reactivar sus economías y apoyar a familias y empresas vulnerables. Entendieron (aunque tal vez fuera una lección pasajera) que en crisis como esta, las medidas de austeridad son profundamente contraproducentes. Pero los países en desarrollo, en su mayoría, tienen grandes dificultades para obtener fondos que les permitan mantener los programas de apoyo vigentes, por no hablar de absorber los costos adicionales impuestos por la pandemia. Estados Unidos gastó alrededor del 25% de su PIB en medidas de apoyo a la economía (y consiguió así poner coto a la desaceleración), pero los países en desarrollo sólo han podido gastar un porcentaje mucho menor.

Nuestros cálculos, basados en datos del Banco Mundial, muestran que el gasto en Estados Unidos, del orden de los 17 000 dólares per cápita, fue unas 8000 veces mayor al de los países menos desarrollados.

Además del uso decidido de la política fiscal, hay tres medidas que los países desarrollados pueden tomar y que los beneficiarán, además de colaborar con la recuperación mundial. En primer lugar, impulsar una gran emisión de derechos especiales de giro, el activo global de reserva del Fondo Monetario Internacional. El FMI puede emitir en forma inmediata unos 650 000 millones de dólares en DEG sin necesidad de aprobación de las legislaturas nacionales. Y el efecto expansivo de la medida será mucho mayor si los países ricos transfieren sus asignaciones desproporcionadas de DEG a otros países con necesidad de efectivo.

El segundo conjunto de medidas también implica al FMI, dada su influencia sobre la política macroeconómica de los países en desarrollo, en particular aquellos que acuden a él para resolver problemas de balanza de pagos. Resulta alentador que el FMI haya sido un activo propulsor de la implementación de cuantiosos y prolongados programas de ayuda fiscal en Estados Unidos y en la Unión Europea, y que haya reconocido incluso la necesidad de aumentar el gasto público en los países en desarrollo, pese a lo adverso de las condiciones externas.

Pero a la hora de estipular los términos de los préstamos para países con problemas de balanza de pagos, las acciones del FMI no siempre se condicen con sus declaraciones. Un análisis que hizo hace poco Oxfam International de programas de ayuda del FMI recientes y vigentes halla que entre marzo y septiembre de 2020, 76 de los 91 préstamos negociados por el Fondo con 81 países demandaban recortes del gasto público que podrían trasladarse a deterioro de los sistemas sanitarios y previsionales, congelamiento de salarios de los empleados públicos (incluido el personal médico y docente) y reducción de los seguros de desempleo, de las licencias por enfermedad y de otras prestaciones sociales. La austeridad (sobre todo tratándose de recortes en esas áreas esenciales) no tendrá en los países en desarrollo mejores resultados que los que obtendría en los desarrollados. Además, aquellos países podrían contar con un mayor margen fiscal si recibieran más asistencia (incluida la emisión de DEG antes mencionada).

Finalmente, los países desarrollados pueden organizar una respuesta integral a los enormes problemas de deuda que enfrentan muchos países. Todo dinero gastado en pagar deudas es dinero que no se usa en combatir el virus y reactivar la economía. Al principio de la pandemia, se esperaba que una suspensión de los pagos de deuda de países en desarrollo y emergentes sería suficiente; pero ya pasó más de un año, y algunos deudores necesitan una reestructuración integral, en vez de los típicos parches que lo único que hacen es generar las condiciones para la próxima crisis.

Hay mucho que pueden hacer los países acreedores para facilitar esas reestructuraciones y alentar una participación más activa del sector privado (que hasta ahora se ha mostrado bastante reacio a colaborar). Como recalca el informe de la Comisión, si hubo un momento para hacer valer los principios de fuerza mayor y necesidad, es ahora. No se les puede pedir a los países deudores que paguen lo que no pueden, sobre todo si será a costa de tanto padecimiento.

Las políticas que se describen aquí serían de gran ayuda para los países en desarrollo y costarían poco y nada a los países desarrollados. De hecho, el interés propio bien entendido del mundo desarrollado exige hacer todo lo posible por ayudar a los países en desarrollo y emergentes, sobre todo cuando es tan fácil de hacer y beneficiaría a gran parte de la humanidad. La dirigencia política en los países desarrollados tiene que comprender que nadie estará a salvo mientras no lo estén todos, y que la salud de la economía global depende de que haya una fuerte recuperación en todas partes.

Este comentario también lleva las firmas de Rob Johnson, Rohinton Medhora, Dani Rodrik y otros integrantes de la Comisión sobre Transformación Económica Mundial del Instituto de Nuevo Pensamiento Económico.

(*) Michael Spence, a Nobel laureate in economics, is Professor of Economics Emeritus and a former dean of the Graduate School of Business at Stanford University. He is Senior Fellow at the Hoover Institution, serves on the Academic Committee at Luohan Academy, and co-chairs the Advisory Board of the Asia Global Institute. He was chairman of the independent Commission on Growth and Development, an international body that from 2006-10 analyzed opportunities for global economic growth, and is the author of The Next Convergence: The Future of Economic Growth in a Multispeed World.  

(**) Joseph E. Stiglitz, a Nobel laureate in economics and University Professor at Columbia University, is a former chief economist of the World Bank (1997-2000) and chair of the US President’s Council of Economic Advisers, was lead author of the 1995 IPCC Climate Assessment, and co-chaired the international High-Level Commission on Carbon Prices.

(***) Jayati Ghosh, Executive Secretary of International Development Economics Associates, is Professor of Economics at the University of Massachusetts Amherst and a member of the Independent Commission for the Reform of International Corporate Taxation.

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (MICHAEL SPENCE (*) , JOSEPH E. STIGLITZ (**), JAYATI GHOSH (***)) Economía Fri, 09 Apr 2021 17:27:55 -0300
Argentina y cómo evitar una catástrofe financiera mundial | Jeffrey Sachs https://fundamentar.com/economia/item/6372-argentina-y-como-evitar-una-catastrofe-financiera-mundial https://fundamentar.com/economia/item/6372-argentina-y-como-evitar-una-catastrofe-financiera-mundial Argentina y cómo evitar una catástrofe financiera mundial | Jeffrey Sachs

Cuando un auto derrapa en una carretera cubierta de hielo, la consecuencia puede ser el choque de 50 vehículos. Lo mismo ocurre en los mercados financieros internacionales: la cesación de pagos de México en 1982 llevó al choque en cadena de docenas de países, la devaluación tailandesa en julio de 1997 disparó la crisis financiera asiática y la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 inició la Gran Recesión en el mundo.

Los financistas internacionales debieran ser suficientemente astutos como para no desatar el colapso de 2020 por la COVID-19. Su sabiduría pronto será puesta a prueba.

Ya antes de que la COVID-19 produjera la peor caída de la economía mundial desde la Gran Depresión, Argentina tenía problemas de deuda... otra vez. Como con tanta frecuencia ha ocurrido en la historia plagada de incumplimientos de pago de la Argentina, un acuerdo mal concebido con acreedores recalcitrantes en 2016, seguido por un rápido regreso los mercados de bonos, resultó una ilusión tanto para el entonces presidente argentino como para los acreedores del país.

Los déficit fiscales socavaron la estabilidad, un programa rescate del Fondo Monetario Internacional en 2018 no funcionó y las deudas de Argentina, con cupones a tasas muy elevadas, resultaron insostenibles.

Sin embargo, Argentina difícilmente estaba sola. Las relajadas normas crediticias de los mercados financieros y la amplia liquidez inyectada por la Fed y otros bancos centrales llevaron a muchos países en vías de desarrollo a endeudarse fuertemente en los últimos años, y los problemas de deuda soberana comenzaron a ser reconocidos cada vez más como un riesgo sistémico importante. Una sesión durante las reuniones del FMI en la primavera de 2019 llevó el título «Cómo enfrentar la próxima oleada de crisis de deuda soberana».

