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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Thu, 28 Mar 2024 11:26:21 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Barajar y dar de nuevo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6779-barajar-y-dar-de-nuevo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6779-barajar-y-dar-de-nuevo Barajar y dar de nuevo

No me siento bien (no, no, no me siento bien).
Hoy perdí la fe,
la suerte juega con cartas sin marcar,
no se puede cambiar…

Andrés Calamaro

La mano viene cambiada. El triunfo electoral de La Libertad Avanza del último domingo, a lo largo y ancho del país, tuvo un enorme impacto en el sistema político argentino. Si bien ganar por un estrecho margen de tres puntos entre el primero y el tercero, no es lo mismo que “arrasar” (como se apuraron a titular no pocos medios), la novedad de ver a Javier Milei en el primer lugar de la grilla, incluso en provincias muy distantes de la centralidad porteña y conurbana, los cuales se imaginaban como los territorios de mayor fortaleza libertaria; representa una novedad con evidentes consecuencias para el corto (y por lo menos), mediano plazo. Pasen y vean. Recorrido por una semana donde los principales protagonistas de octubre, comenzaron a mostrar algunas cartas. Sean todos y todas bienvenidos.

Como es de rigor, cada uno de los espacios políticos que se han repartido la centralidad del escenario de tercios, tuvo distintas reacciones en la noche del domingo electoral. A la supuesta idea de unidad que se intentó mostrar en Juntos por el Cambio en el comando de campaña montado en Parque Norte, le correspondió un cierre discursivo de Mauricio Macri que, por esa cosa de los espacios reducidos, terminó tapando la presencia física del derrotado Horacio Rodríguez Larreta, situación que comunicadores y analistas no dejaron pasar como un simple detalle simbólico para ese espacio.

Milei no tuvo la caballerosidad de esperar que el ex presidente terminara de hablar y rompiendo cierta norma no escrita que da por hecho que el triunfador aparece en escena en último lugar, se largó con un discurso leído que, al igual que lo realizado por Axel Kicillof en el comando de Unión por la Patria, dice más sobre la necesidad de ser prudentes en un proceso electoral que no tiene un solo capítulo.

Finalmente, en el reducto oficialista, se hizo hincapié en el hecho de que Sergio Massa era el segundo candidato más votado (se esperaba el primero) y se instó a redoblar esfuerzo de cara a lo que viene. En el escenario no estuvieron presentes ni Alberto Fernández (lo cual era algo esperable) ni Cristina Fernández de Kirchner, quien no era candidata y jamás ha sido propensa a exponerse en escenarios donde no es protagonista.

Pero las primeras señales más importantes comenzaron a surgir con el desarrollo de la semana. Como es lógico, los ganadores no tardaron en aparecer en la centralidad de la política argentina. Surgieron definiciones varias que apuran tensiones hipotéticas de futuro. Milei se animó a plantear el cierre del Conicet, un verdadero sinsentido que no permite establecer si habla desde su ignorancia (comparó al instituto argentino con la NASA) o desde la mala fe; demostró que aún no tiene en claro en qué tiempos, ni los modos, ni el modelo de dolarización que implementaría; se enojó con periodistas que tuvieron la osadía de repreguntarle y cometió el sincericidio e infantilismo político de afirmar que rompería relaciones con el Mercosur y con China. Con los primeros por ser parte de una unión aduanera de mala calidad y con los segundos por comunistas. Repasemos cada una de estas circunstancias.

El Conicet es un verdadero ejemplo de producción científica de calidad, con un vasto reconocimiento internacional y con el que no cuentan el común de los países. El proceso para su selección e ingreso se basa definitivamente en el mérito y, vale reconocerlo, sus investigadores, en términos internacionales, no cuentan con los mejores niveles de ingreso.

https://twitter.com/FilmusDaniel/status/1693273787259576484

La dolarización está en veremos en cuanto a sus formas, y resultó incisivo Massa cuando, en la continuidad del programa “A dos voces”, le recordó que esa compleja explicación que brindó respecto de dónde saldrían los fondos para sostenerla, redundaban en un nuevo plan BONEX (aquí un recordatorio) y que, además, le faltaba imputar los 45.000 millones de dólares de deuda con el Fondo Monetario Internacional que Macri nos legó. Detalles.

Los que parecen espantarse ahora son los representantes periodísticos de los comunicadores de la corporación mediática que habrían descubierto (ahora sí) el perfil violento del candidato libertario. Es una verdadera lástima que no se lo hayan hecho notar en su momento a sus productores, quienes invitaban a Milei a cuanto programa en horario central hubiera como un personaje “simpático”, que tenía cosas para decir desde ciertos extremos. Como diría mi abuela, “tarde piaste”.

Respecto de las relaciones con China y Mercosur estamos en presencia de una verdadera novedad de prejuicio ideológico, al que no se atrevió ni la propia dictadura argentina de los 70’, quien dejaba los pruritos del lado y no tenía ningún inconveniente en venderles granos a los “bolcheviques” soviéticos.

En todos estos casos, aplica la incómoda pregunta sobre a quién (o a quienes) le importa esta serie de desvaríos libertarios: el Conicet es una institución reconocida pero que en su funcionamiento, desconocen muchos argentinos; la dolarización actúa en cierto imaginario colectivo sobre la base de una estabilidad monetaria que Argentina adolece desde hace tiempo, y respecto de los comunicadores, basta ver las respuestas en redes al comunicado publicado por la Academia Nacional de Periodismo, para entender que a los profesionales de los medios, también le ha alcanzado cierto desprestigio.

Respecto de China y Mercosur algunas explicaciones sobre las consecuencias de las decisiones libertarias, deberían ser más sencillas. Por ejemplo, tal vez los trabajadores de los frigoríficos beneficiados con la exportación de carnes, o aquellos que, se desempeñan en el rubro automotriz, el cual exporta pick ups al Brasil, a partir de acuerdos de cupo ya históricos, entiendan lo riesgoso de ciertas decisiones.

Por su parte, Juntos por el Cambio, y tal como se dieron los resultados (que nadie previó en el orden final), quedó expuesto a una situación de clara debilidad política. Rápidamente, en la noche del mismo domingo, tanto Bullrich como Macri, se encargaron de enviar señales de reconocimiento al libertario, el cual, inteligentemente, corrió el cuerpo.

https://twitter.com/VickyVillarruel/status/1693027290962153630

Rápidamente se puso en marcha un operativo para seducir a Juan Schiaretti a los fines de que baje su candidatura para fortalecer a la ex ministra de Seguridad, pero el cordobés, viejo zorro en estos asuntos, de manera no menos veloz confirmó que está dispuesto a vender mucho más caro ese 4% de votos obtenidos. Octubre lo puede dejar mejor posicionado de cara a una hipotética negociación para el balotaje. La duda es con quién deberá negociar ante el riesgo de una fuerza amarilla que ocupe el tercer lugar.

Para profundizar la idea de unidad que pretendió construirse desde la noche del mismísimo 13 de agosto, el día martes hubo una reunión entre las dos fórmulas que compitieron en la interna. Más allá de la foto de rigor, de acuerdo a lo no dicho y a los rumores que, en mucho se parecen a operaciones de prensa, nada ha quedado del todo explicitado en cuanto al rol que podría (o debería) jugar el jefe de gobierno porteño, sobre todo en un contexto tan confuso, donde el líder del espacio construye un feedback con la estrella de las PASO que, de alguna manera, termina torpedeando a Juntos por el Cambio.

A esta altura del fin de semana y mientras escribimos esta columna en una tarde de sábado, vale preguntarse en qué medida la disputa Bullrich – Milei con lo semejante de sus ideas, pero fundamentalmente con el arropaje de Macri, no terminan siendo parte de una misma cosa. Es tal la desorientación en las huestes del PRO, que a partir de las declaraciones de los libertarios, la candidata, ahora sí, aparece como moderada. La segunda gran pregunta aquí deviene en conformar si eso era lo que esperaban sus votantes.

Más allá de los discursos de la noche del domingo, en el oficialismo los resultados generaron un evidente impacto. De los dirigentes nacionales, con la sola excepción de Agustín Rossi, quien en la mañana del lunes salió a cuestionar lo que supone la propuesta libertaria, el conjunto del peronismo pareció tomarse un tiempo para procesar el trago amargo.

Durante esa jornada se conoció la devaluación del 22% dispuesta por el gobierno y no fueron pocos los que recordaron el lunes post PASO de 2019 cuando el país también sufrió una devaluación. Pero aquí hubo una diferencia de grado: mientras hace cuatro años, la irresponsabilidad de Macri dejó correr libremente la cotización del dólar, responsabilizando a los argentinos por el voto hacia el dúo Fernández – Fernández, en esta oportunidad, el Banco Central conducido por Miguel Pesce impuso un número (dólar a $350) como forma de reducción de daños y a los fines de tener algo de margen de maniobra en una economía claramente debilitada. Lo contra fáctico no existe, pero las señales que vinieron luego, esas que refieren a nuevos acuerdos que limitan aumentos van en ese sentido. La tercera gran pregunta es en qué medida la corrida se frenó y cuál será el tenor de las acciones que eviten un deterioro de las condiciones de vida del conjunto de los argentinos. La última semana de agosto probablemente traiga novedades al respecto.

https://twitter.com/FlaviaRoyon/status/1692321185587958026

El día miércoles fue el elegido por Massa para hacer su primera aparición pública, en el programa ya comentado, aclarando que no presentaba la renuncia, que la semana venidera viaja a Washington para suscribir el acuerdo con el FMI, que representará un ingreso de 8.000 millones de dólares y que ello servirá para intervenir en el mercado de divisas. En la misma entrevista jugó un doble rol: al comienzo fue el funcionario que debe responder por la gestión de su área y sobre una segunda parte no se privó de cuestionar a sus dos adversarios más importantes.

Para Unión por la Patria, si es que quiere llegar a la segunda vuelta, la campaña exigirá mucho de creatividad pero también de compromiso de un conjunto de gobernadores e intendentes que, habiendo obtenido buenos resultados en las elecciones locales, sufrieron derrotas muy severas en sus territorios en la elección nacional. Nadie puede negar el carácter distintivo entre una elección y otra, como así tampoco, que algunos no estuvieron tan firmemente convencidos del proceso. Vale recordar que Sergio Massa es el candidato por el que presionaron gobernadores y dirigentes sindicales de la CGT. Tal vez sea hora de demostrar de manera mucho más firme ese apoyo.

En el sentido de la creatividad, vale preguntarse por una estrategia que corra del centro de la escena a Javier Milei, esto es, construir una línea discursiva que deje de poner en primer lugar el hecho de responder a los delirios del libertario. Horizonte de futuro que le dicen, aunque la suerte parezca echada, y el pesimismo de esta semana que pasó, parezca confirmar nuestros peores temores. “No nos sentimos bien”, y tal vez, a diferencia de Calamaro, no debamos perder la fe. Más allá de nuestra inteligencia, “optimismo de la voluntad”, decía un tal Antonio, que se apellidaba Gramsci.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 20 Aug 2023 09:56:25 -0300
Escuchar, Entender, Fundamentar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6778-escuchar-entender-fundamentar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6778-escuchar-entender-fundamentar Escuchar, Entender, Fundamentar

El eclipse no fue parcial,
y cegó nuestras miradas.
Te vi que llorabas, te vi que llorabas,
por él.
Té para tres…

Gustavo Ceratti

Los resultados electorales nunca pueden ser analizados ni comprendidos desde el enojo. Mucho menos cuando no nos favorecen. En ese sentido aplica aquella vieja máxima de la calle que dice que “el que se enoja, pierde”. El triunfo de Javier Milei en las PASO del último domingo, produjo un verdadero cimbronazo en el conjunto del sistema político argentino. Más allá de los estilos, de las promesas de campaña y de la preocupación por el corto y el mediano plazo, el electorado se expresó y por lo tanto, ello debe ser revisado de cara a lo que viene. Sobre todo si se quieren dar vuelta los números finales.

