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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Fri, 19 Apr 2024 07:53:08 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Caballos de Troya https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6805-caballos-de-troya https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6805-caballos-de-troya Caballos de Troya

"Contame (decime donde empieza tu libertad),
decime (y se termina la mía).
Decime adonde llega tu libertad,
que no pise la mía, que no pise la mía"

Decime - Bersuit Vergarabat

Cuenta el mito antiguo, que los griegos, al no poder destruir la amurallada ciudad de Troya, habiendo llevado adelante una guerra que duraba diez años, pudieron lograr su objetivo regalando a los defensores, un enorme caballo de madera que tenía en su interior a un grupo de guerreros seleccionados que fueron los que lograron habilitar el ingreso de los invasores. Desde los tiempos inmemoriales en que la historia fue conocida, se ha utilizado al hecho (poco importa si existió o no), como una clase magistral de simulación y engaño que sirve al logro de otros fines, a veces inconfesables de primera mano.

Una legítima pregunta para los días que corren en la Argentina es aquella que se plantea cuánto de caballo de Troya y cuanto de verdad hay en un supuesto e inminente acuerdo con un sector de la oposición que le otorgaría cierta gobernabilidad política al libertarismo o en el episodio de un presidente de la Nación violentando y hostigando vía redes a una de las artistas más convocantes del país que, vaya casualidad, es una mujer. Promediando febrero, nada parece tan definitivamente claro. Pasen y vean. Resumen de una semana donde esa libertad a la que nos acostumbramos, comienza a ser repensada a partir de acciones y testimonios. De las inteligentes y de las otras. Entren. Pases y boletos gratis para todos y todas. Aunque se terminen los subsidios.

Si a finales de la semana anterior, el acuerdo La Libertad Avanza – PRO era inminente, siete días después nadie está del todo seguro de cómo se va a plasmar en la realidad. Conscientes de las necesidades de ambas partes, en la “pública” el presidente Javier Milei sigue haciendo gala de un estilo que desconcierta a propios y extraños y que le costó, entre otras cosas, la derrota legislativa por la ley ómnibus. El libertario habilita instancias de negociaciones, le da margen de discusión y de acción a sus operadores pero cuando llega el momento de suscribir las coincidencias, el primer mandatario desautoriza a los cercanos y sale a romper públicamente cualquier atisbo de acuerdo.

En un encuentro con tres imitadores periodísticos que resultó televisado y donde Milei no perdió oportunidad de mostrar su intemperancia crónica, levantando la voz ante preguntas simples que no debían más que permitir su lucimiento, desechó que algunos nombres propios como el de Martín Menem, puedan perder relevancia institucional a partir de los deseos de Mauricio Macri.

Como cualquier acuerdo, este, que por ahora parece ralentizado, tiene sus propios límites. No se trata solamente de nombres y de la posibilidad de una mayor gobernabilidad: se trata de quién ejercerá el poder a partir de su puesta en práctica. Ya no es la discusión por el programa, dado que la ideología es coincidente y ya sabemos del deseo macrista por el shock, sino por descubrir quién gobernaría y con qué condiciones.

La discusión es de poder en un contexto donde la fuerza amarilla tampoco las tiene todas consigo: Juntos por el Cambio está definitivamente roto, el radicalismo aún trata de procesar la reconfiguración que supone éste tiempo y Macri trata de recuperar legitimidad y liderazgo político en un partido que, a la vez que supo construir también supo dinamitar.

Ya no se trata de que, si se diera el acuerdo, gobernarían los que salieron terceros, sino una facción que, ante la inmejorable oportunidad de ocupar estratégicos lugares de poder institucional, no duda de mirar para otro lado ante un cúmulo de medidas y decisiones que poco tienen de republicanas, democráticas y de respeto por los otros. Tampoco importan ciertas sobreactuaciones como las de Diego Santilli que mientras sale a denunciar la corrupción que supone el desarrollo de festivales donde intervienen artistas populares, omite el haber formado parte de la gestión de un gobierno que auspició con fondos públicos la llegada del Ravi Shankar. Una doble vara a la derecha por favor.

Louis de Caullery -
Louis de Caullery - "El saqueo de Troya"

A contramano de la inmediatez libertaria, la cual se ejemplifica en la obsesión twitera del presidente, quien dedica no pocas horas de su tiempo a repostear y dar faveos de todo tipo a usuarios reales y de los otros, (seguir la cuenta @esoesnulo); la aparición semanal de Cristina Fernández de Kirchner pareció querer diferenciarse desde el fondo pero también desde las formas.

Con un texto de 33 páginas, abordó el tema de la deuda, hizo una descripción de sus distintos ciclos y, otra vez, pareció adolecer de una autocrítica más contundente por su pertenencia al gobierno que condujo Alberto Fernández. Aunque ya no marque la agenda como antaño, la ex presidenta sigue teniendo la suficiente centralidad como para que, a partir de allí, buena parte del sistema político activara en su rededor.

La mayor virtud del texto de Cristina, radica en lo que ofrece para adelante en cuanto a la necesidad de re discutir una serie de temas que poco tienen que ver con la experiencia de la década ganada. Interpelar al peronismo respecto de temas como educación y salud, donde ya no parece alcanzar con garantizar determinadas porciones del presupuesto; reinterpretar lo que supone la idea de Estado presente; ampliar el número de empresas públicas que combinen el modelo público – privado y romper con cierta rigidez del mundo laboral; parecen debates necesarios para el tiempo que viene.

La velocidad con la que el libertarismo intenta imponer los cambios, comienza a mostrar, en paralelo, una demanda cada vez más creciente de las bases del movimiento nacional y popular, que reclaman por la aparición de liderazgos que conduzcan el proceso y aquí parece prevalecer un tiempo con distintas sincronías.

Hay que recordarlo efectivamente: hace exactamente tres meses se perdía una elección. Ni siquiera hemos superado el período de lo que otrora fuera llamado como “luna de miel”  (que ya hemos comentado desde esta columna que no existe para la gestión mileista) y es esa misma dirigencia la que, derrotada y cuestionada, según no pocos ciudadanos y ciudadanas, ¿debería encabezar una cruzada anti libertaria? Difícil que esa circunstancia termine resultando virtuosa. Los liderazgos no se construyen mágicamente, aunque los tiempos sociales de las minorías (y eso somos hoy, una minoría) exijan otra respuesta.

Basta revisar lo actuado hasta aquí: se han diseminado cacerolazos, las centrales obreras articularon la masividad de un paro que fue la antesala de una derrota legislativa pocas veces vista, las asambleas barriales comienzan a tomar forma y nos predisponemos a sendas marchas como las del 8 y del 24 de marzo que, como hace muchos años no se producían, confluirán en una sola movilización. Tal vez, más que nunca, el poeta tenga razón: “crece desde el pie”.

Giovanni Domenico Tiepolo - La procesión del caballo de Troya
Giovanni Domenico Tiepolo - La procesión del caballo de Troya"

Esa demanda tiene una absoluta racionalidad, la cual se fundamenta en una arrogancia política que viene acompañada de justas dosis de ignorancia, violencia y en no pocos casos de misoginia. Lo cual viene a cuento de la falaz discusión sobre la realización en la Argentina de festivales donde actúan artistas populares.

La ignorancia, al nominar el costo de lo que un artista cobra y que, por ende eroga el Estado, radica en desconocer el circuito virtuoso que generan esos eventos. Bien lo explicó el gobernador de Córdoba Martín Llaryora a la hora de defender la industria festivalera: ganan los hoteleros, los restó, los dueños de las estaciones de servicio, los proveedores de excursiones turísticas y, cómo no, los comercios regionales. Buena parte de esas actividades tributan impuestos al Estado y ese gasto inicial termina siendo mucho menor a partir de esa rueda que se pone en marcha.

La violencia se expresa en que todos los artistas que intervinieron en festivales, resultan definidos como ladrones que le han robado al pueblo. Desconocen que, muchas veces, la magnitud de algunos espectáculos impide que muchos ciudadanos y ciudadanas puedan consumir esos productos. Es tan grave el proceso persecutorio, que se olvida que la propia pareja del presidente ha formado parte de esas mismas estructuras y modos de difusión de la cultura que el libertarismo denosta.

Y la frutilla del postre resulta ser el ataque a un personaje artístico que trasciende edades, sectores sociales y nacionalidades. Pareciera ser que, si Donald Trump tuvo su Taylor Swift, Milei necesita su Lali Espósito y a un conjunto importante de mujeres para ser atacadas y menospreciadas como forma de legitimación entre sus huestes. Hay una deficiencia innata en el mundo libertario: no comprende que el arte siempre (pero siempre) pervive, mientras que los dirigentes políticos son fusibles de un tiempo particular.

Pero tal vez el eje a revisar sea otro, y debamos dejar de pensar que ciertas discusiones y la virulencia con que el oficialismo las desarrolla, sean el caballo de Troya que habilita la transformación degradante de la Argentina. Propongo pensar al propio Milei como el equino de madera que habilitaría una irrupción de un capitalismo pre decimonónico que utiliza al fascismo como una herramienta en una mano y a la dolarización en la otra. De hecho, los historiadores y antropólogos, si bien reconocen el dato histórico de la invasión de los griegos, nunca encontraron los restos del caballo. ¿A alguien le importa?

La libertad declamada poco tiene de real cuando viene acompañada de violencia represiva. Y en un país con las tradiciones como la Argentina, la revolución que quiere imponer el libertarismo no termina exenta de sangre y fuego. Una canción, “Decime”, publicada en enero de este año se hace una pregunta que no resulta nada inocente: “decime donde empieza tu libertad y termina la mía”. Tal vez, no todos tengan la respuesta.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com ((*) Miguel Gómez) Opinión Sun, 18 Feb 2024 12:45:23 -0300
¿La ven? https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6804-la-ven https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6804-la-ven ¿La ven?

"¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?,
cuando la mentira es la verdad.

La prensa de Dios lleva poster central,
el bien y el mal definen por penal…"

Divididos - Qué ves

El fin de semana anterior nos preguntábamos si la aprobación en general del ahora fenecido proyecto de Ley “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”, era el resultado de una victoria pírrica o una derrota disfrazada. A poco más de dos días lo supimos: ni Pirro de Epiro ni disfraces (pese al carnaval vigente). El oficialismo libertario supo auto infringirse una derrota lo suficientemente contundente como para haber sacudido el tablero político institucional de una manera tal que, una semana después, cuando abordamos éste análisis en una húmeda mañana sabatina, ya se empieza a especular con una serie de cambios gubernamentales que impondría la idea de un inminente gobierno de coalición. El tiempo sigue pasando veloz y las pocas certezas que había sabido construir el sueño libertario deberán (parece) comenzar a reconfigurarse más temprano que tarde. Entre a mi pago amigo: recorrido por días de caprichos y enojos al por mayor. Sean todos bienvenidos y bienvenidas.

La semana había comenzado con la expectativa e incertidumbre de lo que podía suceder en el recinto de la Cámara de Diputados cuando se tratara en particular la ley ómnibus. Desguazada en su volumen (pasó de contar con 664 artículos a discutirse algo menos de 200), pero no en su esencia, la atención y la tensión estaban puestas en los tres factores de interés excluyente para el gobierno: las facultades delegadas, las privatizaciones y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Al decir de las voces más experimentadas que trajinan los pasillos del Congreso, el mamotreto jurídico tenía como uno de sus principales déficits la enumeración de un sinfín de incisos que, al votarse de uno en uno, no habiéndose logrado los acuerdos previos necesarios, mostraban una sesión donde la gran mayoría de las votaciones habían comenzado a mostrar a un oficialismo que, cada vez con mayor frecuencia, aparecía derrotado.

Sin un contexto de acuerdo con los gobernadores por la posibilidad de coparticipar el impuesto País, en el paso inicial, las facultades delegadas habían sido aprobadas de manera parcial, mientras que el capítulo de las privatizaciones ponía al descubierto un riesgo enorme para el oficialismo: una derrota en pleno recinto.

