Warning: Undefined array key 0 in /home/fundamen/public_html/plugins/system/jblibrary/jblibrary.php on line 380
Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Fri, 19 Apr 2024 16:35:03 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es El mechacortismo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6800-el-mechacortismo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6800-el-mechacortismo El mechacortismo

No sé lo que quiero, pero lo quiero ya,
si fuera tu esclavo te pediría más.
Nada te ata a leer la novedad,
nadie te pisa, nadie te invita,
ni te van a chupar…

“Lo quiero ya” - Sumo

Nuestros queridos lectores y estimadas lectoras sabrán disculpar la auto referencialidad. En la noche del 19 de noviembre, cuando ya era un hecho que Javier Milei se había transformado en el presidente electo de los argentinos, con el colega y amigo Emilio Ordoñez, en el cierre de la cobertura electoral para la radio AM1330, coincidíamos en poner en duda el margen de la acción política transformadora que el libertario podría tener de cara al futuro, de acuerdo al escaso apoyo institucional con el que contaba y en el contexto de un tiempo social donde las dos grandes coaliciones que habían gobernado al país en los últimos ocho años, habían fracasado, más allá de los matices, de manera evidente.

En aquella oportunidad hablamos de que era poco probable que el gobierno libertario gozara de los famosos cien días de luna de miel, ya que teníamos la sensación y la convicción, de que vivíamos tiempos sociales de “mecha corta”, donde no queda demasiado margen para explicaciones causales y promesas de un futuro mejor que llegaría porque, como bien supo prometer un filósofo del conurbano bonaerense, “estábamos condenados al éxito”. Los movimientos políticos de la segunda semana de la gestión libertaria así lo demuestran. Recorrido por días de enojos y frustraciones a tope. Pasen y vean. Están todos formalmente invitados.

Vale aclarar que el mechacortismo se apalanca sobre dos grandes ejes. Uno es el tiempo social que vivimos: frustración, impaciencia, exigencia de la inmediatez y la certeza, a contramano de lo que cantaba el querido y enorme Luca Prodan hace algunas décadas atrás, saber lo que se quiere. Cuánto de ello es posible y con qué tipos de herramientas es parte de otra discusión pero, vale insistir con la idea de que la problemática no es exclusivamente argenta, ya que si así lo fuera, no se comprenderían fenómenos similares en sociedades plenamente desarrolladas en lo económico.

No es la idea esquivarle el bulto, ya que mal de muchos es un consuelo de tontos, pero sí vale la pena insistir que este momento de la humanidad se caracteriza por el predominio de procesos individualistas que tienen (y aquí aparece el segundo eje) a la libertad como verdad última de las cosas. Para enormes bloques sociales la vieja tensión entre igualdad y libertad se ha resuelto a favor de ésta última, lo cual termina siendo un justificador para, en el fondo, desordenar nuestras vidas.

https://twitter.com/madorni/status/1737625074377875754

La vieja idea noventista de la “reconversión” que personas físicas y jurídicas debíamos realizar para adaptarnos a los cambios, era prima hermana del emprendedurismo macrista que nos recomendaba potenciarnos con, por ejemplo, la producción de cervezas artesanales y resulta una cosmovisión reformista frente a la presente romantización libertaria que afirma que el problema somos aquellos que sufrimos el Síndrome de Estocolmo.

Esos dos ejes nos obligan a una acción posterior: la de revisar ciertos manuales no escritos del análisis político. Los cien días de la luna de miel ya no existen y el pedido de que “dejen gobernar porque es un gobierno que recién empieza”, además de una idea que se sustenta en cierto infantilismo político, no dimensiona la magnitud del cambio que se viene a proponer a la velocidad de lo digital. Tal vez por comodidad, pereza intelectual o desconocimiento simple y llano de la historia, muchos voceros que se autodefinen como apolíticos dejan de poner en valor el lado B (perdón milennials y centenials) de las consecuencias de un decreto que modifica y deroga, bajo el falso embrujo de las necesidades y urgencias, a más de 300 leyes vigentes.

Excepto estos personajes mencionados, que pululan en medios y redes, de distinto tamaño y magnitud, el conjunto de la sociedad sabía de antemano que la propuesta libertaria no cerraba sin represión. La gran cuestión es tener en claro cuánto de ese espíritu “ordenador” tolera el conjunto social.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1737790422901031141

En ese sentido, el Protocolo Antipiquetes anunciado en los inicios de la semana, intentó actuar como un elemento disuasivo para cualquier tipo de queja que se plantee en el espacio público.

En una sociedad dinámica, que tiene a la calle como una instancia de permanente apropiación y resignificación, imponerle distintos tipos de corset que limiten su ADN movilizador, puede convertirse en un arma de doble filo, ya que si bien el oficialismo podrá mostrar como un éxito la escuálida convocatoria de ciudadanos y ciudadanas para recordar el 20 de diciembre de 2001, articulada además, al mejor modo de la novela “1984”, con mensajes televisados donde el Gran Hermano bullrichista, amenazaba con el retiro de planes para todos aquellos que circularan sobre las calzadas; el desasosiego oficialista no debe haber sido menor cuando a unos pocos minutos del discurso de Javier Milei, anunciando la entrada en vigencia del DNU 70/23, no pocas plazas y calles del país se llenaron teniendo a las ollas y cacerolas como protagonistas.

El fin del día no puede haber resultado más contradictorio para el sentir libertario: en tu cara y en tu cancha pareció entender el conjunto social que se movilizó con las herramientas que cierta oposición hizo suya desde 2012, y cortando calles para la circulación libre.

Podría entusiasmarnos que, a la luz de los hechos, el protocolo nació muerto. Pero ello resultaría engañoso de cara a lo que viene. Las preguntas son otras: ¿se tolera más la violencia contra piqueteros y lúmpenes de distinto pelaje que la que pueda ejercitarse contra “personas del bien”? ¿Hay un estándar o alguna forma de clasificación de las dosis de represión sobre distintos grupos sociales? Esto se conocerá con el tiempo, pero no menos cierto que ello resulta que lo vivido en la noche del miércoles tuvo una espontaneidad digna de otros tiempos y que nadie, gobierno incluido, la vio venir.

Desde este último punto no fueron pocos los que plantearon las similitudes con el caso 2001 y la salida del gobierno de Fernando De la Rúa. Pero en este sentido corresponde marcar algunas diferencias: la administración de la Alianza hacía dos años que gobernaba el país (aquí van diez días) y venía de sufrir una muy dura derrota de medio término un par de meses antes; la sensación de hartazgo era generalizado, cosa que no sucede con el libertarismo que se siente lo suficientemente consolidado como para establecer estrategias comunicacionales provocativas: las declaraciones del presidente, de su asesores Iñaki Gutiérrez y Federico Sturzenegger y las del vocero Manuel Adorni van en ese sentido. No parece el mejor recurso para enfrentar tiempos sociales y políticos de mecha corta, más allá del auto engaño de que el 55% de votos de noviembre le pertenecen en su totalidad al padre de los perros clonados. Aunque, hay que ser honestos, cada uno se miente así mismo como quiere.  

Como contraparte, las imponentes movilizaciones de un día después tuvieron otra organicidad y allí tampoco hubo protocolo antipiquetes que funcione, con la distintiva excepcionalidad cordobesa, que supo proyectar al país una represión que más de uno debe haber disfrutado.

https://twitter.com/gerpmartinez/status/1738241442663829978

Pero el escenario de estos días no es definitivo, ni en las pequeñas victorias ni derrotas cotidianas. Mientras el sistema político institucional se prepara para dar una respuesta al decretismo mileista (¿será el DNU 70/23 lo que representó el 2x1 para Mauricio Macri?), no corresponde imaginar salidas anticipadas ni mucho menos. El proceso será de punto por punto, ley por ley y la partidocracia argentina deberá estar a la altura de las circunstancias si no quiere que la ola libertaria la arrastre en formato de tsunami.

A contramano de la supuesta desorientación de Prodan, los diversos sectores de la sociedad argentina saben lo que quieren. Pero coinciden con él, que lo quieren ya. El problema es que no todos queremos lo mismo. Y si, promediando los 80’, cantábamos felices e inocentes que “nadie te pisa, nadie te va a chupar”, cuarenta años después nadie puede afirmar que aquella primavera no haya perdido su inescrupuloso verdor. Tal vez haya que comprar algunos crayones para devolverle, aunque sea artificialmente, algo de su color. Entre copas y panettones. Entre besos y abrazos. Feliz Navidad para todos y todas.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 24 Dec 2023 14:16:29 -0300
La renovación conservadora y el efecto dominó https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6799-la-renovacion-conservadora-y-el-efecto-domino https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6799-la-renovacion-conservadora-y-el-efecto-domino La renovación conservadora y el efecto dominó

Sé que a veces me comporto fatal
No prestes atención a esos detalles
Fue la suma de factores
El efecto dominó, algo entre vos y yo

“Nosotros” - Babasonicos

Como no podía ser de otra manera y transcurrida la primera semana, el gobierno libertario mostró las primeras credenciales de gestión. Aupados por la novedad, buena parte de la sociedad en general y del sistema político en particular, prestan atención a cada movimiento de un grupo de hombres y mujeres que sueñan con borrar cualquier vestigio civilizatorio e igualador que haya aportado el ya extinguido siglo XX. La rémora pone el ancla en la generación del 80’, esa que supo conducir Julio Roca y que configuró el Estado moderno argentino. El movimiento anarco capitalista, representa un oxímoron en sí mismo, ya que a la vez que reivindica ideas de libertad absoluta, afirmando que el Estado “es el pedófilo que bla bla bla”, propone al capitalismo como el mejor de los modos de producción, obviando, ¡¡¡¡¡¡ay, la historia y sus vericuetos!!!!!, que el mismo sólo fue posible en su desarrollo, con la consolidación del Estado – Nación, como garante de la idea de propiedad y muy lejos de toda alterada conceptualización anarquista. Primeras señales de un tiempo que se presume y se asume difícil. Pasen y vean. Están todos invitados.

El hermoso domingo primaveral porteño, permitió que Javier Milei diera, desde el minuto uno de haber asumido, un mensaje con una clara simbología al conjunto de los argentinos: desistió de emitir su primer discurso de cara a los legisladores para hacerlo de frente a ciudadanos y ciudadanas que han encontrado en su figura, un líder que los entusiasma.

A la estética del acto, tan parecida al modelo norteamericano de asunción, sólo le faltó la nieve y los abrigos invernales de los protagonistas. Televisivamente, hubo un exceso de los planos altos, mostrando la majestuosidad del edificio del Congreso que reflejaba cierta idea de pequeñez y la sobreutilización de los cortos, para mostrar a los asistentes, intentaban ocultar que la idea original de contar con cientos de miles de personas movilizadas en la Plaza del Congreso, había quedado para una mejor ocasión. La existencia de enormes pantallas en la mitad del espacio verde (que nadie veía), demuestra que las expectativas eran otras.

Más allá de la importancia o no del número de asistentes, hay otros dos datos políticos que no deberían pasar desapercibidos. El primero refiere al escaso apoyo internacional que obtuvo el flamante presidente a partir de las evidentes ausencias de no pocos colegas: el faltazo de Lula hace mucho más ruido en términos de geopolítica regional (y de todo aquello que puede interesarle o convenirle a la Argentina) que la presencia del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, país con el que no tenemos lazos ni intereses comunes que se precien.

El segundo dato a tener en cuenta es que Milei no parece muy convencido de salirse del modelo de campaña, para comenzar a mostrarse como el líder del conjunto de los argentinos. Con una oralidad que abusó de datos falsos (nivel de inflación, porcentaje de estudiantes que terminan la secundaria, etc.), el presidente apeló al sobre utilizado recurso de agravar la herencia para, con el paso del tiempo, mostrar supuestas capacidades de gestión.

