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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Thu, 28 Mar 2024 22:16:08 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Rápidos y furiosos (o no tanto) https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6732-rapidos-y-furiosos-o-no-tanto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6732-rapidos-y-furiosos-o-no-tanto Rápidos y furiosos (o no tanto)

No sé lo que quiero, pero lo quiero ya.
Si yo fuera tu esclavo te pediría más.
No sé lo que quiero, pero lo quiero ya,
Si yo fuera tu esclavo te pediría más.

Luca Prodan

La política nacional de la última semana del siempre esperado septiembre, pareció moverse dentro del trayecto que une al Congreso de la Nación y al Ministerio de Trabajo. La presencia del ministro Sergio Massa para explicar los alcances del presupuesto 2023, el fallido dictamen del plenario de comisiones que trata el proyecto de ley de los humedales y el conflicto en el sector de neumáticos, con su inocultable proyección al conjunto del sector automotriz; ocuparon el centro del escenario político y mediático de los últimos siete días. Más allá de los enojos honestos y de sobreactuaciones, más allá de la necesidad de solucionar ciertos problemas aquí y ahora, hay un recorrido por contar y algunos supuestos por desmitificar. Pasen y vean.

Finalmente Sergio Massa volvió al Congreso Nacional, más precisamente a la Cámara de Diputados que supo conducir hasta hace escasos dos meses. Rodeado de la presidenta Cecilia Moreau, mujer que tributa en el mismo espacio político y de Carlos Heller, el ministro de Economía pareció moverse a sus anchas con números y proyecciones para el 2023. Respondió preguntas de sus ex colegas que fungen de jefes de bloque y no dejó de tener un cruce “picante” con los diputados de izquierda que le reprocharon sus declaraciones, su forma de entender el conflicto suscitado en el sector de los neumáticos y la promesa de solución para la cadena automotriz.

Independientemente de lo que esté escrito en el papel, a la distancia que suponen los 300 kilómetros que separan Rosario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, puede suponerse que el presupuesto obtendrá el visto bueno de la Cámara de Diputados ya que, en términos políticos, a nadie conviene el rechazo del instrumento presentado para el ejercicio 2023.

La matrix de la economía, conformada por asociaciones empresariales, organismos de crédito internacional y el conjunto de la administración pública en sus tres niveles (nación, provincias y municipios) necesita de la referencia que supone un presupuesto aprobado para un año electoral. 

https://twitter.com/Economia_Ar/status/1575168639950389252

Al oficialismo le conviene por razones obvias. Y la oposición, por su parte, también tiene sus limitantes: en 2023 no resultaría nada sencillo explicarle a la ciudadanía las razones de una decisión basada en una irracionalidad que sume un nuevo y gravoso antecedente y que, además, le habilitaría al gobierno un argumento político de peso. Junto con ello, aumentaría la discrecionalidad del manejo de los fondos ya que, por cuestiones legales, se debería cumplir con los gastos que estipulan el presupuesto 2021 y el resto se define al saber y entender de lo que disponga el funcionario de turno.

A esto se debe sumar el interés de gobernadores, intendentes y legisladores (oficialistas y opositores), que cuentan en la realización de obras estructurales (y de las otras), la razón de ser de cada una de las campañas electorales. No deja de ser un problema para diputados y senadores volver al terruño, salir a pedir el voto y en el camino tener que explicar que, aquella obra estructural que llegaba a un barrio o un pueblo con fondos nacionales, no podrá realizarse porque el número de inflación o de crecimiento del PBI proyectados, no eran certeros.

A todo ello se suma el clima político al interior de la Cámara baja. El 2022 se parece poco al año anterior ya que no queda atravesado por el contexto electoral, pero además, el estilo político de la actual jefatura de bloque ha sabido diferenciarse de lo que proponía Máximo Kirchner, quien el año anterior terminó rompiendo cualquier idea de acuerdo cuando con su discurso de cierre, dio un argumento de supuesta ofensa a los opositores para el acompañamiento del proyecto. 

