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Fundamentar - Internacional Este portal pretende hacer un aporte a la cualificación del debate político y económico en la Argentina. Ponemos ideas en discusión que pretenden servir para que surjan otras visiones que enriquezcan el análisis. https://fundamentar.com/internacional/itemlist/tag/Ej%C3%A9rcito%20Popular%20de%20Liberaci%C3%B3n 2024-04-28T17:54:10-03:00 Joomla! - Open Source Content Management China Sacude el Tablero 2013-06-10T01:20:03-03:00 2013-06-10T01:20:03-03:00 https://fundamentar.com/internacional/item/2195-china-sacude-el-tablero Fundamentar hola@fundamentar.com <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/20de757c22c223669137e452488fb41e_S.jpg" alt="China Sacude el Tablero" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> Los analistas de defensa estadounidenses se inquietan por la evoluci&oacute;n de la disuasi&oacute;n nuclear china y del &ldquo;salto adelante&rdquo; en el &aacute;rea espacial que lleva a cabo el Ej&eacute;rcito Popular de Liberaci&oacute;n. Y Barack Obama podr&iacute;a revisar su decisi&oacute;n de reducir el arsenal nuclear de Estados Unidos.</p></div><div class="K2FeedFullText"><p> No existe en Pek&iacute;n estatua alguna del senador anticomunista estadounidense Joseph McCarthy. Una relativa ingratitud, cuando se piensa que es el padre natural del programa nuclear chino.</p> <p> La historia es por lo menos sorprendente. En la inmediata segunda posguerra, un joven ingeniero emigrado, originario de Hangzhou, Qian Xuesen, trabajaba bajo contrato con el Pent&aacute;gono en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena. Sus intuiciones pioneras en el &aacute;rea espacial y bal&iacute;stica maravillaron a la US Air Force. El Army le ten&iacute;a tanta confianza que lo envi&oacute; a Alemania para consultar a Werner von Braun, cerebro del programa bal&iacute;stico alem&aacute;n. Pero el macartismo har&iacute;a desviar esta brillante trayectoria: acusado de comunismo en 1950, y arrestado en su domicilio, en 1955 Qian es expulsado violentamente a la China mao&iacute;sta. El secretario adjunto de la Marina, Daniel Kimball, en vano declara que este &ldquo;genio&rdquo; diplomado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) vale &ldquo;por s&iacute; solo entre tres y cinco divisiones&rdquo;, y que &ldquo;&eacute;l preferir&iacute;a saberlo muerto antes que exiliado&rdquo;. En el &aacute;pice de la caza de brujas que hizo estragos en esa &eacute;poca, sus protestas no tuvieron ning&uacute;n eco. La consecuencia es bastante l&oacute;gica: recibido por Mao Zedong, Qian prest&oacute; fidelidad al r&eacute;gimen e invent&oacute;, a partir de nada, el primer programa de misiles bal&iacute;sticos chino.</p> <p> En 1966, dos a&ntilde;os despu&eacute;s de la explosi&oacute;n at&oacute;mica pionera de 1964, el ingeniero prodigio supervis&oacute; el primer tiro de un misil nuclear en el desierto de Xinjiang. A &eacute;l tambi&eacute;n se debe el exitoso lanzamiento, el 24 de abril de 1970, del primer sat&eacute;lite chino, el Dong Fang Hong (DFH-1) &ndash;que difundir&aacute; sin parar el canto patri&oacute;tico Oriente es rojo durante los veintis&eacute;is d&iacute;as de su puesta en &oacute;rbita&ndash;. Retirado en 1991, Qian muri&oacute; en 2009, cubierto de honores. Su persona simboliza la profunda complejidad, desde sus or&iacute;genes, de los programas nuclear y espacial de la Rep&uacute;blica Popular China.</p> <p> <br /> <strong>Tres &aacute;mbitos muy conectados</strong></p> <p> <br /> Desde la primera explosi&oacute;n nuclear de octubre de 1964 hasta el glorioso d&iacute;a 14 de octubre de 2003, en que el teniente coronel Yang Liwei, al comando de la nave Shenzhou, hizo de China la tercera naci&oacute;n de la historia en lograr un vuelo espacial tripulado, Pek&iacute;n multiplic&oacute; la conexi&oacute;n entre estos dos dominios, viendo all&iacute; la constante promesa de una optimizaci&oacute;n tecnol&oacute;gica, presupuestaria y estrat&eacute;gica. A pesar de la creaci&oacute;n de la Agencia Nacional de Administraci&oacute;n Espacial (ANAE) en los a&ntilde;os 90 y de que se establecieron proyectos de comercializaci&oacute;n de las puestas en &oacute;rbita, los militares del Ej&eacute;rcito Popular de Liberaci&oacute;n (EPL) siguen conservando, m&aacute;s que nunca, su rol en los grandes ejes espaciales de la naci&oacute;n.</p> <p> Este efecto de palanca del tri&aacute;ngulo nuclear-espacial-bal&iacute;stico no es una especificidad china: es bien conocido por lo menos por los ingenieros especialistas &ndash;en particular en Estados Unidos y Francia&ndash;. Sin embargo, China se distingue por haber promovido desde muy temprano una doctrina nuclear de &ldquo;no empleo en primer lugar&rdquo; redoblando esta petici&oacute;n de principios con la promesa solemne de que sus armas no ser&iacute;an nunca empleadas contra una naci&oacute;n no nuclear. Del mismo modo, en el &aacute;rea espacial, se opuso r&aacute;pidamente a toda militarizaci&oacute;n. A esta postura defensiva integral se suman los pocos medios de su defensa, as&iacute; como la siempre dudosa modernidad de sus vectores (bombarderos, misiles y submarinos potencialmente portadores de cabezas nucleares). Estas dos caracter&iacute;sticas hicieron de ella el miembro m&aacute;s discreto del club internacional de los Estados que son a la vez potencias espaciales y poseedores de armas nucleares: Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y China, a los cuales se puede agregar en la actualidad India.</p> <p> Resta saber si es posible para Pek&iacute;n mantener la discreci&oacute;n. Por lo menos en este momento la voluntad de mostrar un perfil bajo es dif&iacute;cil de sostener, dado que su desarrollo econ&oacute;mico estimula su aumento de poder pol&iacute;tico y militar. Los par&aacute;metros de su ecuaci&oacute;n nuclear, fijos durante mucho tiempo, ahora se ven modificados. Los primeros en alarmarse fueron los estadounidenses.</p> <p> &ldquo;&iquest;Sabemos en realidad cu&aacute;ntos misiles tienen los chinos en la actualidad?