Entra en escena la COVID-19, el colapso del precio del petróleo en marzo, el inicio de un confinamiento casi mundial, el desplome de las recaudaciones gubernamentales y un gasto público descomunal para garantizar la supervivencia de las poblaciones generaron una crisis fiscal mundial sin igual en tiempos de paz. El déficit presupuestario de EE. UU. se disparará hasta alrededor del 18 % del PIB, o más. Para docenas de economías emergentes, el panorama financiero no podría ser más sombrío.

Sin embargo, incluso en este contexto, Argentina hizo una oferta realista y favorable a sus acreedores para reestructurar su deuda. Los acreedores debieron responder positivamente. Veamos de qué se trata.

La tasas promedio de los cupones de la deuda argentina existente es del 7 %, aproximadamente siete puntos porcentuales por encima del cupón cero que paga Alemania por sus bonos gubernamentales a 30 años y casi seis puntos más que el cupón del 1,2 % que paga el Tesoro de EE. UU. Argentina correctamente señaló que la tasa del 7 % la llevará a una cesación de pagos. El FMI coincide en que es insostenible mente alta. Pocos gobiernos, si alguno —ni siquiera EE. UU.— podrían afrontar una tasa del 7 % en el actual entorno económico.

Los acreedores dicen que necesitan un cupón del 7 % o incluso superior debido a la probabilidad de incumplimiento, pero parecen no entender que si el cupón de argentina se reduce a una tasa cercana a la estadounidense, la cesación de pagos no será necesaria. La tasa astronómica del 7 % es una profecía autocumplida: lleva a que la cesación de pagos resulte inevitable, mientras que con una tasa de interés inferior sería innecesaria.

Argentina ofreció refinanciar la deuda actual a tasas de interés menores y seguras, evitando así que sea necesaria una quita al capital. (En realidad, para cumplir con la legislación argentina, la oferta incluye una reducción pequeña y simbólica del valor nominal de la deuda que, en mi opinión, se debiera eliminar en cualquier acuerdo final). Como en el refinanciamiento de una hipoteca, los bonos existentes serían reemplazados por otros que reflejan las bajas tasas actuales. Pero, en vez de una tasa igual a la del Tesoro de EE. UU., Argentina ofrece un cupón promedio del 2,3 %: una rentabilidad superior a la de los bonos del Tesoro en las carteras de sus acreedores. Los detalles sobre los períodos de gracia y los cronogramas de los pagos de los cupones se deben negociar, refinar y completar a la luz de las desalentadoras realidades económicas en curso.

Pero los acreedores son un grupo raro, afirman que Argentina está imponiendo una quita significativa, cuando básicamente no la hay. El gobierno argentino está ofreciendo una rentabilidad segura mayor que la tasa de interés libre de riesgo de EE. UU., en una oferta cuya lógica es correcta. ¿Para qué quedarse con una tasa de interés astronómica que produce el riesgo de incumplimiento en el cual se basa? ¿Y por qué preferirían los acreedores que Argentina incumpla a que logre una recuperación económica?

Los acreedores calculan el supuesto recorte incluido en la oferta argentina con una tasa de descuento de entre el 10 % y el 12 %, como si merecieran una rentabilidad libre de riesgo del 10 %, cuando los bonos del Tesoro de EE. UU. pagan poco más del 1 %. La prensa financiera les sigue diligentemente el juego, informando que Argentina obliga a los acreedores a aceptar una profunda quita, cuando en realidad no lo está haciendo. De hecho, Argentina está reduciendo la tasa de un cupón con probabilidades de incumplimiento a la tasa de un cupón libre de ese riesgo.

Iré un paso más lejos, algunos acreedores oficiales o instituciones multilaterales amigables podrían endulzar el trato garantizando parcial o totalmente los pagos de Argentina por los nuevos bonos. Esa garantía sería una apuesta completamente segura: con la baja tasa de los cupones y una nueva estructura de vencimientos, Argentina no incumpliría sus pagos.

Los mercados financieros mundiales suelen entrar en pánico cuando incluso un solo país, ni hablar de varios, comienza a derrapar. Hay probablemente entre 30 y 40 países con profundas dificultades fiscales en este momento. Todos tienen que refinanciar sus deudas este año y el próximo, hasta que la recuperación de la pandemia estimule la actividad económica, se recupere la recaudación de los gobiernos y se reduzca la necesidad de gastos emergencia.

En esas situaciones, la racionalidad colectiva en los mercados financieros necesita la guía del FMI y el liderazgo de unos pocos grandes acreedores. De otra manera, tendrá lugar una rebatiña entre acreedores (una variante del dilema del prisionero). Cada acreedor dice a los demás: «Tú refinancia la deuda mientras yo cobro, gracias».

Si se los gestiona con cuidado, los pagos por el servicio de la deuda de este año pueden, y deben, recapitalizarse con bajas tasas de interés para evitar un choque financiero en cadena. De lo contrario, 2020 señalará un devastador nuevo episodio de crisis financiera mundial.

En el Pánico de 1907, fueron J. Pierpont Morgan y su banco quienes guiaron al sistema financiero de vuelta desde el borde del abismo. En 2020, deberá ser BlackRock, que tenía 6,5 billones de USD de activos en gestión al final del primer trimestre y es uno de los principales acreedores de Argentina. BlackRock podría guiar a los bonistas a refinanciar la deuda argentina con una tasa segura y hacer lo mismo con otros prestatarios soberanos afectados por la pandemia.

Tu turno, Larry Fink, te toca ayudar a evitar una catástrofe financiera mundial.

FUENTE: Project Syndicate

(*) Jeffrey D. Sachs, Professor of Sustainable Development and Professor of Health Policy and Management at Columbia University, is Director of Columbia’s Center for Sustainable Development and the UN Sustainable Development Solutions Network. He has served as Special Adviser to three UN Secretaries-General. His books include The End of Poverty, Common Wealth, The Age of Sustainable Development, Building the New American Economy, and most recently, A New Foreign Policy: Beyond American Exceptionalism.

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hola@fundamentar.com (Jeffrey Sachs (*)) Economía Wed, 13 May 2020 11:22:21 -0300
Es fundamental reestructurar la deuda privada argentina | Stiglitz, Phelps y Reinhart https://fundamentar.com/economia/item/6371-es-fundamental-reestructurar-la-deuda-privada-argentina https://fundamentar.com/economia/item/6371-es-fundamental-reestructurar-la-deuda-privada-argentina Es fundamental reestructurar la deuda privada argentina | Stiglitz, Phelps y Reinhart

La pandemia de la COVID-19 empujó a la humanidad hacia la peor recesión mundial de la era moderna. La presión sobre la finanzas públicas se tornó enorme, especialmente en los países en vías de desarrollo que ya estaban fuertemente endeudados.

El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y las Naciones Unidas han lanzado varias iniciativas para aliviar la carga de la deuda pública en esta situación extraordinaria. Como primer paso, los países del G20 aceptaron una moratoria para la deuda bilateral oficial de las 76 economías más pobres del mundo.

Este momento plantea la prueba máxima para la arquitectura financiera internacional. La «sostenibilidad» es un término actualmente omnipresente en la inversión y las finanzas mundiales, por buenos motivos. Los principios que encarna —como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU— promueven la construcción de un mundo mejor. Esos principios son extremadamente relevantes en el caso de la deuda soberana de los países en vías de desarrollo en apuros.

Con esta emergencia mundial como telón de fondo, Argentina dio comienzo a su proceso de reestructuración de la deuda pública en forma constructiva, de buena fe y con el apoyo de todos los sectores políticos locales. Desde 2016, cuando el país recuperó el acceso a los mercados internacionales, los acreedores extranjeros apostaron al comprar deuda con cupones elevados, pero solo compatible con tasas de crecimiento extremadamente altas, que no se materializaron. En febrero, antes de que la crisis de la COVID-19 fuera grave, el FMI llegó a la conclusión de que la deuda pública argentina es «insostenible». Hay consenso en que la deuda es prohibitiva, ya que se duplicó la incidencia del pago de intereses sobre los ingresos fiscales. Para ser francos, el costo del refinanciamiento se tornó excesivamente alto.

