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El próximo miércoles 3 junio se convoca a marchar en el Congreso nacional y en más de 70 ciudades para reclamar justicia para aquellas mujeres que hayan sobrevivido a la violencia de género como por parte de familiares que perdieron a sus mujeres amadas, víctimas de feminicidios.

El feminicidio se refiere al asesinato de mujeres por parte de hombres que las matan por el hecho de ser mujeres. Son asesinatos motivados por la misoginia, porque implican el desprecio y el odio hacia las mujeres; y por el sexismo, porque los varones que las asesinan sienten que son superiores a las mujeres y que tienen el derecho de terminar con sus vidas; o por la suposición de propiedad sobre las mismas. El feminicidio entra en una de las tantas esferas de violencia que sufren las mujeres en nuestra sociedad.

Si bien es mucho menos violento, las mujeres también sufren el trato desigual por razones de género en el mercado laboral a pesar de los grandes avances que se ha tenido en esta materia. Considerando la importancia de la marcha del próximo miércoles, creemos que es necesario que queden expuestos la mayor cantidad de actos de violencia de género que sufren nuestras madres, esposas, hijas, tías y amigas para tomar mayor conciencia de la problemática de una forma más global. A continuación se expondrán algunas de las tantas situaciones que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral.

La incorporación de las mujeres al mercado de trabajo ha aumentado considerablemente en las últimas décadas y su presencia tiende a ser cada vez más permanente, ya sea por decisión personal o por resultado de presiones económicas. Sin embargo, lo que a simple vista puede interpretarse como una mejora en el acceso y la igualdad del derecho al trabajo todavía hay muchas desigualdades y estereotipos muy latentes que condicionan lo que hacen o deben hacer las mujeres y los hombres. Repasemos a continuación algunas de las desigualdades presentes en el mercado laboral.

De las mujeres que trabajan en el servicio doméstico, el 38 % ocupa la posición de jefa en el hogar, siendo 303 mil los hogares que tienen como ingreso principal el sueldo de empleadas domésticas.

Hoy en día el empleo femenino es mayor que años anteriores. Esto se puede medir a través de la tasa de empleo, que es la cantidad de mujeres que trabaja sobre el total de la población femenina. La tasa de empleo para las mujeres pasó de 25,3 % en 1990 a 27,6% en 2001 y hoy se encuentra en 44%. Pero la diferencia con la tasa de empleo de los hombres es más que importante. De los varones en edad de trabajar, casi el 70% lo hace. Esto muestra todavía el claro rol productivo y reproductivo que todavía se da en la sociedad a cada género.

No obstante, a pesar de este aumento de la participación femenina en el mercado laboral, la inserción no se produce en un marco de igualdad de condiciones con los varones, ya que las mujeres se insertan con ciertas desventajas que dificultan su acceso y permanencia.

El desempleo para 2014 fue de 6,4% pero si lo observamos por sexo vemos que para los hombres (6,2%) es menor que para las mujeres (7,9%), lo cual refleja que para estas últimas es más difícil conseguir trabajo. Lo contrario ocurre con la informalidad, la cual afecta más a las mujeres que a los hombres.

Además las mujeres que deban o deseen trabajar no pueden dejar de lado sus obligaciones en el hogar. Esto les provoca conflictos tanto personales como profesionales por los esfuerzos extra que esto demanda, incidiendo negativamente en la disponibilidad para el trabajo o para la formación profesional.
Según los resultados preliminares de la encuesta sobre trabajo no remunerativo y uso del tiempo del INDEC para el 3er trimestre del 2013, el 74,4% de la población mayor a 18 años realiza trabajo doméstico no remunerado (quehaceres domésticos, apoyo escolar y trabajos de cuidado). En todas estas actividades, tanto en participación como en intensidad del trabajo doméstico, se observa un claro predominio femenino.

Las mujeres dedican en promedio 3 horas diarias más que los hombres en estas actividades. Esta desigual distribución por sexo evidencia la persistencia de modelos culturales y estereotipos de género. Las mujeres que acceden al mercado de trabajo no lo hacen en igualdad de condiciones que los varones. Las responsabilidades familiares y actividades domésticas propias del trabajo reproductivo determinan y condicionan esta inserción laboral.

