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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Thu, 18 Apr 2024 22:27:20 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Lula vs Bolsonaro: entre la polarización y las expectativas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6740-lula-vs-bolsonaro-entre-la-polarizacion-y-las-expectativas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6740-lula-vs-bolsonaro-entre-la-polarizacion-y-las-expectativas Lula vs Bolsonaro: entre la polarización y las expectativas

La victoria obtenida por Luiz Inácio Lula da Silva en el ballotage de las elecciones presidenciales brasileñas, será recordada como un hito en muchos más sentidos que el meramente político. Su centralidad a nivel internacional dio cuenta de las expectativas por el cambio de color político y las consecuencias a nivel interno y externo en un país de relevancia. Pero también sirvió para evocar, tal como un plot twist digno de una buena serie, la llegada al poder de un personaje que hace tan solo dos años estaba preso en una cárcel de Curitiba.

Y, para hacerlo más místico, tras mil y una tribulaciones, gana la elección por poco más de un punto y medio porcentual. No obstante, y aunque hayan pasado más de diez años, el recuerdo de sus éxitos tras dos períodos de gobierno ha jugado un papel fundamental a la hora de explicar este triunfo, por lo que uno de los desafíos inmediatos será moverse en otro tiempo político muy distinto. Sin embargo, la victoria de Lula no se explica solamente por los viejos éxitos de su gestión, sino también por factores que dieron cuerpo a la elección más polarizada de la historia brasileña.

Un primer factor resalta a la vista con solo mirar un mapa con la composición de votos por estados, con un Sur completamente dominado por el bolsonarismo y un Noreste en donde Lula no tuvo competidor. En este escenario, donde las diferencias de voto entre uno y otro candidato se anulan entre sí, entra en juego un segundo factor: las diferencias en estados claves. Así, Minas Gerais, que en estas elecciones fue prácticamente un swing state, volvió a constituirse en el estado testigo de la segunda vuelta, con resultados favorables a Lula —que reflejaron como un calco la diferencia de votos a nivel nacional—.

Por otro lado, el hecho de que la victoria de Bolsonaro en el estado de Sao Paulo fuera por una diferencia menor a la esperada, permitió que los estados con mayor predominio petista le otorgaran la exigua diferencia de dos millones de votos (1.7 puntos) que implicó, a la postre, la victoria de Lula.

Esto último nos lleva al tema de las encuestas. Si los resultados de la primera vuelta fueron los de un acierto a medias, en la medida en que los guarismos fueron mucho más precisos con Lula pero no captaron la capilaridad del bolsonarismo a nivel del electorado, en la segunda vuelta ocurrió exactamente lo mismo. Mientras Lula creció poco más de un punto entre la primera vuelta y la segunda, Bolsonaro creció casi seis puntos, por poco llegando a descontar la diferencia entre ambos a principios de octubre.

Esto debería servir para confirmar algunas nociones a futuro. La primera es que el bolsonarismo está definitivamente arraigado como fuerza en Brasil, y llegó para quedarse. Pareciera que las encuestas no captaron con precisión el nivel del apoyo con el que contaba (y sigue contando) Bolsonaro. Un segundo punto es que los candidatos que quedaron afuera del ballotage no son dueños de sus propios votos.

En una elección donde el electorado estaba fuertemente consolidado a favor de uno u otro candidato, el electorado que optó por terceras opciones (Simone Tebet o Ciro Gomes) decididamente fue a contramano de la bajada de línea de sus dirigentes. Esto no sólo prueba el punto anterior, sino que da cuenta de que el antipetismo es un sentimiento fuerte dentro del voto bolsonarista, que tiene cómo canalizarse electoralmente y que será un punto a considerar en el turbulento contexto social que se le avecina a Lula.

Un tercer punto nos lleva a la relación de fuerzas en el Congreso. La alianza de amplio espectro urdida por Lula ha servido para ganar por la mínima en la segunda vuelta, pero deberá probar su eficacia en un Congreso donde el bolsonarismo duro tendrá un papel relevante como primera fuerza en la cámara baja. Este elemento constituye una variación significativa en el contexto de una correlación de fuerzas similar a la legislatura surgida en las elecciones de 2018.

En este sentido, una incógnita será el papel que cumplirán las mayorías informales (las triple B) que fungieron como apoyos parlamentarios para Bolsonaro. En este punto, las formas políticas propias del presidencialismo de coalición serán fundamentales para sustentar el programa de gobierno llevado adelante por Lula, con el Centrão y el PDMB como actores fundamentales en una trama vital para cualquier proyecto político que se proyecte a futuro.

Más allá de los armados políticos, esta elección, y el tiempo mediato después de ella, estará signada por las narrativas electorales imperantes en la campaña electoral. Así, el binomio democracia vs autoritarismo sostenido por el PT se enfrenta, en una especie de tercer tiempo de largo espectro, con su opuesto entre libertad vs comunismo.

Si bien el primero de ellos se impuso en virtud del resultado electoral, las movilizaciones por parte de militantes bolsonaristas que no aceptan el resultado de las urnas sugieren que la díada sostenida por Bolsonaro continúan vigentes y propone un desafío inédito para el gobierno entrante: cómo enfrentar a los sectores más radicalizados, atravesados por otras narrativas —las de la posverdad— y que a estas horas se manifiestan en los cuarteles buscando la intervención del ejército. En este sentido, y tal como quedó plasmado en Estados Unidos con el asalto al Capitolio, lo que parece haberse roto es el pacto social por el cual los que pierden reconocen el resultado y no cuestionan el sistema electoral.

Siguiendo esta línea argumental, Bolsonaro no ha reconocido ni una ni otra. Su silencio por largas 48 horas y su declaración posterior ante la prensa —que abrió la puerta al proceso de transición—, estuvieron plagadas de mensajes contrapuestos. Mientras validó los cortes de ruta (cuya desobstrucción pidió recién el miércoles a la noche), esperaba apoyos institucionales que no se dieron, como los del sector empresario, el del agronegocio y, sobre todo, el de personalidades afines a su núcleo político, quienes reconocieron —con distintos tonos— la victoria de Lula, haciendo más pronunciado el aislamiento relativo de Bolsonaro tras la derrota.

Esto último hizo pensar en una división entre el bolsonarismo electoral y el institucional, e incluso se especula en una división dentro del propio Partido Liberal entre un sector afín a colaborar con el gobierno entrante y otro refractario a ello. En cierto sentido, Bolsonaro quedó prisionero de sus propios movimientos políticos. Reconocer la victoria de Lula implicaba alienarse de sus votantes, sobre todo de su núcleo duro. Incluso el llamado a desobstruir las rutas fue tomado por su militancia como otra fake news.

Como sea, todo esto no invalida el carácter de Bolsonaro como líder de la oposición futura, y los desafíos orbitarán en el orden de cómo articular tanto con los sectores radicales que apoyan su narrativa, como con el bolsonarismo institucional que acata las reglas del juego político.

Los discursos de Lula da Silva, al certificarse su victoria, orbitaron sobre aquella narrativa vencedora, pero además sirvieron para reinaugurar un tono mesurado y programático opuesto al predominante bajo la administración Bolsonaro. Al desafío social que supone (volver a) sacar a Brasil del mapa del hambre y poner el medioambiente en el centro, se le suma el retorno al mundo y la voluntad de jugar fuerte en espacios como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y los BRICS.

Si bien es cierto que el armado electoral amplio que le resultó indispensable para ganar la segunda vuelta puede condicionar algunas de sus propuestas de base, no menos cierto es que la propia figura de Lula funge como capital a la hora de reestablecer relaciones con actores de relieve en temas centrales como los mencionados, en un esperado retorno de aquella política activa y altiva que caracterizó su período anterior. La pregunta es si el conflicto interno se superpondrá a su papel como actor internacional global, en un mundo que no es el de 20 años atrás cuando asumió su primera presidencia.

Tal vez el condicionante más importante a superar sean las percepciones del mundo. En una arena internacional agitada por la guerra en Ucrania, la disputa entre Estados Unidos y China y variados conflictos regionales, el margen de maniobra con el que cuenta Lula será mucho menos permisivo y mucho más coactivo en función de las expectativas de los principales poderes respecto a cómo el nuevo gobierno se posicionará en torno a este escenario. De cualquier forma, si a nivel interno regresa la política, en lo externo el Norte mundial espera a Lula. Y no sólo las grandes potencias.

Nuestra región cuenta por primera vez un contexto de coincidencia ideológica por parte de los tres países rectores de la región, a los cuales se suma Chile y Colombia. En un retorno de una marea rosa —claramente distinta a la primera— el potencial de interlocución política es prometedor en un mundo que tiende a regionalizarse y cerrarse sobre sí mismo. De esta forma, a la mayor densidad institucional (reformateo de UNASUR, mayor perfil de CELAC, redefiniciones del papel de MERCOSUR) se le suma el desarrollo en nuevas tecnologías, la interconexión logística regional, el papel central en cuestiones medioambientales y un rol más activo de la industria.

Finalmente, y por fuera de los desafíos y los imperativos políticos que enfrentará el viejo líder, es interesante tratar de interpretar qué expresa realmente el retorno de Lula. Tal vez, parte de la respuesta esté en las diadas a las que nos referíamos anteriormente. Hace 20 años el debate se centraba en la discusión entre Estado y Mercado, y la victoria de Lula en 2002 se daba en el marco de la retirada del neoliberalismo regional. El escenario presente es muy distinto y mucho más desafiante, con una extrema derecha definitivamente enraizada en Brasil, con representantes en varios de sus vecinos.

Quienes abogaron por el fin de la historia ven refrendado su error: las ideologías importan, y esta dimensión es la que sustenta la díada democracia vs autoritarismo, la cual vuelve a tener vigencia luego de 40 años en otro contexto. En este marco, Lula y Bolsonaro prometen ser los protagonistas de una disputa política tensada al máximo, pero eso será materia para los meses que vendrán. Lula ha vuelto, y la región —y el mundo— respiran aliviados.

(*) Gisela Pereyra Doval es Doctora en Relaciones Internacionales (UNR). Investigadora del CONICET y Profesora de Problemática de las Relaciones Internacionales (UNR) Argentina. Sígala en @DovalGisela

(**) Emilio Ordoñez es Investigador, analista internacional en el portal Fundamentar.com y columnista radial en diversas emisoras de Argentina y el extranjero. Sígalo en @eordon73 

FUENTE: El Sol de Cuernavaca

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hola@fundamentar.com ( Gisela Pereyra Doval (*) y Emilio Ordoñez (*)) Opinión Sat, 12 Nov 2022 10:49:44 -0300
Sobre victimarios y víctimas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6739-sobre-victimarios-y-victimas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6739-sobre-victimarios-y-victimas Discurso de legitimación VI: Capitán América II

"Pero que el siglo 20 es un despliegue,
de maldad insolente, ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolca'os en un merengue,
y, en el mismo lodo, todos manosea'os"

Cambalache - Enrique Santos Discépolo

La vorágine de este tiempo posmoderno que habitamos, dificulta enormemente la posibilidad de poner bajo análisis ciertos hechos que tienen una densidad muy profunda y que, en muchas ocasiones, son abordados a la par de noticias menores a la vez que insignificantes.  Sucede con la violencia que se sustenta en la dimensión política y que, como el sol tibio del invierno, nos vamos acostumbrando, lentamente, a su presencia. Tal vez de manera imperceptible, o con tantas facetas que nos hace recordar aquella vieja lección que dice que la mejor manera de esconder un elefante en un bazar, es que éste se llene de elefantes, en la Argentina, en la semana que pasó, la violencia tuvo múltiples matices y en diversos sentidos: algunos victimarios quedaron expuestos, algunas víctimas siguen reclamando que la Justicia sea tal y otros pretenden que, como en el Cambalache, todos quedemos manoseados en el mismo lodo. Pasen y vean.

El final de octubre trajo al mundo la excelente noticia del triunfo de Luiz Inácio Lula Da Silva en Brasil, transformándose así en presidente por tercera vez. La celebración no radica tanto en la contundencia de los números (una diferencia muy exigua de 1,5%) sino por el doble hecho de lo que podemos suponer será su gestión y por haber derrotado al neofascismo que encarna la figura de Jair Bolsonaro. Punto en contra de la violencia.

