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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Thu, 28 Mar 2024 08:33:16 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Provocaciones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6726-provocaciones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6726-provocaciones Provocaciones

Provócame, a mí, acércate,
provócame, aquí, de piel a piel,
¿Qué misterioso asunto ocultarás?
¿Por qué secretamente vienes y vas?
No dejas huellas, pero sé que estás…

Chayanne

La Real Academia Española le otorga varias acepciones a la definición de provocar. De todas ellas, elegimos dos: “1) incitar, inducir a alguien a que ejecute algo y 2) irritar o estimular a alguien con palabras u obras para que se enoje”. Si miramos con detenimiento el devenir semanal de parte de la política argentina, notaremos que las provocaciones ocuparon el centro de la escena. Como respuesta a hechos más trascendentes, como intento de reacciones que induzcan al error político al adversario o como forma de posicionamiento ante cierto público. En Juntos por el Cambio se llevaron los grandes títulos de las marquesinas, aunque algunos actores de reparto parecen haber actuado en el mismo sentido. Crónica de una interna develada en toda su crudeza. Repasemos.  

La semana comenzó temprano en materia de novedades políticas. El día domingo el diario Página 12 publicó un par de fotos que daban cuenta de la cercana relación (¿de amistad?) que profesan el hasta entonces Presidente del Tribunal Oral Federal 2, Rodrigo Gímenez Uriburu que lleva adelante el juicio contra Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad y el fiscal del mismo, Diego Luciani. Las imágenes en cuestión los muestra abrazados, integrando un equipo de fútbol (Liverpool) y, miren lo que son las casualidades y causalidades de esta vida, el torneo se disputa en la quinta Los Abrojos, propiedad de un tal Mauricio Macri que, a la sazón, resulta el organizador del torneo.

A partir de allí el consecuente pedido de recusación presentado por el abogado defensor de la vice presidenta (luego siguieron como efecto dominó los letrados de los otros acusados). Gímenez Uriburu, por cuestiones de un mínimo decoro, fue corrido de la presidencia del tribunal (en el mediodía sabatino que se conoció el rechazo de la recusación). El día lunes, en la primera provocación de la semana, el juez implicado no tuvo mejor idea que aparecer en la imagen del juicio (se lleva adelante de forma virtual), con un mate que representa al equipo de fútbol que participa del torneo macrista.

https://twitter.com/CFKArgentina/status/1556433729354170368

El detalle parece menor, insignificante frente a otras provocaciones que conocimos en la semana, pero sirve para poner en perspectiva la impunidad e inmunidad que parece gozar ese reservorio de mugre judicial ubicado en Comodoro Py y marca, paralelamente, una resiliencia notable de aquellos dirigentes, periodistas u operadores de medios que niegan la existencia del Lawfare. Lo divertido del asunto, que en realidad resulta trágico, es que, en caso de que los denunciados no acepten la recusación, la apelación del pleito será resuelta por la Cámara de Casación de la Sala IV, que comparte Gustavo Hornos y Mariano Borinsky, habitués de la Casa Rosada y de la Quinta presidencial de Olivos en el período 2015 – 2019. El segundo, habitual jugador de tenis y paddle de residencias oficiales. Como se verá, algunos creen firmemente en el viejo refrán de que el deporte es salud.

Pero si hablamos de provocaciones, quien se llevó todas las miradas fue la reaparecida y jubilada Elisa Carrió. Convengamos que el paso a retiro le ha cabido de su función legislativa, pero no de su natural vocación por destruir todo aquello que se construya sin que ella sea una principal protagonista, declamando una eticidad que sólo cabe en su febril imaginación y en el silencio cómplice de muchos de sus circunstanciales interlocutores.

Juntos por el Cambio vive un momento muy particular, donde la convivencia interna parece condicionada por un proceso político donde aún no se aprecia si se convive con la vuelta al primer plano de los “antiguos” líderes o si se atraviesa una transición que derivará en la candidatura de nuevos protagonistas que conducirían al espacio en el tiempo que viene.

La interna amarilla, donde también debe ser incluido el radicalismo, se parece (y mucho) a una olla a presión, donde cualquier modificación que aumente la dosis de calor, por más mínima que resulte, deviene en un serie de pases cruzados donde no se sabe quién es quién. Muchas de las diferencias han sido ocultadas desde 2019 hasta aquí. Por la sobreprotección de los medios dominantes; por la pandemia que le dio la oportunidad de hablar de “libertad, salud y economía”, pero no así de las consecuencias de su desastrosa gestión; por el resultado electoral de 2021 y por el sistemático desgaste político que ha sufrido el oficialismo del Frente de Todos, desde septiembre en adelante.

https://www.youtube.com/watch?time_continue=1555&v=JcZOgyTFBbw&feature=emb_logo 

En ese contexto hay que entender las declaraciones de Carrió que, en un raid de 48 horas de recorrido por medios amigos, se cargó al conjunto del espacio que intenta proyectarse para el año que viene. En ese devenir accionó en tres sentidos: preservó a Macri, se auto referenció como una de las líderes de Cambiemos ya que habría sido una de sus creadoras junto al ex presidente y puso en el centro de la escena a la figura de Sergio Massa, hombre que ha sido avalado por todo el oficialismo para su llegada al ministerio de Economía y quien habría tenido fuerte relaciones con varios de los “acusados”.

Habló de un contrato de decencia en Juntos por el Cambio y nadie esbozó carcajada alguna. Por nombrar los casos más emblemáticos, ni el nombramiento en comisión de jueces de la Corte, ni la causa de Correos, ni el caso de aportantes truchos de Vidal, ni la de las escuchas a familiares al submarino ARA San Juan, ni la de Parques Eólicos, ni los Panamá Papers parecen haber existido en la preocupación de la ex legisladora chaqueña.

Las respuestas a la provocación que suponen esas declaraciones llegaron a raudales. Más allá de los detalles de quien dijo qué cosa, tal vez la mayor lucidez la puso el vicepresidente del Pro, el santafesino Federico Angelini, quien recordó que este tipo de actitudes de Carrió, suelen ser recurrentes en el medio de los procesos internos donde se empiezan a discutir cuestiones de poder real de cara al armado de listas en las distintas elecciones.

En el medio de semejante tembladeral, el ex presidente Macri se pegó una vueltita por Rosario para asistir a una actividad en la Fundación Libertad, donde siempre juega de local y al congreso de la siempre complaciente Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (AAPRESID). Vino acompañado de un tal Martín Palermo que no se sabe muy bien si pretenderá seguir su carrera como director técnico o si se proyecta para una etapa dirigencial en un club como Boca Juniors ya que el año que viene, allí también habrá elecciones.

Quien se llevó las palmas fue uno de los sponsors del mencionado congreso, ya que uno de los souvenirs entregados refería a una reposera de color rojo para los asistentes. Casualidad, detalle de ocasión o crítica con estilo, lo cierto es que el hecho, si se quiere simpático, no dejó de llamar la atención.  

Mauricio Macri sigue dando que hablar desde su intento de un “Segundo tiempo”. Su inexistente capacidad de autocrítica, su predicción de que los argentinos debemos guardar las energías para construir, ya que el año que viene tendremos una agenda de trabajo muy cargada y su predicción de que Juntos por el Cambio volverá a ser gobierno en 2023, también deberían sonarnos como provocaciones en sí mismas.

Aquí también los ejes de inmunidad e impunidad atraviesan cierto presente político. En un país, el nuestro, donde nunca nadie se transforma definitivamente en un muerto político, la falta de talla de sus adversarios internos y debilidad en que ha caído el oficialismo, puede hacer creer a algunos que el ex Jefe de Gobierno porteño tenga algo importante para decir y, fundamentalmente, para prometer.

La pregunta con la consiguiente tarea para el hogar en este fin de semana largo, queridos lectores, estimadas lectoras, refiere a si es posible pensar al hijo de Franco con una hipotética pre candidatura a presidente o si, con un techo muy bajo o para decirlo más claramente, con una imagen negativa muy por encima de la positiva; se lo debería ubicar como una figura que intente encarnar un liderazgo que a la vez que lo sostiene, también limite a un hipotético presidente amarillo o rojiblanco.

En ese sentido, la moneda aún está en el aire. Todo lo que pueda mostrar el oficialismo como mejora (o no) de la gestión será determinante para la definición de ciertas candidaturas. Si este analista debiera dar una muestra más de su ludopatía crónica y tuviera que apostar aunque más no fuera un simple café, lo haría por la opción b, donde Macri, a partir del tipo de liderazgo que encarna y del profundo rechazo que provoca su figura, contaría con una buena dosis de incidencia sobre la gestión de otra presidencia. Uno supone que el escenario de su candidatura solo sería factible a partir de un deterioro social y económico definitivo del país, lo que le daría una enorme legitimidad para hacer lo mismo que en los cuatro años que gobernó, pero más rápido, como ya nos avisó. Pero siempre hay margen para la mala lectura política y este articulista, como corresponde, no está exceptuado de esa máxima.