Para una renegociación hace falta el compromiso de todas las partes. Argentina presentó a sus acreedores privados una oferta responsable, que refleja adecuadamente la capacidad de pago del país: un período de gracia de tres años con un recorte menor del capital y otro significativo de los intereses. La propuesta está en línea con el análisis técnico del FMI, que indica que será necesaria una quita sustancial de la deuda por parte de los acreedores privados de Argentina para que la probabilidad de recuperar la sostenibilidad de la deuda sea elevada.

La quita de la deuda es la única forma de combatir la pandemia y encaminar a la economía hacia la sostenibilidad. Antes de la crisis, el Banco Mundial estimó que la pobreza urbana en Argentina era del 35,5 % y la pobreza infantil, del 52,3 %. La ONU considera que el impacto del shock sobre el país es uno de los peores en la región. El FMI, proyecta una contracción del PBI del 5,7 % para 2020.

Se está pidiendo a los acreedores que reduzcan su flujo de ingresos, pero seguirán recibiendo tasas de interés razonables en el futuro. Argentina ha ratificado su voluntad para pagar los servicios de la deuda reestructurada, precisamente porque será factible con la nueva tasa de interés propuesta. Solo una economía que crece de manera sostenible puede cumplir sus compromisos financieros con el tiempo.

La diferencia en la consideración del capital y los intereses fue diseñada precisamente para aliviar la carga del servicio de la deuda mientras el país lucha contra la COVID-19 y trabaja para restablecer el crecimiento. De hecho, la reducción del cupón promedio de los bonos ofrecida por Argentina (del 7 % promedio actual al 2,3 %) es razonable, dado el entorno mundial vigente para las tasas de interés.

En este momento excepcional, la propuesta argentina también presenta una oportunidad para que la comunidad financiera internacional demuestre que puede solucionar una crisis de deuda soberana de manera ordenada, eficiente y sostenible. La ausencia de un marco legal internacional para la reestructuración de la deuda soberana no debe privar a los países endeudados de la posibilidad de proteger a su gente y asegurar la recuperación económica durante la mayor crisis mundial de la que tenemos memoria.

Creemos que un acuerdo sostenible beneficia a ambas partes: a una economía en dificultades, con 45 millones de personas, y a los propios acreedores. Este es el momento para que los acreedores privados actúen de buena fe. Una solución responsable sentará un precedente positivo, no solo para Argentina, sino para el sistema financiero internacional en su conjunto.

Este comentario fue firmado por: 

Jeffrey D. Sachs, Universidad de Columbia; Dani Rodrik, Escuela Kennedy de Harvard; Thomas Piketty, Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (École des hautes études en sciences sociales); Mariana Mazzucato, University College de Londres; Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI y Universidad de Harvard; Brad Setser, Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations); Ricardo Hausmann, ex economista jefe del BID y Escuela Kennedy de Harvard; Carlos Ominami, exministro de Economía, Chile; Yu Yongding, exmiembro del Comité de Política Monetaria, Banco Popular de China; Erik Berglof, ex economista jefe de EBRD y Escuela de Economía de Londres; Nora Lustig, Universidad de Tulane; Nelson Barbosa, exministro de Finanzas y Planeamiento; Justin Yifu Lin, ex economista jefe del Banco Mundial y Universidad de Pekín; Partha Dasgupta, Universidad de Cambridge; Kevin P. Gallagher, Universidad de Boston; Stephany Griffith-Jones, Universidad de Columbia; Stephanie Blankenburg, UNCTAD; Richard Kozul-Wright, UNCTAD; Ricardo French Davis, Universidad de Chile; James K. Galbraith, Universidad de Texas; Jean-Paul Fitoussi, Sciences Po; Amar Bhattacharya, Brookings Institution; Robert Boyer, Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS); Robert Pollin, Universidad de Massachusetts-Amherst; Robert Howse, Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York (NYU Law); Giovanni Dosi, Scuola Superiore Sant’Anna; Juan Carlos Moreno Brid, Universidad Nacional Autónoma de México; Josh Bivens, Economic Policy Institute; Arjun Jayadev, Universidad Azim Premji; David Soskice, Escuela de Economía de Londres; Jayati Ghosh, profesora de Economía, Universidad Jawaharlal Nehru; Mauro Gallegati, Università Politecnica Delle Marche; Natalya Naqvi, Escuela de Economía de Londres; Daniela Gabor, UWE Bristol; Marcus Miller, Universidad de Warwick; John E. Roemer, Universidad de Yale; William H. Janeway, Universidad de Cambridge; Dean Baker, Centro de Investigaciones de Economía y Políticas (Center for Economic and Policy Research) y Universidad de Utah; Gerald Epstein, Universidad de Massachusetts-Amherst; Anwar Shaikh, Universidad The New School; Kaushik Basu, Universidad de Cornell; Matias Vernengo, Universidad de Bucknell; Philippe Aghion, Escuela de Economía de Londres; Anne Laure Delatte, Centro de Información y Estudios Prospectivos Internacionales (CEPII); Sudhir Anand, Escuela de Economía de Londres; Christoph Trebesch, Universidad de Kiel; John Weeks, Universidad de Londres; David Vines, Universidad de Oxford; Saskia Sassen, Universidad de Columbia; Sandra Polaski, Universidad de Boston; Thomas Pogge, Universidad de Yale; Rhys Jenkins, Universidad de Anglia Oriental; Jurgen Kaiser, Jubilee Germany; Gary A. Dymski, Universidad de Leeds; Andreas Antoniades, Universidad de Sussex; Raphael Kaplinsky, Universidad de Sussex; Diane Elson, Universidad de Essex; Ernst Stetter, ex secretario general, Foundation for European Progressive Studies; Ozlem Onaran, Universidad de Greenwich; Todd Howland, Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; Isabel Ortiz, Universidad de Columbia; Carolina Alves, Universidad de Cambridge; Eric LeCompte, Jubilee USA Network; Richard Jolly, Universidad de Sussex; Christoph Trebesch, Universidad de Kiel; Diego Sanchez-Ancochea, Universidad de Oxford; Mark Weisbrot, Centro de Investigaciones de Economía y Políticas (Center for Economic and Policy Research); Lara Merling, Confederación Sindical Internacional; Pedro Mendes Loureiro, Universidad de Cambridge; Ilene Grabel, Universidad de Denver; Sabri Öncü, CAFRAL; David Hall, Universidad de Greenwich; José Esteban Castro, Universidad de Newcastle; Andy McKay, Universidad de Sussex; Stefano Prato, Sociedad para el Desarrollo Internacional (Society for International Development, SID); Rosemary Thorp, Universidad de Oxford; Barry Herman, The New School for Public Engagement; Andrés Aráuz, exministro de Conocimiento y director general del Banco Central, Ecuador; Manuel Alcántara, Universidad de Salamanca; Alex Izurieta, UNCTAD; Michael Cichon, UNU Maastricht; Biswajit Dhar, Universidad Jawaharlal Nehru; Jens Martens, Global Policy Forum; Nicolas Pons-Vignon, Universidad de the Witwatersrand; Jean Saldanha, Red Europea de Deuda y Desarrollo (Eurodad); Leonidas Vatikiotis, Debtfree Project; Valpy FitzGerald, Universidad de Oxford; Giovanni Andrea Cornia, Universidad de Florencia; Matthias Thiemann, Sciences Po; Yılmaz Akyüz, ex economista jefe, South Centre, Génova; Stephan Schulmeister, Universidad de Viena; Eduardo Strachman, Universidad del Estado de San Pablo; Peter Dorman, Evergreen State College; C.P. Chandrasekhar, Universidad Jawaharlal Nehru; Leopoldo Rodriguez, Universidad del Estado de Portland; Chris Tilly, Universidad de California Los Ángeles; Tracy Mott, Universidad de Denver; Jeffrey Madrick, Schwartz Rediscovering Government Initiative; Günseli Berik, Universidad de Utah; Joseph Ricciardi, Babson College; Lorenzo Pellegrini, Universidad Erasmo de Róterdam; Erinc Yeldan, Universidad Bilkent; Sunil Ashra, Management Development Institute; Mustafa Özer, Universidad Anadolu, Turquía; Rolph van der Hoeven, Universidad Erasmo de Róterdam; Al Campbell, Universidad de Utah; Antonella Palumbo, Universidad Roma Tre; Arthur MacEwan, Universidad de Massachusetts Boston; Neva Goodwin, Universidad Tufts; Korkut Boratav, Asociación de Ciencias Sociales de Turquía; Michael Ash, Universidad de Massachusetts-Amherst; Alicia Puyana, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México; John Willoughby, American University; Marco Palacios, El Colegio de México; Reza Mazhari, Universidad Gonbad Gavous, Irán; Ann Markusen, Universidad de Minnesota; Renee Prendergast, Universidad de Queens; Michael Moore, Universidad de Warwick; Carlos A. Carrasco, Universidad de Monterrey, México; Robert Lynch, Washington College; John Schmitt, Economic Policy Institute; Venkatesh Athreya, Universidad Bharathidasan; Jeff Faux, Economic Policy Institute; Kunibert Raffer, Universidad de Viena; Jenik Radon, Universidad de Columbia; Maria Joao Rodrigues, Foundation for European Progressive Studies; Stephanie Seguino, Universidad de Vermont; Gustavo Indart, Universidad de Toronto; Cyrus Bina, Universidad de Minnesota; Alberto Minujin, The New School; Philip Alston, NYU; Sudhir Anand, Escuela de Economía de Londres; José Gabriel Palma, Universidad de Cambridge; Michael A. Cohen, The New School; y Jeff Powell, Universidad de Greenwich. 

