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Fundamentar - Economía https://fundamentar.com Fri, 26 Apr 2024 15:27:50 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es La desglobalización afectará el crecimiento en todas partes | Kenneth Rogoff https://fundamentar.com/economia/item/6384-la-desglobalizacion-afectara-el-crecimiento-en-todas-partes https://fundamentar.com/economia/item/6384-la-desglobalizacion-afectara-el-crecimiento-en-todas-partes La desglobalización afectará el crecimiento en todas partes | Kenneth Rogoff

Todo indica que la economía mundial pospandemia será mucho menos globalizada, con un rechazo de las dirigencias políticas y de las poblaciones a la apertura como no se ha visto desde las guerras de aranceles y devaluaciones competitivas de la década de 1930. Y esto traerá consigo no sólo menos crecimiento, sino también una reducción significativa del producto nacional en todas las economías, excepto tal vez las más grandes y diversificadas.

En su profético libro de 2001 El fin de la globalización, el historiador de la economía Harold James (Princeton) relata el derrumbe de una era anterior de integración económica y financiera global bajo la presión de hechos inesperados acaecidos durante la Gran Depresión de los años treinta, que culminaron en la Segunda Guerra Mundial. Hoy, parece que la pandemia de COVID‑19 está acelerando otro proceso de desglobalización.

La retirada actual comenzó con la victoria de Donald Trump en la elección presidencial estadounidense de 2016, que llevó a una guerra de aranceles entre Estados Unidos y China. Es probable que el efecto negativo a largo plazo de la pandemia sobre el comercio internacional sea todavía mayor, en parte porque los gobiernos son cada vez más conscientes de la necesidad de considerar la capacidad de los sistemas de salud pública como un imperativo de seguridad nacional.

El riesgo actual de una debilitante sobrerreacción desglobalizadora al estilo de los años treinta es enorme, en particular si continúa el deterioro de la relación sinoestadounidense. Y es absurdo pensar que una desglobalización caótica al calor de una crisis no introducirá nuevos problemas mucho peores.

Incluso Estados Unidos, con su muy diversificada economía, una tecnología de avanzada y una sólida base de recursos naturales, puede sufrir una reducción significativa del PIB real como resultado de la desglobalización. Para economías más pequeñas y países en desarrollo que en muchos sectores no llegan a tener una masa crítica y que a menudo carecen de recursos naturales, la ruptura del comercio internacional implica revertir muchas décadas de crecimiento. Y esto sin haber considerado el impacto duradero de las medidas de distanciamiento social y cuarentena.

El difunto economista Alberto Alesina, una figura imponente en el campo de la economía política, sostuvo que para un país bien gobernado en la era de la globalización, la pequeñez puede ser una ventaja. Pero en la actualidad, los países pequeños sin una alianza económica estrecha con un estado de mayor tamaño o una unión de estados se enfrentan a enormes riesgos económicos.

Es verdad que la globalización generó desigualdad económica entre los más o menos mil millones de personas que viven en las economías avanzadas. La competencia comercial asestó un duro golpe a los trabajadores con bajos salarios en algunos sectores, aunque al mismo tiempo abarató los bienes para todos. Y puede decirse que la globalización financiera tuvo un efecto aun mayor, al aumentar las ganancias de las multinacionales y ofrecer a los ricos nuevos instrumentos muy rentables para la inversión en el extranjero, sobre todo desde 1980.

En su exitoso libro de 2014 El capital en el siglo XXI, Thomas Piketty apunta a la creciente desigualdad de ingresos y riqueza como prueba del fracaso del capitalismo. Pero ¿fracaso para quiénes? Fuera de las economías avanzadas, allí donde vive el 86% de la población mundial, el capitalismo global sacó a miles de millones de personas de la pobreza extrema. De modo que no hay duda de que una sobrerreacción desglobalizadora puede generar muchos más perjudicados que beneficiados.

Es verdad que el modelo actual de globalización necesita ajustes, en particular un gran fortalecimiento de la red de seguridad social en las economías avanzadas y (en la medida de lo posible) también en los mercados emergentes. Pero crear resiliencia no es lo mismo que descartar todo el sistema y empezar de cero.

