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Fundamentar - Fundamentar https://fundamentar.com Thu, 28 Mar 2024 20:37:28 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Caballos de Troya https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6805-caballos-de-troya https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6805-caballos-de-troya Caballos de Troya

"Contame (decime donde empieza tu libertad),
decime (y se termina la mía).
Decime adonde llega tu libertad,
que no pise la mía, que no pise la mía"

Decime - Bersuit Vergarabat

Cuenta el mito antiguo, que los griegos, al no poder destruir la amurallada ciudad de Troya, habiendo llevado adelante una guerra que duraba diez años, pudieron lograr su objetivo regalando a los defensores, un enorme caballo de madera que tenía en su interior a un grupo de guerreros seleccionados que fueron los que lograron habilitar el ingreso de los invasores. Desde los tiempos inmemoriales en que la historia fue conocida, se ha utilizado al hecho (poco importa si existió o no), como una clase magistral de simulación y engaño que sirve al logro de otros fines, a veces inconfesables de primera mano.

Una legítima pregunta para los días que corren en la Argentina es aquella que se plantea cuánto de caballo de Troya y cuanto de verdad hay en un supuesto e inminente acuerdo con un sector de la oposición que le otorgaría cierta gobernabilidad política al libertarismo o en el episodio de un presidente de la Nación violentando y hostigando vía redes a una de las artistas más convocantes del país que, vaya casualidad, es una mujer. Promediando febrero, nada parece tan definitivamente claro. Pasen y vean. Resumen de una semana donde esa libertad a la que nos acostumbramos, comienza a ser repensada a partir de acciones y testimonios. De las inteligentes y de las otras. Entren. Pases y boletos gratis para todos y todas. Aunque se terminen los subsidios.

Si a finales de la semana anterior, el acuerdo La Libertad Avanza – PRO era inminente, siete días después nadie está del todo seguro de cómo se va a plasmar en la realidad. Conscientes de las necesidades de ambas partes, en la “pública” el presidente Javier Milei sigue haciendo gala de un estilo que desconcierta a propios y extraños y que le costó, entre otras cosas, la derrota legislativa por la ley ómnibus. El libertario habilita instancias de negociaciones, le da margen de discusión y de acción a sus operadores pero cuando llega el momento de suscribir las coincidencias, el primer mandatario desautoriza a los cercanos y sale a romper públicamente cualquier atisbo de acuerdo.

En un encuentro con tres imitadores periodísticos que resultó televisado y donde Milei no perdió oportunidad de mostrar su intemperancia crónica, levantando la voz ante preguntas simples que no debían más que permitir su lucimiento, desechó que algunos nombres propios como el de Martín Menem, puedan perder relevancia institucional a partir de los deseos de Mauricio Macri.

Como cualquier acuerdo, este, que por ahora parece ralentizado, tiene sus propios límites. No se trata solamente de nombres y de la posibilidad de una mayor gobernabilidad: se trata de quién ejercerá el poder a partir de su puesta en práctica. Ya no es la discusión por el programa, dado que la ideología es coincidente y ya sabemos del deseo macrista por el shock, sino por descubrir quién gobernaría y con qué condiciones.

La discusión es de poder en un contexto donde la fuerza amarilla tampoco las tiene todas consigo: Juntos por el Cambio está definitivamente roto, el radicalismo aún trata de procesar la reconfiguración que supone éste tiempo y Macri trata de recuperar legitimidad y liderazgo político en un partido que, a la vez que supo construir también supo dinamitar.

Ya no se trata de que, si se diera el acuerdo, gobernarían los que salieron terceros, sino una facción que, ante la inmejorable oportunidad de ocupar estratégicos lugares de poder institucional, no duda de mirar para otro lado ante un cúmulo de medidas y decisiones que poco tienen de republicanas, democráticas y de respeto por los otros. Tampoco importan ciertas sobreactuaciones como las de Diego Santilli que mientras sale a denunciar la corrupción que supone el desarrollo de festivales donde intervienen artistas populares, omite el haber formado parte de la gestión de un gobierno que auspició con fondos públicos la llegada del Ravi Shankar. Una doble vara a la derecha por favor.

Louis de Caullery -
Louis de Caullery - "El saqueo de Troya"

A contramano de la inmediatez libertaria, la cual se ejemplifica en la obsesión twitera del presidente, quien dedica no pocas horas de su tiempo a repostear y dar faveos de todo tipo a usuarios reales y de los otros, (seguir la cuenta @esoesnulo); la aparición semanal de Cristina Fernández de Kirchner pareció querer diferenciarse desde el fondo pero también desde las formas.

Con un texto de 33 páginas, abordó el tema de la deuda, hizo una descripción de sus distintos ciclos y, otra vez, pareció adolecer de una autocrítica más contundente por su pertenencia al gobierno que condujo Alberto Fernández. Aunque ya no marque la agenda como antaño, la ex presidenta sigue teniendo la suficiente centralidad como para que, a partir de allí, buena parte del sistema político activara en su rededor.

La mayor virtud del texto de Cristina, radica en lo que ofrece para adelante en cuanto a la necesidad de re discutir una serie de temas que poco tienen que ver con la experiencia de la década ganada. Interpelar al peronismo respecto de temas como educación y salud, donde ya no parece alcanzar con garantizar determinadas porciones del presupuesto; reinterpretar lo que supone la idea de Estado presente; ampliar el número de empresas públicas que combinen el modelo público – privado y romper con cierta rigidez del mundo laboral; parecen debates necesarios para el tiempo que viene.

La velocidad con la que el libertarismo intenta imponer los cambios, comienza a mostrar, en paralelo, una demanda cada vez más creciente de las bases del movimiento nacional y popular, que reclaman por la aparición de liderazgos que conduzcan el proceso y aquí parece prevalecer un tiempo con distintas sincronías.

Hay que recordarlo efectivamente: hace exactamente tres meses se perdía una elección. Ni siquiera hemos superado el período de lo que otrora fuera llamado como “luna de miel”  (que ya hemos comentado desde esta columna que no existe para la gestión mileista) y es esa misma dirigencia la que, derrotada y cuestionada, según no pocos ciudadanos y ciudadanas, ¿debería encabezar una cruzada anti libertaria? Difícil que esa circunstancia termine resultando virtuosa. Los liderazgos no se construyen mágicamente, aunque los tiempos sociales de las minorías (y eso somos hoy, una minoría) exijan otra respuesta.

Basta revisar lo actuado hasta aquí: se han diseminado cacerolazos, las centrales obreras articularon la masividad de un paro que fue la antesala de una derrota legislativa pocas veces vista, las asambleas barriales comienzan a tomar forma y nos predisponemos a sendas marchas como las del 8 y del 24 de marzo que, como hace muchos años no se producían, confluirán en una sola movilización. Tal vez, más que nunca, el poeta tenga razón: “crece desde el pie”.

Giovanni Domenico Tiepolo - La procesión del caballo de Troya
Giovanni Domenico Tiepolo - La procesión del caballo de Troya"

Esa demanda tiene una absoluta racionalidad, la cual se fundamenta en una arrogancia política que viene acompañada de justas dosis de ignorancia, violencia y en no pocos casos de misoginia. Lo cual viene a cuento de la falaz discusión sobre la realización en la Argentina de festivales donde actúan artistas populares.

La ignorancia, al nominar el costo de lo que un artista cobra y que, por ende eroga el Estado, radica en desconocer el circuito virtuoso que generan esos eventos. Bien lo explicó el gobernador de Córdoba Martín Llaryora a la hora de defender la industria festivalera: ganan los hoteleros, los restó, los dueños de las estaciones de servicio, los proveedores de excursiones turísticas y, cómo no, los comercios regionales. Buena parte de esas actividades tributan impuestos al Estado y ese gasto inicial termina siendo mucho menor a partir de esa rueda que se pone en marcha.

La violencia se expresa en que todos los artistas que intervinieron en festivales, resultan definidos como ladrones que le han robado al pueblo. Desconocen que, muchas veces, la magnitud de algunos espectáculos impide que muchos ciudadanos y ciudadanas puedan consumir esos productos. Es tan grave el proceso persecutorio, que se olvida que la propia pareja del presidente ha formado parte de esas mismas estructuras y modos de difusión de la cultura que el libertarismo denosta.

Y la frutilla del postre resulta ser el ataque a un personaje artístico que trasciende edades, sectores sociales y nacionalidades. Pareciera ser que, si Donald Trump tuvo su Taylor Swift, Milei necesita su Lali Espósito y a un conjunto importante de mujeres para ser atacadas y menospreciadas como forma de legitimación entre sus huestes. Hay una deficiencia innata en el mundo libertario: no comprende que el arte siempre (pero siempre) pervive, mientras que los dirigentes políticos son fusibles de un tiempo particular.

Pero tal vez el eje a revisar sea otro, y debamos dejar de pensar que ciertas discusiones y la virulencia con que el oficialismo las desarrolla, sean el caballo de Troya que habilita la transformación degradante de la Argentina. Propongo pensar al propio Milei como el equino de madera que habilitaría una irrupción de un capitalismo pre decimonónico que utiliza al fascismo como una herramienta en una mano y a la dolarización en la otra. De hecho, los historiadores y antropólogos, si bien reconocen el dato histórico de la invasión de los griegos, nunca encontraron los restos del caballo. ¿A alguien le importa?

La libertad declamada poco tiene de real cuando viene acompañada de violencia represiva. Y en un país con las tradiciones como la Argentina, la revolución que quiere imponer el libertarismo no termina exenta de sangre y fuego. Una canción, “Decime”, publicada en enero de este año se hace una pregunta que no resulta nada inocente: “decime donde empieza tu libertad y termina la mía”. Tal vez, no todos tengan la respuesta.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com ((*) Miguel Gómez) Opinión Sun, 18 Feb 2024 12:45:23 -0300
¿La ven? https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6804-la-ven https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6804-la-ven ¿La ven?

"¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?,
cuando la mentira es la verdad.

La prensa de Dios lleva poster central,
el bien y el mal definen por penal…"

Divididos - Qué ves

El fin de semana anterior nos preguntábamos si la aprobación en general del ahora fenecido proyecto de Ley “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”, era el resultado de una victoria pírrica o una derrota disfrazada. A poco más de dos días lo supimos: ni Pirro de Epiro ni disfraces (pese al carnaval vigente). El oficialismo libertario supo auto infringirse una derrota lo suficientemente contundente como para haber sacudido el tablero político institucional de una manera tal que, una semana después, cuando abordamos éste análisis en una húmeda mañana sabatina, ya se empieza a especular con una serie de cambios gubernamentales que impondría la idea de un inminente gobierno de coalición. El tiempo sigue pasando veloz y las pocas certezas que había sabido construir el sueño libertario deberán (parece) comenzar a reconfigurarse más temprano que tarde. Entre a mi pago amigo: recorrido por días de caprichos y enojos al por mayor. Sean todos bienvenidos y bienvenidas.

La semana había comenzado con la expectativa e incertidumbre de lo que podía suceder en el recinto de la Cámara de Diputados cuando se tratara en particular la ley ómnibus. Desguazada en su volumen (pasó de contar con 664 artículos a discutirse algo menos de 200), pero no en su esencia, la atención y la tensión estaban puestas en los tres factores de interés excluyente para el gobierno: las facultades delegadas, las privatizaciones y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Al decir de las voces más experimentadas que trajinan los pasillos del Congreso, el mamotreto jurídico tenía como uno de sus principales déficits la enumeración de un sinfín de incisos que, al votarse de uno en uno, no habiéndose logrado los acuerdos previos necesarios, mostraban una sesión donde la gran mayoría de las votaciones habían comenzado a mostrar a un oficialismo que, cada vez con mayor frecuencia, aparecía derrotado.

Sin un contexto de acuerdo con los gobernadores por la posibilidad de coparticipar el impuesto País, en el paso inicial, las facultades delegadas habían sido aprobadas de manera parcial, mientras que el capítulo de las privatizaciones ponía al descubierto un riesgo enorme para el oficialismo: una derrota en pleno recinto.