Las provocaciones semanales suponen, como afirma el cantante portorriqueño del epígrafe, qué misteriosos asuntos se ocultan y por qué, secretamente, algunos vienen y van. Si, meses atrás, Cristina Fernández de Kirchner parecía temeraria al decir que su sentencia estaba escrita, el recorrido de esta semana que pasó, pareció darle algunos atisbos de razón. Eso es cada vez menos secreto. A diferencia de ciertas declaraciones y reapariciones de protagonistas que creíamos en el retiro, y que “volvieron” para reclamar su cuota de poder. Aunque algunas actitudes de fondo puedan resultarnos inconfesables.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*) ) Opinión Sat, 13 Aug 2022 23:47:08 -0300
Otro golpe a Macri https://fundamentar.com/nacional/item/6523-otro-golpe-a-macri https://fundamentar.com/nacional/item/6523-otro-golpe-a-macri Golpe de Estado en Bolivia

La denuncia realizada por Bolivia contra Cambiemos pone en jaque al expresidente. La colaboración de su gobierno en el golpe de estado reviste una gravedad inusitada para estos tiempos de democracia.

La denuncia que realizó el canciller boliviano Rogelio Mayta contra el gobierno de Cambiemos por el envío de material armamentístico a las Fuerzas Armadas bolivianas en medio del golpe de Estado a Evo Morales, jaqueó aún más la figura debilitada de Mauricio Macri. Al expresidente se le sumó otra preocupación además de la causa Correo, con el transcurrir de las horas se siguen dando a conocer pruebas de la colaboración de su administración con Jeanine Añez. 

El ministro de Defensa de Bolivia, Edmundo Novillo, ratificó el viernes por la noche que se constató la existencia del original de la carta que el exjefe de la Fuerza Aérea boliviana envió al exembajador argentino agradeciendo el envío de material bélico para reprimir protestas sociales contra el golpe y que la administración de Añez autorizó el descenso de un avión Hércules argentino con "personal y cargamento". "Todo esto nos demuestra que el golpe de Estado en Bolivia para la asunción de la usurpadora presidenta golpista ha tenido el apoyo internacional de países como la Argentina", aseveró el funcionario.

https://twitter.com/mindefbolivia/status/1414318395575635969

Además, el viernes por la noche también se reveló que el libro de recibidos de la Embajada argentina en La Paz confirma la recepción de la carta de agradecimiento por armas represivas enviadas desde la Argentina. "Ref. Agradecimiento por material bélico donado por Argentina", da cuenta el registro oficial en una nota emitida el 14 de noviembre de 2019.

Uno de los funcionarios nacionales que añadió documentación probatoria, fue el ministro de Defensa, Agustín Rossi: "Detalle de las tareas realizadas por el Hercules C-130. Sale con personal de Gendarmería desde Palomar, llega a La Paz, desciende el personal y su cargamento !!!. Regresa con familiares de personal de la embajada inmediatamente. Documento de FAA".

https://twitter.com/RossiAgustinOk/status/1413333195643305987

Por su parte, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, anticipó que cuenta con información preliminar que indica que, "en principio, la única fuerza que habría hecho ese envío habría sido la Gendarmería". "La Gendarmería sí identificó movimientos internos de notas en el mes de noviembre de 2019", añadió la titular de la cartera, quien pidió informes a las Fuerzas de Seguridad para esclarecer los hechos que se sucedieron durante la gestión de Mauricio Macri y Patricia Bullrich.

Del lado de los implicados la respuesta no fue muy contundente, valga la metáfora, parecieran haber acusado el golpe. Patricia Bullrich y Jorge Faurie fueron quienes primero se expresaron públicamente. Los dos en la misma sintonía: no desmintieron en su totalidad el envío de armamentos a las Fuerzas Armadas bolivianas, sólo despegaron a sus ministerios de la presunta contribución con Añez. Y Macri, siguió siendo Macri: espero hasta el sábado a la tarde para pronunciarse. Desmintió la denuncia del gobierno de Bolivia y cuestionó el pedido de disculpas de Alberto Fernández. "Dejen de mentir", esa fue la frase que eligió para terminar su carta.

Un testimonio también puso en crisis la versión de los funcionarios de Cambiemos. Primero en sus redes sociales y después en contacto con este medio, el periodista y escritor Fernando Ortega Zabala evidenció cómo Normando Álvarez García, el embajador argentino en ese momento y actual ministro del gobernador jujeño Gerardo Morales, dejó desamparados a los argentinos que se encontraban en Bolivia durante la cruenta represión militar. "Yo no vi colaboración humanitaria, vi muertos", sentenció el cronista en referencia al comunicado que sacó Bullrich luego de que se diera a conocer la denuncia.

Párrafo aparte merecen nuevamente los principales diarios y portales de Argentina, que en sus portadas evitaron incluir este tema. Su representación sesgada de la realidad quedó otra vez expuesta y vale la pena ser marcada y cuestionada desde otros espacios periodísticos. En cualquier otro país, un tema de esta envergadura ocuparía la plana principal de todos los medios, más allá de sus pertenencias ideológicas. Pero en nuestro territorio, quienes forman opinión se permiten estas "licencias" que van en contra de los principios básicos del periodismo.

La acusación contra el accionar de Macri y su gobierno es uno de los episodios más graves que se recuerden desde el retorno a la democracia en Argentina, comparable solamente, tal vez, con la venta de armas a Ecuador que se llevó a cabo durante la estadía de Carlos Menem en Casa Rosada. Esta relevancia mencionada, merece que el hecho termine de ser esclarecido y, obviamente, condenado. 

FUENTE: El País Digital

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Camila Elizabeth Hernández

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray) Argentina Mon, 12 Jul 2021 14:43:22 -0300
La semana más larga https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6458-la-semana-mas-larga https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6458-la-semana-mas-larga La semana más larga

Inventa un mañana, intenta otra vez
Si, ahora que ya sabes cómo puede ser
Y ya no se lo niegues, pero esta vez
Inventa un mañana, que no sea ayer.
Gustavo Nápoli - La Renga

Este espacio de análisis se sostiene con la idea concreta de poner bajo la lupa los hechos políticos de cada semana, tratando de desentrañar (modestamente) los elementos estructurales que lo contienen. Muchos de los acontecimientos que solemos comentar, en reiteradas ocasiones se agotan en el cortísimo plazo de unos días, a veces horas. El recorrido temático de mediados de abril nos permite afirmar que varias de las situaciones que trascurrieron en los últimos siete días, tendrán una proyección en meses y tal vez años. Veamos. 

Lo primero que debe decirse, por más obvio que parezca, es que, en la Argentina de estos días, la pandemia del Coronavirus actúa como un factor ordenador y disciplinador del día a día de la política. No sólo se refleja en las medidas sanitarias tomadas a lo largo y ancho del país, de cómo esto nos afecta en nuestras cotidianeidades de encuentros, distancia y aislamientos y de cómo el espacio de lo que resulta público ha quedado afectado; sino que la problemática del Covid ha mostrado que, a la hora de enfrentar ciertas crisis sociales, lo ideológico también permea algunas decisiones.

Pero no nos referimos a las cuestiones de las ideas como un elemento negativo. Queremos señalar el hecho de que ciertas cosmovisiones del mundo impactan de lleno en diversos posicionamientos de la agenda política. Si el gobierno propuso la adquisición de una vacuna con origen en Rusia, la respuesta del otro lado fue poner en duda la calidad de la misma. No tanto por lo que efectivamente podía sospecharse en términos sanitarios, sino por lo que representa Vladimir Putin para cierta dirigencia política.

Si la administración Fernández centralizó el reparto y la inoculación de manera gratuita, desde el principal espacio de la oposición sugirieron que cada provincia y municipio comprara de la manera que quisiera y que, aquellos que pudieran, pagaran las vacunas. Y el que no podía, subsidios. De costadito y como al pasar digamos que unos cuantos ni siquiera se habían tomado el trabajo de leer la ley que habilitaba la compra de vacunas, ya que allí está perfectamente establecido que los estados subnacionales pueden participar de las adquisiciones.

Resulta más que obvio que algunas de esas diferencias “ideológicas” se parecen más a chicanas que a potables diferencias de cómo encarar la gestión de la pandemia, pero en otras, efectivamente, subyacen formas de entender el mundo. Ya no se trata de desmontar nimiedades como el término “infectadura” o aquella que compara la cantidad anual de muertos con gripe común, sino de mostrar que conceptos como “inmunidad de rebaño” aplicados en determinados momentos de la pandemia reflejaban una idea de cómo se construye lo social.