A Estados Unidos la desglobalización puede perjudicarlo más de lo que algunos de sus políticos (de derecha y de izquierda) parecen comprender. Para empezar, el sistema global de comercio forma parte de un acuerdo por el que Estados Unidos obtiene la hegemonía de un mundo en el que la mayoría de los países, incluida China, tienen motivos para hacer que el orden internacional funcione.

Y dejando a un lado las derivaciones políticas, la desglobalización también plantea riesgos económicos para Estados Unidos. En particular, es probable que muchos de los factores favorables que hoy permiten al gobierno y a las corporaciones estadounidenses endeudarse mucho más que sus homólogos de cualquier otro país estén vinculados con el papel central del dólar dentro del sistema. Y hay una amplia variedad de modelos económicos que muestran que el aumento de aranceles y fricciones comerciales trae consigo una reducción al menos proporcional de la globalización financiera. Esto, además de una enorme caída de las ganancias de las multinacionales y del valor de las bolsas (algo que tal vez sea del agrado de algunos) también puede provocar una significativa reducción de la demanda extranjera de títulos de deuda estadounidenses.

No sería una situación ideal en un momento en que Estados Unidos necesita endeudarse a gran escala para preservar la estabilidad social, económica y política. Así como la globalización ha sido un factor importante de los bajos niveles actuales de inflación y tipos de interés, revertir el proceso puede presionar sobre los precios y las tasas en la otra dirección, sobre todo por el aparente shock de oferta duradero que provocará la COVID‑19.

No hace falta decir que nos aguardan otras batallas que demandan cooperación internacional, sobre todo el cambio climático. Será todavía más difícil motivar a las economías en desarrollo para que pongan límite a sus emisiones de dióxido de carbono si un derrumbe del comercio internacional debilita el mayor incentivo compartido que tienen los países para mantener la paz y la prosperidad global.

Y no hay que olvidar que aunque la COVID‑19 hasta ahora afectó a Europa y a Estados Unidos mucho más que a la mayoría de los países de bajos ingresos, todavía existe un riesgo enorme de que se produzca una tragedia humanitaria en África y otras regiones pobres. ¿Es realmente un buen momento para reducir la capacidad de estos países para protegerse?

Incluso si Estados Unidos hace caso omiso de los efectos de la desglobalización sobre el resto del mundo, debe recordar que la abundante demanda actual de activos denominados en dólares depende en gran medida del enorme sistema comercial y financiero que algunos políticos estadounidenses pretenden achicar. Si se produce un exceso de desglobalización, ningún país estará a salvo.

 

(*) Kenneth Rogoff, Professor of Economics and Public Policy at Harvard University and recipient of the 2011 Deutsche Bank Prize in Financial Economics, was the chief economist of the International Monetary Fund from 2001 to 2003. He is co-author of This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly and author of The Curse of Cash.

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (Kenneth Rogoff (*)) Economía Thu, 04 Jun 2020 10:05:54 -0300
OCDE Pronostica un Crecimiento sin Brillo por "Estancamiento de la Globalización" https://fundamentar.com/economia/item/5427-ocde-pronostica-un-crecimiento-sin-brillo-por-estancamiento-de-la-globalizacion https://fundamentar.com/economia/item/5427-ocde-pronostica-un-crecimiento-sin-brillo-por-estancamiento-de-la-globalizacion  OCDE advirtió sobre los bajos niveles de crecimiento

El crecimiento económico se empantanará este año y el próximo con tasas de interés que no se han visto desde la crisis financiera porque se frenó el avance de la globalización, advirtió el miércoles la OCDE.

El comercio internacional, que por largo tiempo ha sido un motor de la economía mundial, este año crecería menos que la actividad económica, según una actualización de las principales previsiones económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). "Esto es mucho menor que la norma del pasado e implica que la globalización medida por la intensidad del comercio puede haberse estancado", dijo la organización con sede en París. En consecuencia, la OCDE prevé que la economía mundial crecerá sólo un 2,9 por ciento este año, menos que el 3 por ciento que pronosticó en junio y la tasa más baja desde la crisis financiera de 2008-2009.