Las estrategias dilatorias, con reuniones entre aliados, el pase a comisión del proyecto y el no tratamiento de manera definitivo del mismo, pusieron en evidencia el nivel de improvisación e inexperiencia del oficialismo: mientras el sistema político acusaba el impacto de la novedad, con el correr de las horas quedó demostrado que ni el presidente de bloque de La Libertad Avanza (LLA) Oscar Zago, ni el ministro del Interior Guillermo Francos, tenían en claro los pasos institucionales a seguir.

Impactados, los libertarios no demoraron su reacción. Rápidamente la violencia en redes se hizo visible acusando de traidores a una serie de diputados y gobernadores, sin obviar la amenaza física (revisar redes de Agustín Laje y los respectivos comentarios), contando con la anuencia presidencial que aparecía obsesionado vía X y que, además, hizo saber a todos los argentinos que el retiro del proyecto obedecía a una orden suya.

Para no quedar aislados en su dimensión violenta, el mundo libertario contó con la anuencia de un multimedios que festejaba un video donde Milei atacaba a sus enemigos conformados por dirigentes con nombres propios. No sólo mienten, además, en su odio innato, parecerían desear el exterminio de los opositores. Las disculpas que debieron emitir 24 horas después, sostenidos en una liviana y superficial argumentación de un “error”, los define por sí mismos.

La reacción adolescente, al eliminar los subsidios al transporte para el mal llamado interior y al no aportar el dinero para el Fondo de Incentivo Docente que desde hace 20 años la nación transfiere a las provincias, trajo como novedad la incorporación de los gobernadores, con los que se intentaba llegar a un acuerdo, calificados desde ahora de enemigos, por su pertenencia a la casta. El libertarismo no comprende (¿la ven?) varios elementos del presente proceso:

1.      Cuando uno se sienta en una mesa de negociación no vale sólo el propio deseo. El del otro también juega. Mueve fichas, articula intereses y puede condicionar. Si se lo legitima en el diálogo, no se lo puede considerar un enemigo porque no se llega a un acuerdo.

2.      Los gobernadores también gozan de una legitimidad de origen, de ejercicio y, para decirlo de manera más sencilla, de reconocimiento ciudadano. En la inmensa mayoría de los casos han sido electos en el mismo período que el presidente y en algunos casos, con más apoyo que el que pretende ostentar Javier Milei, sin ballotage ni escenarios de tercios (Santa Fe es un buen ejemplo). Cuentan con imagen positiva, conocen el territorio y tienen una enorme llegada en la comunicación oficial al interior de sus provincias. Ubicarlos en la mira, simbólica y literalmente hablando, puede servir de argumento de convencimiento y de cierto intento de construcción de sentido que quiere relatar desde la centralidad porteña, que los mandatarios provinciales son malos administradores por naturaleza. Nada más relativo que ello.

3.      Algunos de ellos, como el caso del santafesino Maximiliano Pullaro, han jugado decididamente a favor de la candidatura del libertario. Se expresaron públicamente en la campaña, incluso el ex ministro de Seguridad llegó a afirmar que le gustaba más “el Milei presidente que el Milei candidato” o dieron el visto bueno para que algunos dirigentes, como los ahora eyectados Osvaldo Giordano (Córdoba) y Flavia Royón (Salta), pasaran a integrar las filas del funcionariado nacional en puestos claves.

https://twitter.com/OPRArgentina/status/1756087148296483312

En la continuidad de esa reacción adolescente, el comunicado emitido sobre finales de semana por la Oficina de Prensa de la Presidencia y las propias declaraciones del ministro de Economía Luis Caputo, van en tándem. Afirman que no necesitan al Congreso para cumplir con lo prometido a los argentinos. Entonces, las preguntas se caen de maduro: si esto es así, ¿para que perdieron casi dos meses en la presentación y tratamiento de un proyecto que, según parece ahora, no era necesario? ¿Para qué se sometieron a una serie de discusiones donde quedaron expuestos en su inexperiencia y, otra vez, en su improvisación?

El libertarismo argento que reivindica a Juan Bautista Alberdi parece haberlo leído de manera incompleta. Si algo ha caracterizado al tucumano a lo largo del tiempo, es su capacidad para haber adaptado la constitución americana al modelo argentino y ese instrumento, consagrado en 1853, impone una ingeniería institucional de proporciones, donde el equilibrio de poderes resulta la razón fundamental del mismo. Los engranajes que activa la Carta Magna, no devienen de los caprichos impuestos por una mayoría legislativa o de los gobernadores, sino de un cuerpo normativo que sabiamente combina democracia, república y federalismo. Las injusticias, necesidades y carencias del presente, no habilitan la violación de los preceptos del prócer que dicen reivindicar.

Pero hay un tercer momento que completa la reacción oficial de la semana: todo parece indicar, de acuerdo a voceros cercanos al oficialismo y a las declaraciones de la propia ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que el presidente Javier Milei se apronta, una vez llegado de su gira por Israel y el Vaticano, a reeditar un acuerdo con el ex presidente Mauricio Macri a los fines de solidificar a la extrema derecha gobernante.

Si bien todo es muy incipiente, de producirse el acuerdo dos cosas son efectivamente seguras. La primera es el estado de debilidad en el que, luego de dos meses de gestión se encuentra el gobierno libertario. Sin los famosos 100 días a favor, ni el goce que supone la “luna de miel” con el electorado, Milei estaría volviendo sobre sus pasos en la estrategia que diseñó cuando, a diferencia de lo pedido por el hijo de Franco, que deseaba un acuerdo en paquete y que incluía puestos claves de gestión ejecutiva y legislativa; suscribió negociaciones individuales sin el protectorado macrista.

Las ya comentadas eyecciones de Giordano (Anses) y Royón (Secretaría de Minería) parecieran abrir algunas puertas, las cuales se complementan con los cuestionamientos internos a las figuras de Martín Menem y Guillermo Francos, quienes aparecen como principales responsables de la derrota legislativa del último martes. Nunca viene mal recordar que parte de la negociación fallida de comienzos de diciembre suponía la presidencia de la Cámara de Diputados para el bonaerense Cristian Ritondo.

La segunda cuestión a señalar refiere a lo que supondría el acuerdo hacia el interior del PRO, donde hace un par de semanas una veintena de autoridades partidarias provinciales habían pedido para que la presidencia del partido quedara a cargo del hombre nacido en Tandil. De alguna forma, el sacudón que generará el por ahora hipotético acuerdo, obligará a barajar y dar de nuevo para no pocos dirigentes amarillos que preferían, sin decirlo públicamente hasta el momento, dejar a Macri en un lugar de absoluta intrascendencia política.

El ex presidente es, hoy, el dirigente con peor imagen a nivel nacional, una especie de salvavidas de plomo para los intereses de un libertarismo que se imaginó rompiendo el molde del actual sistema de partidos. Vale preguntarse, de producirse el acuerdo, hasta dónde podrá sostener el concepto de casta, un movimiento político que se imagina con un destino manifiesto de superación de todo lo que nos trajo hasta aquí y que actúa de una manera que deslegitima, desecha y violenta todo aquello que no sea visto como propio.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1755031246478917643

En el “no la ven” que el libertarismo intentó imponer algunas semanas atrás, había mucho de comparación con un proceso electoral donde Milei terminó siendo una verdadera sorpresa. El argumento, aplicado a la gestión, supone interpretar que una serie de decisiones que perjudican a la ciudadanía son toleradas por ésta, a partir de creer en esa idea de transformación libertaria o que la genialidad política de Milei genera condiciones para su mayor empoderamiento.

Lo que no vemos, supuestamente, es que el retiro del proyecto de la ley ómnibus, habría creado las condiciones para que ahora, en su lógica extremadamente binaria del poder, los libertarios puedan referenciar a todos los opositores como casta y extraños a las “fuerzas del cielo” que merecen ser eliminados.

Esa lógica tal vez sirva para la retroalimentación interna, pero un discurso cada vez más restrictivo y cerrado, en paralelo con un inminente acuerdo con parte de la partidocracia argenta, no parece ser de una coherencia sustantiva.

¿Qué ven cuando la ven? ¿Qué ven cuando la mentira de que todo el que se oponga a cierto mesianismo resulta un delincuente y que eso, además, pretenda erigirse en verdad? Falta envido y truco libertarios. Cuidado con convertirse en un chiste nacional. Y de los de mal gusto…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 11 Feb 2024 11:32:13 -0300
Mal de ausencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6797-mal-de-ausencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6797-mal-de-ausencia Mal de ausencia

En tiempos donde nadie escucha a nadie.
En tiempos donde todos contra todos.
En tiempos egoístas y mezquinos.
En tiempos donde siempre estamos solos.
Habrá que declararse incompetente,
en todas las materias del mercado.
Habrá que declararse un inocente.
O habrá que ser abyecto y desalmado

Fito Páez. “Al lado del camino”.

De a poco, el casillero del funcionariado libertario se empieza a conocer. No sin conflictos internos, Javier Milei comienza a dar señales cada vez más nítidas del perfil del gobierno que proyecta para el conjunto de los argentinos. Con la ambigüedad que supone la convivencia de un triunfo electoral del 55% de los votos pero sin estructura institucional de ningún tipo que le otorgue sustento, el presidente electo va configurando, como puede, un entramado que quedará plenamente expuesto en apenas siete días más, cuando asuma la primer magistratura. En el medio, la última semana de noviembre dejó no pocas confirmaciones de lo que viene. Pasen y vean. Síntesis de siete días de algo que ya aparece como una marca en el universo mileista: un desorden crónico en la construcción política que es producto de todo aquello que se adolece. Sean todos bienvenidos.

Los resultados electorales suelen ser claros. Los números otorgan una seguridad definitiva sobre ganadores y perdedores reales que han protagonizado la contienda electoral que en la Argentina se define en días domingo. Lo que resulta mucho más complejo y que representa un verdadero desafío es saber interpretar políticamente lo que dejan las urnas abiertas. Y el triunfo libertario del 19 de noviembre profundiza esa necesidad de descubrimiento, ya no sólo referido a lo que quisieron expresar la mayoría de los argentinos hace apenas dos semanas, sino también en lo que viene ya que, como hemos venido planteando reiteradamente en estas columnas, la Argentina se enfrenta a un tiempo político inédito en su historia reciente.

Si, sucesivamente, los gobiernos coalicionales de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos habían sido una novedad para la práctica política argentina (más allá de los fracasos evidentes), la llegada al poder de un outsider que hasta hace poco más de dos años era un economista que disfrutaba de su rol de panelista televisivo, que luego de su elección como diputado nacional no ha sabido, no ha podido o no ha querido construir con tiempo, una base territorial e institucional que le otorgue cierta solidez y previsibilidad política, que solo cuenta con minorías legislativas muy pronunciadas y sin el aval de ningún gobernador o intendente de peso (tampoco hay de los otros), a lo largo y ancho del país; abre muchos más interrogantes que las respuestas que podrían brindarnos sus 14 millones de votos obtenidos de manera legítima.

Los devaneos de los últimos días (y de los próximos), que resultan un regodeo para el conjunto del sistema político, incluyendo a periodistas, analistas y a los propios protagonistas, pero que al gran público poco suele importarle, tienen su razón de ser en la debilidad intrínseca del libertarismo, que no significa per se que pueda ser definitiva ni mucho menos, pero sí que demuestra de manera palmaria los límites a los que se enfrenta el nuevo gobierno, como nunca le ha sucedido a un fuerza recientemente elegida. En esa circunstancia radican las idas y vueltas de los últimos días donde circulan multiplicidad de nombres propios y variado perfil ideológico para pasar a formar parte de un oficialismo que se imagina reinstaurando el conservadurismo (bajo el camuflaje liberal) en todas sus dimensiones.

https://twitter.com/OPEArg/status/1730581128979882007

En el cúmulo de dudas que reinan en el ambiente, sí parece sobresalir una certeza: en la Argentina no existen tantos libertarios como para ocupar los primeros lugares de una grilla gubernamental que siempre representa un verdadero desafío en su conformación a los fines de cumplir con los objetivos de una administración eficaz.