La verdadera sorpresa radicó en el triunfo del libertario, no tanto en la paridad que suponen tres puntos en un escenario de tercios. En esta misma columna en algún momento abordamos la existencia de un “té para tres” que hasta la propia Cristina Fernández de Kirchner luego explicitó a partir de una serie de estudios de opinión que, efectivamente, reflejaban ese escenario. (Vale la mención para el grupo Zubán Córdoba y Asociados que insistió hasta días antes con la referencia de los tercios).

¿Qué pasó?, preguntará algún desprevenido. El error en el que cayó este articulista refiere a haberse apegado a cierta lógica tradicional del análisis político que establece que a lo largo de la historia, ningún candidato presidencial había podido prevalecer sin una estructura de apoyo territorial. Todos hemos visto cómo las pocas candidaturas que Milei decidió apoyar, tenían poco volumen electoral en cada una de las provincias. Ni hablar de aquellas donde luego de algunos acuerdos iniciales decidió quitarles el apoyo.

Una de las grandes preguntas de cara a lo sucedido redunda en “descular” si debemos quemar los libros que explican las condiciones básicas para una candidatura nacional, dado que estaríamos en presencia de un tiempo social que no exige de la utilización de ciertas estructuras y formatos tradicionales o si, en realidad, nos enfrentamos a una causalidad efímera.

En este último aspecto vale resaltar cómo llega el principal protagonista del último domingo al proceso electoral. Milei había alcanzado un modesto resultado en 2021, lo cual lo había convertido en diputado nacional alcanzando cuatro escaños para la Cámara Baja. Es un hombre conocido en los medios, fundamentalmente en aquellos que pertenecen a la corporación mediática con incidencia nacional, los cuales trajina, al menos, desde hace cinco años. No importa el carácter insólito de muchas de sus propuestas, lo cual las transforman en impracticables, ya su mayor activo radica en que habla claro y sencillo en un contexto de insatisfacción social evidente. Visibilidad no le faltaba, por lo tanto no tuvo que gastar ni tiempo ni dinero en hacer conocida su figura.

Daniel Paz
Daniel Paz

Una segunda gran pregunta refiere a descubrir quién lo votó. No pueden pedirse estudios demasiados profundos a 72hs de las elecciones, pero la sensación reinante impone que su base de sustentación radicó en los jóvenes sub 25, en los trabajadores precarizados y en quienes desde hace no poco tiempo están enojados con “la política”. La apelación al discurso anti casta, a la que Milei ha pertenecido en algún momento hasta hace algunos años atrás, al haber sido asesor del diputado Ricardo Bussi en la Cámara de Diputados, su estilo disruptivo, la ropa que viste y hasta su declamada forma de vida, lo muestran como un supuesto anti sistema que, en línea con lo que sucede en no pocas partes del mundo, siempre seduce y atrae.

Basta poner atención, de manera honesta y tratando de evitar los prejuicios, en aquellos testimonios de algunos votantes para entender las razones de su irrupción. De alguna forma, supo representar a buena parte de los desencantados por el fracaso del gobierno de las dos últimas coaliciones. Nada es casual, y si miramos con detenimiento comparativo los números de las PASO 2019 con las del 2023, notaremos que mientras el peronismo perdió el 21 por ciento de los votos, Juntos por el Cambio dejó en el camino 13 puntos. Realice la suma estimado lector, querida lectora y verá que el número está por encima (pero no muy lejos) de lo obtenido por el libertario.

Pero más allá de lo evidente, de cara a octubre, el escenario está abierto. Tres puntos de diferencia entre el primero y el tercero no representan nada definitivo y cada uno de los principales protagonistas enfrenta sus propios límites de cara a lo que viene.

Patricia Bullrich porque no tiene mucho para crecer: no son pocos los que dudan de que pueda retener los 11 puntos de Horacio Rodríguez Larreta ya que si extrema su discurso, muchos migrarían a la versión original que representa el líder de La Libertad Avanza y si lo modera, otros irían hacia la opción de Sergio Massa.

El tigrense, por su parte, se enfrenta a la doble problemática de ser candidato siendo ministro de Economía, en el contexto de un peronismo que no se ha mostrado como esa máquina electoral dispuesta a imponer un resultado electoral que lo favorezca.

Y finalmente, Milei se encuentra frente al dilema de tener que explicitar con más detalle su propuesta política, la cual adolece de coherencia y que, de aplicarlas, supone la emergencia de un escenario social que agrave las dificultades de lo existente.

Una pregunta final y una hipótesis de trabajo para ciudadanos y ciudadanas que nos resistimos a la idea de poner en riesgo lo poco o mucho que cada uno pueda haber logrado. De cara a lo que viene, ¿podemos imaginar un candidato que se “bagliniza” (el teorema de Baglini dice que “A menor posibilidad de ser gobierno, más liviandad en las propuestas”) o insistirá en la idea de romper todo aquello que el liberalismo extremo ensalza?

Ante esto, la repregunta con argumentos al candidato, pero fundamentalmente a sus votantes, aparece como un activo para debilitar políticamente la propuesta libertaria. Es falso que en muchos de sus votantes el Estado ha sido un lastre o no ha llegado con cierta presencia. Es cuestión de cada uno saber detectar cómo, cotidianamente, prevalece en nuestras vidas: con los subsidios en tarifas y servicios, con la existencia de la educación pública en los tres niveles, con la atención de las redes de salud, vía hospitales públicos y obras sociales, etc. Todo ello para nosotros y los demás. Con el fin de evitar nuevas pesadillas, tal vez la clave resida en el fundamento que cada uno de nosotros podamos aportar desde el boca a boca. Así de simple. Así de complejo.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Thu, 17 Aug 2023 06:26:13 -0300
Meses de preaviso https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6777-meses-de-preaviso https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6777-meses-de-preaviso Meses de preaviso

Comunicación sin emoción.
Una voz en off con expresión, deforme.
Busco algo que me saque este mareo,
busco calor en esa imagen de video…
“Nada personal” - Soda Stéreo

Cuando usted, querido lector, estimada lectora, lea estas líneas, el domingo electoral ya se estará desarrollando a pleno. Si es algo remolón o remolona, probablemente los resultados ya sean conocidos y tal vez, sólo tal vez, su voto se vea sintetizado en un triunfo electoral que lo reconforte, luego de una campaña que puede haber sido muchas cosas pero que seguro adoleció de la pasión y del ánimo de otros tiempos.

Para colmo de males, y como si no alcanzara con algunas incertidumbres, la violencia volvió a aparecer en el centro de la escena. Inicialmente, con el crimen de una niña de once años que fue utilizado políticamente y veinticuatro horas después con el fallecimiento de un militante de izquierda, en pleno Obelisco, con la policía porteña involucrada, hecho sobre el cual aparecieron (rápidamente) las justificaciones más deleznables. De alguna forma, como en aquellos trabajadores que tienen una antigüedad mayor a cinco años, ciertos hechos y sus justificaciones nos anuncian lo que puede suceder de aquí a dos meses. Recorrido por una semana atípica de cierre de campaña. Pasen y vean. Sean todes bienvenides.

Finalmente llegamos a la primera posta de las elecciones nacionales. Si serán dos o tres, (con ballotage incluido) está por verse, pero lo que suceda a partir del domingo a la noche, una vez contados los votos, ya nos dará las primeras señales.  

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1689324276418060302

Pero antes de los resultados hubo una campaña que dejó algunas certezas y, si se quiere, novedades no del todo agradables. Un proceso electoral supone el intento de seducción del votante. El ABC de la estrategia indica que la propuesta debe erigirse sobre una oferta de futuro. Se cuestiona lo que está mal del presente y con determinadas recetas muchas veces originales, otras planteadas de manera imperfectas, el candidato promete un tiempo por venir mejor.

Desde la estrategia comunicacional opositora que encarnan Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza, esta campaña electoral resulta rara en su esencia. Los candidatos de ambos frentes proponen un futuro pero con el espejo retrovisor de 150 años de historia. La debilidad propositiva es tal, que ya no podrían utilizar la estratagema macrista de 2015, donde prometió que ninguno de los derechos consagrados en el período de la década ganada serían afectados, sino que lo bueno que está por venir reside en la ejemplaridad del promocionado (y falso) ideario del granero del mundo.

En este aspecto existe una construcción de sentido muy particular, estructurada desde hace no menos de cien años, donde se nos cuenta que la potencialidad argentina de aquel entonces, resulta el modelo para imitar en los tiempos que vienen. A sus propaladores poco les importa que, en los hechos y en los números, la Argentina no era un país para todos. La hacinación en los centros urbanos que tomaron el nombre de conventillos, su pobreza estructural, las injusticias que padecía el trabajador de campo al que no le correspondía derecho de ningún tipo, la represión impuesta ante los primeros atisbos de organización obrera, la miseria que alcanzaba a los que no tenían la dicha de nacer en una familia de alcurnia y la imposibilidad de acceder a derechos de cualquier tipo; también son parte de la historia de esa Argentina potencia.

Esa articulación se estructura sobre el olvido y/o desconocimiento de los receptores del discurso. La derecha argentina debe volver el tiempo atrás, porque sus experiencias recientes no pueden ser reivindicadas más allá del límite que supone cierto núcleo duro con el que no se ganan elecciones. Si Javier Milei reivindica la década del 90’, rápidamente encontrará un freno a partir de lo que cualquier ciudadano medianamente informado intuya lo que fue el final de la experiencia de la convertibilidad.  En Juntos por el Cambio por su parte, resulta necesario irse muy atrás en el tiempo, para encontrar una era a reivindicar, dado que la experiencia 2015 – 2019 está demasiado fresca para seducir a alguien que ya no esté convencido.

https://www.youtube.com/watch?v=6drzgzLWztk&ab_channel=SergioMassa

Pero debe decirse que la campaña 2023 fue rara en sí misma. Ningún opositor derechoso que se precie, se ruboriza porque la propuesta electoral se parezca más a un decálogo de amenazas hacia un sector de la sociedad, antes que a un “nosotros” inclusivo que resulte masivo: si en 2015 el kirchnerismo era un problema porque promocionaba la grieta, hoy, ese mismo mecanismo es reivindicado per se, como la solución de todos los males.

A ese entramado político se enfrenta un oficialismo nacional que tiene sus propios límites (a partir de lo que hemos venido comentando desde el 2020 para aquí), pero que ha encontrado en Sergio Massa un candidato que, como dirían los comentaristas deportivos, lo puso en partido.

Unión por la Patria ha diseñado una campaña donde el eje central de la elección radica en la diferenciación de dos modelos: productivos, financieros, políticos y definitivamente sociales. Para el oficialismo, de alguna manera, mucho debería resignificarse para no romper aquello que pudo mantenerse en pie pese a la pandemia, la sequía, sus crisis subsiguientes y con un escenario de mediano plazo (2024) que promete mejores condiciones estructurales en un sentido inverso: la Covid es historia, la producción agraria será sustancialmente superior y la importación de energía será de menor cuantía a partir del pleno funcionamiento del gasoducto Néstor Kirchner. La pregunta central para el espacio es confirmar en qué medida ese armado discursivo pudo ser transmitido y aceptado por un electorado que supo identificarse como un núcleo duro de piso alto.

La derecha argentina (y aquí no tiene demasiado valor analítico separar a cambiemistas de libertarios) propone el desafío de construir algo nuevo rompiendo lo que, supuestamente, funciona mal. Desordenar la vida de no pocos argentinos para que, de un modo ilusoriamente infantil, desde ese desestructuramiento se construya una sociedad mejor.