&rdquo;: el estadounidense Richard Fischer, custodio atento y un poco sino-obsesionado del International Assessement and Strategy Center, sab&iacute;a perfectamente, en 2011, que con esta pregunta dar&iacute;a en el clavo tanto en el Pent&aacute;gono como en el Congreso. Pues en la actualidad hay un desconocimiento pr&aacute;cticamente generalizado sobre el arsenal de China, que es el &uacute;nico pa&iacute;s del grupo de los P5 en no declarar el n&uacute;mero de armas nucleares que posee. Para el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), el total se elevaba en 2009 a 186 cabezas nucleares activas desplegadas. El International Panel on Fissile Material (IPFM) menciona por su parte unas 240. Si se compara esta estimaci&oacute;n con las miles de unidades en poder de la pareja Mosc&uacute;-Washington, el nerviosismo estadounidense parece sobreactuado. En mayo de 2010, Estados Unidos declar&oacute; oficialmente poseer 5.000 cabezas nucleares, t&aacute;cticas, estrat&eacute;gicas o no desplegadas. Sobre este total, 1.700 est&aacute;n desplegadas y activas, en misiles ICBM, submarinos lanzadores de proyectiles (SLBM) o bombarderos estrat&eacute;gicos.</p> <p> Sin embargo, en 2009, un informe de la Universidad de Georgetown sacudi&oacute; de pronto el peque&ntilde;o &aacute;mbito de especialistas en el &aacute;rea nuclear china. Durante tres a&ntilde;os, bajo la direcci&oacute;n del profesor Philip Karber, ex empleado del Pent&aacute;gono, un grupo de estudiantes compil&oacute; nuevos datos abiertos, y su conclusi&oacute;n dej&oacute; at&oacute;nitos a los expertos: &iexcl;China tendr&iacute;a en realidad&hellip; 3.000 cabezas nucleares! El estudio &ldquo;revela&rdquo; tambi&eacute;n la existencia de una red de t&uacute;neles de 5.000 kil&oacute;metros que servir&iacute;a para el transporte y estacionamiento de armas nucleares y de unidades especializadas. Misteriosa y secreta, la &ldquo;Gran Muralla subterr&aacute;nea&rdquo; estimula la imaginaci&oacute;n de los periodistas y se vuelve inmediatamente el sim&eacute;trico s&iacute;mbolo nuclear del &ldquo;collar de perlas&rdquo; de las bases navales instaladas por Pek&iacute;n en las aguas asi&aacute;ticas.</p> <p> <br /> <strong>Los t&uacute;neles temibles</strong></p> <p> <br /> Como reacci&oacute;n, los partidarios estadounidenses del desarme nuclear, como Hans Kristensen, de la Federation of American Scientists, acusan al Pent&aacute;gono de haber teleguiado este estudio por la mediaci&oacute;n de Karber, el cual, a semejanza de Fischer o del columnista William Gertz, figura en la primera fila de los alarmistas compulsivos del &ldquo;peligro&rdquo; chino. Los militares lo desmienten. El asunto repercuti&oacute; en la escena pol&iacute;tica. El 14 de octubre de 2011, el representante republicano Michael Turner sac&oacute; a relucir ante el Congreso la existencia de este laberinto subterr&aacute;neo &ldquo;desconocido&rdquo;: &ldquo;En el preciso momento en que nosotros hacemos esfuerzos de transparencia desde el punto de vista nuclear, China vuelve m&aacute;s opaco aun su sistema&rdquo;, denuncia. La prensa europea, &ldquo;descubriendo&rdquo; el estudio de Georgetown, presenta por su parte esta &ldquo;red alucinante de t&uacute;neles&rdquo;, como una sorpresa. Los diarios indios le hacen coro. A principios de 2013, presionado por todas partes, Barack Obama termina por ordenar al Pent&aacute;gono un informe sobre el tema para el 15 de agosto pr&oacute;ximo.</p> <p> Sin embargo, contrastando con la escalada del debate pol&iacute;tico estadounidense y con el continuismo period&iacute;stico europeo, parece que la &ldquo;Gran Muralla subterr&aacute;nea&rdquo; no es un secreto para nadie desde hace varios a&ntilde;os. Ya el 11 de diciembre de 2009, un diario de Hong Kong, Ta Kung Pao, daba precisiones sobre esta obra gigantesca, que habr&iacute;a movilizado durante diez a&ntilde;os a muchos miles de soldados chinos. El gran p&uacute;blico asi&aacute;tico puede leer all&iacute; que la segunda divisi&oacute;n de artiller&iacute;a del EPL, encargada de las fuerzas nucleares estrat&eacute;gicas, tom&oacute; la decisi&oacute;n en 1995 de enterrar m&aacute;s profundamente sus vectores bal&iacute;sticos nucleares, de manera de volverlos menos vulnerables a un eventual ataque sorpresa de destrucci&oacute;n &ldquo;en primer lugar&rdquo;. Una red de t&uacute;neles modernizados correr&iacute;a de all&iacute; en adelante bajo los contrafuertes monta&ntilde;osos de la regi&oacute;n de Hebei, en el norte del pa&iacute;s, a una profundidad de cientos de metros, en un paisaje de ca&ntilde;ones y de acantilados abruptos especialmente adaptado para la instalaci&oacute;n de un sistema geoprotegido de respuesta nuclear.</p> <p> Se observa sobre todo que al principio, la &ldquo;revelaci&oacute;n&rdquo; provino de la propia televisi&oacute;n china estatal CCTV que, el 24 de marzo de 2008, al difundir un documental coment&oacute; discretamente la puesta a punto de este programa de t&uacute;neles. Teniendo en cuenta el control estricto que el Estado ejerce sobre los medios, este anuncio, registrado por las administraciones militares india, estadounidense y europea, corresponde a una se&ntilde;al claramente oficial. Por a&ntilde;adidura, para el EPL, cavar t&uacute;neles no es un fin en s&iacute; mismo, sino una de las modalidades de protecci&oacute;n para su ataque &ldquo;en segundo lugar&rdquo;.</p> <p> Paralelamente, Pek&iacute;n pasa de los grandes misiles a propulsi&oacute;n l&iacute;quida vulnerables ante un primer ataque de neutralizaci&oacute;n a los misiles a propulsi&oacute;n s&oacute;lida, desplazables r&aacute;pidamente sobre lanzadores m&oacute;viles como el DF-31A, de 11.000 kil&oacute;metros de alcance. M&oacute;viles o enterrados, los misiles tierra-tierra siguen siendo el &uacute;nico componente de la &ldquo;tr&iacute;ada nuclear&rdquo; china (misiler&iacute;a tierra-tierra, bombarderos a&eacute;reos, submarinos) realmente cre&iacute;ble, por lo menos por el momento.