Como hubiera acontecido si el resultado era inverso, el triunfo petista tuvo inmediato efecto sobre la política argentina: Cristina Fernández de Kirchner realizó el saludo de rigor vía Twitter, tal vez por su condición de ex presidente Mauricio Macri hizo lo propio y Alberto Fernández (el mismo que en plena campaña electoral de 2019 lo visitó en la cárcel) apuró un viaje el día lunes para saludar en persona al flamante triunfador. No han sido pocos los que se entusiasmaron y plantearon la idea de que si “Lula pudo, ¿por qué no podría Cristina?”. Luego volveremos sobre el tema, pero por ahora digamos que en política los escenarios nunca se repiten idealmente y mucho menos si están formateados por sociedades y sistemas políticos distintos.

https://twitter.com/alferdez/status/1587167055819702274

Pero el primer sacudón local se hizo público en la mañana del martes cuando se conoció un video donde Patricia Bullrich, a la sazón presidenta del partido Propuesta Republicana (PRO), en la previa de la presentación del libro “Para qué” del ex presidente Macri, amenazaba al jefe de gabinete porteño Felipe Miguel, hombre de estrecha confianza de Horacio Rodríguez Larreta, con “cagarte a trompadas si te metes conmigo”. Fueron tan definitivamente violentas las imágenes, que los medios que habitualmente suelen encubrir las bravuconadas de la ex (doble) ministra, las históricas y las más recientes, debieron mostrar el incidente.

Alguno que dice ser periodista, se animó a realizarle la pregunta sobre el episodio y, no conforme con lo hecho hasta allí, la también ex montonera, afirmó que no se arrepentía de nada porque ella no “toleraba la hipocresía”. Para variar faltó la repregunta, esa que dice cómo hizo Bullrich para convivir con esas miserias participando del sistema político argentino en los últimos 25 años. Punto y empate para la violencia.

Para completar el cuadro, y confirmando este desasosiego que se apalanca en cierto “dejar pasar, dejar hacer”, también conocimos un video donde Lilia Lemoine, asesora de Javier Milei, daba lecciones a sus partidarios de cómo debían atacar vía redes a la diputada porteña Ofelia Fernández llamándola “tanque australiana de medialunas”. El hecho, comparado con el bloqueo de rutas en Brasil de parte de camioneros que no aceptaban el triunfo de Lula, o el ataque al Capitolio en la mañana del 6 de enero de 2021, el cual fuera implícitamente propiciado por el propio Donald Trump, parece absolutamente menor. Y mucho más si se lo compara con el intento de magnicidio a Cristina Fernández de Kirchner.

Pero si se mira con atención, y podríamos sumar a esto el pedido de balas para delincuentes del recientemente lanzado a pre candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires José Luis Espert, o a la violencia discursiva del ya mencionado Milei, la derecha de aquí y de más allá tiene una estrategia recurrente, común y hasta podría decirse universal: someternos a dosis de violencia cotidianas a las cuales nos vamos acostumbrando y que, con el tiempo, naturalizamos.

No faltará quien, haciendo un recorrido de la variada cantidad de hechos y discursos que propone la derecha, podamos plantear la idea de que tienen a la violencia como un recurso político. Y en esto cabe ser precisos con los términos y las definiciones. Al igual que a un médico no le permitiríamos el derecho a equivocarse de qué lado está el bazo y de qué lado el apéndice, desde nuestro lugar no podemos siquiera imaginar que la violencia sea pensada como insumo político ya que éste, en su esencia, reconoce la existencia del otro por derecho natural, mientras que la primera de ellas, propone su eliminación.

Todo lo expuesto anteriormente no supone que la violencia no tenga efectos sobre las distintas dimensiones que le dan vida a la sociedad. Una prueba de ello lo tuvimos esta semana, cuando la “Justicia” dispuso la liberación de los cuatro integrantes de Revolución Federal, quienes resultan sospechosos de haber formado parte del intento de magnicidio contra la vicepresidenta. Dos a uno a favor de la violencia.

A partir de allí las quejas públicas del presidente, la acusación a los jueces de la Sala I de la Cámara Federal de Apelación de Comodoro Py, y el consiguiente aviso del Dr Leopoldo Bruglia de iniciarle una querella al primer mandatario. Si uno mira el recorrido público judicial de este juez amigo de Macri, cabe preguntarse en qué medida debe ser pensado como victimario antes que como víctima.

https://twitter.com/alferdez/status/1587893045479055362

Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner fue invitada al cierre del plenario nacional de la Unión Obrera Metalúrgica que desde marzo de este año conduce Aníbal Furlán. Allí, al comienzo y como al pasar, afirmó que al partido judicial ella le sirve más como acusada que cómo víctima. Y esto, es una inexorable verdad.

Si al comienzo de la pandemia imaginábamos que la humanidad saldría mejor de esa instancia histórica, nos equivocamos de cabo a rabo. Ese error, inocente e ilusorio, podríamos parangonarlo con lo que sobrevendría luego del intento de magnicidio de la noche del 1° de setiembre de 2022. Suponíamos, en las horas subsiguientes, que buena parte del sistema judicial, con la Corte Suprema de Justicia de la Nación a la cabeza, encararía una investigación profunda, ejemplar, definitiva. Duelen mucho los atentados a la Embajada de Israel y a la Amia, como así también la indefinición oficial sobre lo sucedido al fiscal Alberto Nisman (un evidente suicidio), para que este nuevo capítulo de violencia en el país, quede impune o circunscripto a la perejilidad de un par de loquitos sueltos.

A poco más de dos meses del atentado, la institucionalidad argentina ha naturalizado el hecho de manera pasmosa. La Corte, tan preocupada por mostrar un supuesto apoyo a la Justicia Federal rosarina en su casi imperceptible lucha contra el delito narco en la región, con actos de dudosa credibilidad, no brindó ninguna señal de apoyo real a la jueza que investiga el hecho. No hubo aumento de recursos, ni humanos ni técnicos, siguiendo la causa un derrotero que se parece más a una pelea entre dos privados, antes que a lo que verdaderamente fue: un atentado planificado que despierta variadas sospechas en parte del sistema político. Tres a uno para la violencia. Y ya empieza a ser goleada. 

En el devenir de la semana también tuvimos las suposiciones políticas que tanto nos gustan. Mientras el ruido por la suspensión de las PASO parece ir decreciendo, en el ya mencionado plenario de Pilar, Cristina Fernández de Kirchner tuvo tiempo para dar algunas señales políticas. La más clara, tal vez, es que en esta reaparición, como no había sucedido en otros eventos, hizo una constante referencia a los doce años de gestión kirchnerista en el país. ¿Paso (muy) previo al anuncio de una candidatura? Difícil de saberlo a la distancia, pero, sí puede decirse que el formato discursivo del viernes parece señalarnos “aquí estoy yo”. Y su afirmación de que hará lo que tenga que hacer para que el pueblo recupere la alegría, abre un abanico de suposiciones que cada uno sabrá interpretar (e imaginar) como le parezca oportuno.

https://twitter.com/CFKArgentina/status/1588624955482157056

Más cerca en la distancia, el mismo día, presidente de la Nación se presentó en Santa Fe en la 5° Feria del Libro Nacional y Popular junto a Evo Morales, otra víctima del lawfare latinoamericano. Allí habló de la adversidad que supone la derecha y la necesidad de la unidad.

Tal vez, si revisamos los discursos, los contextos y la puesta en escena de ambos actos, el saldo a favor radica en el no ataque interno de una (más allá de las diferencias evidentes) y en el reconocimiento del otro a la violencia que se ha ejercido sobre una figura central de este tiempo.

“Elijo creer” dice la argentinidad al palo cuando, en tiempos de previas mundialistas, busca señales comparativas con el año 1986, para alimentar nuestros sueños futboleros. Déjenme que elija creer: que la sangre no llegará al río, que cierta dirigencia estará a la altura de las circunstancias de evitar otra noche, como la del 22 de noviembre de 2015, para que, en definitiva, cierta violencia no se enseñoree sobre todos nosotros.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 06 Nov 2022 10:58:18 -0300
Diario de viaje VI. El que todo lo ve. https://fundamentar.com/articulos/lecturas-recomendadas/item/6738-diario-de-viaje-vi-el-que-todo-lo-ve https://fundamentar.com/articulos/lecturas-recomendadas/item/6738-diario-de-viaje-vi-el-que-todo-lo-ve Laguna De Los Tres

"Vuelvo al Sur,
como se vuelve siempre al amor,
vuelvo a vos,
con mi deseo, con mi temor."

Vuelvo al Sur - Pino Solanas

Tomas Hobbes, ese brillante analista moderno, imaginó la solución a los problemas del Reino Unido que habitaba, con la síntesis que representaba el Estado, una especie de Leviatán, Dios mitológico que todo lo veía y de alguna manera, todo podía resolver. Arrimarse al pueblo de El Chaltén, con esa inmensa mole de piedra de 3405 metros de altura que el perito Francisco P. Moreno rebautizó con el nombre de Fitz Roy, y que seduce a la distancia, supone la posibilidad de someterse a los designios, intereses y caprichos de alguien que todo lo puede.

Llegar a la cuidad que supo fundar Arturo Purichelli allá por octubre de 1985, es algo que puede apreciarse a la distancia, con tiempo y, como suele suceder con los mejores vinos, uno los debe degustar con calma y mesura. Puede no decir nada al comienzo, pero es indudable que al final del recorrido uno se queda con un largo y pronunciado final de boca, como explicaría cualquier enólogo que se precie.

En un día con poca nubosidad, las figuras de este cerro emblemático y sus agujas compañeras (Torre, Poincenot, Saint Exúpery) se distinguen a no menos de 100 kilómetros. El serpenteante camino de la ruta 23 que está en excelente estado, se inicia con la expectativa que rápidamente se salda al ver liebres, guanacos y algún que otro choiques. La estepa patagónica domina la escena, pero con el devenir del camino, los cerros blanqueados por el hielo glaciar y la nieve precordillerana le irán agregando atractivo al paisaje.

Si uno elige hacer el trayecto entre El Calafate y El Chaltén con un servicio de traslado contratado previamente, es probable que viaje en el contexto de la excursión de un día por el que se visita a la segunda de las localidades. A mitad de camino, y como muestra de lo que era la vida a principios del siglo pasado, cuando auténticos aventureros se animaban a construir sus propios destinos en estas zonas verdaderamente inhóspitas; se hace una detención en la Estancia La Leona.

El lugar, a orillas del río que lleva el mismo nombre, el cual nos acompañará buena parte el camino, se caracteriza por contar con un estilo que recrea los tiempos pasados, con imágenes en blanco y negro, artículos de la vida rural, souvenirs y unas tortas fritas que se venden calientes resultando las estrellas del servicio de bar. Si usted querido lector, estimada lectora, se va a tentar en la compra para acompañar unos buenos mates, tenga en cuenta que sólo se venden si las tienen en el lugar (las preparan en un edificio contiguo) ya que no les interesa tener inconvenientes con los coordinadores de las excursiones.

Mirador de las Águilas y Los Condores
Mirador de las Águilas y Los Condores

En nuestro caso, el resto del camino hasta el destino, el cielo irá perdiendo el celeste por la variedad de grises que proponen las nubes y que se asociarán con un viento frío que demuestra lo más puro de la Patagonia. La famosa foto que encuadra al cerro con la ruta no podrá ser sacada en la llegada, a partir de la llovizna molesta que todo lo complica.

Nos acercamos al destino y mientras la guía nos cuenta sobre las andanzas de algunos pobladores que intentaron resistir la conversión de la región en parque nacional, queda tiempo, ahora sí, para una foto más cercana de las montañas y del pueblo, serpenteados por el magnífico Río de las Vueltas.

Llegamos al pueblo al día siguiente de lo que ha sido la celebración de su fundación (12 de octubre) y las rutinas parecen detenidas. No deja de sorprender el poco movimiento que a horas del mediodía tiene el lugar. Nos hospedamos en un hotel sobre el límite norte del ejido urbano, donde se inician las caminatas más importantes en la Capital Nacional del Trekking.

Antes de seguir, una aclaración. El cerro convive con dos nombres. El Chaltén y Fitz Roy. El primero de ellos responde al nombre original que le dieron sus antiguos pobladores, los Tehuelches, quienes creían que había sido un volcán, y en su dialecto original, el Aonikenk, significa “montaña que humea”. Permanentemente rodeado de nubes, el segundo nombre hace honor al capitán del barco que trajo por esta zona a Charles Darwin. Cuenta la versión oficial, que Francisco Moreno, antes de iniciar sus expediciones en la zona, recurrió a la familia del capitán ya desaparecido para contar con la cartografía de la región, y que los herederos aceptaron la entrega del material en tanto y en cuanto, un hito que descubriera Moreno, llevara el nombre de Fitz Roy.

Hasta allí todo redondito y de ricota. El punto en cuestión, o la grieta si se quiere, es que investigaciones históricas lo ubican al ex ayudante de Darwin, participando de la invasión inglesa a las Islas Malvinas, en 1833. Es por ello del intento de recuperar el nombre originario del cerro. Y así será defendido en este artículo.