Si la semana había comenzado con un comunicado (oooootro más) de Juntos por el Cambio, que dejaba entrever la aceptación de algunas restricciones, rápidamente, y a partir de la decisión presidencial de dar un nuevo marco regulatorio de circulación en el AMBA, el principal frente opositor pareció volver sobre sus pasos y salió a la arena pública a reclamar por una vuelta atrás. Cacerolazo con escupitajos a la policía en la puerta de la Quinta Presidencial de Olivos (con la presencia de la presidenta del Pro Patricia Bullrich) y llamados a la desobediencia civil y a la resistencia fueron la más importante respuesta de acción política, con Mauricio Macri incluido. Un presidente con mandato cumplido convocando a la población a no hacer caso de un decreto de necesidad y urgencia. Parece fuerte. Y lo es.

https://www.youtube.com/watch?v=FfdfAgZENms

Y a partir de aquí el nuevo terreno en disputa fue la educación. En una comunidad que indudablemente la tiene como un aspecto central de su vida, donde subyace su vinculación con el viejo pero persistente sueño de la movilidad social ascendente, el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tomó una bandera donde pretende erigirse en un referente de ciertos valores que, indudablemente, calan muy hondo en la sociedad argentina.

Con reclamo judicial de por medio, Horacio Rodríguez Larreta vio al decreto presidencial como una excelente oportunidad para recuperar empatía de parte de ese electorado amarillo más duro que tributa en las figuras de Bullrich (Patricia) y Macri. Desde esa mirada tan particular, la cuestión es toda ganancia para el ex interventor de PAMI. Si la Corte Suprema de Justicia de la Nación acepta el amparo solicitado, lo transforma en un referente insoslayable del frente opositor. Si los cortesanos deniegan el pedido, o miran para otro lado, alargando plazos y decisiones, podrá mostrarse como alguien preocupado por no dejar a “nuestros hijos sin futuro”.

En realidad, y esto hay que decirlo con todas las letras, el debate es falso por un par de motivos muy visibles. El primero de ellos se trasunta en la cuestión sanitaria. Que el conjunto del alumnado pierda unas pocas semanas de presencialidad escolar no le hace perder el futuro a nadie. Medidas ambas situaciones sociales (riesgo sanitario – asistencia a colegios) en un contexto de expansión de la pandemia, no debería insistirse demasiado con ciertos encuentros. Escuela incluida. Ciertos informes de innegable valor académico así lo demuestran --> VER

Pero, además, (y como segundo elemento) también está la historia que supo construir Juntos por el Cambio en su gestión educativa. En un espacio político que viene sosteniendo y justificando desde hace doce años en CABA y en el período 2015 – 2019 en la administración nacional, el deterioro de todo lo concerniente a la educación, resultan poco creíbles ciertas preocupaciones. Los mandatos macristas (con la gestión bonaerense de María Eugenia Vidal incluida) no sólo incluyeron frases poco felices como aquella que refería a “caer en la escuela pública” sino también acciones y omisiones concretas: presupuestos más acotados, paritarias no cerradas y promesas incumplidas (3000 jardines de infantes que nunca se construyeron). Y la frutilla del postre de estos días: mientras en Santa Fe se vacunó al 94% de los docentes, en CABA ese número no llega ni a su tercera parte.     

En realidad, lo que subyace en ciertas disputas políticas de entre semana, refiere a cómo se mira y se construye el largo plazo. Mientras el alcalde porteño privilegió la acción cortoplacista que le permitiría ganar visibilidad política para, en un futuro mediato, presentar una creíble candidatura presidencial, Alberto Fernández pasó a ocupar el centro de la escena con la aplicación de restricciones que, de alguna manera, vinieron a complementar lo determinado el 9 de abril.

https://www.youtube.com/watch?v=bxVaXK9GSKg

Indudablemente paga un costo político, y a la vez ordena el espacio interno. Pero, además, habrá que prestar atención en qué medida no termina fortalecido en tanto y en cuanto las imágenes del viernes a la noche en el AMBA muestran un inocultable acatamiento social a las nuevas restricciones. Con ellas, el primer mandatario eligió el camino (si se quiere) más difícil: el cuidado de la salud como argumentación central. No parece poco, aunque a alguno no les alcance.

La idea de resistencia o de desobediencia civil propuestas por distintos referentes, políticos, mediáticos, sindicales y gremiales, parece no haber encontrado eco mayoritario. Y pone en cuestionamiento, otra vez, la supuesta trascendencia de los medios de comunicación a la hora de modificar o permear comportamientos sociales y electorales. No decimos con esto que son inocuos e inofensivos. Nada de eso. Pero sí que, en muchas ocasiones, deberíamos relativizar su incidencia. Las elecciones de 2011, las de 2019 y este vacío social en las calles del conurbano y de la ciudad más rica de la Argentina del viernes a la noche, así lo marcan. También la corporación mediática quedó expuesta.

Tal vez, se trate de inventar un mañana. Tal vez, el incordio de hoy sea el bienestar de mañana. Y la preocupación de algunos sea la promesa políticamente correcta pero que tiene mucho de hipocresía y falsedad. Tenemos la obligación de pensar un mañana. Pero, como nos enseña Gustavo Nápoli, no sea ayer. Es imperativo.

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 17 Apr 2021 22:12:34 -0300
Historias conocidas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6455-historias-conocidas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6455-historias-conocidas Historias conocidas

Esperá.
No te enojes esta vez,
lo vi venir
Como siempre la reacción
es tan lenta como mi voz
arrasando con la razón.
El tsunami llegó hasta aquí.
Lo vi venir.

Gustavo Cerati

La primera semana hábil de Abril terminó sin sorpresas. Si se quiere, con un final que podríamos definir como previsible. Esto no significa que las noticias de los últimos siete días no tengan impacto, sino que, teniendo en cuenta cómo se venían desarrollando algunos hechos, hay poco de novedad. Si debiéramos sintetizar los temas más importantes podríamos resumirlos en tres: el comunicado de Juntos por el Cambio, las restricciones a la circulación impuestas a lo largo y ancho del país, confirmando (por si hiciera falta) la llegada de la segunda ola de Covid y la sanción en la Cámara de Senadores del proyecto que modifica el impuesto a las Ganancias de los trabajadores en relación de dependencia. Repasemos.

En términos políticos, la semana comenzó con el artículo de los popes de Juntos por el Cambio que, de alguna manera, movieron la pereza del post fin de semana largo. Reunidos en Palermo, una de las expectativas del encuentro radicaba en cual sería el mensaje a la sociedad de cara a dos temas bien diferenciados pero relacionados entre sí: las hipotéticas restricciones a la circulación que comenzaban a aparecer en el horizonte y la posibilidad de algún guiño al oficialismo nacional para el corrimiento de las Paso.

La señal cambiemista no era tan esperada como forma de algún entendimiento con el gobierno de Alberto Fernández sino que, a partir de que algunos dirigentes de la alianza tienen a cargo la gestión de nada más y nada menos que de tres provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en un contexto de crecimiento exponencial de casos de contagio de Covid, la duda radicaba en si la conducción de esa mesa que, aparentemente y desde ahora será presencial y de tarde (para que nadie resulte seducido al sometimiento de Morfeo, Dios griego del sueño) trataría de articular un discurso de cierta moderación para no dejar expuestos a quienes tienen responsabilidades de gestión.

PodetiPodeti

Nada de eso pasó. En un juego a dos bandas, la llamada ala dura de esa conducción redactó un comunicado con fuertes críticas al oficialismo nacional y se opuso a las restricciones que aún no habían sido anunciadas a la vez que condicionó al mismísimo Horacio Rodríguez Larreta al extremo de dejarlo en ridículo ya que, mientras con una mano firmaba el mensaje amarillo, con la otra debía asumir la responsabilidad de controlar la aplicación de las restricciones nocturnas a la circulación en su jurisdicción territorial. Más allá de haber anunciado su rechazo a las restricciones resulta evidente que el ex interventor del PAMI no las tiene todas consigo. Como sostenemos desde hace tiempo, por límites propios le cuesta “ser”, pero por acciones de “terceros” tampoco es que puede mucho.