El modelo aspiracional libertario se basa en la reivindicación del proceso iniciado por el roquismo como instancia de excelencia gubernativa. El problema es que esa exaltación se fundamenta en una serie de mentiras que sólo la ceguera o la ignorancia flagrante de la historia podrían admitir como válidas. En aquel período Argentina no fue potencia, como así tampoco fue el granero del mundo. No son pocos los estudios que desde hace algunas décadas ha demostrado que esa afirmación tiene mucho de mito antes que de dato cierto. Lo que sí resulta evidente es que el país se convirtió en un proveedor de materias primas de excelencia, que ello le aportaba muchos recursos económicos y que eso se sostenía sobre una relación dependiente de Inglaterra, país que algunas décadas antes había desarrollado la Revolución Industrial.

Esa bonanza que Milei gusta de resaltar no se extendía al conjunto de los argentinos, que quedaban mayoritariamente condicionados por la pobreza, la miseria y el hacinamiento que se veían en los barrios circundantes al centro de cada urbe. La romantización del modelo de “granero del mundo” desconoce que el mismo era impracticable hace más de cien años y resulta definitivamente inviable en los tiempos que corren donde, más allá de las bondades naturales del país, existen una multiplicidad y variedad de competidores que lo condicionan, además de los vaivenes climatológicos que, por ejemplo, con la sequía de 2023, pueden dejarte sin el ingreso de unos 20.000 millones de dólares. Nada más, nada menos.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1734664937048256747

El país que el movimiento libertario relata sobre el pasado jamás existió. Y el que proyecta para el futuro, tendrá severas limitaciones en su implementación, dado que se intenta construir con falsas premisas para lo que supone el siglo XXI.

Por ello, entre otras cuestiones, la recurrencia de campaña al concepto de casta. Si en no pocas ocasiones, lo esencial de la política se construye en la identificación de un enemigo (perdón “Carlitos” Schmitt), la idea de que la corporación política que se asociaba a una entramada red de empresarios prebendarios, resultaban el obstáculo para cierto desarrollo, cuajó rápido en sectores sociales que desde hace unos cuantos años, sienten que “no llegan”.

Pero gobernar es otra cosa mucho más compleja que declamar. Al acuerdo que supo tejer con Mauricio Macri, hombre criado bajo las virtudes de un padre que se enriqueció con las bondades de la Patria Contratista de los 70’ y los 80’, se le agregó la alianza con Patricia Bullrich, dirigente que decanta desde hace más de cuatro décadas por cuanto partido político se constituya con algún tufillo antiperonista; le siguieron una serie de designaciones de funcionarios de primera línea que tienen una evidente terminal en algunos dueños de la Argentina actual. Eduardo Eurnekian y Paolo Rocca, quien apuesta a un reseteo total de la economía argentina, pero tiene el buen tino de pedir que haya contención social, resultan los principales ganadores en este nuevo esquema de poder.

La preguntonta del día: ¿se animará Milei, quien está adquiriendo dosis exprés de pragmatismo político al, por ejemplo, pedir vía carta a Xi Xinping que China amplíe el swap, a establecer mecanismos de competencia verdaderamente liberales y abra la importación de caños sin costura, cuestión que afectaría al protector Rocca?

En este intento de restauración conservadora, construido sobre muchas mentiras que se apalancan en las certezas de las creencias y no en los datos de la realidad, histórica o presente, Milei y sus laderos más cercanos no están solos.

En el efecto dominó, con cientos o miles de piezas frágilmente sostenidas verticalmente, una pequeña porción de energía (el viento, un insecto o el simple movimiento de un dedo) puede generar una caída en cadena que dura muchísimo menos tiempo que lo que supone armar y construir el camino del dominó. A poco menos de una semana de asumidos, y tal como preveíamos desde esta columna y desde los micrófonos de AM1330, no son pocos los gobernadores, por ejemplo, que comenzaron el juego de ser funcionales a la construcción de sentido mileista: relativización del pago de sueldo, aguinaldo en cuotas y la reimposición del pago de ganancias para trabajadores parecen ser las nuevas tendencias que condicionarán los tiempos que vienen.

Pero el efecto dominó no se agota en las urgencias de lo económico. En Santa Fe por caso, el gobernador de la provincia Maximiliano Pullaro comenzó su gestión con un perfil muy alto sobre la cuestión de la inseguridad. Con imágenes que emulan el caso salvadoreño donde la gestión del presidente Nayib Bukele ha sabido mostrar al mundo que su éxito en la caída de los índices de criminalidad se estructuran sobre la violación lisa y llana de los derechos humanos, el hombre nacido en Hughes quiso mostrar algo distinto en la gestión. Si la reforma conservadora de los 90’ se estructuraba desde la política como espectáculo, donde los Tinelli y los Pergolini hicieron su agosto, los intentos renovadores imperantes se construyen con la violencia visual como actriz protagónica. Sea en el formato de motosierra, de insulto a los votantes o en el de imágenes de dudosa legalidad reproducidas por el mismo gobierno.

https://twitter.com/maxipullaro/status/1736164474648691127

Sabrán establecer las investigaciones judiciales en curso, si los tres ataques en la vía pública perpetrados en los días posteriores, guardan relación alguna con esa política sobre la que a todas luces, el Estado santafesino arranca en desventaja.

El gobernador santafesino y el intendente rosarino Pablo Javkin, mientras reivindican la figura de Raúl Alfonsín al cumplirse 39 años de la entrega de los archivos de la CONADEP, se hicieron un tiempito para visitar a la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich, que en esa misma jornada había presentado el protocolo antipiquetes, el cual ha sido cuestionado desde diversos sectores de la sociedad civil por su inconstitucionalidad. Ante todo la coherencia.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1735474678204871152

En el mientras tanto, y para no dejar de la lado la unidad de criterio con su jefe político, el ministro santafesino del área, Pablo Cococcioni, ya anunció que enviará un proyecto de iguales características a la legislatura santafesina. Estatales y piqueteros del (mundo) santafesino, uníos.

De a poco las fichas van cayendo. Esas, que seguramente costará levantar en el páramo que dejará la libertad de gestionar un país del siglo XXI, con las ideas y circunstancias de otro que se forjó hace 140 años, donde todo estaba por hacerse. Queda saber mantener la voz firme, pero también acurrucarse en la intimidad de los afectos. En la previa de una navidad que llegará de manera inexorable. queda el disfrute de todo lo pequeño que podamos acceder, sin bajar la guardia. Sin enojos que nos enfermen, sin la angustia que nos desmovilice. Al dominó también se juega uniendo piezas y buscando coincidencias. Tal vez en su sencillez, radiquen algunas respuestas.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 17 Dec 2023 12:28:37 -0300
¿Quién ganó? https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6798-quien-gano https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6798-quien-gano ¿Quién ganó?

Y ahora tiro yo porque me toca,
en este tiempo de plumaje blanco.
Un mudo con tu voz, y un ciego como yo,
vencedores vencidos…

“Vencedores Vencidos” - Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

Cuando usted, querido lector, estimada lectora, lea esto, Javier Milei se habrá convertido en el presidente de todos los argentinos, algo verdaderamente impensado poco menos de un año atrás, cuando comenzábamos a desandar este 2023 electoral. Varios de los muchísimos misterios que sobrevuelan su asunción se habrán develado, a partir de un discurso que tendrá la enorme simbología de leerse de espalda al Congreso de la Nación y de cara al pueblo que lo ha votado. Como un supuesto capricho del destino, en el mismísimo instante en que se celebren los 40 años de una ininterrumpida democracia argentina, asumirá el poder alguien que se ha transformado en una referencia para aquellos que, vaya paradoja, pretenden limitarla.

La primera semana de diciembre dejó varias novedades instrumentales para el tiempo institucional que viene y algunas certezas del posibilismo libertario, esas que ya nos anuncian quienes ganaron en el corto plazo de estas tres semanas. Recorrido de coyuntura y también un bonus track que mira un poco más allá en esto de los triunfos que determinan las urnas. Pasen y vean. Sean todos bienvenidos.

Sabido es que el candidato Milei ganó espesura política a partir de una serie de promesas que supieron sacudir el tablero nacional. En el formato de outsider disruptivo, anunció el cierre del Banco Central, la dolarización y una libertad de comercio que según él, garantiza el desarrollo humano. Junto con eso, nos dijo a todos los argentinos que el ajuste que era inevitablemente necesario no lo haría el conjunto social, sino la “casta”, sector al que siempre referenció con generalidades que tenían una terminalidad innegable en la dirigencia política y en sus formas de relacionamiento con el poder económico.

Más allá de ese infantilismo conceptual que anunciaba que el 15% de reducción del gasto sólo lo pagarían los sectores ya nombrados, rápidamente, de la mano de su crecimiento exponencial y de la invariable certeza del Teorema de Baglini que afirma que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder, comenzamos a descubrir que existían dos Milei: el que había ganado visibilidad pública desde un grupo de medios a los cuales les resultaba funcional su discurso altisonante, que supo calar en un sector de la sociedad y el que empezó a proponer una serie de medidas que imponen la idea de etapas. Así conocimos el planteo de las reformas de primera y segunda generación como método de transformación política, pero fundamentalmente como respuesta a las críticas que reflejaban la imposibilidad de las mismas en el contexto socioeconómico argento.

Pero si prestamos atención, descubriremos que hay un tercer Milei, ese que juega a la Oca de la política, avanzando y retrocediendo, con sectores que hasta ayer nomás denostaba. Como un buen líder que se precie, ha dejado de lado muchas de sus supuestas convicciones y ha puesto proa a ganar en gobernabilidad política a partir de su evidente debilidad estructural. Todo ello dejando en evidencia que, a partir de las carencias libertarias de origen, la casta está más consolidada que nunca:

https://twitter.com/OPEArg/status/1732807347947417841

·         Los nombramientos del funcionariado, los de primera y segunda línea, reflejan la presencia de personajes que han trajinado sin cansancio ni agotamiento alguno, cuanto experimento político se haya construido en el país. En la foto de este bello domingo de diciembre, el llenado de los casilleros de gestión muestran una gama variopinta de nuevos funcionarios que, en casos varios, no tienen mucha referencia entre sí.

·         Los medios de comunicación de la corpo, que aparecen fascinados por el fenómeno Milei en cuanto proyecto de disciplinamiento social y seguramente a la luz pública celebrarán el rumor semanal de eliminación de la pauta oficial por un año (recordemos que casi nadie, en los tiempos de internet y redes, maneja un medio de comunicación para hacer plata), sabrán referenciar negocios de otra índole que potencie sus diversificadas redes de enriquecimiento.

·         Algo parecido le puede suceder al gran empresariado nacional (aquí los PyMES no cuentan para nada) que entiende perfectamente los límites de no tener un mercado interno vigoroso, pero en paralelo, se encuentra seducido de manera irreductible por la posibilidad de aplicar una serie de reformas que dejen un piso de conveniencia de cara al futuro que les permita manejar el juego a sus anchas. Para un empresario local que se precie, nada mejor que la fantasía de contar con un ejército industrial de reserva que le facilite imponer condiciones. Así de duro, así de históricamente real.

En resumen, si hablamos de ganadores y perdedores que vayan más allá del conteo de votos, del lado de los primeros también deberíamos incluir a parte de un establishment financiero timbero del que Luis Caputo y Santiago Bausili, son más que dignos representantes. El primero como inminente ministro de Economía y el segundo (su socio en la consultora que integraban) como futuro presidente del Banco Central, no hace más que confirmar dos cuestiones: que Milei no tenía un plan articulado y coherente y que, a la vez, enfrenta un muy serio desafío a partir de apoyarse en economistas que hasta hace minutos denostaba no sólo en su formación profesional, sino en su eticidad.