De alguna manera extraña, la incertidumbre asoma como un activo opositor, rasgo que no descarta, claro que no, la violencia como forma de argumentación política. Aunque nos resulte contradictorio en su esencia.

La semana, de alguna manera, nos mostró que el GPS de cierta previsibilidad no funciona del todo bien. El crimen de Morena Domínguez, tan común a la realidad rosarina pero tan excepcional en su propalación nacional y en su utilización política, al igual que la muerte de Facundo Molares, quien parece haber sido merecedor de su triste final por su pertenencia ideológica y su vinculación con las FARC, azuzaron los peores fantasmas de los tiempos recientes. Si Santiago Maldonado murió ahogado por no saber nadar, a la derecha vernácula poco le importa si su decisión de entrar al agua obedeció a un delirio místico o a una persecución ilegal de la Gendarmería Nacional. Molares, parece que tuvo el desatino de descompensarse en una marcha donde había más policías que manifestantes y también resultaría una circunstancia casual, que la policía porteña lo tuviera retenido con una maniobra asfixiante. Detalles de salud que, invariablemente, deberemos tener en cuenta a la hora de imaginar cualquier tipo de movilización a la que queramos asistir.

https://twitter.com/horaciorlarreta/status/1689791988910915584

En ese escenario de una derecha que hace rato decidió salir del closet, y que esta campaña no hizo más que mostrar en toda su dimensión, la duda por los resultados se complementa con lo que pueda suceder con el nivel de ausentismo electoral, que en términos nominales no parece haber tenido una profundización determinante en el conjunto de las elecciones provinciales (algunos analistas refieren a una caída del 5% respecto de 2021), pero que aparece como una variable de cierto malhumor social.

En ese sentido, un nivel de ausentismo alto resulta peor que el famoso voto bronca de 2001 ya que éste, por lo menos era portador de cierto tipo de mensaje, mientras que una ausencia masiva demuestra un desinterés muy difícil de decodificar: ¿apatía que llegó para quedarse o malestar que refleja que un sector del electorado, circunstancialmente, no encuentra representación? Dudas que nadie preferiría tener que comenzar a indagar para las semanas, los meses y los años venideros.

Con todo, no son pocos los especialistas pertenecientes o vinculados al sistema político argentino que se animan a “afirmar que nada puede afirmarse” de antemano para éste domingo 13. Las encuestas vienen fallando aquí y en el mundo por múltiples razones: el voto oculto (por vergüenza o por indecisión), la forma de recolección de datos (no representa el mismo universo interpelado vía telefónica, vía redes o de manera presencial) y por haberlas convertido en un oráculo que en muchas ocasiones responden más a operaciones políticas que a instrumentos científicos que trabajan con datos de la realidad social. Probablemente, la Argentina 2023 no sea la excepción.

“Yo te avisé y vos no me escuchaste” cantaba un joven Vicentico hace algunas décadas atrás. Esta semana política que pasó, tuvo la particular virtud de anticiparnos los tiempos que podrían venir mientras nos recordaba lo que pasó. Comunicación sin emoción. ¿Globos de ensayo anticipatorios? De todos nosotros depende. Nada personal. ¿O sí?

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 12 Aug 2023 18:29:27 -0300
Si no es todo... https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6776-si-no-es-todo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6776-si-no-es-todo Si no es todo...

El tesoro que no ves,
la inocencia que no ves.
El placer es tan oscuro como el culo,
de un topo negro y si no hay amor,
que no haya nada entonces, alma mía,
no vas a regatear…
“El tesoro de los inocentes” - Carlos Solari

Partidos. Con semblantes de falsas sonrisas. Divididos al extremo en la hora en que las contradicciones se agudizan, los dirigentes de Juntos por el Cambio parecen decididos a demostrar que todo se reduce a un aquí y ahora definitivo. Cualquier definición que rompa con la lógica de la tensa calma que se avecina para los próximos días, desata una serie de idas y vueltas que reflejan las incomodidades del momento. En el mundillo cambiemista, en esta primera semana de agosto, la centralidad se la llevó la decisión de María Eugenia Vidal de anunciar su apoyo a Horacio Rodríguez Larreta en la competencia por la pre candidatura a la presidencia de la Nación. A partir de allí se conocieron una serie de declaraciones, con Mauricio Macri incluido, que nos hace pensar en que la definición bullrichista de que “si no es todo, es nada” no aplica sólo al marco de la campaña electoral sobre aquello que se nos está prometiendo a los argentinos a partir del 10 de diciembre, sino que refiere (también) a una forma de resolver el disenso interno en las huestes amarillas. Recorrido por un ejemplo más de una interna feroz y algunos motivos estructurales que la explican. Pasen y vean. Están todos y todas invitados.

Promediando la semana, la ex gobernadora de Buenos Aires hizo conocer, vía redes, el anuncio de su apoyo a Rodríguez Larreta. Alineada con los tiempos comunicacionales que corren, el anuncio se notificó a través de Twitter (¿o hay que decir X?), con texto explicativo, acompañada de una imagen en un acto al mejor estilo PRO. A partir de allí, las críticas arreciaron desde el otro lado. Desde el jefe de campaña de la otra lista, pasando por Mauricio Macri hasta llegar a la propia Patricia Bullrich, quien chicaneó, ante una requisitoria periodística, que este apoyo (junto al de Facundo Manes) sólo representaban dos votos.

https://twitter.com/mariuvidal/status/1686708452146450432

Es legítima la duda que supone desentrañar qué representa hoy la figura de Vidal. Además de su pésima gestión en la provincia de Buenos Aires, sus vaivenes territoriales y sus frustrados intentos de convertirse en una protagonista de peso a nivel nacional, actualmente la ubican en un segundo plano del entramado cambiemista. Con su definición de las últimas horas, parece haber roto algunos acuerdos no escritos y tampoco explicitados públicamente sobre una neutralidad a la que muy pocos dirigentes le han podido escapar. Para los que miramos esa interna con algo de lejanía, ciertas reacciones parecieron desmedidas, aunque deben insertarse en el marco de una disputa que puede sintetizarse en tres ejes.

El primero refiere a una ausencia de liderazgo que sintetice al espacio en su conjunto y que en su momento (qué duda cabe) fue protagonizado por Mauricio Macri, quien carga con el antecedente innegable de una mala gestión de gobierno pero también con el perfil de un liderazgo que en los últimos años lo podríamos definir como “evasivo”.

Para la primera de las afirmaciones cabe decir que es un elemento de peso pero no definitorio si tenemos en cuenta que en 2019, obtuvo el 41% de los votos en la elección general de octubre. Un piso verdaderamente alto teniendo en cuenta los resultados de su gobierno.

Esa razón se complementa con una segunda, que tiene que ver con las formas en que decidió procesar políticamente el día después de haber dejado el gobierno hace ya cuatro años. Desde el deseo, siempre pretendió (de alguna manera hasta el día de hoy lo intenta) erigirse como un primus inter pares que le permitiera seguir siendo un parte aguas insoslayable. Por un lado porque imaginaba un “Segundo tiempo” y por otro porque, cuando vio que no tenía resto para insistir con el premio mayor, pretendía ser un articulador con gran poder de incidencia sobre el conjunto del espacio; bloqueando o potenciando a quien correspondiera.

https://twitter.com/mauriciomacri/status/1686857424685195265

Pero para ser jefe hay que estar y un espacio político de la magnitud de Juntos por el Cambio no se conduce a la distancia. La ambición del hijo de Franco, refería a convertirse en un líder regional para la derecha de este rincón del mundo. En función de ello, eligió las luminarias de un primer mundo que le ofreció la presidencia de la Fundación FIFA y una cercanía estrechísima con la Fundación para la Libertad quien tiene como caras visibles al escritor Mario Vargas Llosa y a nuestro más cercano, Gerardo Bongiovani. Pero, como canta Ciro, “desde lejos no se ve”, y están muy bien las fotos con los campeones del mundo de Qatar 2022 y las disertaciones en el mundo desarrollado reivindicando las ideas del neoliberalismo económico, pero la política nacional exige otra cosa.

Es tal el nivel de deterioro de la figura de Macri, que a una semana de las elecciones PASO a nivel nacional, coincidentes con las que se realizarán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, su máxima aspiración pública refiere a acompañar a su primo en una recorrida de campaña que no viene tan sencilla como se especulaba en la previa; y en dudar si, finalmente, hará público su apoyo a Bullrich ante la no certeza de un triunfo de la ex ministra de Seguridad de la Nación. ¿Tanto recorrer para llegar a ningún lado? En poco más de siete días lo sabremos.

El segundo eje se refiere a la actual coyuntura transicional que alcanza a Juntos por el Cambio en general y al PRO en particular. Una duda importante es quién manda hoy en el espacio, pero una pregunta mucho más trascendente redunda en descubrir quién mandará mañana.

La coalición se enfrenta a una serie de procesos electorales que permiten afirmar que estamos ante una multiplicidad de jugadas riesgosas, donde el slogan “si no es todo, es nada”, pueda referirse también a la propia interna de una fuerza política que se ha pretendido proyectar con una centralidad eterna sobre algunos territorios.

En este sentido, para el PRO, la elección en la ciudad de Buenos Aires no está exenta de ciertos riesgos ya que, de las variadas encuestas que han aparecido por estos días, nadie puede afirmar que la interna con Martín Lousteau sea un simple trámite. Algunos encuestadores señalan diferencias de alrededor de diez puntos, mientras que otros insisten en un escenario de empate técnico.

Lejos está la posibilidad real de un triunfo en la provincia de Buenos Aires. No hubo un resultado a favor en las elecciones cordobesas, bastión históricamente macrista y donde hasta hace unos pocos meses se saboreaba una victoria que sería el prolegómeno a lo que debía suceder en el plano nacional. Y en Santa Fe, por su parte, Maximiliano Pullaro, radical de origen y recorrido, quien obtuvo un contundente triunfo hace escasas tres semanas, podría decidir resguardarse de las peleas grandes de agosto y octubre, prescindiendo de ciertos liderazgos que no necesita para revalidar votos.

La necesidad de mantener a la ciudad – estado como un bastión propio se hace cada vez más ostensible. Si bien Chubut trajo una buena noticia para nuestros republicanos de ficción, sumados a los sorpresivos triunfos en San Luis y San Juan, resulta definitivamente cierto que a ninguno de los gobernadores electos de estas provincias le da la talla, por lo menos por ahora, para proyectarse en el plano nacional.

El tercer factor que explica la virulencia de la interna amarilla refiere a que desde 2021 para aquí, en el espacio se interpretó que quien prevaleciera en la interna se quedaría con el sillón del endeudador Rivadavia. El que ganaba la interna, ganaba la presidencial. El espíritu que ha prevalecido tenía que ver con que más allá de las peleas, obtenido el triunfo en octubre, y si es en primera vuelta mejor, ya habría tiempo para ordenarse.

En este último sentido la irrupción de Javier Milei no ha dejado de plantear, al decir de los abogados penalistas, una duda razonable. Si el supuesto libertario, alcanzase entre el 15 y 20 por ciento de los votos, y se supusiera, que buena parte de esos números, tributan en ideas más cercanas al neoliberalismo que encarna PRO, antes que a las que propala el oficialismo, esa emergencia no deja de ser un inconveniente. Sobre todo si, a esta aparición, se le suma un justicialismo que parece haber ganado en competitividad con la candidatura de Sergio Massa y, por qué no, con la interna que ha propuesto Juan Grabois.