Las estrategias dilatorias, con reuniones entre aliados, el pase a comisión del proyecto y el no tratamiento de manera definitivo del mismo, pusieron en evidencia el nivel de improvisación e inexperiencia del oficialismo: mientras el sistema político acusaba el impacto de la novedad, con el correr de las horas quedó demostrado que ni el presidente de bloque de La Libertad Avanza (LLA) Oscar Zago, ni el ministro del Interior Guillermo Francos, tenían en claro los pasos institucionales a seguir.

Impactados, los libertarios no demoraron su reacción. Rápidamente la violencia en redes se hizo visible acusando de traidores a una serie de diputados y gobernadores, sin obviar la amenaza física (revisar redes de Agustín Laje y los respectivos comentarios), contando con la anuencia presidencial que aparecía obsesionado vía X y que, además, hizo saber a todos los argentinos que el retiro del proyecto obedecía a una orden suya.

Para no quedar aislados en su dimensión violenta, el mundo libertario contó con la anuencia de un multimedios que festejaba un video donde Milei atacaba a sus enemigos conformados por dirigentes con nombres propios. No sólo mienten, además, en su odio innato, parecerían desear el exterminio de los opositores. Las disculpas que debieron emitir 24 horas después, sostenidos en una liviana y superficial argumentación de un “error”, los define por sí mismos.

La reacción adolescente, al eliminar los subsidios al transporte para el mal llamado interior y al no aportar el dinero para el Fondo de Incentivo Docente que desde hace 20 años la nación transfiere a las provincias, trajo como novedad la incorporación de los gobernadores, con los que se intentaba llegar a un acuerdo, calificados desde ahora de enemigos, por su pertenencia a la casta. El libertarismo no comprende (¿la ven?) varios elementos del presente proceso:

1.      Cuando uno se sienta en una mesa de negociación no vale sólo el propio deseo. El del otro también juega. Mueve fichas, articula intereses y puede condicionar. Si se lo legitima en el diálogo, no se lo puede considerar un enemigo porque no se llega a un acuerdo.

2.      Los gobernadores también gozan de una legitimidad de origen, de ejercicio y, para decirlo de manera más sencilla, de reconocimiento ciudadano. En la inmensa mayoría de los casos han sido electos en el mismo período que el presidente y en algunos casos, con más apoyo que el que pretende ostentar Javier Milei, sin ballotage ni escenarios de tercios (Santa Fe es un buen ejemplo). Cuentan con imagen positiva, conocen el territorio y tienen una enorme llegada en la comunicación oficial al interior de sus provincias. Ubicarlos en la mira, simbólica y literalmente hablando, puede servir de argumento de convencimiento y de cierto intento de construcción de sentido que quiere relatar desde la centralidad porteña, que los mandatarios provinciales son malos administradores por naturaleza. Nada más relativo que ello.

3.      Algunos de ellos, como el caso del santafesino Maximiliano Pullaro, han jugado decididamente a favor de la candidatura del libertario. Se expresaron públicamente en la campaña, incluso el ex ministro de Seguridad llegó a afirmar que le gustaba más “el Milei presidente que el Milei candidato” o dieron el visto bueno para que algunos dirigentes, como los ahora eyectados Osvaldo Giordano (Córdoba) y Flavia Royón (Salta), pasaran a integrar las filas del funcionariado nacional en puestos claves.

https://twitter.com/OPRArgentina/status/1756087148296483312

En la continuidad de esa reacción adolescente, el comunicado emitido sobre finales de semana por la Oficina de Prensa de la Presidencia y las propias declaraciones del ministro de Economía Luis Caputo, van en tándem. Afirman que no necesitan al Congreso para cumplir con lo prometido a los argentinos. Entonces, las preguntas se caen de maduro: si esto es así, ¿para que perdieron casi dos meses en la presentación y tratamiento de un proyecto que, según parece ahora, no era necesario? ¿Para qué se sometieron a una serie de discusiones donde quedaron expuestos en su inexperiencia y, otra vez, en su improvisación?

El libertarismo argento que reivindica a Juan Bautista Alberdi parece haberlo leído de manera incompleta. Si algo ha caracterizado al tucumano a lo largo del tiempo, es su capacidad para haber adaptado la constitución americana al modelo argentino y ese instrumento, consagrado en 1853, impone una ingeniería institucional de proporciones, donde el equilibrio de poderes resulta la razón fundamental del mismo. Los engranajes que activa la Carta Magna, no devienen de los caprichos impuestos por una mayoría legislativa o de los gobernadores, sino de un cuerpo normativo que sabiamente combina democracia, república y federalismo. Las injusticias, necesidades y carencias del presente, no habilitan la violación de los preceptos del prócer que dicen reivindicar.

Pero hay un tercer momento que completa la reacción oficial de la semana: todo parece indicar, de acuerdo a voceros cercanos al oficialismo y a las declaraciones de la propia ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que el presidente Javier Milei se apronta, una vez llegado de su gira por Israel y el Vaticano, a reeditar un acuerdo con el ex presidente Mauricio Macri a los fines de solidificar a la extrema derecha gobernante.

Si bien todo es muy incipiente, de producirse el acuerdo dos cosas son efectivamente seguras. La primera es el estado de debilidad en el que, luego de dos meses de gestión se encuentra el gobierno libertario. Sin los famosos 100 días a favor, ni el goce que supone la “luna de miel” con el electorado, Milei estaría volviendo sobre sus pasos en la estrategia que diseñó cuando, a diferencia de lo pedido por el hijo de Franco, que deseaba un acuerdo en paquete y que incluía puestos claves de gestión ejecutiva y legislativa; suscribió negociaciones individuales sin el protectorado macrista.

Las ya comentadas eyecciones de Giordano (Anses) y Royón (Secretaría de Minería) parecieran abrir algunas puertas, las cuales se complementan con los cuestionamientos internos a las figuras de Martín Menem y Guillermo Francos, quienes aparecen como principales responsables de la derrota legislativa del último martes. Nunca viene mal recordar que parte de la negociación fallida de comienzos de diciembre suponía la presidencia de la Cámara de Diputados para el bonaerense Cristian Ritondo.

La segunda cuestión a señalar refiere a lo que supondría el acuerdo hacia el interior del PRO, donde hace un par de semanas una veintena de autoridades partidarias provinciales habían pedido para que la presidencia del partido quedara a cargo del hombre nacido en Tandil. De alguna forma, el sacudón que generará el por ahora hipotético acuerdo, obligará a barajar y dar de nuevo para no pocos dirigentes amarillos que preferían, sin decirlo públicamente hasta el momento, dejar a Macri en un lugar de absoluta intrascendencia política.

El ex presidente es, hoy, el dirigente con peor imagen a nivel nacional, una especie de salvavidas de plomo para los intereses de un libertarismo que se imaginó rompiendo el molde del actual sistema de partidos. Vale preguntarse, de producirse el acuerdo, hasta dónde podrá sostener el concepto de casta, un movimiento político que se imagina con un destino manifiesto de superación de todo lo que nos trajo hasta aquí y que actúa de una manera que deslegitima, desecha y violenta todo aquello que no sea visto como propio.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1755031246478917643

En el “no la ven” que el libertarismo intentó imponer algunas semanas atrás, había mucho de comparación con un proceso electoral donde Milei terminó siendo una verdadera sorpresa. El argumento, aplicado a la gestión, supone interpretar que una serie de decisiones que perjudican a la ciudadanía son toleradas por ésta, a partir de creer en esa idea de transformación libertaria o que la genialidad política de Milei genera condiciones para su mayor empoderamiento.

Lo que no vemos, supuestamente, es que el retiro del proyecto de la ley ómnibus, habría creado las condiciones para que ahora, en su lógica extremadamente binaria del poder, los libertarios puedan referenciar a todos los opositores como casta y extraños a las “fuerzas del cielo” que merecen ser eliminados.

Esa lógica tal vez sirva para la retroalimentación interna, pero un discurso cada vez más restrictivo y cerrado, en paralelo con un inminente acuerdo con parte de la partidocracia argenta, no parece ser de una coherencia sustantiva.

¿Qué ven cuando la ven? ¿Qué ven cuando la mentira de que todo el que se oponga a cierto mesianismo resulta un delincuente y que eso, además, pretenda erigirse en verdad? Falta envido y truco libertarios. Cuidado con convertirse en un chiste nacional. Y de los de mal gusto…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 11 Feb 2024 11:32:13 -0300
Tiempo veloz https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6803-tiempo-veloz https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6803-tiempo-veloz Tiempo veloz

Todo se construye y se destruye,
tan rápidamente,
que no puedo dejar de sonreír.
Es parte de la religión matar,
es parte de la religión mentir…

“Parte de la religión” Charly García

Atravesados por una ola de calor severa, con el resultado de la votación general de la “Ley Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” ya definido, comencemos con una pregunta como al pasar. Lo sucedido en la tarde del viernes ¿es una victoria pírrica o una derrota disfrazada? Complejizando la requisitoria: ¿es realmente el inicio de un proceso de transformación que, al igual que cada vez que en la Argentina se consolidó un modelo neoliberal, dejó un reguero de miseria y pobreza estructural de la que cada vez cuesta más deshacerse? Difícil de responder por estas horas sin entrar en una suerte de sumatoria de prejuicios y expresión de deseos que poco tendrían que ver con el rigor del análisis político. Sobre todo si no tratamos de desentrañar asertivamente todo aquello que refiere y contextualiza al fenómeno Milei, más allá de los nombres propios. Recorrido por el vértigo político de una semana donde parecieron condensarse todas las debilidades y fortalezas del sistema político argentino. Con tereré en mano, revelados por el viento caliente de los ventiladores, pasen y vean, sean todos y todas bienvenidos.

En lo primero que debemos poner el foco es en la relativización de los números de la votación: 144 a 109 no expresa necesariamente la solidez de la propuesta libertaria. De hecho, nadie sabe del todo qué pasará a partir del martes 6 cuando a las 10 de la mañana comience la discusión en particular. Según algunas voces cercanas al tratamiento legislativo, existe acuerdo entre el oficialismo y la oposición friendly para la aprobación de unos 170 artículos, lo que supone una contundencia evidente pero que, a la vez, en paralelo, implica una limitación libertaria ya que la ley original traía nada más y nada menos que unos 664 artículos. Si esa estrategia fue prevista o no, aplicando el ya famoso  macrista del “si pasa, pasa”, es algo que no podemos avizorar a la distancia y que, en realidad, tiene poco de relevancia ya que, con lo que (parece) será aprobado, tendremos bastante para preocuparnos y ocuparnos.

Lo segundo a señalar es que, más allá de las bravuconadas de ocasión, la obsesión de mal gusto en redes y los silencios sugestivos, el presidente y sus principales adláteres, negociaron (y lo seguirán haciendo en los días que vienen) con lo más consolidado de la casta para lograr aunque más no sea ganar 1 a 0, pero ganar, no entendiendo que la acción política nunca puede limitarse al formato de un resultado deportivo.

https://twitter.com/JMilei/status/1753538900767683054

En mi dialecto tabladense de origen diríamos que “poronguea pero transa” (salud querido Marito Borges y gracias por tu arte) y aunque el término no resulte del todo académico, más allá de los supuestos berrinches y enojos que sus voceros mediáticos, oficiales y no oficiales, dejan trascender, el tiempo transcurrido en el proceso de negociación refleja los limitantes presidenciales.

Y todo ello a riesgo de atravesar verdaderos papelones institucionales, que no se agotan en la simple y natural inexperiencia de los flamantes legisladores libertarios, sino que se extiende al conjunto de esos sectores opositores, que no dudan en llevar adelante un debate en el recinto de la Cámara de Diputados, sin tener en claro cuáles son los artículos en cuestión, dado que no hay acuerdo y luego de haber firmado un dictamen en blanco.

Los institucionalistas argentos, aquellos que aquí hemos definido como nuestros republicanos de cotillón, parecen haber olvidado su vieja retórica de enojos porque alguna ex presidenta levantaba el tono de voz o porque aquellas mayorías (también, como ahora circunstanciales) no tenían en cuenta su cosmovisión del mundo.

En los días por venir, es probable que el oficialismo se anote una victoria política. Módica, pero victoria al fin. Y eso tiene más valor si ponderamos que lo hace desde su lugar de evidente minoría que, como afirmábamos días atrás, no cuenta ni siquiera con el 15% del total de legisladores del Congreso Nacional.