El Chaltén es un típico pueblo de montaña, surgido (al igual que sucedió con San Martín de los Andes) como forma de asentamiento ante el sempiterno conflicto por los límites con Chile. Hoy, viven en el lugar alrededor de 3000 personas. Cuenta con jardín de infantes (el Estado nacional está construyendo uno nuevo), escuela primaria y secundaria. Unos pocos comercios de venta de productos regionales, algunos supermercados pequeños, un solo cajero automático, un par de negocios de venta de ropa y, confirmando lo que parecería ser una tendencia global al tenor de la cantidad de extranjeros que visitan el lugar, una muy interesante cantidad de cervecerías, bares y restó de todo tipo. El panorama se complementa con hoteles, hosterías y hostels para todos los gustos.

Como siempre suele suceder en estos casos de desarrollos tan exponenciales, el pueblo se enfrenta con problemas que el turista puede optar por no prestarle atención, pero que existen más allá de las posibles indiferencias. Uno de ellos es la cuestión del espacio físico para vivir. Si se está atento, en no pocos locales comerciales, se encontrará con un cartel en sus vidrieras y puertas de entrada que titulan “Terrenos para El Chaltén YA”. La movida trata de reflejar el problema de falta de viviendas que hay en un pueblo que en pocos años ha aumentado en varias veces su población estable, que no aparecen muchos terrenos disponibles ya que la localidad está emplazada en el medio de un parque nacional y porque, misteriosamente, cada tanto, aparecen proyectos de inversión donde se construyen hoteles en lugares que estaban supuestamente vedados. El entorno es de una belleza acogedora, pero eso no impide que algunas injusticias se reciclen como en cualquier destino de nuestra amada Latinoamérica.

De acuerdo a lo que cuentan algunos habitantes, la temporada cada vez comienza más temprano. Si antes debía esperarse hasta noviembre para contar con todos los servicios, en este 2022 algunos locales ya abrieron sus puertas a comienzos de setiembre. La mayoría de los que visitan el lugar son jóvenes sub 35 atraídos por el magnetismo del cerro y por cierto espíritu de aventura que supone unas buenas vacaciones en la montaña.

En El Chaltén “uno debe desaprender lo que trae en su historia, para volver a aprender desde otro lugar” nos dijo una vendedora que, ante la imposibilidad de vendernos un short o malla que nos habíamos olvidado, y que pretendíamos utilizar en la pileta del hotel, nos sugería la utilización de un bóxer como adminículo de baño. Lo confesamos: no nos animamos a seguir su consejo.

Si uno va a hospedarse unos días en el lugar debe estar predispuesto a disfrutar de los distintos tipos de caminatas. Las hay muy variadas en dificultad, intensidad, belleza y extensión. Este articulista no las hizo todas, pero si debiera sugerir una rutina, recomendaría comenzar por ir a los Miradores del Águila y de Los Cóndores. La caminata se hace en una hora y hacia un lado podrá disfrutarse del celeste del lago Viedma y de la ruta que nos lleva al Calafate, con El Chaltén vigilante a nuestras espaldas. Aquí el silencio es sobrecogedor y la inmensidad de la Patagonia se muestra en su plenitud. Del otro lado, queda la vista del pueblo y del magnífico Río de las Vueltas con su tonalidad verdosa de aguas mineralizadas.

En el sentido inverso podremos dirigirnos al otro lado del poblado, el cual nos lleva a iniciar el Sendero del Fitz Roy, el cual supone una caminata, en total, de unos 25 kilómetros, teniendo unas 8 o 9 horas de duración. Se podrán apreciar múltiples paisajes: bosque tupido, valles, la Laguna Capri, el campamento Poincenot, miradores de altura y hasta la particular belleza del Río Blanco que toma ese nombre a partir de las milenarias piedras que rodean su curso y que, en pleno ascenso a Laguna de los Tres, puede apreciarse por su característica opacidad.

Llegar al mencionado espejo de agua puede suponerse como uno de los premios mayores para aquellos visitantes y turistas que no hacemos escala en montaña. Los últimos 1000 metros son de una elevada dificultad ya que se ascienden 400 metros. Las piedras, que inicialmente son pequeñas, a medida que avanza un camino que tiende a angostarse, varían de tamaños y formas. La nieve y el barro que supone su derretimiento complican aún más la travesía que resulta paga y con creces cuando queda a nuestra vista la magnificencia del que todo lo ve, sus agujas compañeras y una laguna congelada en pleno mes de octubre. El sol primaveral a pleno le pone belleza a una postal que quedará para siempre en nuestros recuerdos, más allá del cansancio, de la preocupación por la bajada y de los dolores que portamos con una edad que desearíamos menor para estos placeres.

Quedan múltiples misterios por descubrir: Laguna Torre, Loma del Pliegue Tumbado, Laguna Toro, glaciares, rafting en el Río de las Vueltas, visitas a estancias. Todos con distintos esfuerzos y disfrutes. Siempre atento y vigilante, El Chaltén y sus agujas hermanas siempre están omnipresentes, en el pueblo o en la ruta. En un día nublado o en la plenitud de un domingo de sol que nos sirve de despedida. Incluso en el avión, en la melancólica vuelta, su figura sobresale y se distingue del resto del cordón montañoso. Su imagen quedará grabada a fuego y servirá como bálsamo, cuando a escasas tres horas nos enfrentemos a la vorágine de una ciudad vertiginosa e implacable.

Volver al sur es una forma de volver al amor. De enfrentarnos con deseos, temores y a cierto capricho del destino. Sus aguas cristalinas nos devuelven, también aquí, otra especie de cielo al revés que el que nos contaban hace más de 30 años el dúo Solanas – Piazzola. Volver al sur siempre es una especie de necesidad. La combinación de El Calafate y El Chaltén no son una excepción.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

♦♦Diario de viaje V
♠Diario de Viaje IV
♦Diario de Viaje III
♣Diario de Viaje II
♥Diario de Viaje

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Lecturas Recomendadas Wed, 02 Nov 2022 21:23:15 -0300
A rodar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6737-a-rodar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6737-a-rodar A rodar

"Y a rodar mi amor,
yo no sé dónde va,
yo no sé dónde va mi vida
Yo no sé dónde va, pero tampoco creo que sepas vos.
Quiero salir, sí­, yo quiero vivir,
y quiero dejar, una suerte de señal…"

A rodar mi vida - Fito Páez

“A río revuelto, ganancia de pescadores” afirma el dicho popular. Y, lentamente, la política argentina parece entrar en clave 2023 con el dato significativo de que, a exactamente un año de lo que será la elección general, no queda del todo claro cuáles serán los nombres propios que protagonizarán la compulsa que, irremediablemente, modificará el actual escenario post pandemia.

La última semana de octubre tuvo de todo, “como en botica”: presentación de libro, centralidad del Congreso de la Nación, la discusión a la distancia sobre la supresión de las PASO y un acuerdo económico internacional nada desdeñable. Pasen y vean.

La semana comenzó bien arriba. Mauricio Macri presentó su libro “Para qué” acompañado del provocador Pablo Avelutto en un contexto donde volvió a demostrar su referencia y, de alguna manera, su condición de jefe político al lograr que lo más granado de Propuesta Republicana se hiciera presente allí en la Sociedad Rural, con Horacio Rodríguez Larreta incluido.

Emulando a la actual vicepresidenta, quien supo ganar centralidad política recorriendo el país con la presentación de “Sinceramente”, Macri va por su segundo libro. Si en el anterior la apuesta se sintetizaba en una hipotética candidatura, en este el escenario ya no está tan claro en cuanto a las intenciones.

De sus últimos movimientos, todo parece indicar que el hijo de Franco intentará mostrarse como el gran referente de Juntos por el Cambio, una especie de parteaguas que tenga poder real antes que formal y que sirva como condicionante de un hipotético gobierno amarillo a partir de diciembre del año próximo. La figura de “El padrino” del dúo Puzo – Coppola, al que todos acudían para buscar su bendición, no deja de tener cierta justeza.

Para una hipotética candidatura, Macri necesitaría de un fenómeno de amnesia colectiva que haga olvidar los enormes desaciertos de su gobierno. No se trata sólo de cuestionar aquello que la administración del Frente de Todos no esté haciendo bien o, decididamente, esté haciendo mal, sino que el alto porcentaje de imagen negativa que ha sabido cosechar, no permite ni el más mínimo despegue de su figura. Una cosa es propalar ciertas ideas que puedan parecernos “modernas” (pre modernas para el interpretar del suscripto), que vengan acompañadas con un buen packaging, y una buena dosis de impunidad mediática, y otra muy distinta es que el vocero y representante de una clase social que siempre se las ha ingeniado para servirse de un Estado al que denostan, sea además el responsable de varios récords de una pésima gestión económica para el conjunto de los argentinos, pretendiendo ser candidato en una elección general.

Sí se le debe conceder a Macri la capacidad para instalar ciertos discursos. No tanto por su sagacidad política que, a no equivocarse, vaya si la tiene; sino por la enorme capacidad de crear agenda que en el país tiene buena parte de la derecha.

Tanto es así, que sus diatribas contra Aerolíneas Argentinas, empresa a la que quiere desguazar en nombre de una supuesta revolución de los aviones con las que intentó favorecer a sus amigos en el período 2015 – 2019, tuvo eco en cierta prensa “progre” que empezó a hacer el ejercicio comparativo, con el único rigor que suponen los tiempos mediáticos, de la existencia de diversas empresas del Estado de diferentes países del mundo que, aparentemente, serían más eficientes que las nuestras. Como al pasar, también el Inadi fue blanco de críticas por la cantidad de empleados con los que cuenta en su plantilla.

Algo se le debe reconocer al neoliberalismo profundamente “derechoso” de este tiempo: cierta inteligencia que hace que, si en finales de los ’80 y comienzos de los ’90, los discursos que deslegitimaban el rol del Estado venían de parte de sus propios voceros (el dúo Neustad – Grondona fue el más famoso), no dejó de llamar la atención que por estos días, algunos de los que supuestamente están de este lado, el nuestro, pusieran bajo la lupa el sentido y funcionamiento de unos cuantos organismos estatales y la supuesta rigidez de no pocos convenios colectivos de trabajo. La vida te da sorpresas, cantaba el borracho que se tropezó con Pedro Navaja. La política (y los medios) no está exceptuada de ello.

En el oficialismo, por su parte, juntaron en los últimos siete días, noticias de las buenas y de las otras, esas que se sustentan en un cúmulo de diferencias cada vez más expuestas. En este sentido parecen sobresalir dos grandes discusiones; la suspensión de las PASO y la entrega o no de un bono o de una suma fija al conjunto de los trabajadores que sirva para mejorar sus bolsillos.

De la primera de esas diferencias nos referimos en esta misma columna hace apenas un par de semanas atrás. El escenario no ha variado demasiado, sólo que, ahora sí, una vez terminado el tratamiento del proyecto de ley del Presupuesto 2023, el diputado rionegrino Luis Di Giácomo, presentó el proyecto de suspensión y con ello, el conjunto del sistema político comenzó a discutir su viabilidad.

Al interior del oficialismo hay dos posturas claramente expuestas: la del conjunto de gobernadores peronistas que, en acuerdo con el cristinismo, plantean la suspensión a los fines de, por un lado, elegir las candidaturas de acuerdo al interés de cierta dirigencia y por otro, para complicar la interna de Juntos por el Cambio, que necesita a las PASO como el agua para ordenar su sobrevida política para lo que viene.

La otra postura es la del presidente y de buena parte del Frente de Todos que se representa en la Cámara de Diputados que no tienen ningún interés en terminar propiciando una medida que contradice los planteos de un oficialismo que supo sancionar la ley en 2009. En la semana que pasó la presión por la suspensión fue in crescendo, al punto que el propio ministro del Interior, Eduardo Wado De Pedro, actuando como una especie de vocero del conjunto de gobernadores, declaró que al presidente lo querían convencer de la no derogación.

El juego parece estar abierto. A tal punto, que otra de las novedades que trajo la semana en el contexto de PASO sí o no, vino de la mano de una serie de off the record que indican que el presidente cada vez aparece como más convencido de ir por su reelección, con el agregado de declaraciones de Máximo Kirchner que terminaron enfriando cierto incipiente operativo clamor que pedía por una candidatura de la ex presidenta, al afirmar que “creía que Cristina no sería candidata”.

Con respecto a la idea de un bono o una suma fija las diferencias también parecen estar a la orden del día, con dos referencias insoslayables: por un lado el cristinismo, algunos dirigentes sindicales que tributan en la CGT y los de la CTA; por el otro, la conducción cegetista que hasta el momento había dejado supeditada cualquier mejora a lo que pudiera definirse en las paritarias, ya que una suma fija suele no tener componentes remunerativos y ello atenta contra el interés gremial. Nada está definido aunque todo parece indicar que el presidente ha dado algunas nuevas instrucciones. Tal vez noviembre traiga alguna novedad.