El flamante presidente tiene mucho de incógnita en el tipo de liderazgo que representa. Sí puede afirmarse que no ha dudado en poner en práctica cierto pragmatismo para no quedar condicionado de antemano. Por ideas y visión del mundo, Mauricio Macri podrá representar sus mismos intereses, lo cual lo habría convertido en un socio ideal que, por otras varias razones llevó a no pocos analistas a sentenciar que el actual candidato bostero habría sido el gran ganador oculto del 19 de noviembre. Pero Milei ha entendido rápidamente que era necesario evitar, más temprano que tarde, el abrazo de oso macrista. Por ello los acuerdos individuales con Patricia Bullrich y por ello el desasosiego de no pocos laderos del hijo de Franco que ya se imaginaban volviendo a lugares que la sociedad les ha denegado desde el año 2019.

Hoy, Milei asume desde una condición de debilidad institucional evidente. Pero eso no lo convierte, inexorablemente, en un presidente definitivamente débil. La afirmación que parece contradictoria en sí misma, se apalanca en lo que hay del otro lado: un sistema político fuertemente atomizado.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1733891375693787530

Juntos por el Cambio es un espacio irreconocible a lo que expresaba hace apenas cuatro años. La Coalición Cívica tiene la misma visibilidad que su retirada lideresa; el radicalismo se debate en una de sus eternas internas que tienen el marco nada desdeñable de contar con poco menos que una decena de gobernadores propios, y en el PRO si es que la díada fuera válida, ya no sólo habrá que hablar de halcones y palomas sino de unos cuantos pájaros que volaron del nido buscando su propio e individual rédito.

En el peronismo las cosas parecen predispuestas de otra manera. Sin la carnicería que algunos imaginaban y deseaban pos derrota, con el riesgo latente de una atomización, ya que también cuenta con nueve gobernadores que deberán construir una relación con una administración que en principio los detesta, la semana política que concluyó dio una muestra de madurez cuando logró un acuerdo que mantiene la unidad del bloque de diputados bajo la conducción de Germán Martínez.

Si eso podrá mantenerse en los meses por venir es algo que nadie sabe a ciencia cierta, y que requerirá de mucho más que de la capacidad del rosarino, ya que queda a la vista que el peronismo se debe un serio debate puertas adentro por lo sucedido, pero fundamentalmente por lo que viene. Como en un esquema de planificación estratégica, para saber hacia dónde vas, primero deberías conocer quién sos efectivamente y desde dónde venís.

Algunas preguntas de rigor para este tiempo: ¿a quién representa el peronismo? Si las centrales de trabajadores interpelan al mundo del trabajo formalizado, con convenios colectivos y paritarias que se desarrollaron discutiendo palmo a palmo la evolución inflacionaria; si los movimientos sociales representan a los sectores más desposeídos como una forma de intermediación y que, pese al cuestionamiento social que reciben en la presente coyuntura, de una forma semejante a la de los partidos políticos, sirven de canales de representación que, vaya casualidad, reconducen un malestar que en otras circunstancias ha derivado en estallido, ¿quién se hace dueño del diálogo con aquellos sectores informales de la economía, que anidan en el cuentapropismo y que en unos pocos casos por elección y en muchos otros por no quedarles otra posibilidad, quedan al costado del camino de ciertos derechos y garantías que, erróneamente, algunos creen ver como privilegios?

En tiempos de replanteos casi todas las preguntas son válidas. Si esto es así, vale intentar decodificar qué representó para el peronismo el triunfo de 2019. En un país que había mutado, la referencia de volver a la década ganada pareció un error autodestructivo. Como en el peronismo ochentoso, que reivindicaba los logros del 45’ en una sociedad que ya no existía, en los últimos cuatro años se convivió con la certeza y necesidad de volver al período 2003 – 2015. Pero vaya casualidad (y perdón por el sinceramiento), los tiempos eran otros. La idea de “unidad en la diversidad” sintetizaba asertivamente el momento. Pero no fueron pocos los que adolecieron de la generosidad suficiente para ponerlo en práctica y preguntarse para qué se había ganado.

https://twitter.com/OPEArg/status/1733868582403031508

La democracia argentina cumple los cuarenta y pareciera quedar atravesada por una crisis etaria que alguno podría pensar que le agarró el viejazo. A partir de la atomización de Juntos por el Cambio (hay que reconocer que para cierta institucionalidad, su emergencia como espacio de representación de la derecha, era una buena noticia), los riesgos que enfrenta el peronismo a partir del fracaso de la experiencia frentetodista y las incógnitas que acarrea la llegada de Milei al poder, implican que ya no sólo asistiremos a una reconfiguración del poder político como hemos venido anunciando desde esta columna, sino que es probable que comencemos a atravesar un tiempo donde las certezas de una vida en una comunidad democrática como la conocimos hasta aquí, comiencen a ser relativizadas. Desde la matrix mediática y política pero también en nuestro día a día convivencial más pequeño.

“Ahora tiro yo porque me toca”, parece cantar y celebrar el mundo libertario. En su odio intrínseco, al feminismo, a los putos, a los trabajadores del Estado, a los que soñamos una sociedad más justa, muy lejos del “hombre que se hace a sí mismo” y mucho más cerca de una vida comunitaria de hermanos y semejantes, en no pocos ciudadanos y ciudadanas, parece prevalecer la idea de vencedores definitivos. Habrá que prestar atención en cuánto tiempo se convierten en vencidos. Ya que los ganadores reales serán otros…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 10 Dec 2023 14:59:32 -0300
Mal de ausencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6797-mal-de-ausencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6797-mal-de-ausencia Mal de ausencia

En tiempos donde nadie escucha a nadie.
En tiempos donde todos contra todos.
En tiempos egoístas y mezquinos.
En tiempos donde siempre estamos solos.
Habrá que declararse incompetente,
en todas las materias del mercado.
Habrá que declararse un inocente.
O habrá que ser abyecto y desalmado

Fito Páez. “Al lado del camino”.

De a poco, el casillero del funcionariado libertario se empieza a conocer. No sin conflictos internos, Javier Milei comienza a dar señales cada vez más nítidas del perfil del gobierno que proyecta para el conjunto de los argentinos. Con la ambigüedad que supone la convivencia de un triunfo electoral del 55% de los votos pero sin estructura institucional de ningún tipo que le otorgue sustento, el presidente electo va configurando, como puede, un entramado que quedará plenamente expuesto en apenas siete días más, cuando asuma la primer magistratura. En el medio, la última semana de noviembre dejó no pocas confirmaciones de lo que viene. Pasen y vean. Síntesis de siete días de algo que ya aparece como una marca en el universo mileista: un desorden crónico en la construcción política que es producto de todo aquello que se adolece. Sean todos bienvenidos.

Los resultados electorales suelen ser claros. Los números otorgan una seguridad definitiva sobre ganadores y perdedores reales que han protagonizado la contienda electoral que en la Argentina se define en días domingo. Lo que resulta mucho más complejo y que representa un verdadero desafío es saber interpretar políticamente lo que dejan las urnas abiertas. Y el triunfo libertario del 19 de noviembre profundiza esa necesidad de descubrimiento, ya no sólo referido a lo que quisieron expresar la mayoría de los argentinos hace apenas dos semanas, sino también en lo que viene ya que, como hemos venido planteando reiteradamente en estas columnas, la Argentina se enfrenta a un tiempo político inédito en su historia reciente.

Si, sucesivamente, los gobiernos coalicionales de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos habían sido una novedad para la práctica política argentina (más allá de los fracasos evidentes), la llegada al poder de un outsider que hasta hace poco más de dos años era un economista que disfrutaba de su rol de panelista televisivo, que luego de su elección como diputado nacional no ha sabido, no ha podido o no ha querido construir con tiempo, una base territorial e institucional que le otorgue cierta solidez y previsibilidad política, que solo cuenta con minorías legislativas muy pronunciadas y sin el aval de ningún gobernador o intendente de peso (tampoco hay de los otros), a lo largo y ancho del país; abre muchos más interrogantes que las respuestas que podrían brindarnos sus 14 millones de votos obtenidos de manera legítima.

Los devaneos de los últimos días (y de los próximos), que resultan un regodeo para el conjunto del sistema político, incluyendo a periodistas, analistas y a los propios protagonistas, pero que al gran público poco suele importarle, tienen su razón de ser en la debilidad intrínseca del libertarismo, que no significa per se que pueda ser definitiva ni mucho menos, pero sí que demuestra de manera palmaria los límites a los que se enfrenta el nuevo gobierno, como nunca le ha sucedido a un fuerza recientemente elegida. En esa circunstancia radican las idas y vueltas de los últimos días donde circulan multiplicidad de nombres propios y variado perfil ideológico para pasar a formar parte de un oficialismo que se imagina reinstaurando el conservadurismo (bajo el camuflaje liberal) en todas sus dimensiones.

https://twitter.com/OPEArg/status/1730581128979882007

En el cúmulo de dudas que reinan en el ambiente, sí parece sobresalir una certeza: en la Argentina no existen tantos libertarios como para ocupar los primeros lugares de una grilla gubernamental que siempre representa un verdadero desafío en su conformación a los fines de cumplir con los objetivos de una administración eficaz.

Las pocas confirmaciones en la semana para el área ejecutiva así lo demuestran: en las segundas líneas empiezan a surgir nombres propios que en algunos casos están vinculados a empresas de los sectores que van a administrar. En YPF, por ejemplo, se eligió a Horacio Marín, director de Tecpetrol empresa que pertenece al grupo Techint. En la secretaría de Energía asume Eduardo Rodríguez Chirillo, hombre que trabajó en el proceso privatizador de los 90’ y que hace más de 20 años no reside en el país (¿qué podría salir mal?). El cuadro se completa con el tácito acuerdo con Juan Schiaretti para que Osvaldo Giordano, actual ministro de Finanzas de Córdoba ocupe el ANSES y Franco Mogetta se haga cargo de la Secretaría de Transporte, mismo cargo que detenta en la provincia mediterránea.  

Por su parte, en el nivel de ministerios a los nombres ya conocidos, en la semana fueron confirmados Luis Caputo para Economía y Patricia Bullrich para Seguridad, estos últimos sin la venia de Mauricio Macri que esperaba negociar en bloque su apoyo al libertario, lo cual incluía la llegada de Cristián Ritondo a la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación, entre otras designaciones. El ex presidente ha comenzado a palpar en carne propia que Milei no está dispuesto a dejar que le copen el gobierno y además, que su prevalencia en el mundo PRO ya no es lo que era.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1730664724553924616

La frutilla del postre de la semana se la lleva la designación de Rodolfo Barra como Procurador del Tesoro de la Nación, hombre con pasado menemista, integrante de la Corte Suprema de Justicia en el período 1990 / 1993, y ministro de Justicia de aquel gobierno, quien debió renunciar por tener un pasado juvenil (y no tan juvenil) donde propalaba ideas nazis, pero que además, en su paso por la función pública, promovió una serie de leyes que atentaban contra todo aquello que podamos definir como idea de libertad.

De a poco, y con un nuevo travestismo político de Patricia Bullrich a cuestas, con los rumores de asesoramiento de parte de Roberto Dromi, el padre de la reforma del Estado de los noventa, lo que empieza a verse es el entramado de un funcionariado que antes que liberal deviene en una especie de conservadurismo que pretende ser popular al mejor estilo de Carlos Menem y con el que no pocos referentes intentan comparar al actual presidente electo. Pero las diferencias, más allá de lo que afirmen los operadores mediáticos que se auto perciben periodistas, no son menores.

·         El pretendido émulo de Facundo Quiroga portaba con un importante antecedente de gestión gubernamental, habiendo sido gobernador en su provincia en la década del 70’, detenido político en la dictadura y nuevamente primer mandatario de La Rioja a partir del retorno de la democracia.     

·         Supo convertirse antes de llegar a la presidencia, en un líder dentro del sistema que contó con el apoyo de no pocos dirigentes del peronismo de aquel entonces, contando con una importante presencia a su favor del aparato partidario que, en los tiempos que corren, pueden no ser definitivamente necesarios para ganar elecciones (¿quemamos los libros de ciencia política?), pero son vitales para la conformación de gobiernos.

·         Jamás utilizó la lógica del miedo para su construcción política. Menem podía aparecer como un líder naif, inicialmente menospreciado por las corporaciones de aquel entonces, pero su figuraba portaba un encanto por el que no pocos resultaron seducidos.