El mileismo logrará, en parte, poner en línea a un conjunto de aliados que podrán aparecer a la luz pública como muy distintos entre sí, pero a los cuales los une dos elementos esenciales y que, más allá de los modos y de la nula capacidad de empatía política con los adversarios de parte del presidente Javier Milei, no existe una distancia ideológica muy severa entre ellos. Viene a cuento recordar que Mauricio Macri alguna vez fue festejado por sus partidarios por afirmar que de tener un segundo mandato, intentaría hacer todo más rápido. ¿No es acaso este tiempo político la expresión de todo ello?

Pero además, buena parte de ese entramado amigable, se nutre de un antiperonismo flagrante. Algunos, que tienen la intrínseca aspiración de tener un peronismo domesticado, hablan de kirchnerismo hacia el espacio de algo más de 100 diputados que conduce el rosarino Germán Martínez, obviando que al interior de ese espacio conviven tradiciones políticas varias. “Lo hacen para bajarle el precio al peronismo”, supo definir alguna vez Néstor Kirchner y no parece que se haya equivocado.

https://twitter.com/gerpmartinez/status/1753785604469399664

Los De Loredo, los Zago y los Ritondo de la vida, necesitan auto referenciarse en ese cuestionamiento al kirchnerismo, para de alguna manera justificar su accionar de los últimos años y de esa forma, no quedar enganchados en una acusación de antidemocráticos. Incluso, a riesgo de quedar “pegados” a un proceso político que no las tiene todas consigo.

La velocidad con que suceden los hechos, no sólo refiere a todo aquello que favorece y pueda potenciar al oficialismo. También actúa como espejo a la hora del desgaste. En la semana tuvieron una amplia difusión un par de encuestas que, como adelantábamos en nuestra columna anterior, señalan el rápido deterioro de la imagen presidencial. Más allá de los contextos generales que bien explican sus autores (consensos precarios), la reforzada decisión libertaria de los últimos días, de afirmar que gobiernan para el 56% de los argentinos de bien que los votaron, no parece contener un gen democrático en sí mismo.

Una de las novedades del fenómeno Milei, a diferencia de lo que hacían lo que podríamos decir las fuerzas políticas tradicionales es que, más allá de las verdaderas intenciones o de los resultados, éstas pretendían construir una referenciación en un “todos” o en mayorías verdaderamente contundentes. El mileismo, desde la misma noche de su triunfo electoral, ha decidido anunciar un “todos” reducido, sin tener en cuenta que esos números pueden resultar absolutamente provisionales.

Una de las preguntas que, más temprano que tarde empezará a tener peso es en qué medida los acuerdos con la casta política y empresarial, en un contexto de agravada crisis económica, afectará al electorado libertario original (29,7%), como para que éste pueda (o no) desilusionarse con las promesas de campaña.

Vale saber hasta dónde tienen importancia los acuerdos con cierto transfuguismo político como el que representa Miguel Pichetto, quien supo mostrar con histrionismo su conservadurismo innato, apareciendo como una pieza de museo ya que reivindicó que durante sus dos primeros años de diputado, allá por la década del 90’, nunca hizo uso de la palabra mientras “que acá ahora habla cualquiera” (sic), calificó de pelotudos a algunos de sus pares (sic), se enojó con periodistas en un diálogo algo bizarro y reconoció que prefiere la traición a la irrelevancia. Afortunadamente no debió exhibir la xenofobia que lo alcanza.

También vale preguntarse si sabrán en el mundo libertario que éste estratégico aliado, a quien el presidente le dispensó un público agradecimiento en la tarde del viernes, resulta un legislador que transita los pasillos del congreso desde hace 30 años, que fue menemista, duhaldista, kirchnerista, macrista y que en esta oportunidad fue elegido como diputado por su lugar de nacimiento y no por el de residencia ya que, en Río Negro, el hombre no goza de los mayores reconocimientos. Tal vez, a la hora de ciertos logros políticos, sea bueno recordar aquella frase de un viejo general: las casas también se construyen con bosta.

En una democracia, los gobiernos atan su suerte a la gestión. Más allá de las tentaciones de este tiempo el libertarismo parece consolidarla sobre dos ejes centrales. Uno, el conocido de antemano, refiere a la represión. Todos sabíamos que la propuesta de la derecha argenta no cierra sin represión. La dinámica política de nuestro país, no tolera sin más, la conculcación de derechos. Y en la semana tuvimos las muestras de ello, con la violencia ejercida en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, vaya novedad (¿novedad?), en la mismísima Rosario, donde un grupo de artistas fueron detenidos violentamente por pintar una vereda, confirmando que tal vez, a la hora de la gestión y de la conducción de la policía, no baste con la emoción del gobernador Maximiliano Pullaro cuando recuerda la figura de un tal Raúl Alfonsín, supuesto padre de la democracia.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1753801622994456746

Lo que seguramente no sabíamos, es que una fuerza minoritaria, sin tradición ni anclaje territorial apostaría por la provocación como forma de relacionamiento político: lo hace todos los días el vocero Manuel Adorni y acaba de hacerlo en plena marcha de protesta al Congreso, un joven y reconocido tiktokero que no tuvo mejor idea que atravesar la concurrencia como si fuera un perfecto desconocido. El cobarde ataque a su persona no es una buena señal, como tampoco lo es la persecución y los insultos a los diputados Rodrigo Marra y Alberto Benegas Lynch, como así tampoco el escrache que algunas semanas atrás sufriera la diputada Victoria Tolosa Paz en un restó de Pinamar. Por todo ello hablábamos de “mechacortismo” en uno de los últimos artículos de 2023. Las responsabilidades primarias siempre devienen desde arriba.

Hay un después. Y lo hay para todos. Para lo que pueda suceder en la aplicación de la mal llamada ley ómnibus que se terminó pareciendo a un transporte escolar, pero que tiene una potencia evidente porque sigue contando en esencia, con la relevancia del artículo primero, su delegación de facultades y para, en definitiva, reimponer de facto, los artículos que la oposición friendly cree haberle arrebatado al oficialismo.

Con su genialidad a cuestas, Charly nos anunciaba que todo se destruye y se construye tan rápidamente, que no podía dejar de sonreír. Tal vez no sea nuestro gesto de estos días, pero habrá que intentarlo.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 04 Feb 2024 13:02:54 -0300
Nada es gratis https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6802-nada-es-gratis https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6802-nada-es-gratis El ministro Caputo anuncia en conferencia de prensa que retira el capítulo fiscal de la Ley Ómnibus

Habrá consecuencia, ante tantas faltas y engaños,
ante tanto mal provocado,
ante tan deliberada crueldad, amor.
Habrá consecuencia, porque no se miente de esa manera,
lo que nace en el odio en el odio se queda.
Voy a rogar que una fuerza sobrenatural,
sentencie tu esencia…

“Sentencia” - Mamita Peyote

Si en la lógica de nuestras vidas privadas, chiquitas y cargadas de verdades relativas, aprendemos, a medida que crecemos, que nuestro accionar cotidiano tiene consecuencias (a favor o en contra); en el mundillo de la política, plagado de intereses cruzados, de los honestos y de los otros, el costo de cada acción nunca es gratis. Sobre todo si el objetivo inicial radica en poner patas para arriba un andamiaje legal construido desde los últimos 100 años, pero fundamentalmente si se quiere avanzar sobre los derechos de una sociedad que está agotada de cierta cotidianeidad, a la cual se le ofrece la certeza de un presente de esfuerzo y sacrificio, a cambio de la promesa de un mañana venturoso. A poco más de 45 días de gestión, la administración Milei tuvo que aceptar en los hechos que el posicionamiento de un panelista televisivo primero y el desarrollo de la campaña electoral después, son coyunturas muy diferentes a la hora de ejecutar el gobierno. Semana de desasosiego y derrotas varias para el libertarismo argentino. Pasen y vean. Como siempre, y este 2024 no será la excepción, están todos y todas invitados.

La expectativa semanal radicaba en dos temas centrales: el paro dispuesto por la Confederación General del Trabajo al que adherían el resto de las centrales obreras y un muy buen número de organizaciones de la sociedad civil y el tratamiento en comisiones de la mal llamada Ley Ómnibus, sobre el que el oficialismo tenía la aspiración de obtener el dictamen de mayoría.

En el primero de ellos, el mileismo intentó utilizarlo como una herramienta en su favor: con parte de la dirigencia sindical deslegitimada, por acciones históricas propias, pero fundamentalmente por la plena vigencia de esa construcción de sentido que indica que para buena parte de la sociedad argentina, todo lo relacionado con la acción sindical de cualquier tipo, representa un problema en sí mismo; el gobierno y algunos aliados circunstanciales, pecaron de falta de originalidad a la hora de dar la discusión de rigor.

Con un evidente sesgo interpretativo, basado en un prejuicio ideológico que encuentra su raíz en la Argentina de la Ley de Residencia de 1904, el oficialismo en sus múltiples terminales (funcionariado, medios de comunicación afines y voceros de redes) no se privó de pronunciar las zonceras tradicionales para este tipo de coyunturas históricas: desde que “el paro es político” (sí Javier, la sociedad en la calle reclamando es un hecho político en sí mismo), pasando por la decisión de desarrollar una medida de fuerza a 45 días de haber asumido el gobierno, siendo que a Alberto Fernández no se le hizo ningún paro, hasta llegar a la discusión de números, donde algún periodista devenido en reciente segundo del vocero presidencial se animó a dar números concretos del dinero que perdería el país con la medida de fuerza y donde la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, no tuvo empacho alguno en minimizar la contundencia de la convocatoria en la Plaza del Congreso, realizando una cuenta algo trucha y obviando las distintas movilizaciones producidas a lo largo y ancho del territorio nacional.

https://twitter.com/cgtoficialok/status/1750961014433091806

Lo señalado merece algunas aclaraciones. La primera es que, más allá de algunas defecciones históricas, cuando el movimiento obrero reclama no obedece sólo a la cuestión inflacionaria sino a un entramado normativo que se intenta imponer y sobre el que el gobierno anterior jamás pretendió avanzar.

La segunda es que en los cuatro años anteriores, con plena vigencia de paritarias libres, todos los sectores que representan el conjunto del movimiento obrero, se vinculan con los sectores formales del mundo laboral y por lo tanto, con sus más y sus menos, pudieron ir “arrimando el bochín” al escenario inflacionario.

Y la tercera refiere a la falacia de afirmar que nada se dijo durante el período 2019 – 2023 de los problemas económicos que presentaba el país. Vale recordarle a unos cuantos, que si algo caracterizó a la gestión anterior fue la permanente discusión, con el consecuente internismo, sobre qué destino de gestión debía elegirse.  

Lo que el libertarismo argento no entiende (entre tantas cosas), es que las disputas políticas se basan en un principio algo básico de acción y reacción. Si en la primera acción formal de gobierno, entre decretos de necesidad y urgencia de nula necesidad, urgencia y constitucionalidad, la misma se complementa con un bodoque normativo que modifica centenares de leyes, las cuales redundarían (si se sancionara) en la afectación de millones de personas, violando todo principio de discusión adecuada en cada una de las comisiones conformadas para tal fin en la Cámara de Diputados, pretendiendo desoír a los distintos sectores de la sociedad a las que afecta, es evidente que ese malestar deberá canalizarse por algún lado. Una sociedad verdaderamente democrática es como el cauce de un río: se lo podrá intentar obturar, pero siempre volverá a su destino original.

Pero además, discutir el número de una movilización, con plazas llenas de extremo a extremo, con evidentes muestras de masividad en las ciudades más grandes del país, pero también en las más pequeñas, trae consigo la desvalorización de aquel ciudadano o aquella ciudadana que se sienten contenido por la organización gremial a la que pertenecen, porque desde el libertarismo tonto e ignorante se cree que las personas pueden ser arriadas sin más razones que el interés del dirigente gremial de ocasión.

