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Fundamentar - Fundamentar https://fundamentar.com Tue, 23 Apr 2024 08:26:31 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Vendaval Para Cambiar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6773-vendaval-para-cambiar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6773-vendaval-para-cambiar Vendaval Para Cambiar

Las elecciones PASO en Santa Fe ya sucedieron y dejaron, como cada domingo electoral, múltiples variables de ser analizadas. Lo más evidente, por la contundencia de los números de la interna de Unidos para Cambiar Santa Fe (los cuales pueden ser proyectados al escenario de las generales), es el triunfo del ex ministro de Seguridad de la provincia y actual diputado Maximiliano Pullaro y que, como se suponía de antemano, el escenario electoral de tercios es historia. Pero también existen otros datos que no pueden dejar de ser puestos bajo la lupa del análisis para magnificar lo sucedido el día domingo. Primera aproximación descriptiva de una jornada con un evidente impacto político. Como siempre, pasen y vean.

Antes del comienzo, un par de aclaraciones metodológicas de rigor. La primera refiere a que al analizar las PASO 2023, realizaremos el abordaje desde el método comparativo con las elecciones del mismo tenor de 2019, ya que algunos nombres siguen teniendo vigencia y porque abundan explicaciones en redes y medios donde se mezclan hechos y situaciones políticas absolutamente distintas. Cómo nos han enseñado nuestros docentes, las peras se comparan con peras, no con otras frutas. Además, debemos dejar asentado que los datos con los que trabajaremos refieren a los resultados provisorios con los que contamos para este 2023, en contraposición con el escrutinio definitivo de lo sucedido cuatro años atrás.

La segunda aclaración refiere a que en la mayoría de los indicadores utilizaremos números absolutos y no porcentuales ya que de esa forma se explican de manera mucho más precisa ciertos triunfos y derrotas personales y colectivas.

1. Ausentismo

En 2023, en la provincia de Santa Fe, asistieron a votar algo más del 63% de los habilitados a hacerlo (2.811.000). Si bien la cantidad de electores viene subiendo (en esta oportunidad se agregaron alrededor de 83.000 jóvenes de entre 16 y 18 años), los porcentuales de asistencia vienen en baja: 69, 5% en 2019, 72,5% en 2015, 73,6% en 2011 y 77, 4% en 2007 cuando se inauguró el sistema de las PASO. Respecto de hace cuatro años, 136.000 electores no se presentaron a cumplir con su derecho / obligación. El problema del ausentismo creciente es persistente y es real. Resulta inútil negarlo.

2. Performance de Juntos Avancemos / Peronismo

En las PASO 2019, las fórmulas conducidas por Omar Perotti y María Eugenia Bielsa alcanzaron la totalidad de 704.000 votos, mientras que en la elección del último domingo las cuatro fuerzas que compitieron en la interna alcanzaron los 420.000 votos. Una diferencia de 284.000 menos, lo que permite afirmar una primera hipótesis que supone que a más opciones internas, no siempre le corresponden más votos.

3. Performance de Unión para Cambiar Santa Fe / FPCyS – Cambiemos.

Otra aclaración. En 2019 UPCSF no existía como espacio político, ni formal ni informalmente. Pero si recurrimos a la construcción de este indicador lo hacemos porque la contundencia de ciertos números de cuatro años atrás y los de estos días, vienen a confirmar una decisión política que no estuvo exenta de polémica hace unos meses atrás.

En 2019, el Frente Progresista Cívico y Social estaba conformado por el mayor peso del Partido Socialista y de parte de la Unión Cívica Radical. Algo parecido sucedía en Cambiemos donde la unidad se sustanciaba entre el PRO y otra parte (menor) del centenario partido. La primera de estas alianzas, conducidos por Antonio Bonfatti obtuvo en las PASO 510.000 votos mientras que los segundos, con José Corral a la cabeza alcanzó los 322.000. Si uno utilizara las matemáticas de manera caprichosa, notaría que entre ambas fuerzas llegaron a los 832.000 votos contra los poco más de 750.000 que alcanzó Omar Perotti en la general de junio de ese año y que lo convirtieron en gobernador de la provincia.

Señalamos este detalle que no es menor, corriéndonos de cierto rigor metodológico, dado que esa suma fue la que llevó a que un grupo de dirigentes idearan, aceptaran y le propusieran al conjunto de los santafesinos la creación del “frente de frentes”. Todo eso se confirma si observamos que para la general de 2019, ambos espacios alcanzaron la suma de más de 1.016.000 votos. Segunda hipótesis a tener en cuenta: para estas primarias, el electorado santafesino no peronista, aceptó de buen grado la creación de UPCSF.

4. Los votos del peronismo. ¿Dónde fueron?

Señalamos antes que el peronismo perdió 284.000 votos entre ambas PASO. También comentamos que no asistieron a votar 136.000 ciudadanos y ciudadanas. Poniendo la mirada sobre las otras fuerzas para el cargo de gobernador, notamos que en conjunto sumaron alrededor de 30.000 votos más en este 2023. Y si observamos que el total de votos de UPCSF alcanza los 952.000 sufragios, notaremos que los triunfadores de éste último domingo obtuvieron 120.000 votos más que en 2019. Casualidades o no, sumados los últimos tres ítems, llegamos a una diferencia de 286.000.

¿Podemos afirmar, tal vez de manera arriesgada, que esa totalidad refiere a lo perdido por el peronismo? Parece prematuro dar una definición taxativa, pero si tenemos en cuenta que los cuatro candidatos oficialistas no pudieron correrse de la dificultad de ser la voz de un gobierno poco ponderado, que unos cuantos ciudadanos y ciudadanas se quedaron en casa, y que la imagen de Omar Perotti, que en otros tiempos ha sabido seducir a sectores “independientes”, poco reacios a acompañar al kirchnerismo peronista (había de 3 de 4 candidatos en Juntos Avancemos), también quedó alcanzada por los cuestionamientos. Tal vez sea justo decir que arriesgamos una tercera hipótesis que explique que los votos perdidos deban buscarse en el ausentismo, en el moderado crecimiento de las fuerzas políticas menos importantes y en el mayor caudal electoral que aportó UPCSF.

5. Figuras políticas desgastadas

 En la elección del último domingo, se presentaron tres protagonistas con un ejercicio común entre 2019 y 2023: Omar Perotti, José Corral y Antonio Bonfatti tienen como hecho coincidente que hace cuatro años participaron de las PASO en condición de candidatos a gobernador y que en esta oportunidad lo hicieron como cabezas de lista para ser diputados provinciales, tratando de prevalecer en una práctica que supo imponer el rosarino, que luego también desarrolló Miguel Lifschitz a los fines de convertirse en jefes de la Cámara de Diputados.

Algo también los une: el deterioro político de sus figuras. En los tres casos perdieron votos de una manera notable. La secuencia muestra ese deterioro: Omar Perotti perdió 224000 votos (48%), el ex intendente de Santa Fe 174.000 (46%) y Bonfatti 420.000 (82%), donde puede decirse que el rafaelino hasta ahora salvó la ropa porque resultó triunfador en su interna, aunque si se repitieran los resultados del domingo, el actual gobernador quedará subsumido a un espacio menor en la legislatura.

El electorado santafesino se expresó y todo está por definirse ya que, de acuerdo a una verdad de Perogrullo, las elecciones PASO y las generales, a veces, nada tengan que ver entre sí. Aunque algunos la tengan muy difícil y otros ya se sientan ganadores definitivos.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Wed, 19 Jul 2023 21:11:19 -0300
El laboratorio y las expectativas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6772-el-laboratorio-y-las-expectativas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6772-el-laboratorio-y-las-expectativas El laboratorio y las expectativas

El calendario nacional y la voluntad política del gobernador Omar Perotti determinaron que desde este próximo domingo, los santafesinos debamos asistir una vez por mes a las urnas cuanto menos, hasta el mes de octubre. Con la secuencia de poco más de tres o cuatro semanas, realizaremos el sano ejercicio de la elección de los candidatos primero, y de las autoridades que nos gobernarán desde el 10 de diciembre, después. Si Julio trae memes a raudales, este electoral 2023 no podría estar ajeno y en Santa Fe aportará resultados que, a medida que pasan los días y las horas, muestran a la provincia como un laboratorio y como un ejemplo de aquello que, tal vez, pueda suceder a nivel nacional en algunas pocas semanas más. Mientras ello transcurre, las expectativas oficialistas parecen haber encontrado un cauce impensado hasta hace muy poco tiempo atrás. Recorrido por la previa de la primer posta electoral. Entre urnas y boletas únicas, pasen y vean. Sean todos y todas bienvenidos.

La semana política había comenzado en Salliqueló, provincia de Buenos Aires, el domingo 9 de Julio, con la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner. Para el peronismo en su conjunto, el acto forma parte de su ADN en la manera de entender el sentido del quehacer político: su construcción se desarrolló en tiempo récord con mano de obra argentina (empresas incluidas); en un escenario tan complejo para las cuentas públicas permitirá ahorrar varios miles de millones de dólares al año (todo depende de la variación del precio internacional del gas licuado); se transforma en un eslabón más que apunta a la soberanía energética y permite contrastar, de manera insoslayable, la gestión actual con lo sucedido en el período 2015 – 2019. No es poco.

Para oficialistas y opositores, buena parte de las expectativas estaban centradas en el reencuentro público, luego de cuatro meses, de las tres patas que han compuesto la conducción del ya extinto Frente de Todos. Como en esas reuniones familiares de fin de año, donde algunos parientes no se quieren del todo, pero que hay que asistir porque puede ser el último de una abuela ya entrada en décadas y problemas de salud, el dueto Fernández – Fernández decidió dejar de lado las rencillas de siempre, y trató de poner en valor aquella vieja máxima justicialista que impone que primero va la Patria, luego el movimiento y finalmente, los hombres. Aunque para ser correcto políticamente con los tiempos que corren, deberíamos decir “seres humanos”.

https://twitter.com/unionxlapatria/status/1678118823629651968

Al oficialismo “no le sobra nada” y ya habrá tiempo del pase de factura correspondiente en una hipotética derrota electoral, o de la vuelta de página si el 10 de diciembre Alberto Fernández le coloca la banda presidencial a un compañero. Cada uno de los tres protagonistas fue fiel a su estilo: Sergio Massa articulando un discurso de síntesis con la perspectiva de un candidato, Cristina Fernández de Kirchner yendo y viniendo con los recursos discursivos temporales, a la vez que obviaba a su compañero del binomio presidencial y Alberto Fernández poniendo bajo perspectiva todo lo realizado, con referencia al general Juan Domingo Perón incluida.

El acto tuvo la suficiente potencia como para que algunos partidarios del romanticismo político se quejaran de que el oficialismo había perdido una oportunidad para saltear la grieta, emular cierta racionalidad al modo uruguayo y convocar al conjunto de la oposición cambiemista. La respuesta no demoró en llegar al recordar que ninguna de las razones estructurales que posibilitaron la llegada del gas desde Vaca Muerta contaron con el apoyo opositor: ni la recuperación de YPF, ni con la gestión de lo realizado en los cuatro años de gestión macrista, ni con el apoyo al financiamiento vía impuesto a las grandes fortunas, ni con la aprobación de los presupuestos respectivos para su realización. Para Juntos por el Cambio el desarrollo energético argentino (y su potencial soberanía) no es más que una forma de tantas otras que permiten vincular negocios con el sector privado. La campaña electoral en ciernes, con sus propuestas siempre envueltas en un vistoso packaging, así permitirá demostrarlo.