·         El hombre nacido en Anillaco fue de menos a más. En la previa no azuzaba una grieta. Le hablaba al conjunto de los argentinos y cuando llevó adelante su plan, el cual resultaba decididamente contrario a lo que había prometido, marcaba los límites o problemas de un modelo de acumulación del que él había arriado todas las banderas. No consideraba a un empleado estatal, cumpliera la función que cumpliera, como un energúmeno que debía ser eliminado.

Para el caso de Milei, si sus partidarios y alcahuetes mediáticos de turno quisieran encontrar una coincidencia con el extinto ex presidente, deberían buscarla en el desafío que, con el tipo de gobierno que se vislumbra, deberá afrontar el libertario en el tiempo que viene: el de ser el gran ordenador de todas las disidencias políticas que convivirán en su administración con una harto evidente debilidad.

Por ahora, y sin que haya comenzado la gestión, va en ese sentido. Parece haberse sacado de encima el tutelaje de Mauricio Macri, quien no dejó mejor herencia que un espacio como Juntos por el Cambio al borde del colapso, sino también al PRO cerca de una atomización definitiva. La conminó a un lugar meramente institucional a la vicepresidenta electa, de quien había afirmado que sería la responsable de las áreas de Seguridad y Defensa, luego de que Villarruel diera señales de cierta independencia política. Y como dato final, con la llegada de Francisco Paoltroni a la presidencia provisional del Senado y Adrián Menem a la presidencia de la Cámara de Diputados, se asegura una línea de sucesión que le será leal.

https://twitter.com/OPEArg/status/1730973913088200719

Ahora bien, una pregunta que podemos empezar a responder es aquella que refiere a qué ha quedado de la propuesta inicial que traía la campaña electoral, habiendo dejado fuera de juego a no pocos de los economistas que lo habían acompañado en la etapa previa.

Sabemos que no habrá en el corto plazo, y seguramente tampoco en el mediano, dolarización ni cierre del Banco Central. No sólo porque sus auspiciantes ya no pertenecen al entorno mileista (Carlos Rodríguez y Emilio Ocampo, entre otros) sino porque el viaje a los EE.UU. que pretendía ser una primera aproximación que sirviera para seducir a inversores financieros, poco ha dejado a favor del presidente electo. La falta de información pública al respecto así lo confirma y no son pocos los que se animan a decir que el pasado de Caputo no juega a favor de ningún tipo de acuerdo.

La casta no parece ser, por ahora, la principal afectada por las medidas que se vienen. Además de los nombres propios que parecen ir ocupando la grilla de los cargos, el entramado de poder que va tejiendo el mileismo, no parece ir garantizando aquello que se había prometido. Con un ajuste, que según los que dicen que saben no llegará al 15% del producto pero sí al 5%, y que eso supone un desordenamiento muy grande en la vida del conjunto de los argentinos, Milei anunció que vamos a un proceso de estanflación que duraría entre 18 y 24 meses para luego sí, estabilizar el conjunto de las variables.

En ese sentido, no parece casual que sus acólitos, que desconocen la historia corta y larga de nuestro país, hayan salido a plantear que la Argentina ya está en estanflación (¿creerán que somos tontos?) y, por otra lado, que una de las ideas del paquete de leyes que preparan para el post 10 de diciembre, incluye la eliminación de las elecciones de medio término, cuestión que resulta imposible sin una reforma constitucional para la que no dan los tiempos ni la realidad política de estos días. En coyunturas sociales de “mecha corta”, resulta muy difícil imaginar cómo podría llegar al 2025 un oficialismo con semejante escenario prometido.

En la vida, no tiene demasiado sentido ufanarse de todo aquello que se carece. El desorden que se plantea en el día a día de los ganadores y donde, paradójicamente, los perdedores parecen menos expuestos a un proceso de todos contra todos, radica en esa extraña circunstancia histórica de haber bendecido electoralmente a un conjunto de arribistas que se creen con el derecho de refundar la Patria, y que imaginan que el enojo social que los legitimó, resulta un cheque blanco para destruir todo vestigio de la institucionalidad que detestan. Así de grave es el escenario. Así de preocupante ha sido el nivel de errores cometidos desde este lado. Más allá de las coyunturas generales y de, como decía Fito hace algunos lustros atrás, los tiempos egoístas y mezquinos que vivimos. Y que seguramente se profundizarán...

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 03 Dec 2023 11:07:32 -0300
El león, el gato y los orcos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6796-el-leon-el-gato-y-los-orcos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6796-el-leon-el-gato-y-los-orcos El león, el gato y los orcos

Aquí yazgo, al término de mi viaje,  
hundido en una oscuridad profunda:
más allá de todas las torres altas y poderosas,
más allá de todas las montañas escarpadas, 
por encima de todas las sombras cabalga el Sol
y eternamente moran las Estrellas. 
No diré que el Día ha terminado,
ni he de decir adiós a las Estrellas.

Canción de Sam en la torre del Orco - J.R.R. Tolkien

Estas líneas se escriben en la tarde noche del sábado 25 de noviembre. Cualquier afirmación que involucre nombres propios puede quedar definitivamente desactualizada cuando usted, querido lector, estimada lectora, lo tenga a su disposición en el mediodía del domingo. Ni le digo si es algo remolón (o remolona) y se dispone a leerlo el día lunes. La vorágine de la semana post triunfo libertario se consumió rápidamente muchas de las explicaciones causales de victorias y derrotas. Si el sube y baja de nombres, la indefinición de las políticas que se aplicarán desde el 10 de diciembre y el protagonismo de a dos en la cúspide del poder político, es producto de ciertas carencias libertarias o de un estilo de liderazgo que se impondrá más temprano que tarde como una marca en el orillo del presidente electo, es algo que nadie puede afirmarlo de manera del todo tajante por este tiempo. En el mientras tanto repasemos los últimos seis días de una victoria tan legítima como sorpresivamente abultada. Pasen y vean. Sean todos bienvenidos.

En el campamento libertario, allí en el coqueto Hotel Libertador, Javier Milei ha comenzado a desandar el camino de la transición que lo llevará a la toma del poder en el mediodía del 10 de diciembre. Ha salido poco y nada, con la evidente excepción de dirigirse a una reunión con el actual presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la Residencia de Olivos, que resultó más formal que otra cosa y, como se desprende de la foto de rigor, con cara de pocos amigos.

https://twitter.com/gabicerru/status/1726939582087000307?ref_src=twsrc%5Egoogle%7Ctwcamp%5Eserp%7Ctwgr%5Etweet

Desde el riñón mileista, rápidamente se dio a conocer la creación de la Oficina del Presidente Electo de la República Argentina (OPEArg). La novedad viene de la mano con logo propio, el cual intenta reproducir la imagen de la Casa Rosada pero que en verdad emula (demasiado), al diseño gráfico de la Casa Blanca.

Como nada es casual a esta altura de los acontecimientos, el primer comunicado sirvió para avisar que la comunicación oficial se reproduciría por ese espacio, diariamente, a partir de las 18hs. Esa rutinización al tercer día ya dejó de cumplirse, como un ejemplo inicial del desorden político que se vive en el espacio libertario.

La oficina parece creada para mostrar una unidireccionalidad comunicacional, en el medio de un tembladeral político que ha venido de la mano de unos cuantos dirigentes y hombres de negocios que han renunciado a cargos que nunca habían asumido. Una verdadera rareza para una fuerza que, a la luz de la inmediatez del éxito electoral, debería estar mucho más articulada internamente.

Emilio Ocampo, quien era el hombre designado desde hace un buen tiempo para el cierre del Banco Central se bajó de esa postulación al igual que su reemplazante Demian Reidel; Carolina Píparo, quien había anunciado su llegada al ANSES con aviso incluido de una reunión el lunes 27 con Fernanda Raverta para iniciar la transición, fue cambiada en el cargo por un hombre de Juan Schiaretti; Patricia Bullrich aún no está confirmada oficialmente como futura ministra de Seguridad, ya que su designación rompe con la promesa que el presidente le hiciera a su vice, de que ella sería quien manejara las áreas de seguridad y defensa, lo cual ha generado no pocos roces internos. Todos estos episodios adolecieron de explicaciones o versiones oficiales.

https://twitter.com/OPEArg/status/1728046003876495731

Por las dudas, y en este escenario de pérdidas por goteo, Milei ha tratado de insistir que la dolarización y el cierre del Banco Central no son negociables. Tales afirmaciones, hoy, parecen un riesgo que pueden servir para limar la credibilidad política del presidente electo. Para colmo de males, el más firme candidato para hacerse cargo del ministerio de Economía, Luis “Toto” Caputo, ya ha dejado trascender que ninguna de esas propuestas serán implementadas con él a cargo. El escenario de confusión se completa con una serie de videos de antaño (ay los archivos), que muestran severas descalificaciones del autodefinido anarco capitalista sobre el “Messi” de las finanzas, en lo que fue su paso por la función pública bajo la administración de Mauricio Macri.

El candidato a vicepresidente de Boca Juniors, por su parte, emprendió un viaje a Qatar como parte de la campaña del club de sus amores. Todo el mundo creyó que ponía una sana distancia de la toma de decisiones libertarias, pero en la era de las comunicaciones y las redes, nadie se va del todo aunque se encuentre a miles de kilómetros de distancia física del lugar de los acontecimientos, si así no lo desea.

Ha resultado harto evidente, que el Gato le complicó el frente interno al León, condicionando a éste en la visibilización pública. Si sale a la palestra debería dar nombres y mostrar una homogeneidad de acción que actualmente no existe. De allí la utilización de la OPEArg para justificar cualquier definición de rigor.

Macri se mueve en el escenario con dos certezas que cada vez quedan más expuestas: su agudeza política que lo muestra como un ganador en una coyuntura donde la fuerza que modeló a su imagen y semejanza salió tercera, y su inocultable capacidad de daño. Lo hizo con María Eugenia Vidal cuando la condicionó en su gobernación bonaerense; tocó con su varita mágica la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta; jugó a dos puntas desde la mismísima noche de las PASO donde intentó, a la luz pública, tender puentes con el vencedor de esa elección, limitando las posibilidades de Bullrich; pergeñó el acuerdo de Acassuso en absoluta soledad, dinamitando lo que quedaba de Juntos por el Cambio y ahora aporta de manera insoslayable para que Milei enfrente una pequeña crisis días antes de asumir y con el corrimiento de no pocos de los allegados que lo acompañaron, desde hace varios años, en esta aventura que lo depositó en la presidencia de la Nación. Difícil encontrar casos de tanta capacidad para la destrucción política de sociedades varias.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1728505663075098826

En resumen, la disputa entre el León y el Gato supone una discusión de real politik a cielo abierto. A estas horas, la pregunta radica en saber si prevalecerá el ganador visible, el de las urnas, el del discurso medido en la noche del domingo 19 y que intenta mostrar una centralidad exclusiva que por ahora no tiene, o si deberemos convivir con un doble comando “al uso nostro”, donde el ganador entre bambalinas del balotaje, actúe como un celador condicionante de todo aquello que el presidente electo imagine para la consolidación de su legitimidad de ejercicio.

En el medio, el ex presidente no se privó de hacer alguna declaración donde además de imponerle condiciones y plazos a Milei, jugó, irresponsablemente, a una profundización de la grieta ya que, en esta oportunidad, si los “orcos” salen (salimos) a protestar por las medidas que seguramente ensayará el libertario, habría una generación de “jóvenes que ya no están dispuestos a perder oportunidades”. Que cada quien lo entienda como quiera, pero a buen entendedor…

Macri encarna la eterna ilusión de ese sector social de donde ha surgido, y que claramente representa, de eliminar rápidamente y de un plumazo a todo aquello que desde los sectores vinculados al movimiento nacional y popular puedan oponerse a su idea de país. Para nosotros, los orcos, son tiempos difíciles. Nos precede una derrota electoral que nos exigirá mucha relectura de lo que no se pudo, no se supo o no se quiso hacer y en qué medida la sociedad estaba predispuesta a ir por más. Hoy, a poco menos de una semana de un golpe inesperado por su contundencia, no tiene demasiado sentido enojarse con aquellos sectores que depositaron la confianza en el libertario y que tal vez, más temprano que tarde, comiencen a pagar las consecuencias de un modelo que sólo traerá más exclusión y, seguramente, más violencia.