No conforme con esto, la propia presidenta del partido, Patricia Bullrich, una vez conocidas las “novedades” impuestas por el gobierno nacional, comentó en redes que además de estar en contra de las medidas, sería hora de resistirlas. Si al kirchnerismo se lo ha acusado de gobernar con una construcción discursiva permanente de lo épico, pareciera que muchos de los dirigentes de ese espacio se han hecho dueños del método criticado: libertad, resistencia, República (entre otros) suenan como fundamentos de una realidad auto percibida, que queda a kilómetros de distancia del día a día de millones de argentinos. Algo de eso ha percibido la periodista Nancy Pazos (imposible de ser acusada de militante K) y lo demostró al entrevistar al ex diputado Eduardo Amadeo. Escuchalos.

https://www.youtube.com/watch?v=87q8KlXcSXM

Y si todos suponíamos que las restricciones a la circulación llegarían más temprano que tarde, no nos equivocamos. La explosión de casos es tal, que ya supera en números de contagiados a los datos de la “primera ola”. Y el anuncio vino de la mano del propio presidente de la Nación quien estrenó formato comunicacional. Con luz diurna, en soledad, sin contar siquiera con personal técnico a su alrededor y al aire libre en los jardines de la Quinta Presidencial de Olivos, el primer mandatario no abundó ni en detalles numéricos ni en comparaciones estadísticas con otros países. No hubo “filminas” ni explicación en rol docente. La contundencia de la pandemia, el tiempo transcurrido de la misma y la conciencia de buena parte de la sociedad de la gravedad del asunto hicieron el resto.

Paralelamente, Alberto Fernández retomó el método de charlar individualmente con medios de comunicación a partir de decisiones que afectan el día a día de los argentinos. Como cualquier acción política, eso conlleva posibles beneficios y perjuicios. En el haber queda la cercanía y la empatía que puede mostrar el personaje en una entrevista individual, lejos de la distancia que supone una conferencia de prensa tradicional. Ese rol el primer mandatario suele cumplirlo muy bien.

Pero en el debe, la sobreexposición, las preguntas a veces repetidas por días, la elección de interlocutores no del todo formados para una entrevista a un presidente, puede llevar a cierto desorden en los dichos ya que los modismos y formas de expresión pueden jugar una mala pasada, incluso a los mejores expositores. El mensaje y la forma de la comunicación presidencial tiene que ser en un solo sentido. No expuesto a reinterpretaciones que a veces resultan confusas.

Y ya que hablamos de mensajes y política, la señal que brindó el Senado de la Nación sobre la noche del jueves fue inequívoca. La contundencia de 66 votos a favor y una sola abstención (Esteban Bullrich) para transformar en ley la reforma del Impuesto a las Ganancias, refleja que la oportunidad elegida para su tratamiento fue la correcta. Todo ello se complementa, además, con la contundencia que también había alcanzado en la Cámara de Diputados hace poco menos de dos semanas.

La noticia tiene el inocultable beneficio de mejorar los bolsillos de los trabajadores que, si se quiere, están en una mejor condición laboral: registrados y con ingresos medios que podríamos definir como dignos. No es la panacea, ni su sanción conlleva la resolución a muchos problemas de cada día. Alcanza a un reducido grupo del universo de trabajadores, pero ese número supone nada más y nada menos que 1.200.000 personas. Lo cual no es poco: alivia bolsillos y parte de esos montos que el Estado deja de percibir, vuelven a sus arcas con el gasto que seguramente irá a consumo y el correspondiente cargo impositivo.

Y como si todo ello no alcanzara, se cumple con una promesa de campaña de propios y extraños. Lo había anunciado Alberto Fernández en la campaña de 2019, pero también lo había prometido Mauricio Macri durante el 2015, cuando el tema parecía representar el mayor problema del empleo en la Argentina. Azuzado por la corporación mediática de aquel entonces, que no casualmente es la misma ahora, y por los sindicatos que quedaban alcanzados por el descuento, hoy el tema ha pasado como uno más, lejos de la centralidad de entonces. Causalidades de esta vida, queridxs lectorxs.

El futuro llegó. No hace tanto rato. Pero seguro es un “palo”, ya lo vemos. Aunque este otoño, que ya se instaló con su bagaje de lluvia, humedad y mosquitos (eso sí es un verdadero lastre), parece no traer demasiadas novedades sino unas cuantas historias conocidas. Incluso aquella que nos dice que falta menos pero que aún debemos cuidarnos. Dale, si el tsunami llegó hasta aquí y lo vimos venir, quedate en casa.

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 10 Apr 2021 13:01:21 -0300
Promesas vanas de un amor https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6446-promesas-vanas-de-un-amor https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6446-promesas-vanas-de-un-amor Promesas vanas de un amor

En este año electoral que comienza, muchos quieren borrar de la memoria social un vínculo político que tuvo un gran impacto en la vida de todos los santafesinos. Es nuestra intención aquí recordar esa relación y tratar así de impedir que los lobos se disfracen de ovejas.

A Miguel Lifschitz me tocó tenerlo cara a cara una sola vez para hacerle tan sólo dos preguntas inocentes. Aquí, y apenas comienzo, me permito irme por las ramas para luego retomar: estas simples preguntas que traigo a la memoria las realicé mientras su encargado de prensa me indicaba -a viva voz y con la mano firme en mi brazo- que ya no se harían más preguntas, como si tal cosa pudiera decidirlo quien responde. Lamentablemente, el periodismo rosarino está muy acostumbrado a ser “ordenado”, en ambos sentidos de la palabra.

Retomamos. Mi único encuentro con Lifschitz fue en medio de una grave inundación a poco tiempo de haber asumido y debo decir que su cara de agotamiento no se condice con la de alguien que tiene un diálogo productivo con la nación y recibe respuestas, recursos y soluciones. Pero estas son sólo impresiones y especulaciones mías. No prueba nada. Sólo es un dato de color que da contexto.

Mauricio Macri iba a convertir en autovías las rutas 33, la 34... ¡¡y la A012!! Lifschitz lo celebraba y no ocultaba su optimismo. El tiempo de la horrible confrontación kirchnerista había terminado.

¿Se acuerdan del Lifschitz sonriente como espectador del baile de Macri en su propia provincia (Venado Tuerto)? Se los refresco.

https://www.youtube.com/watch?v=CPg0aLeHXeg

El 5 de enero de 2016, el entonces gobernador se reunió con el ministro de transporte, Guillermo Dietrich. En las crónicas periodísticas podemos leer: Lifschitz manifestó que el encuentro “fue muy productivo, ya que pudimos agotar una larga agenda de temas que habíamos propuesto, estuvimos viendo las prioridades para la provincia y nos llevamos algunas buenas noticias, compromisos y una perspectiva de trabajo conjunto. Recibimos el compromiso de terminar, en un plazo breve, las obras de circunvalación en el sur de la provincia, iniciar en el curso del año los trabajos para convertir la ruta A012 en autovía, avanzar en la conexión vial entre Santa Fe y Paraná, iniciar las obras en la ruta 33 y darle continuidad a los trabajos que comenzaron en la autovía de la ruta 34”. Lifschitz también valoró “la decisión del ministro de mantener los subsidios al transporte de pasajeros” ejerciendo “un control y una fiscalización mucho más efectiva”. Propuestas, buenas noticias, perspectivas y compromisos… 

El/la lector/a sabe que los subsidios al transporte -rosarino, principalmente- disminuyeron notablemente durante la gestión de Macri. También sabe que en la A012 nunca se empezó ningún trabajo para convertirla en autovía. Puro circo. Pero mientras el gobierno socialista de Lifschitz se hallaba muy cómodo dialogando de manera permanente con el gobierno nacional y con la prensa, los resultados no llegaban, como así tampoco el Poder Ejecutivo pagaba la deuda de coparticipación, no hacía obras viales, no hacía escuelas… no nada. Así como se caían las promesas de Macri al electorado (impuesto a las ganancias, Fútbol Para Todos, Conectar Igualdad, etc), también se caían las promesas hechas al ex intendente rosarino. El gobernador no dudó en efectuar nuevas concesiones con la firma del Pacto Fiscal en 2018 a cambio de nada. De nuevo: Propuestas, buenas noticias, perspectivas y compromisos…

El discurso vacío sobre el diálogo, los consensos y La República que unía a Cambiemos con el FPCyS en el imaginario de muchos votantes, terminó por desdibujar a este último y llevar al ciudadano a que, entre el original y la copia, opte por el original, provocando en 2017 una muy mala elección del Frente y metiendo sólo un diputado nacional: Luis Contigiani, convertido posteriormente en hijo no reconocido tras el debate por el aborto legal, seguro y gratuito.

Si eligiéramos ir en el tiempo hacia atrás, ¿cómo olvidar el voto positivo por parte de los diputados del Frente Progresista, Hermes Binner y Alicia Ciciliani, sobre el pago de todo lo que reclamaban los fondos buitre? Ese pago posibilitó más adelante el mayor endeudamiento externo del que se tenga memoria, llevó al posterior default y al consiguiente endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional. “Errores” que el actual gobierno de Alberto Fernández está enfrentando en plena pandemia.