Las pocas confirmaciones en la semana para el área ejecutiva así lo demuestran: en las segundas líneas empiezan a surgir nombres propios que en algunos casos están vinculados a empresas de los sectores que van a administrar. En YPF, por ejemplo, se eligió a Horacio Marín, director de Tecpetrol empresa que pertenece al grupo Techint. En la secretaría de Energía asume Eduardo Rodríguez Chirillo, hombre que trabajó en el proceso privatizador de los 90’ y que hace más de 20 años no reside en el país (¿qué podría salir mal?). El cuadro se completa con el tácito acuerdo con Juan Schiaretti para que Osvaldo Giordano, actual ministro de Finanzas de Córdoba ocupe el ANSES y Franco Mogetta se haga cargo de la Secretaría de Transporte, mismo cargo que detenta en la provincia mediterránea.  

Por su parte, en el nivel de ministerios a los nombres ya conocidos, en la semana fueron confirmados Luis Caputo para Economía y Patricia Bullrich para Seguridad, estos últimos sin la venia de Mauricio Macri que esperaba negociar en bloque su apoyo al libertario, lo cual incluía la llegada de Cristián Ritondo a la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación, entre otras designaciones. El ex presidente ha comenzado a palpar en carne propia que Milei no está dispuesto a dejar que le copen el gobierno y además, que su prevalencia en el mundo PRO ya no es lo que era.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1730664724553924616

La frutilla del postre de la semana se la lleva la designación de Rodolfo Barra como Procurador del Tesoro de la Nación, hombre con pasado menemista, integrante de la Corte Suprema de Justicia en el período 1990 / 1993, y ministro de Justicia de aquel gobierno, quien debió renunciar por tener un pasado juvenil (y no tan juvenil) donde propalaba ideas nazis, pero que además, en su paso por la función pública, promovió una serie de leyes que atentaban contra todo aquello que podamos definir como idea de libertad.

De a poco, y con un nuevo travestismo político de Patricia Bullrich a cuestas, con los rumores de asesoramiento de parte de Roberto Dromi, el padre de la reforma del Estado de los noventa, lo que empieza a verse es el entramado de un funcionariado que antes que liberal deviene en una especie de conservadurismo que pretende ser popular al mejor estilo de Carlos Menem y con el que no pocos referentes intentan comparar al actual presidente electo. Pero las diferencias, más allá de lo que afirmen los operadores mediáticos que se auto perciben periodistas, no son menores.

·         El pretendido émulo de Facundo Quiroga portaba con un importante antecedente de gestión gubernamental, habiendo sido gobernador en su provincia en la década del 70’, detenido político en la dictadura y nuevamente primer mandatario de La Rioja a partir del retorno de la democracia.     

·         Supo convertirse antes de llegar a la presidencia, en un líder dentro del sistema que contó con el apoyo de no pocos dirigentes del peronismo de aquel entonces, contando con una importante presencia a su favor del aparato partidario que, en los tiempos que corren, pueden no ser definitivamente necesarios para ganar elecciones (¿quemamos los libros de ciencia política?), pero son vitales para la conformación de gobiernos.

·         Jamás utilizó la lógica del miedo para su construcción política. Menem podía aparecer como un líder naif, inicialmente menospreciado por las corporaciones de aquel entonces, pero su figuraba portaba un encanto por el que no pocos resultaron seducidos.

·         El hombre nacido en Anillaco fue de menos a más. En la previa no azuzaba una grieta. Le hablaba al conjunto de los argentinos y cuando llevó adelante su plan, el cual resultaba decididamente contrario a lo que había prometido, marcaba los límites o problemas de un modelo de acumulación del que él había arriado todas las banderas. No consideraba a un empleado estatal, cumpliera la función que cumpliera, como un energúmeno que debía ser eliminado.

Para el caso de Milei, si sus partidarios y alcahuetes mediáticos de turno quisieran encontrar una coincidencia con el extinto ex presidente, deberían buscarla en el desafío que, con el tipo de gobierno que se vislumbra, deberá afrontar el libertario en el tiempo que viene: el de ser el gran ordenador de todas las disidencias políticas que convivirán en su administración con una harto evidente debilidad.

Por ahora, y sin que haya comenzado la gestión, va en ese sentido. Parece haberse sacado de encima el tutelaje de Mauricio Macri, quien no dejó mejor herencia que un espacio como Juntos por el Cambio al borde del colapso, sino también al PRO cerca de una atomización definitiva. La conminó a un lugar meramente institucional a la vicepresidenta electa, de quien había afirmado que sería la responsable de las áreas de Seguridad y Defensa, luego de que Villarruel diera señales de cierta independencia política. Y como dato final, con la llegada de Francisco Paoltroni a la presidencia provisional del Senado y Adrián Menem a la presidencia de la Cámara de Diputados, se asegura una línea de sucesión que le será leal.

https://twitter.com/OPEArg/status/1730973913088200719

Ahora bien, una pregunta que podemos empezar a responder es aquella que refiere a qué ha quedado de la propuesta inicial que traía la campaña electoral, habiendo dejado fuera de juego a no pocos de los economistas que lo habían acompañado en la etapa previa.

Sabemos que no habrá en el corto plazo, y seguramente tampoco en el mediano, dolarización ni cierre del Banco Central. No sólo porque sus auspiciantes ya no pertenecen al entorno mileista (Carlos Rodríguez y Emilio Ocampo, entre otros) sino porque el viaje a los EE.UU. que pretendía ser una primera aproximación que sirviera para seducir a inversores financieros, poco ha dejado a favor del presidente electo. La falta de información pública al respecto así lo confirma y no son pocos los que se animan a decir que el pasado de Caputo no juega a favor de ningún tipo de acuerdo.

La casta no parece ser, por ahora, la principal afectada por las medidas que se vienen. Además de los nombres propios que parecen ir ocupando la grilla de los cargos, el entramado de poder que va tejiendo el mileismo, no parece ir garantizando aquello que se había prometido. Con un ajuste, que según los que dicen que saben no llegará al 15% del producto pero sí al 5%, y que eso supone un desordenamiento muy grande en la vida del conjunto de los argentinos, Milei anunció que vamos a un proceso de estanflación que duraría entre 18 y 24 meses para luego sí, estabilizar el conjunto de las variables.

En ese sentido, no parece casual que sus acólitos, que desconocen la historia corta y larga de nuestro país, hayan salido a plantear que la Argentina ya está en estanflación (¿creerán que somos tontos?) y, por otra lado, que una de las ideas del paquete de leyes que preparan para el post 10 de diciembre, incluye la eliminación de las elecciones de medio término, cuestión que resulta imposible sin una reforma constitucional para la que no dan los tiempos ni la realidad política de estos días. En coyunturas sociales de “mecha corta”, resulta muy difícil imaginar cómo podría llegar al 2025 un oficialismo con semejante escenario prometido.

En la vida, no tiene demasiado sentido ufanarse de todo aquello que se carece. El desorden que se plantea en el día a día de los ganadores y donde, paradójicamente, los perdedores parecen menos expuestos a un proceso de todos contra todos, radica en esa extraña circunstancia histórica de haber bendecido electoralmente a un conjunto de arribistas que se creen con el derecho de refundar la Patria, y que imaginan que el enojo social que los legitimó, resulta un cheque blanco para destruir todo vestigio de la institucionalidad que detestan. Así de grave es el escenario. Así de preocupante ha sido el nivel de errores cometidos desde este lado. Más allá de las coyunturas generales y de, como decía Fito hace algunos lustros atrás, los tiempos egoístas y mezquinos que vivimos. Y que seguramente se profundizarán...

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 03 Dec 2023 11:07:32 -0300
El león, el gato y los orcos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6796-el-leon-el-gato-y-los-orcos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6796-el-leon-el-gato-y-los-orcos El león, el gato y los orcos

Aquí yazgo, al término de mi viaje,  
hundido en una oscuridad profunda:
más allá de todas las torres altas y poderosas,
más allá de todas las montañas escarpadas, 
por encima de todas las sombras cabalga el Sol
y eternamente moran las Estrellas. 
No diré que el Día ha terminado,
ni he de decir adiós a las Estrellas.

Canción de Sam en la torre del Orco - J.R.R. Tolkien

Estas líneas se escriben en la tarde noche del sábado 25 de noviembre. Cualquier afirmación que involucre nombres propios puede quedar definitivamente desactualizada cuando usted, querido lector, estimada lectora, lo tenga a su disposición en el mediodía del domingo. Ni le digo si es algo remolón (o remolona) y se dispone a leerlo el día lunes. La vorágine de la semana post triunfo libertario se consumió rápidamente muchas de las explicaciones causales de victorias y derrotas. Si el sube y baja de nombres, la indefinición de las políticas que se aplicarán desde el 10 de diciembre y el protagonismo de a dos en la cúspide del poder político, es producto de ciertas carencias libertarias o de un estilo de liderazgo que se impondrá más temprano que tarde como una marca en el orillo del presidente electo, es algo que nadie puede afirmarlo de manera del todo tajante por este tiempo. En el mientras tanto repasemos los últimos seis días de una victoria tan legítima como sorpresivamente abultada. Pasen y vean. Sean todos bienvenidos.

En el campamento libertario, allí en el coqueto Hotel Libertador, Javier Milei ha comenzado a desandar el camino de la transición que lo llevará a la toma del poder en el mediodía del 10 de diciembre. Ha salido poco y nada, con la evidente excepción de dirigirse a una reunión con el actual presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la Residencia de Olivos, que resultó más formal que otra cosa y, como se desprende de la foto de rigor, con cara de pocos amigos.

https://twitter.com/gabicerru/status/1726939582087000307?ref_src=twsrc%5Egoogle%7Ctwcamp%5Eserp%7Ctwgr%5Etweet

Desde el riñón mileista, rápidamente se dio a conocer la creación de la Oficina del Presidente Electo de la República Argentina (OPEArg). La novedad viene de la mano con logo propio, el cual intenta reproducir la imagen de la Casa Rosada pero que en verdad emula (demasiado), al diseño gráfico de la Casa Blanca.

Como nada es casual a esta altura de los acontecimientos, el primer comunicado sirvió para avisar que la comunicación oficial se reproduciría por ese espacio, diariamente, a partir de las 18hs. Esa rutinización al tercer día ya dejó de cumplirse, como un ejemplo inicial del desorden político que se vive en el espacio libertario.

La oficina parece creada para mostrar una unidireccionalidad comunicacional, en el medio de un tembladeral político que ha venido de la mano de unos cuantos dirigentes y hombres de negocios que han renunciado a cargos que nunca habían asumido. Una verdadera rareza para una fuerza que, a la luz de la inmediatez del éxito electoral, debería estar mucho más articulada internamente.

Emilio Ocampo, quien era el hombre designado desde hace un buen tiempo para el cierre del Banco Central se bajó de esa postulación al igual que su reemplazante Demian Reidel; Carolina Píparo, quien había anunciado su llegada al ANSES con aviso incluido de una reunión el lunes 27 con Fernanda Raverta para iniciar la transición, fue cambiada en el cargo por un hombre de Juan Schiaretti; Patricia Bullrich aún no está confirmada oficialmente como futura ministra de Seguridad, ya que su designación rompe con la promesa que el presidente le hiciera a su vice, de que ella sería quien manejara las áreas de seguridad y defensa, lo cual ha generado no pocos roces internos. Todos estos episodios adolecieron de explicaciones o versiones oficiales.

https://twitter.com/OPEArg/status/1728046003876495731

Por las dudas, y en este escenario de pérdidas por goteo, Milei ha tratado de insistir que la dolarización y el cierre del Banco Central no son negociables. Tales afirmaciones, hoy, parecen un riesgo que pueden servir para limar la credibilidad política del presidente electo. Para colmo de males, el más firme candidato para hacerse cargo del ministerio de Economía, Luis “Toto” Caputo, ya ha dejado trascender que ninguna de esas propuestas serán implementadas con él a cargo. El escenario de confusión se completa con una serie de videos de antaño (ay los archivos), que muestran severas descalificaciones del autodefinido anarco capitalista sobre el “Messi” de las finanzas, en lo que fue su paso por la función pública bajo la administración de Mauricio Macri.