De alguna manera paradojal, las mejores noticias para el oficialismo, esas que refieren a poder contar con algunas certezas en el mediano plazo, vinieron de la mano de la dimensión económica, esa que hasta hace algunas semanas atrás se asomaba al abismo.

En la tarde del viernes el ministro Sergio Massa informó sobre un acuerdo con el Club de París para refinanciar una deuda de U$s2000 millones. Esto se suma a la media sanción que en la madrugada del miércoles obtuvo el Presupuesto 2023 en la Cámara de Diputados.

Massa, Martínez y Moreau durante la sesión en la que se aprobó el presupuesto 2023
Massa, Martínez y Moreau durante la sesión en la que se aprobó el presupuesto

Como ya habíamos señalado algunas semanas atrás, existían señales muy claras para su aprobación. La oposición no podía darse el lujo de votar un rechazo que le serviría al gobierno de un argumento muy potente de las trabas que se ponían en la gestión, a la vez que se le daba al funcionario de turno una discrecionalidad enorme ya que, por segundo año consecutivo, se debían repartir recursos con el diseño presupuestario del 2021.

Junto con ello, teniendo en cuenta que el 2023 es un año electoral, período en el que abundan el anuncio y la realización de obras, resultaría muy dificultoso para cualquier legislador que quiera ser reelegido, volver a su territorio y explicar que aquella obra que se financia con fondos nacionales (razón de ser de muchas gobernaciones e intendencias a la hora de poder contar con obras estructurales), no podría realizarse por diferencias de tono político – partidario.

A todo ello se complementa el estilo que en este año supo imponer la actual jefatura de bloque del oficialismo en tándem con la presidenta del cuerpo, Cecilia Moreau, mujer que reporta directamente a Sergio Massa. Imperó el diálogo con el resto de los bloques, se articularon un conjunto de partidas que modificaron el proyecto inicial y que, más allá de la derrota oficialista en el tema ganancias del Poder Judicial (algo previsible), algunos quisieron mostrar la sensación de que todos ganaron. La contundencia de los números de su aprobación (180 a favor, 22 en contra y 49 abstenciones) refleja un nivel de consenso que no se lograba desde hace unos diez años.

El rosarino Páez nos contaba allá lejos y hace tiempo que él no sabía dónde iba su vida (ni la nuestra). Algo parecido puede exponer el sistema político argentino que, a un año de la elección general, no tiene claramente definido quienes serán sus protagonistas. Esa incertidumbre, también se refleja en cierta cotidianeidad. En la coincidencias y en las desavenencias. De oficialistas y opositores. Como el futuro, todo un palo…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 29 Oct 2022 18:31:32 -0300
Límites https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6736-limites https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6736-limites Límites

Entre lo que te toca
y lo que te dejen hacer,
por ese límite
la vida siempre irá…
“Límites” - Callejeros

Tres hechos político – mediáticos parecen haber ocupado el centro de la escena en la Argentina durante la tercera semana de este fresco Octubre: las novedades surgidas en la investigación en el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner, la respuesta gubernamental a un integrante de un programa televisivo de innegable éxito y el agregado de un par de artículos en el proyecto de presupuesto de 2023 en la Cámara de Diputados que refieren a la posibilidad concreta de que el conjunto de los jueces paguen el impuesto a las ganancias. En todos ellos, de una u otra manera, lo que subyace es la cuestión de los límites, tema, si se quiere, central de la práctica política. Al que quiera y le guste, que pase y que vea.

En la causa que investiga el intento de asesinato contra la vicepresidenta, no fueron pocas las novedades de la semana. Promediando la misma se conoció una carta del mes de setiembre, escrita de puño y letra por el detenido Fernando Sabag Montiel, donde renunciaba a la asesoría legal del abogado público que lo representaba y apoderó ipso facto, a un tal Hernán Carrol quien, según el detenido, “dispone de los medios para la implementación al cargo del nuevo abogado”. En mi Tablada natal eso se parecía, y mucho, a un apriete.

Lo interesante del caso es que el nombrado es uno los referentes de Nueva Centro Derecha, espacio político de dudosa legalidad y que cuenta con innegables vínculos con dirigentes de la talla de José Luis Espert (fue candidato a concejal en la ciudad de La Matanza), de Javier Milei y de la mismísima Patricia Bullrich, presidenta del PRO.

A la situación se suma la detención de cuatro integrantes de Revolución Federal y la confirmación de parte de su jefe Jonathan Morel, vía declaración judicial, que los montos recibidos de parte de la firma Caputo Hermanos para la construcción de muebles que irían a Neuquén y que nunca se realizaron, no son ni $1.700.000 ni $7.000.000 sino $13.000.000. Parece que la inflación hace mella también en algunos “proyectos” productivos.

Lo interesante del caso es que todo esto lo vamos conociendo a más de 45 días de los hechos, y con causas tramitadas en distintos juzgados. “Divide y reinarás” dice el viejo dicho, y uno no puede dejar de pensar (y suponer) cómo se fueron preparando durante este tiempo los (ahora) distintos detenidos para enfrentar las demandas judiciales.

https://twitter.com/CFKArgentina/status/1583896102436163584

Con una Corte Suprema de Justicia de la Nación y una Procuraduría que miran para otro lado, ya que no han agregado recursos humanos ni económicos que prioricen la investigación, los límites de la misma resultan cada vez más evidentes. El devenir a cuenta gotas de la información puede servir para cierta lógica de la agenda mediática, pero no para dar con los verdaderos ideólogos del hecho. La apuesta por dejar todo en el plano de cierta “perejilidad” resulta cada vez más evidente e intencionada.

Para el oficialismo ejecutivo tampoco fue una semana sencilla. Más allá de las inveteradas rencillas internas, cada vez más a la vista a medida que nos acercamos al 2023, la vocera Gabriela Cerutti supo ingeniárselas para ser el centro de críticas de propios y extraños. Su conferencia de prensa donde informaba sobre el inicio de acciones legales contra la producción del programa Gran Hermano y el canal que lo emite (Telefé) a partir de los dichos de un integrante respecto de haber coimeado en el pasado al mismísimo Alberto Fernández, quedaron a mitad de camino de la sorna y la burla pública.

De arranque, la situación parece excesiva. Si se pone la mirada con un enfoque tradicional todo parece indicar que lo actuado por la vocera por indicación del presidente, parece mucho: la afirmación fue hecha por un personaje menor, en un horario donde no abundan la cantidad de televidentes, resultó dicho como “al pasar” y en un programa que cierta progresía bien pensante desecha por su formato.

Pero como en esta columna nos gusta ir un poco más allá de cierta superficialidad que facilita y confirma nuestras sagradas e inconmovibles certezas, vamos a complejizar el análisis en formato de preguntas que cada uno de nuestros queridos lectores y estimadas lectoras, sabrán responder.

A más de 20 años de su primera edición en la Argentina, con 10 versiones desarrolladas, con un éxito diseminado a lo largo y ancho de la sociedad occidental que supimos construir, y tal como se pregunta la periodista y docente universitaria Mariana Moyano, ¿puede decirse que Gran Hermano es sólo un programa de televisión?

Con un formato que, en pleno siglo XXI, sigue liderando ratings que en nuestro país trepa a 25 puntos (lo cual supone 2.500.000 televidentes viéndolo en vivo y en directo), a lo cual debe sumarse la pléyade de programas satélites que tienen su razón de ser en lo que sucede en el encierro de estos seres humanos, ¿alguien puede estar seguro que los dichos de un lumpen – participante deben quedar sujeto a los humores de la producción de un programa?

En una Argentina que se acostumbró a que en programas televisivos que miden varias veces menos que los deudores de George Orwell, puedan instalar, vía el poder hegemónico mediático, temáticas de una narrativa demasiado imaginativas (cuentas en Seychelles, dinero enterrado en la Patagonia, supuestos expertos en narcotráfico que terminan siendo meros delincuentes al “servicio de los servicios” y personajes famosos que fungen de especialistas en lavado de dinero), insistimos con la idea, ¿tiene sentido depender de los intereses de, incluso, otras producciones que quieran instalar la idea, ahora o en el futuro inmediato, de un presidente corrupto? No parece un riesgo menor, aunque nos parezca demasiado que la centralidad política que supone una vocera presidencial, se ocupe del asunto.

Podemos tener la peor opinión del producto televisivo, de sus protagonistas fuera y dentro de los estudios de tv, de sus panelistas y hasta (si se quiere abundar en el extremo de la soberbia) trazar un perfil (apócrifo) de sus televidentes. Pero vengo a traerles una mala noticia para vuestras verdades sagradas: no pocos de esos 2.500.000 de televidentes, votan y deben ser interpelados por el sistema político.

Todo lo que pueda decirse a partir de aquí es contra fáctico, por lo tanto, como aprendimos allá lejos y hace tiempo en la universidad, no existe. Pero tan irrefutable como esa verdad, resulta que cierta lógica mediática que podría haber impuesto el latiguillo de un presidente corrompido por personajes menores, ha sido desechada. También aquí se trataba de límites. De alguna forma será creer o reventar.

Pero la perlita que adelanta una semana agitada en algunos frentes, fundamentalmente en la disputa entre los poderes legislativo y judicial, apareció en escena el jueves. El tratamiento en comisiones del presupuesto 2023, que todo parece indicar que será aprobado en la sesión especial del día martes, trajo como novedad el agregado de un par de artículos que disponen la eliminación de la exención impositiva de jueces del impuesto a las ganancias.

https://twitter.com/mpcasaretto/status/1583209468418224128

El beneficio histórico que devino en privilegio, alcanza al conjunto de los trabajadores judiciales en el plano nacional, sin distinción de nivel ordinario o federal. El número en discusión, la friolera de $237.000 millones, explica por sí mismo buena parte de la disputa política que se avecina en múltiples sentidos:

a.       La rápida respuesta disfrazada de institucionalidad que ya comenzaron a elucubrar asociaciones de jueces, sindicatos y hasta la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación, refleja, como nunca, el comportamiento de casta que alcanza al sector.

b.      Como pocas veces puede notarse en el ámbito público, quedará flagrantemente expuesto cómo se ve a sí mismo el Poder Judicial y cómo lo ve la sociedad. La distancia reflejada no será menor y es probable que, más allá del resultado final de la discusión que se viene (cobro sí o no del impuesto a las ganancias), la deslegitimación que sufre el primero de ellos se profundice.

c.       Para el oficialismo, la jugada es toda ganancia. En una coyuntura que en los últimos años ha sido de permanente tensión en su relación con el sistema judicial, además de permitirle abroquelarse, termina propiciando un juego de desgaste a varias bandas. Obliga a expresarse al conjunto de la oposición, en sus variados matices, la cual no atraviesa un momento muy propicio cuando hablamos de unidad y expondrá, una vez más, la estrecha ligazón entre el mundo PRO y variados sectores de la Justicia. Esta última tiene a su favor la posibilidad de fallar sobre temas que resultan de estricto interés personal y sectorial, pero cuenta con jueces supremos que públicamente han reconocido sobre la idea de justicia que supone el cobro al conjunto de los trabajadores que lleguen a determinado nivel de ingresos.

Aparecerán cuestiones técnicas. Por ejemplo, el famoso artículo 110 de la Constitución Nacional que refiere a que la compensación recibida por parte de los jueces, no puede ser disminuida de manera alguna es un argumento que aparece flojito de papeles si ponemos bajo la lupa el hecho de que aquellos que fueron nombrados partir del 2017, sí se encuentran alcanzados por el “descuento”.

En resumen, aquí también aparece el problema de los límites. Vale replantearse entonces hasta dónde la política puede imaginar, consolidar y plantear en los hechos la disputa por aquello que el conjunto de una sociedad supone justo. Ese parece un interesante desafío para los días que vienen.

Si, como entona el Pato Fontanet, el asunto se resume entre lo que “te toque y lo que te dejen hacer”, tal vez la clave radique, como siempre, en generar determinadas condiciones para que el “dejar hacer” se parezca más a ciertos principios de justicia. Para los intentos de asesinato, para lo que se dice en los medios y para que todos paguemos los mismos impuestos. A casi 40 años de su puesta en marcha, la democracia argentina aún se lo debe a sí misma.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 22 Oct 2022 19:03:47 -0300
Diario de viaje V. Naturaleza caprichosa. https://fundamentar.com/articulos/lecturas-recomendadas/item/6735-diario-de-viaje-v-naturaleza-caprichosa https://fundamentar.com/articulos/lecturas-recomendadas/item/6735-diario-de-viaje-v-naturaleza-caprichosa Diario de viaje V. Naturaleza caprichosa.