La foto del domingo a la noche podría mostrar que el actual ministro de Economía sea el candidato más votado con varios puntos de ventaja sobre quien resulte segundo, y si bien adherimos a la teoría de que una PASO nunca es igual a una general, también insistimos desde hace unos cuantos años en esta columna, que las matemáticas y las alquimias electorales casi nunca se llevan del todo bien.  

“Si no hay amor que no haya nada entonces” entona Carlos “Indio” Solari, y uno se moviliza con la belleza de la melodía de “El tesoro de los inocentes” y con lo visceral de una decisión pasional: el amor como un todo que le da sentido a una forma de vivir. Y en un sentido inversamente proporcional, esa totalidad que nos promete, si se produjeran algunos resultados, sufrimientos y angustias varias a partir del 10 de diciembre, hoy se enfrenta al paradójico dilema de, tal vez, perderlo todo. Amén.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 06 Aug 2023 11:04:12 -0300
Sobre derrotas y revisionismos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6775-sobre-derrotas-y-revisionismos https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6775-sobre-derrotas-y-revisionismos Patricia Bullrich y Fernando De La Rúa

Lo que va a pasar hoy pasó hace tanto,
me desperté diciendo esta mañana,
no vi las predicciones del espanto
que le arrancaba al sueño mi palabra.

Salí con las razones de la fiebre,
y una tristeza absurda como el hambre.
Y cuando en el corazón la sangre hierve,
es de esperar que se derrame sangre.

Jorge Fandermole - “Junio”

Los títulos estaban preparados. Los editores domingueros trabajaban sobre la idea de un lunes influenciado por un triunfo opositor que, semanas atrás, se daba por descontado. El resultado se había anunciado unos días antes y el trabajo político de la semana se había articulado con la expectativa de una foto que alimentara una tríada de triunfos (Santa Fe, Córdoba capital y Chubut), más allá de las fronteras conurbanas. De alguna extraña manera, se daba por sentado que las diferencias, insultos y agravios con el que ha convivido Juntos por el Cambio desde el mismísimo momento en que se intuyó que no habría fórmula presidencial de unidad, pasarían a un segundo plano con proa a la noche del 13 de agosto. El triunfo santafesino había envalentonado a algunos protagonistas y olvidaron que, no necesariamente, una golondrina hace verano. Para colmo de males y como resultado de lo inesperado, la sombra de 2001 reapareció en la escena política nacional. Recorrido de una semana de derrotas y forzosos e inesperados revisionismos. Pasen y vean. Sean todos y todas bienvenidos.

Si debiéramos sintetizar en un solo título el resultado electoral en la ciudad de Córdoba del último domingo, donde el oficialismo que conducen el gobernador electo Martín Llaryora y Juan Schiaretti supo ganar una elección que le permitirá administrar los destinos de la capital mediterránea por los próximos cuatro años, podríamos referenciarla como “La foto que no fue”. No tanto porque la misma no haya existido, ya que viajó lo más granado de la dirigencia amarilla para disfrutar un hipotético nuevo triunfo, sino porque los alcances de lo deseado con lo que en realidad sucedió, difieren de manera profunda y definitiva.

En el disfrute santafesino del 16 de julio, se fantaseó con que Córdoba capital pudiera extender la racha. En las semanas previas, Rodrigo de Loredo había tenido la suficiente cintura política como para no apoyar a ninguno de los dos candidatos de la grieta cambiemista. Ni Horacio Rodríguez Larreta, ni Patricia Bullrich resultaban protagonistas que pudieran influir en el escenario local. El actual diputado no lo había necesitado, y esa situación le había permitido imaginarse con una proyección nacional determinante, ya que su triunfo y la indudable ligazón que une a macristas y cordobeses desde la historia reciente, sería de alguna manera, la síntesis que podría proyectar el triunfo de octubre, más allá de los nombres propios.

Pero, como se aplica en una máxima futbolera tan antigua como ese deporte, los partidos hay que jugarlos. Y en un sistema electoral donde conviven 24 jurisdicciones subnacionales, más la autonomía de la ciudad de Córdoba a la cual, erróneamente se la intentó nacionalizar, los límites se encuentran rápidamente a partir de cada una de las realidades locales. En este 2023, desde el mes de marzo venimos asistiendo a múltiples fotos, con enorme cantidad de matices que derivan en resultados que, muchas veces a la distancia, pueden parecer inesperados. Pero los lugareños deciden por sus propios intereses, por una gestión que en este caso ha resultado mayoritariamente convalidada y que dejó al “pituquismo recoleto” en estado de shock.

A simple vista, las provincias de Córdoba y Santa Fe pueden tentarnos en la comparación: economías competitivas y complementarias entre sí, similar producto bruto, cantidad de habitantes y proximidad geográfica aportan en los elementos comparativos comunes. Pero no son iguales, ya que los tiempos políticos del presente difieren sustancialmente. Mientras en Córdoba el oficialismo se ha mostrado competitivo en la provincia y en la ciudad capital, en Santa Fe llega a finales de julio con una derrota política de una magnitud impensada algunos meses atrás.

Mientras el justicialismo santafesino garantizó su triunfo de 2019 bajo el paraguas de la “unidad en la diversidad” que tanto sirvió a nivel nacional, sumando a un conjunto de espacios internos que luego de las PASO aceptaron encolumnarse detrás de la figura de Omar Perotti, el cual no supo transformarse en el jefe político que el partido necesitaba; Schiaretti proyectó en el tiempo la alquimia que alguna vez a Juan Manuel De la Sota le permitiera plantear la hipótesis del cordobesismo. De cara a lo que viene, Llaryora y el intendente electo Daniel Passerini podrán imaginar lo que sus deseos dispongan, pero nadie podrá negar la significancia del actual gobernador, que de alguna manera se contrapone con el rafaelino, quien, luego de una derrota estrepitosa, marchó hacia la India en un viaje institucional de diez días. Otro ejemplo de una postura tan evasiva de responsabilidades, no se consigue tan fácilmente.

Pero para Juntos por el Cambio hubo una foto que sí fue: la de la derrota. La del reconocimiento del candidato perdidoso que no se amilanó de afirmar que “los hice venir al pedo”. La foto imaginada era forzada y artificial. La real, deja una serie de dudas de cara al futuro ya que la actual coyuntura parece demostrar que, pese a los severos déficits que pueda presentar el oficialismo a nivel nacional, nadie está del todo seguro, de un triunfo en el mes de octubre. Y mucho menos a partir de algunas definiciones económicas de campaña.

https://www.youtube.com/watch?v=GIDK_3YaINs

El conjunto de los candidatos presidenciales pasaron por la Sociedad Rural porteña y abundaron en una serie de definiciones económicas generales y sectoriales. Más allá de las definiciones de ocasión, sobresalió Patricia Bullrich cuando afirmó que su propuesta radica en resolver el problema de la falta de dólares desde el día uno, ya que es el propio cepo el que condiciona el verdadero potencial del país.

Cuando le preguntaron el “cómo” no dudó en utilizar alguna afirmación que no pasó desapercibida para el conjunto. Al mejor estilo Javier Milei, que hace algunas semanas afirmó que ya tenía el financiamiento, por ahora secreto, para imponer la dolarización, nada más y nada menos que unos U$s 35.000 millones; la ex ministra de Trabajo tampoco tuvo empachos en afirmar que ya tenía los acuerdos necesarios para “blindar” a la economía argentina.

La referencia al 2001 fue inmediata. “Blindaje”, “Megacanje” e “Intangibilidad de los depósitos” fueron términos con los cuales los que ya no nos cocemos con el primer hervor, nos acostumbramos a convivir sobre comienzos de este siglo. El final de esa etapa, dolorosa y angustiante para la gran mayoría de los argentinos, quedó grabado a fuego en el inconsciente colectivo, lo cual no pasó desapercibido para el conjunto de la dirigencia que salió a responderle a Bullrich, cual fila escolar en los fríos inviernos de izamiento de bandera.

Desde Rodríguez Larreta pasando por José Luis Espert, en la interna amarilla todos se prendieron en una disputa que tuvo el innegable aporte de un energúmeno que funge de diputado nacional y que le recordó al actual alcalde porteño, que “peor había terminado René Favaloro”. La afirmación y correspondiente bajeza refiere a recordar el motivo de la muerte del ilustre argentino, de las deudas que el Estado nacional tenía con su fundación y del rol que ocupaba “Horacio” en el PAMI. Parecer ser que así son los debates en los espacios republicanos.

A partir de allí, desde los sectores más vinculados al bullrichismo, primero vía redes, para luego hacerlo extensivo a los medios tradicionales, salieron a plantear la idea de comparar el 2001 con los tiempos que corren. No faltaron estadísticas “truchas”, comparaciones flojitas de fundamento y el aporte invaluable de personajes como Ricardo López Murphy, ex ministro de Economía de la gestión de Fernando de la Rúa, quien no se anduvo con vueltas para afirmar que en la previa al estallido, “la sociedad (de ese tiempo) no comprendió las severas dificultades que atravesaba el país”.

https://www.youtube.com/watch?v=o1R_iO7RSeE

La afirmación no deja de ser temeraria en un doble sentido: por un lado porque demuestra que en cierta dirigencia protagonista de ese tiempo no ha tenido el más mínimo sentido de autocrítica de un proceso que derivó en 39 asesinatos, algunos de ellos, impunes en las responsabilidades políticas. Y por el otro, al hablarse de confianza o de blindaje, lo que subyace es el romanticismo macrista de que el triunfo electoral de ciertas fuerzas políticas garantiza per se la confianza de los mercados externos. Ese infantilismo político que llevó a Mauricio Macri a afirmar que si él llegaba a ser presidente, la inflación sería el primer y más fácil problema estructural a resolver, se impone en las afirmaciones económicas de una Bullrich que parece tener una mirada naif de la actividad en general.

Es por ello que abunda en la recurrencia a los discursos emocionales y que muchos de sus partidarios insistieron con el juego comparativo: inflación, valor de la moneda, cantidad de planes sociales, etc. En el medio, y como quien no quiere la cosa, se olvidaron de meter en la coctelera de un análisis tan precario, el nivel de endeudamiento, la desaparición de miles de PyMES, la fragilidad del sistema bancario, el nivel de desempleo, el bajísimo nivel de exportaciones, la existencia de una convertibilidad ficticia que nos hacía vulnerables de cualquier crisis en países con escasísima relación comercial con la Argentina y la utilización de múltiples cuasi monedas en la mayoría de las provincias, entre otros detalles de aquel tiempo. Todo ello sazonado con las dosis justa de corrupción política que garantizaba la sanción de reformas laborales que precarizaban el trabajo y del voto bronca que encontró anclaje popular en el “que se vayan todos”.

Ese discurso revisionista sui géneris, se complementó con el retiro de la estatua en el Centro Cívico de San Carlos de Bariloche que homenajea a Julio Argentino Roca y que, según su intendente, fue retirada hacia un costado por los sucesivos hechos vandálicos que sufre y por, enhorabuena, los cuestionamientos ciudadanos que despierta la figura del ex presidente.

A cientos de kilómetros de distancia, la indignación tuvo matices de colores diversos. Roca, el garante del concepto de “Paz y Administración” y el artífice del Estado moderno argentino, fue también la cara visible de un genocidio y de la profundización de un sistema latifundista que hasta hoy se aprecia hacia el sur de la provincia de Buenos Aires. Negar la impronta de la Campaña del Desierto, con su reguero de sometimiento y sus innegables consecuencias, es parte del menú de una derecha argentina que tiene una notable predilección por ocultar la violencia del pasado contra "los nadies”. La negación es coherente, traspasa las décadas proyectándose desde el fondo de los tiempos con mojones como los crímenes de la Patagonia, el bombardeo de la Plaza de 1955, los crímenes de José León Suarez, las desapariciones de los 70’ y cómo no, la represión de diciembre de 2001.

