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Domingo, 12 Octubre 2025 14:11

La tormenta perfecta Destacado

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Todo se construye y se destruye tan rápidamente,
que no puedo dejar de sonreír.
Es parte de la religión,
matar, es parte de la religión,
mentir, es parte de la religión…

“Parte de la religión” - Charly García

Cambio climático y desarrollo tecnológico mediante, en la era de la virtualidad convivimos con el notorio protagonismo de los servicios meteorológicos que cotidianamente nos ponen sobre alerta con los devenires del clima. La frase “este tiempo loco” parece haber caído en desuso y nos movemos entre alertas amarillas, naranjas, rojas y hasta violetas. De alguna extraña manera, con ese cúmulo de información a cuestas, nos vivimos preparando para lo que vendrá, para evitar esa tormenta que, nos atemoriza, podría ser perfecta.

En el octubre electoral que atravesamos, la ciudadanía en general y el mundo libertario en particular, nos preparamos para el riesgo de esa tormenta que también podría ser perfecta: deterioro de la calidad de vida de la mayoría de los argentinos, sospechas de corrupción sobre el dúo presidencial, vinculaciones cada vez más visibles con el mundo narco, sobreendeudamiento financiero, pérdida de independencia económica y encuestas que confirman la sensación de una derrota oficialista marcan la preocupación de qué puede pasar a partir de la apertura de las urnas en la tardecita del domingo 26 de octubre. 

Uno de los nombres propios de la semana fue el de José Luis Espert. Su derrotero político incluyó la renuncia como candidato a diputado por La Libertad Avanza (LLA) para la provincia de Buenos Aires, la decisión del cuerpo de diputados (200 a 3) de habilitar el retiro de sus fueros para que la Justicia allane su domicilio y su despacho en el Congreso y la mendicidad de pedir licencia sin tener el más mínimo pudor de renunciar a un cargo que ya no tiene nada de honorable. Como pocas veces podríamos animarnos en esta Argentina que habitamos, dado los enemigos que supo ganarse, su falta de empatía con los más débiles y su estilo canchero y provocador, Espert ha devenido en un muerto político. 

La caída del amigo del reo Federico Machado mostró al oficialismo tratando de pasar pantalla rápidamente. Algo de eso expresó Javier Milei cuando en una entrevista (ponele) afirmó “bueno, ya está, nuestro candidato es Santilli”. Confirmado Diego Santilli como el número uno de la lista, por ahora nadie sabe a ciencia cierta si habrá reimpresión de boletas. 

En la semana, allí anduvo el ahora confirmado cabeza de lista, machiruleando en medios amigos pidiendo debate con Jorge Taina, primero de la lista de Fuerza Patria, intentando correr a Karina Vázquez quien, hasta ayer sábado fungía como cabeza de la lista libertaria en la provincia de Buenos Aires. Con el resultado del 7 de setiembre a cuestas, la desesperación oficialista alcanza tales proporciones, que la novedad semanal contra el ex funcionario peronista deviene de una foto con Nicolás Maduro, en su rol institucional de canciller argentino durante el período 2005 / 2010, confusión parecida que se exhibe en la campaña santafesina donde la vicegobernadora y candidata a diputada Gisela Scaglia, acusó a su contrincante Caren Tepp de ser  “la representante de los dos Juanes, Monteverde y Grabois”. La sororidad te la debo para marzo.

Las razones de la renuncia de Espert y el hecho de haberse convertido en una especie de mancha venenosa, hizo que la reivindicación de la Boleta Única como instrumento de votación se convirtiera para el mundillo libertario en una especie de efecto boomerang. Desesperados por borrar la imagen del recientemente renunciado en el voto, el oficialismo pide ante la Justicia electoral la posibilidad de reimprimir catorce millones de boletas que contengan las caras del dúo Santilli – Vázquez (en ese orden). El problema es que, a doce días de las elecciones, nadie garantiza que los votos estén impresos en su totalidad.

Junto a lo anterior, la rigidez que supone la impresión a cargo del Estado, en un mismo voto y con los límites que supone el trajinar de un llamado a licitación para definir qué empresas se hacen cargo del asunto (sumado al nada desdeñable negocio que podría representar la medida) refuerzan la idea de que el promotor del “cárcel o bala” estará presente en cada cuarto oscuro. Aunque a estas alturas del fin de semana (domingo a la mañana) nadie tiene demasiadas certezas sobre el asunto. 

En ese intento de ganar centralidad, en el oficialismo tuvieron la brillante idea de ofrecer un recital de rock del presidente de la Nación, con presentación de un libro incluida, donde tuvo el acompañamiento, entre otros, de los diputados Alberto Benegas Lynch (n) en batería y Lilla Lemoine en coros. 