La OCDE dijo que muchas cadenas de suministro que añaden valor, que a menudo están radicadas en suelo chino u otros países asiáticos, se están desarmando en la medida que China busca que su economía dependa menos de las exportaciones para crecer y porque algunas empresas están devolviendo la producción a sus lugares de origen. Una reacción contra la liberalización comercial y la recesión en algunos grandes países productores de materias primas están contribuyendo a la desaceleración del crecimiento, algo que la OCDE advirtió puede menoscabar una productividad ya débil y finalmente deteriorar la calidad de vida.

"Si podemos volver a la clase de crecimiento que tuvimos en la década de 1990 y el 2000, seremos capaces de retomar tasas de crecimiento de productividad como las anteriores a la crisis financiera", dijo la economista jefe de la OCDE, Catherine Mann. "La productividad básicamente ha caído a la mitad desde la crisis financiera y esa es una receta para que no se cumplan las promesas que se han hecho a todos los ciudadanos", añadió. Mann sostuvo que un crecimiento global de sólo un 3,2 por ciento el próximo año, frente a la previsión de un 3,3 por ciento de junio, no sería suficiente para generar los empleos que necesitan los jóvenes ni para respetar las promesas de pensiones para los mayores.

 

FUENTE: REUTERS

RELEVO Y EDICIÓN: Joel Hernán González

 

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hola@fundamentar.com (Joel Hugo) Economía Wed, 21 Sep 2016 10:43:44 -0300
Piketty contra Piketty https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/5305-piketty-contra-piketty https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/5305-piketty-contra-piketty Thomas Piketty

Thomas Piketty destaca los contrastes llamativos en América del Norte y Europa cuando se compara la Edad de Oro que precedió a la Primera Guerra Mundial con las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Según él, se debe esperar nuestro retorno a los patrones económicos y políticos de la Edad de Oro a medida que las economías de América del Norte y Europa regresan a lo que es normal para una sociedad capitalista.

En su libro El capital en el siglo XXI, el economista francés Thomas Piketty destaca los contrastes llamativos en América del Norte y Europa cuando se compara la Edad de Oro que precedió a la Primera Guerra Mundial con las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Durante el primer período, el crecimiento económico era lento, la riqueza predominante se heredaba, los ricos dominaban el ámbito político y la desigualdad económica era extrema (como también lo eran las desigualdades raciales y de género).

Pero todo cambió después de la conmoción causada por la Segunda Guerra Mundial. El crecimiento del ingreso se aceleró, la riqueza, en su gran mayoría, se ganaba (ya sea de forma justa o injusta), el ámbito político pasó a estar bajo el dominio de la clase media y la desigualdad económica era modesta (a pesar de aún quedaba un largo camino para alcanzar las igualdades raciales y de género). El Occidente parecía haber entrado en una nueva era. Sin embargo posteriormente, durante la década de 1980, estas tendencias parecían estar cambiando constantemente, regresando hacia a la que fue la norma antes de la Primera Guerra Mundial.

La tesis central de Piketty es que no deberíamos sorprendernos por esto. Se debe esperar nuestro retorno a los patrones económicos y políticos de la Edad de Oro a medida que las economías de América del Norte y Europa regresan a lo que es normal para una sociedad capitalista.

Dos corrientes críticas sugieren que Piketty pudiese estar equivocado, tanto con respecto a las características normales de una economía capitalista, como sobre dónde podemos estar dirigiéndonos en lo que se refiere a la desigualdad.

En una economía capitalista, Piketty argumenta, es normal que una gran parte de la riqueza se herede. Es normal que su distribución sea altamente desigual. Es normal que una elite plutocrática, una vez constituida, utilice su poder político para dar forma a la economía de una manera que permita que sus miembros capturaren una gran parte de los ingresos de una sociedad. Y, es normal que el crecimiento económico sea lento; al fin de cuentas, el crecimiento rápido necesita de la destrucción creativa; y, debido a que lo se tendría que destruir es la riqueza de los plutócratas, es poco probable que se aliente tal destrucción.

Desde la publicación de su libro, el argumento de Piketty ha sido objeto de ataques feroces. La mayoría de las críticas son, en el mejor de los casos, mediocres; para mí, son más reflexiones sobre el poder económico y político de una plutocracia naciente que esfuerzos intelectuales serios y comprometidos sobre el tema.