Este revival de períodos y personajes trágicos de la Argentina, sólo puede sostenerse con la ignorancia sobre los hechos históricos y sus consecuencias o por la operación sobre aquellos sectores que, en el caso del estallido de 2001, no la pasaron tan mal en esa coyuntura o, que en la actualidad, tienen una edad en la que no se ha registrado el proceso.

El querido Jorge Fandermole canta “Junio” y la referencia a aquel tiempo es innegable. Esta coyuntura política de la Argentina supone derrotas y victorias que sólo deberían quedar en la autocrítica del que pierde y en los festejos del que gana. Pero, seguramente debamos ver las predicciones del espanto, para no perder ni el sueño ni la palabra.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 30 Jul 2023 13:11:52 -0300
El día después https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6774-el-dia-despues https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6774-el-dia-despues “El día después” (1894-1895), Edvard Munch

La contundencia del resultado electoral en la provincia de Santa Fe, a manos de la oposición encabezada (ahora sí) por Maximiliano Pullaro, permite suponer a algunos, que la suerte ya está echada y que en la jornada del próximo 10 de diciembre, Omar Perotti le terminará colocando la banda y entregando los atributos de mando al ex ministro de Seguridad de la gestión de Miguel Lifschitz. Pero no son pocos, triunfadores incluidos, los que dan por hecho que el escenario no está del todo cerrado ni mucho menos, y si bien el justicialismo en su conjunto no la tiene nada fácil (algo de eso dejó entrever Marcelo Lewandowski en la noche del domingo), nunca debe pensarse un resultado como inmodificable, ya que en el devenir de un proceso electoral que dura no menos de cuatro meses existen una variedad de factores que pueden modificar comportamientos del votante: menor ausentismo, la posible incidencia del escenario electoral nacional, los diversos diseños de campaña y el comportamiento general de las distintas fuerzas políticas, pueden resultar razones que muevan el péndulo en un sentido u en otro. Recorrido por la semana posterior al batacazo amarillo, o mejor dicho rojo y blanco, donde nadie parece tomarse vacaciones. Pasen y vean. Están todos y todas invitadas.

Las razones que explican los resultados del domingo 16 para el caso de la provincia de Santa Fe pueden ser variadas. Para ésta columna preferimos centrarnos en las tres que pueden resultar más evidentes, mientras que para el detalle de los números mostramos este bonus track semanal de Fundamentar.

La primera refiere al desgaste de la gestión encabezada por Omar Perotti. Si bien algún perottista convencido podrá remarcar que el actual gobernador fue el dirigente más votado en la categoría de diputados en la que participó, no es menos cierto que la pérdida de votos producida a lo largo y ancho de la provincia es harto evidente. Por poner sólo el ejemplo de Rosario y a los fines de medir el desgaste de su figura política: si en 2019 en la elección general para el departamento Rosario alcanzó el excelente número de 210.000 votos, cuatro años después apenas roza los 63.000.

La cuestión de la inseguridad ha hecho mella en su imagen: el slogan “paz y orden” poco tuvo que ver con una realidad que terminó imponiendo cuatro cambios de ministros, con perfiles absolutamente disímiles entre sí, varios más de jefes policiales y con el consiguiente sentimiento de desamparo en los barrios más vulnerables de la ciudad más importante de la provincia, cuando los asesinatos se cometen en plena vía pública, con la complicidad de la noche.

Para esta elección, poco ha importado la solvencia de las cuentas públicas, de que Santa Fe haya liderado a nivel nacional el crecimiento económico post pandemia y que se hayan cumplido algunas promesas de campaña como la del Boleto Educativo Gratuito. El malestar, evidente, se hizo notar a lo largo y ancho de la provincia, con el ejemplo de una amplia derrota para la categoría de gobernador y una llamativa paridad para el cargo de diputados en el propio departamento Castellanos, terruño y bastión histórico de Perotti.

https://twitter.com/omarperotti/status/1680784486953263106

La segunda razón refiere a la potencia que alcanzó la interna en Unión para Cambiar Santa Fe (UPCSF), fundamentalmente en la centralidad de la disputa de origen radical entre el diputado provincial Pullaro y la senadora nacional Carolina Losada: si no se habían entendido del todo las razones del porqué la ex periodista arrancó la campaña con los tapones de punta, acusando a su adversario de tener vínculos con el narcotráfico, la contundencia de los números de la interna confirman que desde el comienzo comenzó la carrera desde atrás y con varios cuerpos de distancia. El tiempo transcurrido tampoco le brindó la suficiente templanza como para sobrellevar, públicamente, la estrepitosa derrota. En su rápida aceptación del triunfo de Pullaro, en la noche del domingo, Losada apareció desbordada por la situación y articulando un discurso político confuso. Para colmo de males, nadie cuidó su imagen, ya que luego de enfrentar los micrófonos decidió salir por el medio de un despoblado salón Metropolitano que mostraba, de manera definitiva, su profunda orfandad. Por las dudas, su referente nacional, Patricia “Mascherano” Bullrich, quedó entre bambalinas.

El ganador, por su parte, celebró a su modo. Con un discurso sin estridencias, sin dejar de tener en cuenta que, como en una semifinal de un mundial, aquí no se ganó nada, trató de evitar declaraciones que lo alejen de su principal objetivo de los próximos cincuenta días: fidelizar la totalidad del voto de UPCSF, con socialistas incluidos.

Indudablemente el ex ministro de Seguridad fue efectivo en la comunicación política, haciendo eje en la situación de violencia que se vive en las dos grandes ciudades de la provincia, especialmente en Rosario. Es tan grande el deterioro de este tiempo, que la cifra de 1400 muertos que había alcanzado la ex segunda ciudad del país para el período 2015 – 2019, parece una buena noticia en sí misma.

La tercera razón, algo más difusa y que podrá confirmarse en unas pocas semanas más cuando se produzcan las PASO a nivel nacional, es el clima político que se vive en la franja central del país, donde todo parece indicar que la imagen del mapa argentino, emulando la camiseta xeneise, donde en el norte y el sur predomina el peronismo y en el medio el amarillo de Juntos por el Cambio, podría repetirse. Pero por ahora, esto no parece más que una elucubración que será confirmada o desechada en escasas tres semanas.

Una gran pregunta para lo que viene en Santa Fe, refiere a si la campaña se nacionalizará o quedará circunscripta a los vaivenes provinciales. De alguna forma, en cuanto a las conveniencias de los actores, sería algo así como replicar la pregunta de qué fue primero, si el huevo o la gallina. En este ítem, no fue casual la presencia de Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales y Martín Losteau en los festejos del comando de campaña del hombre nacido en Hughes; como así tampoco le renovada visita del actual jefe de gobierno porteño a la ciudad de Rosario, el día jueves, para presentar su plan de seguridad con Pullaro a su izquierda.

https://twitter.com/maxipullaro/status/1682042479376498689

¿Quién necesita de quién? En el sistema político argentino, en el transcurso de los años electorales, siempre surge la duda en qué medida una elección provincial puede quedar condicionada por el marco nacional. Indudablemente, Rodríguez Larreta necesita de Pullaro y no al revés. Y es por ello que, hasta tanto no tengamos el resultado de las PASO nacional confirmado, el gran protagonista de la última noche dominguera, será muy cuidadoso de plantear diferencias profundas en la interna de Juntos por el Cambio. Si a este analista lo apuraran con una apuesta, se decidiría por imaginar que para los intereses de UPCSF, el perfil de la elección de cara al 10 de setiembre, no pasará los límites de la bota.

De todas formas, en los dos grandes frentes provinciales, ha prevalecido la idea de unidad. A lo ya comentado en la oposición, debe sumarse la convocatoria del día viernes en  el salón Metropolitano de Rosario, que tuvo foto incluida con la conducción de los 15 partidos que integran la coalición y con la seguridad de contar con algo de tiempo a favor, situación absolutamente inversa en Juntos Avancemos.

En el frente conducido por el peronismo aparecieron dos señales de que no hay tiempo para perder, con la consiguiente duda de cara al futuro inmediato. La primera se produjo el mismísimo lunes en la ciudad de Santa Fe, en la sede del Partido Justicialista donde se encontraron los cuatro precandidatos a gobernador (con sus respectivas compañeras de fórmula) con el patrocinio del presidente del partido, Ricardo Olivera.

https://twitter.com/PJ_SantaFe/status/1681343647009193990

En el pos cónclave apareció una segunda señal que el venadense decidió blanquear como una duda no menor: en qué medida, corregidos los errores que reconoció el anfitrión, el conjunto del movimiento, a lo largo y ancho de la provincia se comprometerá con una militancia que le ponga otra impronta al proceso electoral santafesino. Con boleta única y escenario previo de derrota, no suelen ser pocos los dirigentes regionales que terminan siendo renuentes a militar más allá de sus propios intereses que refieren al pago chico. Mientras que para el frente de frentes la unidad es el mensaje, para el peronismo es una necesidad.

Pero si el claro triunfador del domingo venía dulce con los números que le dieron la victoria, no menos a gusto se debe haber sentido una vez que se conoció el fallo (dividido) en primera instancia, que favoreció a los policías que estuvieron involucrados en la detención, desaparición y posterior muerte de Franco Casco.

La decisión judicial, que deja una dolorosa sensación de impunidad (¿Casco habrá decidido solo tirarse maniatado al río?), sirvió para que unos cuantos alcahuetes del poder de aquel entonces (mediáticos y políticos) se ufanaran del mismo, sin conocer los fundamentos y sin tener en cuenta, por ejemplo, el fallo en minoría del presidente del tribunal, Dr. Omar Paulucci. Olvidan, estos mequetrefes de ocasión, que si algo le sobra a los sectores que han peleado por la Memoria, la Verdad y la Justicia en la Argentina, es templanza para alcanzar esos objetivos. Seguramente habrá apelación. Y la sentencia por ahora no es firme. En ese sentido, no dejó de preocupar las declaraciones de Pullaro defendiendo al conjunto de policías que fueron absueltos.

La pregunta huelga por sí misma: ¿será una señal de los tiempos que vienen? Quien lo sabe, por ahora queda no bajar la guardia. Ni siquiera en el día después.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 23 Jul 2023 13:18:04 -0300
Vendaval Para Cambiar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6773-vendaval-para-cambiar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6773-vendaval-para-cambiar Vendaval Para Cambiar

Las elecciones PASO en Santa Fe ya sucedieron y dejaron, como cada domingo electoral, múltiples variables de ser analizadas. Lo más evidente, por la contundencia de los números de la interna de Unidos para Cambiar Santa Fe (los cuales pueden ser proyectados al escenario de las generales), es el triunfo del ex ministro de Seguridad de la provincia y actual diputado Maximiliano Pullaro y que, como se suponía de antemano, el escenario electoral de tercios es historia. Pero también existen otros datos que no pueden dejar de ser puestos bajo la lupa del análisis para magnificar lo sucedido el día domingo. Primera aproximación descriptiva de una jornada con un evidente impacto político. Como siempre, pasen y vean.

Antes del comienzo, un par de aclaraciones metodológicas de rigor. La primera refiere a que al analizar las PASO 2023, realizaremos el abordaje desde el método comparativo con las elecciones del mismo tenor de 2019, ya que algunos nombres siguen teniendo vigencia y porque abundan explicaciones en redes y medios donde se mezclan hechos y situaciones políticas absolutamente distintas. Cómo nos han enseñado nuestros docentes, las peras se comparan con peras, no con otras frutas. Además, debemos dejar asentado que los datos con los que trabajaremos refieren a los resultados provisorios con los que contamos para este 2023, en contraposición con el escrutinio definitivo de lo sucedido cuatro años atrás.