</p> <p> China sabe, sin embargo, que no puede contentarse con proteger su capacidad de ataque &ldquo;en segundo lugar&rdquo; si quiere conservar un cr&eacute;dito nuclear militar que los estadounidenses respeten de buen o mal grado. Tambi&eacute;n le hace falta combatir de manera proactiva los progresos de la defensa antimisil estadounidense, que podr&iacute;a neutralizar su capacidad potencial de r&eacute;plica. Para descomprimir esta nueva situaci&oacute;n, el EPL apunta desde hace tiempo a un campo de batalla alternativo: el espacio extra atmosf&eacute;rico.</p> <p> Aun haciendo un esfuerzo, ya no encontrar&iacute;amos un veterano de la Guardia Roja para recitar con convicci&oacute;n &ldquo;&iexcl;Cuanto m&aacute;s alto sube el sat&eacute;lite, m&aacute;s desciende la bandera roja!&rdquo;, como en tiempos de la Revoluci&oacute;n Cultural. Seg&uacute;n el ex jefe del Estado Mayor de la Fuerza A&eacute;rea y actual vicepresidente de la poderosa Comisi&oacute;n Militar Central, el general Xu Qiliang, &ldquo;los intereses nacionales chinos est&aacute;n en expansi&oacute;n, y el pa&iacute;s entr&oacute; en la era espacial&rdquo;. Aunque se opone oficialmente a la militarizaci&oacute;n del espacio, Pek&iacute;n muestra un claro deseo de disputar la hegemon&iacute;a estadounidense. Incluso en caso de conflicto, cuando &ndash;dada la espacio-dependencia demostrada cada d&iacute;a m&aacute;s por los ej&eacute;rcitos modernos&ndash; impedir al adversario el acceso al espacio constituir&aacute; una apuesta prioritaria.</p> <p> Dando por cierto el hecho de que s&oacute;lo se negocia entre iguales, China se persuadi&oacute;, al igual que Rusia, de que s&oacute;lo los progresos significativos e independientes le permitir&iacute;an frenar las ambiciones de &ldquo;space superiority&rdquo; del Pent&aacute;gono. Podr&iacute;an forzar a Estados Unidos a firmar un compromiso de neutralizaci&oacute;n militar del espacio que llenar&iacute;a las lagunas del Tratado sobre el Espacio Extra Atmosf&eacute;rico de 1967. En 2001, un informe estadounidense publicado por la Space Commission (o Commission Rumsfeld) explotaba adem&aacute;s los numerosos defectos de ese tratado para concluir que nada prohib&iacute;a &ldquo;estacionar o utilizar armas en el espacio&rdquo;, ni &ldquo;emplear la fuerza desde el espacio hacia la Tierra&rdquo;, o de &ldquo;conducir operaciones militares en y a trav&eacute;s del espacio&rdquo;.</p> <p> <br /> <strong>Avances vertiginosos</strong></p> <p> <br /> Apartados de la estaci&oacute;n espacial internacional por la estadounidense National Aeronautics and Space Administration (NASA), los chinos construyen su propia estaci&oacute;n, llamada Tiangong, que se terminar&aacute; en 2020 y estar&aacute; abierta a los cient&iacute;ficos de todas las naciones. Est&aacute;n desarrollando un lanzador de ciento treinta toneladas y anuncian una misi&oacute;n a la Luna para 2025, a la par que sue&ntilde;an con superar a los estadounidenses enviando una nave tripulada a Marte despu&eacute;s de 2030. La segunda generaci&oacute;n de su red satelitaria Beidou-Compass (&ldquo;Br&uacute;jula&rdquo;) contar&aacute; pronto con treinta y cinco unidades que ofrecer&aacute;n los mismos servicios de geolocalizaci&oacute;n que el GPS, incluido en modo militar.</p> <p> Pero los efectos colaterales de esta estrategia superaron quiz&aacute;s las intenciones de sus promotores. Al destruir un viejo sat&eacute;lite meteorol&oacute;gico FY-1C, en enero de 2007, con ayuda de un interceptor SC-19, con el fin de demostrar su capacidad de atacar en el espacio, China se prest&oacute; a la cr&iacute;tica. Estados Unidos, apoyado por muchas naciones, fustig&oacute; inmediatamente su comportamiento de &ldquo;delincuente espacial&rdquo;, denunciando el da&ntilde;o causado por los restos del sat&eacute;lite as&iacute; como la contradicci&oacute;n con su postura pol&iacute;tico-espacial virtuosa. En enero de 2011, en la m&aacute;s reciente versi&oacute;n de la Estrategia Nacional de Seguridad Espacial, Washington previene: &ldquo;Estados Unidos conserva el derecho y la capacidad de responder en leg&iacute;tima defensa [en el espacio], si la disuasi&oacute;n fracasara&rdquo;.</p> <p> En el plano de la teor&iacute;a estrat&eacute;gica, el estadounidense Everett Dolman afirma que &ldquo;la futura guerra con China tendr&aacute; por objetivo la batalla por el control del espacio extra atmosf&eacute;rico&rdquo;. En segundo plano, la cuesti&oacute;n nuclear: los sat&eacute;lites estadounidenses de alerta precoz, utilizados en el marco de la detecci&oacute;n de la partida de misiles bal&iacute;sticos, se vuelven ahora un blanco eventual de la capacidad china. Ahora bien, sin estos sat&eacute;lites, la organizaci&oacute;n de las fuerzas y del comando nuclear estrat&eacute;gico estadounidense est&aacute; completamente reducida.</p> <p> A estas preocupaciones se agrega, del lado estadounidense, el doloroso sentimiento de un desprestigio tecnol&oacute;gico futuro. &iquest;Qui&eacute;n se acuerda todav&iacute;a de que los cohetes comunistas &ldquo;Larga Marcha&rdquo; lanzaron una veintena de sat&eacute;lites comerciales antes de que Washington impusiera en los a&ntilde;os 90 un embargo sobre las ventas de componentes satelitarios a Pek&iacute;n? La NASA dejaba hacer, mirando todav&iacute;a a China desde arriba. El reloj at&oacute;mico se dio vuelta. Aun si la distancia de las capacidades con Estados Unidos sigue siendo gigantesca, una recuperaci&oacute;n exponencial se ha puesto en marcha. Mientras que el Libro Blanco chino sobre el espacio de 2011 s&oacute;lo menciona cinco &ldquo;ejes principales&rdquo;, todos civiles (desarrollo cient&iacute;fico y pac&iacute;fico, innovaci&oacute;n, autonom&iacute;a y apertura a lo internacional), no puede evitarse se&ntilde;alar que el mismo a&ntilde;o, sobre diecinueve lanzamientos chinos, dieciocho fueron en el &aacute;rea de la defensa.