El concepto de “trabajo” se asocia a una actividad remunerada realizada fuera del hogar, en contraposición con las actividades domésticas no remuneradas que han quedado desvalorizadas y relegadas a un plano inferior. Las desigualdades se explican en parte por la discriminación que realizan las empresas en base a estereotipos de género al momento de la contratación. Así se construyen mitos, sin correlato empírico, tales como los que asocian a las mujeres con un mayor costo laboral por las licencias por maternidad, mayor ausentismo vinculado con el cuidado de los hijos o familiares o menor flexibilidad para cambiar turnos. No obstante, muchas desigualdades preexisten al momento de la inserción laboral ya que se originan en otros espacios de la vida social.

La estereotipación termina impactando en los tipos de trabajos que la mayoría de las mujeres consigue, las ocupaciones que se definen como típicamente femeninas en términos culturales. Las mujeres trabajan, fundamentalmente como maestras y profesoras, enfermeras, secretarias, dactilógrafas, empleadas de oficina y vendedoras de comercio, peluqueras y afines. En la industria, por ejemplo, sólo el 18,7% son empleadas mujeres.

Quizás uno de los trabajados más representativos de las mujeres sea el de ama de casa. Más del 90% de los trabajadores de este rubro son mujeres. Lamentablemente, 8 de cada 10 trabajadoras de servicios domésticos se encuentra en situación informal, más de 945.000 trabajadoras. Además, de las mujeres que trabajan en el servicio doméstico, el 38 % ocupa la posición de jefa en el hogar, siendo 303 mil los hogares que tienen como ingreso principal el sueldo de empleadas domésticas.

Las mujeres no tienen un fácil acceso a los puestos de mayor jerarquía, lo cual implica trabajos peor remunerados y más inestables. Refleja una la dificultad de las mujeres de acceder a puestos jerárquicos y de mayor responsabilidad y remuneración. Aún en los casos que las mujeres acceden a puestos jerárquicos, en general son gerencias con menores remuneraciones como por ejemplo Administración, Recursos Humanos, a diferencia de los hombres que suelen ocupar las gerencias Financieras, de Ventas y Productivas, mejor remuneradas.

Otra de las discriminaciones que sufren las mujeres es la diferencia salarial. El ingreso percibido por las mujeres durante su vida activa, es inferior al de los hombres, en promedio, alrededor de un 30 % menos. Esto se explica porque las mujeres están concentradas en los grupos de ingresos bajos y medios mientras que los varones se concentran principalmente en los grupos de ingresos medios y altos. La diferencia se refleja en que las mujeres llegan a ganar el promedio $ 1.200 por mes menos que los hombres sólo por la condición de género. Para colmo, a la hora de defender sus derechos ante las patronales, las mujeres se ven poco representadas. Las mujeres tienen escasa participación y representación sindical.

Veamos a continuación algunos datos interesantes que se extraen de 2 encuestas. En la primera de ellas, según el sitio Trabajando.com, en base al relevamiento con 2.295 mujeres, el 75% de ellas cree que en Argentina hay discriminación laboral por razones de género. Además, el 56% de las mujeres encuestadas ha sufrido discriminación en el trabajo. Y pese a que las mujeres son protagonistas indiscutidas del mercado laboral actual, el 50% de las trabajadoras argentinas no se siente igual de valoradas que sus colegas hombres.

Otras de las encuestas sobre la temática fue la realizada por el Programa de Estudios de Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana sobre un total de 600 porteñas trabajadores. Según los resultados, 44,6% de las consultadas sufrió acoso sexual y un 34,8 % fue humillada o despreciada en su trabajo. El 53,2% de las mujeres de bajo nivel socioeconómico sintió sus derechos vulnerados, mientras que el 27,1% de las mujeres con mayor poder económico contestaron de la misma forma. “La diferencia de 25 puntos entre los dos extremos nos lleva a pensar que nuevamente la falta de recursos resulta determinante, colocando a las mujeres en una posición de mayor vulnerabilidad ante situaciones de discriminación”, señala el reporte.

