Warning: Undefined array key 0 in /home/fundamen/public_html/plugins/system/jblibrary/jblibrary.php on line 380
Fundamentar - Fundamentar https://fundamentar.com Thu, 18 Apr 2024 12:14:21 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es No es capricho. Es necesidad. https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6460-no-es-capricho-es-necesidad https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6460-no-es-capricho-es-necesidad No es capricho. Es necesidad.

Es tan chiflado
Y obnubilado
Que puede ser
Tan caprichoso
Y novedoso
¿Qué puede ser?
Bombas de aquí
Para allá
Puede ser, es irreal.

Carlos Indio Solari

En la revisión del accionar de la presencialidad escolar de Juntos por el Cambio en general y de Horacio Rodríguez Larreta en particular, en muchas ocasiones ha prevalecido sino el enojo, por lo menos un abordaje que ha referido al ex interventor del PAMI, como un hombre que ha apostado más a satisfacer la voluntad de un capricho, antes que la responsabilidad de una autoridad que debe rendir cuentas de su accionar (cotidianamente) a su pueblo. Nada más errado en el abordaje.

Como bien lo explicó hace más de cien años Max Weber, los límites de la acción social (y es obvio que la política lo es) debe ser enmarcada entre distintos tipos: tradicional, afectiva, racional con arreglo a valores y racional con arreglo a fines. Descartada las dos primeras por razones que podrían definirse como obvias, queda desentrañar las dos últimas como escenario de disputa de lo que hace o no, el Jefe de Gobierno porteño.

Siendo benévolos, podríamos afirmar que desde Juntos por el Cambio intentan mostrarle a la sociedad, una preocupación por la problemática educativa que ubicaría al devenir político de cada día en una acción racional con arreglo a valores. Ya hemos deslizado en el artículo de la semana anterior lo que supone la idea de la “educación” como dimensión de desarrollo individual y colectivo en la sociedad argentina. Un poco por su conformación con inmigrantes que sólo hablaban su dialecto originario y que veían a la posibilidad de mandar a la escuela a sus hijos como un innegable logro personal; otro poco porque siendo un país joven y estando lejos de las decisiones mundiales, ha logrado tener un mediano desarrollo donde el conocimiento científico ha sido su base; y otro poco porque, efectivamente, muchos hemos alcanzado una vida más digna a partir de pasar por escuelas e universidades; lo cierto es que en pocos lugares del mundo, la problemática de la educación se comporta de manera tan dinámica como en la Argentina.

Juntos por el Cambio intenta decirle a la sociedad que su forma de encarar la pandemia de estos días en el mundillo de la presencialidad educativa, refiere a su permanente preocupación por ese valor tan caro a los argentinos. La acción se monta sobre algunas falsedades evidentes:

a. Se muestra a la presencialidad como la única opción formativa, confundiendo a la sociedad como la única manera de educar ciudadanos. Que sea la mejor no significa que por algunas semanas no pueda intentarse otra cosa en un contexto de una pandemia inédita. 

b. Se insiste en correr el eje sobre materia educativa en una fuerza política que, cuando fue gobierno, se distinguió por un fuerte retroceso en presupuestos de todo tipo: de contenidos, de recursos humanos y de fondos destinados a un desarrollo acorde a los tiempos que corren.

Leer o escuchar a “influencers” educativos que creen que la problemática del tema refiere al país como si prevaleciera la lógica porteña, debería indignarnos a la vez que causarnos gracia en un momento tan doloroso que vive la humanidad toda.

Hay que decirlo claramente: la movida larretiana de la presencialidad debe entenderse como una acción “racional” con arreglo a fines, los cuales refieren a su necesidad política de que su proyecto presidencial “no decaiga”.

Para cualquier dirigente político que se precie de tener ambiciones hay tres factores que resultan elementales para el logro de sus objetivos: 1) tener visibilidad, 2) proyectar en el electorado una certeza, no importando tanto cual, pero sí que pueda aparecer como confiable y 3) que, en el mediano plazo, esa figura (candidato), pueda transformarse en esperanza.