FUENTE: Project Syndicate

(*) Joseph E. Stiglitz, a Nobel laureate in economics and University Professor at Columbia University, is the author, most recently, of People, Power, and Profits: Progressive Capitalism for an Age of Discontent.

(**) Edmund S. Phelps, the 2006 Nobel laureate in economics, is Director of the Center on Capitalism and Society at Columbia University and the author of Mass Flourishing and Dynamism.

(***) Carmen M. Reinhart is Professor of the International Financial System at Harvard University's John F. Kennedy School of Government.

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hola@fundamentar.com (Joseph Stiglitz (*); Edmund Phelps (**); Carmen Reinhart (***)) Economía Wed, 13 May 2020 11:12:06 -0300
Razones para bajar las tasas muy por debajo de cero | Kenneth Rogoff https://fundamentar.com/economia/item/6365-razones-para-bajar-las-tasas-muy-por-debajo-de-cero https://fundamentar.com/economia/item/6365-razones-para-bajar-las-tasas-muy-por-debajo-de-cero Caricatura del titular de la FED, Jerome Powell

Aquellos que ven la aplicación de tipos de interés negativos por parte de los bancos centrales como algo excesivo tal vez deban reconsiderarlo. Ahora mismo, en Estados Unidos, la Reserva Federal (con el apoyo implícito y explícito del Tesoro) va camino de dar respaldo a casi todas las deudas de la economía (privadas o de los gobiernos de nivel estatal y municipal). Muchos otros gobiernos se han sentido obligados a tomar medidas similares. Una crisis que (esperamos) sólo ocurre una vez en un siglo exige una intervención gubernamental a gran escala, pero ¿quiere decir eso prescindir de los mecanismos de asignación basados en el mercado?

El respaldo crediticio indiscriminado es buena idea si se parte del supuesto de que las presiones recientes en los mercados sólo fueron una contracción de liquidez transitoria que se resolverá pronto, cuando después de la COVID‑19 haya una recuperación fuerte y sostenida. Pero ¿y si esa recuperación rápida no se materializa? ¿Si, como uno sospecha, le lleva años a la economía de Estados Unidos y del mundo volver a los niveles de 2019? Si así fuera, no parece probable que todas las empresas sigan siendo viables, o que todos los gobiernos de nivel estatal y municipal conserven la solvencia.

Lo más seguro es que nada será igual. Se destruirá riqueza en proporciones catastróficas, y las autoridades deberán hallar un modo de asegurar que, al menos en algunos casos, los acreedores asuman una parte de las pérdidas, proceso que llevará años de negociaciones y litigios. Para los abogados especializados en quiebras y los cabilderos habrá grandes beneficios (derivados en parte de presionar a los contribuyentes para que paguen por el cumplimiento de las garantías de rescate). Será un desastre indescriptible.

Ahora, imaginemos que para apuntalar los mercados, en vez de limitarse a proveer garantías, la Fed pudiera llevar la mayoría de los tipos de interés a corto plazo de la economía cerca o por debajo de cero (Europa y Japón ya han incursionado en territorio negativo). Supongamos que para oponer resistencia a la actual búsqueda de refugio en la deuda pública, los bancos centrales fueran más allá y bajaran las tasas de referencia a corto plazo, digamos, a –3% o menos.

Para empezar, igual que los recortes de tasas en los viejos tiempos de los tipos de interés positivos, las tasas negativas salvarían del default a muchas empresas, estados y ciudades. Con una implementación correcta (y los datos empíricos recientes lo avalan cada vez más), las tasas negativas pueden, a la manera de la política monetaria normal, reforzar la demanda agregada y aumentar el nivel de empleo. Así que antes de lanzarse a reestructurar deudas por doquier, ¿no sería mejor probar una dosis de estímulo monetario normal?

La factibilidad y eficacia de los tipos de interés muy negativos depende de una serie de medidas básicas. La más importante, que hasta ahora no ha tomado ningún banco central (incluido el BCE) es impedir el atesoramiento de efectivo a gran escala por parte de empresas financieras, fondos de pensiones y aseguradoras. Para ello debería bastar alguna combinación de regulación, comisiones dependientes de la duración para los redepósitos a gran escala de efectivo en el banco central y retirada de los billetes de alta denominación.

No es física nuclear (¿o debería decir virología?). Descartado el atesoramiento de efectivo a gran escala, la cuestión del traslado de los tipos de interés negativos a los depositantes bancarios (la mayor preocupación) queda eliminada. Incluso sin evitar totalmente el atesoramiento (algo arriesgado y costoso), para los bancos europeos ha sido cada vez más factible el traslado de las tasas negativas a los grandes depositantes. Y los gobiernos no cederían mucho al brindar a los pequeños depositantes protección total contra las tasas negativas. Repito, con suficiente tiempo y planificación adecuada, es fácil de hacer.

Los tipos de interés negativos han generado un sinfín de objeciones, pero en su mayoría son producto de un razonamiento confuso o admiten una solución fácil, como examino en mi libro de 2016 sobre el pasado, el presente y el futuro del dinero, así como en escritos relacionados. Donde también explico por qué no hay que pensar en los «instrumentos monetarios alternativos» (por ejemplo la flexibilización cuantitativa y el helicóptero monetario) como formas de política fiscal. Si bien una respuesta fiscal es necesaria, también lo es en gran medida la política monetaria, que es la única que opera sobre el crédito en toda la economía. Hasta que la inflación y el tipo de interés real salgan del pozo, sólo una política de tipos de interés efectivos muy negativos puede funcionar.