Pero no conforme con esos cuestionamientos, vía redes y algunos inefables comunicadores, se intentó poner dudas sobre la calidad de la obra a partir de la velocidad temporal con que fue ejecutada. Dicen que del “ridículo no se vuelve”, y en esa permanencia circular que se termina haciendo constante, no son pocos los que una y otra vez apelan a acciones que confirman la vieja máxima.

El segundo hecho que refiere a las expectativas oficialistas de este tiempo, referenció en el pendiente y discutido acuerdo con el Fondo Monetario Internacional de cara al segundo semestre del año. Con el devenir de las semanas, el ministro de Economía ha comenzado a hacer público las instancias que no permiten llegar al acuerdo. Dejando traslucir que una de las razones se fundamentan en el tipo de devaluación que debería producirse a gusto de los prestamistas, Massa profundiza semana a semana, un discurso nestorista donde la expectativa final reside en la posibilidad de sacarse de encima al FMI, con el pago de saldos exportables para ganar independencia económica en el mediano plazo y, en ese sentido, los juegos de posicionamiento político abundarán en los días venideros.

https://www.youtube.com/watch?v=46vE8MepreU&ab_channel=T%C3%A9lam

En ese derrotero, donde un acuerdo será mostrado por el oficialismo como un triunfo político, economistas de la oposición fueron acusados de obstruirlo y no faltaron quienes pisaron el palito de la picardía massista y salieron a decir sin decir, que prefieren un escenario de inestabilidad tal que permita imponer las recetas de económicas de siempre: un ajuste potente es el sueño húmedo de todo neoliberal que se precie. No importa si en el medio se atraviesa un año electoral.

Y finalmente, el tercer dato económico que transitó la semana refirió al número de la inflación de junio que se conoció en la tarde del jueves. Emulando a un informe médico sobre la presión arterial, podríamos sintetizar el título con la “baja de la alta”. Seis puntos de inflación mensual no es un número que dé para muchos festejos, pero si política y economía son primos hermanos en esto de la construcción de expectativas, en un contexto donde la inflación no bajará a niveles óptimos de la noche a la mañana, no puede dejar de señalarse que la reducción del 8,4% de abril a este 6% de junio, supone un saldo a favor en el horizonte oficialista.

Simultaneamente, como síntoma y como expectativa, otra vez la oposición pretendió agitar viejos fantasmas que refieren a los retoques de los índices que informa el INDEC. La acción no parece muy novedosa y omite dos hechos irreprochables: que cuando el número daba con una tendencia hacia arriba el mismo no era denunciado y que todas las consultoras privadas, esas donde tanto gustan referenciar no pocos actores de la vida política, económica y empresarial del país, daban con una tendencia a la baja.

https://twitter.com/INDECArgentina/status/1679566414418526209

En todo este entramado, donde algunos hechos de la economía y cierta coordinación en la acción política muestran a un oficialismo cada vez más competitivo, aparece el domingo electoral santafesino, el cual podrá ser señalado como laboratorio y como ejemplo por tres razones evidentes.

Necesidad opositora. Con el antecedente cordobés de una derrota opositora que pocos meses atrás era impensada, Santa Fe aparece con la posibilidad real de que un triunfo pueda proyectarse a nivel nacional. La continuidad en el tiempo de sucesivas elecciones provinciales, donde en la mayoría de los casos han prevalecido los oficialismos, impone la necesidad de un “batacazo” que alimente algunas esperanzas.

Acuerdo con fórceps. La unidad de la oposición santafesina que encarna el “frente de frentes”, se transformó en el rejunte de un entramado que podrá ser nominado de cualquier manera pero sobre el que nadie podrá negar su flagrante antiperonismo. El acuerdo supuso tirar por la borda muchos años de gestión y de un tipo de discurso para buena parte de un socialismo en general y de un tal Pablo Javkin en particular, que en las grandes luminarias de la Reina del Plata, se trata de vender como parte de una progresía que ya murió. En un hipotético triunfo, el mensaje del domingo a la noche al conjunto nacional, será que todos deben unirse si quieren derrotar al peronismo.

Campaña virulenta. Más allá de los nombres propios de cada región, tanto a nivel provincial como nacional (no dejar afuera del análisis lo que sucede en CABA), la fuerza amarilla ha sabido construir una campaña que ha ganado en visibilidad pero al costo de una disputa de tal magnitud, que hace imposible imaginar cierto diálogo armónico para el corto, el mediano y el largo plazo entre los dirigentes que participan de la compulsa. Las acusaciones cruzadas por tener vinculaciones con el narcotráfico, por desconocer la provincia, por la presencia de candidatos discriminadores y su consiguiente renuncia a la lista de diputados y la falta de actitud para hacer lo que hay que hacer para “tener todo”, implica una distancia que pone serias dudas a que los números electorales que cada espacio alcance, puedan mantenerse en las generales de dos meses después.

Por todo lo expuesto, Santa Fe aparece como un laboratorio que también despierta no pocas expectativas en aquellos que dicen desear un cambio. Los puntos en común no son pocos. Y mientras el oficialismo nacional, paso a paso, comienza a encontrar un rumbo electoral que se sustancia en la cotidianeidad de la gestión y en los errores no forzados del otro lado, éste domingo 16, nuestra provincia ocupará el centro de la atención de la Argentina toda. Como muestra de ensayo y por lo que pueda venir. 

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 15 Jul 2023 17:08:43 -0300
Dudas asertivas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6730-dudas-asertivas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6730-dudas-asertivas Dudas asertivas

Hermana duda,
pasarán los años,
cambiarán las modas,
vendrán otras guerras,
perderán los mismos.

Y ojalá que tú,
sigas teniéndome a tiro,
pero esta noche,
hermana duda,
dame una tregua

Jorge Drexler

La semana que culmina dejó en el tintero un par de contradicciones que refieren, indudablemente, al tiempo político y social que vivimos. En la Argentina, mientras el oficialismo convoca a un diálogo sobre el que la oposición cambiemista ha insistido hasta el hartazgo y ahora, elegantemente rechaza; en “las Europas”, más concretamente en el corazón del imperio británico, su comunidad (racionalista si las hay) se conmueve por la pérdida de una figura que representa una ficción, pero que sintetiza, vaya sino, un sentimiento de unidad indudable. Desde nuestro presidencialismo constitutivo, una monarquía podrá parecernos un anacronismo irreductible, pero más allá de los cuentos de hadas y del provocativo glamour de las realezas, las muestras de congoja expresadas en suelo inglés y en buena parte del mundo, suponen que ciertas colectividades siguen siendo “deseadas”. Algo de esto último parece resultar cuestionado, o por lo menos, digno de ser revisado por este rincón del mundo. Pasen y vean.

En el artículo del fin de semana anterior nos referíamos a que, a partir del atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, el país se enfrentaba a una encrucijada. La tercera desde el retorno democrático de 1983. De manera muy naif, imaginábamos el proceso como esos caminos ruteros que, cuando finaliza la calzada por la que circulamos, nos obligan a girar hacia la izquierda o hacia la derecha (el articulista no puede dejar de pensar en la famosa Ruta del Desierto de La Pampa que una vez concluida, yendo en sentido este – oeste, nos obliga a girar hacia Mendoza o hacia la puerta de entrada de la Patagonia. Sigamos con el análisis político que para las vacaciones de verano todavía falta…).

Suponíamos que, más temprano que tarde, aparecerían algunos lineamientos, muy embrionarios si se quiere, de nuevas formas de relacionamiento político. Como suele sucedernos en no pocas ocasiones, la prevalencia de ciertas miserias ha demostrado nuestro error, ya que, con distintos artilugios, excusas y argumentos, la convocatoria al diálogo político ha sido relativizada por el espacio encarnado en Juntos por el Cambio.

A poco más de una semana de los hechos ocurridos en el barrio porteño de Recoleta, comienza a confirmarse que el atacante de Cristina Fernández de Kirchner no actuó solo ni mucho menos, sino que existió cierta logística e inteligencia puesta al servicio del atentado. Hasta ahora todo pareciera indicar que el grupo que lo acompañó resulta una síntesis de advenedizos inexpertos constituidos por un espíritu de odio y con algunos vasos comunicantes con sectores marginales de la vida política del país. Como diría el relator futbolero que desea gritar goles, “solamente por ahora”.

Si hace siete días atrás desechábamos el ejercicio contra fáctico de pensar qué podría haber sucedido en el país si la bala salía de la pistola Bersa que mal accionó Fernando Sabag Montiel, nada impide que ejercitemos nuestra imaginación planteando, por lo menos, tres hipotéticos escenarios futuros que depararía la realidad política argentina de este tiempo.

Al escenario imaginado número uno lo definiremos como “Modelo Europeo” y resulta, a fuerza de ser sinceros, el más deseado. Se sintetizaría en una mesa de diálogo de la que participarían todas las fuerzas políticas, los referentes más importantes de los movimientos sociales, de las autoridades religiosas sin distinción de credo, y la dirigencia sindical y empresarial en su conjunto. Se establecerían límites muy concretos a cierta violencia discursiva y de la otra, apostando a un proceso electoral en 2023 armónico, como una aspiración, si se quiere, chiquita. En términos de resultados, quien caiga derrotado tal vez termine como una fuerza atomizada, pero la existencia de cierta concordancia mínima no resultaría un dato menor.

Al escenario dos, lo definiremos como “Setentista”. Lo suponemos como poco probable, y en este caso el sistema político estallaría por los aires. Se iniciaría un proceso de recrudecida violencia entre bandos, donde la única opción legítima es la eliminación del otro. Si prestamos atención a ciertos discursos de los últimos tiempos, planteados por personajes si se quiere menores, que fungen de outsiders, y que refieren a cárcel o balas para quienes reivindicamos ciertas ideas e historia política, no podemos cuanto menos que estar preocupados. Aquí, no sólo los discursos se radicalizan sino que la acción deja de ser política en términos de reconocimiento del otro como sujeto de derechos y buena parte de la sociedad no participa de la disputa.

Al tercer escenario lo llamaremos “Vamos viendo”. Es el más actual y tal vez sea el más realista de todos y en él, si se quiere, nada es definitivo, ya que el juego está totalmente abierto. Existen dos grandes bloques de poder, uno que cuenta a su favor con las corporaciones mediáticas, un sector del Poder Judicial que ha formado parte del Lawfare, grupos políticos que, hacia afuera, intentan diferenciarse entre halcones y palomas (sin éxito) y una minoría intensa que se imagina en un escalón moral superior desde su forma de vida. El otro bloque cuenta con el manejo del Estado a nivel nacional, una lideresa que comienza a aglutinar detrás de sí al conjunto de manera cada vez más determinante, una serie de referencias institucionales no menores (gobernadores, sindicatos y legisladores) y, a otra minoría intensa muy predispuesta a entender la práctica política en las calles.

En este escenario se llega al proceso electoral como se pueda y su resultado, como señalamos línea más arriba, deriva en la atomización de la fuerza política que cae derrotada.