El voto es un instrumento muy complejo de desentrañar con herramientas que, a veces, parecen vetustas. La sociedad ha cambiado, cuestión que reflejan los estudios de la composición del voto libertario, y tal vez con ello deba cambiar el movimiento nacional y popular. Pero una cosa es segura: no pudieron borrarlo de la faz de la tierra con los variados métodos de los últimos ochenta años. Tampoco podrán ahora. Lo sabemos desde siempre los hijos de los nadies. Aunque ahora nos llamen “orcos”.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 26 Nov 2023 11:01:05 -0300
Fieles https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6795-fieles https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6795-fieles Fieles

Él es quien romperá las reglas,
él es quien quitara tus vendas,
él es quien lucha contra todo,
él es parte de lo que somos…

A.N.I.M.A.L.

El triunfo de Javier Milei fue contundente, definitivo y no dejó lugar para las dudas. Los doce puntos de diferencia con Sergio Massa así lo indican, trayendo en sus alforjas varias confirmaciones.

La primera, más evidente y tal vez menos importante, ya que se trata de una mera cuestión instrumental, refiere a la confirmación del nivel de desorientación metodológica que padecen los encuestadores en la región. Hay una línea directa entre el nivel de imaginación de algunos que en la previa la “sabían posta” y que insistían en una elección pareja de voto por voto y los problemas metodológicos (cada vez más notorios) para prever la decisión de último momento de los electores. Esto último, que se asoma como una característica de los tiempos que corren, también parecen haberlo padecido en La Libertad Avanza, que ante un hipotético escenario de paridad, pasó la semana previa agitando el fantasma del fraude y que, a poco más de media hora de cerrados los comicios, salió a reconocer de manera oficial la ejemplaridad del proceso electoral.

La segunda confirmación, y ésta sí resulta trascendente, refiere a cómo se construyó ese 55% de votos que alcanzó el ahora presidente electo. Lejos de las explicaciones causales que, sorpresivamente, aparecieron 24 horas después con el formato del diario del lunes a partir del cual todos somos directores técnicos, esta vez el balotaje puede ser comprendido por la aplicación de la matemática pura, fenómeno que muy pocas veces sirve para la política. El triunfo libertario se sustenta en la traslación directa del 23% de los votos que obtuvo Patricia Bullrich en las generales de octubre. Esto se confirma con el bajo nivel de votos en blanco y con el porcentaje de asistencia casi idéntico al de tres semanas atrás. A ello habrá que sumarle un par de puntitos de los votantes de Juan Schiaretti y la cuenta estará cerrada. Milei supo fidelizar el voto amarillo demostrando que el acuerdo de Acassuso fue nodal para su objetivo político de ganar las elecciones.  

Si alguien dudase de las anteriores afirmaciones, le invito a que haga el sencillo ejercicio de sumar los votos de La Libertad Avanza y del PRO en las elecciones de octubre en cada una de las 24 jurisdicciones provinciales, como así también en el total nacional. Si se saca bien la cuenta verá que en la mayoría de los casos, comparados con el 19 de noviembre, el resultado final parece inalterable: tomando el territorio nacional como un todo, Sergio Massa obtuvo más de 2 millones de votos (creciendo en promedio un 20%), mientras que al tándem LLA – PRO sólo le bastó con aumentar su caudal unos 300 mil sufragios.  

https://twitter.com/JMilei/status/1726282149840769232

Por todo ello es que los análisis que se sustentan en el 55% de los votos de Milei parecen partir de un error de concepto inicial ya que, en un balotaje, se da el hecho de un alto porcentaje de votos prestados. Existen un sinnúmero de ejemplos internacionales pero el más cercano refiere a 2015 donde Mauricio Macri alcanzó el 51% de los votos, número que nunca más tuvo en las elecciones siguientes. El 40% de la primera vuelta de aquel año, sí se parece y mucho a la medianía del PRO de 2017, 2019 y 2021.

El presidente electo es el dueño del 30% de agosto y, vaya coincidencia, de octubre. Número que ya tratamos de desentrañar en estas mismas páginas, a partir de las razones que lo sustentan, muy lejos de las explicaciones causales de las últimas 72 horas y a años luz de la soberbia mileista que se regodea en la falaz afirmación de que el libertario es el presidente más votado de los últimos 40 años de la democracia. Habría que recordarle al conjunto de ese espacio que las manzanas no se comparan con las peras, ya que las elecciones que toman como referencia, excepto en el ejemplo Macri, todas sucedieron en primera vuelta.

En todo caso, esa estrategia obedece al famoso “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Milei necesita mostrar una pertenencia de votos que no es tal, dado que posee una debilidad estructural de origen (que no significa que sea definitiva), la cual radica en que no tiene un poder institucionalizado que le sea propio: no cuenta con ningún gobernador ni intendente, en el plano legislativo le siguen 37 diputados sobre 257 y 7 senadores sobre 75. Adolece de interlocutores de la sociedad civil de su lado, amenaza con llevarse puestos a todos y lo único que parecería responderle de manera militante es un conjunto de comunicadores, que ven en el libertario al realizador de sus sueños húmedos de eliminar al peronismo de la faz de la tierra.

Por todo ello el acuerdo con Macri fue tan definitivamente consagratorio. En el 23% de Bullrich anida un profundo antiperonismo de base que prefirió omitir las evidentes inconsistencias de la propuesta libertaria, como así también los insultos (“Juntos por el Cargo”), los enfoques selectivos en lo discursivo contra la casta y los vaivenes declarativos a la hora de hablar sobre los derechos sociales.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1726403134497476958

En el marco del proceso electoral, cada frente planteó una tensión distinta. Mientras desde Unión por la Patria, con una excelente campaña a cuestas, sin errores no forzados a la vista y con una importante interacción militante se articuló Democracia vs. Fascismo. Del otro lado, con el inestimable apoyo del ahora candidato a vicepresidente de Boca Juniors y el compromiso militante de Patricia Bullrich (a riesgo de quedar ridiculizada a partir de las diatribas cruzadas contra y desde el libertario de pocas semanas atrás) se apostó por la díada Cambio vs. Continuidad.

Cuál de aquellas tensiones ganó está a la vista, prevaleciendo un enojo social que el economista supo interpretar muy bien, conteniendo a su electorado pese a que el acuerdo de Acassuso implicaba arriar algunas banderas. La casta pasó a ser propiedad del peronismo, para ser más concreto del kirchnerismo, y pese a que éste resulta un sujeto político con mucha menos preponderancia que antaño, en el inconsciente colectivo de amarillos y libertarios, tiene la suficiente vigencia como para dejar de lado no pocas diferencias de grado.

El libertarismo le fue fiel a su líder, quien, de acuerdo a los resultados, supo cambiar a tiempo conociendo perfectamente sus limitaciones para el desarrollo de la campaña. Y el votante amarillo, ese que supo mantener un piso de 40% en elecciones anteriores y que ahora ha visto reducido su relevancia electoral, mantuvo al liderazgo de Macri como una opción de poder que hoy celebra su retorno a los planos mayores. Fieles. Unos a una figura en ascenso y otros, al líder que supo destruir una institucionalidad que algunos imaginaron más allá de la coyunturas y que ahora se aferra a la extrema derecha, como a una tabla en el medio del océano.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Thu, 23 Nov 2023 19:22:33 -0300
Cambio y renovación https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6794-cambio-y-renovacion https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6794-cambio-y-renovacion Cambio y renovación

Cambia lo superficial,
cambia también lo profundo,
cambia el modo de pensar,
cambia todo en este mundo…

Julio Numhauser - “Todo Cambia”

“Renovación y Cambio” fue la díada radical, allá por finales de los 70’ y comienzos de los 80’, que le permitió al radicalismo en general y al alfonsinismo en particular, convertirse en una opción real de poder. Iba de suyo, que la conducción partidaria, llevada adelante por dirigentes de avanzada edad, definitivamente conservadores, portaban en sus alforjas décadas de historia política que les impedían reinterpretar ese nuevo tiempo. Raúl Alfonsín supo convertirse en el líder que, acompañado por una muy vigorosa fuerza juvenil denominada Franja Morada (entre otros), reinterpretaba ese tiempo político, renovando ideas para fomentar el cambio primero partidario y luego social.

El ejemplo radical -no ahondaremos ni por asomo en una clase de historia argentina reciente- sirve como referencia a cómo un espacio político se construye de un modo más o menos esquemático: un grupo de hombres y mujeres se nuclean en un agrupamiento, proponen ideas, convencen al gran electorado, triunfan y, en el mejor de los casos, logran imponer su plan de gobierno al conjunto. Los ganadores gobiernan y los perdedores, convertidos a partir de ese momento en opositores, suelen comenzar períodos de reconfiguración política. Pero no siempre es así y el procedimiento puede resultar inverso. Este 2023 electoral en la Argentina así parece demostrarlo. Repasemos.

Primero debe decirse algo obvio: las elecciones, en un tipo ideal, deben ser pensadas como un instrumento para el cambio: de las relaciones de poder, de lo que se active en la gestión y por consiguiente, de sus consecuencias.

Por otro lado querido lector, estimada lectora le propongo un ejercicio mental. En la víspera de lo que supone el balotaje presidencial del domingo 19 de noviembre, trate de anclarse en su memoria y recuerde las expectativas políticas con las que comenzábamos el año allá por febrero o marzo. Quiénes “pintaban” para candidatos, qué fuerzas políticas aparecían más consolidadas, qué dirigentes tendrían un peso significativo en el proceso electoral y cuáles aparecían como los ejes sobre los que se plantearía la discusión de fondo. Haga un breve repaso y no dejará de sorprenderse.

En el mientras tanto, revisemos de dónde venimos. Hasta hace unos pocos meses atrás, la centralidad política la ocupaban dos fuerzas: el ya extinto Frente de Todos, hoy Unión por la Patria y Juntos por el Cambio.

El oficialismo cargaba a cuestas con sus problemas de gestión, una economía condicionada por la inflación, una derrota electoral de medio término que había vigorizado a la oposición amarilla y un internismo acuciante que, por momentos, parecía mostrar que todo debía re discutirse. En ese devenir, el electoral 2023 comenzó con el definitivo y trascendente anuncio de Cristina Fernández de Kirchner, en diciembre del año anterior, de que no sería candidata para este turno electoral, aunque no tuviera condena firme en la causa Vialidad.

Superada la discusión por la eliminación o no de las PASO, al oficialismo le costó encontrar un candidato de consenso. Con el presidente y la vice fuera del juego, se construyó de manera muy firme la hipótesis de una interna que serviría para definir, por fin, el cúmulo de desavenencias que a veces por convicción y a veces por capricho, habían “limado” la relación interna al punto de poner en serio riesgo el concepto madre de “unidad en la diversidad”.

De alguna forma, las precandidaturas de Daniel Scioli y Eduardo “Wado” de Pedro, actuaron como fusibles de una unidad que terminó prevaleciendo a partir de la insistencia de parte del aparato institucional vinculado al peronismo y que se sintetizaba en un conjunto de gobernadores, sindicalistas cegetistas y el propio Frente Renovador. La designación de Sergio Massa y su consiguiente centralidad, terminó de configurar una novedad que resultaba impensada pocos meses antes.

Sergio Massa con estudiantes secundarios
Sergio Massa con estudiantes secundarios

Del otro lado, en Juntos por el Cambio, y como ya hemos comentado en distintas ocasiones, cometieron el error de intentar comerse el chancho antes de cazarlo. Envalentonados por el triunfo en las elecciones de medio término de 2021, supusieron (mal), que quien prevaleciera en la interna se convertiría en el próximo presidente de los argentinos.