El 68,2 % de las mujeres encuestadas considera que tener hijos/as resulta un impedimento a la hora de conseguir empleo. A dos de cada diez le reprocharon, en la cara y con panza, un embarazo.

La belleza también es una condición exigida a las mujeres. Siete de cada diez mujeres consideran que se les exige tener una mejor apariencia física que a los varones en el ámbito laboral.

El 76 por ciento de las porteñas piensa que los hombres tienen más posibilidades que las mujeres para ascender a cargos de mayor jerarquía. No es una idea o una percepción: al 23,4 por ciento le impidieron ascender a un cargo más alto por ser mujeres.

La realización como madre y formar una familia también es un condicionante para las mujeres. El 68,2 % de las mujeres encuestadas considera que tener hijos/as resulta un impedimento a la hora de conseguir empleo. A dos de cada diez le reprocharon, en la cara y con panza, un embarazo. Mientras que a un 16,2 por ciento no le mantuvieron su puesto después de volver de una licencia por maternidad.

La descripción en las líneas anteriores sobre algunas de las tantas discriminaciones que sufren las mujeres en el mercado laboral sirve para mostrar que a pesar de los grandes avances que se ha tenido respecto a la igualación de derechos y condiciones entre las mujeres y los hombres, hay factores culturales, sociales y estereotipos construidos que no permiten un igual trato de género. Por eso, tener esta situación presente y luchar para que no se reproduzcan es una obligación de todos. Nos vemos todos en la Plaza del Congreso el miércoles a las 17 horas.

 

(*) Licenciado en economía de la Fundación para a Integración Federal

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hola@fundamentar.com (CRISTIAN NIETO(*)) Opinión Tue, 02 Jun 2015 16:26:02 -0300
CEPAL y OIT prevén nueva baja del desempleo a 6,4% para 2012 en América Latina y el Caribe https://fundamentar.com/articulos/noticias/item/1402-cepal-y-oit-preven-nueva-baja-del-desempleo-a-6-4-para-2012-en-america-latina-y-el-caribe https://fundamentar.com/articulos/noticias/item/1402-cepal-y-oit-preven-nueva-baja-del-desempleo-a-6-4-para-2012-en-america-latina-y-el-caribe

jovenes-400Durante el primer semestre de 2012 los mercados laborales de América Latina y el Caribe resistieron de buena manera el enfriamiento de la economía regional, lo que permite esperar una evolución positiva de los indicadores de empleo y desempleo para este año, dijeron la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y la Organización Internacional del Trabajo.

 

Durante el primer semestre de 2012 los mercados laborales de América Latina y el Caribe resistieron de buena manera el enfriamiento de la economía regional, lo que permite esperar una evolución positiva de los indicadores de empleo y desempleo para este año, dijeron la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y la Organización Internacional del Trabajo.

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jovenes-400Los dos organismos de las Naciones Unidas dieron a conocer un nuevo número de su publicación conjunta Coyuntura laboral de América Latina y el Caribe, en la cual indican que la tasa de desempleo abierto urbano regional mantendrá su tendencia a la baja y terminará 2012 con una variación de 6,4%, menor al 6,7% anotado el año pasado.

La tendencia positiva se mantendrá pese a que hay una desaceleración en la tasa de crecimiento, que pasó de 4,3% en 2011 a un estimado de 3,2% este año. La publicación destaca que el mercado laboral ha sido clave para evitar una desaceleración aún mayor de la economía, pues hubo un marcado aumento del poder de compra de los hogares a través de la generación de empleo y aumento del salario real.

El documento destaca un aumento de la tasa de ocupación de 0,5 puntos porcentuales en el primer semestre de 2012 a 56%, mejoras en la calidad del empleo a través de una expansión de 3%  del empleo asalariado formal cubierto por la seguridad social y un aumento de los salarios reales de 3% en el mismo período.