Horacio Rodríguez Larreta atravesaba hasta hace unas pocas semanas, severos problemas para cumplir con las tres. Tironeado por una interna política que, indudablemente, lo debilita, apostó por endurecer su accionar político. Si bien es cierto que su figura tiene visibilidad ya que una generosa pauta publicitaria no se le niega a nadie y la centralidad porteña en un país que puede dudar de su verdadera característica federal, ponen al Jefe de Gobierno en permanente exposición; lo que queremos decir aquí es que su figura adolecía de centralidad política. Obligado a un diálogo permanente con el Poder Ejecutivo Nacional y con la administración de la provincia de Buenos Aires, su peso político quedaba diluido por el reclamo (de lo que algunos llamaban) los halcones de la fuerza amarilla.

La opción elegida por Rodríguez Larreta era clara: si Mauricio Macri, quien cuenta con niveles muy altos de rechazo electoral, había elegido recostarse sobre los fanáticos; él elegiría diferenciarse desde otro lugar. Era momento de mostrarse tolerante y eficiente en la gestión. Y a la vez que debía construir las estrategias adecuadas para seducir a los potenciales votantes de Juntos por el Cambio, debía hallar la manera de diferenciarse del presidente Alberto Fernández, pese a que la pandemia lo condicionaba. Y la presencialidad escolar fue su oportunidad.

En términos de análisis político, la jugada parece audaz. Pero toda audacia tiene altos niveles de riesgo. En este contexto, con una pandemia que nos interpela como el peor de los momentos desde marzo de 2020, con decenas de miles de contagiados y con centenares de muertos diarios, un hipotético triunfo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se puede parecer y mucho, a una victoria pírrica.

Y si fuera derrota, dado que el quinteto supremo decidiera que el Decreto de Necesidad y Urgencia firmado por el primer mandatario tiene plena vigencia, evidentemente el alcalde porteño pagará un alto costo político hacia adentro y hacia afuera del espacio. Por todo ello, tal vez lo que pueda “salvarlo” sea el desgano cortesano: habrá que ver en esta semana que se inicia si el máximo tribunal se sacude la modorra y termina fallando sin que se corra el riesgo que la discusión planteada (cree este articulista de manera inútil), quede abstracta porque se plantee un limbo jurídico para lo que viene a partir del 2 de mayo, por el paso del tiempo o porque la densidad de la crisis sanitaria sea tal que resulte redundante hablar de presencialidad escolar cuando buena parte de la sociedad prefiera quedarse en su casa.

Así las cosas, la jugada larretiana que contó con el aval de todo el espectro político que representa Juntos por el Cambio, conlleva otro factor que seguramente lo condicionará: la sobrexposición política. Si bien resulta atendible cómo se entienden los tiempos de la política, justo es decir que, aquel candidato que, supuestamente, quiere representar una esperanza, no debería estar tan expuesto treinta meses antes de una elección. El desgaste puede ser definitivo. La construcción de una candidatura presidencial lleva mucho más tiempo que ello, y para octubre de 2023 hoy puede parecernos que falta una eternidad. Pero atención: una centralidad política basada en el hecho irrefutable de una ciudad colapsada sanitariamente, se puede parecer y mucho a un desgaste anticipado que resulte definitivo.

Ante estos escenarios, hipotéticos o reales, el oficialismo nacional deberá encontrar la manera de salir de la encerrona porteñocéntrica que intenta hacernos creer que los problemas del AMBA son, irremediablemente, los del país. En ese sentido, por historia, inteligencia y hecho político, esta semana que acaba de concluir, la provincia de Santa Fe demostró que las cosas se pueden hacer de otra manera.

Lo primero a mencionar se referencia en el acuerdo entre provincia, municipios y comunas para imponer nuevas restricciones (habrá que ver si alcanzan). Sin estridencias, con respeto y sin intentar imponer un diálogo que sólo supone lo que una de las partes quiere, se pudo mostrar a la población una hoja de ruta que dejó egoísmos y miserias de lado.