</p> <p> En 2012, una treintena de sat&eacute;lites de todo tipo fueron puestos en &oacute;rbita, entre ellos algunos miniaturizados: telecomunicaciones (Zhongxing 10), navegaci&oacute;n, vigilancia, reconocimiento, relevo de datos (Tianlian 1). Se est&aacute; proyectando un programa de sat&eacute;lites de alerta, mientras que en Wenchang, en la isla de Hainan, se abre un nuevo centro de lanzamiento espacial. Entre tanto, el programa lunar estadounidense Constellation fue anulado por Obama en febrero de 2010. Para Gregory Kulacki, de la Union of Concerned Scientists, los estadounidenses deber&iacute;an abandonar &ldquo;la idea perimida de que [en materia espacial] los chinos tienen m&aacute;s necesidad de nosotros que nosotros de ellos&rdquo;. Tocado en el amor propio, un ingeniero estadounidense del MIT hizo, en 2008, un modelo de las condiciones de una guerra espacial entre los dos pa&iacute;ses&hellip; para concluir, tranquilizado, que era seguro que los chinos la perder&iacute;an.</p> <p> Febril y at&aacute;vica, la inquietud de algunos periodistas estadounidenses frente a la posible escalada en poder&iacute;o de un &ldquo;competidor par&rdquo; de primer nivel no puede disimular que los progresos espacio-nucleares chinos plantean objetivamente una cantidad de cuestiones. Todos los observadores est&aacute;n de acuerdo sobre el hecho de que, en la actualidad, China es el &uacute;nico miembro del P5 que aumenta su n&uacute;mero de cabezas. Pero, &iquest;en qu&eacute; proporciones exactamente? La batalla de las cifras no tiene tregua y, entre los expertos, algunos alegan un m&aacute;ximo de 1.800 cabezas nucleares activas [v&eacute;ase recuadro]. Como los propios militantes del control de armas reconocen, lo importante no es preguntarse si China moderniza su arsenal &ndash;lo hace&ndash;, sino no desinformar sobre el ritmo de esta modernizaci&oacute;n.</p> <p> <br /> <strong>Una soluci&oacute;n pol&iacute;tica</strong></p> <p> <br /> Sin duda, en vista de las ambiciones nucleares chinas, el equilibrio estrat&eacute;gico dentro del P5 va a cambiar. El Reino Unido afirma tener ahora menos de ciento seis cabezas activas. Francia, que procedi&oacute; a una disminuci&oacute;n del 50% de sus cabezas desde la Guerra Fr&iacute;a, dividi&oacute; por dos el presupuesto consagrado a la disuasi&oacute;n nuclear en veinte a&ntilde;os, y conserva alrededor de un centenar de cabezas activas. En apenas diez a&ntilde;os, apoy&aacute;ndose en lo que se podr&iacute;a llamar la &ldquo;simbiosis espacio-nuclear&rdquo;, Pek&iacute;n salt&oacute; de la etapa de la paridad tecnol&oacute;gica con las dos potencias nucleares europeas &ndash;que pod&iacute;a parecer su objetivo a mediano plazo&ndash; para ubicarse de entrada en una postura de di&aacute;logo sim&eacute;trico con las capacidades estadounidenses.</p> <p> Al final, no se puede descartar totalmente la posibilidad de que Washington y Pek&iacute;n, repitiendo la dial&eacute;ctica perversa de la Guerra Fr&iacute;a, se encuentren atrapados en una carrera parecida a la que llev&oacute; a la URSS y Estados Unidos, con desprecio de toda racionalidad, a amontonar las cabezas en los silos para mantener el &ldquo;equilibrio del terror&rdquo;. En los a&ntilde;os 60, Washington habr&iacute;a retenido hasta 31.000 cabezas activas&hellip;</p> <p> Terminamos por persuadirnos de que esta visi&oacute;n maximalista de la disuasi&oacute;n nuclear contrasta con el principio franc&eacute;s de estricta suficiencia (nuclearmente, &ldquo;s&oacute;lo se muere una vez&rdquo;), un dogma de &ldquo;desatino racional&rdquo; que China hizo suyo desde 1964. &iquest;Acaso, todav&iacute;a en 2009, el presidente Hu Jintao no declaraba en la Organizaci&oacute;n de las Naciones Unidas que China &ldquo;reiteraba solemnemente su firme compromiso de una estrategia nuclear defensiva&rdquo;? Obama anunci&oacute; el 12 de febrero de 2013 una nueva reducci&oacute;n del arsenal nuclear estadounidense, que podr&iacute;a pasar de 1.700 cabezas activas a menos de 1.000 de aqu&iacute; a 2020. &iquest;Pero esta idea m&iacute;nima de seguridad-de vida-estrat&eacute;gica va a mantenerse si los progresos chinos se consolidan? &iquest;Veremos perfilarse de nuevo los desarrollos alucinados del estratega Herman Khan, fundador en 1961 del Hudson Institute, que proclamaba que el almacenaje de cabezas no era tan est&uacute;pido, puesto que una guerra nuclear pod&iacute;a tener un &ldquo;vencedor&rdquo;?</p> <p> Las reacciones inquietas de los vecinos de China pesar&aacute;n tambi&eacute;n en este juego cruzado de percepciones. Sin mucho preaviso, los japoneses pueden te&oacute;ricamente transformar su nuevo lanzador espacial a propulsi&oacute;n s&oacute;lida Epsilon, que debe efectuar su primer vuelo este a&ntilde;o, en misil bal&iacute;stico de largo alcance. Vietnam no oculta sus ambiciones espaciales. India avanza en el antisat&eacute;lite (la destrucci&oacute;n de sat&eacute;lites).</p> <p> La soluci&oacute;n no puede ser sino pol&iacute;tica. A lo mejor se trata de volver a poner en vigencia la barrera del Tratado sobre la Limitaci&oacute;n de los Sistemas de Misiles Antimisiles (tratado ABM) de 1972, unilateralmente denunciado por la administraci&oacute;n Bush en 2002. Esta decisi&oacute;n tendr&iacute;a asidero si se incluye esta vez a China en las discusiones. Esto significar&iacute;a negociaciones dif&iacute;ciles; pero el poder chino se ver&iacute;a obligado a examinar un ofrecimiento de esta naturaleza, si se consideran las m&uacute;ltiples declaraciones oficiales sobre las condiciones sine qua non de un desarme nuclear mundial. Mientras tanto, en los papeles, desde las monta&ntilde;as de Heibei hasta la cintura geoestacionaria, una l&oacute;gica de modernizaci&oacute;n paralela de los arsenales nucleares y espaciales parece tender a alterar por tiempo indeterminado el equilibrio estrat&eacute;gico en Asia Oriental.