Así mismo, si honestamente funcionarios e influencers mediáticos (en mis tiempos jóvenes idos les llamábamos formadores de opinión), hubieran decidido pararse en una esquina cercana a una convocatoria en cualquier provincia del país, habría notado que no sólo las estructuras sindicales movilizaron, sino que mucha “gente suelta” se sintió interpelada para mostrar públicamente sus preocupaciones, miedos y enojos. No tratar de comprender esto demuestra la tempranera decisión gubernamental de dejar de intentar representar a los intereses del conjunto de los argentinos: la convocatoria no fue sólo gremial, implicó la presencia de vastos sectores y sirvió como una instancia de institucionalización de un descontento creciente y que, como veremos en los próximos días, se reflejarán en las primeras encuestas que marcan un deterioro en la imagen presidencial. Quien quiera oír que oiga, quien quiera escuchar que escuche.

En el enfoque oficialista subyace un error de base que hemos marcado desde el día uno de gestión: Javier Milei confunde un triunfo electoral en un ballotage con un 56% de los votos, con un cheque en blanco para legitimar sus dichos de campaña y su acción inicial posterior.

Ese número no se construyó sobre la base de un triunfo político donde una fuerza sobresale con más de la mitad de los votos y el resto de los partidos discuten poder de una manera claramente atomizada (versión electoral del resultado de 2011 y el triunfo en primera vuelta de Cristina Fernández de Kirchner);  sino sobre la presencia de bloques verdaderamente intensos, lo cual no resulta fijo e inmutable, ya que la velocidad con que se intentan los cambios, resulta directamente proporcional a aquellos intereses que pueden afectar.

Si además, esa acción política gubernamental se construye sobre un andamiaje institucional definitivamente raleado, donde no se cuenta con ningún gobernador propio, con una minoría muy evidente en el Congreso de la Nación (no se tiene ni el 15% de los legisladores), si se maltrata a los posibles aliados legislativos y se amenaza a gobernadores que no están dispuestos a pagar el costo político que suponen nuevas imposiciones a las economías regionales, queda evidenciado que el resultado no será el esperado por el oficialismo. En la calle se aprende que para pelearse con los grandotes, hay que tener con qué, independientemente del uso o no de la chequera.

Como nunca, esta semana el oficialismo dio un espectáculo en sí mismo de los límites que supone la estrategia de hacerse fuerte desde la debilidad: hizo firmar el dictamen de mayoría en la Cámara de Diputados en blanco para reescribirlo después, exponiendo a sus aliados y a una denuncia penal de rigor; visibilizó (otra vez) una interna feroz que todas las semanas habilita renuncias de segundas y terceras líneas de funcionarios; el presidente ordenó la eyección de un ministro por un off the récord publicado en un medio, confirmando en definitiva que lo afirmado era verdad; abrió un nuevo frente de conflicto con gobernadores opositores y no tanto, que rápidamente le recordaron las “ventajas” de un sistema federal de gobierno; y en un típico escenario de crisis, el ministro del área convocó a una conferencia de prensa en un horario absolutamente inusual donde anunció que se retiraba la parte fiscal del proyecto de ley pomposamente llamado “Bases y Puntos de partida para la libertad de los argentinos”, como forma de no exponerse a una derrota segura en la sesión de la semana próxima en la Cámara de Diputados de la Nación.

https://twitter.com/OPRArgentina/status/1751036629182042403

El oficialismo vino anunciando un esquema de todo o nada. Pero esa estrategia puede servir (incluso en la derrota) cuando detrás se cuenta con una estructura consolidada que te sostiene: si a seis meses de haber asumido Cristina Fernández, el kirchnerismo perdió la batalla política por las retenciones en el Congreso de la Nación, supo capear el temporal (y más allá de algunos cantos de sirena que aseguraban el final del gobierno), esto fue así porque contaba con un respaldo institucional de proporciones. La historia reciente, más allá de los colores ideológicos, debería servir para aprender.

La pregunta que dejamos flotando por aquí (ya empezamos queridos lectores. Como verán, no damos respiro en el primer artículo del año), refiere a si la actitud oficialista de este tiempo tiene que ver con una ceguera o brutalidad política, que cada uno adjetive como le parezca, que se sostendrá en el tiempo, o si la derrota autoinflinjida por estos días, con un ministro renunciando públicamente a imponer lo que era el nudo gordiano del proyecto de ley, modificará las estrategias de relacionamiento con la oposición light.

Lo que vendrá en los días que siguen supone la propia valoración gubernamental de haber escuchado las demandas sociales, algo difícil de creer a partir de cómo operó ambos mamotretos legales (DNU y ley ómnibus) de cara a los opositores y a la sociedad. Pero el trasfondo es otro: el oficialismo se preparaba a cumplir otro récord, el de tener una ley rechazada a poco menos de dos meses de haber asumido, quedando en el aire la inevitable sensación de que sólo se aspira a la aprobación concreta del artículo 1º de la ley, ese que habla de delegación de facultades, con el fin de ir por más en el corto plazo vía decreto, y además, evitar el tratamiento legislativo del DNU, apostando un pleno a la aprobación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, allá por el mes de marzo.

Nada es gratis. Y al elegir equipos de gestión inexpertos y sin diálogo político, el gobierno acaba de tener una derrota que por lógica no resulta definitiva. Hay consecuencia de cada acto y habrá que ver cómo logra (si es que lo hace) recomponer una relación con aquellos sectores “amigables” a los que expuso con sus devaneos iniciales. Ante las faltas, los engaños y la crueldad, siempre habrá consecuencias. Cuidado con las sentencias prematuras.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 28 Jan 2024 09:35:51 -0300
19 días y 500 noches https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6801-19-dias-y-500-noches https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6801-19-dias-y-500-noches 19 días y 500 noches

Tanto la quería,
que tardé en aprender a olvidarla
diecinueve días y quinientas noches…

Joaquín Sabina

El presidente Javier Milei asumió sus funciones en la mañana del domingo 10 de diciembre, dando el discurso de asunción en las escalinatas del edificio del Congreso, de espaldas al cuerpo legislativo y de cara a algunas decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas que celebraron su llegada al poder. La multitud aplaudió a la policía y al ajuste.

Su primer decreto sirvió para derogar el instrumento legal sancionado en la gestión macrista que impedía el nombramiento de familiares del presidente en cargos públicos ejecutivos. Nombró a su hermana Karina como Secretaria General de la presidencia.

La jura de ministros no fue televisada por cadena nacional como así tampoco se permitió el ingreso de la prensa, ya que las nuevas autoridades definieron al evento como una circunstancia íntima. Pudo seguirse la transmisión desde las redes del flamante asesor presidencial Iñaki Gutiérrez.

El ministro Luis Caputo anunció una devaluación de más del 100%; no se renovarán contratos con el Estado de trabajadores con menos de un año en funciones; se suspende la pauta oficial por 12 meses, se reducen el número de ministerios y secretarías, se achican al mínimo las trasferencias del Tesoro a las provincias, no se licitará nueva obra pública y se reducen los subsidios a la energía y el transporte. No hubo anuncios para jubilados.

https://www.youtube.com/watch?v=ypCoTFn2Nhs&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Ftwitter.com%2F&source_ve_path=Mjg2NjY&feature=emb_logo

Milei firmó un Decreto de Necesidad y Urgencia que modifica los requisitos para designar al Procurador del Tesoro. El cambio se impone dado el límite etario que impedía asumir a Rodolfo Barra, quien cuenta con 75 años de edad. El límite era de 70.

La inflación de noviembre fue del 12,8%.

El oficialismo planea reimponer el Impuesto a las Ganancias para trabajadores de la 4º categoría.

Patricia Bullrich anunció el Protocolo Antipiquetes. La medida se fundamenta en la necesidad de orden y que “la gente pueda circular en paz”. Ante los cortes aplicará el artículo 194 del Código Penal que impone penas de hasta tres años. La flamante medida recibió el cuestionamiento de buena parte del arco político y de una variedad muy numerosa de juristas que dudan de su constitucionalidad.

Nuevamente aumentaron las naftas. En apenas una semana se incrementó hasta un 78%.

La diputada Lilia Lemoine admitió haber recibido dádivas de un hotel. El hecho surge del agradecimiento público realizado vía redes donde agradece a la empresa por dejarle usar las instalaciones hasta que tuviera listo su despacho.

José Luis Espert amenazó a colegas diputados de izquierda. En un twit dirigido a Nicolás del Caño afirmó “Para vos también, parásito (virgen de CUIT), bueno para nada. Cárcel o bala si violas la ley”.

El vocero Manuel Adorni anunció un falso seguro sobre cuadros exhibidos en la Residencia de Olivos, que se pagarían en dólares de parte de la anterior administración. El pago era en pesos.

Derogarán la Ley de Abastecimiento.

Funcionarios de Techint se hacen cargo de YPF.

Renunció el Subsecretario de Medios, Eduardo Roust, por motivos personales.

El presidente Javier Milei viajó a Bahía Blanca para evaluar las consecuencias del temporal que dejó un saldo de 13 muertos. No realizó anuncios concretos de ayuda del Estado nacional, aunque afirmó estar “perfectamente confiado en que ustedes van a poder resolver esta situación”.

A una semana de asumir renunció Juan Caruso como director nacional de Comunicación.

Los gobernadores fueron recibidos por el presidente de la Nación, quien les explicó las medidas en ciernes, además de pedirles el apoyo para los proyectos que se impulsarán en el Congreso de la Nación. Posturas disímiles de parte de los mandatarios provinciales.

Milei anunció por cadena nacional un súper Decreto de Necesidad y Urgencia que modifica más de 300 leyes. El instrumento pretende derogar, entre otras, la Ley de alquileres, la Ley de Góndolas, la de Tierras, la de Compre Nacional, la de Promoción Industrial, la de Promoción Comercial, desregular el comercio interior y exterior y habilitar la privatización de las empresas públicas.

Luego del anuncio del DNU 70/23, en las principales ciudades del país se produjeron espontáneos cacerolazos que tuvieron su máxima expresión en la ciudad de Buenos Aires, donde la movilización se trasladó al Congreso de la Nación, sin respetar el protocolo antipiquetes estrenado unas horas antes en la marcha en la que sectores de izquierda recordaban el trágico diciembre de 2001.

https://twitter.com/Diputados_UxP/status/1740131620617965843

Especialistas en derecho constitucional argentino, expresaron de manera unánime la inconstitucionalidad del decreto ya que, según coinciden todos, no aparece como necesario ni se entiende su urgencia.

La CGT anunció una movilización a la Plaza Lavalle, frente a los tribunales porteños, para reclamar por la ilegalidad del DNU. Segunda jornada de cacerolazos, con represión en la ciudad de Córdoba. El oficialismo desactiva una convocatoria de redes a una marcha para el sábado 23 al Obelisco, mientras el presidente afirma que las protestas están “armadas”.

La prepagas anunciaron un aumento del 40%.

El Poder Ejecutivo anunció el llamado a sesiones Extraordinarias en el Congreso, aunque no definió la fecha.

Cesantearon a 7.000 trabajadores del Estado.

Javier Milei anunció que si el Poder Legislativo le rechaza el DNU, promoverá un plebiscito. Nuevamente en coro, lo más granado del constitucionalismo argentino le recordó que, de acuerdo a la Carta Magna, el resultado no sería vinculante.

https://twitter.com/madorni/status/1740139794020405619

Finalmente se presentó en el Congreso la ley ómnibus que promueve la privatización de empresas públicas, la reforma del Código Penal, deroga las elecciones PASO, promueve la elección de diputados por el sistema de uninominalidad, una declaración de emergencia para que se deleguen facultades legislativas al Ejecutivo, la suspensión de la movilidad jubilatoria y la reforma del sistema educativo.

La Confederación General del Trabajo anunció un paro general para el día 24 de enero desde las 11am.

El gobierno argentino otorgará un bono de $55.000 para jubilados y pensionados que ganan la mínima.

El Estado argentino renunció a incorporarse a los BRICS.

La realidad siempre puede ser comentada y explicada. Pero a veces, ciertos procesos políticos y sociales suponen tal contundencia en la instalación de un desorden vital, que con sólo relatar taxativamente los hechos, podemos tomar acabada dimensión de lo que sucede.

Diecinueve días de gobierno libertario. Y en las postrimerías de un año particularmente intenso, no son pocos a los que, al igual que al español Joaquín Sabina, las noches les parecen multiplicarse con un halo de angustia y preocupación. Aunque resultan evidente que los motivos son otros.