Pero no todo fue presupuesto en la Cámara de Diputados. El anunciado tratamiento del proyecto de ley de los humedales, el cual se había transformado en uno sólo luego de consensuar las variadas propuestas existentes, quedó suspendido mediante un comunicado conjunto de los distintos jefes de bloque, a partir de no contar con el número suficiente en el plenario de comisiones que le permitiera alcanzar un consenso importante, lo cual pone en el tapete una cuestión básica de la política: ¿hasta dónde se avanza en el tratamiento de un proyecto que llega disminuido políticamente al recinto? Ampliando la perspectiva, ¿cuánto de conveniente resulta aprobar este tipo de leyes estructurales con números tan ajustados?

Para tratar de aproximar una respuesta desde nuestra pequeña verdad relativa, tal vez debamos tener en cuenta dos ejes centrales que se plantean en el proyecto, tanto por lo que dice como por lo que no y un dato de rigor.

1)      Refiere a la necesidad de definir conceptualmente qué es un humedal y qué puede hacerse productivamente en ellos. La legislación no está referida exclusivamente al caso de las islas del Delta sino que interpela también al conjunto del país afectando a distintas provincias con geografías disímiles: su tratamiento afecta desde la humedad que supone la Cuenca del Plata, hasta la aridez de Jujuy que apuesta por el desarrollo de la producción del litio.

2)      Otra discusión no menor refiere al rol de las provincias y si la instancia de control, revisión y diseño de los organismos de aplicación a crearse dependen de cada una de ellas o del Estado nacional. Para contextualizar no debe olvidarse que la reforma de la Constitución de 1994 definió que el dominio originario de los recursos naturales corresponde a las provincias, por lo tanto, cualquier función que se le asigne al Estado nacional, de acuerdo a cómo se instrumente, podría entrar en contradicción con la propia Carta Magna. Teléfono para los amigos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

3)      La ley no resolverá per se el problema de las quemas que sufrimos santafesinos y bonaerenses. En primera instancia porque ningún marco legal por sí mismo corrige ciertas conductas sociales. El conjunto de empresarios responsables del ecocidio litoraleño ya cuentan con un marco legal que sanciona las prácticas aberrantes que llevan adelante. Que el Estado, en sus múltiples versiones, no pueda, no sepa o no quiera resolver el problema, es parte de la debilidad estructural que presentan los países en este rincón del planeta.

A partir de allí los enojos, las sobreactuaciones, las acusaciones del peso del lobby de empresas mineras y gobernadores. En algunos casos con furia sobre la figura de legisladores y en otros con el ejemplo del tero que pone los huevos en un lado y grita en otro. Tal es el caso del intendente rosarino que intenta encabezar una demanda medioambiental pero en el devenir pide excepciones para la construcción de torres céntricas y costeras junto con la posibilidad de afectar un parque para la construcción de una hamburguesería por un irrisorio canon. Cosas de la política berreta.

Y en ese devenir de un humor social de broncas varias, el conflicto en el sector de los neumáticos tuvo su clímax luego de más de cinco meses de negociación salarial, al punto de intervenir el ministro de Trabajo Claudio Moroni en persona, a partir de una directa orden del presidente Alberto Fernández. Con el condimento de unas declaraciones poco felices de Sergio Massa, la presión ejercida no fue menor, tanto de parte del Estado como de aquellas empresas de la cadena automotriz qué rápidamente tomaron la decisión de parar la producción por falta de cubiertas. Dicho como al pasar, no deja ser llamativa cómo algunas unidades productivas que se desarrollan con estándares de nivel internacional, en poco menos de tres o cuatro días se quedan sin insumos para llevar adelante su tarea. ¿Casualidades o causalidades de la vida? Defínalo usted querido lector, apreciada lectora.