El candidato a vicepresidente de Boca Juniors, por su parte, emprendió un viaje a Qatar como parte de la campaña del club de sus amores. Todo el mundo creyó que ponía una sana distancia de la toma de decisiones libertarias, pero en la era de las comunicaciones y las redes, nadie se va del todo aunque se encuentre a miles de kilómetros de distancia física del lugar de los acontecimientos, si así no lo desea.

Ha resultado harto evidente, que el Gato le complicó el frente interno al León, condicionando a éste en la visibilización pública. Si sale a la palestra debería dar nombres y mostrar una homogeneidad de acción que actualmente no existe. De allí la utilización de la OPEArg para justificar cualquier definición de rigor.

Macri se mueve en el escenario con dos certezas que cada vez quedan más expuestas: su agudeza política que lo muestra como un ganador en una coyuntura donde la fuerza que modeló a su imagen y semejanza salió tercera, y su inocultable capacidad de daño. Lo hizo con María Eugenia Vidal cuando la condicionó en su gobernación bonaerense; tocó con su varita mágica la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta; jugó a dos puntas desde la mismísima noche de las PASO donde intentó, a la luz pública, tender puentes con el vencedor de esa elección, limitando las posibilidades de Bullrich; pergeñó el acuerdo de Acassuso en absoluta soledad, dinamitando lo que quedaba de Juntos por el Cambio y ahora aporta de manera insoslayable para que Milei enfrente una pequeña crisis días antes de asumir y con el corrimiento de no pocos de los allegados que lo acompañaron, desde hace varios años, en esta aventura que lo depositó en la presidencia de la Nación. Difícil encontrar casos de tanta capacidad para la destrucción política de sociedades varias.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1728505663075098826

En resumen, la disputa entre el León y el Gato supone una discusión de real politik a cielo abierto. A estas horas, la pregunta radica en saber si prevalecerá el ganador visible, el de las urnas, el del discurso medido en la noche del domingo 19 y que intenta mostrar una centralidad exclusiva que por ahora no tiene, o si deberemos convivir con un doble comando “al uso nostro”, donde el ganador entre bambalinas del balotaje, actúe como un celador condicionante de todo aquello que el presidente electo imagine para la consolidación de su legitimidad de ejercicio.

En el medio, el ex presidente no se privó de hacer alguna declaración donde además de imponerle condiciones y plazos a Milei, jugó, irresponsablemente, a una profundización de la grieta ya que, en esta oportunidad, si los “orcos” salen (salimos) a protestar por las medidas que seguramente ensayará el libertario, habría una generación de “jóvenes que ya no están dispuestos a perder oportunidades”. Que cada quien lo entienda como quiera, pero a buen entendedor…

Macri encarna la eterna ilusión de ese sector social de donde ha surgido, y que claramente representa, de eliminar rápidamente y de un plumazo a todo aquello que desde los sectores vinculados al movimiento nacional y popular puedan oponerse a su idea de país. Para nosotros, los orcos, son tiempos difíciles. Nos precede una derrota electoral que nos exigirá mucha relectura de lo que no se pudo, no se supo o no se quiso hacer y en qué medida la sociedad estaba predispuesta a ir por más. Hoy, a poco menos de una semana de un golpe inesperado por su contundencia, no tiene demasiado sentido enojarse con aquellos sectores que depositaron la confianza en el libertario y que tal vez, más temprano que tarde, comiencen a pagar las consecuencias de un modelo que sólo traerá más exclusión y, seguramente, más violencia.

El voto es un instrumento muy complejo de desentrañar con herramientas que, a veces, parecen vetustas. La sociedad ha cambiado, cuestión que reflejan los estudios de la composición del voto libertario, y tal vez con ello deba cambiar el movimiento nacional y popular. Pero una cosa es segura: no pudieron borrarlo de la faz de la tierra con los variados métodos de los últimos ochenta años. Tampoco podrán ahora. Lo sabemos desde siempre los hijos de los nadies. Aunque ahora nos llamen “orcos”.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 26 Nov 2023 11:01:05 -0300
Fieles https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6795-fieles https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6795-fieles Fieles

Él es quien romperá las reglas,
él es quien quitara tus vendas,
él es quien lucha contra todo,
él es parte de lo que somos…

A.N.I.M.A.L.

El triunfo de Javier Milei fue contundente, definitivo y no dejó lugar para las dudas. Los doce puntos de diferencia con Sergio Massa así lo indican, trayendo en sus alforjas varias confirmaciones.

La primera, más evidente y tal vez menos importante, ya que se trata de una mera cuestión instrumental, refiere a la confirmación del nivel de desorientación metodológica que padecen los encuestadores en la región. Hay una línea directa entre el nivel de imaginación de algunos que en la previa la “sabían posta” y que insistían en una elección pareja de voto por voto y los problemas metodológicos (cada vez más notorios) para prever la decisión de último momento de los electores. Esto último, que se asoma como una característica de los tiempos que corren, también parecen haberlo padecido en La Libertad Avanza, que ante un hipotético escenario de paridad, pasó la semana previa agitando el fantasma del fraude y que, a poco más de media hora de cerrados los comicios, salió a reconocer de manera oficial la ejemplaridad del proceso electoral.

La segunda confirmación, y ésta sí resulta trascendente, refiere a cómo se construyó ese 55% de votos que alcanzó el ahora presidente electo. Lejos de las explicaciones causales que, sorpresivamente, aparecieron 24 horas después con el formato del diario del lunes a partir del cual todos somos directores técnicos, esta vez el balotaje puede ser comprendido por la aplicación de la matemática pura, fenómeno que muy pocas veces sirve para la política. El triunfo libertario se sustenta en la traslación directa del 23% de los votos que obtuvo Patricia Bullrich en las generales de octubre. Esto se confirma con el bajo nivel de votos en blanco y con el porcentaje de asistencia casi idéntico al de tres semanas atrás. A ello habrá que sumarle un par de puntitos de los votantes de Juan Schiaretti y la cuenta estará cerrada. Milei supo fidelizar el voto amarillo demostrando que el acuerdo de Acassuso fue nodal para su objetivo político de ganar las elecciones.  

Si alguien dudase de las anteriores afirmaciones, le invito a que haga el sencillo ejercicio de sumar los votos de La Libertad Avanza y del PRO en las elecciones de octubre en cada una de las 24 jurisdicciones provinciales, como así también en el total nacional. Si se saca bien la cuenta verá que en la mayoría de los casos, comparados con el 19 de noviembre, el resultado final parece inalterable: tomando el territorio nacional como un todo, Sergio Massa obtuvo más de 2 millones de votos (creciendo en promedio un 20%), mientras que al tándem LLA – PRO sólo le bastó con aumentar su caudal unos 300 mil sufragios.  

https://twitter.com/JMilei/status/1726282149840769232

Por todo ello es que los análisis que se sustentan en el 55% de los votos de Milei parecen partir de un error de concepto inicial ya que, en un balotaje, se da el hecho de un alto porcentaje de votos prestados. Existen un sinnúmero de ejemplos internacionales pero el más cercano refiere a 2015 donde Mauricio Macri alcanzó el 51% de los votos, número que nunca más tuvo en las elecciones siguientes. El 40% de la primera vuelta de aquel año, sí se parece y mucho a la medianía del PRO de 2017, 2019 y 2021.

El presidente electo es el dueño del 30% de agosto y, vaya coincidencia, de octubre. Número que ya tratamos de desentrañar en estas mismas páginas, a partir de las razones que lo sustentan, muy lejos de las explicaciones causales de las últimas 72 horas y a años luz de la soberbia mileista que se regodea en la falaz afirmación de que el libertario es el presidente más votado de los últimos 40 años de la democracia. Habría que recordarle al conjunto de ese espacio que las manzanas no se comparan con las peras, ya que las elecciones que toman como referencia, excepto en el ejemplo Macri, todas sucedieron en primera vuelta.

En todo caso, esa estrategia obedece al famoso “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Milei necesita mostrar una pertenencia de votos que no es tal, dado que posee una debilidad estructural de origen (que no significa que sea definitiva), la cual radica en que no tiene un poder institucionalizado que le sea propio: no cuenta con ningún gobernador ni intendente, en el plano legislativo le siguen 37 diputados sobre 257 y 7 senadores sobre 75. Adolece de interlocutores de la sociedad civil de su lado, amenaza con llevarse puestos a todos y lo único que parecería responderle de manera militante es un conjunto de comunicadores, que ven en el libertario al realizador de sus sueños húmedos de eliminar al peronismo de la faz de la tierra.

Por todo ello el acuerdo con Macri fue tan definitivamente consagratorio. En el 23% de Bullrich anida un profundo antiperonismo de base que prefirió omitir las evidentes inconsistencias de la propuesta libertaria, como así también los insultos (“Juntos por el Cargo”), los enfoques selectivos en lo discursivo contra la casta y los vaivenes declarativos a la hora de hablar sobre los derechos sociales.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1726403134497476958

En el marco del proceso electoral, cada frente planteó una tensión distinta. Mientras desde Unión por la Patria, con una excelente campaña a cuestas, sin errores no forzados a la vista y con una importante interacción militante se articuló Democracia vs. Fascismo. Del otro lado, con el inestimable apoyo del ahora candidato a vicepresidente de Boca Juniors y el compromiso militante de Patricia Bullrich (a riesgo de quedar ridiculizada a partir de las diatribas cruzadas contra y desde el libertario de pocas semanas atrás) se apostó por la díada Cambio vs. Continuidad.

Cuál de aquellas tensiones ganó está a la vista, prevaleciendo un enojo social que el economista supo interpretar muy bien, conteniendo a su electorado pese a que el acuerdo de Acassuso implicaba arriar algunas banderas. La casta pasó a ser propiedad del peronismo, para ser más concreto del kirchnerismo, y pese a que éste resulta un sujeto político con mucha menos preponderancia que antaño, en el inconsciente colectivo de amarillos y libertarios, tiene la suficiente vigencia como para dejar de lado no pocas diferencias de grado.

El libertarismo le fue fiel a su líder, quien, de acuerdo a los resultados, supo cambiar a tiempo conociendo perfectamente sus limitaciones para el desarrollo de la campaña. Y el votante amarillo, ese que supo mantener un piso de 40% en elecciones anteriores y que ahora ha visto reducido su relevancia electoral, mantuvo al liderazgo de Macri como una opción de poder que hoy celebra su retorno a los planos mayores. Fieles. Unos a una figura en ascenso y otros, al líder que supo destruir una institucionalidad que algunos imaginaron más allá de la coyunturas y que ahora se aferra a la extrema derecha, como a una tabla en el medio del océano.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Thu, 23 Nov 2023 19:22:33 -0300
Cambio y renovación https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6794-cambio-y-renovacion https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6794-cambio-y-renovacion Cambio y renovación

Cambia lo superficial,
cambia también lo profundo,
cambia el modo de pensar,
cambia todo en este mundo…

Julio Numhauser - “Todo Cambia”

“Renovación y Cambio” fue la díada radical, allá por finales de los 70’ y comienzos de los 80’, que le permitió al radicalismo en general y al alfonsinismo en particular, convertirse en una opción real de poder. Iba de suyo, que la conducción partidaria, llevada adelante por dirigentes de avanzada edad, definitivamente conservadores, portaban en sus alforjas décadas de historia política que les impedían reinterpretar ese nuevo tiempo. Raúl Alfonsín supo convertirse en el líder que, acompañado por una muy vigorosa fuerza juvenil denominada Franja Morada (entre otros), reinterpretaba ese tiempo político, renovando ideas para fomentar el cambio primero partidario y luego social.

