Martes, 23 Noviembre 2010 16:25

Irlanda Debería Hacer “La Gran Argentina”

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banco_de_irlanda_smEl gobierno irlandés obtuvo la aprobación del rescate del FMI y del Banco Central Europeo para afrontar su crisis presupuestaria, sin embargo esto provocó una profunda crisis política. Los paralelismos con la Argentina del 2001 vuelven a aparecer

 

El gobierno irlandés obtuvo la aprobación del rescate del FMI y del Banco Central Europeo para afrontar su crisis presupuestaria, sin embargo esto provocó una profunda crisis política. Los paralelismos con la Argentina del 2001 vuelven a aparecer

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banco_de_irlanda_bigCasi con seguridad, la aprobación del paquete de rescate de parte del FMI y del Banco Central Europeo (BCE) le terminará costando el cargo al Primer Ministro de Irlanda, Brian Cowen. Pareciera que le resultó más fácil obtener la ayuda de los organismos internacionales que el acompañamiento de sus compatriotas. La oposición laborista le exigió al gobierno encabezado por el liberal Fianna Fail que disuelva inmediatamente el Parlamento. El líder del Partido Laborista irlandés, Eamon Gilmore, afirmó: "Es esencial que tengamos un nuevo gobierno tan pronto como sea posible". "Mi preferencia es que hoy se disuelva la Cámara baja y se convoquen elecciones en la fecha más próxima posible de acuerdo con la ley", añadió Gilmore.

Al interior de su propia alianza a Cowen no le va mucho mejor. En el Parlamento, tiene una mayoría muy ajustada y depende de los verdes y de los independientes. El líder de esa fuerza política, John Gormley, se reunió ayer con el Primer Ministro y le hizo formalmente el pedido de anticipar los comicios. Gormley también dijo que el gobierno deberá presentar un plan creíble para cuatro años, con el que demuestre que puede recuperar el equilibrio presupuestario para 2014. También le reclamó a Cowen que demuestre en el plazo de unas semanas que el salvataje de los socios de la eurozona y del FMI respeta los intereses vitales de Irlanda y restaura la estabilidad del Euro.

Con este panorama, es posible que en enero una votación saque del poder al cada vez más impopular Fianna Fail. Pero para ese momento, el FMI y el BCE esperan que el presupuesto ya esté aprobado, aunque hay dudas al respecto. Los medios irlandeses anticipan que los parlamentarios independientes no apoyarán el presupuesto para el año próximo, que prevé recortes masivos por más de ocho mil millones de dólares.

Pero el problema de fondo en toda esta situación no es Irlanda. Tampoco lo es Grecia, o España, o Portugal, o quien fuese que siga en la lista. El problema es la arquitectura sobre la cual está construido el Euro como unidad monetaria. Salvando distancias y especificidades técnicas, que un país miembro de la Unión Europea adopte el Euro como moneda es casi lo mismo que adoptar un Plan de Convertibilidad como el de la Argentina de la década del noventa.

Todos estos países renuncian a la herramienta devaluatoria como instrumento de política económica. La Argentina lo hizo por ley dolarizando la economía. Los europeos aceptando límites a sus déficits públicos, eliminando sus monedas originarias y aceptando las políticas monetarias impuestas por el BCE. La consecuencia de esto, no obstante, es similar: el endeudamiento sin control del Estado cuando la actividad económica no marcha bien, hasta llegar al punto de la cesación de pagos.

Y así podríamos seguir trazando paralelismos que ya casi nos hacen caer en lugares comunes. Por eso prefiero tomarme una licencia literaria y transcribir las palabras del periodista Dean Baker del diario The Guardian que explica el actual escenario irlandés con una elocuencia difícil de superar. Baker relata que "Irlanda tiene actualmente una tasa de desempleo del 14.1%. Como resultado de las condiciones impuestas por el rescate que requerirán un aumento en los recortes de los gastos del gobierno y un aumento de los impuestos, el desempleo con seguridad aumentará todavía más. El pueblo irlandés comienza a darse cuenta de que es como si su economía no hubiese sido rescatada.

El dolor infligido sobre Irlanda por el FMI y el BCE es completamente innecesario. Si el BCE se comprometiese a poner créditos con una baja tasa de interés a disposición de Irlanda, un mecanismo que claramente está dentro de sus competencias, entonces el país no sufriría los graves problemas presupuestarios que hoy tiene. Su abultado déficit se basa principalmente en la combinación de los altos intereses de su deuda y el desempeño de una actividad económica que está muy por debajo del pleno empleo. Ambos ítems pueden achacársele enteramente al BCE.

Es necesario recordar que el gobierno irlandés fue un modelo de eficiencia en la administración de sus cuentas fiscales previo al hundimiento económico internacional. Tuvo amplios superávits presupuestarios durante los cinco años previos al inicio de la crisis. El problema irlandés no pasaba ciertamente por un descontrol del gasto gubernamental; fue el comportamiento irresponsable del sistema financiero el que produjo el crecimiento desproporcionado de la burbuja especulativa. Los magos de la economía del FMI y el BCE no pudieron ver esa burbuja, o les pareció que no valía la pena mencionarlo.

