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Fundamentar - Nacional https://fundamentar.com Fri, 17 May 2024 06:36:37 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Las Diez Fotos Inéditas del Velatorio de Ortega Peña https://fundamentar.com/nacional/item/3962-las-diez-fotos-ineditas-del-velatorio-de-ortega-pena https://fundamentar.com/nacional/item/3962-las-diez-fotos-ineditas-del-velatorio-de-ortega-pena Las Diez Fotos Inéditas del Velatorio de Ortega Peña

El cortejo fúnebre se convirtió en una marcha opositora. Había militantes de distintas fuerzas políticas y buena parte del arco sindical. La policía intentó secuestrar el cajón con el cuerpo de quién murió siendo diputado nacional.

–¿Qué pasa, flaca?

Fue lo último que dijo Rodolfo Ortega Peña. Helena Villagra, su compañera, vio un fogonazo, una bala le rozó el labio superior y sintió como si una bombita de agua le estallaba en la boca. Después llegó el ruido de la ametralladora. Rodolfo se cayó sobre ella. Lo quiso sostener, lo abrazó para cubrirlo y ambos se fueron deslizando sobre el paragolpes de un Citroën. Ella no podía sostener a ese hombre de casi cien kilos al que le habían pegado trece balazos. Los dos quedaron en el suelo. Ortega Peña había sido abogado laboralista, defensor de presos políticos, historiador, militante y diputado nacional por el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli). Y esa misma noche, la del 31 de julio de 1974, se convertía en la primera víctima que la Triple A reivindicaría públicamente.

Lo velaron en la Federación Gráfica Bonaerense, en Independencia y Paseo Colón. A la mañana, una movilización multisectorial acompañó el cuerpo hasta el cementerio de la Chacarita. Incluía desde líderes de organizaciones armadas hasta estudiantes secundarios que habían luchado intensamente para escuchar rock en las clases de música o para que las chicas pudieran usar pantalones. La Policía Federal montó un operativo de proporciones. Incluyó tanquetas y personal del Cuerpo de Caballería. Tres veces intentaron apoderarse del cajón y dispersar el cortejo, y terminaron reprimiendo en la entrada al cementerio. Apenas unos cien deudos y militantes lograron ingresar.

La llovizna no aflojaba. Había muy pocos paraguas y muchas manos levantadas. Unas terminaban en V, otras en puños cerrados. Eduardo Luis Duhalde, más erguido que nunca, leyó el discurso: “En mi despedida no hay llanto porque en otras despedidas aprendimos cómo se saluda a los soldados del pueblo que caen”.

 

FUENTE: Infojus Noticias

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hola@fundamentar.com (Pedro Arrospidegaray) Argentina Tue, 05 Aug 2014 15:41:14 -0300