El uso de esa política en las economías avanzadas también sería una enorme bendición para las economías emergentes y en desarrollo, muy afectadas por el abaratamiento de los commodities, la fuga de capitales, el alto endeudamiento y tipos de cambio desfavorables (además de estar enfrentando las primeras etapas de la pandemia). Incluso con tasas negativas, muchos países todavía necesitarán una moratoria de deudas. Pero un dólar más débil, un crecimiento global más firme y una reducción de la fuga de capitales ayudarían, sobre todo en el caso de los mercados emergentes más grandes.

Lamentablemente, en la revisión de instrumentos de política de la Reserva Federal en 2019, la implementación de tipos de interés muy negativos quedó en la práctica descartada, lo que limitó la capacidad de la Fed frente a la pandemia. Los cabilderos de bancos influyentes los detestan, aun cuando bien implementados no tienen por qué afectar las ganancias de los bancos. Y parte de la culpa es de los economistas, hipnotizados por la presencia de interesantes resultados contrarios a la intuición que surgen en las economías cuando realmente hay un límite inferior de cero para los tipos de interés.

La implementación de emergencia de tipos de interés muy negativos no resolverá todos los problemas actuales, pero sería un primer paso. Si (como parece cada vez más probable) el tipo de interés real en equilibrio en los próximos años va camino de ser más bajo que nunca, es hora de que los bancos centrales y los gobiernos hagan un urgente y detenido examen de la idea.

(*) Profesor de Economía y Políticas Públicas en Harvard. Fue jefe de economistas del FMI entre 2001 y 2003.

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (Kenneth Rogoff (*)) Economía Tue, 05 May 2020 11:51:18 -0300
Deuda externa: Una estrategia en dos frentes https://fundamentar.com/nacional/item/6329-deuda-externa-una-estrategia-en-dos-frentes https://fundamentar.com/nacional/item/6329-deuda-externa-una-estrategia-en-dos-frentes Deuda externa: Una estrategia en dos frentes

Mientras en el plano internacional el ministro de Economía de la Nación Martín Guzmán realiza gestiones en Nueva York, a nivel local el gobierno apuesta a que el proyecto de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Externa argentina sea convertido en ley la semana que viene.

Para abordar la madre de todas las batallas, la verdadera pesada herencia que le dejó el gobierno de Mauricio Macri con el enorme nivel de endeudamiento, el oficialismo se plantea atacar el problema con una abordaje integral dividido en dos frentes: el externo y el interno.

En ese sentido es que se comenzó a delinear la estrategia legislativa de cara a la semana próxima, aunque aún la iniciativa no pasó por la Cámara baja, donde sería dictaminada y aprobada en las próximas 48 horas.

Según informó la agencia oficial de noticias Télam, ya se avisó a los integrantes de la bancada que preside el formoseño José Mayans que viajen a Buenos Aires para mantener una reunión este jueves, al día siguiente del tratamiento en Diputados.

El plan trazado por el oficialismo propone elevar un pedido de sesión especial para el miércoles de la semana próxima, que incluirá el proyecto sobre Deuda, que sería dictaminado el día anterior en una reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda que preside el peronista cordobés Carlos Caserio.

El senador volará a Buenos Aires en las próximas horas y, según anticiparon, estará en el Congreso pasado mañana mientras se realiza el debate en Diputados.

Desde el interbloque de Juntos por el Cambio, en tanto, organizarán una reunión el próximo lunes para tomar una posición definitiva sobre cómo actuarán durante la sesión.

Sin embargo, tal como adelantó la senadora macrista cordobesa Laura Rodríguez Machado la semana pasada a la agencia Télam, la oposición colaborará con la sanción de la iniciativa enviada por el Ejecutivo.

Por su parte, el jefe de la bancada de Juntos por el Cambio, el radical formoseño Luis Naidenoff, participará de la cumbre que los principales dirigentes de ese sector, a excepción del ex presidente Mauricio Macri, protagonizarán mañana en la vieja sede del Gobierno porteño.

El oficialismo de la Cámara de Diputados pretende que se firme este mismo martes el dictamen de comisiones del proyecto sobre Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Externa, que el Frente de Todos aspira a debatir el miércoles en el recinto junto al de modificación del Consenso Fiscal.

Está previsto que el proyecto sobre la deuda externa será debatido desde el mediodía de este martes en un plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas, que contará con la presencia de funcionarios de la Jefatura de Gabinete y del Ministerio de Economía, quienes expondrán los alcances de la iniciativa y luego responderán preguntas de los diputados.

Si bien aún no fue confirmado, entre los asistentes estarían la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca; el secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando «Chino» Navarro; y el viceministro de Economía, Haroldo Montagú, entre otros.

Una hora antes, en la comisión de Finanzas se firmará el dictamen del proyecto sobre Consenso Fiscal, en un tratamiento que no tendría mayores dificultades ya que el PRO y la UCR avalaron el texto en el Senado.

Ambos proyectos serán puestos a consideración en una sesión especial prevista para el mediodía del miércoles, que se podría extender hasta la madrugada, e, incluso, pasar a un cuarto intermedio hasta el jueves.

Con relación al contenido del proyecto sobre deuda externa, los gobernadores de Juntos por el Cambio buscan que les permitan incorporar las de sus distritos a la «restauración de sostenibilidad que autoriza el proyecto de ley que el Ejecutivo envió al Congreso».

Para apuntalar esa postura, los tres gobernadores radicales y el porteño Horacio Rodríguez Larreta se reunían este martes con los jefes de bloques de su fuerza en la Cámara baja.

En despachos de la principal bancada opositora circula un documento basado en cuatro ejes, que son los que los gobernadores pedirán incorporar al proyecto de Ley que que redactó el ministro de Economía, Martín Guzmán, y que llegó al Congreso el martes pasado.

Las principales demandas opositoras apuntaban a autorizar a las provincias a incorporar sus deudas externas a la restauración que autoriza la ley del Ejecutivo y diferir plazos para las deudas en pesos que las provincias tienen con el Tesoro Nacional y el Fondo de Garantía y Sustentabilidad de la Anses, entre otros organismos nacionales.

También pidieron que las provincias que cumplen con la ley de Responsabilidad Fiscal sean autorizadas a tomar créditos de bancos y colocar letras o títulos y que cuando el Gobierno Nacional salga a colocar Letras o títulos deba incluir los requerimientos de las provincias a los fines de lograr tasas de interés más bajas.

Si bien todo es materia de negociación, ambas partes saben que desde Economía bajaron línea al Congreso respecto de que no se puede mezclar deuda interna con deuda externa, «pero habrá que esperar al martes y ver qué surge tras el plenario de comisiones y la discusión que horas después se dará en el Congreso», dijeron desde el bloque de diputados de Juntos para el Cambio.

La postura que llevarán al recinto se terminará de definir en una reunión del interbloque prevista para este martes a la tarde noche, luego del plenario de comisiones.

A ese encuentro interno, los socios de Juntos por el Cambio llegarán con un condicionamiento: la diputada nacional Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica-ARI, anticipó que su bancada acompañará el proyecto de ley sobre Deuda Pública Externa y rechazará el referido al Consenso Fiscal.

El oficialismo descuenta que tendrá el número de firmas necesarias en las comisiones para alzarse con los dictámenes de mayoría, aunque aspira a reunir consenso con otras fuerzas para darle volumen político a ambas leyes.

Los interbloques de diputados referenciados en gobiernos provinciales como los de Córdoba, Misiones, Río Negro y Neuquén, además de los lavagnistas, expresarían algunas observaciones pero darían quórum y votarían a favor del proyecto.

Guzman en Nueva York
Por su parte el ministro de Economía, Martín Guzmán, se reunirá este martes en Nueva York, con autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) para avanzar en las negociaciones con el organismo sobre la propuesta argentina de posponer los pagos del programa vigente, como parte de sus actividades.