Sin embargo, de manera independiente a esta cacofonía, dos corrientes críticas sugieren que Piketty pudiese estar equivocado, tanto con respecto a las características normales de una economía capitalista, como sobre dónde podemos estar dirigiéndonos en lo que se refiere a la desigualdad.

El campeón moderno de la primera corriente de ataques críticos es Matthew Rognlie, un estudiante graduado en el MIT; sin embargo, cabe mencionar que a pesar de que su argumentación es actual, la misma tiene un pedigrí largo e impresionante. Entre otros fundamentos, esta línea de razonamiento se basa en los libros de John Maynard Keynes: Las consecuencias económicas de la paz, publicado el año 1919, y su obra del año 1936 La Teoría general del empleo, el interés y el dinero.

Rognlie concuerda con Piketty (tal como lo haría Keynes) con respecto a que la operación normal del capitalismo produce una clase social que acumula riqueza, misma que, como resultado, se consolida en una distribución de pico superior puntiagudo. Sin embargo, él no concuerda sobre lo que sucede a continuación. Rognlie argumenta que la creciente concentración del capital es, en cierta medida, auto-corregible, ya que produce una caída proporcionalmente mayor en la tasa de ganancias.

Una distribución desigual de la riqueza, según este punto de vista, produce lo que Keynes denominó como “la eutanasia del rentista, y, en consecuencia, la eutanasia del poder opresivo acumulado de los capitalistas que les permite explotar el valor de escasez del capital”. El resultado es una economía con una distribución del ingreso relativamente igual y un sistema gubernamental en el que los ricos tienen relativamente una voz menos influyente. Mi respuesta a esta línea de razonamiento es un tajante “tal vez”.

El abanderado de la segunda corriente de ataques críticos no es nada más ni nada menos que el propio Piketty – no por algo que él hubiese escrito, sino por cómo se ha comportado desde que se convirtió en una celebridad y en un intelectual públicamente reconocido.
El libro de Piketty estimula una respuesta pasiva. Retrata las fuerzas que favorecen la formación de una plutocracia dominante como fuerzas que son tan fuertes que únicamente pueden ser contrarrestadas por guerras mundiales y revoluciones globales – e incluso así, la corrección es sólo temporal.

Pero Piketty no se está comportando como un cronista pasivo del destino inevitable. Él está actuando como si creyese que es posible oponer resistencia a las fuerzas que él describe en su libro. Si nos fijamos en lo que Piketty hace – en lugar de fijarnos en lo que escribe – parece evidente que Piketty cree que podemos construir nuestro propio destino de manera colectiva, a pesar de que las circunstancias no sean las que él, o nosotros, elegiríamos.

 

(*) Profesor de Economía en la Universidad de California e investigador asociado en el  National Bureau of Economic Research

 

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (J. BRADFORD DELONG(*)) Opinión Tue, 26 Jan 2016 11:08:46 -0300
El Frenazo de los Emergentes Enfría el Crecimiento Mundial https://fundamentar.com/internacional/item/5185-el-frenazo-de-los-emergentes-enfria-el-crecimiento-mundial https://fundamentar.com/internacional/item/5185-el-frenazo-de-los-emergentes-enfria-el-crecimiento-mundial El Frenazo de los Emergentes Enfría el Crecimiento Mundial

El FMI prevé que el PIB global avance un 3,1% en 2015, el ritmo más bajo en seis años

El título con el que el (FMI) encabeza su último informe sobre la economía mundial lo dice casi todo: “Ajustándose a precios más bajos en las materias primas”. China, la economía que marca el paso en la demanda de productos básicos, no crece como antes. Los países exportadores de metales, petróleo o alimentos, en buena parte emergentes o en vías de desarrollo, sufren. Y la recuperación de las economías avanzadas marcha a “un ritmo persistentemente modesto”. Así que lo que se ajusta, a la baja, es el pronóstico de crecimiento. Los expertos del FMI liman otras dos décimas a lo que creen que avanzará el PIB mundial en 2015 para dejarlo en un 3,1%, la tasa más baja en seis años.