Dicen que viajando,
se fortalece el corazón,
pues andar nuevos caminos,
te hace olvidar el anterior.
Ojalá que eso pronto suceda,
así­ podrá descansar mi pena,
hasta la próxima vez…

Litto Nebbia.

Llegar al El Calafate, provincia de Santa Cruz, no difiere demasiado de lo que ofrecen las distintas ciudades de la Patagonia. Distancias enormes, cerros bajos (bardas) y la estepa como principal protagonista. Alejado del centro urbano, el aeropuerto es absolutamente representativo de la región: la combinación de piedra, acero y chapa le dan un toque justo de buen gusto, con todos los servicios que pueden requerirse para visitantes y turistas.

La localidad se muestra abierta, espaciosa y plagada de construcciones nuevas. Sin un trazado tradicional, la primera línea de edificación sigue el capricho que demarcan unas leves ondulaciones. Al igual que en San Carlos de Bariloche, el poblado mira al lago pero se diferencia en dos cuestiones: la tonalidad del agua (que cuando sale el sol se refleja con un celeste muy especial) y el volumen del espejo que cambia de acuerdo a la época del año.

Es por ello que, en pleno octubre, la costanera Pte. Néstor Kirchner, aparece muy alejada del curso del lago. La razón es simple: con el desarrollo del verano, naturalmente, los glaciares aportan agua que fluyen sobre el Argentino. El principal ejemplo del proceso es Bahía Redonda, en la salida oeste de la ciudad, que mientras en el invierno aparece congelada y muchos vecinos se vuelcan a practicar patinaje sobre hielo, en verano la zona se embellece con la presencia masiva de los deportes acuáticos.

La ciudad luce tranquila, sin vehículos que crucen veloces, tornando a las bocinas en implementos inútiles de la tecnología automotriz. Lejos del ruido de otras localidades turísticas patagónicas, también aquí la prioridad la tiene el peatón. En la ley y en los hechos. No existen los semáforos y su principal avenida céntrica (Libertador) cuenta con todo tipo de negocios que funcionan de 10 a 22hs, sobresaliendo bares, cervecerías artesanales y locales de venta de productos regionales. Los restaurants suelen tener dos y hasta tres turnos de atención: no son pocos los extranjeros que se presentan a cenar antes de las 20hs.

Ese bulevar principal es una especie de síntesis de la ciudad: coqueto, con la vegetación justa y muy disfrutable para caminar a toda hora. Para un citadino que viene de cierto ruido y caos cotidiano, podría decirse que la belleza principal de El Calafate radica en su tranquilidad. Nos lo señaló Gustavo, el mozo tucumano del hotel donde paramos y que antes de afincarse en la zona probó suerte en el conurbano bonaerense: “es un buen lugar para criar a un hijo”. Como es común a toda la región, la mayoría de los adultos son originarios de otras provincias.

El clima es impredecible. En una misma jornada podemos gozar del sol, de la lluvia e incluso, en pleno octubre, de la nieve. Los lugareños lo tienen perfectamente asumido y es por ello que a esta altura del año, ninguna actividad se suspende por, si se quiere, estas contingencias menores.

 

Hotel nevado en octubre - El Calafate
Hotel nevado en octubre - El Calafate

Todo funciona de manera sincronizada a partir del turismo con una característica especial, ya que los mayores atractivos no están a la vuelta de la esquina ni mucho menos. Por ejemplo, el majestuoso glaciar Perito Moreno se encuentra a 80 kilómetros de la ciudad. Llegar a él supone atravesar los últimos vestigios de la estepa patagónica antes de comenzar a rodearnos de la naturaleza de la pre cordillera de los Andes. De camino al glaciar, se pasa por el puerto que sirve de embarque para su avistaje a unos pocos centenares de metros y para la inenarrable excursión que permite hacer trekking sobre el hielo glaciar. Los horarios tempraneros se cumplen a rajatabla.

En el hecho turístico, el Perito Moreno es, de alguna manera, el resultado de combinar la mano del hombre y el respeto por la naturaleza. Es una foto que se saca a metros del protagonista y que, si uno agudiza el oído, con hipoacusia incluida, sobre todo en el tramo inferior del recorrido, podrá escuchar algún bloque de hielo que se desprende y cae al lago.

Es falso que el gran rompimiento que habilita el paso del agua al Canal de los Témpanos y que todos hemos conocido por tv, se produzca cada cuatro años. En ese sentido, el comportamiento resulta muy caprichoso y sin que nadie pueda prevenir del todo cuando se producirá la novedad.

Glaciar Perito Moreno
Glaciar Perito Moreno

Las pasarelas que muestran las paredes norte, central, sur y la parte inferior del glaciar (casi al nivel de la orilla) tienen una extensión de 4 kilómetros, ideal para el paseo contemplativo, pero también (y por qué no) para una sesión de caminata a ritmo de entrenamiento semanal. En la parte superior está el área de servicios con un restaurant con precios que no son exorbitantes y con una hermosa pero reducida vista del frente del glaciar. Del lado norte, un restó de grandes ventanales nos regalan un confort de lujo.

Pero en una zona donde existen alrededor de 300 glaciares, justo es decir que hay otros protagonistas que, pese a ser menos famosos que el Perito Moreno, no tienen nada para envidiarle. Nos referimos a los glaciares Upsala y Spegazzini.

Para conocerlos sólo se puede acceder en barcos, los cuales zarpan desde el puerto Punta Bandera. El pre embarque es una Torre de Babel donde conviven tonadas, dialectos e idiomas de distintos lugares del planeta a la espera de poder disfrutar del paseo. Se inicia el periplo y a poco de andar nos informan que el Lago Argentino es el más grande de la Patagonia y que su profundidad puede llegar, incluso, a los 600 metros.

El clima ofrece un espectáculo por sí mismo. De un lado de las montañas aparece el sol mientras que del otro la bruma nos recuerda a los peores días del invierno. Llueve. Pero no lo hace de la manera habitual ya que el viento es tan fuerte que determina que las gotas fluyan de manera horizontal.

Témpano del glaciar Upsala
Témpano del glaciar Upsala

En una veintena de minutos, el capitán se las ingeniará para regalarnos la cercanía con un tempano profundamente azul y de unos 20 metros de alto. Una de las guías nos explica que ese desprendimiento es parte del Upsala, al cual no podremos conocer más que a unos 10 kilómetros de distancia, ya que en 2013 se produjo un desprendimiento de parte de su pared frontal de 4 kilómetros, lo cual devino en un oleaje que arrasó con el puerto que estaba en la Bahía Onelli, base que usaban las empresas de turismo para brindar algunos servicios. La Administración de Parques Nacionales ha prohibido la aproximación a una distancia menor.

El momento resulta oportuno para contarnos que no son pocos los glaciares de la región que están en retroceso ya que reciben menos nieve de la que pierden con cada rompimiento. Uno de ellos es el Upsala, no así el Spegazzini y el Perito Moreno que se encuentran “en equilibrio”. Nadie se anima a preguntar por el calentamiento global y los guías, todos pertenecientes a personal de Parques Nacionales, refieren a la vida humana como un período entre glaciaciones. No acusan al desequilibrio glaciar producto de la mano del hombre.

El barco gira hacia la izquierda, pone marcha hacia una cortina de lluvia que luego se transformará en nieve y a unos escasos diez minutos y girando a la derecha aparecerá la magnificencia del Spegazzini que llega a triplicar en la altura de sus paredes al Perito Moreno. El cielo se apiada de nosotros, le deja un espacio al sol y descubrimos un silencio abrumador y una belleza sobrecogedora. No conforme con ello, sobre el glaciar se monta otro llamado Peineta (parece menor) que seduce con sus formas entrecortadas.

Los flashes suenan sin cesar. Las fotógrafas oficiales del barco no dan abasto. Celulares, viejas camaritas digitales y fenomenales instrumentos de la tecnología actual conviven para captar un momento único, irrepetible. Busco a mi compañera y no puedo dejar de emocionarme (es increíble lo que hace el paso del tiempo con las personas) y decido correrme a un costado del barco. Será babor o estribor, sólo Dios lo sabe. 

Glaciar Spegazzini
Glaciar Spegazzini

El barco se arrima a unos escasos 300 metros. Con el motor en ralentí y ofreciendo la vista de los múltiples costados del glaciar. Uno de los guías anuncia el recomienzo de la marcha, ahora para ir a almorzar a unos pocos minutos en el viaje en barco. El lugar ofrecido es un gran salón con servicios de primer nivel, donde uno puede elegir comer en el restó o llevarse una vianda desde El Calafate que podrá calentarse con hornos microondas y eléctricos. La novedad es que el espacio es público, gratuito, con servicio de limpieza que recoge aquellos que los turistas y visitantes omitimos.

La vista desde el lugar es magnífica. Unos enormes ventanales nos muestran el frente del glaciar y en unos pocos minutos el clima ofrecerá su propio espectáculo porque en no menos de 15 minutos habrá sucedido que se pierda de vista el glaciar por el agua nieve, hasta reaparecer de manera nítida con la presencia indisimulable del sol. La cita para la vuelta es a las 14hs. Para llegar a puerto exactamente dos horas después. En el mientras tanto, las nubes, la lluvia, el agua nieve, el sol y los témpanos que, de acuerdo a la luz solar y su antigüedad varían entre el blanco y el azul, nos siguen deleitando con sus caprichos. La vuelta descubre nuevos placeres visuales entre bardas y un lago cada vez más celeste.

La distancia a la ciudad de El Calafate propone un buen descanso para la salida nocturna. La degustación de un cordero patagónico a la estaca, regado con un rico vino de la región le da el broche de oro a estos días.

Dicen, que lo mejor que puede pasarle a un artista, es que el pueblo se apropie de su obra, la reinterprete, le ponga matices. Impunemente, disentiré con el genial Litto Nebbia y diré que ningún viaje puede hacernos olvidar el anterior. Sólo lo ubica en un lugar muy especial de nuestra memoria y, fundamentalmente, de nuestro corazón. Razón y espíritu, factores para que esta historia continúe.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez 

♠Diario de Viaje IV
♦Diario de Viaje III
♣Diario de Viaje II
♥Diario de Viaje

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Lecturas Recomendadas Wed, 19 Oct 2022 16:25:53 -0300
PASO, gracias. https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6734-paso-gracias https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6734-paso-gracias PASO, gracias.

Borja, como te ahogues te mato.
Termínate primero el melón,
y luego las tres horas de la digestión.
Hay que ver qué mal rato,
pero el niño no me quiere comer.
Borja, corazón,
te lo he dicho cienes y cienes de veces,
dobla esa toalla
¡Qué hartura de playa!

“Como te digo una Co te digo la O”
Joaquín Sabina

El título elegido para el artículo prefiere jugar con cierta ambivalencia. En nuestro diálogo cotidiano que sirve para agradecer por un convite a la vez que se lo desecha, o en la reivindicación de una forma de ordenar a un sistema político que (casi) naturalmente tiende a la atomización. En el epígrafe, convive la representación de muchos protagonistas de la política nacional y local, que acomodan discursos y acciones de acuerdo a las conveniencias del momento. El problema es que el terreno en disputa refiere a una forma de elegir a los candidatos del electorado argentino. Nada más, nada menos.

Más allá de cierta artificialidad en la discusión (cuestión que abordaremos líneas más abajo), vale decir que las elecciones PASO (no olvidar, Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) nacieron del laboratorio electoral santafesino que en la últimas tres décadas supo destacarse con la búsqueda de opciones que, supuestamente, sirvan para mejorar la representación.

Primero fue la Ley de Lemas, instaurada allá por el año 1991, en pleno despegue menemista, el cual se pensó como un sistema que evitaría las oscuras elecciones de las internas partidarias, que se reducían a una definición que se apalancaba en beneficio de aquellos que contaran con más “aparato”: recursos económicos, espacios institucionales de participación y militancia. Se trataba así de salir de un sistema donde el clientelismo político se proyectaba en su máxima expresión. Quienes no se cuecen en el primer hervor, analista incluido, recordarán los escándalos y denuncias que rodeaban a cada elección interna de cada partido político.

No debemos pecar de inocentes ni de moralistas impostados: todo sistema electoral vigente en cualquier sociedad democrática, es la síntesis más acabada de un momento y de una coyuntura específica del juego de las mayorías y minorías parlamentarias que definen cómo, cuándo y para qué votar. No creada en la Argentina, la Ley de Lemas santafesina (o Ley de doble voto simultáneo) fue pensada en un contexto que servía a los intereses del peronismo gobernante de aquel entonces, que luego de ocho años de gestión se encontraba desgastado de cara a la sociedad y que halló en un outsider como Carlos Reutemann la fortaleza política suficiente como para imponerse y gobernar la provincia durante cuatro períodos más.