La defensa del voto de Ciciliani es para enmarcar. Miren.

https://www.youtube.com/watch?v=SDDwj9H2j0c

¿Errores, dije? La toma irresponsable de deuda en moneda extranjera no fue una herramienta del macrismo pura y exclusivamente. El gobierno nacional de Mauricio Macri fomentó la toma de deuda en dólares de los gobiernos subnacionales. La mayoría de las provincias está sufriendo las consecuencias y reestructurando deudas en default. Provincias como Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos han logrado reestructurarlas, gracias en parte al éxito previo de la negociación nacional de Martín Guzmán y Alberto Fernández, pero aún restan provincias como Buenos Aires y Tierra del Fuego. Al tren del endeudamiento Lifschitz se quiso subir con la friolera de mil millones de dólares y el Senado Provincial le puso algún límite, habilitándole la mitad. Semejante endeudamiento, sumado a contrataciones sin control en el marco de la emergencia en seguridad, pases a planta flojos de papeles y otros gastos, trajo aparejado un desequilibrio en las cuentas públicas que, pandemia mediante, a Omar Perotti le llevó nada más y nada menos que un año en ordenar.

Pero Lifschitz no fue el único que le agarró el gustito al endeudamiento. La entonces intendenta de Rosario, Mónica Fein, intentó tomar deuda por 200 millones de dólares en 2017 (y lo volvió a intentar en 2018). La movida fue frenada por el Concejo local y principalmente por el bloque peronista. No hace falta recordar que sólo un año después el peso se devaluó notablemente, por lo que los rosarinos se salvaron de una situación muy compleja. El actual intendente Pablo Javkin debe agradecer que los opositores al gobierno que él integraba no aceptaron el convite y notaron los peligros que semejante endeudamiento podía conllevar.

Para terminar, debemos decirlo con todas las letras: el Frente Progresista fue absolutamente funcional a la política nacional de Mauricio Macri. En el caso de la detención arbitraria de Milagro Sala, por ejemplo, el silencio fue ensordecedor, colocando al entonces gobernador santafesino a la derecha de Rodríguez Saá. Y lo mismo puede decirse con respecto a la postura del socialismo en otros casos de persecución judicial con fines políticos. Nada nuevo. Tan sólo un refresco de cosas que todos vivimos pero algunos prefieren olvidar.

Yapa para los que se quedaron pensando en la canción desde que leyeron el título:

https://www.youtube.com/watch?v=MCnWZCDVtX8

(*) Analista de Fundamenttar

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray (*)) Opinión Wed, 10 Mar 2021 15:23:59 -0300
A Pedir de Boca https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6410-a-pedir-de-boca https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6410-a-pedir-de-boca A Pedir de Boca

Tu rostro que suda es lo que perdura
Te arrastras por votos sin mostrar tus ojos
Tu bandera es solitaria
Tu discurso engaña
Amasas fortunas con tu cara dura
Te muestras sincero para hacerme valorar
Tu campaña solidaria
Que en verdad no vale nada
(“Sabes quién eres”. La Ley)

La semana que pasó debe ser pensada como un momento con saldo a favor del gobierno nacional. Más allá de los gritos (y sus portavoces) del 17 de agosto, y del clima de época que intenta construir un sector de la oposición; la penúltima semana del mes sirvió para mostrar en siete días una somera síntesis de lo que sucede en la política argentina desde hace varios meses. Son tres los temas más importantes por señalar: el día después del 17A, el devenir cotidiano del ámbito judicial (con reforma legislativa incluida) y la decisión ejecutiva de transformar en servicio público internet, la televisión paga y la telefonía móvil.  Repasemos.

Un éxito de mentirita. Dijimos hace una semana atrás que la convocatoria del 17A sólo traía como novedad que habían concurrido algunos pocos de miles de personas más que en las anteriores. Sin poner demasiado énfasis en el número, ya que esa variable en política debe ser siempre relativizado con la única excepción de las jornadas electorales, mostrar como exitosa, por ejemplo, una movilización de diez cuadras de autos, con unos pocos de miles de ciudadanos de a pie en el Obelisco en una ciudad como Buenos Aires, que sabe de masividades políticas que se cuentan de a cientos de miles, parece poco. Algo parecido podría de decirse de Rosario o Córdoba, respetando proporcionalidades.

En realidad, el hecho político convocado por algún artista famoso, la corporación mediática y Juntos por el Cambio (de manera oculta) debe ser pensado desde las consecuencias internas que le trajo a ese espacio y cómo lo puede haber afectado al gobierno. En el primer caso es claro que barrer la mugre debajo de la alfombra tiene sus límites. Pese a los intentos de relativizar las diferencias, las mismas quedaron expuestas en la reunión semanal vía zoom de las principales autoridades políticas, donde los reproches cruzados estuvieron a la orden del día. Horacio Rodriguez Larreta que quiere “ser” pero aún no puede, tiene como freno preciso la referencia política de Mauricio Macri que, a la distancia, sigue siendo la figura insoslayable del espacio y que, pese al fracaso de su administración y de la baja de su imagen en las encuestas, cuenta aún con un núcleo duro de confianza que parece haber elegido el corrimiento a uno de los extremos del espectro político.

El otro factor a tener en cuenta es cómo afectó la movilización al gobierno. Además del desgaste del principal frente opositor, las imágenes de muchos de los participantes favorece el “clink, caja” para las huestes de Alberto Fernández: la suma de anticuarentenas, violentos de cotillón (sean diputados o ciudadanos sin responsabilidades institucionales específicas), evasores consumados, antiperonistas furibundos y libertarios lanzadores de huevos a medios de comunicación, no puede menos que redundar en una mirada de rechazo de una sociedad que desde hace tiempo pretende otra forma de comunicación política. Si eran un problema los gritos de Cristina, no parece ser un buen mensaje preguntarse “cuando explota esto” o celebrar que “le hemos mojado la oreja al peronismo”, Ernesto Sanz dixit. Como cantan los muchachos de La Ley, tu rostro que suda es lo que perdura, y en este caso lo que se mantiene es la mirada despectiva de una forma de construcción política.

Con voluntad política, mucho se puede. Algo de eso pareció entender el Senado de la Nación cuando decidió avanzar en la revisión de los traslados de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertozzi, pese a que la semana anterior la jueza en lo contencioso administrativo federal Alejandra Biotti lo había suspendido. En lo que se presentaba como un claro caso de conflicto de poderes, el oficialismo sostuvo que como el fallo no estaba firme, podía seguir con el procedimiento institucional que correspondía. Y a finales de semana se conoció la buena nueva cuando la jueza definió la cuestión de fondo: rechazó el amparo presentado dado que se advierte que el Consejo de la Magistratura ha dictado la Resolución N° 183/20 conforme a atribuciones que le son propias.

Por otro lado, para la semana que se inicia se espera la media sanción en la Cámara Alta y, según dejaron trascender desde Juntos por el Cambio, habría una vigilia política en las calles como rechazo a su aprobación. En el medio, la democracia argentina se pierde lo que tenga para aportar y decir en el proyecto de reforma, ya que esa fuerza política ha pretendido ningunearlo y no dar el debate pertinente. Algún mal pensado podría afirmar que lawfare mediante es muy poco lo que puedan agregar los legisladores de la fuerza amarilla. Pero no es el caso de este analista.

La pelea de fondo se dará en la Cámara de Diputados, donde Sergio Massa y Máximo Kirchner deberán hacer gala del buen funcionamiento de dos partes esenciales del cuerpo sin artrosis ni rigideces: cintura y muñeca (política). Habrá que ver hasta donde se profundiza el tratamiento en comisiones, cuales podrían ser los nuevos cambios, si se logra el famoso numerito 129 para el quorum, y si finalmente el proyecto se transforma en ley. Pero para eso falta. Y aunque unas pocas semanas parezca un plazo corto para cualquier proyecto legislativo, en nuestra Argentina de hoy, ese tiempo puede resultar una eternidad.

Completa el run run judicial el escándalo de las escuchas ilegales que alcanzan, indudablemente, al propio ex presidente de la nación, hoy representante de la Fifa. No lo dicen aún ni fiscales ni jueces, pero al conocerse la relación de su secretario Darío Nieto con otros funcionarios y agentes de inteligencia a cargo de esos operativos, nadie podría tomar relativamente en serio desde Gustavo Arribas para abajo, alguien respondiera políticamente a éste ignoto ex funcionario. ¿Cuál sería el sentido de vigilar a opositores, aliados, partidarios y periodistas si esa información no era utilizada para el apriete político? Si coincidimos con que la información es poder, queda claro políticamente para qué y quienes actuaban Nieto y compañía.

