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Fundamentar - Internacional https://fundamentar.com Sun, 28 Apr 2024 07:21:07 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es La OMC Concluye un Acuerdo "Histórico" en Bali https://fundamentar.com/internacional/item/3161-la-omc-concluye-un-acuerdo-historico-en-bali https://fundamentar.com/internacional/item/3161-la-omc-concluye-un-acuerdo-historico-en-bali La OMC Concluye un Acuerdo "Histórico" en Bali

La Organización Mundial de Comercio, de 159 miembros, aprobó un acuerdo para impulsar el comercio mundial por primera vez en casi dos décadas.

La Organización Mundial de Comercio (OMC) selló este sábado en Bali un acuerdo "histórico", el primero firmado tras la creación de la organización en 1995, después de que varios países latinoamericanos, entre ellos Cuba, levantaran su veto.

"Por primera vez en su historia, la OMC ha cumplido sus promesas", dijo el director general de la organización, el brasileño Roberto Azevedo, tras la aprobación del acuerdo por parte de los 159 Estados miembros reunidos en la isla indonesia de Bali.

"Hemos vuelto a introducir la palabra 'mundial' en la Organización Mundial de Comercio. Estoy muy orgulloso", agregó antes de hacer una pausa para contener las lágrimas.

Se trata, dijo, de un "paso importante" hacia la realización de un ambicioso proyecto para liberalizar el comercio mundial iniciado en 2001 en Doha que hasta ahora se había quedado en papel mojado.

La OMC cuantifica en 1 billón de dólares la riqueza que "el paquete de Bali" inyectará en la economía mundial.

"Bali marca un nuevo amanecer para la OMC", dijo el ministro de Comercio indonesio, Gita Wirjawan, presidente de esta conferencia ministerial. "Lo que hemos conseguido aquí es realmente extraordinario... Se trata de un avance histórico", sostuvo.

"Hoy hemos salvado la OMC y el paquete de Bali", consideró por su parte el comisario europeo de Comercio, Karel de Gucht, en un comunicado publicado desde Bruselas. "Estoy aliviado por ver hoy a la OMC salir de las tinieblas y volver al éxito de la acción multilateral", añadió.

Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela irrumpieron en las negociaciones negándose a sellar el acuerdo tras la retirada del texto de una referencia al embargo estadounidense a la isla.

No obstante, el acuerdo de Bali sólo representa menos del 10% del ambicioso programa de reformas iniciado en Doha, pero incluso así, muchos negociadores temieron por el futuro de la propia OMC y del multilateralismo en general en caso de un nuevo fracaso.

El paquete, conocido como "Doha Light", comprende tres pilares: agricultura, con un compromiso de reducir las subvenciones a las exportaciones; la ayuda al desarrollo, que prevé una exención creciente de los aranceles para los productos procedentes de los países menos desarrollados; y la facilitación de intercambios, que pretende reducir la burocracia en las fronteras.
 

ACUERDO LIMITADO

"Es un acuerdo bienvenido, pero limitado. Hemos pasado de 'Doha' al 'Doha Light', al 'Doha Light descafeinado'", ironizó Simon Evenett, experto en la OMC de la Universidad de St. Gallen, en Suiza. "No se ha registrado ningún avance serio sobre las subvenciones agrícolas a la exportación, el comercio electrónico o las subvenciones sobre las exportaciones de algodón", recordó.

"Hemos cruzado la meta en Bali, pero la carrera no ha terminado", dijo por su parte el ministro Wirjawan.

"Tenemos que concluir la Ronda de Doha. Algunos problemas que han sido debatidos aquí, en Bali, siguen sin respuesta", confesó.

"Bali sólo es un inicio. Ahora tenemos doce meses para establecer una hoja de ruta para concluir el programa de Doha", dijo Azevedo.

"Es una victoria agridulce", dijo por su parte Kevin Gallagher, analista de la Universidad de Boston.

"Desgraciadamente, más que hacer honor al multilateralismo, las grandes potencias se van a inclinar hacia los acuerdos regionales para defender las propuestas difíciles que han sido rechazadas en la OMC", dijo a la AFP.

El final feliz de la reunión ministerial representa una victoria personal del nuevo director general de la OMC. El brasileño asumió las riendas de la organización en septiembre con la ambición de mejorar los resultados de su predecesor, Pascal Lamy: hacer avanzar la Ronda de Doha. Ninguna de las cuatro reuniones ministeriales posteriores a 2001 logró ningún acuerdo.