Si es el peronismo, los gobernadores tratarían de aceitar relaciones con el poder central para no perder fortaleza política, buena parte de la dirigencia sindical profundizaría su sempiterna disposición a cortarse sola y el conjunto de la militancia política que le da vida quedaría desprotegida y sin una referencia del todo clara. Esto no sería una novedad en sí misma ya que ocurrió de manera evidente en el período 2016 / 2018, pero el riesgo radica en una derecha envalentonada que ya no se conforme con despedir periodistas o perseguir judicialmente (y con prácticas de espías) solamente a algunos dirigentes opositores.

Si el derrotado es Juntos por el Cambio, el estado de las cosas haría que cada una de las tres fuerzas que la componen se focalice en la acción de gobierno de aquellos espacios que lograran mantener. Sería el probable inicio del trámite jubilatorio de Mauricio Macri y no pocos dirigentes opositores quedarían confinados al rol de comentaristas de la realidad desde las corporaciones mediáticas que, a no dudarlo, seguirán estando “vivitas y coleando”.

En esta coyuntura, tal vez y sólo tal vez, el peronismo construiría tal masa crítica que podría permitirle sentar ciertas bases de desarrollo político que por falta de consistencia institucional  (por ejemplo la minoría en la Cámara de Diputados) y política (las diferencias internas entre setiembre de 2021 y agosto de 2022) han sido bloqueantes para el gobierno de Alberto Fernández.

Al igual que en el escenario dos, el resto de la sociedad estaría (y está) en otra cosa, donde no le presta atención a una pelea que no le interesa y que se expresa en el extremo de que buena parte de ese sector (habrá que esperar las primeras encuestas) da por sentado que el atentado contra la vicepresidenta es algo armado. Desde ciertos análisis esto aparece como una virtud en sí misma y es “la política” la responsable de no dar cuenta del asunto. Y acá nos paramos con la referencia de este hilo de twits planteados por Daniel Feierstein y del que sugerimos leer atentamente.   

https://twitter.com/DanielFeiers/status/1568054370285010944

En el “Vamos viendo”, la dirigencia en su conjunto no puede articular ningún acuerdo definitivo, lo cual se refuerza en ese mirar para otro lado de un sector no precisamente minoritario de la sociedad que dice no entender la política porque en definitiva, “son todos iguales”.

En este último sentido, los dirigentes de Juntos por el Cambio no las tienen todas consigo. Durante muchísimo tiempo avivaron una disputa política que creó un ida y vuelta con sus partidarios donde sólo queda ir, como en una recta de circuito automovilístico, cada más a fondo. Una muestra la tuvimos en los casos de aquellos dirigentes que se salieron de cierto molde y expresaron alguna forma de solidaridad con la vicepresidenta a partir del ataque sufrido. Sólo basta ver las interacciones (violentas) en redes para entender los estrechos límites en los que se mueve cierta dirigencia que cree, que “el cliente siempre tiene la razón”.

Para pensar junto a la almohada: si, como señala Feierstein, el mundo que conocimos se desvanece entre nuestros dedos, vale preguntarse: ¿si no es a través de la política, cómo se pueden construir los sueños colectivos? Tal vez, desde ciertas corrientes ideológicas nos expliquen que esas aspiraciones ya no tienen demasiado fundamento, ya que sólo vale el hombre en un sentido individual del término y no junto a su entorno.

El clima de época, con la dosis justa de cinismo, descreimiento y supra valorización de lo individual, justifica el horror de que el asesinato que no fue, pueda haber sido ficcionado. Nuestra sobre información, nuestra virtualidad imaginada en el “1984” de George Orwell, nuestra insatisfacción permanente, anclada en el consumismo de que todo debe ser conseguido aquí y ahora, resulta el sustento de ciertos enojos sociales. El “pienso, luego existo” de Descartes, se transformó en pleno siglo XXI en la idea de una duda justificadora, paradójicamente, asertiva si se quiere, de que nuestros peores miedos, fantasmas y suposiciones pueden ser reales. Sólo queda encontrar quien lo explicite en redes y en el boca a boca de cierta ignorancia. La duda, en definitiva, no sirve como elemento de desarrollo personal, sino en el oxímoron que permite confirmar nuestras creencias, sin importar el nivel de fundamento.

Ante esto último la política como práctica humana se enfrenta a un doble (y enorme) desafío: brindar certezas y reversionar un “yo” comunitario. Aquí y en el primer mundo. Más allá de los apoyos en las calles a quien ha sufrido el peor atentado en democracia. Más allá de las muestras de dolor por la desaparición física de una reina imperial.

 (*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 11 Sep 2022 08:54:25 -0300
En partido https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6728-en-partido https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6728-en-partido En partido

Hay que salir a pelear,
hay que salir a luchar.
Hay que volver a encontrar,
todas las cosas divinas,
defender el lugar.

Fito Paez

En la lógica de los deportes, sobre todo en esos que nos gustan a los argentinos, en muchas ocasiones, en algún momento del desarrollo del juego se presentan situaciones en donde el que parece encaminarse a una segura y a veces dolorosa derrota, por determinadas circunstancias entiende que apareció una oportunidad de empardar las cosas y de que no todo está perdido. Va de suyo la importancia de la cuestión psicológica en los deportes de elite y también en la práctica amateur, pero un gol casual en un 2 a 0, un par de triples seguidos en un caliente partido de básquet o la posibilidad de quebrar el saque en el tenis, supone un aliciente que pone “en partido” a los vapuleados. Tal vez de esa manera pueda sintetizarse la semana política que acaba de concluir en el país, donde un alegato judicial que parecía estar construido para un fiscal que podía (y debía) florearse, terminó siendo un instrumento de una construcción política que hasta hace unos pocos días (tal vez horas), parecía improbable. De eso se trata nuestra última columna de agosto. Repasemos.

La semana comenzó con la expectativa de qué tipo de pena solicitarían los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola en la llamada causa “Vialidad” a Cristina Fernández de Kirchner y al resto de los implicados en la misma. Luego de nueve días continuados de un alegato que, a diferencia de lo que pasó con toda la sustanciación del juicio, contó con una cobertura permanente de la cadena nacional de medios hegemónicos de la Argentina, el dato de doce años de prisión y la inhabilitación perpetua para el ejercicio de cargos públicos para la actual vicepresidenta, sirvió como argumento de celebración para buena parte del llamado círculo rojo macrista, sus voceros comunicacionales y sus funcionales dirigentes partidarios.

La voracidad procesal quedó demostrada en la decisión del Tribunal en cuestión, quien le denegó la posibilidad de la ampliación de la declaración indagatoria que pidió la principal acusada para el día martes, a partir de una serie de argumentaciones efectuadas por el dúo Luciani – Mola.

https://www.youtube.com/watch?v=aNtbi1tSiWo

A partir de ello, Cristina Fernández de Kirchner se ocupó de dar a conocer aquello que no se le permitió en sede judicial. Vía redes, y durante no menos de 90 minutos, por enésima vez ocupó el centro de la escena política del país. El argumento opositor de que su alocución no fue jurídica sino política, además de parecerse a un pretexto adolescente, esconde el hecho de que buena parte del proceso resulta del segundo tipo antes que del primero.

El alegato fiscal tiene dos consecuencias: una referida a lo estrictamente judicial y la otra de raíz política. En la primera de ellas, y de acuerdo a lo expresado por Luciani, la presidenta de entonces no podía desconocer lo que sucedía en la obra pública de Santa Cruz, ya que la supuesta relación corrupta entre funcionarios y empresarios estaba fundada en un tipo de asociación ilícita de la que Fernández habría sido la jefa.

Esto depara varios análisis conexos. El primero es que el cúmulo de supuestas obras no realizadas y de atraso o sobreprecios en las que sí se realizaron (base del argumento judicial) fueron desmentidas por los propios testigos que aportó la fiscalía.

El segundo es que una organización estatal que ponga en funcionamiento cualquier tipo de obra pública, si uno de los funcionarios desarrolla un hecho de corrupción, resulta sospechosa de estar conformada en un modo de asociación ilícita. En ese sentido, la respuesta de un tal Miguel Angel Pichetto, ex candidato a vicepresidente de Mauricio Macri, afirmando que un gobierno democrático, con todos los organismos de control funcionando, nunca puede ser acusado de esa figura legal; habla por sí solo del desvarío del fiscal futbolista.

El tercero es que no aparece en las supuestas tres toneladas de prueba (Luciani afirmando que los expedientes fueron efectivamente pesados se parece más a un bufón de la corte antes que a un digno funcionario judicial), ninguna vinculación entre Lázaro Báez y Fernández de Kirchner. Ni carta, ni mensajes de texto, ni mails, ni depósito en dinero en cuentas nacionales o del exterior, cruzadas o propias. Nada. Rara asociación ilícita formada sin el ejercicio de ningún tipo de vínculos.

https://twitter.com/CFKArgentina/status/1562394416752517120

El cuarto, y como broche final, lo cierra el hecho de que en el alegato se aportaron elementos de otras causas que nada tenían que ver con este juicio y que, además, habían sido desechadas por otras instancias judiciales. No son pocos los que afirman sobre la prohibición de este procedimiento en un alegato final, que, según los expertos, debe presentarse como una especie de síntesis de las pruebas demostradas en el juicio.

Ese cúmulo de elementos le dio carnadura a la respuesta política que se consolidó en los días venideros. Más allá de los intereses judiciales de la propia acusada, no fueron pocos los dirigentes que entendieron que la jurisprudencia que dejarían asentada los argumentos de Luciani ponen en riesgo cualquier decisión de derecho administrativo que se tome desde todo tipo de organización estatal.

Desde hace tiempo, la consigna “si la tocan a Cristina, qué kilombo se va a armar”, funcionaba como una definición política de sus partidarios. Del otro lado de la grieta, en muchas ocasiones, se ponía la mirada en un tono burlón, lo cual se parecía a una provocación sin sentido. La respuesta inicial se conoció en la noche del martes: primero como reacción a esa decena de “vecinos” de Recoleta donde tiene su departamento porteño la vicepresidenta, que se movilizaron cacerola en mano para celebrar el pedido de condena de Luciani y el segundo como muestra de apoyo que se extendió al conjunto de las provincias argentinas.

Ciudadanos y ciudadanas, integrantes de múltiples organizaciones sociales y políticas de todo tipo o sin pertenencia a ningún espacio, supieron movilizarse de cara a defender a una dirigente que sigue siendo una referencia insoslayable. Ese fenómeno que empezó a consumarse, se vinculó al conjunto de todo la dirigencia oficialista (y en algunos opositores) que en algunos casos por convicción y en otro por la fuerza irremediable de los hechos, se sumó a la ola de apoyos.

La respuesta política e institucional del peronismo deviene en un reordenamiento impuesto por su propio ADN: desde su nacimiento en aquel mítico 17 de Octubre de 1945 que perseguía la liberación de su líder, pero además por comprensión ideológica histórico – conceptual que da por hecho que el conflicto es inherente a cierta cotidianidad. En esta coyuntura puntual, Lawfare mediante, el oficialismo movió sus fichas: no sólo por lo que pudo reflejarse en redes sino, y esto es fundamental, por lo que pudo verse en las calles.

https://twitter.com/p_justicialista/status/1562822350508158976

En el Frente de Todos nadie pareció resultar indiferente. Al apoyo de los 500 intendentes de días pasados, se sumaron dirigentes de distinto peso en el respaldo a Cristina Fernández pero también, de alguna manera, como autodefensa de cara al futuro.