El 2024 se asoma y exigirá, como nunca, templanza, inteligencia y estrategia. Fundamentar, como siempre, tratará de hacer su aporte: mínimo, tal vez insignificante para algunos, pero inquebrantable para nosotros. En la medida que se pueda, FELIZ AÑO para todas y todos…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 30 Dec 2023 17:44:26 -0300
El mechacortismo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6800-el-mechacortismo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6800-el-mechacortismo El mechacortismo

No sé lo que quiero, pero lo quiero ya,
si fuera tu esclavo te pediría más.
Nada te ata a leer la novedad,
nadie te pisa, nadie te invita,
ni te van a chupar…

“Lo quiero ya” - Sumo

Nuestros queridos lectores y estimadas lectoras sabrán disculpar la auto referencialidad. En la noche del 19 de noviembre, cuando ya era un hecho que Javier Milei se había transformado en el presidente electo de los argentinos, con el colega y amigo Emilio Ordoñez, en el cierre de la cobertura electoral para la radio AM1330, coincidíamos en poner en duda el margen de la acción política transformadora que el libertario podría tener de cara al futuro, de acuerdo al escaso apoyo institucional con el que contaba y en el contexto de un tiempo social donde las dos grandes coaliciones que habían gobernado al país en los últimos ocho años, habían fracasado, más allá de los matices, de manera evidente.

En aquella oportunidad hablamos de que era poco probable que el gobierno libertario gozara de los famosos cien días de luna de miel, ya que teníamos la sensación y la convicción, de que vivíamos tiempos sociales de “mecha corta”, donde no queda demasiado margen para explicaciones causales y promesas de un futuro mejor que llegaría porque, como bien supo prometer un filósofo del conurbano bonaerense, “estábamos condenados al éxito”. Los movimientos políticos de la segunda semana de la gestión libertaria así lo demuestran. Recorrido por días de enojos y frustraciones a tope. Pasen y vean. Están todos formalmente invitados.

Vale aclarar que el mechacortismo se apalanca sobre dos grandes ejes. Uno es el tiempo social que vivimos: frustración, impaciencia, exigencia de la inmediatez y la certeza, a contramano de lo que cantaba el querido y enorme Luca Prodan hace algunas décadas atrás, saber lo que se quiere. Cuánto de ello es posible y con qué tipos de herramientas es parte de otra discusión pero, vale insistir con la idea de que la problemática no es exclusivamente argenta, ya que si así lo fuera, no se comprenderían fenómenos similares en sociedades plenamente desarrolladas en lo económico.

No es la idea esquivarle el bulto, ya que mal de muchos es un consuelo de tontos, pero sí vale la pena insistir que este momento de la humanidad se caracteriza por el predominio de procesos individualistas que tienen (y aquí aparece el segundo eje) a la libertad como verdad última de las cosas. Para enormes bloques sociales la vieja tensión entre igualdad y libertad se ha resuelto a favor de ésta última, lo cual termina siendo un justificador para, en el fondo, desordenar nuestras vidas.

https://twitter.com/madorni/status/1737625074377875754

La vieja idea noventista de la “reconversión” que personas físicas y jurídicas debíamos realizar para adaptarnos a los cambios, era prima hermana del emprendedurismo macrista que nos recomendaba potenciarnos con, por ejemplo, la producción de cervezas artesanales y resulta una cosmovisión reformista frente a la presente romantización libertaria que afirma que el problema somos aquellos que sufrimos el Síndrome de Estocolmo.

Esos dos ejes nos obligan a una acción posterior: la de revisar ciertos manuales no escritos del análisis político. Los cien días de la luna de miel ya no existen y el pedido de que “dejen gobernar porque es un gobierno que recién empieza”, además de una idea que se sustenta en cierto infantilismo político, no dimensiona la magnitud del cambio que se viene a proponer a la velocidad de lo digital. Tal vez por comodidad, pereza intelectual o desconocimiento simple y llano de la historia, muchos voceros que se autodefinen como apolíticos dejan de poner en valor el lado B (perdón milennials y centenials) de las consecuencias de un decreto que modifica y deroga, bajo el falso embrujo de las necesidades y urgencias, a más de 300 leyes vigentes.

Excepto estos personajes mencionados, que pululan en medios y redes, de distinto tamaño y magnitud, el conjunto de la sociedad sabía de antemano que la propuesta libertaria no cerraba sin represión. La gran cuestión es tener en claro cuánto de ese espíritu “ordenador” tolera el conjunto social.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1737790422901031141

En ese sentido, el Protocolo Antipiquetes anunciado en los inicios de la semana, intentó actuar como un elemento disuasivo para cualquier tipo de queja que se plantee en el espacio público.

En una sociedad dinámica, que tiene a la calle como una instancia de permanente apropiación y resignificación, imponerle distintos tipos de corset que limiten su ADN movilizador, puede convertirse en un arma de doble filo, ya que si bien el oficialismo podrá mostrar como un éxito la escuálida convocatoria de ciudadanos y ciudadanas para recordar el 20 de diciembre de 2001, articulada además, al mejor modo de la novela “1984”, con mensajes televisados donde el Gran Hermano bullrichista, amenazaba con el retiro de planes para todos aquellos que circularan sobre las calzadas; el desasosiego oficialista no debe haber sido menor cuando a unos pocos minutos del discurso de Javier Milei, anunciando la entrada en vigencia del DNU 70/23, no pocas plazas y calles del país se llenaron teniendo a las ollas y cacerolas como protagonistas.

El fin del día no puede haber resultado más contradictorio para el sentir libertario: en tu cara y en tu cancha pareció entender el conjunto social que se movilizó con las herramientas que cierta oposición hizo suya desde 2012, y cortando calles para la circulación libre.

Podría entusiasmarnos que, a la luz de los hechos, el protocolo nació muerto. Pero ello resultaría engañoso de cara a lo que viene. Las preguntas son otras: ¿se tolera más la violencia contra piqueteros y lúmpenes de distinto pelaje que la que pueda ejercitarse contra “personas del bien”? ¿Hay un estándar o alguna forma de clasificación de las dosis de represión sobre distintos grupos sociales? Esto se conocerá con el tiempo, pero no menos cierto que ello resulta que lo vivido en la noche del miércoles tuvo una espontaneidad digna de otros tiempos y que nadie, gobierno incluido, la vio venir.

Desde este último punto no fueron pocos los que plantearon las similitudes con el caso 2001 y la salida del gobierno de Fernando De la Rúa. Pero en este sentido corresponde marcar algunas diferencias: la administración de la Alianza hacía dos años que gobernaba el país (aquí van diez días) y venía de sufrir una muy dura derrota de medio término un par de meses antes; la sensación de hartazgo era generalizado, cosa que no sucede con el libertarismo que se siente lo suficientemente consolidado como para establecer estrategias comunicacionales provocativas: las declaraciones del presidente, de su asesores Iñaki Gutiérrez y Federico Sturzenegger y las del vocero Manuel Adorni van en ese sentido. No parece el mejor recurso para enfrentar tiempos sociales y políticos de mecha corta, más allá del auto engaño de que el 55% de votos de noviembre le pertenecen en su totalidad al padre de los perros clonados. Aunque, hay que ser honestos, cada uno se miente así mismo como quiere.  

Como contraparte, las imponentes movilizaciones de un día después tuvieron otra organicidad y allí tampoco hubo protocolo antipiquetes que funcione, con la distintiva excepcionalidad cordobesa, que supo proyectar al país una represión que más de uno debe haber disfrutado.

https://twitter.com/gerpmartinez/status/1738241442663829978

Pero el escenario de estos días no es definitivo, ni en las pequeñas victorias ni derrotas cotidianas. Mientras el sistema político institucional se prepara para dar una respuesta al decretismo mileista (¿será el DNU 70/23 lo que representó el 2x1 para Mauricio Macri?), no corresponde imaginar salidas anticipadas ni mucho menos. El proceso será de punto por punto, ley por ley y la partidocracia argentina deberá estar a la altura de las circunstancias si no quiere que la ola libertaria la arrastre en formato de tsunami.

A contramano de la supuesta desorientación de Prodan, los diversos sectores de la sociedad argentina saben lo que quieren. Pero coinciden con él, que lo quieren ya. El problema es que no todos queremos lo mismo. Y si, promediando los 80’, cantábamos felices e inocentes que “nadie te pisa, nadie te va a chupar”, cuarenta años después nadie puede afirmar que aquella primavera no haya perdido su inescrupuloso verdor. Tal vez haya que comprar algunos crayones para devolverle, aunque sea artificialmente, algo de su color. Entre copas y panettones. Entre besos y abrazos. Feliz Navidad para todos y todas.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 24 Dec 2023 14:16:29 -0300
La renovación conservadora y el efecto dominó https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6799-la-renovacion-conservadora-y-el-efecto-domino https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6799-la-renovacion-conservadora-y-el-efecto-domino La renovación conservadora y el efecto dominó

Sé que a veces me comporto fatal
No prestes atención a esos detalles
Fue la suma de factores
El efecto dominó, algo entre vos y yo

“Nosotros” - Babasonicos

Como no podía ser de otra manera y transcurrida la primera semana, el gobierno libertario mostró las primeras credenciales de gestión. Aupados por la novedad, buena parte de la sociedad en general y del sistema político en particular, prestan atención a cada movimiento de un grupo de hombres y mujeres que sueñan con borrar cualquier vestigio civilizatorio e igualador que haya aportado el ya extinguido siglo XX. La rémora pone el ancla en la generación del 80’, esa que supo conducir Julio Roca y que configuró el Estado moderno argentino. El movimiento anarco capitalista, representa un oxímoron en sí mismo, ya que a la vez que reivindica ideas de libertad absoluta, afirmando que el Estado “es el pedófilo que bla bla bla”, propone al capitalismo como el mejor de los modos de producción, obviando, ¡¡¡¡¡¡ay, la historia y sus vericuetos!!!!!, que el mismo sólo fue posible en su desarrollo, con la consolidación del Estado – Nación, como garante de la idea de propiedad y muy lejos de toda alterada conceptualización anarquista. Primeras señales de un tiempo que se presume y se asume difícil. Pasen y vean. Están todos invitados.

El hermoso domingo primaveral porteño, permitió que Javier Milei diera, desde el minuto uno de haber asumido, un mensaje con una clara simbología al conjunto de los argentinos: desistió de emitir su primer discurso de cara a los legisladores para hacerlo de frente a ciudadanos y ciudadanas que han encontrado en su figura, un líder que los entusiasma.

A la estética del acto, tan parecida al modelo norteamericano de asunción, sólo le faltó la nieve y los abrigos invernales de los protagonistas. Televisivamente, hubo un exceso de los planos altos, mostrando la majestuosidad del edificio del Congreso que reflejaba cierta idea de pequeñez y la sobreutilización de los cortos, para mostrar a los asistentes, intentaban ocultar que la idea original de contar con cientos de miles de personas movilizadas en la Plaza del Congreso, había quedado para una mejor ocasión. La existencia de enormes pantallas en la mitad del espacio verde (que nadie veía), demuestra que las expectativas eran otras.

Más allá de la importancia o no del número de asistentes, hay otros dos datos políticos que no deberían pasar desapercibidos. El primero refiere al escaso apoyo internacional que obtuvo el flamante presidente a partir de las evidentes ausencias de no pocos colegas: el faltazo de Lula hace mucho más ruido en términos de geopolítica regional (y de todo aquello que puede interesarle o convenirle a la Argentina) que la presencia del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, país con el que no tenemos lazos ni intereses comunes que se precien.

El segundo dato a tener en cuenta es que Milei no parece muy convencido de salirse del modelo de campaña, para comenzar a mostrarse como el líder del conjunto de los argentinos. Con una oralidad que abusó de datos falsos (nivel de inflación, porcentaje de estudiantes que terminan la secundaria, etc.), el presidente apeló al sobre utilizado recurso de agravar la herencia para, con el paso del tiempo, mostrar supuestas capacidades de gestión.