</p> <p> &nbsp;</p> <p> &nbsp;</p> <p> &nbsp;</p> <p style="margin: 0px 0px 15px; color: rgb(110, 110, 110); font-family: Helvetica, Arial, FreeSans, sans-serif; font-size: 16px; line-height: 27.1875px; background-color: rgb(245, 245, 245);"> <strong>RELEVAMIENTO Y EDICI&Oacute;N:</strong>&nbsp;Rafael Pansa</p> <p style="margin: 0px 0px 15px; color: rgb(110, 110, 110); font-family: Helvetica, Arial, FreeSans, sans-serif; font-size: 16px; line-height: 27.1875px; background-color: rgb(245, 245, 245);"> <strong>FUENTE:</strong><span style="color: rgb(34, 34, 34); font-family: Arial; font-size: 14px;">&nbsp;<a href="http://www.eldiplo.org/167-kirchnerismo-balance-de-una-decada/china-sacude-el-tablero/" style="color: rgb(0, 80, 121); text-decoration: none; transition: color 0.2s ease-out; -webkit-transition: color 0.2s ease-out;" target="_blank">ElDiplo</a></span></p></div> <div class="K2FeedImage"><img src="https://fundamentar.com/media/k2/items/cache/20de757c22c223669137e452488fb41e_S.jpg" alt="China Sacude el Tablero" /></div><div class="K2FeedIntroText"><p> Los analistas de defensa estadounidenses se inquietan por la evoluci&oacute;n de la disuasi&oacute;n nuclear china y del &ldquo;salto adelante&rdquo; en el &aacute;rea espacial que lleva a cabo el Ej&eacute;rcito Popular de Liberaci&oacute;n. Y Barack Obama podr&iacute;a revisar su decisi&oacute;n de reducir el arsenal nuclear de Estados Unidos.</p></div><div class="K2FeedFullText"><p> No existe en Pek&iacute;n estatua alguna del senador anticomunista estadounidense Joseph McCarthy. Una relativa ingratitud, cuando se piensa que es el padre natural del programa nuclear chino.</p> <p> La historia es por lo menos sorprendente. En la inmediata segunda posguerra, un joven ingeniero emigrado, originario de Hangzhou, Qian Xuesen, trabajaba bajo contrato con el Pent&aacute;gono en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena. Sus intuiciones pioneras en el &aacute;rea espacial y bal&iacute;stica maravillaron a la US Air Force. El Army le ten&iacute;a tanta confianza que lo envi&oacute; a Alemania para consultar a Werner von Braun, cerebro del programa bal&iacute;stico alem&aacute;n. Pero el macartismo har&iacute;a desviar esta brillante trayectoria: acusado de comunismo en 1950, y arrestado en su domicilio, en 1955 Qian es expulsado violentamente a la China mao&iacute;sta. El secretario adjunto de la Marina, Daniel Kimball, en vano declara que este &ldquo;genio&rdquo; diplomado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) vale &ldquo;por s&iacute; solo entre tres y cinco divisiones&rdquo;, y que &ldquo;&eacute;l preferir&iacute;a saberlo muerto antes que exiliado&rdquo;. En el &aacute;pice de la caza de brujas que hizo estragos en esa &eacute;poca, sus protestas no tuvieron ning&uacute;n eco. La consecuencia es bastante l&oacute;gica: recibido por Mao Zedong, Qian prest&oacute; fidelidad al r&eacute;gimen e invent&oacute;, a partir de nada, el primer programa de misiles bal&iacute;sticos chino.</p> <p> En 1966, dos a&ntilde;os despu&eacute;s de la explosi&oacute;n at&oacute;mica pionera de 1964, el ingeniero prodigio supervis&oacute; el primer tiro de un misil nuclear en el desierto de Xinjiang. A &eacute;l tambi&eacute;n se debe el exitoso lanzamiento, el 24 de abril de 1970, del primer sat&eacute;lite chino, el Dong Fang Hong (DFH-1) &ndash;que difundir&aacute; sin parar el canto patri&oacute;tico Oriente es rojo durante los veintis&eacute;is d&iacute;as de su puesta en &oacute;rbita&ndash;. Retirado en 1991, Qian muri&oacute; en 2009, cubierto de honores. Su persona simboliza la profunda complejidad, desde sus or&iacute;genes, de los programas nuclear y espacial de la Rep&uacute;blica Popular China.</p> <p> <br /> <strong>Tres &aacute;mbitos muy conectados</strong></p> <p> <br /> Desde la primera explosi&oacute;n nuclear de octubre de 1964 hasta el glorioso d&iacute;a 14 de octubre de 2003, en que el teniente coronel Yang Liwei, al comando de la nave Shenzhou, hizo de China la tercera naci&oacute;n de la historia en lograr un vuelo espacial tripulado, Pek&iacute;n multiplic&oacute; la conexi&oacute;n entre estos dos dominios, viendo all&iacute; la constante promesa de una optimizaci&oacute;n tecnol&oacute;gica, presupuestaria y estrat&eacute;gica. A pesar de la creaci&oacute;n de la Agencia Nacional de Administraci&oacute;n Espacial (ANAE) en los a&ntilde;os 90 y de que se establecieron proyectos de comercializaci&oacute;n de las puestas en &oacute;rbita, los militares del Ej&eacute;rcito Popular de Liberaci&oacute;n (EPL) siguen conservando, m&aacute;s que nunca, su rol en los grandes ejes espaciales de la naci&oacute;n.</p> <p> Este efecto de palanca del tri&aacute;ngulo nuclear-espacial-bal&iacute;stico no es una especificidad china: es bien conocido por lo menos por los ingenieros especialistas &ndash;en particular en Estados Unidos y Francia&ndash;. Sin embargo, China se distingue por haber promovido desde muy temprano una doctrina nuclear de &ldquo;no empleo en primer lugar&rdquo; redoblando esta petici&oacute;n de principios con la promesa solemne de que sus armas no ser&iacute;an nunca empleadas contra una naci&oacute;n no nuclear. Del mismo modo, en el &aacute;rea espacial, se opuso r&aacute;pidamente a toda militarizaci&oacute;n. A esta postura defensiva integral se suman los pocos medios de su defensa, as&iacute; como la siempre dudosa modernidad de sus vectores (bombarderos, misiles y submarinos potencialmente portadores de cabezas nucleares). Estas dos caracter&iacute;sticas hicieron de ella el miembro m&aacute;s discreto del club internacional de los Estados que son a la vez potencias espaciales y poseedores de armas nucleares: Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y China, a los cuales se puede agregar en la actualidad India.</p> <p> Resta saber si es posible para Pek&iacute;n mantener la discreci&oacute;n. Por lo menos en este momento la voluntad de mostrar un perfil bajo es dif&iacute;cil de sostener, dado que su desarrollo econ&oacute;mico estimula su aumento de poder pol&iacute;tico y militar. Los par&aacute;metros de su ecuaci&oacute;n nuclear, fijos durante mucho tiempo, ahora se ven modificados. Los primeros en alarmarse fueron los estadounidenses.</p> <p> &ldquo;&iquest;Sabemos en realidad cu&aacute;ntos misiles tienen los chinos en la actualidad?