Incluso Omar Perotti, descontador de sueldos de docentes, estatales y trabajadores de la salud, algo impropio y vergonzante para un dirigente político que se autodefine como peronista; y más allá de su militancia equilibrista inconmovible, se vio obligado a brindar un apoyo a través del comunicado emitido por el Partido Justicialista. Con la tibieza de siempre, pero, debe reconocerse, mal no le ha ido hasta ahora con sus modos. Huelga decirlo.

El propio presidente de la Nación se hizo visible en el tema. Fustigó  los postulados que suponen los fiscales. Visitó algún medio de “la corpo” y dio nota a algún medio amigo. Es cierto que una frase que no cae bien terminó siendo el argumento de aquellos que en la previa, (desde el propio oficialismo) se quejaban de esa visita, y que, de alguna manera, pareció darles la razón. Pero eso es sólo lo que subyace en la superficie.

Si hay algo que el resultado de 2015 dejó asentado, que unos cuantos parecieron reconocer entonces y no pocos parecieron olvidar por estos días, es que no alcanza con hablarle a los propios. La disputa política o la batalla cultural (conceptualícelo como usted quiera estimado/a lector/a) se dan en todos los frentes. Y esto no resulta así porque los más elementales manuales de comunicación política lo digan o porque seamos inocentes pensando de que, en tiempos de grietas viscerales, podrá convencerse de algo distinto a quien está del otro lado de la pantalla o del receptor. Esto es así porque a la burla, la falta de respeto y la mala información se le responde de frente y poniendo en valor todo aquello que se construye políticamente. Si somos mejores, también debemos demostrarlo jugando de visitantes. Bien por el dirigente que se anima a ir a TN pese a todo. Mal por quedar embarullado en una declaración que sirvió para sacarla de contexto.

https://twitter.com/alferdezprensa/status/1562817617756299264

Del otro lado, en Juntos por el Cambio, la reacción inicial al alegato de Luciani pareció de festejo en nombre de la república, las instituciones y “coso”. Se pareció (y lo es) a una defensa corporativa que, a partir de las declaraciones presidenciales, derivó en un nuevo pedido de juicio político que intentó mostrar una unidad que hace rato no existe.

El comentario de Elisa Carrió afirmando que fue espiada por la Policía Federal que conducía Patricia Bullrich, la negativa de Facundo Manes a firmar el pedido de juicio político a Fernández, el silencio inicial y las respuestas oscilantes de Mauricio Macri respecto de la promiscua relación entre José López, su “hermano de la vida” Nicolás Caputo y su compañero de la otrora comisión directiva de Boca Juniors Jorge Sánchez Córdova, a la sazón director del Banco Finansur, entidad de donde salió parte del dinero de los bolsos del ex funcionario y que Cristina Fernández denunciara con inestimable agudeza; demuestra, una vez más, que más allá de cierta protección mediática; en la oposición amarilla las cosas no están ordenadas ni mucho menos.

Y todo volvió a cambiar en la mañana del sábado cuando la calle donde se domicilia Cristina Fernández apareció vallada por la policía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, impidiendo que los partidarios de la vicepresidenta se movilizaran hasta la puerta de su casa. La brutalidad política de Horacio Rodríguez Larreta, se entronca de manera directa con la ignorancia de clase que porta el fiscal en cuestión.

¿Acaso imaginaban que a un movimiento político que ha sufrido fusilamientos, proscripciones, destierros, desapariciones y derrotas políticas fenomenales pero que siempre se ha sabido reconstruir, lo iban a sojuzgar un juicio amañado y unas vallas de hierro defendidas por un centenar de policías? ¿Acaso suponían que a la lideresa más importante desde la muerte del General Juan Domingo Perón hasta nuestros días, podrían condicionarla con elementos tan básicos?

https://twitter.com/horaciorlarreta/status/1563693248027283462

La presentación sin preguntas del Jefe de Gobierno porteño en la noche del sábado, el parcial acompañamiento de dirigentes de su propio espacio, y si se quiere, la expresión corporal de algunos de ellos demostraron más temprano que tarde, que las consecuencias de algunas provocaciones no son gratis para sus ideólogos. ¿Fin del sueño presidencialista para el funcionario de PAMI en tiempos de la Alianza? Pregunta para la almohada.

En “Salir al sol” la canción del epígrafe que supo componer Fito Páez, en algún párrafo pide “conéctense de una vez y van a ver que es posible”. Algo de eso subyace en la respuesta que el peronismo pergeñó en las calles y que va más allá de cierta institucionalidad. Si en algún momento de la semana se pensó en una gran convocatoria que sintetice el apoyo a Cristina Fernández con cientos de miles de ciudadanas y ciudadanos en el epicentro que supone la Plaza de Mayo, por ejemplo en un 17 de octubre, en las últimas horas prevaleció la idea de una movilización permanente. Como una forma de reencuentro interno, como una muestra al conjunto de la sociedad y como una respuesta inequívoca a cierta derecha que en su delirio conceptual, supone que una victoria en 2023 le daría un cheque en blanco para cualquier forma de desordenamiento de nuestras vidas. Sin haberlo construido tan claramente en la previa, el oficialismo está en partido. Y vaya sino. El condimento político y épico ya lo tiene. Sólo debe corregir un par de variables macroeconómicas. No es poco precisamente. Tampoco es imposible.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 28 Aug 2022 11:05:08 -0300
Como era entonces https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6575-como-era-entonces https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6575-como-era-entonces Como era entonces

Todo está como era entonces:
la casa, la calle, el río,
los árboles con sus hojas,
y las ramas con sus nidos.
Todo está, nada ha cambiado.
El horizonte es el mismo.

Olegario Víctor Andrade

Las elecciones legislativas para el Concejo Municipal en Rosario, dejan la foto final de que nada ha cambiado del todo. Más allá de las novedades de ocasión, el 10 de diciembre nos encontraremos con un cuerpo legislativo institucionalizado por una marcada atomización, ya que, sobre un número de 28 concejales, hacia su interior conviven seis fuerzas políticas de distinto signo y algunas de ellas atravesadas por no pocas diferencias. Repasemos lo estructural y los detalles novedosos.

Lo primero que debe señalarse es algo que se parece a un rasgo ya histórico: con alguna excepción, el peronismo triunfó en las seccionales más alejadas del centro, mientras que en este último prevalecieron, alternadamente, el Frente Progresista y Juntos por el Cambio. Como es sabido, toda regla tiene una excepción y en este caso 2007 representó un mojón insoslayable para el socialismo, ya que Miguel Lifschitz en aquella oportunidad se impuso en todas las seccionales rosarinas, al igual que Roy López Molina lo hizo en 2017, cuando el color amarillo se había transformado en una fuerza arrolladora.

El segundo factor distintivo a simple vista es que (casi) “todos ganaron”. El oficialismo gobernante porque prevaleció sobre el resto con unos 5.000 votos sobre el segundo; el espacio de Ciudad Futura porque teniendo que renovar una concejalía obtuvo dos; Mejor, esa novedad que tiene como principal referente al periodista Miguel Tessandori, porque también contará con dos representantes desde el próximo mes; y el peronismo que, manteniendo las tres bancas que ponía en juego, aplica aquella vieja máxima futbolera que dice que, si no se puede ganar, empatar no es un mal resultado.

Quien no pudo revalidar títulos fue el espacio de Juntos por el Cambio que, renovando seis concejales de aquella excelente elección del ya mencionado López Molina, sólo obtuvo tres. No deja de ser llamativo el dato ya que, en este 2021, la fuerza fundada por Mauricio Macri hizo una muy buena elección a lo largo y ancho del país, al igual de lo que había sucedido en 2017. Las razones pueden ser variadas: debilidad de la lista, crisis interna producto de permanentes divisiones, falta de un liderazgo local que prevalezca en el día a día o algún episodio de la vida privada de la dirigente que encabezaba la lista y que se hizo público a semanas de la elección, son los elementos que marcan el presente del Juntos por el Cambio local.

Por otro lado, no todo puede ser interpretado como alegría en el oficialismo gobernante, más allá del triunfo. Objetivamente, si se mira la anterior elección de medio término en 2017, el Frente Progresista recuperó casi 25.000 sufragios. Pero a la vez, resulta llamativa la pérdida de votos entre este domingo 14 de noviembre y la votación de junio 2019 para concejales. Si bien el dato no es absolutamente comparable, ya que en la de hace dos años conviven dos elecciones (ejecutiva y legislativa), en términos de la revisión del andar político del oficialismo, la diferencia radica en no menos de 40.000 votos. Esto, supone dos situaciones: que Ciro Seisas, más allá de resultar una persona conocida, estuvo muy lejos de poder recibir el caudal de votos que alcanzó su jefe político en 2019 (184.000) y que, mirando las últimas cinco elecciones legislativas de medio término, el número de 115.000 adhesiones es uno de los menores que ha recibido un oficialismo hasta aquí.

Más allá de alguna celebración de ocasión el dato está allí al alcance de la mano. ¿Incapacidad del candidato, disconformidad ciudadana con la gestión de Pablo Javkin, (entre otras cosas producto de la pandemia) o falta de trabajo territorial que potencie lo que, según declaman los funcionarios municipales, bien se ha hecho hasta el momento? Aquí también, tal vez ninguna de las explicaciones resulte excluyente y en los hechos haya un poco de cada cosa.

Recinto del Concejo Municipal de Rosario
Recinto del Concejo Municipal de Rosario

Por el lado del peronismo, los números se repiten respecto de las últimas tres elecciones a cargos de concejales, estableciéndose en la banda que va de 100.000 a 110.000 votos. Esa monocromía fue rota en el 2019 por Roberto Sukerman (dato también a relativizar Boleta Única mediante) quien para la disputa a la intendencia alcanzó alrededor de 174.000 sufragios.

La renovación que supuestamente encarnaría Lisandro Cavatorta no redundó en una diferencia a su favor que sea digna de destacar. En Rosario, el justicialismo, parece contar con una base sostenida que le permite ser un actor con peso específico, pero, excepto la particularidad del actual ministro de gobierno de la provincia en 2019, sigue sin encontrar un referente local con proyección para 2023. ¿Aceptará Marcelo Lewandoski ser el candidato en dos años, o su figura será proyectada a nivel provincial, teniendo en cuenta que Omar Perotti no puede ser reelegido y su espacio no cuenta con una figura de reemplazo? Es cierto que falta una eternidad para ese tiempo, pero, no menos real es que más temprano que tarde veremos hacia donde van sus primeros movimientos.

La novedad política de la semana no vino del lado de los resultados del domingo sino de la foto que el intendente rosarino hizo circular vía redes con el recientemente electo senador por Santa Fe Dionisio Scarpín, dirigente político que, como hombre de Juntos por el Cambio e intendente de Avellaneda, supo militar en las filas de los anticuarentenas del Covid y por la defensa de la malograda firma Vicentín y de sus principales directivos, varios de ellos acusados de estafa.