Guarda que vengo. Y el último viernes culminó con una decisión presidencial que seguramente hará mucho ruido. A través del Decreto de Necesidad y Urgencia n° 690/20, el Poder Ejecutivo determinó que la telefonía móvil, el uso de Internet y la televisión paga son servicios públicos y que hasta fin de año no habrá ningún aumento que no sea avalado por el propio Estado. Teléfono para Clarín. Conocida es la posición dominante del grupo en los tres sectores a partir de la aprobación de la fusión Telecom – Clarín del año 2018 y que el gobierno de Mauricio Macri supo validar.

https://twitter.com/alferdez/status/1296947273591554049

Más allá de los detalles técnicos del instrumento legal que lo sostiene, su sanción viene a poner en debate, otra vez, varias cuestiones centrales del siglo XXI: para quien se gobierna, si para las grandes corporaciones o para la ciudadanía; a qué llamamos servicios públicos, y en qué medida los derechos del consumidor son compatibles con las ganancias de empresas que, no muy lejos del concepto de monopolio, marcan la cancha al conjunto de jugadores. Nada nuevo tratándose de Clarín y sus amigos, voceros, empleados y alcahuetes de ocasión.

Y a la oposición la pone en aprietos: si sale a cuestionar el DNU en un contexto de crisis económica que se proyecta desde hace (al menos) dos años y que la pandemia profundizó (aunque empiezan a aparecer algunas señales positivas en el sector industrial, por ejemplo) para defender “las inversiones” empresariales, quedará expuesta como ariete de los grupos económicos. Si mira para otro lado, esos mismos grupos le recordarán a quienes deben responder. Nada nuevo bajo el sol. Dejamos librado a la opinión de nuestros lectores y lectoras a quien creen que defenderán estos dirigentes.        

El discurso engaña, amasan fortunas con la caradura. Los herederos de la libertadora y los jóvenes (y no tanto) que se autodefinen como libertarios no traen ninguna novedad a la política argentina. Tal vez su odio visceral, que siempre estuvo ahí, contenido pero presente, aparezca en un formato diferente, aunque nada rico aportan. La exclusión, el desprecio y la estigmatización del otro es un atributo de sentido en esas estructuras, por ahora, desordenadas. También por el momento, la construcción del “haber” político del gobierno que encabeza Alberto Fernández, es más importante que el “debe”. Más allá de pandemias, marchas y redes sociales.

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 24 Aug 2020 20:21:40 -0300
Odio, estrategia y paciencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6397-odio-estrategia-y-paciencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6397-odio-estrategia-y-paciencia Odio, estrategia y paciencia

Con el odio acabaremos,
la picana le pondremos
y, si llora o si se queja,
le arrancaremos las orejas.
Viendo cómo se retuerce
cómo nos divertiremos
con el odio acabaremos.
(Nacha Guevara)

Las imágenes del “banderazo por la república” del 9 de julio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en Rosario hablaron por sí solas. El ataque a periodistas y equipos técnicos del canal C5N en Buenos Aires y la amenaza a periodistas del diario La Capital de Rosario, mostraron una dosis de violencia y maltrato que nos eximen de mayores comentarios. Hay que ver los rostros enajenados de los violentos para resumir el hecho en una simple palabra: odio.

El odio político no es un fenómeno excepcionalmente argentino ni mucho menos. Pero en estas tierras conocemos una serie de matices que tienen una raigambre de larga data y que explican que el asunto no es nuevo ni desconocido para esta sociedad. El siglo XX ha sido un decálogo de situaciones donde la violencia era la acción que se justificaba a partir de ese odio, muchas veces anclado a su vez, en una concepción social que desprecia al diferente: al negro, al puto, al pobre. Si la violencia es la negación de la política, podemos decir que, en muchos períodos de nuestra historia, a los argentinos nos faltó política.

En términos numéricos el banderazo por la república fue una expresión raquítica. Bastó que un sólo medio (Infobae) se tomara el trabajo de mostrar con un drone el volumen de la convocatoria, para confirmar la pobreza del acto ya que mostraba unas pocas cuadras de vehículos en caravana y un grupo bastante disperso de personas sobre el Obelisco. Algo parecido ocurría a la misma hora en Rosario, pero algunas “estrategias comunicacionales” reflejaban un volumen de movilizados que parecían muy superior a lo real.

Un elemento que debe señalarse como limitante de la propuesta movilizatoria tiene que ver con su aspecto difuso (algo que no le es ajeno al Pro como estrategia de construcción política). No quedó del todo claro si la convocatoria era anticuarentena, en defensa de la mafia conducida por Padoan y Nardelli en Vicentín, en reclamo por la vigencia de la libertad de expresión, en la reivindicación de la justicia comandada de Comodoro Py, por la independencia de Mendoza o por todos estos elementos a la vez.

Marcha en Rosario contra la expropiación de Vicentin | El Ciudadano
Marcha en Rosario contra la expropiación de Vicentin | El Ciudadano

Si tomáramos en serio el “agite” cambiemita, deberíamos decir que la acción política resultó una contradicción en sí misma: reclamar por la libertad de expresión con gritos, insultos y golpeando a periodistas que piensan distinto no parece ser la mejor manera de honrar a la república. Pero es indudable que el rol de los medios hegemónicos ha sido determinante en la visibilización de la convocatoria. Haciendo virtud de la necesidad, mostraron como determinante político algo que no es y soslayaron lo que sí sucedió. Seamos honestos: nada nuevo bajo el sol. Es seguro que ese clima que se propala desde los grandes medios no va a cambiar. Si el presidente Alberto Fernández pensó que la tregua con el periodismo de guerra “blanckiano” era un hecho, puede suponerse que estamos ante una expresión de deseos antes que un dato de la realidad.

A partir de ello es legítimo preguntarse qué hacer con ese clima que se intenta recrear desde voces minoritarias en las calles, pero con mucho sustento en medios y redes sociales. Más allá del acoso permanente y monotemático de las voces opositoras, el gobierno conserva una serie de recursos y herramientas que, si bien no son excluyentes, son muy relevantes.

Resulta necesario hacer foco en la gestión profundizando lo que ya se vislumbra como la post pandemia. La reforma judicial, la presentación del proyecto de interrupción legal del embarazo y la reconstrucción económica son, entre otros, temas muy importantes que le permitirá mantener y profundizar la iniciativa política. Más allá de algunos olvidos cuestionables (todo el entramado de Pymes, cooperativas y representantes de trabajadores no cegetistas), el armado político del acto del 9 de Julio en Olivos, sumando a gobernadores, sindicalistas y empresarios marca que hay otro perfil dirigencial con el que sentarse a construir la etapa que viene.

El poder ejecutivo debe modificar la estrategia comunicacional de medios. A la vez que habilita “nuevas voces” de funcionarios de distinto nivel y de distinta referencia (a no olvidarse que el éxito de octubre se debió a una construcción política con muchos matices) y a riesgo de algunas diferencias que puedan aparecer, debe resguardarse más a la figura política presidencial. No tiene mucho sentido práctico que Alberto Fernández brinde entrevistas casi a diario con periodistas que, muchas veces, ni siquiera están a su mismo nivel intelectual. El ego periodístico de haberle arrancado una primicia al presidente (o un enojo) refiere a una cuestión individual que poco debe importar en la comunicación gubernamental y estatal. No casualmente las democracias más consolidadas cuentan con voceros y exponen a la máxima figura presidencial en conferencias de prensa previamente articuladas.

Además, se debe trabajar con una comunicación de redes desde lo propositivo. Puede resultar muy dignificante para compañeros que “bancaron” lo peor del macrismo que Alberto Fernandez dé un retuit a ciertos mensajes, pero a veces se pagan costos políticos innecesarios. El formato del dirigente que cada tanto saludaba a argentinos que no tienen responsabilidades políticas, lo acerca y humaniza en el medio de la crisis sanitaria. Si bien es cierto que la imagen positiva no es la de finales de marzo, si se mira la película completa y con (casi) cuatro meses de cuarentena, el presidente sigue teniendo una imagen positiva nada despreciable.

Finalmente... ¿y nosotros?, ¿qué podemos hacer ante la andanada de insultos, miserias y devaneos de los odiadores seriales en plena cuarentena? Es cierto que muchas veces nos sentimos agobiados y decepcionados. Nuestra singularidad, de mucha base hogareña, nos limita e interpela a situaciones que, hasta ahora, nos resultaban desconocidas. Será cuestión de seguir teniendo paciencia, que, como decía mi abuela, no hay que ceder ni un tranco de pollo frente a algunos que, a no dudarlo, aunque suene fuerte, son enemigos. Es tiempo de convicciones muy firmes y mensajes muy claros. Para nosotros y para los que nos rodean. Estos días (que pasarán), así lo exigen.