&rdquo;: el estadounidense Richard Fischer, custodio atento y un poco sino-obsesionado del International Assessement and Strategy Center, sab&iacute;a perfectamente, en 2011, que con esta pregunta dar&iacute;a en el clavo tanto en el Pent&aacute;gono como en el Congreso. Pues en la actualidad hay un desconocimiento pr&aacute;cticamente generalizado sobre el arsenal de China, que es el &uacute;nico pa&iacute;s del grupo de los P5 en no declarar el n&uacute;mero de armas nucleares que posee. Para el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), el total se elevaba en 2009 a 186 cabezas nucleares activas desplegadas. El International Panel on Fissile Material (IPFM) menciona por su parte unas 240. Si se compara esta estimaci&oacute;n con las miles de unidades en poder de la pareja Mosc&uacute;-Washington, el nerviosismo estadounidense parece sobreactuado. En mayo de 2010, Estados Unidos declar&oacute; oficialmente poseer 5.000 cabezas nucleares, t&aacute;cticas, estrat&eacute;gicas o no desplegadas. Sobre este total, 1.700 est&aacute;n desplegadas y activas, en misiles ICBM, submarinos lanzadores de proyectiles (SLBM) o bombarderos estrat&eacute;gicos.</p> <p> Sin embargo, en 2009, un informe de la Universidad de Georgetown sacudi&oacute; de pronto el peque&ntilde;o &aacute;mbito de especialistas en el &aacute;rea nuclear china. Durante tres a&ntilde;os, bajo la direcci&oacute;n del profesor Philip Karber, ex empleado del Pent&aacute;gono, un grupo de estudiantes compil&oacute; nuevos datos abiertos, y su conclusi&oacute;n dej&oacute; at&oacute;nitos a los expertos: &iexcl;China tendr&iacute;a en realidad&hellip; 3.000 cabezas nucleares! El estudio &ldquo;revela&rdquo; tambi&eacute;n la existencia de una red de t&uacute;neles de 5.000 kil&oacute;metros que servir&iacute;a para el transporte y estacionamiento de armas nucleares y de unidades especializadas. Misteriosa y secreta, la &ldquo;Gran Muralla subterr&aacute;nea&rdquo; estimula la imaginaci&oacute;n de los periodistas y se vuelve inmediatamente el sim&eacute;trico s&iacute;mbolo nuclear del &ldquo;collar de perlas&rdquo; de las bases navales instaladas por Pek&iacute;n en las aguas asi&aacute;ticas.</p> <p> <br /> <strong>Los t&uacute;neles temibles</strong></p> <p> <br /> Como reacci&oacute;n, los partidarios estadounidenses del desarme nuclear, como Hans Kristensen, de la Federation of American Scientists, acusan al Pent&aacute;gono de haber teleguiado este estudio por la mediaci&oacute;n de Karber, el cual, a semejanza de Fischer o del columnista William Gertz, figura en la primera fila de los alarmistas compulsivos del &ldquo;peligro&rdquo; chino. Los militares lo desmienten. El asunto repercuti&oacute; en la escena pol&iacute;tica. El 14 de octubre de 2011, el representante republicano Michael Turner sac&oacute; a relucir ante el Congreso la existencia de este laberinto subterr&aacute;neo &ldquo;desconocido&rdquo;: &ldquo;En el preciso momento en que nosotros hacemos esfuerzos de transparencia desde el punto de vista nuclear, China vuelve m&aacute;s opaco aun su sistema&rdquo;, denuncia. La prensa europea, &ldquo;descubriendo&rdquo; el estudio de Georgetown, presenta por su parte esta &ldquo;red alucinante de t&uacute;neles&rdquo;, como una sorpresa. Los diarios indios le hacen coro. A principios de 2013, presionado por todas partes, Barack Obama termina por ordenar al Pent&aacute;gono un informe sobre el tema para el 15 de agosto pr&oacute;ximo.</p> <p> Sin embargo, contrastando con la escalada del debate pol&iacute;tico estadounidense y con el continuismo period&iacute;stico europeo, parece que la &ldquo;Gran Muralla subterr&aacute;nea&rdquo; no es un secreto para nadie desde hace varios a&ntilde;os. Ya el 11 de diciembre de 2009, un diario de Hong Kong, Ta Kung Pao, daba precisiones sobre esta obra gigantesca, que habr&iacute;a movilizado durante diez a&ntilde;os a muchos miles de soldados chinos. El gran p&uacute;blico asi&aacute;tico puede leer all&iacute; que la segunda divisi&oacute;n de artiller&iacute;a del EPL, encargada de las fuerzas nucleares estrat&eacute;gicas, tom&oacute; la decisi&oacute;n en 1995 de enterrar m&aacute;s profundamente sus vectores bal&iacute;sticos nucleares, de manera de volverlos menos vulnerables a un eventual ataque sorpresa de destrucci&oacute;n &ldquo;en primer lugar&rdquo;. Una red de t&uacute;neles modernizados correr&iacute;a de all&iacute; en adelante bajo los contrafuertes monta&ntilde;osos de la regi&oacute;n de Hebei, en el norte del pa&iacute;s, a una profundidad de cientos de metros, en un paisaje de ca&ntilde;ones y de acantilados abruptos especialmente adaptado para la instalaci&oacute;n de un sistema geoprotegido de respuesta nuclear.</p> <p> Se observa sobre todo que al principio, la &ldquo;revelaci&oacute;n&rdquo; provino de la propia televisi&oacute;n china estatal CCTV que, el 24 de marzo de 2008, al difundir un documental coment&oacute; discretamente la puesta a punto de este programa de t&uacute;neles. Teniendo en cuenta el control estricto que el Estado ejerce sobre los medios, este anuncio, registrado por las administraciones militares india, estadounidense y europea, corresponde a una se&ntilde;al claramente oficial. Por a&ntilde;adidura, para el EPL, cavar t&uacute;neles no es un fin en s&iacute; mismo, sino una de las modalidades de protecci&oacute;n para su ataque &ldquo;en segundo lugar&rdquo;.</p> <p> Paralelamente, Pek&iacute;n pasa de los grandes misiles a propulsi&oacute;n l&iacute;quida vulnerables ante un primer ataque de neutralizaci&oacute;n a los misiles a propulsi&oacute;n s&oacute;lida, desplazables r&aacute;pidamente sobre lanzadores m&oacute;viles como el DF-31A, de 11.000 kil&oacute;metros de alcance. M&oacute;viles o enterrados, los misiles tierra-tierra siguen siendo el &uacute;nico componente de la &ldquo;tr&iacute;ada nuclear&rdquo; china (misiler&iacute;a tierra-tierra, bombarderos a&eacute;reos, submarinos) realmente cre&iacute;ble, por lo menos por el momento.</p> <p> China sabe, sin embargo, que no puede contentarse con proteger su capacidad de ataque &ldquo;en segundo lugar&rdquo; si quiere conservar un cr&eacute;dito nuclear militar que los estadounidenses respeten de buen o mal grado. Tambi&eacute;n le hace falta combatir de manera proactiva los progresos de la defensa antimisil estadounidense, que podr&iacute;a neutralizar su capacidad potencial de r&eacute;plica. Para descomprimir esta nueva situaci&oacute;n, el EPL apunta desde hace tiempo a un campo de batalla alternativo: el espacio extra atmosf&eacute;rico.