El acuerdo de Bali, que se ha conseguido in extremis, ha estado jalonado por resistencias que hicieron temer lo peor. Primero India se opuso y exigió poder aumentar sus subvenciones agrícolas, antes de aceptar finalmente un compromiso de última hora tras una primera prolongación de la reunión que iba a concluir el viernes a mediodía.

Cuando un acuerdo parecía al alcance de la mano, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela irrumpieron en las negociaciones negándose a sellar el acuerdo tras la retirada del texto de una referencia al embargo estadounidense a la isla.

La oposición repentina de los cuatro países latinoamericanos, en plena madrugada de este sábado, forzó la realización de una nueva tanda de negociaciones y una nueva prolongación de la reunión ministerial.

Finalmente este sábado a media mañana, se llegó al acuerdo global, el primero en la historia de la OMC, que nació tras la conclusión de la Ronda de Uruguay, en 1994 en Marrakech (Marruecos), y que dio lugar al nacimiento de la OMC un año más tarde.
 

 

FUENTE: AFP

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hola@fundamentar.com (Fundamentar) Internacional Sat, 07 Dec 2013 12:47:41 -0300
La Farsa del Libre Comercio https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/2374-la-farsa-del-libre-comercio https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/2374-la-farsa-del-libre-comercio La Farsa del Libre Comercio

Aunque la Ronda de Doha para el Desarrollo de negociaciones comerciales mundiales de la Organización Mundial del Comercio no ha dado resultado alguno desde que se lanzó, hace doce años, se está preparando otra ronda de negociaciones, pero esta vez no tendrán carácter mundial y multilateral, sino que se negociarán dos enormes acuerdos regionales: uno transpacífico y otro transatlántico. ¿Hay más probabilidades de que las próximas negociaciones den resultado?
 

La Ronda de Doha fue torpedeada por la negativa de los Estados Unidos a eliminar las subvenciones a la agricultura, condición sine qua non de cualquier ronda de verdad para el desarrollo, en vista de que el 70 por ciento de la población de los países en desarrollo depende de la agricultura directa o indirectamente. La posición de los EE.UU. fue en verdad asombrosa, dado que la OMC ya se había pronunciado mediante una resolución sobre la ilegalidad de las subvenciones del algodón de los EE.UU., que benefician a menos de 25.000 cultivadores ricos. La respuesta de los Estados Unidos fue la de sobornar al Brasil, que había presentado la reclamación, para que abandonara el asunto y dejase en la estacada a millones de cultivadores pobres de algodón del África subsahariana y de la India, que padecen las consecuencias de unos precios muy bajos por la generosidad de los Estados Unidos para con sus cultivadores ricos.

En vista de esa historia reciente, ahora parece claro que las negociaciones para crear una zona de libre comercio entre los EE.UU. y Europa y otra entre los EE.UU. y gran parte de los países del Pacífico (exceptuada China) no van encaminadas a crear un verdadero sistema de libre comercio, sino que su objetivo es un régimen de comercio dirigido, es decir, para que esté al servicio de los intereses especiales que durante mucho tiempo han impuesto la política comercial en Occidente.

Hay algunos principios básicos que quienes participen en las conversaciones se tomarán –es de esperar– en serio. En primer lugar, todo acuerdo comercial ha de ser simétrico. Si, los EE.UU., como parte en el “Acuerdo de Asociación Transpacífico” (AAP), piden al Japón que elimine sus subvenciones del arroz, deberán, a su vez, ofrecerse a eliminar no sólo las subvenciones de su producción de arroz, que es relativamente poco importante para los EE.UU, y del agua, sino también de otros productos básicos agrícolas.

En segundo lugar, ningún acuerdo comercial debe colocar los intereses mercantiles por encima de los intereses nacionales más amplios, en particular en los casos en que estén en juego cuestiones no relacionadas con el comercio, como la reglamentación financiera y la propiedad intelectual. El acuerdo comercial de los Estados Unidos con Chile, por ejemplo, impide la utilización por parte de este último de controles de capitales, pese a que el Fondo Monetario Internacional reconoce ahora que los controles de capitales pueden ser un instrumento importante de política macroprudencial.

La crisis de 2008 debería habernos enseñado que la falta de una buena reglamentación puede poner el peligro la prosperidad económica.