La voracidad fue tal, que mostró a la luz pública una virulencia política que se llevó puesto a los sectores supuestamente moderados del espacio. Horacio Rodríguez Larreta construyó un monumental aparato de comunicación para mostrarlo presidenciable mientras que Patricia Bullrich, sin tantos recursos, se dedicó a poner el foco en un antiperonismo de manual que la terminó catapultando a un triunfo interno, también impensado en el verano 2022 / 2023.

Mauricio Macri por su parte, mientras intentaba mostrarse prescindente a la luz pública, actuaba en favor de su ex ministra de Seguridad como un reaseguro de una dirigente que sí le podría granjear altas dosis de lealtad. Y el radicalismo, que había amenazado con plantear la disputa interna para cargos presidenciales, abandonó la idea para conformarse con sendas pre candidaturas vicepresidenciales, que nada le aportaron y que, a la luz de los hechos (triunfo territoriales a lo largo y ancho del país), se convirtió en un error estratégico de proporciones.  

Pero la implosión cambiemista de las últimas semanas no puede ser explicada sólo por la derrota electoral de las generales y por los consiguientes movimientos unilaterales de Macri alcanzando un no tan insospechado acuerdo con Javier Milei. En la parafernalia de insultos, gritos, chicanas y operaciones cruzadas, sale a la luz una crisis que había quedado oculta luego de la desastrosa gestión macrista para el período 2015 – 2019 y que la pandemia del Covid, con su prédica de libertad de movimientos a cualquier costo, permitió guardar debajo de la alfombra. Las pruebas están a la mano. Sólo basta verlas.

Pero la gran novedad ha sido el tercero en discordia que nadie supo ver. La Libertad Avanza se convirtió en una sorpresa para el conjunto del sistema político al punto de convertir un modelo bicoalicional (FDT vs. JxC), en un escenario de tercios desconocido para la institucionalidad argentina del siglo XXI. Con muchísimo espacio televisivo a disposición, porque resultaba un personaje que medía, el éxito libertario supuso la necesidad de revisar los libros de la corrección y de la tradición política ya que se construyó sobre dos novedades irrefutables.

La primera es que el libertarismo, como exponente fiel de los aires que soplan también en buena parte del mundo desarrollado, trajo al insulto como un atributo desde donde se podía construir en términos políticos. Más allá de las reivindicaciones a la dictadura, de sus deseos de que todo explote, de dejar a la Argentina sin moneda, etc., el menosprecio por un conjunto de ciudadanos, a partir de sus límites físicos, de la edad o de la actividad laboral con la que se ganan el sustento, es lo que refleja más acabadamente a un conjunto de personas que aparecen “rotas” en ciertas composiciones sociales. No hay colectivo de ningún tipo que reivindique el modelo mileista, sólo personas individuales que, esencialmente, confunden la idea de libertad con que cada uno haga lo que le plazca.

Si Macri había accionado el corrimiento de cierto sentido común cuando afirmó, por ejemplo, sobre el curro de los derechos humanos, el economista supo ir más allá habilitando, directa o indirectamente, una acción política, visual o discursiva, donde la violencia aparece como un instrumento legitimado por cierto enojo social.

La segunda novedad es que ha alcanzado una evidente potencia electoral con un insignificante desarrollo territorial al que ahora le viene a prestar atención tarde y mal. Los 30 puntos de las PASO y de la general (aquí con 600.000 votos más), los alcanzó sin haber recorrido la totalidad de las provincias y sin contar, hasta el acuerdo con Macri, con un nivel de fiscalización importante más allá de los grandes centros urbanos.

El libertario es un producto mediático y de redes hecho y derecho, que supo seducir a ese malestar imperante en buena parte del electorado argentino y que, a fuerza de necesidad, debió reconfigurarse en su crítica al sistema y terminar avalando a buena parte de la supuesta casta que venía a destronar.

Pero en resumen y más allá del resultado que pueda suceder en el día de mañana (escribimos esto el sábado 18) el espacio político argentino ha quedado definitivamente reconfigurado de antemano sin que se necesite poner en práctica las medidas de uno u otro de los contendientes.

A diferencia de otros momentos, donde los cambios ocurren a partir de lo que dicen las urnas, la institucionalidad y la cotidianidad política ya no serán lo que eran. Este 2023 electoral trajo algunas consecuencias insospechadas hasta hace pocos meses atrás, las cuales han renovado (casi sin darnos cuenta), la centralidad de diversos actores políticos. Si bien, por ahora reina la incertidumbre, hay tres conclusiones que sí podemos animarnos a mostrar:

1.      El oficialismo hizo una campaña ejemplar, en extremo profesionalizada, con un candidato que quiso, pudo y supo ocupar la centralidad política, sin errores, que contó con el sano corrimiento de Alberto Fernández y de Cristina Fernández de Kirchner (que nadie piense que una militante 24x7x365 se dé por jubilada), con el apoyo de dirigentes de toda laya, con amplísimas expresiones de la sociedad civil (el espanto que provoca Milei es harto evidente) y con un protagonismo de la militancia orgánica y lo que ahora hemos conocido como “micromilitancia” que resulta digno de mención. No le queda claro a este analista si una derrota sería el paso previo para algún tipo de división a las que el peronismo ha sido afecto en determinados momentos de su historia.

2.      Juntos por el Cambio ha implotado. Muy dependiente del resultado electoral, el dúo Macri – Bullrich sabrá en pocas horas si le sigue un futuro de ostracismo político o una etapa donde terminen aportando a la estabilidad de un gobierno libertario que no cuenta, ni por asomo, con la estructura y el andamiaje necesario para conducir al Estado. El radicalismo, con el conjunto de gobernadores (10) que han prevalecido en las elecciones provinciales, también se preparara para un "restyling" que le otorgue otro protagonismo en el mediano plazo. Y los sectores del PRO derrotados en la interna, en su amplia mayoría, deberán recostarse sobre el conjunto de intendentes bonaerenses que han prevalecido y que deberán barajar y dar de nuevo.

3.      La Libertad Avanza resulta, de alguna manera, una verdadera incógnita para lo que viene, dado los problemas internos que ha enfrentado y a partir de los límites reales que supone no contar con un desarrollo territorial de fuste y por el tipo de acuerdo alcanzado con el macrismo, puesto todo en stand by hasta la noche en que se conozcan los resultados. Si insistimos con el ejercicio de mirar hacia enero o febrero de este año, el salto de LLA no podría dejarlos más que satisfechos, habiendo aumentado por diez la cantidad de diputados y pasando a contar con 7 senadores nacionales. Pero las formas del liderazgo mileista, su excepcional personalismo y cierto entorno circundante terminarán influenciando de manera definitiva para lo que viene. Ganando o perdiendo.

“Cambia, todo cambia” entonaba Mercedes Sosa y todos nos emocionábamos con la postal dolorosa del destierro al que obligó la dictadura a miles de compatriotas. Somos transformación permanente, aunque a veces no sepamos verlo. El sistema político ya cambió y a partir de la noche del domingo se renovará. Pero, como bien nos recordaba la querida tucumana, nuestro amor no cambia. Se mantiene más allá de los triunfos, las derrotas y las consiguientes estrategias políticas que imaginemos. Como siempre, NUNCA MAS (violencia, dolor y muerte).

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 19 Nov 2023 07:51:48 -0300
Diario de Viaje VII. El Antigal. https://fundamentar.com/articulos/lecturas-recomendadas/item/6793-diario-de-viaje-vii-el-antigal https://fundamentar.com/articulos/lecturas-recomendadas/item/6793-diario-de-viaje-vii-el-antigal Diario de Viaje VII. El Antigal.

Llorando el calor del llanto del indio,
es un manantial febril mojando el antigal.
Lluvia que viene de Dios,
antiguo cansancio y lento su andar.
Tiene una lanza por el cardón,
y en sus espinas dejó las manos,
para la sangre con otro color.
Y al rayo loco dio su corazón…

Daniel Toro - “El antigal”

La travesía por la Quebrada de Humahuaca supone la necesidad de ir preparados para la sorpresa en cada curva y recodo de los caminos. En noviembre, el sol y el viento pueden ser los mayores verdugos a la vez que aliados en una región donde la policromía domina la escena geográfica. Las mañanas comienzan frescas mientras el planeta rey se prepara para convertirse en el protagonista excluyente de cada jornada. Pero el viento hará de las suyas al final de cada siesta y aparecerá puntual para resguardarnos de un calor potente. Pocas cosas pueden disfrutarse tanto como la contemplación en una tarde bajo la sombra, tilcareña o humahuaqueña.

La Quebrada, que puede ser pensada como sinónimo de valle, atrapa por su belleza al contemplar sus cerros, pero también seduce en un sentido inverso cuando uno asciende por laderas de montañas donde puede ver la magnificencia del paisaje y nuestra insignificancia convertida en ciudades. Tal vez sea preferible pensarla como una sola cosa y que sus localidades, en definitiva, resulten matices.

Si es verdad que la geografía hace al ser humano (y lo es), esto se confirma rápidamente cuando uno, llegando del trajín urbano de cada día, trata de imponer su lógica de apuro citadino: el ambiente nos jugará una mala pasada y la falta de aire que produce la altura nos hará comprender que debemos andar más despacio, como pidiendo permiso en cada paso, algo que la idiosincrasia de los lugareños, refleja muy bien.

Tilcara es el lugar elegido como centro de operaciones ya que está equidistante de Purmamarca y Maimará hacia el sur y de Uquía y Humahuaca hacia el norte. Llegamos sobre la tarde de un caluroso domingo donde la falta de combustible que afectaba a todo el país sería la duda de qué podremos hacer en los días que vienen y que se responderá el lunes, tempranito, como para no perder la costumbre, cuando llenemos el tanque.

Paleta del Pintor
Paleta del Pintor

La primera sorpresa vendrá de la mano de la llegada a la hostería, donde no existen los ventiladores y mucho menos los acondicionadores de aire. En el hall, en el espacio común del comedor y en la habitación el aire es fresco y uno podrá disfrutar de una siesta reparadora a partir de la inexistencia de la humedad y de edificaciones nuevas que se construyen en base a los ladrillos de barro.

La ciudad sorprende con su variedad de estilos: desde la tradicional plaza quebradeña hasta la modernidad del Paseo Padilla donde conviven hosterías de cuatro estrellas, negocios de ropa y bares. Excepto en el ingreso, sus calles son angostas y el mayor movimiento se trasunta a media mañana y al caer la tarde. Buena parte del ejido urbano se monta sobre la ladera de cerros que aportan una particular y original vista de la región.

El mayor atractivo turístico aquí lo aporta El Pucará, que su nombre en español significa “fortaleza”. Es una localidad reconstruida a mediados del siglo XX pero con técnicas que no eran utilizadas en el período prehispánico. El lugar es administrado por la Universidad Nacional de Buenos Aires y se pagan unos $800 por su recorrido junto al Jardín Botánico que nos muestra la flora del lugar. A los pocos metros, nos recibe una placa de Nunca Más que, acertadamente, vincula los 30.000 compañeros desaparecidos y el genocidio perpetrado desde 1492.

Nos espera Horacio, un antropólogo de la región, quien nos hará de guía. Insistirá con una idea fundamental para el recorrido; “deconstruir”, ya que su misión, dice, es que podamos irnos poniendo en crisis la idea que tenemos del indio (él lo define así) y que hemos heredado de los manuales de cuarto grado.

Afirma que el ejercicio de “ensayo, prueba y error” no es propiedad exclusiva de la racionalidad moderna. Nos explica que esos pueblos crearon la llama, animal doméstico que resulta de una cruza entre la vicuña y el guanaco (silvestre) y que ha tenido, con sus múltiples razas, un peso definitivo en el desarrollo productivo de la región.