“Para los mercados emergentes y los países en vías de desarrollo, nuestra predicción es que 2015 será el quinto año consecutivo de crecimiento declinante”, subraya el nuevo economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, en la introducción del informe, presentado este martes en Lima (Perú), que acoge esta semana la asamblea anual del organismo. Un lustro de avance debilitado se traducirá en un aumento del 4% del PIB de este amplio y heterogéneo grupo de países, encabezado por China, India, Brasil o Rusia. Una tasa muy baja para el que ha sido el motor del crecimiento mundial: en las dos últimas décadas, solo en 2009 (3,1%), tras la Gran Recesión en las economías avanzadas y en 2001 (3,8%), cuando estalló la burbuja de las puntocom, avanzaron a un ritmo más bajo. En la antesala de la Gran Recesión, en 2007, los emergentes y países en vías de desarrollo crecían al 9%. Y China, al 14%.

Lo llamativo del nuevo pronóstico es que, si bien “la ralentización del crecimiento de China” es la razón esencial del empeoramiento de las previsiones para el resto de economías emergentes (y algunas avanzadas), el gigante asiático escapa de esas revisiones a la baja. Ni las acentuadas caídas en la Bolsa de Shanghái este verano, ni los crecientes indicios de que la inversión inmobiliaria o la producción industrial han dejado de marchar a buen ritmo, hacen variar la estimación de los expertos del FMI, que destacan el nuevo soporte del consumo privado. Como a principio de año, el Fondo estima que el PIB chino crecerá un 6,8% en 2015 y un 6,3% en 2016.

“Las repercusiones de la ralentización china más allá de sus fronteras son mayores de lo estimado inicialmente”, justifica el Fondo. “Eso se refleja en una caída de los precios de las materias primas y en las exportaciones, más débiles, a China”, añade.

La cotización del petróleo ha bajado un 46% en el último año, según los datos del FMI, mientras que el precio de los principales metales ha caído un 22% y en el de los alimentos, un 17%. El Fondo anticipa que este periodo de bajos precios en productos básicos se extenderá, al menos, dos años más, y detraerá entre 1 y 2,25 puntos porcentuales al crecimiento anual de los países exportadores entre 2015 y 2017.

REVISIÓN A LA BAJA EN AMÉRICA LATINA

América Latina es la región que sale peor parada de este nuevo escenario, protagonizado también por el endurecimiento de las condiciones financieras para los países emergentes -la inminente subida de los tipos de interés en EE UU marca el fin de la abundancia de liquidez-, o la salida de capitales hacia los refugios tradicionales (Estados Unidos, Japón o la zona euro). La nueva previsión es que el PIB conjunto de las economías latinoamericanas y del Caribe retroceda este año un 0,3%, frente al aumento del 0,5% que se anticipaba en julio.

Venezuela (-10%), Brasil (-3%) y Ecuador (-0,6%) son los que muestran una peor evolución, tras un sustancial recorte respecto a la última predicción, pero también se ralentiza el crecimiento de los países integrantes de la Alianza del Pacífico (Chile, México, Colombia o Perú), más boyante, con avances en el entorno del 2,5%. Argentina se apunta una ligera mejora este año, aunque solo para postergar la recesión (-0,7%) a 2016, mientras Bolivia mantiene aún una tasa del 4,1%, beneficiada en parte porque los contratos de gas natural se renegocian en plazos largos.

Rusia, tan afectada por la bajada del precio del petróleo como por el conflicto con Ucrania y las sanciones económicas, también encara un pronóstico peor, con un retroceso previsto del 3,8%, frente al 3,4% que el FMI le auguraba en julio. La predicción sobre la economía de India también sufre una mínima corrección, pero aún así su crecimiento (7,3% en 2015) será esta vez mayor que el de China.

FUENTE: ElPaís

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hola@fundamentar.com (Noelia Montero) Internacional Wed, 07 Oct 2015 11:39:16 -0300
África: un Éxito con Matices https://fundamentar.com/internacional/item/2409-africa-un-exito-con-matices https://fundamentar.com/internacional/item/2409-africa-un-exito-con-matices África: un Éxito con Matices

Asia, América Latina y hoy África. La globalización ha producido un cambio en los polos del crecimiento económico mundial que ha derivado en la sucesión de las denominadas regiones emergentes. El turno le ha llegado ahora a África, donde se encuentran siete de las 10 economías de más rápido crecimiento en el mundo.
 