</p> <p> Aun haciendo un esfuerzo, ya no encontrar&iacute;amos un veterano de la Guardia Roja para recitar con convicci&oacute;n &ldquo;&iexcl;Cuanto m&aacute;s alto sube el sat&eacute;lite, m&aacute;s desciende la bandera roja!&rdquo;, como en tiempos de la Revoluci&oacute;n Cultural. Seg&uacute;n el ex jefe del Estado Mayor de la Fuerza A&eacute;rea y actual vicepresidente de la poderosa Comisi&oacute;n Militar Central, el general Xu Qiliang, &ldquo;los intereses nacionales chinos est&aacute;n en expansi&oacute;n, y el pa&iacute;s entr&oacute; en la era espacial&rdquo;. Aunque se opone oficialmente a la militarizaci&oacute;n del espacio, Pek&iacute;n muestra un claro deseo de disputar la hegemon&iacute;a estadounidense. Incluso en caso de conflicto, cuando &ndash;dada la espacio-dependencia demostrada cada d&iacute;a m&aacute;s por los ej&eacute;rcitos modernos&ndash; impedir al adversario el acceso al espacio constituir&aacute; una apuesta prioritaria.</p> <p> Dando por cierto el hecho de que s&oacute;lo se negocia entre iguales, China se persuadi&oacute;, al igual que Rusia, de que s&oacute;lo los progresos significativos e independientes le permitir&iacute;an frenar las ambiciones de &ldquo;space superiority&rdquo; del Pent&aacute;gono. Podr&iacute;an forzar a Estados Unidos a firmar un compromiso de neutralizaci&oacute;n militar del espacio que llenar&iacute;a las lagunas del Tratado sobre el Espacio Extra Atmosf&eacute;rico de 1967. En 2001, un informe estadounidense publicado por la Space Commission (o Commission Rumsfeld) explotaba adem&aacute;s los numerosos defectos de ese tratado para concluir que nada prohib&iacute;a &ldquo;estacionar o utilizar armas en el espacio&rdquo;, ni &ldquo;emplear la fuerza desde el espacio hacia la Tierra&rdquo;, o de &ldquo;conducir operaciones militares en y a trav&eacute;s del espacio&rdquo;.</p> <p> <br /> <strong>Avances vertiginosos</strong></p> <p> <br /> Apartados de la estaci&oacute;n espacial internacional por la estadounidense National Aeronautics and Space Administration (NASA), los chinos construyen su propia estaci&oacute;n, llamada Tiangong, que se terminar&aacute; en 2020 y estar&aacute; abierta a los cient&iacute;ficos de todas las naciones. Est&aacute;n desarrollando un lanzador de ciento treinta toneladas y anuncian una misi&oacute;n a la Luna para 2025, a la par que sue&ntilde;an con superar a los estadounidenses enviando una nave tripulada a Marte despu&eacute;s de 2030. La segunda generaci&oacute;n de su red satelitaria Beidou-Compass (&ldquo;Br&uacute;jula&rdquo;) contar&aacute; pronto con treinta y cinco unidades que ofrecer&aacute;n los mismos servicios de geolocalizaci&oacute;n que el GPS, incluido en modo militar.</p> <p> Pero los efectos colaterales de esta estrategia superaron quiz&aacute;s las intenciones de sus promotores. Al destruir un viejo sat&eacute;lite meteorol&oacute;gico FY-1C, en enero de 2007, con ayuda de un interceptor SC-19, con el fin de demostrar su capacidad de atacar en el espacio, China se prest&oacute; a la cr&iacute;tica. Estados Unidos, apoyado por muchas naciones, fustig&oacute; inmediatamente su comportamiento de &ldquo;delincuente espacial&rdquo;, denunciando el da&ntilde;o causado por los restos del sat&eacute;lite as&iacute; como la contradicci&oacute;n con su postura pol&iacute;tico-espacial virtuosa. En enero de 2011, en la m&aacute;s reciente versi&oacute;n de la Estrategia Nacional de Seguridad Espacial, Washington previene: &ldquo;Estados Unidos conserva el derecho y la capacidad de responder en leg&iacute;tima defensa [en el espacio], si la disuasi&oacute;n fracasara&rdquo;.</p> <p> En el plano de la teor&iacute;a estrat&eacute;gica, el estadounidense Everett Dolman afirma que &ldquo;la futura guerra con China tendr&aacute; por objetivo la batalla por el control del espacio extra atmosf&eacute;rico&rdquo;. En segundo plano, la cuesti&oacute;n nuclear: los sat&eacute;lites estadounidenses de alerta precoz, utilizados en el marco de la detecci&oacute;n de la partida de misiles bal&iacute;sticos, se vuelven ahora un blanco eventual de la capacidad china. Ahora bien, sin estos sat&eacute;lites, la organizaci&oacute;n de las fuerzas y del comando nuclear estrat&eacute;gico estadounidense est&aacute; completamente reducida.</p> <p> A estas preocupaciones se agrega, del lado estadounidense, el doloroso sentimiento de un desprestigio tecnol&oacute;gico futuro. &iquest;Qui&eacute;n se acuerda todav&iacute;a de que los cohetes comunistas &ldquo;Larga Marcha&rdquo; lanzaron una veintena de sat&eacute;lites comerciales antes de que Washington impusiera en los a&ntilde;os 90 un embargo sobre las ventas de componentes satelitarios a Pek&iacute;n? La NASA dejaba hacer, mirando todav&iacute;a a China desde arriba. El reloj at&oacute;mico se dio vuelta. Aun si la distancia de las capacidades con Estados Unidos sigue siendo gigantesca, una recuperaci&oacute;n exponencial se ha puesto en marcha. Mientras que el Libro Blanco chino sobre el espacio de 2011 s&oacute;lo menciona cinco &ldquo;ejes principales&rdquo;, todos civiles (desarrollo cient&iacute;fico y pac&iacute;fico, innovaci&oacute;n, autonom&iacute;a y apertura a lo internacional), no puede evitarse se&ntilde;alar que el mismo a&ntilde;o, sobre diecinueve lanzamientos chinos, dieciocho fueron en el &aacute;rea de la defensa.</p> <p> En 2012, una treintena de sat&eacute;lites de todo tipo fueron puestos en &oacute;rbita, entre ellos algunos miniaturizados: telecomunicaciones (Zhongxing 10), navegaci&oacute;n, vigilancia, reconocimiento, relevo de datos (Tianlian 1). Se est&aacute; proyectando un programa de sat&eacute;lites de alerta, mientras que en Wenchang, en la isla de Hainan, se abre un nuevo centro de lanzamiento espacial. Entre tanto, el programa lunar estadounidense Constellation fue anulado por Obama en febrero de 2010. Para Gregory Kulacki, de la Union of Concerned Scientists, los estadounidenses deber&iacute;an abandonar &ldquo;la idea perimida de que [en materia espacial] los chinos tienen m&aacute;s necesidad de nosotros que nosotros de ellos&rdquo;. Tocado en el amor propio, un ingeniero estadounidense del MIT hizo, en 2008, un modelo de las condiciones de una guerra espacial entre los dos pa&iacute;ses&hellip; para concluir, tranquilizado, que era seguro que los chinos la perder&iacute;an.