El agua no llegó al río y en la madrugada del viernes se alcanzó un acuerdo que, a todas luces, parece satisfactorio para los trabajadores. Quedará pendiente por resolver también, el porqué del aumento de estos meses en las cubiertas que les ha dejado una rentabilidad extraordinaria a las empresas del sector y que ha generado toda una instancia de mini turismo para argentinos que deciden ir a comprar sus cubiertas a las zonas limítrofes de Brasil y Paraguay.

Pero no quedó sólo allí la actividad en el ministerio que conduce Moroni ya que en el devenir de la semana supimos de dos acuerdos paritarios que llamaron la atención del conjunto de los argentinos: el de Seguros (109%) y el de Bancarios (94%). A partir de allí, aparecieron una serie de comentarios que ponderaban la organicidad y la lucha sindical como referencia insoslayable para el logro de muy buenos salarios para los trabajadores. Y si bien esto es irreductiblemente cierto y necesario, tal vez no sea suficiente.

No es casual que los mejores salarios se pagan en los sectores más dinámicos de la economía: sea en sectores de la industria que están ligados al sector externo (petroleros, metalmecánicos o informática) o en el área de servicios que son estratégicos en un país como la Argentina (transporte, bancarios, seguros). Más allá de genuflexiones y traiciones de distinto tipo y color, vale preguntarse si tiene la misma fortaleza política el dirigente sindical de un sector que no marca agenda ni el dinamismo de la economía de un país, que aquel que sabe y entiende perfectamente que una medida de fuerza pone en cuestionamiento la cotidianidad de cada ciudadano.

Vaya como ejemplo una segunda pregunta de rigor y al calor de los acontecimientos de los últimos tiempos ¿son los docentes santafesinos menos organizados y están menos predispuestos a la lucha que bancarios y petroleros? No. Ni por asomo. Pero sus “patronales” se conforman y estructuran de distinta manera, en un contexto histórico que, desde la dictadura para acá, ha devenido en un mercado de trabajo definitivamente heterogéneo que muchas veces bordea la atomización. La existencia de varias centrales de trabajadores así lo confirma.

Los tiempos que vivimos, estos de virtualidad y de inmediatez electrónica no son indiferentes para la política. Muchos creen que en las redes está la verdad y la esencia definitiva e irremediable de las cosas. Junto con ello, la velocidad con la que accedemos a múltiples bienes y servicios, desde pagar un impuesto, revisar estudios médicos o comprar un vehículo cero kilómetro a distancia, nos hace pensar que (casi) todo puede conseguirse aquí y ahora.

Pero la política, que como actividad humana supone la existencia del otro, escuchando también sus verdades relativas, demanda otro tiempo real que termina colisionando con ciertas urgencias. Esto no supone esquivar las responsabilidades de un proyecto de ley que ha perdido estado parlamentario en no pocas ocasiones, ni legitimar la dilación empresarial o gubernamental que estira una discusión paritaria por varios meses. Sirve para entender, por ejemplo, que la demanda social que permitió reinstalar un debate en el Congreso, no puede justificar su apuro por las demoras anteriores. Y sobre todo si sobre ese marco legal futuro, existen expectativas que no se darán de manera determinante en la realidad. Para el ecocidio queda cumplir con las leyes actuales, complementar con lo nuevo, y por nuestra parte, seguir atentos a un problema que, lamentablemente, llegó para quedarse. Es hora de aceptarlo.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 02 Oct 2022 11:16:57 -0300
Lo público dislocado https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6731-lo-publico-dislocado https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6731-lo-publico-dislocado "Pauta Transformacional"

Según la Real Academia Española, el término dislocado contiene tres acepciones: sacar algo de su lugar (referido a huesos y articulaciones); torcer un argumento o razonamiento, manipularlo sacándolo de contexto; y hacer perder el tino o la compostura. De alguna extraña manera, el sistema político argentino presenta algunas características de cierto dislocamiento, tanto en la referencia nacional, con un magnicidio que no fue, como en la regional, con un ecocidio que se ha sistematizado desde hace no menos de tres años y que, como señalamos desde este portal hace algunas semanas atrás, pone bajo la lupa la relación entre representantes y representados. Parte de esa sintomatología se evidenció en la semana que acaba de terminar. Pasen y vean. Son todas y todos bienvenidos.