El ejemplo radical -no ahondaremos ni por asomo en una clase de historia argentina reciente- sirve como referencia a cómo un espacio político se construye de un modo más o menos esquemático: un grupo de hombres y mujeres se nuclean en un agrupamiento, proponen ideas, convencen al gran electorado, triunfan y, en el mejor de los casos, logran imponer su plan de gobierno al conjunto. Los ganadores gobiernan y los perdedores, convertidos a partir de ese momento en opositores, suelen comenzar períodos de reconfiguración política. Pero no siempre es así y el procedimiento puede resultar inverso. Este 2023 electoral en la Argentina así parece demostrarlo. Repasemos.

Primero debe decirse algo obvio: las elecciones, en un tipo ideal, deben ser pensadas como un instrumento para el cambio: de las relaciones de poder, de lo que se active en la gestión y por consiguiente, de sus consecuencias.

Por otro lado querido lector, estimada lectora le propongo un ejercicio mental. En la víspera de lo que supone el balotaje presidencial del domingo 19 de noviembre, trate de anclarse en su memoria y recuerde las expectativas políticas con las que comenzábamos el año allá por febrero o marzo. Quiénes “pintaban” para candidatos, qué fuerzas políticas aparecían más consolidadas, qué dirigentes tendrían un peso significativo en el proceso electoral y cuáles aparecían como los ejes sobre los que se plantearía la discusión de fondo. Haga un breve repaso y no dejará de sorprenderse.

En el mientras tanto, revisemos de dónde venimos. Hasta hace unos pocos meses atrás, la centralidad política la ocupaban dos fuerzas: el ya extinto Frente de Todos, hoy Unión por la Patria y Juntos por el Cambio.

El oficialismo cargaba a cuestas con sus problemas de gestión, una economía condicionada por la inflación, una derrota electoral de medio término que había vigorizado a la oposición amarilla y un internismo acuciante que, por momentos, parecía mostrar que todo debía re discutirse. En ese devenir, el electoral 2023 comenzó con el definitivo y trascendente anuncio de Cristina Fernández de Kirchner, en diciembre del año anterior, de que no sería candidata para este turno electoral, aunque no tuviera condena firme en la causa Vialidad.

Superada la discusión por la eliminación o no de las PASO, al oficialismo le costó encontrar un candidato de consenso. Con el presidente y la vice fuera del juego, se construyó de manera muy firme la hipótesis de una interna que serviría para definir, por fin, el cúmulo de desavenencias que a veces por convicción y a veces por capricho, habían “limado” la relación interna al punto de poner en serio riesgo el concepto madre de “unidad en la diversidad”.

De alguna forma, las precandidaturas de Daniel Scioli y Eduardo “Wado” de Pedro, actuaron como fusibles de una unidad que terminó prevaleciendo a partir de la insistencia de parte del aparato institucional vinculado al peronismo y que se sintetizaba en un conjunto de gobernadores, sindicalistas cegetistas y el propio Frente Renovador. La designación de Sergio Massa y su consiguiente centralidad, terminó de configurar una novedad que resultaba impensada pocos meses antes.

Sergio Massa con estudiantes secundarios
Sergio Massa con estudiantes secundarios

Del otro lado, en Juntos por el Cambio, y como ya hemos comentado en distintas ocasiones, cometieron el error de intentar comerse el chancho antes de cazarlo. Envalentonados por el triunfo en las elecciones de medio término de 2021, supusieron (mal), que quien prevaleciera en la interna se convertiría en el próximo presidente de los argentinos.

La voracidad fue tal, que mostró a la luz pública una virulencia política que se llevó puesto a los sectores supuestamente moderados del espacio. Horacio Rodríguez Larreta construyó un monumental aparato de comunicación para mostrarlo presidenciable mientras que Patricia Bullrich, sin tantos recursos, se dedicó a poner el foco en un antiperonismo de manual que la terminó catapultando a un triunfo interno, también impensado en el verano 2022 / 2023.

Mauricio Macri por su parte, mientras intentaba mostrarse prescindente a la luz pública, actuaba en favor de su ex ministra de Seguridad como un reaseguro de una dirigente que sí le podría granjear altas dosis de lealtad. Y el radicalismo, que había amenazado con plantear la disputa interna para cargos presidenciales, abandonó la idea para conformarse con sendas pre candidaturas vicepresidenciales, que nada le aportaron y que, a la luz de los hechos (triunfo territoriales a lo largo y ancho del país), se convirtió en un error estratégico de proporciones.  

Pero la implosión cambiemista de las últimas semanas no puede ser explicada sólo por la derrota electoral de las generales y por los consiguientes movimientos unilaterales de Macri alcanzando un no tan insospechado acuerdo con Javier Milei. En la parafernalia de insultos, gritos, chicanas y operaciones cruzadas, sale a la luz una crisis que había quedado oculta luego de la desastrosa gestión macrista para el período 2015 – 2019 y que la pandemia del Covid, con su prédica de libertad de movimientos a cualquier costo, permitió guardar debajo de la alfombra. Las pruebas están a la mano. Sólo basta verlas.

Pero la gran novedad ha sido el tercero en discordia que nadie supo ver. La Libertad Avanza se convirtió en una sorpresa para el conjunto del sistema político al punto de convertir un modelo bicoalicional (FDT vs. JxC), en un escenario de tercios desconocido para la institucionalidad argentina del siglo XXI. Con muchísimo espacio televisivo a disposición, porque resultaba un personaje que medía, el éxito libertario supuso la necesidad de revisar los libros de la corrección y de la tradición política ya que se construyó sobre dos novedades irrefutables.

La primera es que el libertarismo, como exponente fiel de los aires que soplan también en buena parte del mundo desarrollado, trajo al insulto como un atributo desde donde se podía construir en términos políticos. Más allá de las reivindicaciones a la dictadura, de sus deseos de que todo explote, de dejar a la Argentina sin moneda, etc., el menosprecio por un conjunto de ciudadanos, a partir de sus límites físicos, de la edad o de la actividad laboral con la que se ganan el sustento, es lo que refleja más acabadamente a un conjunto de personas que aparecen “rotas” en ciertas composiciones sociales. No hay colectivo de ningún tipo que reivindique el modelo mileista, sólo personas individuales que, esencialmente, confunden la idea de libertad con que cada uno haga lo que le plazca.

Si Macri había accionado el corrimiento de cierto sentido común cuando afirmó, por ejemplo, sobre el curro de los derechos humanos, el economista supo ir más allá habilitando, directa o indirectamente, una acción política, visual o discursiva, donde la violencia aparece como un instrumento legitimado por cierto enojo social.

La segunda novedad es que ha alcanzado una evidente potencia electoral con un insignificante desarrollo territorial al que ahora le viene a prestar atención tarde y mal. Los 30 puntos de las PASO y de la general (aquí con 600.000 votos más), los alcanzó sin haber recorrido la totalidad de las provincias y sin contar, hasta el acuerdo con Macri, con un nivel de fiscalización importante más allá de los grandes centros urbanos.

El libertario es un producto mediático y de redes hecho y derecho, que supo seducir a ese malestar imperante en buena parte del electorado argentino y que, a fuerza de necesidad, debió reconfigurarse en su crítica al sistema y terminar avalando a buena parte de la supuesta casta que venía a destronar.

Pero en resumen y más allá del resultado que pueda suceder en el día de mañana (escribimos esto el sábado 18) el espacio político argentino ha quedado definitivamente reconfigurado de antemano sin que se necesite poner en práctica las medidas de uno u otro de los contendientes.

A diferencia de otros momentos, donde los cambios ocurren a partir de lo que dicen las urnas, la institucionalidad y la cotidianidad política ya no serán lo que eran. Este 2023 electoral trajo algunas consecuencias insospechadas hasta hace pocos meses atrás, las cuales han renovado (casi sin darnos cuenta), la centralidad de diversos actores políticos. Si bien, por ahora reina la incertidumbre, hay tres conclusiones que sí podemos animarnos a mostrar:

1.      El oficialismo hizo una campaña ejemplar, en extremo profesionalizada, con un candidato que quiso, pudo y supo ocupar la centralidad política, sin errores, que contó con el sano corrimiento de Alberto Fernández y de Cristina Fernández de Kirchner (que nadie piense que una militante 24x7x365 se dé por jubilada), con el apoyo de dirigentes de toda laya, con amplísimas expresiones de la sociedad civil (el espanto que provoca Milei es harto evidente) y con un protagonismo de la militancia orgánica y lo que ahora hemos conocido como “micromilitancia” que resulta digno de mención. No le queda claro a este analista si una derrota sería el paso previo para algún tipo de división a las que el peronismo ha sido afecto en determinados momentos de su historia.

2.      Juntos por el Cambio ha implotado. Muy dependiente del resultado electoral, el dúo Macri – Bullrich sabrá en pocas horas si le sigue un futuro de ostracismo político o una etapa donde terminen aportando a la estabilidad de un gobierno libertario que no cuenta, ni por asomo, con la estructura y el andamiaje necesario para conducir al Estado. El radicalismo, con el conjunto de gobernadores (10) que han prevalecido en las elecciones provinciales, también se preparara para un "restyling" que le otorgue otro protagonismo en el mediano plazo. Y los sectores del PRO derrotados en la interna, en su amplia mayoría, deberán recostarse sobre el conjunto de intendentes bonaerenses que han prevalecido y que deberán barajar y dar de nuevo.

3.      La Libertad Avanza resulta, de alguna manera, una verdadera incógnita para lo que viene, dado los problemas internos que ha enfrentado y a partir de los límites reales que supone no contar con un desarrollo territorial de fuste y por el tipo de acuerdo alcanzado con el macrismo, puesto todo en stand by hasta la noche en que se conozcan los resultados. Si insistimos con el ejercicio de mirar hacia enero o febrero de este año, el salto de LLA no podría dejarlos más que satisfechos, habiendo aumentado por diez la cantidad de diputados y pasando a contar con 7 senadores nacionales. Pero las formas del liderazgo mileista, su excepcional personalismo y cierto entorno circundante terminarán influenciando de manera definitiva para lo que viene. Ganando o perdiendo.

“Cambia, todo cambia” entonaba Mercedes Sosa y todos nos emocionábamos con la postal dolorosa del destierro al que obligó la dictadura a miles de compatriotas. Somos transformación permanente, aunque a veces no sepamos verlo. El sistema político ya cambió y a partir de la noche del domingo se renovará. Pero, como bien nos recordaba la querida tucumana, nuestro amor no cambia. Se mantiene más allá de los triunfos, las derrotas y las consiguientes estrategias políticas que imaginemos. Como siempre, NUNCA MAS (violencia, dolor y muerte).

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 19 Nov 2023 07:51:48 -0300
Sobre estallidos e implosiones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6791-sobre-estallidos-e-implosiones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6791-sobre-estallidos-e-implosiones Sobre estallidos e implosiones

Con el escenario de tercios que habíamos conocido con los resultados del 13 de Agosto como antecedente, el triunfo de Sergio Massa del domingo 22 de octubre no estuvo exento de un efecto sorpresa para el conjunto del electorado argentino. Los números, que lo dejaron a escasos 3,5% de ganar en primera vuelta, impensados para el análisis previo de unos pocos meses atrás, tuvieron un efecto arrastre que generó un tembladeral político en Juntos por el Cambio, que ahora sí y sin que esto represente algo novedoso, se enfrenta al riesgo de un cisma definitivo; mientras que en el mundo libertario las dudas que se han hecho públicas, demuestran el nivel de desasosiego político generado por los números finales, pero también con algunas decisiones posteriores del líder que supieron conseguir. Días que seguramente resultaron la envidia de la politología nórdica. Pasen y vean. Sean todos bienvenidos.

Argentina tiene muy poco recorrido en la experiencia de los balotajes: uno que no fue porque el candidato con más votos decidió bajarse unos pocos días antes (2003), y el otro que se realizó en 2015 con todas las formalidades del caso. De la experiencia internacional (tal vez el caso francés resulte el más famoso), quienes quedan habilitados para la disputa final, suelen no perder el tiempo y durante la misma noche de los festejos tratan de construir puentes discursivos que los acerquen a los candidatos derrotados y a sus votantes. En los días venideros suelen abrirse instancias de negociación de carácter secreto, pero cuya realización es anunciada públicamente. Tanto si se llegan a acuerdos como si no, los resultados de estas negociaciones suelen comunicarse a pocos días de los comicios definitivos.
 