Más allá del mal gusto de arruinar emblemas musicales, compuestos para otros tiempos de la Argentina, por próceres artísticos que deberían ser reverenciados antes que mal copiados, y de la desafinación evidente, el encuentro demuestra una evidente mala lectura del tiempo social que vive el país.

Cuestionado masivamente por semejante espectáculo, incluso por aquellos operadores periodísticos otrora fieles, Javier Milei imagina que el escenario político de 2023 aún existe. El registro social es otro y se demuestra en tres circunstancias: él ya no representa una novedad anti sistema, es el presidente desde hace 22 meses y no puede caminar tranquilo por las calles como lo vienen demostrando cada una de las presentaciones donde intenta apoyar a sus candidatos.

Y si hablamos de Lilia Lemoine, la ex cosplayer, quien apareció nombrada por el futuro extraditado Machado en algunas declaraciones radiales de la semana, protagonizó un nuevo escándalo en la sesión del último miércoles en su eterna pelea con la diputada Marcela Pagano. Los modos y los métodos, demuestran el grado de descomposición del sistema libertario en la Cámara de Diputados. 

Pese a esa debilidad sistémica, en el oficialismo se las ingeniaron para evitar que el proyecto de reforma de los decretos de necesidad y urgencia se transforme en ley. Con la no aprobación del artículo 3 del proyecto, el cual imponía un plazo de 90 días para ser validados, los libertarios evitaron una nueva derrota.

Perdió (140 a 80 en la general), pero ganó tiempo gracias al apoyo de unos cuantos gobernadores de distinto signo político. Vayan a modo de ejemplos los casos del tucumano Osvaldo Jaldo y el santafesino Maximiliano Pullaro, hombres que supuestamente se encentran en las antípodas entre sí y que jugaron políticamente en el mismo sentido. Algunos opositores gustan de recrear aquella vieja figura popular que refiere al tero, quien grita en un lado, pero pone los huevos en otro.

La claque mediática que como puede sigue acompañando, se esforzó en mostrar una victoria la cual resulta chiquita, casi imperceptible ya que habrá que ver si en los días por venir, el Senado no insiste con el mismo proyecto. Poco se dijo de la derrota en toda la línea de situaciones como la moción de censura para Guillermo Francos, la nulidad del decreto que suspende la aplicación de la emergencia en discapacidad, y el pedido de interpelaciones para Luis Caputo, Karina Milei y Mario Lugones que, de alguna manera, anticipan nuevos contratiempos para la debilidad sistémica libertaria, la cual no se agota en los límites del campo político, sino que se proyectan a una macroeconomía cada vez más desordenada.

La deriva es tal, que el día jueves asistimos a un verdadero leading case de pérdida de soberanía económica. En una circunstancia sin precedentes, luego de una semana de silencio absoluto de parte del ministro de Economía y su equipo, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos Scott Bessent anunció la compra de bonos argentinos como una forma de salvataje, lo cual generó un inmediato repunte de acciones y bonos que entusiasmó a varios propios, aunque el día viernes la caída del valor de las empresas argentinas en Wall Street volvió su rutina perdidosa habitual. 

Con el agravante de quedar expuestos a ciertas jugadas de mercado que, de acuerdo a lo explicitado por no pocos especialistas, las decisiones de otro Estado podrían influir de manera determinante en un abrir y cerrar de ojos en la economía nacional, lo que se pareció omitir, de acuerdo a lo anunciado por el funcionario trumpista y a partir del silencio de las propias autoridades argentinas, son los hechos que podrían desencadenarse el lunes 27 si el oficialismo sufriera una derrota de proporciones, escenario que, de acuerdo a no pocas encuestas, aparece como probable, aunque no definitivo. 

La tormenta perfecta parece estar a la vuelta de la esquina: derrota electoral en ciernes, descomposición interna sobreexpuesta y un sobreendeudamiento que ahora queda reforzado por la intervención de la mayor economía del continente. Si hay algo que demuestra el ADN libertario es que resulta parte de su religión que todo lo construye y lo destruye muy rápidamente: la imagen presidencial con 60% de imagen positiva es parte del pasado, los salvatajes de miles de millones de dólares cada vez duran menos, las afirmaciones justificadoras de la corrupción que portan no resisten el archivo de apenas semanas y días. Parte de la religión. Vaya como homenaje a Carlos Alberto García Moreno, tan mal utilizado en la semana libertaria. Proporcionalmente tan grande como la pequeñez de algunos malos intérpretes.

 (*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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