En primera instancia una aclaración. En el presente artículo (bah, siempre lo hacemos de esa manera) pensamos a lo público y lo político como sinónimos, como una forma de abordaje a todo aquello que nos sucede como comunidad, y en ese sentido (junto con la inflación), el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner y los incendios que afectan a ambas veras del Paraná resultan problemas políticos que, obviamente, exceden a lo meramente partidario.

En el primero de ellos, ya ha quedado definitivamente demostrado que hubo una organización que aleja cualquier idea inicial de un loco suelto. La investigación judicial y policial va dejando en claro que si bien sólo un par de protagonistas estuvieron en el lugar de los hechos, no son pocos los que, de alguna u otra manera, dieron sustento material, logístico o moral para perpetrar el atentado.

La novedad, si es que tuviera sentido así señalarlo, es que en un país, el nuestro, que tiene una larga lista de episodios atravesados por la violencia política, el protagonismo del ataque le corresponde a un grupo de personas con ciertas características que las diferencian de épocas pasadas. Jóvenes, casi marginales y alcanzados por una evidente informalidad y precariedad laboral. De lo conocido hasta aquí, habrá que esperar para dar juicios definitivos, la banda de “Los Copitos” (y sus referentes satelitales) se distingue por no tener vinculaciones con fuerzas de seguridad, con estructuras parapoliciales o con estructuras partidarias formales.

Varios ejemplos referencian crímenes políticos como signo de cada coyuntura. La Liga Patriótica resultaba una organización parapolicial, integrada por jóvenes de la “alta” sociedad, que se encargaban de perseguir obreros y que derivó en la tristemente célebre Semana Trágica; al Coronel Héctor Varela, el asesino de los obreros de la Patagonia, le dio muerte un anarquista extranjero conmovido por los crímenes perpetrados varios años antes en el sur argentino; el asesinato de Enzo Bordabehere fue producto de la acción de un ex policía que tenía como destino final a Lisandro De la Torre, senador que había denunciado el “negocio de la carne”, anclado en el Pacto Roca – Runciman y que involucraba a frigoríficos de la región; los crímenes de José León Suarez sólo pueden ser entendidos por la violencia comandada desde la ilegalidad propiciada por la policía bonaerense; la lucha armada de los 70’ tenía un claro componente ideológico que tenía el apoyo estatal a través de la Triple AAA que comandaba José López Rega y que derivó en la represión que supo imponer la más sangrienta de las dictaduras.

Algún despistado o alguna atribulada ciudadana podrán suponer que ante los hechos históricos señalados, la banda de “Los Copitos” son unos recién iniciados. Más allá del tiempo de surgimiento de “Revolución Federal” y sus distintos vasos comunicantes (mayo de este año), lo que debe tenerse en cuenta es que la organización surge como una referencia de pleno siglo XXI.

Brenda Uliarte y Sabag Montiel
Brenda Uliarte y Sabag Montiel

Sin formación política tradicional, conocidos entre sí a través de encuentros casuales que luego se consolidan a través del uso de las redes sociales, sin empleos formales, con, si se quiere, un doble perfil social que no necesita de ocultamientos al formato de las series de espías previos a la caída del Muro de Berlín, nos enfrentamos a un neofascismo que, aunque parezca extraño a la historiografía de las ideologías políticas, abreva en supuestas ideas libertarias que resultan la exaltación, al extremo, del individualismo personal.

No han sido pocos los pensadores que han relacionado el surgimiento de estas ideas en países como la Argentina a la situación de deterioro económico y social que se representa, por ejemplo, en el 40% de pobreza y en los condicionamientos que impone una situación social gravosa. Es cierto que allí puede anidar un germen que le de sustento a ciertos enojos y malestares. Pero tal vez esta explicación no resulte suficiente. Si fuera así, el neofascismo sólo se desarrollaría en países pobres y no en las sociedades ricas y desarrolladas de Europa o en el propio EE.UU. Basta ver ciertos hechos políticos del Primer Mundo, y cómo, en algunos casos, la extrema derecha disputa los espacios de cierta institucionalización (escaños legislativos, presidencias o cargos regionales) para entender que ciertas ideas, más allá de los matices, son globales.