El fracaso del FMI y del BCE en adoptar los pasos necesarios antes de que la crisis estallase no hizo tímidas a ninguna de estas instituciones financieras internacionales acerca de usar mano dura e imponer condiciones. El plan es implementar una rígida austeridad, relegando al desempleo a la mano de obra irlandesa durante los años venideros como resultado del fracaso de sus banqueros y del BCE.

Se suele decir que estas instituciones no están guiadas por intereses políticos, aunque sólo un estúpido podría creer semejante cosa. La decisión de que sean los trabajadores de Irlanda, de España, de Portugal, de Lituania o de cualquier otro lugar, los que paguen por la irresponsabilidad de sus banqueros es enteramente política. No existe ningún imperativo económico que afirme que son los trabajadores los que deben pagar; es un decisión política impuesta por el FMI y el BCE.

Esto debería ser una gigantesca señal de advertencia para los progresistas y, de hecho, para cualquiera que crea en la democracia y defienda la democracia. Si el BCE pone este tipo de condiciones para un paquete de rescate será muy difícil para un gobierno electo en Irlanda revertir estas condiciones. En otras palabras, los temas que los votantes irlandeses puedan decidir como prioritarios serán de una importancia trivial en relación con las condiciones impuestas por el BCE.

Pero el punto que debería tenerse en mente es que aún para un país relativamente pequeño como Irlanda existen opciones. Específicamente, podrían optar por abandonar el Euro y declarar el default de su deuda. Casi seguramente no es la mejor opción, pero si la alternativa es una era marcada por un desempleo de dos dígitos, entonces abandonar el Euro y caer en cesación de pagos luce mucho más atractivo.

El BCE y el FMI insisten en que este es un camino que conduce al desastre, pero su credibilidad a estas alturas es inexistente. Hay un precedente obvio. En el año 2001, el FMI empujó a la Argentina a implementar un ajuste tras otro. Como Irlanda, la Argentina había sido la niña mimada de las huestes neoliberales hasta que se vio en serias dificultades.

Pero el FMI puede cambiar rápidamente. Sus planes de austeridad redujeron el PBI en un 10% y empujaron al desempleo profundamente en los dos dígitos. Para fines del 2001 era políticamente insostenible para el gobierno argentino aceptar mayores niveles de austeridad. Como resultado de ello, se rompió el supuestamente irrompible vínculo que unía a su moneda con el dólar y, al mismo tiempo, defaulteó su deuda.

El efecto inmediato fue que la economía fuese aún peor pero, para la segunda mitad del 2002, la economía comenzó a crecer nuevamente. Este fue el inicio de cinco años y medio de sólido crecimiento hasta que, eventualmente, la crisis económica mundial la afectó en el 2009.

Mientras tanto, el FMI hizo todo lo que estuvo a su alcance para sabotear a la Argentina, la cual comenzó a ser mencionada como "ese país que empieza con A". Incluso utilizó proyecciones falsas que consistentemente subestimaban el crecimiento argentino con la esperanza de minar la confianza internacional en el país.

Irlanda debería estudiar las lecciones de la Argentina. Romper con el Euro tendrá consecuencias, pero sin dudas será cada vez más preferible que el de permanecer atado a él. Por otra parte, la simple mención del asunto podría hacer que el BCE y el FMI adopten posiciones más moderadas.

Lo que el pueblo de Irlanda y de cualquier otro país debería entender es que si deciden aceptar jugar con las reglas de los banqueros, seguramente perderán".

Difícilmente se pueda ser más claro. La pregunta (o propuesta) que Baker deja flotando respecto de abandonar el Euro es una de las primeras que se escuchan desde el seno del Viejo Continente. Quizás la gran pregunta, y que supera al caso puntual de Irlanda, es qué pasará políticamente con Europa si algún país se decide a dar ese paso y abandonar el Euro. ¿Será el caso de la pequeña piedra que provoca una avalancha?

Cierto es también que Dean Baker es un periodista inglés, país que decidió no formar parte de la zona Euro. Por lo tanto, detrás de su prédica y de su análisis se esconde también un interés concreto que es el de dejar sentado que existe un mundo sin el Euro; y que hoy ese mundo es mejor.

En todo caso, y en lo que a la Argentina le atañe específicamente, que el presente europeo nos sirva de advertencia contra los que aún hoy añoran la era del Estado ausente y de los que, también hoy insisten con que América Latina debería imitar al proceso de integración europea punto por punto. Sirva hoy Europa para convencernos que el camino hacia el progreso y el desarrollo sólo podrá ser construido en base a nuestras propias realidades y nuestras propias necesidades.

 

Texto original del artículo de Dean Baker aquí

 

(*) Licenciado en Relaciones Internacionales. Analista Internacional de la Fundación para la Integración Federal

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