El modelo aspiracional libertario se basa en la reivindicación del proceso iniciado por el roquismo como instancia de excelencia gubernativa. El problema es que esa exaltación se fundamenta en una serie de mentiras que sólo la ceguera o la ignorancia flagrante de la historia podrían admitir como válidas. En aquel período Argentina no fue potencia, como así tampoco fue el granero del mundo. No son pocos los estudios que desde hace algunas décadas ha demostrado que esa afirmación tiene mucho de mito antes que de dato cierto. Lo que sí resulta evidente es que el país se convirtió en un proveedor de materias primas de excelencia, que ello le aportaba muchos recursos económicos y que eso se sostenía sobre una relación dependiente de Inglaterra, país que algunas décadas antes había desarrollado la Revolución Industrial.

Esa bonanza que Milei gusta de resaltar no se extendía al conjunto de los argentinos, que quedaban mayoritariamente condicionados por la pobreza, la miseria y el hacinamiento que se veían en los barrios circundantes al centro de cada urbe. La romantización del modelo de “granero del mundo” desconoce que el mismo era impracticable hace más de cien años y resulta definitivamente inviable en los tiempos que corren donde, más allá de las bondades naturales del país, existen una multiplicidad y variedad de competidores que lo condicionan, además de los vaivenes climatológicos que, por ejemplo, con la sequía de 2023, pueden dejarte sin el ingreso de unos 20.000 millones de dólares. Nada más, nada menos.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1734664937048256747

El país que el movimiento libertario relata sobre el pasado jamás existió. Y el que proyecta para el futuro, tendrá severas limitaciones en su implementación, dado que se intenta construir con falsas premisas para lo que supone el siglo XXI.

Por ello, entre otras cuestiones, la recurrencia de campaña al concepto de casta. Si en no pocas ocasiones, lo esencial de la política se construye en la identificación de un enemigo (perdón “Carlitos” Schmitt), la idea de que la corporación política que se asociaba a una entramada red de empresarios prebendarios, resultaban el obstáculo para cierto desarrollo, cuajó rápido en sectores sociales que desde hace unos cuantos años, sienten que “no llegan”.

Pero gobernar es otra cosa mucho más compleja que declamar. Al acuerdo que supo tejer con Mauricio Macri, hombre criado bajo las virtudes de un padre que se enriqueció con las bondades de la Patria Contratista de los 70’ y los 80’, se le agregó la alianza con Patricia Bullrich, dirigente que decanta desde hace más de cuatro décadas por cuanto partido político se constituya con algún tufillo antiperonista; le siguieron una serie de designaciones de funcionarios de primera línea que tienen una evidente terminal en algunos dueños de la Argentina actual. Eduardo Eurnekian y Paolo Rocca, quien apuesta a un reseteo total de la economía argentina, pero tiene el buen tino de pedir que haya contención social, resultan los principales ganadores en este nuevo esquema de poder.

La preguntonta del día: ¿se animará Milei, quien está adquiriendo dosis exprés de pragmatismo político al, por ejemplo, pedir vía carta a Xi Xinping que China amplíe el swap, a establecer mecanismos de competencia verdaderamente liberales y abra la importación de caños sin costura, cuestión que afectaría al protector Rocca?

En este intento de restauración conservadora, construido sobre muchas mentiras que se apalancan en las certezas de las creencias y no en los datos de la realidad, histórica o presente, Milei y sus laderos más cercanos no están solos.

En el efecto dominó, con cientos o miles de piezas frágilmente sostenidas verticalmente, una pequeña porción de energía (el viento, un insecto o el simple movimiento de un dedo) puede generar una caída en cadena que dura muchísimo menos tiempo que lo que supone armar y construir el camino del dominó. A poco menos de una semana de asumidos, y tal como preveíamos desde esta columna y desde los micrófonos de AM1330, no son pocos los gobernadores, por ejemplo, que comenzaron el juego de ser funcionales a la construcción de sentido mileista: relativización del pago de sueldo, aguinaldo en cuotas y la reimposición del pago de ganancias para trabajadores parecen ser las nuevas tendencias que condicionarán los tiempos que vienen.

Pero el efecto dominó no se agota en las urgencias de lo económico. En Santa Fe por caso, el gobernador de la provincia Maximiliano Pullaro comenzó su gestión con un perfil muy alto sobre la cuestión de la inseguridad. Con imágenes que emulan el caso salvadoreño donde la gestión del presidente Nayib Bukele ha sabido mostrar al mundo que su éxito en la caída de los índices de criminalidad se estructuran sobre la violación lisa y llana de los derechos humanos, el hombre nacido en Hughes quiso mostrar algo distinto en la gestión. Si la reforma conservadora de los 90’ se estructuraba desde la política como espectáculo, donde los Tinelli y los Pergolini hicieron su agosto, los intentos renovadores imperantes se construyen con la violencia visual como actriz protagónica. Sea en el formato de motosierra, de insulto a los votantes o en el de imágenes de dudosa legalidad reproducidas por el mismo gobierno.

https://twitter.com/maxipullaro/status/1736164474648691127

Sabrán establecer las investigaciones judiciales en curso, si los tres ataques en la vía pública perpetrados en los días posteriores, guardan relación alguna con esa política sobre la que a todas luces, el Estado santafesino arranca en desventaja.

El gobernador santafesino y el intendente rosarino Pablo Javkin, mientras reivindican la figura de Raúl Alfonsín al cumplirse 39 años de la entrega de los archivos de la CONADEP, se hicieron un tiempito para visitar a la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich, que en esa misma jornada había presentado el protocolo antipiquetes, el cual ha sido cuestionado desde diversos sectores de la sociedad civil por su inconstitucionalidad. Ante todo la coherencia.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1735474678204871152

En el mientras tanto, y para no dejar de la lado la unidad de criterio con su jefe político, el ministro santafesino del área, Pablo Cococcioni, ya anunció que enviará un proyecto de iguales características a la legislatura santafesina. Estatales y piqueteros del (mundo) santafesino, uníos.

De a poco las fichas van cayendo. Esas, que seguramente costará levantar en el páramo que dejará la libertad de gestionar un país del siglo XXI, con las ideas y circunstancias de otro que se forjó hace 140 años, donde todo estaba por hacerse. Queda saber mantener la voz firme, pero también acurrucarse en la intimidad de los afectos. En la previa de una navidad que llegará de manera inexorable. queda el disfrute de todo lo pequeño que podamos acceder, sin bajar la guardia. Sin enojos que nos enfermen, sin la angustia que nos desmovilice. Al dominó también se juega uniendo piezas y buscando coincidencias. Tal vez en su sencillez, radiquen algunas respuestas.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 17 Dec 2023 12:28:37 -0300
¿Quién ganó? https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6798-quien-gano https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6798-quien-gano ¿Quién ganó?

Y ahora tiro yo porque me toca,
en este tiempo de plumaje blanco.
Un mudo con tu voz, y un ciego como yo,
vencedores vencidos…

“Vencedores Vencidos” - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

Cuando usted, querido lector, estimada lectora, lea esto, Javier Milei se habrá convertido en el presidente de todos los argentinos, algo verdaderamente impensado poco menos de un año atrás, cuando comenzábamos a desandar este 2023 electoral. Varios de los muchísimos misterios que sobrevuelan su asunción se habrán develado, a partir de un discurso que tendrá la enorme simbología de leerse de espalda al Congreso de la Nación y de cara al pueblo que lo ha votado. Como un supuesto capricho del destino, en el mismísimo instante en que se celebren los 40 años de una ininterrumpida democracia argentina, asumirá el poder alguien que se ha transformado en una referencia para aquellos que, vaya paradoja, pretenden limitarla.

La primera semana de diciembre dejó varias novedades instrumentales para el tiempo institucional que viene y algunas certezas del posibilismo libertario, esas que ya nos anuncian quienes ganaron en el corto plazo de estas tres semanas. Recorrido de coyuntura y también un bonus track que mira un poco más allá en esto de los triunfos que determinan las urnas. Pasen y vean. Sean todos bienvenidos.

Sabido es que el candidato Milei ganó espesura política a partir de una serie de promesas que supieron sacudir el tablero nacional. En el formato de outsider disruptivo, anunció el cierre del Banco Central, la dolarización y una libertad de comercio que según él, garantiza el desarrollo humano. Junto con eso, nos dijo a todos los argentinos que el ajuste que era inevitablemente necesario no lo haría el conjunto social, sino la “casta”, sector al que siempre referenció con generalidades que tenían una terminalidad innegable en la dirigencia política y en sus formas de relacionamiento con el poder económico.

Más allá de ese infantilismo conceptual que anunciaba que el 15% de reducción del gasto sólo lo pagarían los sectores ya nombrados, rápidamente, de la mano de su crecimiento exponencial y de la invariable certeza del Teorema de Baglini que afirma que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder, comenzamos a descubrir que existían dos Milei: el que había ganado visibilidad pública desde un grupo de medios a los cuales les resultaba funcional su discurso altisonante, que supo calar en un sector de la sociedad y el que empezó a proponer una serie de medidas que imponen la idea de etapas. Así conocimos el planteo de las reformas de primera y segunda generación como método de transformación política, pero fundamentalmente como respuesta a las críticas que reflejaban la imposibilidad de las mismas en el contexto socioeconómico argento.

Pero si prestamos atención, descubriremos que hay un tercer Milei, ese que juega a la Oca de la política, avanzando y retrocediendo, con sectores que hasta ayer nomás denostaba. Como un buen líder que se precie, ha dejado de lado muchas de sus supuestas convicciones y ha puesto proa a ganar en gobernabilidad política a partir de su evidente debilidad estructural. Todo ello dejando en evidencia que, a partir de las carencias libertarias de origen, la casta está más consolidada que nunca:

https://twitter.com/OPEArg/status/1732807347947417841

·         Los nombramientos del funcionariado, los de primera y segunda línea, reflejan la presencia de personajes que han trajinado sin cansancio ni agotamiento alguno, cuanto experimento político se haya construido en el país. En la foto de este bello domingo de diciembre, el llenado de los casilleros de gestión muestran una gama variopinta de nuevos funcionarios que, en casos varios, no tienen mucha referencia entre sí.

·         Los medios de comunicación de la corpo, que aparecen fascinados por el fenómeno Milei en cuanto proyecto de disciplinamiento social y seguramente a la luz pública celebrarán el rumor semanal de eliminación de la pauta oficial por un año (recordemos que casi nadie, en los tiempos de internet y redes, maneja un medio de comunicación para hacer plata), sabrán referenciar negocios de otra índole que potencie sus diversificadas redes de enriquecimiento.

·         Algo parecido le puede suceder al gran empresariado nacional (aquí los PyMES no cuentan para nada) que entiende perfectamente los límites de no tener un mercado interno vigoroso, pero en paralelo, se encuentra seducido de manera irreductible por la posibilidad de aplicar una serie de reformas que dejen un piso de conveniencia de cara al futuro que les permita manejar el juego a sus anchas. Para un empresario local que se precie, nada mejor que la fantasía de contar con un ejército industrial de reserva que le facilite imponer condiciones. Así de duro, así de históricamente real.

En resumen, si hablamos de ganadores y perdedores que vayan más allá del conteo de votos, del lado de los primeros también deberíamos incluir a parte de un establishment financiero timbero del que Luis Caputo y Santiago Bausili, son más que dignos representantes. El primero como inminente ministro de Economía y el segundo (su socio en la consultora que integraban) como futuro presidente del Banco Central, no hace más que confirmar dos cuestiones: que Milei no tenía un plan articulado y coherente y que, a la vez, enfrenta un muy serio desafío a partir de apoyarse en economistas que hasta hace minutos denostaba no sólo en su formación profesional, sino en su eticidad.

El flamante presidente tiene mucho de incógnita en el tipo de liderazgo que representa. Sí puede afirmarse que no ha dudado en poner en práctica cierto pragmatismo para no quedar condicionado de antemano. Por ideas y visión del mundo, Mauricio Macri podrá representar sus mismos intereses, lo cual lo habría convertido en un socio ideal que, por otras varias razones llevó a no pocos analistas a sentenciar que el actual candidato bostero habría sido el gran ganador oculto del 19 de noviembre. Pero Milei ha entendido rápidamente que era necesario evitar, más temprano que tarde, el abrazo de oso macrista. Por ello los acuerdos individuales con Patricia Bullrich y por ello el desasosiego de no pocos laderos del hijo de Franco que ya se imaginaban volviendo a lugares que la sociedad les ha denegado desde el año 2019.