Según confirmaron fuentes del organismo internacional a Télam, el encuentro tendrá lugar por la mañana y participarán, además de Guzmán, el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, la directora adjunta del departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo, Julie Kozack, y el jefe de la misión del Fondo para la Argentina, Luis Cubeddu.

El organismo, que había solicitado un plan económico y fiscal para analizar la propuesta argentina de posponer los pagos, mantiene con el país un crédito pautado inicialmente por US$ 57.000 millones, de los cuáles ya fueron desembolsados unos US$ 44.000 millones, y que implican vencimientos muy altos que deberían ser afrontados desde el año próximo.

La reunión con el FMI forma parte de la agenda de actividades del ministro en los Estados Unidos, donde el lunes mantuvo una reunión con medio centenar de inversores internacionales y representantes de bancos de inversión en la sede neoyorkina del Council of Américas.

La actividad oficial del ministro, tras el encuentro con inversores, se completaba el lunes con una serie de reuniones con representantes del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

La reunión de este martes no será la primera que Guzmán mantiene con Cubeddu, quien fuera designado como el reemplazante del italiano Roberto Cardarelli como jefe de la misión en el país el pasado 25 de noviembre.

Según declaró el propio ministro, ambos mantuvieron un encuentro junto a la directora del organismo, Kristalina Giorgieva, pocos días antes de la asunción oficial del Guzmán en su cargo, el pasado 10 de diciembre de 2020.

 

FUENTE: Télam/Redacción Rosario

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray) Argentina Tue, 28 Jan 2020 09:01:25 -0300
¿Aprenderá por fin el FMI de Argentina? https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6283-aprendera-por-fin-el-fmi-de-argentina https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6283-aprendera-por-fin-el-fmi-de-argentina ¿Aprenderá por fin el FMI de Argentina?

La crisis de deuda externa de Argentina, políticamente intratable, es un poderoso recordatorio de que el Fondo Monetario Internacional todavía no tiene una respuesta para tratar la volatilidad de los flujos de capitales internacionales a las economías emergentes. También resalta la necesidad de reformas en el Fondo.

Dado el abundante historial de incumplimientos de deuda de Argentina, para comprender la situación actual tenemos que retrotraernos al menos dos décadas. Durante la mayor parte de los noventa, Argentina implementó exitosamente un régimen de fijación cambiaria, que para el FMI era una forma razonable de contener la inflación. La estrategia fue tan exitosa que Argentina atrajo importantes ingresos de capitales internacionales que le permitieron financiar un abultado déficit externo.

Pero en 1998, ya era evidente que el tipo de cambio estaba sobrevaluado, en un contexto de términos de intercambio adversos, fortaleza del dólar estadounidense y crisis de flujo de capitales en Asia y en Rusia. Agregar cierta flexibilidad al régimen cambiario parecía necesario, pero no estaba claro cómo. El abandono de un tipo de cambio fijo nunca deja de ser una experiencia traumática, con ganadores y perdedores obvios.

En tanto, el FMI se mostró tolerante hacia Argentina, porque el país había seguido sus recomendaciones y tenía amigos en Washington. Se le dio el beneficio de la duda, y así Argentina se aferró al régimen de fijación cambiaria. El FMI proveyó apoyo en abundancia y exhortó a aplicar su habitual receta todoterreno: el ajuste fiscal.

La austeridad quizá hubiera funcionado si el único problema hubiera sido una falta temporal de liquidez. Pero Argentina estaba demasiado endeudada, y sus acreedores se dieron cuenta de que el régimen cambiario argentino era insostenible. En diciembre de 2001, el FMI cortó el apoyo, a regañadientes. El presidente de Argentina en aquel entonces, Fernando de la Rúa, se fue de la casa de gobierno en helicóptero y la economía se hundió en el caos. En un contexto de cierres de bancos, 20% de desempleo y una reducción del 28% en el PIB, el país cayó en cesación de pagos de la deuda externa.

El desastre terminó de arreglarse en 2010, reprogramación de la deuda externa mediante. Con la llegada en 2015 de un nuevo presidente promercado, Mauricio Macri, el ciclo pudo recomenzar. Esta vez, a instancias del FMI, Argentina adoptó un régimen cambiario de flotación pura. La reprogramación había reducido la deuda externa, de modo que se reanudó el ingreso de capitales. Los inversores se mostraron dispuestos incluso a comprar bonos a cien años de un país que en los últimos dos siglos tuvo ocho incumplimientos de deuda soberana.

El entusiasmo de los inversores y la luna de miel de la política argentina duraron mientras hubo un entorno internacional benigno. Pero cuando en 2018 el ingreso de capitales empezó a flaquear, el FMI tuvo que intervenir una vez más para cubrir el faltante de financiación externa, con un asombroso programa de préstamos por 50 000 millones de dólares (más tarde ampliado a 57 000 millones).

La ex directora gerente del FMI, Christine Lagarde, junto al presidente de Argentina Mauricio Macri
La ex directora gerente del FMI, Christine Lagarde, junto al presidente de Argentina Mauricio Macri

Una vez más, el problema de financiación externa no era un fenómeno temporal, y pronto el electorado argentino comenzó a rechazar las reformas exigidas por el FMI. A fines del mes pasado, con una deuda externa acumulada superior a cien mil millones de dólares y la mayor parte del dinero del Fondo ya desembolsada, Argentina anunció en forma unilateral un “reperfilamiento” de la deuda.

Para el pueblo argentino, son malas noticias; para el FMI, es un fracaso fundamental de sus políticas. Ya es evidente que la austeridad fiscal y un régimen de flotación cambiaria son inadecuados frente a la volatilidad del flujo de capitales. La única pregunta es qué viene ahora, no sólo para Argentina, donde el FMI se esforzará en salvar su programa de préstamos, sino para el Fondo mismo.

Para empezar, el FMI tiene que idear formas mejores de resolver los problemas de deuda soberana insostenible. Una deuda interna insostenible siempre se puede resolver con reprogramaciones o quiebras. Pero la deuda internacional es harina de otro costal, y aquí el historial del FMI deja mucho que desear. En la crisis asiática de 1998, el Fondo opuso firme resistencia a una reprogramación. En la crisis griega de 2010, permitió a los acreedores (más que nada bancos extranjeros) protegerse a sí mismos de su propia estupidez. Y en el caso de Argentina, se negó a usar su influencia contra los fondos buitres que habían subvertido la reprogramación de 2010, al tiempo que desplegaba un programa de préstamos a gran escala.

En segundo lugar, el FMI tiene que enfrentar el hecho de que para una economía emergente frágil, un flujo de capitales internacionales irrestricto es demasiado volátil. Tras mucho oponerse a los controles de capitales, últimamente terminó avalando (sin entusiasmo) la “gestión de flujos de capitales”, pero sólo como última medida cuando todas las demás (en concreto, la dura austeridad) han sido agotadas.

Pero en vez de ser la última herramienta de política por considerar, la restricción del ingreso de capitales debería ser una opción rutinaria para muchas economías emergentes. El FMI debería articular su apoyo a los países que apliquen esas restricciones a flujos de cartera inconstantes. Las economías emergentes no deberían incurrir en déficits externos cuantiosos sólo porque los inversores extranjeros están eufóricos, ya que esos mismos inversores partirán en masa cuando cambien las condiciones.

En tercer lugar, en vez de tolerar a regañadientes la intervención en el mercado cambiario, el FMI debería promoverla activamente cuando la volatilidad del mercado es claramente disruptiva. Varias economías asiáticas demostraron los beneficios de una intervención disciplinada en el mercado. El Fondo debería usar esas experiencias como base para la elaboración de recomendaciones operativas.

En cuarto lugar, los accionistas del FMI tienen que revisar la gobernanza interna del organismo. El programa argentino no es más que la última en una serie de decisiones en las que aparentemente los intereses políticamente motivados de los integrantes más grandes del Fondo han prevalecido, dejando de lado a la Junta Ejecutiva con su excesiva complejidad.