Lo segundo tiene que ver con la presencia del primer mandatario para la presentación de Rosario como capital alterna. Más allá de lo encomiable de la idea, y de los fondos que se inyectarán en obras a la región (unos 76.000 millones de pesos), lo que debe destacarse es el tono esgrimido por Fernández, quien supo diferenciar públicamente, que la agenda de la Reina del Plata no es la agenda nacional. Más caminata por los senderos del país y menos spots televisivos de las grandes cadenas debería ser una apuesta saludable. Pese a que vivimos tiempos de redes e hiperconectividad, la cercanía y la empatía del dirigente político que se arrima a conocer los problemas de primera mano sigue siendo ponderado en su real valor.

Se va una semana difícil. Dolorosa por lo que la pandemia impone. Pero también el señor del epígrafe supo darnos, otra vez, una alegría. Con canciones nuevas y con el estilo de siempre que supone múltiples reinterpretaciones de su arte, por un ratito, y sólo por un ratito, unas cuantas decenas de miles de argentinos acariciamos la idea de felicidad, streaming mediante. Supo contarnos, en otro momento, que tuvo una “enfermedad malvada” pero que, a la vez, celebráramos “bebiendo de las copas más lindas que tenemos”. Son tiempos angustiantes y difíciles. Pero siempre debemos dejarnos un lugar para la emoción y el disfrute. Otra vez, quedate en casa. El Covid es real.

(*) Analista político de Fundamentar

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 25 Apr 2021 09:08:25 -0300
"Nos están bajando el precio" https://fundamentar.com/articulos/noticias/item/6095-nos-estan-bajando-el-precio https://fundamentar.com/articulos/noticias/item/6095-nos-estan-bajando-el-precio "Nos están bajando el precio"

Una columna de enfermeros y enfermeras marcharon por el centro de Rosario en protesta contra lo que entienden es una degradación profesional en Buenos Aires, y el reclamo de re jerarquización en Santa Fe. El sindicato Siprus apoya el reclamo y advierte que es un ataque más a la calidad del servicio de salud en Argentina.

A diferencia del resto del mundo, que celebra el Día de la Enfermería el 12 de mayo, en Argentina la efemérides llega un 21 de noviembre, en conmemoración de la fundación de la Federación de Asociaciones de Profesionales Católicos de Enfermería en 1935. Fue el primer agrupamiento de profesionales de este rubro y si bien la fecha ameritaría festejos, el contexto actual deja poco por lo que celebrar. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta aprobó una reforma por la cual los enfermeros, entre otros especialistas, dejan de ser reconocidos como profesionales de la salud, y pasan a ser personal técnico-administrativo. Este miércoles profesionales de la salud de todo el país se movilizaron en lo que entienden es una nueva muestra del plan de desbaratamiento del sistema de salud público.

La reforma, que fue aprobada el primero de noviembre, implica que licenciados en Enfermería, licenciados en bioimagen e instrumentadores quirúrgicos dejen de ser reconocidos como profesionales de la salud y pasen a ser personal técnico administrativo. Por esto se acordó este día, que debería ser de festejo, para manifestarse a nivel nacional y reclamar la reivindicación y reconocimiento de estos profesionales. María Fernanda Boriotti, presidenta del Sindicato Único de Profesionales de la Salud (Siprus) en la provincia y secretaria general de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (Fesprosa) a nivel nacional, contó en detalle lo que hoy lleva a médicos, enfermeros, instrumentistas y demás trabajadores de la salud a reclamar en las calles de todo el país.

“No se puede pretender una salud de calidad sin profesionales valorizados y jerarquizados en sus funciones, por eso hoy nos estamos movilizados en todo el país como reacción ante esta ley de CABA que entendemos va en el mismo sentido que un plan nacional de ajuste en salud” planteó la secretaria general. Además agregó que lejos de ser una movilización de enfermeros “es una respuesta de los equipos médicos compuestos por diferentes profesionales”.