El caso argentino de este tiempo no estuvo exceptuado de cierta particularidad, ya que las discusiones entre quienes salieron segundos y terceros comenzaron a desarrollarse en la misma mañana del lunes 23. Para el mediodía de ese martes el acuerdo estaba cerrado y se dio a conocer a la sociedad: Patricia Bullrich, representante de Juntos por el Cambio anunció su apoyo a la candidatura de Javier Milei y lo hizo bajo el padrinazgo de Mauricio Macri quien, de esta forma, demostró, una vez más, su jefatura política sobre la ex candidata.
 
Se dejaron de lado las ofensas personales, al punto de desactivar las denuncias penales existentes y el acuerdo alcanzado sobre la madrugada, le quitó sentido a la reunión que debía producirse en el seno del PRO para determinar los pasos a seguir. Con el hecho consumado a partir del acuerdo suscripto solamente entre tres personas, la bronca de radicales y de unos cuantos dirigentes amarillos no dejó de hacerse escuchar.
 
La primera pregunta que surge es el porqué de ese accionar protagonizado por el ex presidente. La más urgente respuesta surge de la necesidad de Macri de seguir siendo una referencia insoslayable, ya no tanto en la partidocracia argenta sino en todo caso del espectro de la derecha. Siendo el dirigente político con peor imagen en el catálogo nacional, su apuro también se ancla en que va de suyo que la Unión Cívica Radical y buena parte del entramado PRO, jamás habrían aceptado un acuerdo con Milei. Su constante recurrencia al insulto con descalificaciones sobre personajes ya históricos (Raúl Alfonsín) y dirigentes de la actualidad; sus cuestionadas propuestas económicas en el marco de la campaña y los arrebatos de una personalidad problemática hacían inviable cualquier tipo de acuerdo. 
Macri, muy a su pesar, se ha convertido en un dirigente más del espacio. Hace rato que ha dejado de ser referencia y guía para sus pares y para el conjunto de la sociedad argentina y trata, de a poco, de ganar la centralidad perdida. Es un juego a todo o nada  sobre el que el ex presidente parte sin tener más que el respaldo incondicional de unos pocos hombres y mujeres que no tienen demasiado pedigree electoralista y que le resultan definitivamente funcionales. 
 
Si Milei resultase triunfador en las elecciones, el hijo de Franco podrá mostrarse como el gran artífice con el cual todos, unos cuantos radicales incluidos, optarían por intentar recomponer una relación política evidentemente desgastada. Si el libertario cayera derrotado, Macri habrá roto el único aporte positivo que hizo a la partidocracia argentina. 
 
Más allá de algunos arrebatos y contra toda lógica mediática amante de los grandes titulares y las letras de molde, este analista se juega un pleno de que, por ahora, Juntos por el Cambio no se rompe. La presencia de un conjunto de gobernadores electos de origen radical en su mayoría y de un sector más dialoguista en el PRO, sirven como instrumento para que nadie actúe como sepulturero ya que, en el peor de los escenarios, ese mote le cabrá al dúo Macri – Bullrich. Por ahora, si bien el estallido interno ha servido para mostrar buena parte de la atomización del sistema de partidos, el espacio sigue con vida, conectado al respirador artificial y con pronóstico reservado. La gran pregunta del proceso deriva en descubrir si, a los fines de ganar, al libertario le sirve tanta visibilidad de Mauricio Macri.
 
Milei llegó al acuerdo en absoluta soledad porque en términos institucionales, nada tiene. Su entorno se ha mantenido cercano, pero algunos referentes de las segundas líneas han pegado el portazo ya que el ex presidente es el límite. Surge así un problema de confianza, ya que nadie sabe del todo cuánto ha quedado de la plataforma electoral original de La Libertad Avanza.

https://twitter.com/JMilei/status/1720890180440097076
 
Para reducir el margen de error, la primera decisión libertaria post 22 de octubre, operó desde la idea de reducir el numero de voceros del espacio. La campaña de las generales estuvo plagada de decidores que aumentaban exponencialmente las contradicciones ideológicas y que no se agotaban en meras cuestiones procedimentales de la acción política. Lila Lemoine, Ramiro Marra y hasta personajes de la talla del economista Carlos Rodríguez fueron llamados a silencio. Emilio Campo y Diana Mondino fueron elegidos como las caras visibles para construir una línea discursiva común y, además, achicar el nivel de exposición del candidato.

Pero no siempre las cosas salen como se piensan de antemano. Mondino no se ha privado en la semana que pasó de efectuar unas series de declaraciones que la ubican en el lugar de alguien desinformada a la vez que llena de prejuicios. Los dichos sobre el mercado de órganos, planteando soluciones que en muchos casos ya existen en la ley vigente (como bien se lo recordara el padre de Justina Lo Cane) o sobre lo que supone la existencia del matrimonio igualitario y su extraña relación con la pediculosis, no estarían ayudando a darle claridad a la comunicación política de campaña. Para colmo de males, a mitad de semana y en una respuesta a comentarios de Sergio Massa, el libertario grabó un video donde no aparece ni televisiva ni oralmente de la mejor manera. 

Pero más allá de estas últimas cuestiones que se parecen más a detalles, el mayor inconveniente en la campaña opositora es que el discurso sigue desarticulado: no son pocos los macristas que apoyan el arreglo con Milei y que afirman que el acuerdo de Acasusso supone que algunas propuestas libertarias deberían ser dejadas de lado si éstos llegaran a la presidencia (Eduardo Amadeo). Del otro lado, la propia ex ministra de Seguridad, en declaraciones a una radio rosarina el día viernes, reconoció que el libertario debería tener todo el derecho a imponer su agenda política de gobierno.

La confusión no es menor para lo que podría definirse como una campaña tradicional, donde un espacio político debe tener un discurso articulado que le dé algunas certezas mínimas al electorado. Como bien mostró el politólogo Marcelo Leiras, en un reciente mensaje en la red X, la propuesta opositora puede ser de una manera, pero también puede incluir a su antónimo: dolarización si, dolarización no.

https://twitter.com/LeirasMarce/status/1720483985862566209

Pero esta campaña no se activa necesariamente desde cierta racionalidad que podríamos llamar tradicional. Aparecen un conjunto de factores que la hacen distintiva: la competitividad de Massa o el ejemplo de propuestas libertarias donde se insultaba a cierto perfil de votantes, son ejemplos de la excepcionalidad que este 2023 nos trajo. Por eso la apuesta del macrimileismo hace cada vez más foco en el factor emocional: ya no importa del todo si las propuestas de campaña resultan carentes de sentido o contradictorias entre sí, sólo queda seguir cuestionando a un kirchnerismo que sería la suma de todo el peronismo y que representa el peor de los males y si, como afirmó Bullrich, explota todo antes del 19 de noviembre, mejor. 

Del otro lado, el oficialismo se sigue mostrando articulado y cohesionado, siendo Sergio Massa el principal referente del espacio que ha comenzado a insistir, cada vez de manera más efectiva, que lo que se juega en las próximas elecciones ya no refiere a la grieta kirchnerismo / antikirchnerismo, sino a la que pueda derivar de una nueva: democracia / antidemocracia.  
En la semana que pasó la fórmula Massa – Rossi sumó apoyos esperables de sectores de la cultura donde no pocos artistas ponen la firma, la cara y el cuerpo para evitar el triunfo mileista y otros definitivamente sorpresivos como el de un conjunto de intelectuales que jamás abrevaron en el peronismo y que ven “que la conducta pública de La Libertad Avanza es contraria a la cultura democrática que propiciamos para fortalecer una comunidad política, pluralista y pacífica”. Desde la partidocracia argentina, la sorpresa vino de la mano del Partido Socialista quien comunicó oficialmente su apoyo al actual ministro de Economía.  

El pre anuncio de un estallido social que sirviera para legitimar el triunfo en primera vuelta del padre de Conan no sucedió. En realidad, si ponemos el foco de atención en las fuerzas opositoras, las idas y venidas en la comunicación política y el desbande en referentes del proceso libertario y de Juntos por el Cambio, el proceso se parece más a las esquirlas que dejó un acuerdo con la casta, que era impensado hasta hace unos pocos meses atrás. Pero nada está decidido de antemano, el escenario sigue abierto, y los argentinos por ahora, vivimos en paz.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 05 Nov 2023 11:15:56 -0300
M&M https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6787-m-m https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6787-m-m M&M

Perdón si estoy de nuevo acá.
Pensé que habías preguntado por mí.
Me gusta estar de nuevo acá,
aunque no hayas preguntado por mí,
voy a quedarme un poco acá.
Cuidarte siempre a vos en la derrota
Hasta el final, el final…

“El Tesoro” - Él mató a un policía motorizado

El presente artículo no se trata de una cata de golosinas, ni de esa delicia que viene en forma de confites de chocolate que acompañó la infancia de unos cuantos de los que aquí nos leen. Se trata de aportar algunos elementos que permitan entender el porqué del desgajamiento que, lenta pero sostenidamente, protagoniza Juntos por el Cambio en general y el PRO en particular, en el contexto de la presente campaña electoral. Si los publicistas del producto creado por Forrest Mars y Bruce Murrie proponían que el chocolate “se derritiera en tu boca y no en la mano”, podríamos preguntarnos el porqué del deterioro político de una fuerza que supo representar por primera vez a la derecha argentina vía el voto popular. Son dos M los apellidos que lo condicionan, aunque el sabor de boca final sea más amargo que dulce para unos cuantos protagonistas de la cosa pública. Recorrido por una semana compleja para la coalición opositora que se imaginaba en esta etapa a marcha triunfal y sostenida de cara al 10 de diciembre de 2023. La puerta está abierta de par en par. Pasen todos y todas. Sean bienvenidos.

La semana política comenzó el domingo a la noche con la realización del debate presidencial llevado adelante en la ciudad de Santiago del Estero. Pese a ser un instrumento valioso en sí mismo, no suelen faltar las críticas sobre lo estructurado de los mismos, la rigidez de las presentaciones y la falta de interacción que hace a cualquier discusión que pueda darse entre dirigentes con perfiles ideológicos y vitales tan contrapuestos. Pero nunca debe olvidarse el contexto que los fundamenta en su realización: todos tienen el derecho a expresarse en la misma cantidad de minutos y los tiempos televisivos suelen ser rígidos y estructurados.

Pese a ello, la Justicia Electoral se las ingenió para imponer un par de novedades que le dieron una impronta más dinámica que los debates realizados en 2019. La posibilidad de que la sociedad eligiera una temática que inicialmente no estaba planteada, sirvió como una circunstancia fundamental dado que exigió a que los candidatos se explayaran sobre el tema derechos humanos, cuestión que ha servido para poner blanco sobre negro la opinión de cada uno de los cinco candidatos. 

https://twitter.com/SergioMassa/status/1708662417100562736

Como es de rigor, cada uno de ellos fue con una estrategia definida de antemano y más allá de lo expuesta que haya quedado o no, es evidente que Miryam Bregman se mostró sólida en las formas de expresión y algunas chicanas, pero poco consistente en su propuesta; Juan Schiaretti hizo gala de su cordobesismo al palo; Sergio Massa pasó sin mayores sobresaltos los cuestionamientos económicos y del caso Insaurralde; Javier Milei se mostró sobrio sin ninguno de los arrebatos emocionales que lo caracterizan, aunque no se privó de intentar revivir la teoría de los dos demonios y Patricia Bullrich resultó la de peor performance a la hora de comunicar y explicar ideas.