En el texto que acompaña la foto, aparece la convocatoria a la conformación de nuevos frentes, sueño sempiterno de la conducción radical de la provincia que, durante el período 2015 – 2019, tuvo la enorme capacidad de cobrar políticamente en los dos frentes: en el plano nacional formando parte de Cambiemos y en el local, siendo una de las patas del Frente Progresista. Las anteriores imágenes (no tan antiguas) de Javkin reunido en bares con Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau, Rogelio Frigerio o el diputado electo Facundo Manes complementan y dan sentido a su encuentro con el compañero de fórmula de Carolina Losada quien, según el ex presidente de la FUR, defenderá a Rosario en el Congreso. Uno desea que ponga el mismo ahínco que puso con los dueños de los vinos “El contrabandista”.

El articulista, afectado por su ludopatía crónica, se anima a apostar por el futuro (y no tanto) giro hacia la derecha del intendente rosarino, todo sazonado con un discurso que contenga una justa dosis de progresismo que endulce oídos. La apuesta no es estructurada por el azar, a suerte y verdad, sino que, además del estilo que ha impuesto Javkin a su gestión, tiene como fundamento el contexto nacional que imagina un radicalismo decidido a tallar como nunca en este siglo XXI en el tablero nacional y disputando la interna, de manera decidida, en el espacio de Juntos por el Cambio. ¿Alguien, en serio, supone que el ex Franja Morada se quedará a revalidar títulos rosarinos acompañado de un socialismo que, hasta ahora, cada vez se parece más a una fuerza testimonial en las ligas mayores?

Otro domingo de elecciones pasó, y en Rosario, el Concejo seguirá más o menos por los mismos carriles, aunque haya cambiado la primera minoría (para el oficialismo ahora). La negociación política será permanente, proyecto por proyecto, con el riesgo real de posibles demoras (a veces) innecesarias en el tratamiento legislativo, si es que el propio Frente Progresista no muestra cintura y muñeca política para sortear las no pocas diferencias que existen no sólo en el conjunto del cuerpo, sino al interior del propio bloque que referencia en el Ejecutivo. Casi, casi, todo está como era entonces.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 21 Nov 2021 14:22:07 -0300
A 47 años de la Ley de los trabajadores https://fundamentar.com/nacional/item/6557-a-47-anos-de-la-ley-de-los-trabajadores https://fundamentar.com/nacional/item/6557-a-47-anos-de-la-ley-de-los-trabajadores A 47 años de la Ley de los trabajadores

"El trabajo es un elemento fundamental para
la dignidad de las personas. Trabajando
nos volvemos más personas"
Papa Francisco. (1 de mayo 2018)

Como señala el Papa Francisco el trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de las personas, donde el ser humano encuentra en el salario justo las posibilidades de su desarrollo y el acceso a los bienes en su destino común y la Ley de Contrato de Trabajo promulgada el 20 de setiembre de 1974 constituye un paradigma que significó una conquista social enorme de los trabajadores quienes pasaban a contar con una ley protectoria de sus derechos.

El derecho laboral, en nuestro país y en el plano de las relaciones individuales de trabajo, se había desarrollado de un modo totalmente fragmentario e inorgánico. La regulación fundamental del contrato de trabajo estaba constituida por la ley 11.729 de 1934 complementada por algunas otras normas dispersas que venían de los primeros decenios del siglo XX, como la ley 4.661 del año 1905 de descanso dominical de autoría de Joaquín V. González, la ley 5.291 de 1907 regulatoria del trabajo de mujeres  y niños, la ley de accidentes de trabajo 9.688 del año 1915, la ley 11.544 de jornada de trabajo de año 1929, entre otras. La dispersión normativa se aceleró en la década del 40, concretamente tras la creación de la Secretaria de Trabajo y Previsión en 1943, reconociéndose la suprema dignidad del trabajo y de los trabajadores, y desde la cual se crearon los tribunales del trabajo, numerosos estatutos profesionales –como el estatuto del peón rural mediante decreto-ley 28.169/44, el aguinaldo instituido por el decreto-ley 33.302/45, las vacaciones pagas, se mejoraron las indemnizaciones laborales duplicándose las previstas en la ley 11.729, entre otras conquistas situadas en defensa de los trabajadores, los derechos humanos y la justicia social, alcanzando la mas alta cumbre del derecho del trabajo al consagrarse constitucionalmente los derechos del trabajador en la Constitución de 1949.

En la génesis del peronismo, Perón se encargó de plantear una doctrina contraria al demoliberalismo, y que tiene su centro en el hombre que trabaja.  En tal sentido sostuvo: “se llenaban la boca con la palabra libertad, cuando la única libertad del pobre, era de morirse de hambre” y en relación al trabajo, dejó grabada en la más alta cumbre de nuestra cultura que “en la Argentina existe una sola clase de hombres, los que trabajan”.

Aunque hasta entonces lejos se encontraba la posibilidad de alcanzarse un cuerpo único y ordenado de normas del trabajo y el anhelo de Bialet Massé y su proyecto de una Ley Nacional del Trabajo.

En 1974, La Ley de Contrato de Trabajo nº 20744 significó una enorme conquista de los sectores trabajadores siendo concebida con una marcada concepción humanista del trabajo. Fue obra del Dr. Norberto Centeno, abogado laboralista desparecido en Mar del Plata en la llamada “Noche de las corbatas” en julio de 1977 y constituyó un punto de inflexión fundamental en el desarrollo del derecho del trabajo en nuestro país. Según Roberto Pompa el hecho de que la primera ley general sobre el contrato de trabajo se haya sancionado recién en 1974 demuestra “lo difícil que fue esa lucha” durante muchos años anteriores. Asimismo el ex juez laboral Moisés Meik, repasando los hitos y luchas previas a la sanción de la LCT en 1974 dijo: “uno de los mayores logros de la LCT fue que, como una biblia laica, estaba en el bolsillo de todos los trabajadores, que la sacaban cada vez que había que negociar los convenios o reclamar por sus derechos”.

En efecto la Ley de Contrato de Trabajo fue la resultante de un largo proceso histórico, social y político para el reconocimiento de derechos de los trabajadores.

No se trató de una mera compilación de jurisprudencia y doctrinas de la época sino fue una obra de una enorme calidad técnica incorporando un novedoso sistema tutelar y protección a los trabajadores. 

Decía Centeno: “Ley de Contrato de Trabajo es obra de sistematización, sin resignar por ello cuanto de original contiene. Con ser derecho nuevo no se ha legislado prescindiendo de los aportes de una calificada doctrina nacional, verdadera escuela de derecho, los precedentes de la jurisprudencia y los antecedentes de la legislación y doctrina extranjeras, convenios y recomendaciones de organismos internacionales, congresos científicos e incluso por apelación a normas de eficacia probada, provenientes de aquellas que se dieran los grupos sociales a través de convenciones colectivas de trabajo. Razón de más, conforme a lo dicho, para afirmar que la Ley de Contrato de Trabajo no es un producto de gabinete ni el resultado de una combinación, más o menos feliz, de fórmulas abstractas. Los datos vienen tomados de la realidad concreta adoptados en función de ideales sociales de justicia; de allí el estricto criterio de factibilidad que la informa, al combinar lo ideal con lo posible, si como estamos dispuestos a afirmar el derecho del trabajo, con cuánta mayor razón, es derecho de la realidad…“Tampoco es una obra final…Es en cambio derecho en evolución”. 

La Ley de Contrato de Trabajo no fue una ley ajena a su tiempo, fue promulgada luego de la recuperación democrática de 1973 y la asunción del peronismo al gobierno luego de dieciocho años de proscripciones. El profundo sentimiento por lo social estaba presente.

En palabras de Centeno: “El trabajo como valor esencial y original de las cosas y una sociedad fundada en él, es la idea que se transmite a todo el dispositivo, pero además el trabajo, como hacer, se confunde con el trabajador y es por ello el destino de perfección (…) La idea de justicia social es la que domina toda su estructura".

En ella se fijaron los principios fundamentales del derecho del trabajo y de todo el sistema legal de protección inspirados en la idea de la justicia social. Cabe recordar que el Derecho del Trabajo nació del cuestionamiento del paradigma liberal de la igualdad para contratar y en efecto parte de la asimetría de las partes contratantes. Ese desequilibrio de poderes se ha traducido en el concepto de “hiposuficiencia”: tradicionalmente dicho concepto estaba asociado a la denominada “hiposuficiencia negocial” que se da al inicio de una relación laboral y durante la vigencia de ésta, pero también aplica a la “hiposuficiencia reclamacional” donde resulta innegable que durante la duración de la relación laboral deviene casi inexistente cualquier reclamo que pudiera esbozar el trabajador dependiente donde por temor a perder su fuente de trabajo calla y consiente situaciones que le resultan plenamente desfavorables. El contrato de trabajo se da en un marco de subordinación, es una relación de poder y el Derecho del Trabajo nació justamente para poner un “límite a ese poder” patronal.

En efecto vale mencionar el texto original de la ley 20.744 que en art. 19 expresamente disponía lo que era toda una declaración de principios: “las desigualdades que crea esta ley a favor de una de las partes, solo se entenderán como forma de compensar otras que de por sí se dan en la relación”.

Posteriormente la ley 26.592 (BO 21/05/2010) recuperó el viejo art. 19 en el actual art. 17 bis volviendo a dejar en claro el marcado matiz protectorio que la legislación laboral otorga al trabajador.

La Ley de Contrato de Trabajo de 1974 vino a modificar la concepción del derecho del trabajo: fue efectivamente otro modo de concebir al derecho laboral: en efecto, el bien jurídico tutelado pasó a ser indiscutiblemente el trabajo humano y la protección de la dignidad humana en el vínculo laboral subordinado.

Se consagra una auténtica protección a la mujer a lo largo del Titulo VII (arts. 189 al 203 en la numeración original y que son los actuales 172 a 186), donde se prohíbe el trato discriminatorio, el trabajo a domicilio, las tareas penosas, peligrosas o insalubres, la protección de la maternidad, descansos por lactancia, prohibición de despido por causa de matrimonio, el estado de excedencia, configurando un verdadero hito a la lucha de las mujeres, garantizando la presencia y el protagonismo de las mujeres también en el ámbito laboral.

La Ley de Contrato de Trabajo no tenía un año y medio de vigencia cuando, a menos de un mes del golpe cívico-militar, el gobierno de facto sanciona la regla estatal 21.297 que derogó 27 artículos y modificó otros 99, supresiones y modificaciones perjudiciales para los trabajadores, que vieron conculcadas decenas de conquistas contenidas en el texto original. De más está de aclarar que la dictadura suprimió el artículo 19 precitado, que plasmaba el espíritu de la legislación laboral, también entre las principales modificaciones se terminó con la regulación sobre la tercerización laboral, se suspendió el derecho de huelga, y se prohibieron las actividades sindicales y la negociación colectiva. El bien jurídico tutelado que dejó de ser el trabajo humano subordinado para ser el mercado, lo que caracterizó a la política económica y social llevada adelante desde el Ministerio de Economía que encabezaba Martínez de Hoz.

Operada la recuperación de la democracia en el periodo 1983-1989 no se dictaron normas relevantes tendientes a la recuperación de los derechos laborales vulnerados por el régimen de facto.