Hoy, Milei asume desde una condición de debilidad institucional evidente. Pero eso no lo convierte, inexorablemente, en un presidente definitivamente débil. La afirmación que parece contradictoria en sí misma, se apalanca en lo que hay del otro lado: un sistema político fuertemente atomizado.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1733891375693787530

Juntos por el Cambio es un espacio irreconocible a lo que expresaba hace apenas cuatro años. La Coalición Cívica tiene la misma visibilidad que su retirada lideresa; el radicalismo se debate en una de sus eternas internas que tienen el marco nada desdeñable de contar con poco menos que una decena de gobernadores propios, y en el PRO si es que la díada fuera válida, ya no sólo habrá que hablar de halcones y palomas sino de unos cuantos pájaros que volaron del nido buscando su propio e individual rédito.

En el peronismo las cosas parecen predispuestas de otra manera. Sin la carnicería que algunos imaginaban y deseaban pos derrota, con el riesgo latente de una atomización, ya que también cuenta con nueve gobernadores que deberán construir una relación con una administración que en principio los detesta, la semana política que concluyó dio una muestra de madurez cuando logró un acuerdo que mantiene la unidad del bloque de diputados bajo la conducción de Germán Martínez.

Si eso podrá mantenerse en los meses por venir es algo que nadie sabe a ciencia cierta, y que requerirá de mucho más que de la capacidad del rosarino, ya que queda a la vista que el peronismo se debe un serio debate puertas adentro por lo sucedido, pero fundamentalmente por lo que viene. Como en un esquema de planificación estratégica, para saber hacia dónde vas, primero deberías conocer quién sos efectivamente y desde dónde venís.

Algunas preguntas de rigor para este tiempo: ¿a quién representa el peronismo? Si las centrales de trabajadores interpelan al mundo del trabajo formalizado, con convenios colectivos y paritarias que se desarrollaron discutiendo palmo a palmo la evolución inflacionaria; si los movimientos sociales representan a los sectores más desposeídos como una forma de intermediación y que, pese al cuestionamiento social que reciben en la presente coyuntura, de una forma semejante a la de los partidos políticos, sirven de canales de representación que, vaya casualidad, reconducen un malestar que en otras circunstancias ha derivado en estallido, ¿quién se hace dueño del diálogo con aquellos sectores informales de la economía, que anidan en el cuentapropismo y que en unos pocos casos por elección y en muchos otros por no quedarles otra posibilidad, quedan al costado del camino de ciertos derechos y garantías que, erróneamente, algunos creen ver como privilegios?

En tiempos de replanteos casi todas las preguntas son válidas. Si esto es así, vale intentar decodificar qué representó para el peronismo el triunfo de 2019. En un país que había mutado, la referencia de volver a la década ganada pareció un error autodestructivo. Como en el peronismo ochentoso, que reivindicaba los logros del 45’ en una sociedad que ya no existía, en los últimos cuatro años se convivió con la certeza y necesidad de volver al período 2003 – 2015. Pero vaya casualidad (y perdón por el sinceramiento), los tiempos eran otros. La idea de “unidad en la diversidad” sintetizaba asertivamente el momento. Pero no fueron pocos los que adolecieron de la generosidad suficiente para ponerlo en práctica y preguntarse para qué se había ganado.

https://twitter.com/OPEArg/status/1733868582403031508

La democracia argentina cumple los cuarenta y pareciera quedar atravesada por una crisis etaria que alguno podría pensar que le agarró el viejazo. A partir de la atomización de Juntos por el Cambio (hay que reconocer que para cierta institucionalidad, su emergencia como espacio de representación de la derecha, era una buena noticia), los riesgos que enfrenta el peronismo a partir del fracaso de la experiencia frentetodista y las incógnitas que acarrea la llegada de Milei al poder, implican que ya no sólo asistiremos a una reconfiguración del poder político como hemos venido anunciando desde esta columna, sino que es probable que comencemos a atravesar un tiempo donde las certezas de una vida en una comunidad democrática como la conocimos hasta aquí, comiencen a ser relativizadas. Desde la matrix mediática y política pero también en nuestro día a día convivencial más pequeño.

“Ahora tiro yo porque me toca”, parece cantar y celebrar el mundo libertario. En su odio intrínseco, al feminismo, a los putos, a los trabajadores del Estado, a los que soñamos una sociedad más justa, muy lejos del “hombre que se hace a sí mismo” y mucho más cerca de una vida comunitaria de hermanos y semejantes, en no pocos ciudadanos y ciudadanas, parece prevalecer la idea de vencedores definitivos. Habrá que prestar atención en cuánto tiempo se convierten en vencidos. Ya que los ganadores reales serán otros…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 10 Dec 2023 14:59:32 -0300
Mal de ausencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6797-mal-de-ausencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6797-mal-de-ausencia Mal de ausencia

En tiempos donde nadie escucha a nadie.
En tiempos donde todos contra todos.
En tiempos egoístas y mezquinos.
En tiempos donde siempre estamos solos.
Habrá que declararse incompetente,
en todas las materias del mercado.
Habrá que declararse un inocente.
O habrá que ser abyecto y desalmado

Fito Páez. “Al lado del camino”.

De a poco, el casillero del funcionariado libertario se empieza a conocer. No sin conflictos internos, Javier Milei comienza a dar señales cada vez más nítidas del perfil del gobierno que proyecta para el conjunto de los argentinos. Con la ambigüedad que supone la convivencia de un triunfo electoral del 55% de los votos pero sin estructura institucional de ningún tipo que le otorgue sustento, el presidente electo va configurando, como puede, un entramado que quedará plenamente expuesto en apenas siete días más, cuando asuma la primer magistratura. En el medio, la última semana de noviembre dejó no pocas confirmaciones de lo que viene. Pasen y vean. Síntesis de siete días de algo que ya aparece como una marca en el universo mileista: un desorden crónico en la construcción política que es producto de todo aquello que se adolece. Sean todos bienvenidos.

Los resultados electorales suelen ser claros. Los números otorgan una seguridad definitiva sobre ganadores y perdedores reales que han protagonizado la contienda electoral que en la Argentina se define en días domingo. Lo que resulta mucho más complejo y que representa un verdadero desafío es saber interpretar políticamente lo que dejan las urnas abiertas. Y el triunfo libertario del 19 de noviembre profundiza esa necesidad de descubrimiento, ya no sólo referido a lo que quisieron expresar la mayoría de los argentinos hace apenas dos semanas, sino también en lo que viene ya que, como hemos venido planteando reiteradamente en estas columnas, la Argentina se enfrenta a un tiempo político inédito en su historia reciente.

Si, sucesivamente, los gobiernos coalicionales de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos habían sido una novedad para la práctica política argentina (más allá de los fracasos evidentes), la llegada al poder de un outsider que hasta hace poco más de dos años era un economista que disfrutaba de su rol de panelista televisivo, que luego de su elección como diputado nacional no ha sabido, no ha podido o no ha querido construir con tiempo, una base territorial e institucional que le otorgue cierta solidez y previsibilidad política, que solo cuenta con minorías legislativas muy pronunciadas y sin el aval de ningún gobernador o intendente de peso (tampoco hay de los otros), a lo largo y ancho del país; abre muchos más interrogantes que las respuestas que podrían brindarnos sus 14 millones de votos obtenidos de manera legítima.

Los devaneos de los últimos días (y de los próximos), que resultan un regodeo para el conjunto del sistema político, incluyendo a periodistas, analistas y a los propios protagonistas, pero que al gran público poco suele importarle, tienen su razón de ser en la debilidad intrínseca del libertarismo, que no significa per se que pueda ser definitiva ni mucho menos, pero sí que demuestra de manera palmaria los límites a los que se enfrenta el nuevo gobierno, como nunca le ha sucedido a un fuerza recientemente elegida. En esa circunstancia radican las idas y vueltas de los últimos días donde circulan multiplicidad de nombres propios y variado perfil ideológico para pasar a formar parte de un oficialismo que se imagina reinstaurando el conservadurismo (bajo el camuflaje liberal) en todas sus dimensiones.

https://twitter.com/OPEArg/status/1730581128979882007

En el cúmulo de dudas que reinan en el ambiente, sí parece sobresalir una certeza: en la Argentina no existen tantos libertarios como para ocupar los primeros lugares de una grilla gubernamental que siempre representa un verdadero desafío en su conformación a los fines de cumplir con los objetivos de una administración eficaz.

Las pocas confirmaciones en la semana para el área ejecutiva así lo demuestran: en las segundas líneas empiezan a surgir nombres propios que en algunos casos están vinculados a empresas de los sectores que van a administrar. En YPF, por ejemplo, se eligió a Horacio Marín, director de Tecpetrol empresa que pertenece al grupo Techint. En la secretaría de Energía asume Eduardo Rodríguez Chirillo, hombre que trabajó en el proceso privatizador de los 90’ y que hace más de 20 años no reside en el país (¿qué podría salir mal?). El cuadro se completa con el tácito acuerdo con Juan Schiaretti para que Osvaldo Giordano, actual ministro de Finanzas de Córdoba ocupe el ANSES y Franco Mogetta se haga cargo de la Secretaría de Transporte, mismo cargo que detenta en la provincia mediterránea.  

Por su parte, en el nivel de ministerios a los nombres ya conocidos, en la semana fueron confirmados Luis Caputo para Economía y Patricia Bullrich para Seguridad, estos últimos sin la venia de Mauricio Macri que esperaba negociar en bloque su apoyo al libertario, lo cual incluía la llegada de Cristián Ritondo a la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación, entre otras designaciones. El ex presidente ha comenzado a palpar en carne propia que Milei no está dispuesto a dejar que le copen el gobierno y además, que su prevalencia en el mundo PRO ya no es lo que era.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1730664724553924616

La frutilla del postre de la semana se la lleva la designación de Rodolfo Barra como Procurador del Tesoro de la Nación, hombre con pasado menemista, integrante de la Corte Suprema de Justicia en el período 1990 / 1993, y ministro de Justicia de aquel gobierno, quien debió renunciar por tener un pasado juvenil (y no tan juvenil) donde propalaba ideas nazis, pero que además, en su paso por la función pública, promovió una serie de leyes que atentaban contra todo aquello que podamos definir como idea de libertad.

De a poco, y con un nuevo travestismo político de Patricia Bullrich a cuestas, con los rumores de asesoramiento de parte de Roberto Dromi, el padre de la reforma del Estado de los noventa, lo que empieza a verse es el entramado de un funcionariado que antes que liberal deviene en una especie de conservadurismo que pretende ser popular al mejor estilo de Carlos Menem y con el que no pocos referentes intentan comparar al actual presidente electo. Pero las diferencias, más allá de lo que afirmen los operadores mediáticos que se auto perciben periodistas, no son menores.

·         El pretendido émulo de Facundo Quiroga portaba con un importante antecedente de gestión gubernamental, habiendo sido gobernador en su provincia en la década del 70’, detenido político en la dictadura y nuevamente primer mandatario de La Rioja a partir del retorno de la democracia.     

·         Supo convertirse antes de llegar a la presidencia, en un líder dentro del sistema que contó con el apoyo de no pocos dirigentes del peronismo de aquel entonces, contando con una importante presencia a su favor del aparato partidario que, en los tiempos que corren, pueden no ser definitivamente necesarios para ganar elecciones (¿quemamos los libros de ciencia política?), pero son vitales para la conformación de gobiernos.

·         Jamás utilizó la lógica del miedo para su construcción política. Menem podía aparecer como un líder naif, inicialmente menospreciado por las corporaciones de aquel entonces, pero su figuraba portaba un encanto por el que no pocos resultaron seducidos.

·         El hombre nacido en Anillaco fue de menos a más. En la previa no azuzaba una grieta. Le hablaba al conjunto de los argentinos y cuando llevó adelante su plan, el cual resultaba decididamente contrario a lo que había prometido, marcaba los límites o problemas de un modelo de acumulación del que él había arriado todas las banderas. No consideraba a un empleado estatal, cumpliera la función que cumpliera, como un energúmeno que debía ser eliminado.

Para el caso de Milei, si sus partidarios y alcahuetes mediáticos de turno quisieran encontrar una coincidencia con el extinto ex presidente, deberían buscarla en el desafío que, con el tipo de gobierno que se vislumbra, deberá afrontar el libertario en el tiempo que viene: el de ser el gran ordenador de todas las disidencias políticas que convivirán en su administración con una harto evidente debilidad.