Con todos estos datos puestos sobre la mesa, el día jueves reapareció la vicepresidenta en un acto público que contó con algunas particularidades. Rodeada de religiosos en Opción por los pobres, curas villeros y laicos, eligió al Senado de la Nación como un escenario donde prevaleció la emotividad. Su referencia a que está viva “gracias a Dios y la Virgen” parece haber incomodado a cierto progresismo que ha obviado dos características distintivas de las que nunca ha negado Cristina: el hecho de considerarse una persona de fe y su pragmatismo político. Es el problema de imaginarse liderazgos que tienen más que ver con las ideas del receptor antes que con las características personales de los protagonistas.

https://www.youtube.com/watch?v=_1cHd2MqMDg

A pocas cuadras de allí, ese dislocamiento del que hablábamos líneas más arriba, tuvo su versión regional. El intendente de Rosario y varios jefes de Ejecutivos de la región, decidieron movilizarse al Obelisco porteño para hacer visible el problema que padecemos santafesinos y bonaerenses con el incendio en las islas.

Por esas cosas de los acuerdos geográficos, el fenómeno resulta raro y atípico: los responsables directos del ecocidio no viven en el lugar, los encargados iniciales del control y castigo, sea el Poder Ejecutivo como así también la Justicia Federal representan a otra provincia y las consecuencias ambientales no los afecta (en principio), mientras que quienes lo padecen en su hábitat cotidiano demandan a sus propias autoridades que, más que reclamar, mucho no pueden hacer.

Si, al decir de Andrés Ciro Martinez, “desde lejos no se ve”, algo de ello deben haber entendido Pablo Javkin y sus colegas al llevar sus reclamos al kilómetro 0 de las rutas argentinas, para lograr que la sociedad porteña tomara conciencia de lo que se sufre por estos lares desde unos cuantos años, profundizado en los últimos tres, gracias a los efectos de la bajante del Paraná y la sequía que ha traído La Niña.

Más allá de la mayor o menor cobertura brindada por los medios nacionales y de que cierta institucionalidad pareció prestarle atención a la demanda, en términos políticos, no dejó de llamar la atención la “soledad” del registro fotográfico: una convocatoria anunciada con bombos y platillos reflejó la presencia en el Obelisco de una veintena de personas, entre ellas tres intendentes y tres presidentes comunales, (y esto es una virtud), de distinto color político.

La pregunta huelga por sí sola: ¿por qué en la foto no estuvieron el gobernador, funcionaros provinciales y municipales, legisladores, concejales, referentes políticos de todo el cordón industrial, empresarios, dirigentes de los variados movimientos sociales, comunicadores y protagonistas de la vida social y artística de la región? ¿Prevaleció el arrebato, anunciando una movilización a 300kms, 24 horas antes, o el interés mezquino de apropiarse de una demanda social que se vio reflejada en nuevas pintadas contra la municipalidad y que se expresa durante el fin de semana sobre el puente entre Rosario y Victoria?

Podrá suponerse (o responderse) lo que cada uno quiera, pero da la sensación que a un problema político de esta magnitud (y el ecocidio LO ES),  sólo se lo resuelve con política: en lo institucional, (ya se anunció en la noche del miércoles el tratamiento de la Ley de Humedales en la Cámara de Diputados de la Nación) y en la calle.

La foto en la esquina de 9 de Julio y Corrientes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires peca de imagen incompleta, que sólo sirvió para que algún televidente viera a la mañana (horario de menor encendido televisivo) lo que sucede en nuestra región y para el recibimiento de algún funcionario nacional. Tal vez la segunda acepción del término dislocado, esa que refiere a sacar algo de contexto, aplique para esta circunstancia.