Puede decirse que existe un consenso generalizado en que nadie gana una elección por un debate. Seguramente, en tiempos de redes, virtualidad y coacheo, tampoco nadie lo pierda, pero lo que puede afirmarse es que cada uno de ellos tiene consecuencias para los días subsiguientes. No define pero sí condiciona. Algo de ello podría aseverar la propia Bullrich que un par de días después señaló públicamente que su presentación estuvo condicionada por una fuerte gripe. Si su salud sigue deteriorada o no, lo sabremos en este domingo 8.

No conforme con todo ello, la candidata cambiemista no se privó de estar en el centro de la escena política pero, otra vez, por anunciar una propuesta de gestión que resulta lisa y llanamente ilegal. En un programa cercano, con un entrevistador que resulta especialista en hacer sentir cómodo a los “propios” y viejo amigo de participar en operaciones de prensa de dudosa eticidad, se animó a aseverar que modificaría el Código Penal a los fines de validar legalmente las escuchas entre abogados y delincuentes detenidos, confirmando de esa manera, que todo lo sucedido durante el gobierno de Macri no eran casualidades sino causalidades con las que se estaba de acuerdo.

El deterioro político de Bullrich resulta cada vez más evidente, lo cual se traslada al conjunto del PRO y que podrían sintetizarse en las declaraciones que Horacio Rodríguez Larreta le hiciera en la semana al periodista Luis Novaresio donde afirmó, entre otras cosas, que no vio venir la derrota de las PASO del mes de agosto. Son tres los factores que explican el momento político vidrioso que atraviesa la principal coalición opositora.

Error de cálculo en 2021: el triunfo en las elecciones legislativas de hace dos años, cuando, pandemia mediante, Juntos por el Cambio había podido mantenerse arriba del 40% de los votos a nivel nacional luego de la derrota de 2019, hizo suponer al conjunto de su dirigencia que era cuestión de prepararse para volver al poder.

El deterioro peronista, no exento de los males que la gestión del Covid le acarreó a la gran mayoría de los oficialismos a nivel mundial, sus divisiones internas a la hora de implementar el programa que le había dado el triunfo y las tensiones por el liderazgo en esa coyuntura política, con una Cristina Fernández de Kirchner que era la dirigente más representativa pero sin poder de “lapicera”; facilitaba las cosas para una derecha que contaba con algunos sectores que se animaban a fantasear con un Macri candidato por el “Segundo tiempo”.

Sin tener en cuenta la capacidad de reacción del oficialismo, corrido Macri de la centralidad a partir de su alta imagen negativa, y con el conjunto de dirigentes radicales más acostumbrados a cuidar el territorio que a imaginar una proyección nacional que los habilitara a una precandidatura presidencial; sólo bastaba ponerle los nombres propios a las candidaturas para descubrir quiénes podrían participar de la contienda interna. En ese todo o nada, se explica una disputa que se distinguió por una virulencia harto visible.

Emergencia de Milei: con el dato del libertario haciendo una elección discreta en 2021 (sólo obtuvo cuatro escaños), en Juntos por el Cambio (y en todo el sistema político), supusieron que el ahora novio de Fátima Flórez, captaría algunos pocos votos desde los extremos.

Alimentado hasta el hartazgo por los medios, a mitad de camino de productores algo remolones que encontraban en su discurso cierto atractivo y de una forma de expresión que siempre les resulta funcional a las corporaciones mediáticas, Milei fue penetrando en el electorado como el agua cuando horada a la piedra.

Para una sociedad en parte enojada y en parte decepcionada, la argumentación de casta resultó un hallazgo que no sólo alcanzaba al oficialismo sino que se proyectaba (y se proyecta) a cualquier fuerza política con algo de representación conseguida en los últimos años. No sólo la gestión peronista era criticable sino que también el cuestionamiento alcanzó a Juntos por el Cambio.

El liderazgo macrista. Mauricio Macri se ha caracterizado por ser un líder que no acepta el surgimiento de cercanos que, si hasta ayer le juraban lealtad, con el tiempo puedan ensombrecerlo. Si resultara válido referenciar a las regiones con el carácter moldeado de una persona, como buen descendiente de calabrés, suele ser lapidario en su construcción y en su devenir político.

Lo anterior lo sabe muy bien María Eugenia Vidal quien, siendo gobernadora de la provincia de Buenos Aires y con una potencial proyección nacional sufrió las internas nunca contenidas por Macri y que, junto a su mala gestión política, la llevaron a una derrota histórica que habilitó el triunfo de Axel Kicillof. Lo sabe Rodríguez Larreta quien se animó a bucear por caminos alternativos que habilitaran más temprano que tarde la jubilación del ex presidente y también lo ha vivido en carne propia la misma Bullrich, antigua protegida de Mauricio y quien sufre el coqueteo ambivalente de éste último con el candidato libertario.

Desde la noche misma del 13 de agosto, cuando cerró los discursos cambiemistas en el comando electoral y se dio el gusto de mandarle un saludo al triunfador, Macri ha sabido dejar en claro que no sólo se preserva en el presente sino que sigue imaginando una vigencia política más allá del 10 diciembre y sin necesidad de tener todas las luminarias encima suyo. Sus declaraciones de los últimos días, cuando afirma que le gustaría que la fuerza amarilla acompañe a Milei si éste realizara propuestas razonables, con el antecedente de las denuncias penales cruzadas entre su ex ministra y el libertario, no hacen más que confirmar el estado de orfandad a la que queda expuesta la presidenta del partido. No sólo es Milei con su triunfo sorpresivo el que limita a Juntos por el Cambio: es el propio Macri quien parece intentar sobrevivir, sin importar si en el camino deja en estado de gracia a su criatura político institucional más lograda.

Nadie parece tener del todo claro si a esta altura, a Patricia Bullrich le conviene la presencia y el acompañamiento de su jefe. Pero además, y como en el texto del epígrafe, ¿alguien puede creer en serio que el “contento” hincha bostero la cuidará en una hipotética derrota hasta el final? El dúo M&M’s ya parece tener en claro otra cosa.

 (*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 08 Oct 2023 18:53:57 -0300
Intenciones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6762-intenciones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6762-intenciones Intenciones

La cama en el dormitorio, el inodoro en el baño y las ollas en la cocina. Ese orden básico y elemental que aplicamos para nuestras vidas, también debería ser terreno de la economía y de la política. Pero es sabido que los potenciales del deber ser y la realidad en un país como el nuestro, casi nunca van de la mano. "Pasan cosas", al decir de un ex presidente, y esta última semana de abril no fue la excepción, ya que abundaron las acciones que reflejan el intento de ordenar una coyuntura que, con la honrosa excepción de un outsider, no viene con viento a favor para nadie. Repasemos.

En el fin de semana anterior nos preguntábamos si, efectivamente, la corrida cambiaria había cesado. Rápidamente, el día lunes comprendimos que no. El dólar ilegal rozando los $500 del día siguiente fue un título que la corporación mediática no quiso perderse del todo, pese a que nunca alcanzó ese número.

A partir de allí el oficialismo pareció reaccionar. Con un conjunto de declaraciones que incluyeron un hilo de tweets del ministro Sergio Massa (la más emblemática fue la de la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau), pero también, y fundamentalmente, con decisiones económicas que tenían una sustanciación política, la especulación que elevó $100 la cotización en unos pocos días, pareció ceder.

La fuerte intervención del Estado en el valor de los dólares financieros; el anuncio coincidente con el Fondo Monetario Internacional de que se está revisando el acuerdo suscripto en marzo de 2022 (el equipo del ministro viaja a Washington); la reactivación del swap con China para el pago de importaciones en yuanes, con la posibilidad de evitar la utilización de algo más de U$D 1000 millones; el aumento de las tasas de plazo fijo y la amenaza de la ampliación de denuncias penales a sectores que hacen su enero con la especulación (que no son precisamente cuevas); parecieron ser suficientes para frenar la corrida y hacer que la cotización se retrotraiga unos $30. El negocio ya estaba hecho en un contexto donde a la hora de tomar decisiones gubernamentales, siempre debe elegirse por el menos malo de los caminos.

El apoyo oficialista a Sergio Massa fue lo suficientemente extendido como para demostrar que el tigrense, más allá o más acá de su hipotética candidatura, representa el último umbral que el peronismo no debe dejar que se traspase, si aspira a contar con alguna chance de ser competitivo en las elecciones de agosto y octubre de este año.

Ese sostén también incluye al cristinismo, espacio en el que a inicios de la semana, muchos de sus habituales interlocutores, políticos y mediáticos, tenían una gran expectativa de que la presentación del día jueves de Cristina Fernández de Kirchner en el Teatro Argentino de La Plata, se transformara en el puntapié inicial de la nominación de algún candidato. Incluso, los más exultantes (nunca falta gente con imaginación y entusiasmo en justas y proporcionales dosis) la imaginaban autoproclamándose. Nada de ello ocurrió.

El encuentro tenía mucho de simbólico por el lugar ya que fue el escenario de anuncios de candidaturas del pasado, por la fecha (elección de 2003) y tenía como excusa el lanzamiento de la escuela de formación política Néstor Kirchner. La invitación en la previa a lo más granado de la dirigencia del Frente Renovador y a la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, quien la semana anterior dio señales de ir por una disputa interna en la provincia de Buenos Aires, reflejaba que el tono no resultaría hostil hacia el interior del oficialismo.

La vicepresidenta volvió a ocupar el centro de la escena con un método que, indudablemente, la hace sentir muy cómoda. Se movió a sus anchas, expuso durante más de dos horas sin recurrir a lectura de ningún tipo, mostró datos en pantallas que, indudablemente, guarda en su cabeza; no se privó de retar a los propios (“cuando dije que cada uno debía tomar el bastón de mariscal no era para usarlo para pegarle a algún compañero”); hizo algún recorrido por la década ganada pero, aquí la novedad, habló de problemas nuevos que requieren otras soluciones. El caso del aumento del empleo registrado pero con salarios que han quedado debajo de la línea de pobreza, es un buen ejemplo de ello.

Más allá de los detalles, dos conclusiones parecieron prevalecer luego del acto: trató de mostrarse como la ordenadora del tiempo electoral que viene en el justicialismo y subió, desde el comienzo, al ring de la disputa política a Javier Milei.

La primera conclusión se resume en que no sólo brilló por su gris de ausencia la nominación de alguna candidatura, sino que pareció importarle poco las diferencias de ir por unas elecciones PASO o por un renovado proceso de unidad de donde surjan los nombres propios. Lo trascendente debería ser ir por un programa de gobierno que le de coherencia al tiempo que viene. Da la sensación que en el pedido de lo que debería venir en el futuro, subyace lo que falta en el presente y que le ha generado tantas diferencias visibles y no visibles, al oficialismo.

Al diputado poco afecto al trabajo legislativo lo nominó como un discípulo de Domingo Cavallo, poniendo bajo la lupa las consecuencias de lo que dejó la convertibilidad en la Argentina de comienzos del milenio y trazando una línea comparativa con los límites y efectos desastrosos que acarrearía una dolarización en el país. Puso ejemplos de Estados independientes que aplicaron las medidas, su realidad actual, y marcó palmariamente la inviabilidad de la propuesta para un país de desarrollo medio como el nuestro.

Queda la duda si la nominación del (supuesto) libertario responde a que, efectivamente, el crecimiento de su figura ya alcanza a territorios donde, históricamente, el peronismo en general y el kirchnerismo en particular eran “intocables” y por lo tanto se trata de retomar un diálogo más aceitado con esa porción del electorado o, si la estrategia cristinista de evitar nombrar a lo más granado del mundillo PRO, obedece a bajarle el precio a una fuerza que está envuelta en una interna cada vez más intensa. La respuesta, como cada fin de semana, querides lectores, deberán buscarla ustedes como forma de tarea de trabajo práctico (sin fecha de entrega). Si este analista debiera arriesgar una hipótesis, da por sentado que hay un poco de cada uno de los argumentos, sobre todo y si tenemos en cuenta que algunos encuestadores comienzan a plantear un escenario electoral de tercios.