La segunda aclaración refiere a que en la mayoría de los indicadores utilizaremos números absolutos y no porcentuales ya que de esa forma se explican de manera mucho más precisa ciertos triunfos y derrotas personales y colectivas.

1. Ausentismo

En 2023, en la provincia de Santa Fe, asistieron a votar algo más del 63% de los habilitados a hacerlo (2.811.000). Si bien la cantidad de electores viene subiendo (en esta oportunidad se agregaron alrededor de 83.000 jóvenes de entre 16 y 18 años), los porcentuales de asistencia vienen en baja: 69, 5% en 2019, 72,5% en 2015, 73,6% en 2011 y 77, 4% en 2007 cuando se inauguró el sistema de las PASO. Respecto de hace cuatro años, 136.000 electores no se presentaron a cumplir con su derecho / obligación. El problema del ausentismo creciente es persistente y es real. Resulta inútil negarlo.

2. Performance de Juntos Avancemos / Peronismo

En las PASO 2019, las fórmulas conducidas por Omar Perotti y María Eugenia Bielsa alcanzaron la totalidad de 704.000 votos, mientras que en la elección del último domingo las cuatro fuerzas que compitieron en la interna alcanzaron los 420.000 votos. Una diferencia de 284.000 menos, lo que permite afirmar una primera hipótesis que supone que a más opciones internas, no siempre le corresponden más votos.

3. Performance de Unión para Cambiar Santa Fe / FPCyS – Cambiemos.

Otra aclaración. En 2019 UPCSF no existía como espacio político, ni formal ni informalmente. Pero si recurrimos a la construcción de este indicador lo hacemos porque la contundencia de ciertos números de cuatro años atrás y los de estos días, vienen a confirmar una decisión política que no estuvo exenta de polémica hace unos meses atrás.

En 2019, el Frente Progresista Cívico y Social estaba conformado por el mayor peso del Partido Socialista y de parte de la Unión Cívica Radical. Algo parecido sucedía en Cambiemos donde la unidad se sustanciaba entre el PRO y otra parte (menor) del centenario partido. La primera de estas alianzas, conducidos por Antonio Bonfatti obtuvo en las PASO 510.000 votos mientras que los segundos, con José Corral a la cabeza alcanzó los 322.000. Si uno utilizara las matemáticas de manera caprichosa, notaría que entre ambas fuerzas llegaron a los 832.000 votos contra los poco más de 750.000 que alcanzó Omar Perotti en la general de junio de ese año y que lo convirtieron en gobernador de la provincia.

Señalamos este detalle que no es menor, corriéndonos de cierto rigor metodológico, dado que esa suma fue la que llevó a que un grupo de dirigentes idearan, aceptaran y le propusieran al conjunto de los santafesinos la creación del “frente de frentes”. Todo eso se confirma si observamos que para la general de 2019, ambos espacios alcanzaron la suma de más de 1.016.000 votos. Segunda hipótesis a tener en cuenta: para estas primarias, el electorado santafesino no peronista, aceptó de buen grado la creación de UPCSF.

4. Los votos del peronismo. ¿Dónde fueron?

Señalamos antes que el peronismo perdió 284.000 votos entre ambas PASO. También comentamos que no asistieron a votar 136.000 ciudadanos y ciudadanas. Poniendo la mirada sobre las otras fuerzas para el cargo de gobernador, notamos que en conjunto sumaron alrededor de 30.000 votos más en este 2023. Y si observamos que el total de votos de UPCSF alcanza los 952.000 sufragios, notaremos que los triunfadores de éste último domingo obtuvieron 120.000 votos más que en 2019. Casualidades o no, sumados los últimos tres ítems, llegamos a una diferencia de 286.000.

¿Podemos afirmar, tal vez de manera arriesgada, que esa totalidad refiere a lo perdido por el peronismo? Parece prematuro dar una definición taxativa, pero si tenemos en cuenta que los cuatro candidatos oficialistas no pudieron correrse de la dificultad de ser la voz de un gobierno poco ponderado, que unos cuantos ciudadanos y ciudadanas se quedaron en casa, y que la imagen de Omar Perotti, que en otros tiempos ha sabido seducir a sectores “independientes”, poco reacios a acompañar al kirchnerismo peronista (había de 3 de 4 candidatos en Juntos Avancemos), también quedó alcanzada por los cuestionamientos. Tal vez sea justo decir que arriesgamos una tercera hipótesis que explique que los votos perdidos deban buscarse en el ausentismo, en el moderado crecimiento de las fuerzas políticas menos importantes y en el mayor caudal electoral que aportó UPCSF.

5. Figuras políticas desgastadas

 En la elección del último domingo, se presentaron tres protagonistas con un ejercicio común entre 2019 y 2023: Omar Perotti, José Corral y Antonio Bonfatti tienen como hecho coincidente que hace cuatro años participaron de las PASO en condición de candidatos a gobernador y que en esta oportunidad lo hicieron como cabezas de lista para ser diputados provinciales, tratando de prevalecer en una práctica que supo imponer el rosarino, que luego también desarrolló Miguel Lifschitz a los fines de convertirse en jefes de la Cámara de Diputados.

Algo también los une: el deterioro político de sus figuras. En los tres casos perdieron votos de una manera notable. La secuencia muestra ese deterioro: Omar Perotti perdió 224000 votos (48%), el ex intendente de Santa Fe 174.000 (46%) y Bonfatti 420.000 (82%), donde puede decirse que el rafaelino hasta ahora salvó la ropa porque resultó triunfador en su interna, aunque si se repitieran los resultados del domingo, el actual gobernador quedará subsumido a un espacio menor en la legislatura.

El electorado santafesino se expresó y todo está por definirse ya que, de acuerdo a una verdad de Perogrullo, las elecciones PASO y las generales, a veces, nada tengan que ver entre sí. Aunque algunos la tengan muy difícil y otros ya se sientan ganadores definitivos.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Wed, 19 Jul 2023 21:11:19 -0300
El laboratorio y las expectativas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6772-el-laboratorio-y-las-expectativas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6772-el-laboratorio-y-las-expectativas El laboratorio y las expectativas

El calendario nacional y la voluntad política del gobernador Omar Perotti determinaron que desde este próximo domingo, los santafesinos debamos asistir una vez por mes a las urnas cuanto menos, hasta el mes de octubre. Con la secuencia de poco más de tres o cuatro semanas, realizaremos el sano ejercicio de la elección de los candidatos primero, y de las autoridades que nos gobernarán desde el 10 de diciembre, después. Si Julio trae memes a raudales, este electoral 2023 no podría estar ajeno y en Santa Fe aportará resultados que, a medida que pasan los días y las horas, muestran a la provincia como un laboratorio y como un ejemplo de aquello que, tal vez, pueda suceder a nivel nacional en algunas pocas semanas más. Mientras ello transcurre, las expectativas oficialistas parecen haber encontrado un cauce impensado hasta hace muy poco tiempo atrás. Recorrido por la previa de la primer posta electoral. Entre urnas y boletas únicas, pasen y vean. Sean todos y todas bienvenidos.

La semana política había comenzado en Salliqueló, provincia de Buenos Aires, el domingo 9 de Julio, con la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner. Para el peronismo en su conjunto, el acto forma parte de su ADN en la manera de entender el sentido del quehacer político: su construcción se desarrolló en tiempo récord con mano de obra argentina (empresas incluidas); en un escenario tan complejo para las cuentas públicas permitirá ahorrar varios miles de millones de dólares al año (todo depende de la variación del precio internacional del gas licuado); se transforma en un eslabón más que apunta a la soberanía energética y permite contrastar, de manera insoslayable, la gestión actual con lo sucedido en el período 2015 – 2019. No es poco.

Para oficialistas y opositores, buena parte de las expectativas estaban centradas en el reencuentro público, luego de cuatro meses, de las tres patas que han compuesto la conducción del ya extinto Frente de Todos. Como en esas reuniones familiares de fin de año, donde algunos parientes no se quieren del todo, pero que hay que asistir porque puede ser el último de una abuela ya entrada en décadas y problemas de salud, el dueto Fernández – Fernández decidió dejar de lado las rencillas de siempre, y trató de poner en valor aquella vieja máxima justicialista que impone que primero va la Patria, luego el movimiento y finalmente, los hombres. Aunque para ser correcto políticamente con los tiempos que corren, deberíamos decir “seres humanos”.

https://twitter.com/unionxlapatria/status/1678118823629651968

Al oficialismo “no le sobra nada” y ya habrá tiempo del pase de factura correspondiente en una hipotética derrota electoral, o de la vuelta de página si el 10 de diciembre Alberto Fernández le coloca la banda presidencial a un compañero. Cada uno de los tres protagonistas fue fiel a su estilo: Sergio Massa articulando un discurso de síntesis con la perspectiva de un candidato, Cristina Fernández de Kirchner yendo y viniendo con los recursos discursivos temporales, a la vez que obviaba a su compañero del binomio presidencial y Alberto Fernández poniendo bajo perspectiva todo lo realizado, con referencia al general Juan Domingo Perón incluida.

El acto tuvo la suficiente potencia como para que algunos partidarios del romanticismo político se quejaran de que el oficialismo había perdido una oportunidad para saltear la grieta, emular cierta racionalidad al modo uruguayo y convocar al conjunto de la oposición cambiemista. La respuesta no demoró en llegar al recordar que ninguna de las razones estructurales que posibilitaron la llegada del gas desde Vaca Muerta contaron con el apoyo opositor: ni la recuperación de YPF, ni con la gestión de lo realizado en los cuatro años de gestión macrista, ni con el apoyo al financiamiento vía impuesto a las grandes fortunas, ni con la aprobación de los presupuestos respectivos para su realización. Para Juntos por el Cambio el desarrollo energético argentino (y su potencial soberanía) no es más que una forma de tantas otras que permiten vincular negocios con el sector privado. La campaña electoral en ciernes, con sus propuestas siempre envueltas en un vistoso packaging, así permitirá demostrarlo.

Pero no conforme con esos cuestionamientos, vía redes y algunos inefables comunicadores, se intentó poner dudas sobre la calidad de la obra a partir de la velocidad temporal con que fue ejecutada. Dicen que del “ridículo no se vuelve”, y en esa permanencia circular que se termina haciendo constante, no son pocos los que una y otra vez apelan a acciones que confirman la vieja máxima.

El segundo hecho que refiere a las expectativas oficialistas de este tiempo, referenció en el pendiente y discutido acuerdo con el Fondo Monetario Internacional de cara al segundo semestre del año. Con el devenir de las semanas, el ministro de Economía ha comenzado a hacer público las instancias que no permiten llegar al acuerdo. Dejando traslucir que una de las razones se fundamentan en el tipo de devaluación que debería producirse a gusto de los prestamistas, Massa profundiza semana a semana, un discurso nestorista donde la expectativa final reside en la posibilidad de sacarse de encima al FMI, con el pago de saldos exportables para ganar independencia económica en el mediano plazo y, en ese sentido, los juegos de posicionamiento político abundarán en los días venideros.

https://www.youtube.com/watch?v=46vE8MepreU&ab_channel=T%C3%A9lam

En ese derrotero, donde un acuerdo será mostrado por el oficialismo como un triunfo político, economistas de la oposición fueron acusados de obstruirlo y no faltaron quienes pisaron el palito de la picardía massista y salieron a decir sin decir, que prefieren un escenario de inestabilidad tal que permita imponer las recetas de económicas de siempre: un ajuste potente es el sueño húmedo de todo neoliberal que se precie. No importa si en el medio se atraviesa un año electoral.