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 13 Jul 2020 19:58:28 -0300
Cosas sin repuesto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6396-cosas-sin-repuesto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6396-cosas-sin-repuesto Cosas sin repuesto

Probablemente que todo eso debe ser verdad,
Aunque es más turbio cómo y de qué manera
Llegaron esos individuos a ser lo que son
Ni a quién sirven cuando alzan las banderas.
Juan Manuel Serrat

La semana pasada, cuando abordábamos el análisis político de cierta oposición en la Argentina (VER), sosteníamos que la pandemia había generado una especie de división entre los que tenían la responsabilidad de la gestión y quienes participan desde la irresponsabilidad que pueden habilitar las redes sociales y los medios hegemónicos.

Decíamos también que, ante el escándalo del espionaje macrista de la Agencia Federal de Inteligencia, al ala más dura de la conducción de Juntos por el Cambio le cabían tres acciones concretas: negar todo, ir para adelante y radicalizar su discurso. Este último fin de semana, y a partir del asesinato de Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Fernández y supuesto arrepentido en la causa de los cuadernos, pudimos confirmar que esos mismos referentes, a cargo de la conducción institucional de los tres partidos políticos que conforman la alianza política, eligieron el peor camino: el de la desestabilización política del gobierno nacional. 

Los hechos se desencadenaron con la velocidad de Internet. El viernes trascendió la noticia de la desaparición del ex funcionario y entre redes y portales, el hashtag “#CristinaAsesina” era tendencia en twitter para el día sábado. El paquete se cerraba con los títulos (vergonzosos) de los diarios dominantes de ese día. Muchos imaginaron la segunda versión del caso Nisman. 

Pero la desmentida llegó rápido. Tal vez por desconocimiento cabal del tema desde la distancia, tal vez por no tener periodistas propios en el lugar, lo cierto es que el desarme de la operación iniciada a última hora del día viernes, fue desmentida para media mañana del sábado, confirmando la muerte de Gutiérrez como un hecho policial. A partir de allí, cierta bonomía podía hacernos suponer que el tema pasaría al olvido en términos político-institucionales. Pero no. La respuesta vino de la mano de un comunicado firmado por la conducción de los tres partidos que componen Juntos por el Cambio (PRO, UCR y Coalición Cívica) y que dejaba un manto de dudas sobre la responsabilidad del propio Poder Ejecutivo en el asunto. Con una serie de presunciones de baja estofa, con un marcado desconocimiento de algunos elementos básicos consagrados por la Constitución Nacional, se abrió un camino peligroso y de posible no retorno.

En un contexto de polarización marcada, cierta oposición juega con cosas que no tienen repuesto (recuerde estimado/a lector que desde esta columna sostenemos que la oposición más visceral en la Argentina se complementa con el peso específico de los grandes medios y de las redes donde pululan personeros de cierta cloaca de ocasión). Así las cosas, pudimos ver en algún canal porteño a una heredera televisiva preguntando a “sesudos representantes de la república”, si el gobierno llegaría al final de su mandato. Todo esto complementado con el clima que se intenta crear de supuesta violación de la libertad de prensa y de expresión, ya que un pseudo periodista que daba a conocer escuchas ilegales y que tenía sólidos vínculos con los ahora investigados, estaría severamente complicado en la causa del espionaje macrista.

La pregunta aquí es ¿quién representa a quién? Desde la educación cívica básica, siempre se ha enseñado que los partidos políticos eran los actores institucionales que canalizaban las demandas de la sociedad. Por lo tanto, los dirigentes políticos eran la expresión, racional, de un conjunto de ciudadanos con una mirada determinada del mundo. Se suponía la responsabilidad y la prudencia como condición básica del hombre de gobierno. Ahora bien, cuando desde la conducción de Juntos por el Cambio, se firma un documento del tenor de lo que se dio a conocer este fin de semana, cuesta creer que esos conceptos se estén imponiendo. Si la grieta extrema era un mal negocio para el kirchnerismo de hace algunos años, resulta un suculento regocijo para Bullrich y sus amigos.

En ese sentido, hay que pensar la dinámica desde este sector opositor, desde dos fenómenos que se retroalimentan. Por un lado, la coyuntura internacional demuestra una persistencia marcada de cierta derecha que, a los “valores” que pregona, la acompaña con dosis elevadas de odio, cinismo y xenofobia que se expresa de múltiples maneras de acuerdo a la realidad de cada región y de la que nuestro país no escapa. Allí están a mano los casos de Donald Trump, Jair Bolsonaro y Jeanine Áñez, por poner algunos nombres.

Y por otro lado, desde la concreta y cruda coyuntura de estos días: esa dirigencia y esos medios de comunicación necesitan desesperadamente correr el foco de atención social de la cuestión del espionaje ilegal. La combinación de relaciones promiscuas entre referentes de cierta prensa, un sector del poder judicial y parte del entramado de la AFI, podría jubilar políticamente a varios, pero también, poner a la sombra a “intocables” de estas corporaciones.

Esto es lo que está en juego en la Argentina de estos días. Entre tanto ruido y cinismo, entre pandemia y cuarentena, entre el obvio deterioro de la economía y de nuestro día a día, parte de la oposición amarilla juega un juego muy peligroso y con cosas que, como dice el viejo catalán, no tienen repuesto. Es obvio, entre esos tipos y yo hay algo personal. ¿Y con usted? 

(*) Analista político de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 06 Jul 2020 14:26:41 -0300
La ilusión de la vida https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6392-la-ilusion-de-la-vida https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6392-la-ilusion-de-la-vida La ilusión de la vida

Qué te importa que te ame
Si tú no me quieres, ya
El amor que ya ha pasado
No se debe recordar

Fui la ilusión de tu vida
Un día lejano, ya
Hoy represento el pasado
No me puedo conformar

“Veinte años”
(Guillermina Aramburu, María Teresa Vera

En algún momento de la historia reciente el PRO se sintió transformador y revolucionario. Basta recordar los discursos (e incluso aquel delirio irrespetuoso de las remeras amarillas que emulaban la imagen icónica de Ernesto Che Guevara, pero con el rostro de Mauricio Macri) y cierta impronta escenográfica para entender que este conjunto de “emprendedores” habían llegado para quedarse y retomar, de otra manera y con otras formas, lo que había iniciado la dictadura asesina de 1976 primero, y el menemato, después.

Sabidos son los recursos (legítimos) que utilizó en su conformación como fuerza nacional alternativa al peronismo gobernante en 2015:

  • Estilo cool. Desde la vestimenta con escasas formalidades ya que la corbata sólo se mostraba en eventos estrictamente protocolares, hasta el uso de jeans y remeras que mostraba a sus dirigentes más cercanos y más parecidos a cualquier ciudadano. La impronta de llamar a los interlocutores (a los propios y a los extraños) por su nombre de pila reforzaba esa idea de cercanía y de personas “comunes” que trataban al otro como un igual.

  • A partir de cierto y lógico desgaste en la administración del gobierno que conducía Cristina Fernández, recrearon un relato que nos interpelaba desde la idealidad de cierta “república” que hacía necesario el diálogo y el consenso para la construcción política y, lo más importante, para el bienestar de los argentinos.

  • Estaban convencidos que, siendo empresarios, lobbistas y consultores que “solidariamente” dejaban su zona de confort para “colaborar” en la conformación de una nueva Argentina, conocían los mercados y estos, a su vez, les brindarían un apoyo especial porque había llegado la hora de construir ese país del que habían soñado. En realidad, nunca comprendieron del todo que, si bien tenían amigos empresarios, que podían sostenerlos efectivamente (además de hacer negocios), los “mercados” no saben de ciertos sentimentalismos, pese a que hayas formado parte de sus estructuras de estafa, timba y especulación. Las sucesivas devaluaciones y los consiguientes aumentos inflacionarios así lo demuestran.

  • La “meritocracia” fue un concepto que se recreó. Vinculado íntimamente al viejo discurso de “nuestros viejos inmigrantes que nos enseñaron el valor del trabajo y del sacrificio”, se intentaba crear la falsa idea de que, si te esforzabas, por el sólo hecho de hacerlo, te iría bien, accediendo a bienes y servicios de calidad. Se llegó al punto de que una empresa como General Motors que recibió enormes beneficios para su radicación en Alvear (allá por mediados de los 90’) y un crédito estatal accesible en 2009, cuando la crisis arreciaba, promoviera una publicidad con la idea del mérito como valor para la compra de un vehículo de alta gama. Y para completar el esquema, se alardeaba del emprendedurismo como forma de desarrollo personal, sin importar los condicionantes sociales que a veces tenemos las personas.