El sol del mediodía se hace cada vez más presente y el agua resulta necesaria. El recorrido es en subida y mientras la ruta nos queda de frente, a unos 100 metros de altura, descubrimos un edificio de ceremonial incaico y un espacio que resultaba un taller de lapidario donde se construían distintas ornamentaciones que, se sabe, no se terminaban en la región. Las habitaciones a las que accedemos son bajas, donde casi no entra luz, y se respira un fresco reparador.

Los Incas llegaron a la región en 1430, unos 80 años antes que los conquistadores españoles y la pirámide que se visualiza al final del recorrido, nada tiene que ver con el espacio original sino con un homenaje a los arqueólogos Juan Ambrosetti y Salvador Debenedetti, quienes realizaron las investigaciones sobre el Pucará entre 1908 y 1930, siendo diseñado por un  tal Martín Noel, como una especie de síntesis del “encuentro” de ambas culturas. El positivismo y sus imposiciones congénitas.

Hacia el sur, a poco más de 7 kilómetros del lugar y previo paso por Sumaj Pacha, se llega a Maimará, cuyo principal atractivo visual es la Paleta del Pintor, un cerro que muestra una variedad de tonalidades que no deja de impactar. El GPS te lleva por un camino equivocado ya que la construcción y ampliación del servicio de trenes, con vías y estaciones nuevas, impide el paso. Hay que recurrir al viejo método de preguntar a los vecinos para llegar, finalmente, a un mirador que también es parte de las obras. La vista es imponente, pero el viento hace de las suyas, formando remolinos de tierra que dificulta la presencia física.

Pucará
Pucará

El otro gran atractivo es el cementerio, y sobre todo en la evocación del día de los muertos. Está erigido sobre la falda de un pequeño cerro y puede apreciarse desde la ruta. Hombres y mujeres de todas las edades confluyen en el lugar. Van acompañados de flores de tela de todos los colores. No hay celebración pública ya que se impone el recuerdo íntimo de cada afecto. Algunos asisten al cementerio con bebidas y comidas que honran al muerto y no falta quien, al igual que en cada 30 de agosto, deja caer un sorbo en la tierra. Si ese día el homenaje es para que la Pachamama sea fructífera en el tiempo que viene, cada 1º de noviembre se le regala un trago de la preferencia del ser querido.

Alguien nos explica que la cosmovisión andina es diametralmente opuesta a la cristiana: mientras ésta última refiere al cielo y al infierno, donde los que actúen bien en esta vida vivirán en la eternidad junto al altísimo y los que lo hagan mal arderán en la profundidad del infierno; la primera de ellas ve en la tierra la fecundidad de todas las cosas que hacen al alimento del ser humano. Por eso su cuidado permanente.

En la Quebrada de este tiempo perviven las tradiciones más antiguas a partir de una actitud constante de sus habitantes. Son conscientes de los beneficios de cierto desarrollo, pero saben que allí no radica lo esencial de nuestra vida. Como toda construcción humana, no es un mundo ideal, aunque los turistas (éste escriba prefiere definirse como visitante), muchas veces idealicemos aquellos lugares donde hemos tenido ratitos de felicidad.

El respeto por la tierra, el cuidado del agua, la sabia contemplación del clima, de la luna y de las estrellas, la continuidad de las tradiciones, la oralidad que permite transmitir de generación en generación los conocimientos más detallados del lugar y la calidez y sencillez de su gente hacen de la Quebrada un lugar que debemos conocer de manera inexorable. Pero, tal vez, la mejor forma de acercarnos a ella sea desprovistos de nuestros saberes y preconceptos de antaño. Como forma de empatía con los antiguos pero fundamentalmente, con nosotros mismos. Continuará…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

♥♥Diario de Viaje VI
♦♦Diario de viaje V
♠Diario de Viaje IV
♦Diario de Viaje III
♣Diario de Viaje II
♥Diario de Viaje

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Lecturas Recomendadas Thu, 16 Nov 2023 14:04:12 -0300
Preparados, listos... https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6792-preparados-listos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6792-preparados-listos Preparados, listos...

Una campaña extenuante. Un proceso electoral que no sólo refiere a la lógica nacional sino que incluye a cada una de las veinticuatro provincias que integran el país. Resultados sorprendentes, confirmaciones de todo tipo, la jubilación institucional para unos cuantos y una innegable certeza: más allá del ganador, a partir de la noche del domingo 19 de noviembre el escenario político se reconfigurará y cambiará para siempre. Pero en el mientras tanto van pasando cosas. Bienvenidos y bienvenidas: recorrido por la penúltima de semana de campaña donde los aprontes están a la vista y la bandera a cuadros se visualiza cada vez más nítida.

En esta etapa de la previa del balotaje, la segunda semana de noviembre vino a repetir las intenciones de campaña de cada uno de los candidatos: mientras Sergio Massa recorre aquellos territorios que considera vitales para achicar o agrandar las diferencias según sea el caso (Córdoba, Santa Fe, Misiones), Javier Milei ha elegido no salir mucho más lejos de los límites que impone la General Paz: sets de televisión amigos, pocas repreguntas y definiciones que, cuidado y todo, no dejan de generar ciertos cuestionamientos. Repasemos.

El tigrense, plenamente consciente de que la suma de los votos del 22 de octubre de La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio (53%) lo aleja del triunfo, en la semana que pasó recorrió las provincias de Córdoba y Santa Fe, las cuales se reparten entre ambas, algo así como el 15% del electorado nacional.

Ambas provincias podrán ser similares (en cantidad de electores, tamaño, producto bruto) y complementarias (en actividad productiva), pero enfrentan una realidad política absolutamente distinta.

En Córdoba Massa salió cuarto con el 13% de los votos, detrás de Milei, Juan Schiaretti y Patricia Bullrich. Aspira a crecer hasta un 30% como forma de mejorar su performance electoral, apalancado en una importante diferencia que pueda obtener en la provincia de Buenos Aires. El escenario cordobés no está clarificado ni mucho menos: mientras el actual gobernador declara de manera cada vez más seguida en contra de Massa, acusándolo de kirchnerista (mochila muy pesada en la tierra del fernet), y algunos adelantan en forma de primicia algún tipo de acuerdo con el libertario; del gobernador electo Martín Llaryora, poco se sabe a la hora de las declaraciones.

En el mientras tanto el proceso de convivencia no es sencillo, ya que las segundas líneas, de origen históricamente peronista y con el que Massa construyó lazos a partir del ya extinto Alternativa Federal, se han empezado a mostrar a favor del actual ministro de Economía. Con el “Gringo” ya de salida de la centralidad política cordobesa y con un gobernador por asumir que sabe de los límites que podría enfrentar con un triunfo mileista (eliminación de la coparticipación federal, complicaciones en la comercialización de bienes con destino a Brasil y China), pero con el paralelo que supone una sociedad decidida a votar masivamente al libertario, no resulta extraño el silencio de radio de estos días. ¿Habrá posicionamiento en las horas que vienen? Quien lo sabe. Tal vez el pretendido independentismo cordobés siga haciendo de las suyas.

En Santa Fe la situación es otra. Massa salió segundo en el total provincial pero primero en la ciudad de Rosario y en el departamento homónimo. Con el antecedente de la campaña provincial donde Maximiliano Pullaro adelantó que en un hipotético debate, él elegiría a Milei, por ahora el espacio panradical ha evitado pronunciamiento alguno ya que conviven al interior de Unión para Cambiar Santa Fe, radicales, socialistas y amarillos, quienes han tenido las tres actitudes que se imponen en el período: neutralidad, apoyo a Massa y militancia por el libertario, respectivamente. Por su parte, el silencio del intendente Pablo Javkin y su ladera, la presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck por ahora, aturde.

En el peronismo la cosa parece estar más clara. La presencia del candidato encolumnó detrás de sí al conjunto del espacio como tal vez no se había visto, ni siquiera, en la campaña para gobernador. Un dato que no dejó de llamar la atención: Omar Perotti acompañó a Massa en toda su excursión santafesina recibiéndolo en Sunchales, haciéndole de chofer hasta Rafaela y acompañándolo en el acto de Sauce Viejo. Parece que al rafaelino no le había salido ningún viaje de último momento.

Respecto de los números de la general, Massa obtuvo 29,6%, Milei 32,4%, Bullrich 26,9% y Schiaretti, que fue militado por el socialismo santafesino, 9%. Bien vale preguntarse qué sucederá con los 200.000 votos del cordobés y de la izquierda, más alguna fuga de Juntos por el Cambio que no acepta de ninguna manera al libertario y que no representa, en sí mismo, un voto decididamente anti peronista. Cuidado con poner el eje exclusivamente en la “sorpresa” cordobesa.

El hecho político más importante de la semana se centró en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en los estudios del canal de cable de TN, donde los candidatos a vicepresidente Agustín Rossi y Victoria Villarruel llevaron adelante un nuevo debate, que de alguna manera sirvió como prolegómeno del que se desarrollará el día domingo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires entre Massa y Milei.

Si las propuestas políticas de ambos espacios son diametralmente opuestas, la presentación en el debate no le fue en zaga. Los estilos fueron antagónicos. Villarruel abusó de un tono elevado, no exento de unas cuantas chicanas, sin ninguna propuesta concreta (ventajas de ser opositor en un encuentro de a dos), recurrió a la lectura (enumeró una serie de supuestos hechos de corrupción que en nada alcanzan a Massa) y al uso del celular en una muestra más que la habilidad oratoria no es característica de la fórmula presidencial libertaria.

Como contraparte, Rossi apareció medido. A riesgo de quedar opacado por cierta vocinglería de su adversaria, supo realizar dos preguntas que tuvieron un evidente impacto en los días subsiguientes: interpeló a la actual diputada sobre con qué dólares se llevaría adelante la dolarización y, si en caso de ser gobierno, liberarían a los genocidas de la dictadura que han sido juzgados en juicios que han resultado ejemplares para la Argentina y el mundo.

Del primero dijo que generarían la confianza suficiente para que los argentinos, siendo el tercer país en el mundo con dólares ahorrados, lo vuelquen al sistema económico. No deja de ser llamativo, a la vez que coincidente, este argumento con lo que expresaba Mauricio Macri, allá por el 2015, cuando afirmaba que el problema de la inflación se resolvería muy rápidamente ya que la confianza que la gestión de su gobierno daría al conjunto de los argentinos y a todo el concierto internacional, facilitaría quebrar ese viejo problema endémico. La derecha argentina siempre se ha caracterizado por no tener que tratar con sus analistas una autoestima baja.

Del segundo, respondió con tal nivel de vaguedad que no tuvo mejor torpeza que invocar a Juan Amelong, torturador que asoló la región de Rosario, quien tiene cinco condenas firmes por delitos de lesa humanidad, y que, como todos estos estropicios humanos, jamás se arrepintieron de los crímenes cometidos.

A partir de esas respuestas en el debate, ambos temas tomaron tal visibilidad, que en notas periodísticas del día siguiente, la actual diputada debió efectuar algunas declaraciones respecto del sentido de sus dichos. Cada quien podrá interpretar quien ganó o quien perdió ese debate, pero es evidente que si uno de los protagonistas necesita una segunda parte para dar explicaciones, en un canal amigo, con un comunicador (ponele) que emula a la mejor versión de Guillermo Barros Schelotto cuando le tiraba centros goleadores a Martín Palermo en el Boca de Carlos Bianchi, es que la ecuación no resultó del todo beneficiosa en su favor.

Una vez más, el debate dejó en claro que es un instrumento de construcción política previo al mismo, pero también en lo posterior. Debe pensarse como un elemento más de una campaña y no como esa forma que permite decidir en un sentido o en otro, una vez que las cámaras de televisión se apagan.

El encuentro de este domingo 12 aparece como excepcional por múltiples razones: las discusiones previas por su formato, el nivel de audiencia y la expectativa de lo que pueda suceder con las intervenciones de los protagonistas marcan su carácter distintivo. En ese contexto los candidatos eligieron mostrarse de distinta manera.