Particularmente en la provincia de Santa Fe se retoma un reclamo histórico que es, justamente, la inclusión de los licenciados en enfermería en la ley 92/82 de la carrera profesional. Esto llevó en la ciudad a una movilización desde el Centro de Especialidades Médicas (Cemar), en Moreno y San Luis, hasta la plaza 25 de Mayo.  “Es una ley vieja que merece una revisión integral, pero lo que particularmente hoy reclamamos es que abarque a los enfermeros para valorizar sus estudios y su capacitación, y los jerarquice como profesionales de la salud”, explicó la dirigente.

“Es un recurso humano que en todas partes del mundo escasea y que hace a la calidad de la prestación del servicio. Las mejores neonatologías del mundo son aquellas que tienen mayor cantidad de enfermeros capacitados, es una variable que se considera a la hora de evaluar a un centro médico”, añadió Boriotti.

La secretaria general de Fesprosa puso como contexto un marco general de flexibilización laboral y remarcó el ajuste que a su entender se busca en salud a nivel nacional. “Eso se vincula con la CUS -Cobertura Única de Salud- y con todo intento de disminución de regulación por parte del Estado de lo que es un derecho y el traslado del aseguramiento al paciente”, lamentó.

 

FUENTE: Rosario Plus

RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Mariana Vera 

 

]]>
hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray) Rosario y la región Wed, 21 Nov 2018 15:35:49 -0300
Recalculando y a Tiempo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/5963-recalculando-y-a-tiempo https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/5963-recalculando-y-a-tiempo Recalculando y a Tiempo

Los días posteriores a la elección del 13 de Agosto dejaron (como siempre) una multiplicidad de análisis en donde, en muchos casos, se confunde deseo con realidad y se proyectan hacia adelante como definitivos a resultados que son en sí mismos provisorios y que no ha incidido en grandes (y novedosas) definiciones. Veamos algunos tópicos algo obvios y otros que no son tan claros.

Cambiemos hizo una buena elección.

Inicialmente se esperaba que en lugares como CABA, Córdoba, Jujuy, o Santa Cruz, el bloque oficialista tuviera una buena performance. Las novedades vinieron de la mano de un triunfo impensado en San Luis (como hecho político tiene muchísimo más de simbólico que de poder real) o de los buenos números que lo acompañaron en Santa Fe donde prácticamente presentó una lista de perfectos desconocidos para la mayoría de los  electores, lo cual refuerza la idea un Mauricio Macri como gran elector y de la marca Cambiemos como sello distintivo. Lo mismo puede decirse de María Eugenia Vidal que salió a sostener a un candidato que era desconocido para muchos ciudadanos y que pareció empecinarse durante toda la campaña en mostrar los peores vicios de la derecha vernácula.

En una elección de medio término, con disputa por cargos legislativos, nunca está mal alcanzar entre un 30 y 35% de los votos efectivamente válidos, sumados del total nacional. Si bien no podemos descartar el peso de lo regional y local (sistema de votación), proyectado a un escenario de una elección general los millones de votos obtenidos por la fuerza amarilla lo proyectarían a un aumento del número de legisladores en el Congreso Nacional que es en definitiva, lo único verdaderamente trascendente. Si al análisis le agregamos que el oficialismo no ha podido a lo largo de toda la campaña, mostrar una sola variable macro económica que sostenida en el tiempo, muestre señales de mejora (inflación persistente, endeudamiento recurrente, desempleo en alza, crecimiento “demorado”) no resulta extraño que el macrismo festeje los números obtenidos. 

Polarización de la oposición.

Otro dato llamativo es lo mucho se ha insistido en estos días sobre el peso específico que ha alcanzado Cambiemos como bloque sólido (ahora sí) de poder. Subsumido el radicalismo a la agenda que indiscutiblemente marca el PRO; muchos analistas marcan como una novedad el nivel de atomización del peronismo como fuerza política, desconociendo bastante de la historia argentina reciente, donde, desde la salida de la democracia para aquí, al PJ siempre le ha costado ordenarse como una fuerza homogénea fuera de conducción del poder insitucionalizado. A esto debemos sumar que no maneja ninguno de los resortes de los cinco territorios provinciales más importantes del país como son CABA, y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.