Tradicionalmente, Argentina recibió un trato favorable de Washington (en comparación con, por ejemplo, los países de la crisis asiática en 1997‑98). La veloz aprobación del programa de 50 000 millones de dólares, y la facilidad con que se amplió a 57 000 millones, refuerzan la impresión de que el país recibe un tratamiento especial, a pesar de su incapacidad crónica para manejar sus deudas.

Cuando llegue el momento de un análisis post mortem, se culpará a la víctima. Se mostrarán las deficiencias políticas y de gobernanza de Argentina como explicación de lo que salió mal (y no sin justificación). Pero la cuestión es otra. Se supone que el FMI está para actuar en entornos difíciles. Para hacerlo con eficacia, tiene que reformarse a sí mismo junto con la problemática economía argentina.

(*)Ex vicegobernador del Banco Central de Australia  

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com ( STEPHEN GRENVILLE (*)) Opinión Fri, 04 Oct 2019 12:20:13 -0300
Los Nueve Principios del Proyecto Aprobado por la ONU https://fundamentar.com/nacional/item/5118-los-nueve-principios-del-proyecto-aprobado-por-la-onu https://fundamentar.com/nacional/item/5118-los-nueve-principios-del-proyecto-aprobado-por-la-onu Kicillof y Timerman festejaron en la ONU la aprobación de la resolución sobre la deuda Argentina

Los nueve principios impulsados por Argentina, y consensuados por el Grupo de los 77 + China, para la restructuración de la deuda de los países.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó los nueve principios impulsados por Argentina, y consensuados por el Grupo de los 77 + China, para la restructuración de la deuda de los países, entre los que se destaca que si una renegociación de deuda es aprobada por “una mayoría cualificada”, esta debe ser acatada por el resto de los tenedores de títulos.

Además, los Estados deberán hacer una reestructuración “como último recurso”, tendrán “la obligación de abstenerse de discriminar arbitrariamente a los acreedores”, y deberán incluir “cláusulas de acción colectiva” que destaquen la preeminencia de las mayorías “en sus emisiones de deuda”.

 

LOS NUEVE PRINCIPIOS SON LOS SIGUIENTES

 

1.       Un Estado soberano tiene derecho, en el ejercicio de su facultad discrecional, a elaborar sus políticas macroeconómicas, incluida la reestructuración de su deuda soberana, derecho que no debe verse frustrado ni obstaculizado por medidas abusivas. La reestructuración debe hacerse como último recurso, preservando desde el inicio los derechos de los acreedores.

 

2.       El principio de que el deudor soberano y todos sus acreedores deben actuar de buena fe implica su participación en negociaciones constructivas de reestructuración de la deuda soberana y en otras etapas del proceso con el propósito de restablecer la sostenibilidad de la deuda y el servicio de la deuda de manera rápida y duradera y de obtener el apoyo de una masa crítica de acreedores mediante un diálogo constructivo acerca de las condiciones de la reestructuración.

 

3.       El principio de la transparencia debe promoverse para aumentar la rendición de cuentas de los interesados, lo que puede lograrse compartiendo oportunamente tanto datos como procesos relacionados con la renegociación de la deuda soberana.

 

4.       El principio de la imparcialidad exige que todas las instituciones y agentes involucrados en las reestructuraciones de la deuda soberana, incluso a nivel regional, de conformidad con sus mandatos respectivos, sean independientes y se abstengan de ejercer toda influencia indebida en el proceso y en otros interesados o de realizar actos que generen conflictos de interés o corrupción o ambos.

 

5.       El principio del trato equitativo impone a los Estados la obligación de abstenerse de discriminar arbitrariamente a los acreedores, a menos que la diferencia de trato esté justificada conforme a derecho, sea razonable y se corresponda con las características del crédito, garantice la igualdad entre los acreedores y sea examinada por todos los acreedores. Los acreedores tienen derecho a recibir el mismo trato en proporción con su crédito y con las características de este. Ningún acreedor o grupo de acreedores debe ser excluido a priori del proceso de reestructuración de la deuda soberana.

 

6.       El principio de la inmunidad soberana de jurisdicción y ejecución en materia de reestructuración de la deuda soberana es un derecho de los Estados ante los tribunales internos extranjeros, y las excepciones deberán interpretarse de manera restrictiva.

 

7.       El principio de la legitimidad implica que al establecer instituciones y realizar operaciones relacionadas con la reestructuración de la deuda soberana se deben respetar, en todos los niveles, los requisitos de inclusión y el estado de derecho. Los términos y condiciones de los contratos originales seguirán siendo válidos hasta que sean modificados mediante un acuerdo de reestructuración.

 

8.       El principio de la sostenibilidad significa que las reestructuraciones de la deuda soberana deben realizarse de manera oportuna y eficiente y crear una situación de endeudamiento estable en el Estado deudor, preservando desde el inicio los derechos de los acreedores y a la vez promoviendo el crecimiento económico sostenido e inclusivo y el desarrollo sostenible, minimizando los costos económicos y sociales, garantizando la estabilidad del sistema financiero internacional y respetando los derechos humanos.

 

9.       La reestructuración por mayoría implica que los acuerdos de reestructuración de la deuda soberana que sean aprobados por una mayoría cualificada de los acreedores de un Estado no se verán afectados, perjudicados u obstaculizados de otro modo por otros Estados o por una minoría no representativa de acreedores, que deben respetar las decisiones adoptadas por la mayoría de los acreedores. Debe alentarse a los Estados a que incluyan cláusulas de acción colectiva en sus emisiones de deuda soberana.

 

EL DOCUMENTO: ONU - Principios Básicos Para Reestructuraciones de Deuda Soberanas

 

FUENTE: Télam

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hola@fundamentar.com (Luciano Herrero) Argentina Fri, 11 Sep 2015 17:14:37 -0300
Timerman Agradeció el Apoyo a la Iniciativa Sobre Reestructuración de Deuda https://fundamentar.com/nacional/item/5110-timerman-agradecio-el-apoyo-a-la-iniciativa-sobre-reestructuracion-de-deuda https://fundamentar.com/nacional/item/5110-timerman-agradecio-el-apoyo-a-la-iniciativa-sobre-reestructuracion-de-deuda Héctor Timerman

El canciller Héctor Timerman agradeció en Nueva York a los países que integran el bloque del G77 más China su apoyo a la iniciativa argentina para crear un nuevo marco de reestructuración de deudas soberanas, que será tratado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) el próximo jueves.

Timerman ponderó "el firme y comprometido liderazgo" llevado adelante por el grupo y remarcó además el "constante apoyo" de Sudáfrica a la Resolución A/69/L.84 sobre “Principios Básicos de los Procesos de Reestructuración de la Deuda Soberana”, presentada por Argentina ante el organismo multilateral el año pasado.

El canciller dijo que el proyecto es un "claro ejemplo de una resolución pensada para todos aquellos países, en desarrollo y desarrollados, que han enfrentado, están enfrentando o enfrentarán una crisis de deuda" con el objetivo de "no ser arrastrados ni por la ley del más fuerte ni por la dictadura de los mercados".

Ante el pleno del Grupo de 77 países que integran el bloque, más China, Timerman consideró que la iniciativa será "una herramienta de gran valor para permitir que las reestructuraciones de deudas soberanas se lleven a cabo con mayor equidad, eficiencia y transparencia y que al mismo tiempo se le pueda poner un límite a grupos minoritarios especuladores que sin escrúpulos ponen en riesgo el desarrollo de nuestras Naciones".

Además, anticipó que espera "un resultado con una enorme mayoría de votos favorables que contribuirán a hacer posible un mundo más justo, igualitario y en paz".

Timerman repitió su agradecimiento en varias oportunidades y subrayó su presencia en Nueva York como un "reconocimiento del gobierno argentino por el acompañamiento que nos han brindado".