Su diseño, su implementación y su escasísimo apego a cierta cultura nacional que dice que el que más votos obtiene, gana una elección, transformaron a un sistema que ha tenido versiones exitosas en otras partes del mundo, en una experiencia nefasta. La Ley de Lemas santafesina estaba pensada para la trampa. Así lo entendió el electorado y de allí la paradoja de que fuera precisamente un gobernador de signo peronista el que prometiera (y cumpliera) su eliminación.

Poco más de quince años después de la sanción de la Ley de Lemas, Jorge Obeid y su ministro de Gobierno Roberto Rosúa idearon el sistema de las PASO, el cual toma alguna referencia del sistema electoral estadounidense pero que se refuerza con ideas propias: se vota de manera coincidente en un mismo día para las internas de todos los partidos, de forma abierta participando todos los ciudadanos, lo cual debe cumplirse obligatoriamente siguiendo los principios generales de la Constitución Nacional.

Respecto de lo que venía sucediendo en el escenario santafesino, el salto de calidad fue notable, cuestión que nunca fue justamente reconocida al duo Obeid – Rosua. Se terminaron las denuncias de “truchadas” como las de candidatos ignotos que se potenciaban porque tenían apellidos iguales a dirigentes reconocidos, las candidaturas de personajes políticos que iban en varias listas de manera simultánea y el malestar y la bronca que se generaba cuando en la elección triunfaba quien había sacado menos votos que el candidato mejor posicionado.

La experiencia fue tan ponderada que el propio gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, allá por 2009, en plena vigencia política del Grupo A, supo ingeniárselas para reformar el sistema electoral argentino y que la flamante experiencia santafesina se aplicar a nivel nacional en 2011.

Con el paso del tiempo, y para las elecciones provinciales, Santa Fe volvió a ser noticia por la implementación de la Boleta Única, descripción que dejaremos de lado, puesto que en este mismo portal hemos analizado el tema en reiteradas ocasiones y que no interesa demasiado a los fines del presente artículo.

De alguna manera, la discusión planteada a la luz pública con la hipótesis (y sólo eso) de la eliminación de las PASO para las elecciones de 2023, supone cierta artificialidad, algo así como una discusión que, por lo menos por ahora, roza cierta abstracción. Recordemos que en el sistema jurídico argentino, cualquier reforma electoral debe ser impuesta por el Congreso de la Nación. Para ello, inicialmente, se necesita de un proyecto de ley que, más allá de los amagues del diputado rionegrino Luis Di Giácomo, aún no se ha presentado.

En el sentido más político del asunto debe decirse que en una de las cámaras, la de Diputados, no  se cuenta con la mayoría suficiente para derogarla. El oficialismo no tiene una postura coincidente, en Juntos por el Cambio se necesita a las PASO para una sobrevida política ordenada y la veintena de diputados restantes, se dividen en partes más o menos semejantes entre quienes quieren eliminarlas o mantenerlas.

No deja de darse una situación paradojal: aquellos opositores que en 2021 militaban su derogación, hoy vociferan a los cuatro vientos que si no se mantienen, la república estaría en riesgo. Este tema, y la permanente y sobreabundante descalificación a todo lo que tenga ver con el kirchnerismo, parecen ser los únicos elementos que marcan cierta coincidencia en los cambiemistas.

Desde una parte del peronismo, que se condensa en gobernadores y referentes de La Cámpora han comenzado a exponer taxativamente su eliminación. Los primeros, por los costos de las mismas en un contexto económico que no es el mejor y los segundos porque, según los dichos de uno de sus principales figuras (Andrés Larroque), el sistema no se usa para lo que inicialmente habría sido pensado.

En una interpretación más fina debe decirse que es otra la razón que esconde el intento de eliminación de parte del oficialismo: la feroz interna de Juntos por el Cambio. Sin una elección que defina ganadores y perdedores cambiemistas, esa coalición corre riesgo real de una atomización definitiva. El radicalismo comienza a tensionarse entre Gerardo Morales y Facundo Manes, el Pro parece mostrar la prevalencia de tres precandidatos de la talla de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich y la Coalición Cívica, por su parte, mira el convite desde lejos.

Pero la realidad es más esquiva que una simple resta de espacios políticos que estarían alejándose de toda idea de unidad. Ampliamos el concepto en formato de pregunta: en el actual contexto de la política argentina, con minorías tan intensas, las cuales se estructuran en dos grandes bloques, ¿alguien puede suponer certeramente que, de manera automática, el debilitamiento de un espacio producirá el fortalecimiento del otro?

Para decirlo con nombres propios con una nueva pregunta, en un escenario favorable al oficialismo y en formato de ejemplo: ¿alguien puede estar seguro, en octubre de 2022, que si la entente de Juntos quedara diseminada en tres candidaturas, esto potenciaría a un peronismo que por momentos parece re comenzar con un proceso de desgaste interno con pases de factura que refiere en mucho a cuestiones que poco tienen que ver con la gestión efectiva?

Es de dudosa certeza, que en la polarización actual, sumada a los problemas de gestión gubernamental, el peronismo pueda proyectarse al 40% de los votos que saque una diferencia de más de 10% al segundo y eso redunde en un triunfo en primera vuelta. Una cosa son los acuerdos o desacuerdos de cierta dirigencia y otra muy distinta lo que suelen decir los ciudadanos cuando se expresan de manera masiva en el día de la elección.

Las razones que han sabido expresar quienes desean la derogación son esencialmente dos: que resultan costosas para este momento de la vida económica del país y, como señalamos más arriba, que no se utilizan de la manera para las que habían sido pensadas.

De lo primero debe decirse que es un concepto que no debe dejar de preocuparnos por un doble aspecto: que la expresión popular que supone el voto, no deba realizarse porque resulte muy onerosa y que esa afirmación la sostenga un (o unos cuantos) dirigente del peronismo que ha sido a lo largo de la historia, sin lugar a dudas, la fuerza política que más ha sufrido las persecuciones, proscripciones y hasta desapariciones, no resiste la menor ponderación.

De lo segundo, si las PASO no han sido utilizadas como corresponde es porque muchos dirigentes, incluso aquellos que votaron ese marco legal en 2009, siempre apuestan por la imposición de candidaturas que se sostienen con el dedo del líder iluminado de turno. En ese sentido, no es casual que sean precisamente los gobernadores, quienes luego de la figura presidencial, son los referentes políticos que más resortes institucionales manejan, quienes advoquen por la eliminación de las internas. Siempre resulta más fácil negociar desde una mesa de café, que con el resultado definido por millones de electores.

En su devenir de los últimos trece años, las primarias han redundado en varias virtudes y en alguna dificultad no menor para dirigentes, candidatos, jefes de campaña y analistas en general.

Del lado de las primeras digamos que ordenan el espacio político: cada quien sabe que depende de lo que diga la sociedad en su conjunto, en un momento establecido de antemano; reduce los acuerdos de cúpula que imponen candidaturas definidas entre cuatro paredes; obliga a “hablarle” al conjunto de la ciudadanía y no a la minoría intensa de cada partido que en muchas ocasiones ni siquiera cuentan con padrones filiatorios actualizados, y, en las listas de candidaturas plurinominales (diputados y concejales), al quedar conformadas de acuerdo a la proporción de los votos obtenidos, obliga al diálogo y a cierta mesura política interna.

Del lado de las segundas, las PASO suponen una etapa de un proceso electoral que debe ser mirado como un conjunto, donde las estrategias comunicacionales, de campaña y de gestión deben ser revisadas entre la interna y la general. Todo esto agrega una complejidad extra a un sistema político que, desde hace décadas, no se caracteriza por su sencillez. De allí que algunos también se tienten con su eliminación.

Así las cosas, y más allá de dirigentes que, como en la canción del andaluz Sabina, un día dicen una cosa y mañana pueden decir la otra; las PASO han quedado atravesadas por una lógica política que desdeña lo estructural que supone un sistema electoral. Si el articulista tuviera que hacer una apuesta, se jugaría un pleno (no mucho más que un café) porque este sistema se mantendrá en el tiempo. O, por lo menos, no serán eliminadas para las elecciones de 2023. Pero hay una cosa que nunca debe olvidarse: el realismo mágico que supone “Cien años de soledad” del genial Gabriel García Márquez, no casualmente tuvo su éxito editorial inicial en la Argentina de finales de los 60’. Algunas costumbres son incombustibles al paso del tiempo.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 15 Oct 2022 17:37:10 -0300
Inestable https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6733-inestable https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6733-inestable "Equilibrio de piedras"

Hoy un juramento,
mañana una traición,
amores de estudiantes,
flores de un día son…
Amores de Estudiantes

(Carlos Gardel)

Inestable con pronóstico reservado. Así podría definirse el estado de las cosas en la política argentina de comienzos de octubre de 2022. A poco menos de un año de una elección presidencial que podría traer como novedad secundaria, la jubilación de varios dirigentes, la semana que acaba de concluir fue pródiga en reflejar los límites con los que conviven los dos frentes políticos más importantes de la Argentina. Nada parece ser seguro. Y nada indica que la tranquilidad del momento no se convierta en un tembladeral a las pocas horas. Flores de un día nos entonaría ese mito llamado Carlos Gardel. Repasemos.

La semana en Juntos por el Cambio comenzó con la posibilidad concreta de encontrar un enemigo interno sobre el que hacer recaer variados cuestionamientos. Por distintas razones, las declaraciones del diputado Facundo Manes, ante la requisitoria del empresario y operador periodístico Luis Majul, al afirmar que el PRO practicaba el populismo institucional, desató una ola de cuestionamientos que parecieron desproporcionados.

Y lo calificamos de esa manera porque, si hace unas pocas semanas atrás reinó el silencio de radio cuando la ex diputada Elisa Carrió calificó al diputado Cristian Ritondo de narcotraficante, no se entiende del todo porqué una descripción política dicha como al pasar, que no mereció siquiera la repregunta del entrevistador, haya desatado la hilada de calificaciones que recayó sobre el neurocirujano, quien quedó expuesto en una soledad inicial que sólo se apaciguó con un comunicado de la UCR de la provincia de Buenos Aires, espacio donde Manes funge de jefe político.

Las razones de las diatribas son múltiples. Para la conducción del partido a nivel nacional, que lleva adelante el carcelero de Milagro Sala, Gerardo Morales, hombre con inocultables manejos plenipotenciarios de su provincia; la crítica al médico devenido en dirigente obedece a la necesidad de “limar” a un posible adversario en la interna radical para presidente. Dicen los que dicen que saben, que Manes quiere ir por el premio mayor y no por el consuelo que representaría la gobernación de Buenos Aires.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1577119281673740290

Para el PRO, la seguidilla declarativa de sus principales dirigentes radica en un doble motivo. El primero, puede definirse como coincidente con el de Morales. El segundo, trata de dar una señal al propio radicalismo respecto de quien ocupa el centro de la escena en la coalición opositora. Con todo, debe señalarse (otra vez) que Mauricio Macri sigue ejerciendo la jefatura de las fuerzas amarillas. Más allá de que en la semana se produjo algún atisbo larretiano de que está dispuesto a ir en la interna contra el mismísimo ex presidente, lo cierto es que la defensa (exagerada) de sus copartidarios define quién es la figura que sobresale del resto.

Todo ello no impide que el hijo de Franco no siga mostrando su verdadera personalidad. En España, en un encuentro de la Fundación Internacional para la Libertad, (hermana mayor de nuestra conocida Fundación Libertad), y flanqueado por el inefable Mario Vargas Llosa y el rosarino Gerardo Bongiovani, no tuvo ningún prurito de calificar a la sociedad argentina como fracasada. Habló de setenta años de esa condición y uno no termina de discernir del todo cómo analiza al gobierno que supo conducir, presentando el récord regional de ser el primer presidente que estando a cargo del gobierno, pierde la elección en primera vuelta. Cosa de los egos.

Si en el oficialismo alguien supuso que resultaría una semana propicia para usufructuar políticamente las comidillas opositoras, rápidamente la realidad le devolvió un espejo donde mirarse. Más allá del buen recorrido que lleva el tratamiento del presupuesto en la Cámara de Diputados y de los indicadores que señalan un nuevo crecimiento de la economía para el mes de agosto; dos hechos pusieron límite a cierta perspectiva positiva. Ambos, condicionados por la violencia.

El primero, por lo sucedido en el sur, en Villa Mascardi, cerca de San Carlos de Bariloche, más precisamente con la represión cometida contra la comunidad Mapuche. Y el segundo, más cercano, con los hechos de La Plata, donde la represión policial desatada durante un partido de fútbol derivó en el fallecimiento de un hincha, hecho que tuvo inmediato rebote en el sistema político argentino.