Por ahora, y sin que haya comenzado la gestión, va en ese sentido. Parece haberse sacado de encima el tutelaje de Mauricio Macri, quien no dejó mejor herencia que un espacio como Juntos por el Cambio al borde del colapso, sino también al PRO cerca de una atomización definitiva. La conminó a un lugar meramente institucional a la vicepresidenta electa, de quien había afirmado que sería la responsable de las áreas de Seguridad y Defensa, luego de que Villarruel diera señales de cierta independencia política. Y como dato final, con la llegada de Francisco Paoltroni a la presidencia provisional del Senado y Adrián Menem a la presidencia de la Cámara de Diputados, se asegura una línea de sucesión que le será leal.

https://twitter.com/OPEArg/status/1730973913088200719

Ahora bien, una pregunta que podemos empezar a responder es aquella que refiere a qué ha quedado de la propuesta inicial que traía la campaña electoral, habiendo dejado fuera de juego a no pocos de los economistas que lo habían acompañado en la etapa previa.

Sabemos que no habrá en el corto plazo, y seguramente tampoco en el mediano, dolarización ni cierre del Banco Central. No sólo porque sus auspiciantes ya no pertenecen al entorno mileista (Carlos Rodríguez y Emilio Ocampo, entre otros) sino porque el viaje a los EE.UU. que pretendía ser una primera aproximación que sirviera para seducir a inversores financieros, poco ha dejado a favor del presidente electo. La falta de información pública al respecto así lo confirma y no son pocos los que se animan a decir que el pasado de Caputo no juega a favor de ningún tipo de acuerdo.

La casta no parece ser, por ahora, la principal afectada por las medidas que se vienen. Además de los nombres propios que parecen ir ocupando la grilla de los cargos, el entramado de poder que va tejiendo el mileismo, no parece ir garantizando aquello que se había prometido. Con un ajuste, que según los que dicen que saben no llegará al 15% del producto pero sí al 5%, y que eso supone un desordenamiento muy grande en la vida del conjunto de los argentinos, Milei anunció que vamos a un proceso de estanflación que duraría entre 18 y 24 meses para luego sí, estabilizar el conjunto de las variables.

En ese sentido, no parece casual que sus acólitos, que desconocen la historia corta y larga de nuestro país, hayan salido a plantear que la Argentina ya está en estanflación (¿creerán que somos tontos?) y, por otra lado, que una de las ideas del paquete de leyes que preparan para el post 10 de diciembre, incluye la eliminación de las elecciones de medio término, cuestión que resulta imposible sin una reforma constitucional para la que no dan los tiempos ni la realidad política de estos días. En coyunturas sociales de “mecha corta”, resulta muy difícil imaginar cómo podría llegar al 2025 un oficialismo con semejante escenario prometido.

En la vida, no tiene demasiado sentido ufanarse de todo aquello que se carece. El desorden que se plantea en el día a día de los ganadores y donde, paradójicamente, los perdedores parecen menos expuestos a un proceso de todos contra todos, radica en esa extraña circunstancia histórica de haber bendecido electoralmente a un conjunto de arribistas que se creen con el derecho de refundar la Patria, y que imaginan que el enojo social que los legitimó, resulta un cheque blanco para destruir todo vestigio de la institucionalidad que detestan. Así de grave es el escenario. Así de preocupante ha sido el nivel de errores cometidos desde este lado. Más allá de las coyunturas generales y de, como decía Fito hace algunos lustros atrás, los tiempos egoístas y mezquinos que vivimos. Y que seguramente se profundizarán...

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 03 Dec 2023 11:07:32 -0300
El león, el gato y los orcos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6796-el-leon-el-gato-y-los-orcos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6796-el-leon-el-gato-y-los-orcos El león, el gato y los orcos

Aquí yazgo, al término de mi viaje,  
hundido en una oscuridad profunda:
más allá de todas las torres altas y poderosas,
más allá de todas las montañas escarpadas, 
por encima de todas las sombras cabalga el Sol
y eternamente moran las Estrellas. 
No diré que el Día ha terminado,
ni he de decir adiós a las Estrellas.

Canción de Sam en la torre del Orco - J.R.R. Tolkien

Estas líneas se escriben en la tarde noche del sábado 25 de noviembre. Cualquier afirmación que involucre nombres propios puede quedar definitivamente desactualizada cuando usted, querido lector, estimada lectora, lo tenga a su disposición en el mediodía del domingo. Ni le digo si es algo remolón (o remolona) y se dispone a leerlo el día lunes. La vorágine de la semana post triunfo libertario se consumió rápidamente muchas de las explicaciones causales de victorias y derrotas. Si el sube y baja de nombres, la indefinición de las políticas que se aplicarán desde el 10 de diciembre y el protagonismo de a dos en la cúspide del poder político, es producto de ciertas carencias libertarias o de un estilo de liderazgo que se impondrá más temprano que tarde como una marca en el orillo del presidente electo, es algo que nadie puede afirmarlo de manera del todo tajante por este tiempo. En el mientras tanto repasemos los últimos seis días de una victoria tan legítima como sorpresivamente abultada. Pasen y vean. Sean todos bienvenidos.

En el campamento libertario, allí en el coqueto Hotel Libertador, Javier Milei ha comenzado a desandar el camino de la transición que lo llevará a la toma del poder en el mediodía del 10 de diciembre. Ha salido poco y nada, con la evidente excepción de dirigirse a una reunión con el actual presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la Residencia de Olivos, que resultó más formal que otra cosa y, como se desprende de la foto de rigor, con cara de pocos amigos.

https://twitter.com/gabicerru/status/1726939582087000307?ref_src=twsrc%5Egoogle%7Ctwcamp%5Eserp%7Ctwgr%5Etweet

Desde el riñón mileista, rápidamente se dio a conocer la creación de la Oficina del Presidente Electo de la República Argentina (OPEArg). La novedad viene de la mano con logo propio, el cual intenta reproducir la imagen de la Casa Rosada pero que en verdad emula (demasiado), al diseño gráfico de la Casa Blanca.

Como nada es casual a esta altura de los acontecimientos, el primer comunicado sirvió para avisar que la comunicación oficial se reproduciría por ese espacio, diariamente, a partir de las 18hs. Esa rutinización al tercer día ya dejó de cumplirse, como un ejemplo inicial del desorden político que se vive en el espacio libertario.

La oficina parece creada para mostrar una unidireccionalidad comunicacional, en el medio de un tembladeral político que ha venido de la mano de unos cuantos dirigentes y hombres de negocios que han renunciado a cargos que nunca habían asumido. Una verdadera rareza para una fuerza que, a la luz de la inmediatez del éxito electoral, debería estar mucho más articulada internamente.

Emilio Ocampo, quien era el hombre designado desde hace un buen tiempo para el cierre del Banco Central se bajó de esa postulación al igual que su reemplazante Demian Reidel; Carolina Píparo, quien había anunciado su llegada al ANSES con aviso incluido de una reunión el lunes 27 con Fernanda Raverta para iniciar la transición, fue cambiada en el cargo por un hombre de Juan Schiaretti; Patricia Bullrich aún no está confirmada oficialmente como futura ministra de Seguridad, ya que su designación rompe con la promesa que el presidente le hiciera a su vice, de que ella sería quien manejara las áreas de seguridad y defensa, lo cual ha generado no pocos roces internos. Todos estos episodios adolecieron de explicaciones o versiones oficiales.

https://twitter.com/OPEArg/status/1728046003876495731

Por las dudas, y en este escenario de pérdidas por goteo, Milei ha tratado de insistir que la dolarización y el cierre del Banco Central no son negociables. Tales afirmaciones, hoy, parecen un riesgo que pueden servir para limar la credibilidad política del presidente electo. Para colmo de males, el más firme candidato para hacerse cargo del ministerio de Economía, Luis “Toto” Caputo, ya ha dejado trascender que ninguna de esas propuestas serán implementadas con él a cargo. El escenario de confusión se completa con una serie de videos de antaño (ay los archivos), que muestran severas descalificaciones del autodefinido anarco capitalista sobre el “Messi” de las finanzas, en lo que fue su paso por la función pública bajo la administración de Mauricio Macri.

El candidato a vicepresidente de Boca Juniors, por su parte, emprendió un viaje a Qatar como parte de la campaña del club de sus amores. Todo el mundo creyó que ponía una sana distancia de la toma de decisiones libertarias, pero en la era de las comunicaciones y las redes, nadie se va del todo aunque se encuentre a miles de kilómetros de distancia física del lugar de los acontecimientos, si así no lo desea.

Ha resultado harto evidente, que el Gato le complicó el frente interno al León, condicionando a éste en la visibilización pública. Si sale a la palestra debería dar nombres y mostrar una homogeneidad de acción que actualmente no existe. De allí la utilización de la OPEArg para justificar cualquier definición de rigor.

Macri se mueve en el escenario con dos certezas que cada vez quedan más expuestas: su agudeza política que lo muestra como un ganador en una coyuntura donde la fuerza que modeló a su imagen y semejanza salió tercera, y su inocultable capacidad de daño. Lo hizo con María Eugenia Vidal cuando la condicionó en su gobernación bonaerense; tocó con su varita mágica la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta; jugó a dos puntas desde la mismísima noche de las PASO donde intentó, a la luz pública, tender puentes con el vencedor de esa elección, limitando las posibilidades de Bullrich; pergeñó el acuerdo de Acassuso en absoluta soledad, dinamitando lo que quedaba de Juntos por el Cambio y ahora aporta de manera insoslayable para que Milei enfrente una pequeña crisis días antes de asumir y con el corrimiento de no pocos de los allegados que lo acompañaron, desde hace varios años, en esta aventura que lo depositó en la presidencia de la Nación. Difícil encontrar casos de tanta capacidad para la destrucción política de sociedades varias.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1728505663075098826

En resumen, la disputa entre el León y el Gato supone una discusión de real politik a cielo abierto. A estas horas, la pregunta radica en saber si prevalecerá el ganador visible, el de las urnas, el del discurso medido en la noche del domingo 19 y que intenta mostrar una centralidad exclusiva que por ahora no tiene, o si deberemos convivir con un doble comando “al uso nostro”, donde el ganador entre bambalinas del balotaje, actúe como un celador condicionante de todo aquello que el presidente electo imagine para la consolidación de su legitimidad de ejercicio.

En el medio, el ex presidente no se privó de hacer alguna declaración donde además de imponerle condiciones y plazos a Milei, jugó, irresponsablemente, a una profundización de la grieta ya que, en esta oportunidad, si los “orcos” salen (salimos) a protestar por las medidas que seguramente ensayará el libertario, habría una generación de “jóvenes que ya no están dispuestos a perder oportunidades”. Que cada quien lo entienda como quiera, pero a buen entendedor…

Macri encarna la eterna ilusión de ese sector social de donde ha surgido, y que claramente representa, de eliminar rápidamente y de un plumazo a todo aquello que desde los sectores vinculados al movimiento nacional y popular puedan oponerse a su idea de país. Para nosotros, los orcos, son tiempos difíciles. Nos precede una derrota electoral que nos exigirá mucha relectura de lo que no se pudo, no se supo o no se quiso hacer y en qué medida la sociedad estaba predispuesta a ir por más. Hoy, a poco menos de una semana de un golpe inesperado por su contundencia, no tiene demasiado sentido enojarse con aquellos sectores que depositaron la confianza en el libertario y que tal vez, más temprano que tarde, comiencen a pagar las consecuencias de un modelo que sólo traerá más exclusión y, seguramente, más violencia.

El voto es un instrumento muy complejo de desentrañar con herramientas que, a veces, parecen vetustas. La sociedad ha cambiado, cuestión que reflejan los estudios de la composición del voto libertario, y tal vez con ello deba cambiar el movimiento nacional y popular. Pero una cosa es segura: no pudieron borrarlo de la faz de la tierra con los variados métodos de los últimos ochenta años. Tampoco podrán ahora. Lo sabemos desde siempre los hijos de los nadies. Aunque ahora nos llamen “orcos”.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 26 Nov 2023 11:01:05 -0300