</p> <p> Febril y at&aacute;vica, la inquietud de algunos periodistas estadounidenses frente a la posible escalada en poder&iacute;o de un &ldquo;competidor par&rdquo; de primer nivel no puede disimular que los progresos espacio-nucleares chinos plantean objetivamente una cantidad de cuestiones. Todos los observadores est&aacute;n de acuerdo sobre el hecho de que, en la actualidad, China es el &uacute;nico miembro del P5 que aumenta su n&uacute;mero de cabezas. Pero, &iquest;en qu&eacute; proporciones exactamente? La batalla de las cifras no tiene tregua y, entre los expertos, algunos alegan un m&aacute;ximo de 1.800 cabezas nucleares activas [v&eacute;ase recuadro]. Como los propios militantes del control de armas reconocen, lo importante no es preguntarse si China moderniza su arsenal &ndash;lo hace&ndash;, sino no desinformar sobre el ritmo de esta modernizaci&oacute;n.</p> <p> <br /> <strong>Una soluci&oacute;n pol&iacute;tica</strong></p> <p> <br /> Sin duda, en vista de las ambiciones nucleares chinas, el equilibrio estrat&eacute;gico dentro del P5 va a cambiar. El Reino Unido afirma tener ahora menos de ciento seis cabezas activas. Francia, que procedi&oacute; a una disminuci&oacute;n del 50% de sus cabezas desde la Guerra Fr&iacute;a, dividi&oacute; por dos el presupuesto consagrado a la disuasi&oacute;n nuclear en veinte a&ntilde;os, y conserva alrededor de un centenar de cabezas activas. En apenas diez a&ntilde;os, apoy&aacute;ndose en lo que se podr&iacute;a llamar la &ldquo;simbiosis espacio-nuclear&rdquo;, Pek&iacute;n salt&oacute; de la etapa de la paridad tecnol&oacute;gica con las dos potencias nucleares europeas &ndash;que pod&iacute;a parecer su objetivo a mediano plazo&ndash; para ubicarse de entrada en una postura de di&aacute;logo sim&eacute;trico con las capacidades estadounidenses.</p> <p> Al final, no se puede descartar totalmente la posibilidad de que Washington y Pek&iacute;n, repitiendo la dial&eacute;ctica perversa de la Guerra Fr&iacute;a, se encuentren atrapados en una carrera parecida a la que llev&oacute; a la URSS y Estados Unidos, con desprecio de toda racionalidad, a amontonar las cabezas en los silos para mantener el &ldquo;equilibrio del terror&rdquo;. En los a&ntilde;os 60, Washington habr&iacute;a retenido hasta 31.000 cabezas activas&hellip;</p> <p> Terminamos por persuadirnos de que esta visi&oacute;n maximalista de la disuasi&oacute;n nuclear contrasta con el principio franc&eacute;s de estricta suficiencia (nuclearmente, &ldquo;s&oacute;lo se muere una vez&rdquo;), un dogma de &ldquo;desatino racional&rdquo; que China hizo suyo desde 1964. &iquest;Acaso, todav&iacute;a en 2009, el presidente Hu Jintao no declaraba en la Organizaci&oacute;n de las Naciones Unidas que China &ldquo;reiteraba solemnemente su firme compromiso de una estrategia nuclear defensiva&rdquo;? Obama anunci&oacute; el 12 de febrero de 2013 una nueva reducci&oacute;n del arsenal nuclear estadounidense, que podr&iacute;a pasar de 1.700 cabezas activas a menos de 1.000 de aqu&iacute; a 2020. &iquest;Pero esta idea m&iacute;nima de seguridad-de vida-estrat&eacute;gica va a mantenerse si los progresos chinos se consolidan? &iquest;Veremos perfilarse de nuevo los desarrollos alucinados del estratega Herman Khan, fundador en 1961 del Hudson Institute, que proclamaba que el almacenaje de cabezas no era tan est&uacute;pido, puesto que una guerra nuclear pod&iacute;a tener un &ldquo;vencedor&rdquo;?</p> <p> Las reacciones inquietas de los vecinos de China pesar&aacute;n tambi&eacute;n en este juego cruzado de percepciones. Sin mucho preaviso, los japoneses pueden te&oacute;ricamente transformar su nuevo lanzador espacial a propulsi&oacute;n s&oacute;lida Epsilon, que debe efectuar su primer vuelo este a&ntilde;o, en misil bal&iacute;stico de largo alcance. Vietnam no oculta sus ambiciones espaciales. India avanza en el antisat&eacute;lite (la destrucci&oacute;n de sat&eacute;lites).</p> <p> La soluci&oacute;n no puede ser sino pol&iacute;tica. A lo mejor se trata de volver a poner en vigencia la barrera del Tratado sobre la Limitaci&oacute;n de los Sistemas de Misiles Antimisiles (tratado ABM) de 1972, unilateralmente denunciado por la administraci&oacute;n Bush en 2002. Esta decisi&oacute;n tendr&iacute;a asidero si se incluye esta vez a China en las discusiones. Esto significar&iacute;a negociaciones dif&iacute;ciles; pero el poder chino se ver&iacute;a obligado a examinar un ofrecimiento de esta naturaleza, si se consideran las m&uacute;ltiples declaraciones oficiales sobre las condiciones sine qua non de un desarme nuclear mundial. Mientras tanto, en los papeles, desde las monta&ntilde;as de Heibei hasta la cintura geoestacionaria, una l&oacute;gica de modernizaci&oacute;n paralela de los arsenales nucleares y espaciales parece tender a alterar por tiempo indeterminado el equilibrio estrat&eacute;gico en Asia Oriental.</p> <p> &nbsp;</p> <p> &nbsp;</p> <p> &nbsp;</p> <p style="margin: 0px 0px 15px; color: rgb(110, 110, 110); font-family: Helvetica, Arial, FreeSans, sans-serif; font-size: 16px; line-height: 27.1875px; background-color: rgb(245, 245, 245);"> <strong>RELEVAMIENTO Y EDICI&Oacute;N:</strong>&nbsp;Rafael Pansa</p> <p style="margin: 0px 0px 15px; color: rgb(110, 110, 110); font-family: Helvetica, Arial, FreeSans, sans-serif; font-size: 16px; line-height: 27.1875px; background-color: rgb(245, 245, 245);"> <strong>FUENTE:</strong><span style="color: rgb(34, 34, 34); font-family: Arial; font-size: 14px;">&nbsp;<a href="http://www.eldiplo.org/167-kirchnerismo-balance-de-una-decada/china-sacude-el-tablero/" style="color: rgb(0, 80, 121); text-decoration: none; transition: color 0.2s ease-out; -webkit-transition: color 0.2s ease-out;" target="_blank">ElDiplo</a></span></p></div>