"Durante el primer semestre de 2012 en muchos países se mantuvo la tendencia reciente de mejoras en la calidad del empleo, caracterizada por el dinamismo de la generación de empleo asalariado, significativos incrementos del empleo formal y la reducción del subempleo", dijeron Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL y Elizabeth Tinoco, Directora Regional de la Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe, en el prólogo del documento.

"Nos encontramos con un mercado laboral en la región cuyos indicadores están en mejor pie que antes de la crisis", agregaron.

Si bien las perspectivas regionales son positivas, CEPAL y OIT advierten que los países de la región tendrán un desempeño heterogéneo. En un grupo de naciones se registra una desaceleración tanto en la generación de empleo en general como del empleo formal, mientras que en otro se aprecia un mayor dinamismo gracias a un crecimiento económico basado en un incremento relativamente elevado de la inversión (Chile, Ecuador y Panamá) o de las exportaciones (Costa Rica, México y Nicaragua).

Bárcena y Tinoco alertaron sobre la situación de los jóvenes, quienes pese al estado positivo del mercado laboral enfrentan obstáculos para su inserción en el mismo, lo que se expresa en altas tasas de desempleo, trabajo precario y bajos ingresos.

"Esto genera problemas no solamente a nivel de las personas y sus familias, sino que representa una carga para el futuro desarrollo social y económico de los países y, como hemos podido observar en diferentes zonas del mundo, puede generar fuertes conflictos sociales y políticos", indicaron.

Por esta razón el nuevo documento CEPAL-OIT dedica gran parte de su contenido al procesamiento de algunas encuestas de hogares sobre los cambios en la inserción laboral de los jóvenes durante los recientes episodios de crisis y reactivación económicas.

Según el estudio, los jóvenes sufrieron el impacto de la crisis financiera internacional en forma similar que los adultos, pero con el agravante de haber partido desde una situación inicial desfavorable de mayor desempleo y mayor precariedad laboral: antes de la crisis de 2008-2009 la tasa de desempleo de los jóvenes de 15 a 24 años era entre 2,3 y 5,5 veces mayor que la tasa de los adultos de 25 y más años.

Sin embargo,  la brecha entre el desempleo juvenil y adulto durante la crisis solo aumentó en cinco países, mientras que disminuyó en ocho, incluyendo las naciones más grandes como Brasil (de 3,4 veces en 2007 a 3,2 veces en 2009) y México (de 2,7 veces a 2,5 veces). En el agregado de 13 países de la región, la brecha pasó de 2,9 veces en 2007 a 2,8 veces en 2009.

En consecuencia, en términos relativos la crisis no impactó más a los jóvenes que a los adultos. Un hecho positivo que se documenta en esta publicación es que durante la crisis no se haya interrumpido la tendencia de una mayor permanencia de los jóvenes en el sistema educativo.

En tanto, a la salida de la crisis, entre 2009 y 2011, la brecha entre el desempleo juvenil y el adulto en general volvió a aumentar en nueve países y disminuyó en cuatro, lo que implica que los jóvenes se han beneficiado inicialmente menos de la reactivación que los adultos.

La publicación destaca que se mantienen problemas estructurales que afectan negativamente la inserción laboral de los jóvenes y con ello sus perspectivas de vida de más largo plazo y el potencial de desarrollo de las sociedades.

Persiste además una elevada proporción de jóvenes que no estudian ni se insertan al mercado laboral (20,3%) - entre los cuales destacan las mujeres jóvenes dedicadas a quehaceres del hogar - quienes enfrentarán perspectivas difíciles respecto a una posible futura inserción laboral y sobre sus opciones de vida en general, explica el documento.

Finalmente, la publicación CEPAL-OIT revisa las experiencias recientes con políticas y programas para estimular la inserción laboral en los países de la región. (Aquí se destaca el programa argentino “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”, que se puso en marcha en junio de 2008, cofinanciado con fondos del presupuesto nacional y un préstamo del Banco Mundial.)

 

FUENTE

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hola@fundamentar.com (Luciano Herrero) Noticias Mon, 05 Nov 2012 17:52:05 -0300