Sábado, 08 Marzo 2014 17:30

Una Joya Estratégica con Corazón Ruso y Bandera Ucraniana

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La península de Crimea, es la única república autónoma de Ucrania y tuvo una Constitución independiente hasta 1995. Con una superficie de unos 26.000 kilómetros cuadrados, su población de dos millones de habitantes es mayoritariamente rusohablante. Su importancia estratégica radica en que en su territorio, está la principal base de la flota rusa en el Mar Negro.

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La península de Crimea, situada en la costa norte del mar Negro, es la única república autónoma de Ucrania y tuvo una Constitución independiente hasta 1995. Con una superficie de unos 26.000 kilómetros cuadrados, su población de dos millones de habitantes es mayoritariamente rusohablante. Su importancia estratégica radica en que en su territorio, en la ciudad de Sebastopol, está la principal base de la flota rusa en el Mar Negro, además de existir una fuerte identidad rusa. Con las convulsiones nacionalistas en Kiev y el Oeste de Ucrania, Crimea se ha convertido junto con Jarkov y Donetsk en uno de los bastiones de los que se oponen a ellos y apuestan por mantener los vínculos por Rusia y puede ser el siguiente foco de violencia.

Crimea es una península con costas en el Mar Negro y el Mar de Azov. El control de estas aguas ha sido clave para Moscú desde la época de los zares, pues así domina el este de Europa y el oeste de Asia: por eso Crimea es una reducción en forma de península de lo que es Rusia como potencia.

UN 'REGALO' DE RUSIA

Con la desintegración de la URSS, los ucranianos se encontraron con un importante puerto militar en su territorio. Entre 1992 y 1997, la Flota del mar Negro tuvo el estatuto de la flota conjunta ruso-ucraniana, pero finalmente fue repartida entre los dos países. Al principio Rusia no reconoció la soberanía ucraniana sobre Sebastopol, arguyendo que jamás había estado integrada en Ucrania al estar sujeta al estatus de base militar. Finalmente se reconoció la soberanía de Ucrania sobre todo el territorio.

La armada ucraniana es casi insignificante y está muy descuidada. A día de hoy la permanencia de la flota rusa ha hecho que la vida cotidiana de la zona gire en torno a Rusia. Al fin y al cabo Crimea no ha sido siempre un territorio ucraniano, más bien al contrario. Cuando surgió de la URSS Crimea se convirtió en república autónoma más dentro de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Después quedó bajo control alemán durante gran parte de la II Guerra Mundial tras la invasión en 1941 al final de la guerra fue recuperada por los rusos.

El colaboracionismo con Alemania de los administradores tártaros de Crimea fue lo que movió a Stalin a diluir su estatus y convertirla en 1954 en una región de la República Socialista Soviética de Ucrania. A partir de entonces los tártaros han dado la espalda a los intereses de Moscú siempre que han podido. Rusia quisiera recuperar Crimea, pero no quiere perder al aliado ucraniano para siempre.

BASE EN ALQUILER HASTA 2042

Desde la caída de la URSS los dos países, Ucrania y Rusia, han tirado de Crimea cada uno hacia un lado. Desde 1995 Kiev controla la región, que goza de una cierta autonomía. Rusia reconoció el territorio como ucraniano, pero a cambio las dos naciones firmaron un tratado en 1997 que incluía un contrato de arrendamiento de 20 años (renovables) para el establecimiento de una base naval rusa en Sebastopol, donde la población sigue dependiendo de la actividad económica de los rusos. Hasta tal punto que el presidente Vladimir Putin inauguró personalmente durante su primer mandato una zona residencial en Sebastopol y entregó poco después un edificio de viviendas para oficiales de la Flota del Mar Negro.

De hecho en los últimos 20 años Rusia ha gastado millones de euros de su presupuesto en la construcción de viviendas para sus militares, algunos de los cuales al dejar el servicio incluso han solicitado la nacionalidad ucraniana, aunque sin aprender el idioma. Este débil equilibrio vence en 2042, año en el que acaba el convenio de la permanencia de la Flota rusa del Mar Negro en Crimea. Rusia quiere ampliar sus bases en el extranjero, y la débil situación de su aliado sirio hace importante cualquier puerto cálido en esta zona del planeta.

Ahora Kiev, envuelta en una febril actividad legislativa, ha rebajado el estatus de la lengua rusa en algunas regiones del país, motivando la protesta de regiones rusófonas.

En Simferopol, la ciudad más importante de Crimea, ha habido choques con manifestantes favorables a la nueva autoridad de Kiev. Muchos de ellos son musulmanes procedentes de la minoría tártara, que recelan siempre de los partidarios de la tutela de Moscú y de un sector de la población que vería con buenos ojos la anexión a Rusia para librarse de las injerencias de Kiev.

 

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Pedro Arrospidegaray

FUENTE: El Mundo

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