Para el caso Mapuche cualquier análisis que pueda realizarse a la distancia presenta una triple dificultad en el abordaje: por la distancia física de los hechos, lo cual redunda en unos pocos medios que suelen dar cobertura (sesgada) a lo que allí acontece; por el condicionamiento ideológico de muchos protagonistas y por la existencia de distintos grupos territoriales que durante su gestión el macrismo se encargó de estigmatizar a los fines de justificar la represión que terminó en dos lamentables muertes: Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

Para complejizar el cuadro, se cuenta con una gobernación (la de Río Negro) que recurrentemente aboga por la ayuda del Estado nacional, que no se destaca por propiciar un diálogo sostenido con la comunidad y con una Justicia Federal que termina dictando medidas que violan los principios más elementales de los derechos y la empatía humana. Trasladar a un pequeño grupo de mujeres detenidas (4), a una cárcel federal en la provincia de Buenos Aires, sin más argumentación que la protección de su vida, se parece antes que nada a una provocación de quien más poder tiene, antes que a una decisión humanitaria. La decisión sabatina de parte de la misma jueza Silvina Domínguez de ordenar un nuevo traslado a Bariloche, luego de los distintos reclamos nacionales e internacionales, en nada modifica la violación original sobre los derechos de las detenidas.

La forma en que se llevaron adelante los operativos y la decisión del gobierno nacional de aceptar ciertas órdenes judiciales sin más recaudo que la no utilización de balas, generaron un evidente malestar político al interior del Frente de Todos. La más importante derivó en la renuncia de la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación Elizabeth Gómez Alcorta, quien cuestionó en su carta de renuncia las acciones emprendidas desde la gestión de Aníbal Fernández. Si la ahora ex ministra, que encabezaba una gestión seriamente cuestionada por algunos espacios del feminismo, desgastada, aprovechó la oportunidad que le presentaban los hechos sureños para presentar la renuncia, es algo que sólo su conciencia lo sabe. Lo real y concreto es que terminó derivando en un nuevo problema político para el presidente Alberto Fernández.

Para el peronismo los problemas no terminaron allí. Los hechos acontecidos en la zona del estadio de Gimnasia y Esgrima de la Plata, con la represión policial y el posterior fallecimiento de un hincha producto de un paro cardíaco, dolorosamente, no representa ninguna novedad para quienes transitan las canchas del fútbol argentino.

El hecho, que no es muy distinto de lo que, históricamente, por ejemplo, ha realizado la policía santafesina, sobresale por múltiples factores: demuestra por enésima ocasión la nula capacidad operativa de algunas fuerzas de seguridad para resolver ciertos conflictos, afecta a la gestión de Axel Kicillof, quien está posicionado para intentar ser reelegido en 2023 y pone en cuestionamiento la figura de su ministro de Seguridad, el médico Sergio Berni, quien se ha caracterizado por bravuconadas y shows mediáticos que lo muestran como la peor de la representación que puede mostrar para sí el Frente de Todos, allí en la provincia más grande de la Argentina.

Que Berni haya llegado a esta altura de la gestión frentetodista, pareciéndose más a un provocador serial de sus propios (¿ex?) compañeros, antes que a un funcionario abnegado y comprometido con un trabajo de conjunto, sólo podía explicarse desde cierta eficacia a la hora de la conducción policial. Algunos, más audaces, insistían con la teoría que ese discurso y accionar que bordeaba un machirulismo congénito, era aceptado hasta ahora por su conducción política porque, supuestamente, interpelaba por derecha a cierto sector social que gusta de las bravuconadas del ex militar.

Pero cuando se debe responder por un muerto en un hecho deportivo, por el ataque a balazos a camarógrafos, por haber sostenido una represión con gases lacrimógenos durante 45 minutos que derivaron en la utilización de no menos de 400 cartuchos, o por tener que agradecer a la divina providencia que permitió que el estadio “tripero” no se haya convertido en un nuevo caso que emulara la Puerta 12 en pleno siglo XXI; sólo debería quedar la salida para el funcionario de turno. Si el gobernador/candidato lo sostiene, sólo pagará un innecesario mayor costo político.

Ninguna de las dos coaliciones logra consolidarse con cierta calma de cara a un 2023 que configurará un nuevo mapa político en la Argentina. Por momentos, ciertas disputas parecen reivindicar la idea del todos contra todos, sin importar los límites, los condicionantes y las posibilidades reales de gestión y de construcción política, según sea el caso. Nada parece firme y definitivo. Inestable. Como toda buena primavera que se precie.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 09 Oct 2022 11:44:00 -0300
Rápidos y furiosos (o no tanto) https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6732-rapidos-y-furiosos-o-no-tanto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6732-rapidos-y-furiosos-o-no-tanto Rápidos y furiosos (o no tanto)

No sé lo que quiero, pero lo quiero ya.
Si yo fuera tu esclavo te pediría más.
No sé lo que quiero, pero lo quiero ya,
Si yo fuera tu esclavo te pediría más.

Luca Prodan

La política nacional de la última semana del siempre esperado septiembre, pareció moverse dentro del trayecto que une al Congreso de la Nación y al Ministerio de Trabajo. La presencia del ministro Sergio Massa para explicar los alcances del presupuesto 2023, el fallido dictamen del plenario de comisiones que trata el proyecto de ley de los humedales y el conflicto en el sector de neumáticos, con su inocultable proyección al conjunto del sector automotriz; ocuparon el centro del escenario político y mediático de los últimos siete días. Más allá de los enojos honestos y de sobreactuaciones, más allá de la necesidad de solucionar ciertos problemas aquí y ahora, hay un recorrido por contar y algunos supuestos por desmitificar. Pasen y vean.

Finalmente Sergio Massa volvió al Congreso Nacional, más precisamente a la Cámara de Diputados que supo conducir hasta hace escasos dos meses. Rodeado de la presidenta Cecilia Moreau, mujer que tributa en el mismo espacio político y de Carlos Heller, el ministro de Economía pareció moverse a sus anchas con números y proyecciones para el 2023. Respondió preguntas de sus ex colegas que fungen de jefes de bloque y no dejó de tener un cruce “picante” con los diputados de izquierda que le reprocharon sus declaraciones, su forma de entender el conflicto suscitado en el sector de los neumáticos y la promesa de solución para la cadena automotriz.

Independientemente de lo que esté escrito en el papel, a la distancia que suponen los 300 kilómetros que separan Rosario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, puede suponerse que el presupuesto obtendrá el visto bueno de la Cámara de Diputados ya que, en términos políticos, a nadie conviene el rechazo del instrumento presentado para el ejercicio 2023.

La matrix de la economía, conformada por asociaciones empresariales, organismos de crédito internacional y el conjunto de la administración pública en sus tres niveles (nación, provincias y municipios) necesita de la referencia que supone un presupuesto aprobado para un año electoral. 

https://twitter.com/Economia_Ar/status/1575168639950389252

Al oficialismo le conviene por razones obvias. Y la oposición, por su parte, también tiene sus limitantes: en 2023 no resultaría nada sencillo explicarle a la ciudadanía las razones de una decisión basada en una irracionalidad que sume un nuevo y gravoso antecedente y que, además, le habilitaría al gobierno un argumento político de peso. Junto con ello, aumentaría la discrecionalidad del manejo de los fondos ya que, por cuestiones legales, se debería cumplir con los gastos que estipulan el presupuesto 2021 y el resto se define al saber y entender de lo que disponga el funcionario de turno.

A esto se debe sumar el interés de gobernadores, intendentes y legisladores (oficialistas y opositores), que cuentan en la realización de obras estructurales (y de las otras), la razón de ser de cada una de las campañas electorales. No deja de ser un problema para diputados y senadores volver al terruño, salir a pedir el voto y en el camino tener que explicar que, aquella obra estructural que llegaba a un barrio o un pueblo con fondos nacionales, no podrá realizarse porque el número de inflación o de crecimiento del PBI proyectados, no eran certeros.

A todo ello se suma el clima político al interior de la Cámara baja. El 2022 se parece poco al año anterior ya que no queda atravesado por el contexto electoral, pero además, el estilo político de la actual jefatura de bloque ha sabido diferenciarse de lo que proponía Máximo Kirchner, quien el año anterior terminó rompiendo cualquier idea de acuerdo cuando con su discurso de cierre, dio un argumento de supuesta ofensa a los opositores para el acompañamiento del proyecto. 

Pero no todo fue presupuesto en la Cámara de Diputados. El anunciado tratamiento del proyecto de ley de los humedales, el cual se había transformado en uno sólo luego de consensuar las variadas propuestas existentes, quedó suspendido mediante un comunicado conjunto de los distintos jefes de bloque, a partir de no contar con el número suficiente en el plenario de comisiones que le permitiera alcanzar un consenso importante, lo cual pone en el tapete una cuestión básica de la política: ¿hasta dónde se avanza en el tratamiento de un proyecto que llega disminuido políticamente al recinto? Ampliando la perspectiva, ¿cuánto de conveniente resulta aprobar este tipo de leyes estructurales con números tan ajustados?

Para tratar de aproximar una respuesta desde nuestra pequeña verdad relativa, tal vez debamos tener en cuenta dos ejes centrales que se plantean en el proyecto, tanto por lo que dice como por lo que no y un dato de rigor.

1)      Refiere a la necesidad de definir conceptualmente qué es un humedal y qué puede hacerse productivamente en ellos. La legislación no está referida exclusivamente al caso de las islas del Delta sino que interpela también al conjunto del país afectando a distintas provincias con geografías disímiles: su tratamiento afecta desde la humedad que supone la Cuenca del Plata, hasta la aridez de Jujuy que apuesta por el desarrollo de la producción del litio.

2)      Otra discusión no menor refiere al rol de las provincias y si la instancia de control, revisión y diseño de los organismos de aplicación a crearse dependen de cada una de ellas o del Estado nacional. Para contextualizar no debe olvidarse que la reforma de la Constitución de 1994 definió que el dominio originario de los recursos naturales corresponde a las provincias, por lo tanto, cualquier función que se le asigne al Estado nacional, de acuerdo a cómo se instrumente, podría entrar en contradicción con la propia Carta Magna. Teléfono para los amigos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

3)      La ley no resolverá per se el problema de las quemas que sufrimos santafesinos y bonaerenses. En primera instancia porque ningún marco legal por sí mismo corrige ciertas conductas sociales. El conjunto de empresarios responsables del ecocidio litoraleño ya cuentan con un marco legal que sanciona las prácticas aberrantes que llevan adelante. Que el Estado, en sus múltiples versiones, no pueda, no sepa o no quiera resolver el problema, es parte de la debilidad estructural que presentan los países en este rincón del planeta.

A partir de allí los enojos, las sobreactuaciones, las acusaciones del peso del lobby de empresas mineras y gobernadores. En algunos casos con furia sobre la figura de legisladores y en otros con el ejemplo del tero que pone los huevos en un lado y grita en otro. Tal es el caso del intendente rosarino que intenta encabezar una demanda medioambiental pero en el devenir pide excepciones para la construcción de torres céntricas y costeras junto con la posibilidad de afectar un parque para la construcción de una hamburguesería por un irrisorio canon. Cosas de la política berreta.

Y en ese devenir de un humor social de broncas varias, el conflicto en el sector de los neumáticos tuvo su clímax luego de más de cinco meses de negociación salarial, al punto de intervenir el ministro de Trabajo Claudio Moroni en persona, a partir de una directa orden del presidente Alberto Fernández. Con el condimento de unas declaraciones poco felices de Sergio Massa, la presión ejercida no fue menor, tanto de parte del Estado como de aquellas empresas de la cadena automotriz qué rápidamente tomaron la decisión de parar la producción por falta de cubiertas. Dicho como al pasar, no deja ser llamativa cómo algunas unidades productivas que se desarrollan con estándares de nivel internacional, en poco menos de tres o cuatro días se quedan sin insumos para llevar adelante su tarea. ¿Casualidades o causalidades de la vida? Defínalo usted querido lector, apreciada lectora.

El agua no llegó al río y en la madrugada del viernes se alcanzó un acuerdo que, a todas luces, parece satisfactorio para los trabajadores. Quedará pendiente por resolver también, el porqué del aumento de estos meses en las cubiertas que les ha dejado una rentabilidad extraordinaria a las empresas del sector y que ha generado toda una instancia de mini turismo para argentinos que deciden ir a comprar sus cubiertas a las zonas limítrofes de Brasil y Paraguay.

Pero no quedó sólo allí la actividad en el ministerio que conduce Moroni ya que en el devenir de la semana supimos de dos acuerdos paritarios que llamaron la atención del conjunto de los argentinos: el de Seguros (109%) y el de Bancarios (94%). A partir de allí, aparecieron una serie de comentarios que ponderaban la organicidad y la lucha sindical como referencia insoslayable para el logro de muy buenos salarios para los trabajadores. Y si bien esto es irreductiblemente cierto y necesario, tal vez no sea suficiente.