De la vereda amarilla de enfrente, respondieron con un encuentro entre los popes del partido en la casa de San Isidro del ex ministro de trabajo Jorge Triacca. La reunión fue sintetizada con una imagen que se parece mucho a aquellas fotos familiares de comienzo del siglo XX donde la posición de los cuerpos, la ropa elegida y los gestos de cada rostro no tenían nada de natural.

Aquí también subyace la idea del encuentro para tratar de ordenar un proceso electoral interno que no sólo viene amañado para la disputa presidencialista sino que se extiende al conjunto del país, donde, en un formato de regla de tres simple inversa, a medida que los procesos electorales de las provincias se acortan, las diferencias se profundizan. Del par de elecciones que se produjeron hasta aquí, desde Juntos no pudieron mostrar ningún triunfo contundente que les permita afirmar, vía propaladora de la corporación mediática mediante, que "la gente” vuelve a elegir el cambio.

Además de la inminente (y evidente) renuncia de María Eugenia Vidal a una precandidatura presidencial que nunca levantó vuelo, el otro dato destacado que surge de este tiempo PRO, es la dificultad de Mauricio Macri de poder prevalecer como un primus inter pares al interior del partido que creó a su imagen y semejanza.

Y ante esto queda una digresión que debería leerse como nota al pie. En el anuncio del ex presidente de bajarse a una candidatura, no fueron pocos los que parecieron tentarse ante la comparación por la semejanza de lo realizado por Cristina Fernández de Kirchner en mayo de 2019. Nada más alejado de la realidad: mientras esta última mantiene la centralidad de su poder que genera la expectativa del conjunto del peronismo, el ex mandamás de Boca Juniors no puede imponer los criterios de selección de la vida interna del partido. Además, mientras la vice presidenta hace caso omiso al reclamo de su sector para que sea candidata (cualquier aparición en las boletas de agosto y octubre sería bienvenida), el hijo de Franco no es reclamado por nadie para que se postule. Fin del comentario anexo.

Si el clima interno adolece de calma y empatía, el anuncio de José Luis Espert de intentar integrar Juntos por el Cambio trajo más ruido de lo esperado, más allá, valga la paradoja, del silencio proista. La bienvenida de radicales y lilitos a un hombre que hasta hace pocos meses atrás defenestraba a la coalición refleja la contraposición de intereses: el economista e insultador serial llega para rapiñar parte de un electorado bonaerense donde nadie se puede poner de acuerdo del todo y donde la tensión se traslada al conjunto de municipios y partidos. En sintonía con ese deterioro, el crecimiento de Milei abre un espacio de incertidumbre que no alcanza solamente al peronismo en su conjunto. Otra vez, y si ese escenario de tercios se confirma, nadie puede estar seguro de qué lugar del podio ocupará cada quien.

Dos máximas populares tal vez resuman la semana: “al chancho nunca se lo come antes de cazarlo” y “el camino del infierno está lleno de buenas intenciones”. Póngale, querido lector, estimada lectora, el nombre propio a cada una de ellas y disfrute de un buen domingo y del mejor de los días del trabajador y de la trabajadora que se pueda. “Salú”…

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 30 Apr 2023 11:04:14 -0300
La sobrexposición de los halcones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6755-la-sobrexposicion-de-los-halcones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6755-la-sobrexposicion-de-los-halcones La sobrexposición de los halcones

Cierta pereza del análisis político circulante, ha llevado a la utilización errónea de la conceptualización diferenciadora de “halcones y palomas” cuando se trata de explorar el modelo dirigencial del Pro. Si bien la díada resulta aplicable para otras latitudes de la cual puede reconocerse deudora (el ejemplo de la partidocracia estadounidense resulta evidente), desde esta columna sostenemos desde hace tiempos indefinidos, que esa diferenciación es falsa.

Esta semana que pasó, con los hechos que han tomado estado público a partir del juicio político a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el cual se sustancia ante la Cámara de Diputados, pudo confirmarse otra vez que el mundo amarillo, lejos está de la diferencia entre pájaros verdaderamente predadores y pájaros que el ser humano ha elegido como símbolo de la paz. Connivencias escandalosas entre funcionarios de distintos poderes, internas feroces y la impunidad política como marca en el orillo, definen este comienzo de año electoral definitorio en el universo de Juntos por el Cambio. Pasen y vean. Son todos y todas bienvenidos.

Como bien leemos en halconpedia.com, “las diferentes especies de halcón varían considerablemente en sus técnicas de caza. El halcón peregrino, como ya se ha explicado hace muy buen uso del vuelo en picada. Otros halcones, como los halcones de la pradera, tienden a preferir las persecuciones. Los halcones sacres suelen volar cerca del suelo y también, bastante a menudo, realizan persecuciones. Pueden ser muy agresivos y son totalmente temerarios”. De acuerdo a la observación científica, se reconocen unas 25 especies de halcones de acuerdo a morfología y zona donde habitan. En el principal bloque opositor argentino, no estarán tan atomizados, pero ciertas prácticas que desde hace tiempo salen a la luz, reflejan una práctica predadora sobre parte del sistema político.

Dos certezas sobrevolaron desde el anuncio del juicio político a los supremos. La primera es que probablemente al oficialismo no le den los números para eyectar de sus cargos a los cuatro jueces y la segunda es que, con el devenir del proceso, se irían descubriendo un sinnúmero de hechos que pondrían en serio cuestionamiento el accionar de lo que Cristina Fernández de Kirchner bien ha definido como el 'partido judicial' y su relación con el bloque Pro.

https://twitter.com/horaciorlarreta/status/1628771672093511683

El día jueves se presentaron ante la comisión pertinente los jueces federales Alejo Ramos Padilla y Sebastián Ramos. El primero a cargo del Juzgado Federal de La Plata y el segundo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal n° 2 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Ramos vs Ramos” había preanunciado en un título algún medio escrito y acertó definitivamente en el desarrollo posterior de los acontecimientos. Mientras el primero desnudó una serie de complicidades que intentaron afectar su buen nombre y honor, el segundo negó cualquier relación de cercanía con el ministro de Seguridad porteño (en uso de licencia) Marcelo D’alessandro. La revelación posterior de unos chats donde se lo escucha a ambos en un trato verdaderamente cercano, llegaron para desmentir al funcionario judicial que archivó en feria y de manera express la causa abierta sobre el funcionario porteño a partir de los audios filtrados con Sergio Robles, mano derecha del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti.

Encuentros en el “club” y entrega de autos de parte de D’alessandro a Ramos vienen a complementar el cuadro que muestra a funcionarios judiciales integrando institutos de formación solventados con fondos de la comuna porteña. Que una de las profesoras sea la jueza encargada de investigar el intento de magnicidio con la vicepresidenta, sostenido con fondos de una empresa perteneciente a una familia muy cercana a Mauricio Macri, para algunos parece ser una casualidad sin mucho recorrido. Para nosotros parece una causalidad que refleja que, más allá de los modos, los halcones son halcones.

En el contexto de esa visceral disputa interna amarilla, y mientras Horacio Rodríguez Larreta nada dice de la escandalosa relación de su ministro con los funcionarios judiciales, su equipo de comunicación, a comienzos de semana hizo circular la versión de que el miércoles se daría a conocer en redes el video donde se anunciaba su pre candidatura a la presidencia de la nación. Sin conocerse muy bien el por qué, la “buena nueva” se produjo el día jueves. En el medio, María Eugenia Vidal, que se muestra insistente con su proyección como candidata (aunque no se termina de descubrir a qué) mostró una típica imagen de campaña vía Twitter, donde se la ve junto al ex presidente Macri, inaugurando sus oficinas de cara a este electoral 2023.

El video del jefe de gobierno porteño parece partir de una correcta idea conceptual inicial, ya que juega con las siempre impactantes imágenes patagónicas que muestra un camino que se inicia como síntesis de dos senderos que llegan a él. Como referencia a su supuesta idea anti grieta no puede negarse cierta originalidad, aunque el producto de nivel cinematográfico tiene tres problemas: 1) confunde la función de un faro sobre una costa marítima, 2) refiere a la extensión de la Ruta 40 que, supuestamente, recorrería toda la Argentina, cuestión equivocada ya que Tierra del Fuego y las Islas Malvinas no están alcanzadas por la mítica ruta y 3) el pre candidato aparece sólo en el medio de semejante inmensidad y poco desenvuelto frente a las cámaras, rígido y leyendo el teleprompter.

Desde lo discursivo, no deja de llamar la atención que en el intento de apropiación del discurso anti grieta, el ex jefe de PAMI incluya al propio Macri al afirmar que “aquellos que se han beneficiado con la grieta son unos estafadores”. Difícil de creer al acting en tanto y en cuanto hasta hace unas pocas semanas Rodríguez Larreta viajaba a Villa LA Angostura para reunirse con el ex presidente, territorio donde al hijo de Franco le gusta jugar de local.

https://twitter.com/mariuvidal/status/1628408830685069320

Ni lerda ni perezosa, Patricia Bullrich, a sabiendas de que su rival intentaría ocupar el centro de la escena política, se ocupó durante toda la semana de esmerilar el pretendido perfil dialoguista de Larreta. Lo acusó de tibio, instaló en agenda la discusión por el uso de las pistolas Taser y referenció la idea de estafa desde los problemas sociales que enfrenta el país.

En un punto, ciertas discusiones de la oposición cambiemista parecen enfrentar el desafío de instalar posiciones que en los hechos, no existen. Bullrich acusa de tibio a su competidor que afirma que si llega a ser gobierno dialogará con todos menos con el 30% que representa el kirchnerismo. La ex ministra refiere al aumento de planes como uno de los grandes problemas del país, pero resulta que durante la administración que ella integró en el período 2015 – 2019, los planes crecieron exponencialmente de la mano del aumento de la pobreza. Ventajas de tener a la corporación mediática de tu lado.

Tampoco se demoró demasiado Macri al bendecir el lanzamiento de Rodríguez Larreta. Lo hizo desde su supuesto perfil de empresario capitalista, amante de la competencia porque, supuestamente, esa actitud ante la vida nos hace mejores, dando por sentado que el PRO tendrá finalmente una elección PASO para definir a sus candidatos. En el texto, referenciando su rol de fundador del espacio, el ex presidente profundiza el perfil que parece haber adoptado en el último tiempo: sin descartar su propia candidatura alienta a todos a que se candidateen. Un primus inter pares que, seguramente, al no ser candidato, tratará de incidir de la manera más firmemente posible en el armado de listas y, en el caso de que la oposición llegara al poder, en la integración de los futuros equipos ministeriales.           

En este sentido, oficialismo y oposición tienen un punto de coincidencia. Más allá del reciente lanzamiento de Daniel Scioli, las indefiniciones de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, muestran un escenario donde por ahora queda mucho por resolver. El conjunto de Juntos por el Cambio no es la excepción.

Desde hace más de diez años, la actual oposición encarnada en la derecha argentina, supo, desde la mentira y la sobreprotección mediática, mostrarse como dialoguista, portadora de la idea elemental de consenso y, supuestamente representante de un republicanismo liberal que reivindica las formas antes que el fondo.

Cuando le tocó ser gobierno, también supo instalar y recrear un sistema de connivencia y promiscuidad con un entramado judicial que aún sigue vigente y que, de alguna manera, el juicio a los cuatro supremos, trata de demostrar. En el camino, la tercera virtud que podemos reconocer para el cumplimiento de sus intereses, les hizo creer a unos cuantos, que en su seno radican diferencias entre halcones y palomas. Las detenciones ilegales a opositores del pasado y la consiguiente complacencia del conjunto cambiemista, las afirmaciones de que nada debe dialogarse con el kirchnerismo, la actual defensa corporativa sobre un Poder Judicial con alta dosis de putrefacción y las “promesas” de cómo gobernarían a partir de diciembre de 2023, reflejan que la diferencia entre halcones y palomas responde más a una referencia autocomplaciente antes que a un dato de la realidad política. Esta semana, nuevamente quedó demostrado. ¿No será hora de salir de nuestra zona de confort conceptual? Tal vez así podamos entender lo que nos espera del futuro mediato.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 26 Feb 2023 11:23:25 -0300