Pero algo se rompió. En una primera etapa, digamos que el contrato con la sociedad que en algún momento le había “sonreído” a Mauricio Macri (recordemos que allá por mediados de 2016 el ex Jefe de Gobierno de CABA tenía una imagen positiva de más del 70%), se resquebrajó. La primera razón de ello fue la mala gestión. Aumento del desempleo, de la inflación y focos de corrupción muy marcados son la breve síntesis de un deterioro que comenzó sobre finales de 2017, cuando el oficialismo había hecho una buena elección de medio término y creyó que tenía un cheque en blanco definitivo. 

El personalismo del que se había acusado a la anterior presidenta se corporizó amarillo. Se dejó de lado el diálogo con “extraños” (que se reclamaba tan necesario) pero también con los propios al punto de que la mesa de decisiones se hizo cada vez más chica. Y a la par que las malas noticias se sucedían, se abandonó definitivamente aquella promesa de campaña y de comienzo de gestión que planteaba la necesidad de unir a los argentinos. A la vez que se volvía ineficaz, se endurecía el discurso. Nada mal le fue ya que, pese a la mala gestión del período, mantuvo el porcentaje de votos de dos años anteriores. Pero no alcanzó.

La pandemia del coronavirus trajo el inicio de una segunda etapa de esa ruptura. Y ya no alcanza solamente a la distancia con un sector de la sociedad que había acompañado al macrismo anteriormente. Ahora es la dirigencia del propio espacio que queda atravesada por las diferencias. La primera de ellas es por la gestión en sí: mientras quienes deben administrar en las provincias y municipios la crisis sanitaria, muestran un discurso moderado, dado el riesgo de un crecimiento exponencial de contagiados y muertos; del otro lado aparece un grupo no menor de dirigentes que hablan desde la irresponsabilidad que le habilitan las redes sociales y los medios hegemónicos, que en estos tiempos vendrían a ser más o menos la misma cosa.

Y la segunda diferencia no menor en esta etapa es el escándalo de las escuchas de la Agencia Federal de Inteligencia que no alcanza sólo al espionaje, persecución e intento de control de los opositores (cuestión que podría entenderse desde cierta deformidad política), sino a los dirigentes del propio partido. Las declaraciones de Diego Santilli, actual vice jefe de gobierno de CABA, afirmando que no “esperaba que Macri tuviera algo que ver pero que había que esperar”, marca un síntoma de malestar. El escándalo crece semana a semana y el argumento defensivo de que todo tiene que ver con una operación armada desde el Poder Ejecutivo, no alcanza para tapar el bochorno de violar la intimidad de cualquier ciudadano. 

Sólo queda ir para adelante radicalizando el discurso. Aunque el allanamiento del secretario privado del ex presidente agrava aún más las cosas, queda la protección de esos mismos medios que fueron tan funcionales en la administración Macri. La idea de república quedó subsumida al “cacareo” de famosos y dirigentes que saben que, en un punto, la cuarentena les puede dar una oportunidad de sobrevivencia política. Pero al interior de la fuerza amarilla seguramente tendrán que barajar y dar de nuevo y no parece que el ex presidente, el Sr. Uno, las tenga todas consigo. Si el amor ya ha pasado, no se debe recordar. Ya nos lo enseñaron los geniales Bebo Valdes y Omara Portuondo. En Pro ya comenzaron a entenderlo.  

(*) Politólogo de Fundamentar

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 29 Jun 2020 15:19:54 -0300
Sobre Victorias, Empates y Sensaciones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6288-sobre-victorias-empates-y-sensaciones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6288-sobre-victorias-empates-y-sensaciones La fórmula ganadora celebrando con otros referentes del Frente de Todxs, el domingo por la noche

El fútbol, en su especificidad igualitaria, permite equiparar a los distintos. Emparejar a los peores con los mejores, a los que nada tienen con los que son los “dueños” del juego. Eso es, en esencia, lo que lo hace tan apasionante. Permite, en ocasiones impensadas, lograr hechos épicos donde el que se ve inexorablemente derrotado resurge desde lo anímico y alcanza un resultado que lo deja al borde del empate o un triunfo agónico, y que supondría una gesta invaluable para el más humilde. Así las cosas, aquel que es mejor y que tenía la victoria asegurada, por calidad de jugadores y prestigio, en esos casos queda con el gusto a poco, por no haber alcanzado un triunfo que marcara las diferencias “reales”. En la Argentina, el día después de las elecciones generales, deja una sensación parecida para muchos que sentían que jugaban en el mejor equipo.

Ahora bien, hay dos preguntas que deberíamos responder a mitad de camino de los conteos provisorio y definitivo. La primera de ellas es qué hizo el equipo que aparecía derrotado para remontar la cuesta en varios cientos de miles de votos. Y aquí hay varios elementos para señalar. Como dato inicial se debe marcar el cambio de estrategia de campaña. De la estrategia basada en la utilización de la famosa big data (un engendro que propone la comunicación política segmentada, focalizada por grupos sociales, donde el elector se parece más a un consumidor que a un sujeto político pensante y donde el discurso es dirigido de manera específica desde redes sociales) el oficialismo recurrió a un modelo de campaña tradicional: recorrida de ciudades a lo largo y ancho del país, discursos de Mauricio Macri sencillos aunque muy poco articulados, con un diálogo directo con los ciudadanos -podríamos decir masas, pero esto sería una aberración para cualquier macrista que se precie-, actos que pretendían ser masivos (y lo fueron), la recurrencia a cierta épica que en la Argentina “garpa” y muy bien (“la damos vuelta”) y una oralidad derechosa protagonizada por el tándem Picheto – Bullrich – Carrió que sedujo a propios y algunos extraños de la primera vuelta. Todos estos fueron elementos que aparecieron como un sello distintivo del proceso.

Por otro lado, hubo una gestión en materia de lo económico y lo social que se proyectó sobre ejes que eran fuertemente denostados allá por 2015. Se intentó planchar el dólar a cualquier costo, se dispusieron medidas de cortísimo plazo como la devolución de ganancias por los meses de agosto y setiembre (casualmente electorales) para incentivar el consumo, se otorgaron créditos a troche y moche a sectores empobrecidos de la población y todo ello con el fin de mostrar una solidez económica que no es tal ni mucho menos. El soporte de casi todos los grandes medios hizo el resto.

La segunda pregunta es si “el mejor equipo” hizo todo lo que debía hacer para marcar y confirmar las diferencias. En un diálogo radial con el ahora diputado electo Germán Martínez, en la espera de la publicación oficial de los votos, éste afirmaba que cuando en una elección PASO el ganador saca tanta diferencia como sucedió el 11 de agosto, puede convertirse en su peor adversario. Reinterpretando al legislador peronista, podríamos decir que cierto relajamiento (“esto ya está definido”) de bases y dirigentes puede complicar algunas chances que se creen seguras. De hecho, lo sucedido hace un par de meses atrás, respondió en definitiva, ni más ni menos, a una elección “interna” que servía como antecedente de lo que podría venir en el futuro mediato, pero que no cerraba el proceso electoral. Y en el peronismo no es nuevo el fenómeno. Muchos tienden a encargar el traje al sastre antes de haber sido elegidos. Sobran los ejemplos en las PASO santafesinas. En las semanas previas al 27 de octubre, buena parte de la discusión mediático política pasaba por descubrir quién ocuparía cuál cargo y por cuántos puntos de diferencia se ganaba.

Hechas las preguntas y planteadas las respuestas de rigor, puede entenderse el porqué del desasosiego de simpatizantes, militantes y dirigentes peronistas de comienzo de semana. La expectativa era grande, se iba por una goleada y apenas se ganó por un gol de diferencia. Y otra vez, los grandes medios y la enorme capacidad comunicacional del oficialismo hicieron el resto. Se intentó mostrar que, de cara a lo que viene, el macrismo que perdió (por ahora por 8 puntos) habría quedado más fortalecido que el peronismo triunfante. Serán simples sensaciones o construcción de sentido, llámelo como quiera señor lector, pero lo real y verdadero es que el peronismo vuelve al poder a partir de diciembre, sobreponiéndose a todo: una intervención falaz del partido a nivel nacional, un lobby feroz de los mass media en su contra durante cuatro años y buena parte de la justicia federal adicta a los intereses del oficialismo, coadyuvaban para el “no vuelven más”.

Pero un día volvió, sobreponiéndose a todo y demostrando una vitalidad digna de análisis. Más allá de las victorias, empates y sensaciones, hizo pie y encara. Pero no le espera un arco y una red en un rectángulo de juego. Le espera un nuevo desafío, enorme y transformador. Ojalá esté a la altura de lo que exige la historia.

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez(*)) Opinión Wed, 30 Oct 2019 09:48:25 -0300