Luego, la década del 90, fiel a la ideología liberal vigente por aquellos años, que respondía a otra lógica y que buscaba tutelar valores más asociados al mercado que a la defensa de los derechos sociales, arrojó como resultado que se elevaran los índices de precarización laboral y desprotección. El derecho laboral como derecho social terminaba desnaturalizándose, extinguiéndose; eran tiempos donde se experimentaba la transformación del “derecho del trabajo” en un “derecho del mercado de trabajo”. No se apuntaba a tutelar los derechos de los trabajadores sino a reafirmar al mercado como regulador supremo de la sociedad

En año 2003 marca un hito en ésta materia mediante la recuperación de millones de puestos de trabajo y el inicio de un proceso de recuperación de derechos laborales que habían sido erradicados de nuestro ordenamiento normativo. Se destaca en primer lugar la ley 25.877 del 19/03/2004 de ordenamiento del régimen laboral, la ley 26.088 del 24/04/2003 que restableció el antiguo artículo 71 de la ley 20.744 y agregó al art. 66 una acción judicial sumarísima para la obtención del cese de un ius variandi abusivo, la ley 26.341 del 24/12/2007 derogando inc b y c del art 103 bis de la ley 20.744 y el art 4 de la ley 24.700, la ley 26.390 del 25/06/2008 que estableció la prohibición del trabajo infantil y la protección del trabajo adolescente en consonancia con los convenios aprobados por la OIT, la ley 26.248 del 16/12/2008 que recuperó la redacción original del viejo art.9 de la ley 20.744,  la ley 26.474 del 23/01/2009 en materia de jornada de trabajo modificando el art. 92ter, la ley 26.574 del 29/12/2009 que fortaleció el principio de irrenunciabilidad del art 12 de la ley 20.744, la ley 26.696 del 29/08/2012 que modificó el art 275 de la ley 20.744 agregando una sanción adicional frente al supuesto de incumplimiento patronal de un acuerdo conciliatorio homologado judicial o administrativamente, la ley 26.592 del 21/05/2010 que como dijimos anteriormente recuperó el viejo art. 19 en el actual art. 17 bis volviendo a dejar en claro el marcado matiz protectorio que la legislación laboral otorga al trabajador. Durante todo este periodo se evidencia una modificación en la concepción del derecho del trabajo: en efecto, se cambió el bien jurídico tutelado que dejó de ser el mercado para volver a ser el trabajo humano y la protección de la dignidad humana en el vínculo laboral como lo había sido con el legislador de 1974.

El mundo del trabajo, en ésta encrucijada que propone la 4º Revolución Industrial debe avanzar hacia la Justicia Social. El Papa Francisco se ha pronunciado sobre la necesidad de desenmascarar la cultura de la muerte mostrando una cultura de la vida. La cultura del descarte proponiendo una cultura del encuentro.

Pareciera que en nuestro país, donde recientemente se conocieron propuestas, impulsadas por algunos sectores empresarios y que rápidamente contaron con el aval de determinados políticos, que plantean modificar el sistema legal de indemnizaciones laborales por despido, algunos sectores, han optado por la cultura de la muerte. Hablan de la contratación de un seguro de desempleo denominado “Seguro de Garantía de Indemnización” (SGI), abonado por las empresas sobre su nómina salarial y tendiente a garantizar el pago de una indemnización a todo trabajador que pierda su trabajo mediante el cobro de cuotas mensuales.

De éste modo la protección del trabajador despedido dejaría de ser una cuestión del ámbito del Derecho del Trabajo y pasaría a serlo de la órbita del Derecho de la Seguridad Social. La idea del SGI no resulta original, en el año 2017 en un proyecto de 145 artículos el entonces gobierno nacional (el ministro Triaca) intentó modificar aspectos sustanciales de la Ley de Contrato de Trabajo con la implementación de un modelo similar con un Fondo de Garantía comparable al que reciben los trabajadores de la construcción, el que implicaba modificar el sistema de reparación tarifado del despido. Lo cual arrasaría una larga tradición jurídica nacional tanto jurisprudencia, doctrinaria y normativa de casi 90 años, dado que frente al despido sin causa, desde la ley 11.729, el sistema tarifado indemnizatorio (aunque con variantes) siempre respondió al mismo al esquema “antigüedad por salario”. Por otro lado el sistema propuesto no protege a quienes trabajan sino que por el contrario los coloca en una situación de absoluto desamparo librado a los caprichos del empleador. Entendemos que la implementación de un sistema de seguro de indemnización mediante un fondo de capitalización se aparataría del texto constitucional, específicamente del art. 14 bis y del mandato de la ley suprema de protección contra el despido arbitrario, resultando violatorio de los principios protectorio, estabilidad, indemnidad y progresividad, desnaturalizándose todo el sistema de protección. 

Hoy, a 47 años de la promulgación de la Ley de Contrato de Trabajo, debemos estar atentos a todo tipo de propuestas regresivas que pretenden resurgir debates que deberían estar superado y que ignoran que cuando se trata de derechos laborales la progresividad debe ser el criterio.

Recordamos la labor de Norberto Centeno y la Ley de Contrato de Trabajo como instrumento para que los trabajadores cuenten con la protección legal que manda nuestra Constitución Nacional y los tratados sobre derechos humanos que la integran.

No olvidamos que el derecho no se agota en la pura dimensión normativa. Es, esencialmente, compromiso e instrumento de cambio y transformaciones colectivas. Los aniversarios tienen que ser épocas para promover la memoria activa, reafirmar aquellos valores y continuar marchando hacia una Argentina más justa, más libre y más soberana, que debe avanzar progresivamente, con inclusión, perspectiva de género y siguiendo las directrices que integran los derechos humanos- hacia adelante en la defensa de los derechos de los más desprotegidos.

(*) Abogado laboralista. Docente de Derecho Laboral en la Facultad de Derecho de la UNR.
(**) Abogado laboralista. Secretario de Adoctrinamiento Partido Justicialista Departamental Rosario.

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hola@fundamentar.com (Matias Severo (*) y Pablo Scolari (**)) Argentina Mon, 20 Sep 2021 22:50:26 -0300
Promesas vanas de un amor https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6446-promesas-vanas-de-un-amor https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6446-promesas-vanas-de-un-amor Promesas vanas de un amor

En este año electoral que comienza, muchos quieren borrar de la memoria social un vínculo político que tuvo un gran impacto en la vida de todos los santafesinos. Es nuestra intención aquí recordar esa relación y tratar así de impedir que los lobos se disfracen de ovejas.

A Miguel Lifschitz me tocó tenerlo cara a cara una sola vez para hacerle tan sólo dos preguntas inocentes. Aquí, y apenas comienzo, me permito irme por las ramas para luego retomar: estas simples preguntas que traigo a la memoria las realicé mientras su encargado de prensa me indicaba -a viva voz y con la mano firme en mi brazo- que ya no se harían más preguntas, como si tal cosa pudiera decidirlo quien responde. Lamentablemente, el periodismo rosarino está muy acostumbrado a ser “ordenado”, en ambos sentidos de la palabra.

Retomamos. Mi único encuentro con Lifschitz fue en medio de una grave inundación a poco tiempo de haber asumido y debo decir que su cara de agotamiento no se condice con la de alguien que tiene un diálogo productivo con la nación y recibe respuestas, recursos y soluciones. Pero estas son sólo impresiones y especulaciones mías. No prueba nada. Sólo es un dato de color que da contexto.

Mauricio Macri iba a convertir en autovías las rutas 33, la 34... ¡¡y la A012!! Lifschitz lo celebraba y no ocultaba su optimismo. El tiempo de la horrible confrontación kirchnerista había terminado.

¿Se acuerdan del Lifschitz sonriente como espectador del baile de Macri en su propia provincia (Venado Tuerto)? Se los refresco.

https://www.youtube.com/watch?v=CPg0aLeHXeg

El 5 de enero de 2016, el entonces gobernador se reunió con el ministro de transporte, Guillermo Dietrich. En las crónicas periodísticas podemos leer: Lifschitz manifestó que el encuentro “fue muy productivo, ya que pudimos agotar una larga agenda de temas que habíamos propuesto, estuvimos viendo las prioridades para la provincia y nos llevamos algunas buenas noticias, compromisos y una perspectiva de trabajo conjunto. Recibimos el compromiso de terminar, en un plazo breve, las obras de circunvalación en el sur de la provincia, iniciar en el curso del año los trabajos para convertir la ruta A012 en autovía, avanzar en la conexión vial entre Santa Fe y Paraná, iniciar las obras en la ruta 33 y darle continuidad a los trabajos que comenzaron en la autovía de la ruta 34”. Lifschitz también valoró “la decisión del ministro de mantener los subsidios al transporte de pasajeros” ejerciendo “un control y una fiscalización mucho más efectiva”. Propuestas, buenas noticias, perspectivas y compromisos… 

El/la lector/a sabe que los subsidios al transporte -rosarino, principalmente- disminuyeron notablemente durante la gestión de Macri. También sabe que en la A012 nunca se empezó ningún trabajo para convertirla en autovía. Puro circo. Pero mientras el gobierno socialista de Lifschitz se hallaba muy cómodo dialogando de manera permanente con el gobierno nacional y con la prensa, los resultados no llegaban, como así tampoco el Poder Ejecutivo pagaba la deuda de coparticipación, no hacía obras viales, no hacía escuelas… no nada. Así como se caían las promesas de Macri al electorado (impuesto a las ganancias, Fútbol Para Todos, Conectar Igualdad, etc), también se caían las promesas hechas al ex intendente rosarino. El gobernador no dudó en efectuar nuevas concesiones con la firma del Pacto Fiscal en 2018 a cambio de nada. De nuevo: Propuestas, buenas noticias, perspectivas y compromisos…

El discurso vacío sobre el diálogo, los consensos y La República que unía a Cambiemos con el FPCyS en el imaginario de muchos votantes, terminó por desdibujar a este último y llevar al ciudadano a que, entre el original y la copia, opte por el original, provocando en 2017 una muy mala elección del Frente y metiendo sólo un diputado nacional: Luis Contigiani, convertido posteriormente en hijo no reconocido tras el debate por el aborto legal, seguro y gratuito.

Si eligiéramos ir en el tiempo hacia atrás, ¿cómo olvidar el voto positivo por parte de los diputados del Frente Progresista, Hermes Binner y Alicia Ciciliani, sobre el pago de todo lo que reclamaban los fondos buitre? Ese pago posibilitó más adelante el mayor endeudamiento externo del que se tenga memoria, llevó al posterior default y al consiguiente endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional. “Errores” que el actual gobierno de Alberto Fernández está enfrentando en plena pandemia.

La defensa del voto de Ciciliani es para enmarcar. Miren.

https://www.youtube.com/watch?v=SDDwj9H2j0c

¿Errores, dije? La toma irresponsable de deuda en moneda extranjera no fue una herramienta del macrismo pura y exclusivamente. El gobierno nacional de Mauricio Macri fomentó la toma de deuda en dólares de los gobiernos subnacionales. La mayoría de las provincias está sufriendo las consecuencias y reestructurando deudas en default. Provincias como Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos han logrado reestructurarlas, gracias en parte al éxito previo de la negociación nacional de Martín Guzmán y Alberto Fernández, pero aún restan provincias como Buenos Aires y Tierra del Fuego. Al tren del endeudamiento Lifschitz se quiso subir con la friolera de mil millones de dólares y el Senado Provincial le puso algún límite, habilitándole la mitad. Semejante endeudamiento, sumado a contrataciones sin control en el marco de la emergencia en seguridad, pases a planta flojos de papeles y otros gastos, trajo aparejado un desequilibrio en las cuentas públicas que, pandemia mediante, a Omar Perotti le llevó nada más y nada menos que un año en ordenar.