No es casual que los mejores salarios se pagan en los sectores más dinámicos de la economía: sea en sectores de la industria que están ligados al sector externo (petroleros, metalmecánicos o informática) o en el área de servicios que son estratégicos en un país como la Argentina (transporte, bancarios, seguros). Más allá de genuflexiones y traiciones de distinto tipo y color, vale preguntarse si tiene la misma fortaleza política el dirigente sindical de un sector que no marca agenda ni el dinamismo de la economía de un país, que aquel que sabe y entiende perfectamente que una medida de fuerza pone en cuestionamiento la cotidianidad de cada ciudadano.

Vaya como ejemplo una segunda pregunta de rigor y al calor de los acontecimientos de los últimos tiempos ¿son los docentes santafesinos menos organizados y están menos predispuestos a la lucha que bancarios y petroleros? No. Ni por asomo. Pero sus “patronales” se conforman y estructuran de distinta manera, en un contexto histórico que, desde la dictadura para acá, ha devenido en un mercado de trabajo definitivamente heterogéneo que muchas veces bordea la atomización. La existencia de varias centrales de trabajadores así lo confirma.

Los tiempos que vivimos, estos de virtualidad y de inmediatez electrónica no son indiferentes para la política. Muchos creen que en las redes está la verdad y la esencia definitiva e irremediable de las cosas. Junto con ello, la velocidad con la que accedemos a múltiples bienes y servicios, desde pagar un impuesto, revisar estudios médicos o comprar un vehículo cero kilómetro a distancia, nos hace pensar que (casi) todo puede conseguirse aquí y ahora.

Pero la política, que como actividad humana supone la existencia del otro, escuchando también sus verdades relativas, demanda otro tiempo real que termina colisionando con ciertas urgencias. Esto no supone esquivar las responsabilidades de un proyecto de ley que ha perdido estado parlamentario en no pocas ocasiones, ni legitimar la dilación empresarial o gubernamental que estira una discusión paritaria por varios meses. Sirve para entender, por ejemplo, que la demanda social que permitió reinstalar un debate en el Congreso, no puede justificar su apuro por las demoras anteriores. Y sobre todo si sobre ese marco legal futuro, existen expectativas que no se darán de manera determinante en la realidad. Para el ecocidio queda cumplir con las leyes actuales, complementar con lo nuevo, y por nuestra parte, seguir atentos a un problema que, lamentablemente, llegó para quedarse. Es hora de aceptarlo.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 02 Oct 2022 11:16:57 -0300
Lo público dislocado https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6731-lo-publico-dislocado https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6731-lo-publico-dislocado "Pauta Transformacional"

Según la Real Academia Española, el término dislocado contiene tres acepciones: sacar algo de su lugar (referido a huesos y articulaciones); torcer un argumento o razonamiento, manipularlo sacándolo de contexto; y hacer perder el tino o la compostura. De alguna extraña manera, el sistema político argentino presenta algunas características de cierto dislocamiento, tanto en la referencia nacional, con un magnicidio que no fue, como en la regional, con un ecocidio que se ha sistematizado desde hace no menos de tres años y que, como señalamos desde este portal hace algunas semanas atrás, pone bajo la lupa la relación entre representantes y representados. Parte de esa sintomatología se evidenció en la semana que acaba de terminar. Pasen y vean. Son todas y todos bienvenidos.

En primera instancia una aclaración. En el presente artículo (bah, siempre lo hacemos de esa manera) pensamos a lo público y lo político como sinónimos, como una forma de abordaje a todo aquello que nos sucede como comunidad, y en ese sentido (junto con la inflación), el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner y los incendios que afectan a ambas veras del Paraná resultan problemas políticos que, obviamente, exceden a lo meramente partidario.

En el primero de ellos, ya ha quedado definitivamente demostrado que hubo una organización que aleja cualquier idea inicial de un loco suelto. La investigación judicial y policial va dejando en claro que si bien sólo un par de protagonistas estuvieron en el lugar de los hechos, no son pocos los que, de alguna u otra manera, dieron sustento material, logístico o moral para perpetrar el atentado.

La novedad, si es que tuviera sentido así señalarlo, es que en un país, el nuestro, que tiene una larga lista de episodios atravesados por la violencia política, el protagonismo del ataque le corresponde a un grupo de personas con ciertas características que las diferencian de épocas pasadas. Jóvenes, casi marginales y alcanzados por una evidente informalidad y precariedad laboral. De lo conocido hasta aquí, habrá que esperar para dar juicios definitivos, la banda de “Los Copitos” (y sus referentes satelitales) se distingue por no tener vinculaciones con fuerzas de seguridad, con estructuras parapoliciales o con estructuras partidarias formales.

Varios ejemplos referencian crímenes políticos como signo de cada coyuntura. La Liga Patriótica resultaba una organización parapolicial, integrada por jóvenes de la “alta” sociedad, que se encargaban de perseguir obreros y que derivó en la tristemente célebre Semana Trágica; al Coronel Héctor Varela, el asesino de los obreros de la Patagonia, le dio muerte un anarquista extranjero conmovido por los crímenes perpetrados varios años antes en el sur argentino; el asesinato de Enzo Bordabehere fue producto de la acción de un ex policía que tenía como destino final a Lisandro De la Torre, senador que había denunciado el “negocio de la carne”, anclado en el Pacto Roca – Runciman y que involucraba a frigoríficos de la región; los crímenes de José León Suarez sólo pueden ser entendidos por la violencia comandada desde la ilegalidad propiciada por la policía bonaerense; la lucha armada de los 70’ tenía un claro componente ideológico que tenía el apoyo estatal a través de la Triple AAA que comandaba José López Rega y que derivó en la represión que supo imponer la más sangrienta de las dictaduras.

Algún despistado o alguna atribulada ciudadana podrán suponer que ante los hechos históricos señalados, la banda de “Los Copitos” son unos recién iniciados. Más allá del tiempo de surgimiento de “Revolución Federal” y sus distintos vasos comunicantes (mayo de este año), lo que debe tenerse en cuenta es que la organización surge como una referencia de pleno siglo XXI.

Brenda Uliarte y Sabag Montiel
Brenda Uliarte y Sabag Montiel

Sin formación política tradicional, conocidos entre sí a través de encuentros casuales que luego se consolidan a través del uso de las redes sociales, sin empleos formales, con, si se quiere, un doble perfil social que no necesita de ocultamientos al formato de las series de espías previos a la caída del Muro de Berlín, nos enfrentamos a un neofascismo que, aunque parezca extraño a la historiografía de las ideologías políticas, abreva en supuestas ideas libertarias que resultan la exaltación, al extremo, del individualismo personal.

No han sido pocos los pensadores que han relacionado el surgimiento de estas ideas en países como la Argentina a la situación de deterioro económico y social que se representa, por ejemplo, en el 40% de pobreza y en los condicionamientos que impone una situación social gravosa. Es cierto que allí puede anidar un germen que le de sustento a ciertos enojos y malestares. Pero tal vez esta explicación no resulte suficiente. Si fuera así, el neofascismo sólo se desarrollaría en países pobres y no en las sociedades ricas y desarrolladas de Europa o en el propio EE.UU. Basta ver ciertos hechos políticos del Primer Mundo, y cómo, en algunos casos, la extrema derecha disputa los espacios de cierta institucionalización (escaños legislativos, presidencias o cargos regionales) para entender que ciertas ideas, más allá de los matices, son globales.

Con todos estos datos puestos sobre la mesa, el día jueves reapareció la vicepresidenta en un acto público que contó con algunas particularidades. Rodeada de religiosos en Opción por los pobres, curas villeros y laicos, eligió al Senado de la Nación como un escenario donde prevaleció la emotividad. Su referencia a que está viva “gracias a Dios y la Virgen” parece haber incomodado a cierto progresismo que ha obviado dos características distintivas de las que nunca ha negado Cristina: el hecho de considerarse una persona de fe y su pragmatismo político. Es el problema de imaginarse liderazgos que tienen más que ver con las ideas del receptor antes que con las características personales de los protagonistas.

https://www.youtube.com/watch?v=_1cHd2MqMDg

A pocas cuadras de allí, ese dislocamiento del que hablábamos líneas más arriba, tuvo su versión regional. El intendente de Rosario y varios jefes de Ejecutivos de la región, decidieron movilizarse al Obelisco porteño para hacer visible el problema que padecemos santafesinos y bonaerenses con el incendio en las islas.

Por esas cosas de los acuerdos geográficos, el fenómeno resulta raro y atípico: los responsables directos del ecocidio no viven en el lugar, los encargados iniciales del control y castigo, sea el Poder Ejecutivo como así también la Justicia Federal representan a otra provincia y las consecuencias ambientales no los afecta (en principio), mientras que quienes lo padecen en su hábitat cotidiano demandan a sus propias autoridades que, más que reclamar, mucho no pueden hacer.

Si, al decir de Andrés Ciro Martinez, “desde lejos no se ve”, algo de ello deben haber entendido Pablo Javkin y sus colegas al llevar sus reclamos al kilómetro 0 de las rutas argentinas, para lograr que la sociedad porteña tomara conciencia de lo que se sufre por estos lares desde unos cuantos años, profundizado en los últimos tres, gracias a los efectos de la bajante del Paraná y la sequía que ha traído La Niña.

Más allá de la mayor o menor cobertura brindada por los medios nacionales y de que cierta institucionalidad pareció prestarle atención a la demanda, en términos políticos, no dejó de llamar la atención la “soledad” del registro fotográfico: una convocatoria anunciada con bombos y platillos reflejó la presencia en el Obelisco de una veintena de personas, entre ellas tres intendentes y tres presidentes comunales, (y esto es una virtud), de distinto color político.

La pregunta huelga por sí sola: ¿por qué en la foto no estuvieron el gobernador, funcionaros provinciales y municipales, legisladores, concejales, referentes políticos de todo el cordón industrial, empresarios, dirigentes de los variados movimientos sociales, comunicadores y protagonistas de la vida social y artística de la región? ¿Prevaleció el arrebato, anunciando una movilización a 300kms, 24 horas antes, o el interés mezquino de apropiarse de una demanda social que se vio reflejada en nuevas pintadas contra la municipalidad y que se expresa durante el fin de semana sobre el puente entre Rosario y Victoria?

Podrá suponerse (o responderse) lo que cada uno quiera, pero da la sensación que a un problema político de esta magnitud (y el ecocidio LO ES),  sólo se lo resuelve con política: en lo institucional, (ya se anunció en la noche del miércoles el tratamiento de la Ley de Humedales en la Cámara de Diputados de la Nación) y en la calle.

La foto en la esquina de 9 de Julio y Corrientes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires peca de imagen incompleta, que sólo sirvió para que algún televidente viera a la mañana (horario de menor encendido televisivo) lo que sucede en nuestra región y para el recibimiento de algún funcionario nacional. Tal vez la segunda acepción del término dislocado, esa que refiere a sacar algo de contexto, aplique para esta circunstancia.

El malestar social en las sociedades de nuestro tiempo, se retroalimenta a sí mismo. Como en aquel viejo adminículo de nuestra infancia, el pequeño dínamo que conectábamos en su cabezal al rodamiento de la cubierta de nuestras bicicletas, más nuevas o más viejas, más anticuadas o más elegantes, el sistema se retroalimentaba con nuestra fuerza ya que, a la vez que más pedaleábamos, más energía aportábamos para iluminar, orgullosos, a nuestros rodados.

En un intento de magnicidio, el enojo se justifica en jóvenes desclasados que creen ser merecedores de terminar con la vida de todo aquello que detestan y se refuerza en un rechazo que sólo es parcial ya que, parte de la sociedad y por ende del sistema político, responsabiliza a la víctima. 

En el ecocidio del Delta, el malestar se potencia por la aplicación de la ley del más fuerte que, a la sazón, resultan los menos. Su prevalencia por el interés económico que supone contar con terrenos aptos para el pastoreo, en detrimento de la salud de millones de conciudadanos del que sólo los separa un río, en territorios que suponen miles de hectáreas, sobre el que resulta muy difícil el ejercicio del control estatal y que además cuenta con la connivencia de no pocos responsables del otro lado del río; nos ubica en la posición de ruego a que la naturaleza haga su juego mediante vientos que deriven hacia otros destinos o lluvias que aplaquen tanto fuego.

El ser humano aprendió a través de los milenios a no depender de los caprichos de la naturaleza. Eso fue lo que le permitió erguirse, distinguirse del mono, prevalecer, perdurar en el tiempo y transformarse en un ser político. Espacio que por estas horas aparece corrido, fuera de lugar, dislocado.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 18 Sep 2022 10:50:02 -0300