Algunos análisis van más allá y explican como toda una novedad una atomización generalizada al conjunto del sistema, obviando lo que a esta altura de las circunstancias pareciera ser más una característica estructural del sistema político argentino, antes que una coyuntura propiciada hábilmente por el oficialismo: algo de esto también sucedía en los tiempos en los que el kirchnerismo era el principal protagonista del juego y donde el PRO no pasaba de ser una fuerza local y el radicalismo estaba estructurado en tantas partes como dirigentes creían ser protagonistas y conductores de un proceso de transformación. Tal vez podríamos afirmar que el sistema político se ha “peronizado” esto es, el que maneja la chequera y los recursos consigue que múltiples actores se terminen alineando de una u otra manera. Si es por el oficialismo, actuando como bloque sólido de poder. Si es desde la oposición, tratando de sobrevivir como se puede en tiempos en donde las identidades político ideológicas parecen bastante diluidas, pese a las honrosas excepciones del caso.

Carácter provisorio del resultado de las PASO.

También en estos días transcurridos desde la elección, muchos referentes políticos y analistas, se han animado a hablar de un formato institucional que traería algunas novedades para este tiempo. El PRO confirmado como un partido nacional, los resultados electorales a lo largo y ancho del país, la emergencia de nuevos referentes y la caída en desgracia de dirigentes a los cuales la elección no les resultó todo lo cómoda que deseaban. Incluso, a fuerza de obviar el escándalo que supone no tener certezas del resultado en la provincia de Buenos Aires, no ha faltado quien le ha puesto límites al  futuro político de Cristina Fernandez porque, supuestamente, no habría obtenido el triunfo claro que algunas muy pocas voces presagiaban. Digamos al respecto dos cuestiones relevantes.

La primera de ellas es que, como muerto político, parece estar bastante viva la figura de la ex presidenta ya que desde el llano, sin estructura económica (recordemos que los recursos partidarios quedaron en manos del raquítico randazzismo), con una feroz sobreexposición de su figura de parte de los medios concentrados y con el ataque sistemático y persistente de la partidizada justicia federal argentina, Cristina Fernandez se la ingenió para, discutir el primer lugar en el principal distrito electoral del país.

La segunda cuestión (y tal vez la más importante) es el hecho de que las elecciones bajo análisis son de carácter transitorias y no definitvas. Si un domingo de elección puede ser conceptualizado como una “foto”, lo que muestra el resultado de una PASO es un elemento aún más pequeño sobre el que, debemos confesarlo, no tenemos (por incapacidad del articulista) una conceptualización. Si hay algo que define a este tipo de elección es su provisionalidad. Los santafesinos, que hemos sido pioneros en su utilización lo sabemos muy bien: no son pocos los procesos electorales en ciudades y comunas donde los números variaron sustancialmente de una elección a otra, dejando con poca capacidad de análisis a protagonistas del juego electoral que en muchos casos se veían sorprendidos cómo el buen cúmulo de votos obtenidos en “la interna” se les escurría como arena entre los dedos en “la general”. 

Nada es definitivo hasta ahora. Tampoco afirmaremos alegremente que el cuadro aparecido desde  la noche del 13 de agosto puede transformar en ganadores a quienes quedaron lejos y recalculando, pero sí diremos que el juego aún está abierto, que las estrategias electorales partidarias tienen su peso y que sobre todo, el modo en que se procese el tiempo económico, social y político de parte del electorado marcarán, ahora sí, un tono definitivo a este electoral 2017.    

(*) Analista político de Fundamentar

]]>
hola@fundamentar.com (MIGUEL GÓMEZ (*)) Opinión Wed, 23 Aug 2017 09:49:00 -0300