En otros acuerdos comerciales se ha insistido también en la liberalización y la desreglamentación financieras, si bien la crisis de 2008 debería habernos enseñado que la falta de una buena reglamentación puede poner el peligro la prosperidad económica. La industria farmacéutica de los Estados Unidos, que tiene una gran influencia en el Representante Comercial de los Estados Unidos, ha conseguido endosar a otros países un régimen de propiedad intelectual desequilibrado, que, por ir encaminado a luchar contra los medicamentos genéricos, coloca el beneficio por encima de la salvación de vidas. Incluso el Tribunal Supremo de los EE.UU. ha dicho ahora que la Oficina de Patentes de los EE.UU. fue demasiado lejos al conceder patentes sobre genes.

Por último, debe haber un compromiso con la transparencia, pero conviene avisar a los participantes en esas negociaciones comerciales de que los EE.UU. están comprometidos con una falta de transparencia. La oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos se ha mostrado reacia a revelar su posición negociadora incluso a los miembros del Congreso de los EE.UU y, en vista de lo que se ha filtrado, podemos entender por qué. Dicha oficina está retrocediendo sobre los principios –por ejemplo, el del acceso a los medicamentos genéricos– que el Congreso había incluido en acuerdos comerciales anteriores, como el subscrito con el Perú.

En el caso del AAT, hay otro motivo de preocupación. Asia ha desarrollado una cadena de distribución eficiente, gracias a la cual los productos pasan fácilmente de un país a otro en el proceso de producción de bienes acabados, pero el AAP podría obstaculizarla, si China permanece fuera de él.
Como los aranceles propiamente dichos son ya tan bajos, los negociadores se centrarán en gran medida en los obstáculos no arancelarios, como, por ejemplo, los obstáculos reglamentarios, pero la oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, que representa los intereses empresariales, ejercerá casi con toda seguridad presiones en pro de la norma común menos estricta, con lo que contribuirá a una nivelación hacia abajo, en lugar de hacia arriba. Por ejemplo, muchos países tienen disposiciones tributarias y reglamentadoras que disuaden de la adquisición de automóviles grandes, no porque intenten discriminar los productos de los EE.UU, sino porque le preocupa la contaminación y les interesa la eficiencia energética.

El principio más general, antes citado, es el de que los acuerdos comerciales colocan habitualmente los intereses comerciales por encima de otros valores: el derecho a una vida sana y a la protección del medio ambiente, por citar sólo dos. Francia, por ejemplo, quiere una “excepción cultural”· en los acuerdos comerciales que le permita seguir apoyando sus películas, de las que se beneficia el mundo entero. Ese y otros valores más amplios no deben ser negociables.

De hecho, resulta irónico que los beneficios sociales de semejantes subvenciones sean enormes, mientras que los costos son insignificantes. ¿De verdad cree alguien que una película artística francesa representa una grave amenaza para un gran éxito veraniego de Hollywood? Sin embargo, la avaricia de éste no conoce límite y los negociadores comerciales de los Estados Unidos son implacables. Y ésa es la razón precisamente por la que se deben retirar esos artículos antes de que comiencen las negociaciones. De lo contrario, se ejercerán presiones y existe el riesgo real de que en un acuerdo se sacrifiquen valores básicos en pro de los intereses comerciales.

La realidad es la de que tenemos un régimen de comercio dirigido, que coloca por delante los intereses empresariales, y un proceso de negociaciones que no es democrático ni transparente.

Si los negociadores crearan un régimen de libre comercio auténtico, en el que se concediera a las opiniones de los ciudadanos de a pie al menos tanta importancia como a las de los grupos de presión empresariales, yo podría sentirme optimista, en el sentido de que el resultado fortalecería la economía y mejoraría el bienestar social. Sin embargo, la realidad es la de que tenemos un régimen de comercio dirigido, que coloca por delante los intereses empresariales, y un proceso de negociaciones que no es democrático ni transparente.

La probabilidad de que lo que resulte de las futuras negociaciones esté al servicio de los intereses de los americanos de a pie es poca; la perspectiva para los ciudadanos de a pie de otros países es aún más desoladora.

 

(*) Catedrático en la Universidad de Columbia, premio Nobel de Economía, y autor de Freefall: Free Markets and the Sinking of the Global Economy [Caída Libre: El Libre Mercado y el Hundimiento de la Economía Mundial].

 

FUENTE: Project Syndicate

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hola@fundamentar.com (JOSEPH E. STIGLITZ (*)) Opinión Mon, 08 Jul 2013 16:38:04 -0300