También dijo haber hecho llegar "personalmente" una carta de agradecimiento a sus pares, y detalló que solicitó a los embajadores argentinos en cada uno de los países del bloque "que se acercaran para ofrecer toda la información y aclaración necesaria".

Por otra parte, destacó el "valioso informe" adoptado por el Comité Ad Hoc que analiza el proyecto y es presidido por el Embajador de Bolivia ante la ONU, Sacha Llorenti.

"El G77 ha sabido, desde su diversidad, demostrar su unidad, dinamismo y solidaridad para lograr, una vez más, acuerdos más sólidos y equilibrados", concluyó el ministro argentino.

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Noelia Montero

FUENTE: Télam

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hola@fundamentar.com (Noelia Montero) Argentina Wed, 09 Sep 2015 10:46:31 -0300
La Corte de Nueva York ordenó a Griesa desestimar Demanada de Fondos Buitre https://fundamentar.com/nacional/item/5085-la-corte-de-nueva-york-ordeno-a-griesa-desestimar-demanada-de-fondos-buitre https://fundamentar.com/nacional/item/5085-la-corte-de-nueva-york-ordeno-a-griesa-desestimar-demanada-de-fondos-buitre La decision de la Corte de Apelaciones de Nueva York es un serio revés a la posici{on de los Holdouts.

La Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York falló a favor del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y rechazó la demanda realizada por los fondos buitre que buscaban determinar a la entidad monetaria como un “alter ego” del Estado argentino con el fin de embargar sus reservas.

En un documento de 43 páginas, la Corte de Apelaciones “revocó” la orden de Griesa del 26 de septiembre de 2013, y lo instruyó a que desestime el reclamo de los fondos buitre EM y NML Capital realizado en el marco del litigio que llevan adelante contra Argentina en los tribunales de Estados Unidos.

La orden adoptada hoy representa un fuerte revés para los fondos buitre y es el segundo pronunciamiento en contra de las decisiones del juez Griesa en lo que va del mes.

“La decisión de la Corte de Apelaciones de Nueva York sienta un precedente internacional y garantiza de manera decisiva la inembargabilidad de las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) frente a la pretensión de los fondos buitre y demuestra que el BCRA desarrolló una estrategia correcta en este litigio”, subrayó el presidente de la entidad, Alejandro Vanoli, al destacar la importancia del fallo.

Para la Corte, en su decisión, Griesa “incurrió en error” de interpretación respecto a “la imputación de la renuncia de Argentina sobre inmunidad soberana del BCRA en base a una teoría del alter ego”, así como en “la aplicación de la excepción a la actividad comercial del uso del BCRA de sus cuentas con la Reserva Federal de Nueva York”.

En el extenso y detallado texto con fecha de hoy, el tribunal de segunda instancia desestimó los argumentos de los fondos buitre por “no ser suficientes” respecto a la supuesta dependencia del BCRA con el Estado argentino en lo que hace a las operaciones diarias.

“La mayoría de las acciones que supuestamente tomadas por el BCRA son funciones gubernamentales llevadas adelante por la mayoría de los bancos centrales”, sostuvo el pronunciamiento.

En ese sentido, el tribunal mencionó que los gobiernos “comúnmente ejercitan algunas medidas de control sobre sus agencias” siendo que junto con los bancos centrales, “incluida” la administración estadounidense y la Reserva Federal, “con frecuencia consultan y coordinan sus acciones con respecto a las políticas monetarias”.

A su vez, los magistrados de la instancia de apelación rechazaron otro de los argumentos de los fondos buitre respecto a "fraudes e injusticias" en referencia a la cancelación con el Fondo Monetario Internacional, al asegurar que “no hay nada irregular o fraudulento acerca de que Argentina reconozca una preferencia por el pago de un conjunto de acreedores sobre otros”.

“El alegato de los demandantes simplemente no muestra que Argentina ha utilizado al BCRA para frustrar los esfuerzos de cobro de sus acreedores o de que trató al BCRA como una entidad `falsa´ para ocultar sus propios activos”, aseveró el texto.

Por otro lado, la Corte de Apelaciones responde a “la otra excepción a la inmunidad soberana en la que se basó” el tribunal del distrito sur liderado por Griesa, que dice que un estado extranjero no es inmune en una acción comercial desarrollada en los Estados Unidos.

Así, “ninguna de estas acciones después del 2001 -préstamos otorgados por el BCRA a la Argentina, coordinación de la política monetaria, el nombramiento o remoción de directores del BCRA- son actividades comerciales que ocurrieron en los Estados Unidos”, detalló.

Luego de desestimar uno a uno los planteos realizados por los fondos buitre, el tribunal de apelación determinó que el “BCRA no constituye un `alter ego´ de Argentina a los efectos de esta demanda”.

La orden adoptada hoy representa un fuerte revés para los fondos buitre y es el segundo pronunciamiento en contra de las decisiones del juez Griesa en lo que va del mes, luego que el 10 de agosto el tribunal le revocara una orden en un caso sobre una serie de demandas colectivas de tenedores de bonos emitidos por Argentina y le ordenara al magistrado seguir las instrucciones impartidas con anterioridad.

 

RELEVAMIENTO Y EDICION: Maria Belen Serra

FUENTE: Telam

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hola@fundamentar.com (Maria Belen Serra) Argentina Mon, 31 Aug 2015 21:43:41 -0300
La Corte de Apelaciones le da la Razon a Argentina con los "me too" https://fundamentar.com/nacional/item/5026-la-corte-de-apelaciones-le-da-la-razon-a-argentina-con-los-me-too https://fundamentar.com/nacional/item/5026-la-corte-de-apelaciones-le-da-la-razon-a-argentina-con-los-me-too La Corte desestimo el dictamen de Griesa, que favorecia a los "me too".

Revirtió la decisión del juez distrital, que había favorecido el pedido de los tenedores de bonos para ser considerados dentro de su fallo y demandar al país, y reprendió al magistrado por no seguir las ordenes dadas anteriormente sobre cómo proseguir.

La Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, decidió hoy a favor de la Argentina en el caso de los “me too”, revirtiendo así la decisión del juez distrital, Thomas Griesa, quien había favorecido el pedido de los tenedores de bonos para ser considerados dentro de su fallo y demandar al país, y lo reprendió por no seguir las ordenes dadas anteriormente sobre cómo proseguir.

La Corte dio lugar a la apelación del gobierno argentino y desestimó la decisión de Griesa.

 La Corte dio lugar a la apelación del gobierno argentino y desestimó la decisión de Griesa que habilitó a los tenedores de ocho clases de bonos a demandar a la Argentina como grupo, conocidos como “me too”, con el objetivo de ser sumados al fallo del magistrado efectuado en 2012 que ordenaba al país pagar a los fondos buitre la suma de 1.3 mil millones de dólares.

El tribunal que interviene en el caso con los fondos buitre sostuvo que la Corte distrital de Nueva York “contravino el mandato emitido en apelación al no seguir las instrucciones específicas previas” y señaló que en vez de seguir dichas directivas “certificó” la solicitud de los fondos buitre de “expandir las clases” de bonos en cuestión.

Con su accionar, la corte de Griesa “no llevó adelante una audiencia probatoria” y a su vez, cuando los fondos buitre argumentaron que el proceso de discovery (solicitud de información) no era viable, “en lugar de seguir nuestra orden y adoptar un enfoque individualizado de daños y perjuicios, el tribunal resucitó la clase original de definición de los demandantes”, afirmaron los jueces de la instancia de apelación en un documento de 15 páginas.

 

RELEVAMIENTO Y EDICION: Maria Belen Serra

FUENTE: Telam

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hola@fundamentar.com (Maria Belen Serra) Argentina Mon, 10 Aug 2015 20:53:33 -0300