Pero Lifschitz no fue el único que le agarró el gustito al endeudamiento. La entonces intendenta de Rosario, Mónica Fein, intentó tomar deuda por 200 millones de dólares en 2017 (y lo volvió a intentar en 2018). La movida fue frenada por el Concejo local y principalmente por el bloque peronista. No hace falta recordar que sólo un año después el peso se devaluó notablemente, por lo que los rosarinos se salvaron de una situación muy compleja. El actual intendente Pablo Javkin debe agradecer que los opositores al gobierno que él integraba no aceptaron el convite y notaron los peligros que semejante endeudamiento podía conllevar.

Para terminar, debemos decirlo con todas las letras: el Frente Progresista fue absolutamente funcional a la política nacional de Mauricio Macri. En el caso de la detención arbitraria de Milagro Sala, por ejemplo, el silencio fue ensordecedor, colocando al entonces gobernador santafesino a la derecha de Rodríguez Saá. Y lo mismo puede decirse con respecto a la postura del socialismo en otros casos de persecución judicial con fines políticos. Nada nuevo. Tan sólo un refresco de cosas que todos vivimos pero algunos prefieren olvidar.

Yapa para los que se quedaron pensando en la canción desde que leyeron el título:

https://www.youtube.com/watch?v=MCnWZCDVtX8

(*) Analista de Fundamenttar

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray (*)) Opinión Wed, 10 Mar 2021 15:23:59 -0300
Otro 17 https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6426-otro-17 https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6426-otro-17 Otro 17

Cuando no recordamos lo que nos pasa,
nos puede suceder la misma cosa.
Son esas mismas cosas que nos marginan,
nos matan la memoria, nos queman las ideas,
nos quitan las palabras.
Litto Nebbia

Nada de lo que se escriba aquí sobre el 17 de octubre y el peronismo pretende ser original. Setenta y cinco años de marcar el pulso del país tiene la suficiente sustancia como para poder agregar algo novedoso al asunto. Es, evidentemente, la posibilidad de contar nuestra pequeña verdad relativa lo que les da sentido a estas líneas.

Existen un cúmulo interesante de frases que sintetizan de alguna manera aquel tiempo. La más simbólica es aquella que calificó de “aluvión zoológico” a la movilización política más impactante que había conocido el país hasta ese momento. Tal vez, sólo comparable con la despedida a los restos del genial Carlos Gardel, allá por el año 1936. Entre asombrada y azorada, cierta elite entendió de manera despectiva el fenómeno que había llegado para quedarse y transformarse, a decir de John William Cooke en el “hecho maldito del país burgués”. Esa misma burguesía tan particular fue la que abrazó como un elemento identitario definitivo el “viva el cáncer” que celebraba la muerte de la puta, la indigna y la despreciable Eva Duarte de Perón.

Tampoco descubrimos nada si decimos que el peronismo moldeó el siglo XX argentino. Si el roquismo había sido el arquitecto y constructor de un modelo de país que se proyectó durante no menos de cinco décadas y que dejó como resultado social, entre otros, la emergencia del sujeto político que representó el primer radicalismo; el peronismo debe ser pensado como síntesis de la primera etapa de un modelo sustitutivo de importaciones que había sido pensado como salida coyuntural por la dictadura que derrocó a Hipólito Irigoyen, a partir del deterioro que había generado la crisis del 29’, pero que indudablemente había llegado para quedarse.

Para esas elites, el peronismo siempre representó un problema. En el gobierno o fuera de él. Por ello, hoy escuchamos decir que los problemas del país empezaron hace siete décadas. Porque más allá de su permanencia o no en el poder, de las dictaduras asesinas y “blandas”, de la proscripción de dieciocho años, de la prohibición de siquiera nombrarlo, vino a poner en escena un conflicto que muchos prefieren no ver ya que la (ahora famosa) meritocracia no resuelve los problemas de la desigualdad “natural”.

Es el 17 de octubre la fecha iniciática de ese siglo XX. Si el Estado de Bienestar fue el gran articulador de una idea de justicia social que se dio con un sinnúmero de matices a lo largo y ancho del mundo, el peronismo de aquel tiempo representa y sintetiza la versión argentina. Con sus virtudes y con sus errores. La foto del pueblo y su líder además de ser desconocida hasta ese momento en la historia del país, resulta revolucionaria. Por eso su imagen se proyecta hasta hoy.

Pero sabido es que han existido diferentes octubres. En pleno primer peronismo han sido celebratorios a partir de los logros. En la clandestinidad fueron recordatorios, íntimos, casi exclusivos. Y en los noventa, cuando buena parte de su dirigencia confundió modernización con desvarío ideológico, adhiriendo a la oleada mundial que desmontó los pilares de aquel viejo modelo de acumulación, fue fosilizado en una burocracia política que pretendía el olvido a partir de la traición.

Pero hay algo que une aquel 1945 con este pandémico 2020. Una especie de puente que atraviesa la historia y que refresca parte de esa mirada. Si bien aquel momento fue, a decir de Raúl Scalabrini Ortiz el descubrimiento del subsuelo de la patria sublevada, lo que también lo define es la necesidad de decir, de estar presente, de hacerse ver, sentir y escuchar. Habremos dejado atrás hace mucho el siglo XX y las relaciones políticas, sociales y económicas se habrán reconfigurado, pero sigue existiendo la misma necesidad de expresar nuestras voces.

Por un lado, la pandemia nos ha obligado a quedarnos en casa. Más de lo que lo deseamos, más de lo que nos gusta. Para un movimiento político que ha hecho de la calle y del encuentro con el otro su razón de ser, siete meses de restricciones parece demasiado. Y, por otro lado, la emergencia de un sector de la sociedad, con su consiguiente representación partidaria institucional que promueve un proceso claramente desestabilizador de un gobierno que ejerce el poder político desde hace apenas diez meses, también se conjuga con la necesidad de salir a decir, a contar, a expresar. Por ello la virtualidad de este sábado con la convocatoria a “una caravana desde los hogares”, será un éxito.

La sociedad de la información que vivimos nos supone un desafío. Si las décadas del 40’ y del 50’ mostraron las primeras movilizaciones masivas que configuraron un modelo específico de dinámica política en el país, eso se caracterizó por el trabajo territorial y de base que conjugaba el diálogo de boca en boca como razón de ser fundamental. La relación directa del líder y la masa popular que lo acompañaba (y que algunos despectivamente hoy llaman populismo) era real y concreta, pero paralelamente era acompañado por un trabajo político y social que servía de sustento.

El siglo XXI es otra cosa. La parafernalia comunicacional por la que estamos atravesados supone un agobio que, por momentos, paraliza. Decenas de radios y canales de televisión, diarios en formato papel y digital, portales de noticias, revistas de análisis, You Tube, Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp y tantas otras redes sociales suponen que contamos con mayor información, pero en realidad mucho de eso que consumimos resulta basura hecha y derecha que muchas veces genera un efecto contrario al de saber más.

Y ese desafío del que hablamos también interpela al peronismo caracterizado como una fuerza política que hace 75 años supo interpretar la demanda de los nadies, de los invisibilizados, de los “pata sucia”, de los descamisados. Reinterpretados en su definición, los choriplaneros, los kukas, y los vagos, (entre otros) representan esa negación del otro de antaño.

Si el 17 de octubre de 1945 fue la síntesis de un conflicto que latía en la sociedad de aquel entonces, y, a partir de ello, el parir de nuevas disputas, resulta legítimo preguntarse cuales son las nuevas discusiones que el peronismo está dispuesto a brindar. Si ya hace más de cincuenta años Juan Domingo Perón hablaba de los problemas del medio ambiente; si el feminismo que en esta nueva oleada se ha transformado en el movimiento más renovador de lo que va del siglo, ¿cómo conjugará el peronismo la interpelación de estos sectores y la resolución de las ya viejas demandas no resueltas que le dieron sentido a su surgimiento? ¿A quién le será leal?

La respuesta excede a este analista y seguramente la dará, como siempre el tiempo que viene. Pero tal vez la clave pase por tratar de seguir representando a los que menos tienen, a los que piden un mundo más justo y más igual. No sólo de trató de ser leales a un líder y viceversa. Siempre se trató de algo superior: de ser leales a la idea de que nadie se salva sólo. Ese siempre fue el sentido de la lealtad. Más allá de las etiquetas y el ropaje circunstancial.

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 17 Oct 2020 17:16:26 -0300
A Pedir de Boca https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6410-a-pedir-de-boca https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6410-a-pedir-de-boca A Pedir de Boca

Tu rostro que suda es lo que perdura
Te arrastras por votos sin mostrar tus ojos
Tu bandera es solitaria
Tu discurso engaña
Amasas fortunas con tu cara dura
Te muestras sincero para hacerme valorar
Tu campaña solidaria
Que en verdad no vale nada
(“Sabes quién eres”. La Ley)

La semana que pasó debe ser pensada como un momento con saldo a favor del gobierno nacional. Más allá de los gritos (y sus portavoces) del 17 de agosto, y del clima de época que intenta construir un sector de la oposición; la penúltima semana del mes sirvió para mostrar en siete días una somera síntesis de lo que sucede en la política argentina desde hace varios meses. Son tres los temas más importantes por señalar: el día después del 17A, el devenir cotidiano del ámbito judicial (con reforma legislativa incluida) y la decisión ejecutiva de transformar en servicio público internet, la televisión paga y la telefonía móvil.  Repasemos.

Un éxito de mentirita. Dijimos hace una semana atrás que la convocatoria del 17A sólo traía como novedad que habían concurrido algunos pocos de miles de personas más que en las anteriores. Sin poner demasiado énfasis en el número, ya que esa variable en política debe ser siempre relativizado con la única excepción de las jornadas electorales, mostrar como exitosa, por ejemplo, una movilización de diez cuadras de autos, con unos pocos de miles de ciudadanos de a pie en el Obelisco en una ciudad como Buenos Aires, que sabe de masividades políticas que se cuentan de a cientos de miles, parece poco. Algo parecido podría de decirse de Rosario o Córdoba, respetando proporcionalidades.

En realidad, el hecho político convocado por algún artista famoso, la corporación mediática y Juntos por el Cambio (de manera oculta) debe ser pensado desde las consecuencias internas que le trajo a ese espacio y cómo lo puede haber afectado al gobierno. En el primer caso es claro que barrer la mugre debajo de la alfombra tiene sus límites. Pese a los intentos de relativizar las diferencias, las mismas quedaron expuestas en la reunión semanal vía zoom de las principales autoridades políticas, donde los reproches cruzados estuvieron a la orden del día. Horacio Rodriguez Larreta que quiere “ser” pero aún no puede, tiene como freno preciso la referencia política de Mauricio Macri que, a la distancia, sigue siendo la figura insoslayable del espacio y que, pese al fracaso de su administración y de la baja de su imagen en las encuestas, cuenta aún con un núcleo duro de confianza que parece haber elegido el corrimiento a uno de los extremos del espectro político.