Y finalmente, el tercer dato económico que transitó la semana refirió al número de la inflación de junio que se conoció en la tarde del jueves. Emulando a un informe médico sobre la presión arterial, podríamos sintetizar el título con la “baja de la alta”. Seis puntos de inflación mensual no es un número que dé para muchos festejos, pero si política y economía son primos hermanos en esto de la construcción de expectativas, en un contexto donde la inflación no bajará a niveles óptimos de la noche a la mañana, no puede dejar de señalarse que la reducción del 8,4% de abril a este 6% de junio, supone un saldo a favor en el horizonte oficialista.

Simultaneamente, como síntoma y como expectativa, otra vez la oposición pretendió agitar viejos fantasmas que refieren a los retoques de los índices que informa el INDEC. La acción no parece muy novedosa y omite dos hechos irreprochables: que cuando el número daba con una tendencia hacia arriba el mismo no era denunciado y que todas las consultoras privadas, esas donde tanto gustan referenciar no pocos actores de la vida política, económica y empresarial del país, daban con una tendencia a la baja.

https://twitter.com/INDECArgentina/status/1679566414418526209

En todo este entramado, donde algunos hechos de la economía y cierta coordinación en la acción política muestran a un oficialismo cada vez más competitivo, aparece el domingo electoral santafesino, el cual podrá ser señalado como laboratorio y como ejemplo por tres razones evidentes.

Necesidad opositora. Con el antecedente cordobés de una derrota opositora que pocos meses atrás era impensada, Santa Fe aparece con la posibilidad real de que un triunfo pueda proyectarse a nivel nacional. La continuidad en el tiempo de sucesivas elecciones provinciales, donde en la mayoría de los casos han prevalecido los oficialismos, impone la necesidad de un “batacazo” que alimente algunas esperanzas.

Acuerdo con fórceps. La unidad de la oposición santafesina que encarna el “frente de frentes”, se transformó en el rejunte de un entramado que podrá ser nominado de cualquier manera pero sobre el que nadie podrá negar su flagrante antiperonismo. El acuerdo supuso tirar por la borda muchos años de gestión y de un tipo de discurso para buena parte de un socialismo en general y de un tal Pablo Javkin en particular, que en las grandes luminarias de la Reina del Plata, se trata de vender como parte de una progresía que ya murió. En un hipotético triunfo, el mensaje del domingo a la noche al conjunto nacional, será que todos deben unirse si quieren derrotar al peronismo.

Campaña virulenta. Más allá de los nombres propios de cada región, tanto a nivel provincial como nacional (no dejar afuera del análisis lo que sucede en CABA), la fuerza amarilla ha sabido construir una campaña que ha ganado en visibilidad pero al costo de una disputa de tal magnitud, que hace imposible imaginar cierto diálogo armónico para el corto, el mediano y el largo plazo entre los dirigentes que participan de la compulsa. Las acusaciones cruzadas por tener vinculaciones con el narcotráfico, por desconocer la provincia, por la presencia de candidatos discriminadores y su consiguiente renuncia a la lista de diputados y la falta de actitud para hacer lo que hay que hacer para “tener todo”, implica una distancia que pone serias dudas a que los números electorales que cada espacio alcance, puedan mantenerse en las generales de dos meses después.

Por todo lo expuesto, Santa Fe aparece como un laboratorio que también despierta no pocas expectativas en aquellos que dicen desear un cambio. Los puntos en común no son pocos. Y mientras el oficialismo nacional, paso a paso, comienza a encontrar un rumbo electoral que se sustancia en la cotidianeidad de la gestión y en los errores no forzados del otro lado, éste domingo 16, nuestra provincia ocupará el centro de la atención de la Argentina toda. Como muestra de ensayo y por lo que pueda venir. 

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 15 Jul 2023 17:08:43 -0300
Fenómeno debilitado https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6771-fenomeno-debilitado https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6771-fenomeno-debilitado Fenómeno debilitado

Así es la vida de caprichosa,
a veces negra y a veces color rosa.
Así es la vida jacarandosa (¡hey!),
te quita, te pone, te sube, te baja.

“Así es la vida” - Elefante

Enojado. Con tono adusto. Poco tolerante a la frustración que supondría la repregunta honesta. A veces amenazante, escondiendo una violencia innata, Javier Milei supo convertirse en una referencia insoslayable del sistema político argentino. En algún momento, su proyección nos hizo hablar de escenario de tercios para las elecciones presidenciales de 2023 y su irrupción desde hace no menos de cuatro años nos permite pensarlo como un emergente, a la vez que claro representante de la acción política como un estado de ánimo. Los primeros días de Julio no fueron los mejores para el libertarismo que comienza a sentir que ya no alcanzan ciertas poses para sumar en cierto juego de seducción. Recorrido semanal para visualizar los límites que empezaron a encontrar ciertos outsiders del sistema político argentino. Pasen y vean. La puerta está abierta y el mate cebado. Sean todos y todas bienvenidos.

Son tres los factores que limitan sus (desmedidas) ambiciones: su historia reciente, las propuestas concretas que le ha ofrecido a la sociedad (ciertamente inconsistentes) y el tipo de discurso construido para interpelar a determinado sector social. Empecemos por el primero.

Javier Milei es un claro producto de los tiempos sociales que corren. Reconocido a partir de sus participaciones mediáticas, supo convertirse en la referencia de una parte del electorado que descree firmemente de cualquier tipo de intervención estatal. Idealistas al extremo, el mayor anclaje pareció encontrarlo en los sectores juveniles, nacidos post crisis de 2001, pertenecientes a sectores medios y afincados, fundamentalmente, en las grandes urbes.

En una televisión cada vez más empobrecida en contenidos y opciones, hace rato que Milei dejó de ser el reflejo de productores televisivos vagos que encontraban en él un personaje que servía para rellenar muchos minutos de aire. De a poco supo interpelar a aquellos sectores que siempre fantasean con la ganancia económica a cualquier costo y en una realidad acotada a la jurisdicción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, supo ganarse un lugar en la expectativa pública para construir un proyecto político que le permitiera llegar al Congreso de la Nación.

En la Argentina actual, si cualquier mercachifle que se precie, cuenta con la anuencia de la corporación mediática, y con cierta dosis de inteligencia natural, es probable que pueda transformarse en una referencia al cual ciertos sectores le presten más atención que lo que correspondería.

Pero una cosa es armar una candidatura para un cargo legislativo de una ciudad de algo más de tres millones de habitantes y otra muy distinta construir un proyecto político que se pueda extender a nivel nacional, ya que una cosa es tener visibilidad y otra muy distinta ser opción real de poder o, para decirlo en términos comunes, que un dirigente sea votable.

En las elecciones legislativas de 2021, Javier Milei hizo una buena elección en la ciudad de Buenos Aires, obteniendo cuatro escaños. A partir de allí se imaginó con otra proyección y decidió ir por el premio mayor. Sin estructura propia ni prestada, intentó construir una candidatura presidencial a la que, a partir de las múltiples contradicciones que surgen en una campaña electoral, se le encontraron los límites.

Cualquier proyecto político de envergadura supone la inversión en algo que no se compra con dinero ni mucho menos desde los set de televisión: tiempo. Ese mismo tiempo que se necesita para desarrollar una estructura, construirla a lo largo y ancho del país, conocer interlocutores, referenciar posibles o reales liderazgos regionales y saber interpelar las demandas que no son comunes en un país tan vasto como la Argentina.

Es esa opción o acordar con una estructura partidaria ya consolidada para que te “presten” aquello que no se tiene como propio. Eso es lo que entendió perfectamente Mauricio Macri cuando decidió aliarse a la Unión Cívica Radical, para que el partido que había sabido fundar, dejara de ser una expresión local y pudiera transformarse en un proyecto nacional. Es lo que también comprendió José Luis Espert cuando pegó el reciente salto a las filas de Juntos por el Cambio, luego de haber sido un crítico acérrimo de ese espacio durante varios años.

Mientras en el modelo elegido por Milei se cuenta con un mayor margen de independencia y se puede instalar la idea de “casta” como construcción conceptual antitética, también se queda limitado a los recursos que supone una única figura excluyente. Demasiado poco para jugar por el premio mayor.

El segundo factor que condiciona el éxito político de La Libertad Avanza refiere al tipo de propuestas con el cual ha intentado seducir al conjunto del electorado: desde las cuestiones más orgánicas (dinamitar el Banco Central, dolarizar, imponer bonos educativos, etc.) hasta las más personales (venta de órganos, justificación de cierta forma de vida), todas parecen haber ido en contra de lo que las mayorías de las encuestas reflejan que desea el electorado para los tiempos venideros. En todos los casos, ha recibido severas críticas por la falta de solidez de las argumentaciones. Ya no sólo de quienes pueden ser sus adversarios (o enemigos) políticos, sino de referentes del propio liberalismo que entienden los límites que existen para la imposición de ciertas reformas o revoluciones deseadas.

Milei ha pasado de estar en el centro de la escena, imponiendo agenda con los temas antes mencionados, a tener que responder (y justificar) por el bochorno que supone que en un sistema de partidos consolidado, se vendan las candidaturas en todo el territorio nacional. Su explicación de que “acá el que llega, tiene que poner”, porque ha decidido diferenciarse de la corporación política ya que ésta recibe dinero del Estado y le quita fondos a los ciudadanos, tendría algún sentido en tanto y en cuanto La Libertad Avanza hubiera decidido rechazar los aportes que se hace por los votos que se obtuvieron en el 2021. Cosa que nadie reconoce que haya sucedido.

Su reciente anuncio de que había conseguido los fondos para imponer la dolarización (U$s 35.000 millones) pasó absolutamente desapercibido para la matrix de la política, y de acusador y denunciante de la casta pasó a tener que defenderse de un comportamiento ilegal y que alcanza lo inescrupuloso, al haber sido denunciado de que también las candidaturas se vendían por sexo.

Quienes han sido sus recientes aliados en varias de las provincias argentinas, lo defenestran sin pudor a la luz pública, y la carta ensayada como modo de respuesta a ciertas acusaciones tiene el sello indeleble de su personalidad política: desordenada, al voleo y bordeando la violencia. El peor escenario para un candidato que se precie, radica en la necesidad de tener que responder sobre la falta de ciertas virtudes personales. Y mucho más en el marco de una campaña ya iniciada.

El tercer factor a prestar atención es el que refiere a qué porción del electorado le habla desde el espacio de derecha que integra. Si Patricia Bullrich elige ir por el “todo o nada”, si Horacio Rodríguez Larreta se debate entre la ambivalencia de mostrarse a veces como un halcón y a veces como una paloma; vale preguntarse a qué tipo de ciudadano o ciudadana interpela el libertarismo vernáculo. Da la sensación, y aquí no hay verdades sagradas, que el discurso de Milei ha quedado circunscripto a un sector social y a una región determinada.

La dificultad de una campaña presidencial radica en poder encontrar un discurso y una propuesta de acción política en el que la mayoría del electorado se sienta integrado. Si, según el libertarismo argento, el Estado es la peor construcción social desarrollada por el hombre, vale preguntarse cómo podría encontrar un "feedback" electoral con esas regiones donde lo poco o mucho que se ha logrado siempre vino, inicialmente, de su mano.

Ni la promoción industrial fueguina, ni el desarrollo de la vitivinicultura cuyana, ni el desarrollo energético sureño, ni las necesidades del norte argentino pueden ser pensados sin la presencia del Estado. Desmontar su presencia sin más, como parece marcar el ideario libertario, supone, en el marco de una campaña electoral, presentarse ante semejante porción del electorado a ofrecerle la nada misma. Por eso, también, la flaqueza de votos en la elecciones celebradas en las provincias. Ha existido una decisión premeditada de Milei de no acompañar las distintas candidaturas. ¿Paracaidistas de la política en los pagos chicos, especulación ante la inevitable derrota o inconsistencia de la propuesta? Un poco de cada cosa. Sabrá ponderar el lector ávido del tema cual de ellas puede haber prevalecido, pero queda cada vez más claro que la representación a la que puede aspirar LLA se circunscribe a puntuales sectores urbanos del centro del país: en su mayoría jóvenes, con escasa o nula formación política y con una excesiva ponderación del emprendedurismo individual.