los datos del Banco Mundial están ahí: el PIB conjunto del continente ha crecido a una tasa media anual superior al cinco por cien en la última década, y ha venido acompañado de avances en desarrollo humano impensables hasta hace poco. La población en situación de pobreza ha caído del 58 al 43 por cien entre 1999 y 2012. La esperanza de vida ha aumentado hasta los 55 años (siete años más que a principios de 2000), y se espera que alcance los 60 años en otra década más, gracias sobre todo a la radical caída de la mortalidad infantil. Los ingresos per cápita han crecido más de un 30 por cien. Las muertes por malaria se redujeron cerca de un 30 por cien y las infecciones por VIH, un 74. Muchos países han aplicado políticas educativas que han extendido de forma espectacular la educación primaria y recientemente la secundaria.


¿Estamos viviendo un auge de África? Desde la OCDE, Henri-Bernard Solignac-Lecomte se pregunta: “¿Qué ha cambiado desde los años del afro-pesimismo?”. En primer lugar, la demografía: “África es hoy el continente más joven del mundo, con 200 millones de personas entre 15 y 24 años (…) Desde 2010, los africanos son oficialmente más de 1.000 millones: gente por alimentar, por vestir, alojar, equipar con teléfonos móviles…”. La demografía y la demanda interior son motores del crecimiento que se han puesto en marcha gracias a otros factores fundamentales como el apaciguamiento africano tras el fin de la mayoría de los conflictos armados en el continente, y también gracias a un viejo conocido de las economías de África: la demanda de recursos naturales, desde petróleo y minerales a tierra cultivable, esta vez por parte de dos potencias en desarrollo, China e India, pero también Brasil.

El vínculo entre países en desarrollo es otro de los factores del despegue de África en su aspecto geopolítico. El continente es un centro en la configuración de lo que Pádraig Carmody denomina el Espacio Sur: “una región definida por la historia, los flujos materiales y unas relaciones sociales supuestamente más igualitarias y menos explotadoras que las que caracterizan las relaciones entre Norte y Sur”.

 “una región definida por la historia, los flujos materiales y unas relaciones sociales supuestamente más igualitarias y menos explotadoras que las que caracterizan las relaciones entre Norte y Sur”.


Hablar de regiones, y aún más de continentes, implica en buena medida generalizar éxitos o fracasos, aunque permite trazar tendencias. Es imposible hablar de África como un todo, ni siquiera partiendo de la división norte de África/África subsahariana. Además, en la actualidad la diferenciación se está acelerando no solo entre países, sino dentro de cada uno de ellos, debido al distinto impacto de fenómenos como el desplazamiento del campo a la ciudad o la enorme expansión de la telefonía móvil (hay tres teléfonos móviles por cada cuatro africanos).

Los países de África subsahariana están siguiendo patrones que los alejan cada vez más de la pasada caracterización que unía sin remedio conflicto armado, pobreza y enfermedad. Sin embargo, no es lo mismo Ghana, que con un crecimiento del PIB del 14,4 por cien en 2011 y una democracia resistente se ha convertido en la nueva estrella africana, que Somalia, donde se sufren de forma dramática los efectos del cambio climático y aún hoy vive crisis periódicas de desnutrición. Tampoco es comparable la Suráfrica integrante del G-20 y del grupo BRICS, con República Centro­africana, uno de los países más pobres del planeta que vivió un golpe de Estado en marzo y está en permanente emergencia sanitaria.

El continente africano es cada vez más diverso en su desarrollo, pero existen aún retos compartidos. Entre ellos, un mejor reparto de la riqueza, un cambio estructural que genere empleos para esos millones de jóvenes africanos y una gobernanza que pase por el fin de la violencia política, el combate a la corrupción y el empoderamiento de los ciudadanos. Relacionarse con China, el principal socio comercial de África –actor neo­colonial encubierto para unos, alternativa efectiva a la ayuda occidental para otros–, supondrá también un desafío a medio plazo. Hay además un problema que el mundo ha aparcado y que marcará el futuro de África: el cambio climático.


No es la primera vez que se habla de un “renacimiento africano”. Economía y ­geopolítica están hoy a favor para que África entre en una vía sin retorno de desarrollo que llegue a los africanos.

 

 

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Rafael Pansa

FUENTE: politicaexterior.com

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray) Internacional Mon, 15 Jul 2013 03:59:31 -0300