El otro factor a tener en cuenta es cómo afectó la movilización al gobierno. Además del desgaste del principal frente opositor, las imágenes de muchos de los participantes favorece el “clink, caja” para las huestes de Alberto Fernández: la suma de anticuarentenas, violentos de cotillón (sean diputados o ciudadanos sin responsabilidades institucionales específicas), evasores consumados, antiperonistas furibundos y libertarios lanzadores de huevos a medios de comunicación, no puede menos que redundar en una mirada de rechazo de una sociedad que desde hace tiempo pretende otra forma de comunicación política. Si eran un problema los gritos de Cristina, no parece ser un buen mensaje preguntarse “cuando explota esto” o celebrar que “le hemos mojado la oreja al peronismo”, Ernesto Sanz dixit. Como cantan los muchachos de La Ley, tu rostro que suda es lo que perdura, y en este caso lo que se mantiene es la mirada despectiva de una forma de construcción política.

Con voluntad política, mucho se puede. Algo de eso pareció entender el Senado de la Nación cuando decidió avanzar en la revisión de los traslados de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertozzi, pese a que la semana anterior la jueza en lo contencioso administrativo federal Alejandra Biotti lo había suspendido. En lo que se presentaba como un claro caso de conflicto de poderes, el oficialismo sostuvo que como el fallo no estaba firme, podía seguir con el procedimiento institucional que correspondía. Y a finales de semana se conoció la buena nueva cuando la jueza definió la cuestión de fondo: rechazó el amparo presentado dado que se advierte que el Consejo de la Magistratura ha dictado la Resolución N° 183/20 conforme a atribuciones que le son propias.

Por otro lado, para la semana que se inicia se espera la media sanción en la Cámara Alta y, según dejaron trascender desde Juntos por el Cambio, habría una vigilia política en las calles como rechazo a su aprobación. En el medio, la democracia argentina se pierde lo que tenga para aportar y decir en el proyecto de reforma, ya que esa fuerza política ha pretendido ningunearlo y no dar el debate pertinente. Algún mal pensado podría afirmar que lawfare mediante es muy poco lo que puedan agregar los legisladores de la fuerza amarilla. Pero no es el caso de este analista.

La pelea de fondo se dará en la Cámara de Diputados, donde Sergio Massa y Máximo Kirchner deberán hacer gala del buen funcionamiento de dos partes esenciales del cuerpo sin artrosis ni rigideces: cintura y muñeca (política). Habrá que ver hasta donde se profundiza el tratamiento en comisiones, cuales podrían ser los nuevos cambios, si se logra el famoso numerito 129 para el quorum, y si finalmente el proyecto se transforma en ley. Pero para eso falta. Y aunque unas pocas semanas parezca un plazo corto para cualquier proyecto legislativo, en nuestra Argentina de hoy, ese tiempo puede resultar una eternidad.

Completa el run run judicial el escándalo de las escuchas ilegales que alcanzan, indudablemente, al propio ex presidente de la nación, hoy representante de la Fifa. No lo dicen aún ni fiscales ni jueces, pero al conocerse la relación de su secretario Darío Nieto con otros funcionarios y agentes de inteligencia a cargo de esos operativos, nadie podría tomar relativamente en serio desde Gustavo Arribas para abajo, alguien respondiera políticamente a éste ignoto ex funcionario. ¿Cuál sería el sentido de vigilar a opositores, aliados, partidarios y periodistas si esa información no era utilizada para el apriete político? Si coincidimos con que la información es poder, queda claro políticamente para qué y quienes actuaban Nieto y compañía.

Guarda que vengo. Y el último viernes culminó con una decisión presidencial que seguramente hará mucho ruido. A través del Decreto de Necesidad y Urgencia n° 690/20, el Poder Ejecutivo determinó que la telefonía móvil, el uso de Internet y la televisión paga son servicios públicos y que hasta fin de año no habrá ningún aumento que no sea avalado por el propio Estado. Teléfono para Clarín. Conocida es la posición dominante del grupo en los tres sectores a partir de la aprobación de la fusión Telecom – Clarín del año 2018 y que el gobierno de Mauricio Macri supo validar.

https://twitter.com/alferdez/status/1296947273591554049

Más allá de los detalles técnicos del instrumento legal que lo sostiene, su sanción viene a poner en debate, otra vez, varias cuestiones centrales del siglo XXI: para quien se gobierna, si para las grandes corporaciones o para la ciudadanía; a qué llamamos servicios públicos, y en qué medida los derechos del consumidor son compatibles con las ganancias de empresas que, no muy lejos del concepto de monopolio, marcan la cancha al conjunto de jugadores. Nada nuevo tratándose de Clarín y sus amigos, voceros, empleados y alcahuetes de ocasión.

Y a la oposición la pone en aprietos: si sale a cuestionar el DNU en un contexto de crisis económica que se proyecta desde hace (al menos) dos años y que la pandemia profundizó (aunque empiezan a aparecer algunas señales positivas en el sector industrial, por ejemplo) para defender “las inversiones” empresariales, quedará expuesta como ariete de los grupos económicos. Si mira para otro lado, esos mismos grupos le recordarán a quienes deben responder. Nada nuevo bajo el sol. Dejamos librado a la opinión de nuestros lectores y lectoras a quien creen que defenderán estos dirigentes.        

El discurso engaña, amasan fortunas con la caradura. Los herederos de la libertadora y los jóvenes (y no tanto) que se autodefinen como libertarios no traen ninguna novedad a la política argentina. Tal vez su odio visceral, que siempre estuvo ahí, contenido pero presente, aparezca en un formato diferente, aunque nada rico aportan. La exclusión, el desprecio y la estigmatización del otro es un atributo de sentido en esas estructuras, por ahora, desordenadas. También por el momento, la construcción del “haber” político del gobierno que encabeza Alberto Fernández, es más importante que el “debe”. Más allá de pandemias, marchas y redes sociales.

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 24 Aug 2020 20:21:40 -0300
"El peronismo es fuertemente heterogéneo" https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6331-el-peronismo-es-fuertemente-heterogeneo-siempre-tuvo-diversidad-ideologica https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6331-el-peronismo-es-fuertemente-heterogeneo-siempre-tuvo-diversidad-ideologica "El peronismo es fuertemente heterogéneo"

El sábado 1 de febrero, Alejandro Grimson presenta su último libro ¿Qué es el peronismo? en la ciudad de Rosario, junto al diputado nacional Germán Martínez, el ministro de trabajo provincial, Roberto Sukerman y la concejala de Rosario Norma López. La actividad es organizada por La Corriente Nacional de la Militancia y será a partir de las 17:30 en la plaza Las Heras, de Avenida del Rosario y Bermúdez.

Grimson es Doctor en Antropología por la Universidad de Brasilia, investigador del CONICET, docente del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la UNSAM y forma parte del consejo de asesores del presidente Alberto Fernández. Hoy por la mañana dialogó con Todas Las Voces, por AM 1330 Rosario, acerca de su libro.

“El libro abarca ocho momentos clave de la historia del peronismo: El surgimiento en 1945, el derrocamiento de Perón en el ‘55, el ‘73, los noventa… hasta la actualidad, y que va encontrando algunas cuestiones centrales de esa historia como el hecho de que en todas esas fotografías el peronismo fue fuertemente heterogéneo, siempre tuvo diversidad ideológica”, comenzó explicando Grimson. A continuación agregó que “en 1945 estaba el partido laborista, estaba la junta coordinadora radical, estaban los conservadurismos populares de provincia y Perón fue en ese momento la síntesis de esa diversidad. Y esa misma situación entre diversidad y síntesis se planteó de distintas maneras a lo largo de la historia del peronismo y se está planteando hoy en la Argentina también. En algunos momentos, por ejemplo en el año ‘74, el peronismo no logró construir una síntesis de su heterogeneidad y eso derivó en una tragedia, primero para el peronismo y después ya para todo el país”. 

Consultado sobre cómo se le explicaría a un extranjero que preguntase qué es el peronismo, Grimson comenzó aclarando que “depende si es un extranjero que lo que tiene en la cabeza, como también tienen algunos argentinos, es un esquema mental que dice que en los países ‘normales’ debería haber un partido de centro-izquierda y un partido de centro-derecha, o cuatro partidos (de izquierda, centro-izquierda, centro-derecha y derecha). Si tiene ese esquema mental, es imposible que entienda el peronismo y yo creo que no puede entender ningún fenómeno político porque desde el principio del libro trato de explicar que los fenómenos políticos no existen sólo sobre una línea que va de izquierda a derecha, sino que tienen tres dimensiones. Hay que mirar la dimensión que va de arriba a abajo en lo social y la dimensión que va del dogmatismo al pragmatismo, en el sentido de que hay dogmatismos de derecha, hay dogmatismos de izquierda y hay pragmatismos también desde distintos puntos de vista ideológicos. Entonces, por ejemplo, el peronismo, como casi todos los partidos de gobierno que yo conozco, es un partido que tiene sus principios y que, al mismo tiempo, es altamente pragmático. En ese sentido, entender el peronismo requiere pensar en esas tres dimensiones, 3D, o 4D diría yo, porque hay una cuarta dimensión que es el tiempo, que atraviesa todos los fenómenos políticos. Ningún fenómeno político es indemne al paso del tiempo, ni está exento de irse transformando. Por eso, el libro lo que hace es profundizar en ocho momentos, mostrando la complejidad de estas distintas dimensiones de la política”, se explayó el académico.

Luego explicó que “en el libro trabajo el surgimiento del peronismo y su relación con el antiperonismo porque en las ciencias sociales hay un principio elemental que dice que no existen fenómenos sociales o políticos que no sean relacionales, es decir que no estén en relación a otra cosa. Por eso le dedicamos en el libro un análisis detallado, un capítulo completo a esa relación”.

Por último, Alejandro Grimson analizó que “después de Menem, después de la crisis del 2001, parecía que el peronismo estaba altamente debilitado. Fue dividido a una elección, en 2003, en donde hubo tres candidatos. Néstor Kirchner asume con muy pocos votos, con el 22% de los votos y justamente volvemos a lo que decíamos al inicio: el peronismo es altamente heterogéneo, y lo que logra Kirchner en ese proceso histórico es construir una nueva síntesis de esa diversidad, que como en otros casos incluye tanto a distintas corrientes del peronismo como a corrientes que no son peronistas. Posteriormente, hay un resurgir de la intensidad, de la fuerza de las identidades peronistas. Estaban mucho más debilitadas en 2001 que en 2010, digamos. Estaban mucho más debilitadas en una generación anterior que en generaciones posteriores, entonces hay una suerte de resurgimiento. Y lo que estamos viviendo en la actualidad es cómo, otra vez, a partir de situaciones de división del peronismo, a partir de situaciones donde esa heterogeneidad no encontraba puntos de acumulación y de síntesis, se fue produciendo el año pasado, a partir de mayo, un proceso de una nueva síntesis que es la que está gobernando actualmente”.

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray) Opinión Fri, 31 Jan 2020 14:05:54 -0300