El fenómeno Milei ya no parece tener la potencia de hace algunos meses. La proximidad del proceso electoral acelera las contradicciones y las preguntas y respuestas son un poco más complejas que la simpatía y comodidad de comunicadores que, más temprano que tarde, comenzaron a cuestionar a un referente que prefirió quedarse en la certeza de su chiquitaje ideológico (y de sus negocios), antes que en la expansión democrática de ideas. Dicen que aquellos que lo sostuvieron, hoy le soltaron la mano. Imposible saberlo a la distancia. Pero una cosa es segura: al revés de aquella vieja canción noventosa, “así es la vida de caprichosa, a veces rosa y a veces negra”. El libertarismo argentino comenzó a sufrirlo más temprano que tarde.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 08 Jul 2023 23:06:19 -0300
Quiebre de tendencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6770-quiebre-de-tendencia https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6770-quiebre-de-tendencia Quiebre de tendencia

"Puedo ver y decir,
puedo ver y decir y sentir,
algo ha cambiado,
para mí no es extraño.
Yo no voy a correr,
yo no voy a correr ni a escapar,
de mi destino,
yo no pienso en peligro."

Charly García - Influencia

En política existen momentos bisagra, donde la estructura de las cosas o la propia fortuna (ya lo supo explicar un atribulado Nicolás Maquiavelo hace más de 500 años), rompen la tendencia de algo que parecía inexorable. En el caso argentino, un gobierno con una inflación del 100% anual, con una coalición seriamente dañada en las relaciones entre los principales protagonistas y con un internismo expuesto a la luz pública (exasperante para muchos “del palo”), parece ser el coctel perfecto que preanuncia una derrota electoral. Pero la estructura muestra que, como supo enseñarnos un ex presidente, “pasan cosas”, y lo que ayer era resultado supuestamente asegurado, hoy es expectativa y, tal vez, final abierto. Pasen y vean. Recorrido por una semana donde algunas señales parecen marcar el inicio de un cambio de tendencia. Todas y todos son bienvenidos.

En el caso de Unión por la Patria (UP), el cierre del plazo para la presentación de las candidaturas no había llegado exento de sorpresas. Mientras Juan Grabois había tenido que volver sobre sus pasos en la decisión de renunciar a su pre candidatura presidencial; para el cristinismo, la elección de Sergio Massa y Agustín Rossi como el binomio oficialista, había dejado un mal sabor de boca. Respecto del primero, porque hace tiempo que no lo consideraban como uno propio sino como un aliado coyuntural y en cuanto al segundo porque su cercanía al gobierno lo colocaba a una distancia de poca empatía: si la utilización del peronómetro ha sido un limitante de ciertas relaciones políticas, el medidor de kirchnerismo en sangre no le va en saga. El problema radica cuando muchos creen que los procesos políticos surgen en el momento que uno lo imagina y no cuando efectivamente ocurren. Allí está el recorrido vital del oriundo de Vera para confirmar algunas cosas.

A partir de ese malestar se entienden las declaraciones de Cristina Fernández de Kirchner en la mañana del lunes 26. No fueron pocos los que, reconociendo la relevancia de su figura política cuestionaron el lugar y el tipo de acto para hablar de la interna. La llegada al país del avión Skyvan, todo un símbolo de la violencia ilegal e ilegítima ejercida por la última dictadura militar en la Argentina, no parecía el marco adecuado para contar costillas del porqué de ciertas decisiones.

Es así que la vicepresidenta, como nunca antes en un cierre de candidaturas, tenía la necesidad de hablar y de explicarle a la tropa propia las razones de haber “bajado” a Eduardo “Wado” De Pedro luego de que unos días antes se anunciara como el pre candidato del espacio. Sus definiciones, sus acusaciones y las idas y vueltas con algunos nombres propios del día siguiente, nos hacían pensar que estábamos ante más de lo mismo: un internismo que viene socavando al oficialismo desde octubre de 2021.

https://twitter.com/SergioMassa/status/1674461789667426304

Pero con el correr de los días el escenario empezó a mutar ya que en simultáneo se produjeron algunos hechos que resultaban impensados hasta hace unos pocos días para la dinámica del oficialismo. Daniel Scioli fue reivindicado por el conjunto de la dirigencia de UP. Viajó a Brasil con el presidente Alberto Fernández, fue recibido por la vice presidenta en el Senado y por Sergio Massa (antiguos adversarios internos) en el ingreso del Ministerio de Economía. Por su parte, el vicejefe de gabinete Juan Manuel Olmos, hombre reconocido por el conjunto de la dirigencia oficialista, salió a explicar cómo fue el proceso de selección del binomio pre presidencial. Hubo reunión de gabinete con la presencia del presidente de la Nación, acción en tándem entre el primer magistrado y el tigrense en el Plenario de la Cámara Argentina de la Construcción y, para el viernes, viaje a Santa Fe para la entrega de la vivienda número 135.000 con la presencia del propio Fernández, Rossi y el gobernador Omar Perotti.

El oficialismo ha apostado por el cambio de clima. No son pocos los dirigentes cristinistas que en público salieron a reconocer la potencia de la fórmula Massa – Rossi e incluso, en materia económica, algunas consultoras privadas ya se animan a afirmar que la inflación de junio habría perforado el piso del 7%. A esto se suma el pago al FMI de unos $2.700 millones de dólares con derechos de giro y Yuanes.

En todo este contexto la candidatura de Sergio Massa se parece y mucho, a jugarse un pleno: en un movimiento de boomerang, todo aquello que lo pueda fortalecer, también puede debilitarlo. La gran pregunta es en qué medida el oficialismo comenzará a (y sabrá) construir escenarios de buenas noticias que le impongan otra impronta a una campaña que corre riesgos varios. Uno de ellos es el de la ausencia electoral, como pudo apreciarse en las elecciones cordobesas del domingo 25 de junio, 40% para ser más precisos.  

https://twitter.com/alferdez/status/1674911995068293120

En la vereda de enfrente las cosas parecen ir en un sentido opuesto. Ya nadie puede dar por definitivamente seguro un triunfo sencillo en octubre, y el nivel de conflictividad interna no parece detenerse. Tal vez el ejemplo de la provincia mediterránea sea un buen espejo donde mirarse.

La semana no había comenzado de la mejor manera. Lo que hasta hace algunos meses era una victoria segura, se transformó en una derrota por tres puntos donde los pases de factura posteriores no tardaron en llegar. Más allá de los condimentos locales, del perfil de Luis Juez y de las virtudes con las que pueda contar el flamante gobernador electo Martín Llaryora, los reproches con proyección nacional estuvieron a la orden del día, a partir de los vaivenes larretistas con el convite de hace algunas semanas para que Juan Schiaretti participara de la interna de Juntos por el Cambio a nivel nacional.

En una provincia genéticamente macrista, el resultado perjudicó al conjunto de la conducción amarilla. En el devenir de la semana, Horacio Rodríguez Larreta sumó más elementos para el enrarecimiento del clima interno: habló del fracaso del modelo político que encarna Mauricio Macri y la respuesta subida de tono de parte de Patricia Bullrich no tardó en llegar.

https://twitter.com/NacionalAM870/status/1674421738371969027

La crisis política parece no ceder y da la sensación que ya ha dejado de plantearse exclusivamente en la cuestión electoral.  El caso santafesino, donde la senadora Carolina Losada afirmó que sea cual sea el resultado de la interna provincial del 16 de julio, no se vinculará bajo ningún aspecto en la figura de Maximiliano Pullaro, con quien tiene “profundas diferencias éticas y morales”, parece proyectar la pregunta respecto de si ese tipo de fractura pueda trasladarse al plano nacional.

Con todo, cada uno de los precandidatos carga por sí mismo con errores propios que resultan difíciles de entender en el marco de una campaña electoral. El actual jefe de gobierno porteño aparece como la cara principal de una campaña confusa, oscilando en un perfil que a veces lo trata de mostrar como un moderado y por momentos se visualiza forzando una sobreactuación que lo haga ver como un líder dispuesto a “hacer lo que hay que hacer”.

Por un lado juega a fondo con la designación de Gerardo Morales como su compañero de fórmula, hombre que poco tiene de republicano real y que gusta de mostrar el perfil de duro; renueva una campaña de redes donde, imitando a su contrincante que plantea el “conmigo esto se termina”, sale a decir “Sí, no voy a ser un presidente que…”. Y por otro lado, se ve forzado a aclarar sus dichos sobre el ex presidente Macri. No sea cosa que el núcleo duro macrista pase alguna factura de rigor.

Bullrich tampoco está exenta de errores. Al bizarro momento político que protagonizó con el video mascheranista, donde le anuncia a Losada que se convertirá en heroína, se le sumaron las declaraciones sobre educación universitaria donde afirmó que en la Argentina, la matrícula de alumnos extranjeros universitarios llega al 50%.

https://twitter.com/AgenciaTelam/status/1674830154198306816

En ambos casos debe relativizarse la efectividad de lo realizado. En el primero, porque lo dicho y la expresión corporal de la candidata santafesina habla per se de todo lo que no debe hacerse en comunicación política y en el segundo, porque supo ganarse el repudio y el rechazo de una multiplicidad de voces donde, muchas de ellas, poco tienen que ver con el peronismo.

A medida que la campaña avanza, debiendo surgir las propuestas que mejoren la situación de los argentinos, Bullrich aparece con severos límites para imponer ideas con cierta solidez.  Flojita de concepciones políticas sustentables, al igual que el fenómeno libertario (cada vez menos fenómeno), necesita apalancar su discurso y su accionar político en lo emocional como idea fuerza excluyente. El factor no racional en política es un elemento que el bueno de Max Weber bien supo demostrar en su verdadera dimensión; pero su exclusiva utilización no puede garantizar el éxito político en las ligas mayores.

A estas alturas del año electoral puede afirmarse que el 2023 no es el año que los cambiemistas esperaban. Los triunfos oficialistas en las provincias se han extendido a lo largo y ancho del territorio nacional. Hasta en Neuquén, donde ganó un supuesto opositor la idea debe ser relativizada, ya que el flamante mandatario electo en algún momento fue un vice gobernador integrante del perenne Movimiento Popular Neuquino.

Mientras se digiere la inesperada derrota en Córdoba, respecto de Chaco se espera que el caso de Cecilia Strzyzowski aporte novedades que sirvan para profundizar el deterioro de la candidatura de Jorge Capitanich, aunque aquí debería tenerse en cuenta el escaso porcentaje de votación que participó de las primarias hace algunas semanas atrás.

Santa Fe por ahora es un misterio donde el frente de frentes no parece garantizar que la alquimia de laboratorio, esa de sumar opositores per se, habilite livianamente un triunfo electoral. Quedan Mendoza y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como garantía de éxito para Juntos por el Cambio. Demasiado poco para una fuerza que ha sabido consolidarse en todo el país a partir de la unidad de radicales y proistas.

 “Puedo ver y decir que algo ha cambiado” canta Charly y el veredicto parece calzar justo en la última semana de un junio que se fue. No es extraño entonces que las victorias ni las derrotas de antaño aparezcan como seguras. La tendencia electoral ya no es lo que era. Los movimientos incipientes de los últimos días así parecen confirmarlo.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 02 Jul 2023 09:09:59 -0300