A lo ya comentado para Massa, Milei ha tenido una menor visibilidad, pero no por ello perdió presencia en el Ágora mediático. Tuvo una alegoría de muy mal gusto cuando comparó al matrimonio igualitario con la relación sexual con un elefante y al igual que en el período post PASO y en la tarde del domingo de las generales (cuestión que rápidamente desactivó la Justicia electoral) denunció fraude sin pruebas de ningún tipo. De esta forma dejó asentado que no está dispuesto a aceptar una derrota que lo prive de acceder al sillón de Rivadavia. Cuesta conseguir un parecido tan cercano al de Donald Trump y Jair Bolsonaro. Pero aquí hay una diferencia de grado: la sociedad argentina no se parece en nada a la norteamericana o a la brasileña en cuanto a su persistente dinamismo y movilización política. Cuidado allí.

Y para el cierre de semana no tuvo mejor idea que reivindicar a las Sociedad Anónimas Deportivas, lo que le ha valido el cuestionamiento de los clubes más ignotos hasta lo más importantes del fútbol argentino. Milei y sus asociados (apliquemos la lógica del mercado para definirlos) no entienden casi nada de cierta idiosincrasia argenta: educación pública, salud pública, la pasión futbolera y ahora, lo que supone una asociación sin fines de lucro que vulgarmente llamamos clubes y que tienen el sentido más cercano a la idea de vida comunitaria. Como construcción de la identidad y como sentido de pertenencia.

En nuestra niñez, el “preparados, listos, ya” era el preanuncio de una carrera o de algún juego que extremaba nuestra atención. Surgía una adrenalina única que era una especie de anticipo de aquello que seguramente disfrutaríamos de manera definitiva, más allá de los resultados. Por estos días, el sistema político comienza a prepararse y enlistarse para, tal vez, la elección presidencial más importante desde 1989 hasta acá. El “ya” está a un abrir y cerrar de ojos. La tensión aumenta. Las definiciones esperan… 

  (*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 12 Nov 2023 10:57:07 -0300
Sobre estallidos e implosiones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6791-sobre-estallidos-e-implosiones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6791-sobre-estallidos-e-implosiones Sobre estallidos e implosiones

Con el escenario de tercios que habíamos conocido con los resultados del 13 de Agosto como antecedente, el triunfo de Sergio Massa del domingo 22 de octubre no estuvo exento de un efecto sorpresa para el conjunto del electorado argentino. Los números, que lo dejaron a escasos 3,5% de ganar en primera vuelta, impensados para el análisis previo de unos pocos meses atrás, tuvieron un efecto arrastre que generó un tembladeral político en Juntos por el Cambio, que ahora sí y sin que esto represente algo novedoso, se enfrenta al riesgo de un cisma definitivo; mientras que en el mundo libertario las dudas que se han hecho públicas, demuestran el nivel de desasosiego político generado por los números finales, pero también con algunas decisiones posteriores del líder que supieron conseguir. Días que seguramente resultaron la envidia de la politología nórdica. Pasen y vean. Sean todos bienvenidos.

Argentina tiene muy poco recorrido en la experiencia de los balotajes: uno que no fue porque el candidato con más votos decidió bajarse unos pocos días antes (2003), y el otro que se realizó en 2015 con todas las formalidades del caso. De la experiencia internacional (tal vez el caso francés resulte el más famoso), quienes quedan habilitados para la disputa final, suelen no perder el tiempo y durante la misma noche de los festejos tratan de construir puentes discursivos que los acerquen a los candidatos derrotados y a sus votantes. En los días venideros suelen abrirse instancias de negociación de carácter secreto, pero cuya realización es anunciada públicamente. Tanto si se llegan a acuerdos como si no, los resultados de estas negociaciones suelen comunicarse a pocos días de los comicios definitivos.
 
El caso argentino de este tiempo no estuvo exceptuado de cierta particularidad, ya que las discusiones entre quienes salieron segundos y terceros comenzaron a desarrollarse en la misma mañana del lunes 23. Para el mediodía de ese martes el acuerdo estaba cerrado y se dio a conocer a la sociedad: Patricia Bullrich, representante de Juntos por el Cambio anunció su apoyo a la candidatura de Javier Milei y lo hizo bajo el padrinazgo de Mauricio Macri quien, de esta forma, demostró, una vez más, su jefatura política sobre la ex candidata.
 
Se dejaron de lado las ofensas personales, al punto de desactivar las denuncias penales existentes y el acuerdo alcanzado sobre la madrugada, le quitó sentido a la reunión que debía producirse en el seno del PRO para determinar los pasos a seguir. Con el hecho consumado a partir del acuerdo suscripto solamente entre tres personas, la bronca de radicales y de unos cuantos dirigentes amarillos no dejó de hacerse escuchar.
 
La primera pregunta que surge es el porqué de ese accionar protagonizado por el ex presidente. La más urgente respuesta surge de la necesidad de Macri de seguir siendo una referencia insoslayable, ya no tanto en la partidocracia argenta sino en todo caso del espectro de la derecha. Siendo el dirigente político con peor imagen en el catálogo nacional, su apuro también se ancla en que va de suyo que la Unión Cívica Radical y buena parte del entramado PRO, jamás habrían aceptado un acuerdo con Milei. Su constante recurrencia al insulto con descalificaciones sobre personajes ya históricos (Raúl Alfonsín) y dirigentes de la actualidad; sus cuestionadas propuestas económicas en el marco de la campaña y los arrebatos de una personalidad problemática hacían inviable cualquier tipo de acuerdo. 
Macri, muy a su pesar, se ha convertido en un dirigente más del espacio. Hace rato que ha dejado de ser referencia y guía para sus pares y para el conjunto de la sociedad argentina y trata, de a poco, de ganar la centralidad perdida. Es un juego a todo o nada  sobre el que el ex presidente parte sin tener más que el respaldo incondicional de unos pocos hombres y mujeres que no tienen demasiado pedigree electoralista y que le resultan definitivamente funcionales. 
 
Si Milei resultase triunfador en las elecciones, el hijo de Franco podrá mostrarse como el gran artífice con el cual todos, unos cuantos radicales incluidos, optarían por intentar recomponer una relación política evidentemente desgastada. Si el libertario cayera derrotado, Macri habrá roto el único aporte positivo que hizo a la partidocracia argentina. 
 
Más allá de algunos arrebatos y contra toda lógica mediática amante de los grandes titulares y las letras de molde, este analista se juega un pleno de que, por ahora, Juntos por el Cambio no se rompe. La presencia de un conjunto de gobernadores electos de origen radical en su mayoría y de un sector más dialoguista en el PRO, sirven como instrumento para que nadie actúe como sepulturero ya que, en el peor de los escenarios, ese mote le cabrá al dúo Macri – Bullrich. Por ahora, si bien el estallido interno ha servido para mostrar buena parte de la atomización del sistema de partidos, el espacio sigue con vida, conectado al respirador artificial y con pronóstico reservado. La gran pregunta del proceso deriva en descubrir si, a los fines de ganar, al libertario le sirve tanta visibilidad de Mauricio Macri.
 
Milei llegó al acuerdo en absoluta soledad porque en términos institucionales, nada tiene. Su entorno se ha mantenido cercano, pero algunos referentes de las segundas líneas han pegado el portazo ya que el ex presidente es el límite. Surge así un problema de confianza, ya que nadie sabe del todo cuánto ha quedado de la plataforma electoral original de La Libertad Avanza.

https://twitter.com/JMilei/status/1720890180440097076
 
Para reducir el margen de error, la primera decisión libertaria post 22 de octubre, operó desde la idea de reducir el numero de voceros del espacio. La campaña de las generales estuvo plagada de decidores que aumentaban exponencialmente las contradicciones ideológicas y que no se agotaban en meras cuestiones procedimentales de la acción política. Lila Lemoine, Ramiro Marra y hasta personajes de la talla del economista Carlos Rodríguez fueron llamados a silencio. Emilio Campo y Diana Mondino fueron elegidos como las caras visibles para construir una línea discursiva común y, además, achicar el nivel de exposición del candidato.

Pero no siempre las cosas salen como se piensan de antemano. Mondino no se ha privado en la semana que pasó de efectuar unas series de declaraciones que la ubican en el lugar de alguien desinformada a la vez que llena de prejuicios. Los dichos sobre el mercado de órganos, planteando soluciones que en muchos casos ya existen en la ley vigente (como bien se lo recordara el padre de Justina Lo Cane) o sobre lo que supone la existencia del matrimonio igualitario y su extraña relación con la pediculosis, no estarían ayudando a darle claridad a la comunicación política de campaña. Para colmo de males, a mitad de semana y en una respuesta a comentarios de Sergio Massa, el libertario grabó un video donde no aparece ni televisiva ni oralmente de la mejor manera. 

Pero más allá de estas últimas cuestiones que se parecen más a detalles, el mayor inconveniente en la campaña opositora es que el discurso sigue desarticulado: no son pocos los macristas que apoyan el arreglo con Milei y que afirman que el acuerdo de Acasusso supone que algunas propuestas libertarias deberían ser dejadas de lado si éstos llegaran a la presidencia (Eduardo Amadeo). Del otro lado, la propia ex ministra de Seguridad, en declaraciones a una radio rosarina el día viernes, reconoció que el libertario debería tener todo el derecho a imponer su agenda política de gobierno.

La confusión no es menor para lo que podría definirse como una campaña tradicional, donde un espacio político debe tener un discurso articulado que le dé algunas certezas mínimas al electorado. Como bien mostró el politólogo Marcelo Leiras, en un reciente mensaje en la red X, la propuesta opositora puede ser de una manera, pero también puede incluir a su antónimo: dolarización si, dolarización no.

https://twitter.com/LeirasMarce/status/1720483985862566209

Pero esta campaña no se activa necesariamente desde cierta racionalidad que podríamos llamar tradicional. Aparecen un conjunto de factores que la hacen distintiva: la competitividad de Massa o el ejemplo de propuestas libertarias donde se insultaba a cierto perfil de votantes, son ejemplos de la excepcionalidad que este 2023 nos trajo. Por eso la apuesta del macrimileismo hace cada vez más foco en el factor emocional: ya no importa del todo si las propuestas de campaña resultan carentes de sentido o contradictorias entre sí, sólo queda seguir cuestionando a un kirchnerismo que sería la suma de todo el peronismo y que representa el peor de los males y si, como afirmó Bullrich, explota todo antes del 19 de noviembre, mejor. 

Del otro lado, el oficialismo se sigue mostrando articulado y cohesionado, siendo Sergio Massa el principal referente del espacio que ha comenzado a insistir, cada vez de manera más efectiva, que lo que se juega en las próximas elecciones ya no refiere a la grieta kirchnerismo / antikirchnerismo, sino a la que pueda derivar de una nueva: democracia / antidemocracia.  
En la semana que pasó la fórmula Massa – Rossi sumó apoyos esperables de sectores de la cultura donde no pocos artistas ponen la firma, la cara y el cuerpo para evitar el triunfo mileista y otros definitivamente sorpresivos como el de un conjunto de intelectuales que jamás abrevaron en el peronismo y que ven “que la conducta pública de La Libertad Avanza es contraria a la cultura democrática que propiciamos para fortalecer una comunidad política, pluralista y pacífica”. Desde la partidocracia argentina, la sorpresa vino de la mano del Partido Socialista quien comunicó oficialmente su apoyo al actual ministro de Economía.  

El pre anuncio de un estallido social que sirviera para legitimar el triunfo en primera vuelta del padre de Conan no sucedió. En realidad, si ponemos el foco de atención en las fuerzas opositoras, las idas y venidas en la comunicación política y el desbande en referentes del proceso libertario y de Juntos por el Cambio, el proceso se parece más a las esquirlas que dejó un acuerdo con la casta, que era impensado hasta hace unos pocos meses atrás. Pero nada está decidido de antemano, el escenario sigue abierto, y los argentinos por ahora, vivimos en paz.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 05 Nov 2023 11:15:56 -0300