El malestar social en las sociedades de nuestro tiempo, se retroalimenta a sí mismo. Como en aquel viejo adminículo de nuestra infancia, el pequeño dínamo que conectábamos en su cabezal al rodamiento de la cubierta de nuestras bicicletas, más nuevas o más viejas, más anticuadas o más elegantes, el sistema se retroalimentaba con nuestra fuerza ya que, a la vez que más pedaleábamos, más energía aportábamos para iluminar, orgullosos, a nuestros rodados.

En un intento de magnicidio, el enojo se justifica en jóvenes desclasados que creen ser merecedores de terminar con la vida de todo aquello que detestan y se refuerza en un rechazo que sólo es parcial ya que, parte de la sociedad y por ende del sistema político, responsabiliza a la víctima. 

En el ecocidio del Delta, el malestar se potencia por la aplicación de la ley del más fuerte que, a la sazón, resultan los menos. Su prevalencia por el interés económico que supone contar con terrenos aptos para el pastoreo, en detrimento de la salud de millones de conciudadanos del que sólo los separa un río, en territorios que suponen miles de hectáreas, sobre el que resulta muy difícil el ejercicio del control estatal y que además cuenta con la connivencia de no pocos responsables del otro lado del río; nos ubica en la posición de ruego a que la naturaleza haga su juego mediante vientos que deriven hacia otros destinos o lluvias que aplaquen tanto fuego.

El ser humano aprendió a través de los milenios a no depender de los caprichos de la naturaleza. Eso fue lo que le permitió erguirse, distinguirse del mono, prevalecer, perdurar en el tiempo y transformarse en un ser político. Espacio que por estas horas aparece corrido, fuera de lugar, dislocado.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 18 Sep 2022 10:50:02 -0300
Plomo y Humo. El desafío de representar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6725-plomo-y-humo-el-desafio-de-representar https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6725-plomo-y-humo-el-desafio-de-representar Plomo y Humo. El desafío de representar

Hay balas que van volando,
por el mundo, por el mundo.
Hay quienes que las esquivan
por el suelo, por el suelo

Lila Downs

Si, al decir de Horacio Ferrer, las callecitas de Buenos Aires tenían “ese no sé qué”, en la semana que termina, en Rosario, no habrá faltado el funcionario que parafraseara al genial compositor porteño y se preguntara, qué había detrás de unos simples grafitis que definieron de manera notable, un malestar social cada vez más creciente. La frase “Plomo y humo. El negocio de matar”, escrita sobre algún símbolo rosarino y sobre edificios institucionales pareció exponer mucho más que un simple acto de vandalización. Como al pasar, la salida de un ministro de Seguridad provincial y la movilización de 10.000 rosarinos al Monumento Nacional a la Bandera, parecieron completar un cuadro social que merece su análisis. Pasen y vean.

Dos ejes atravesaron la semana de la región: la salida de Jorge Lagna como ministro de Seguridad y el padecimiento de millones de ciudadanos del humo que llegaba de las islas entrerrianas.

En el primero de ellos, no faltó la voz mediática que se animó a afirmar que las pintadas ya comentadas apuraron la salida del ahora ex funcionario. Parece un exceso. La situación dramática que vive la ciudad de Rosario en particular, con más de 160 asesinatos en lo que va del año, triplicando la media nacional, resulta un elemento lo suficientemente contundente que minimiza cualquier explicación que especule con arrebatos de expresión callejera.

La llegada de Lagna había supuesto una especie de continuidad de lo que había mostrado Marcelo Saín (ya que integraba parte de su equipo), pero a la vez, presentaba algunos matices bien diferenciados que se evidenciaron en un trato distinto con la oposición y el oficialismo en el Congreso Provincial. Se reinició un diálogo que había impedido que al primer ministro que había elegido Omar Perotti le aprobaran un paquete de leyes que el ex director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria consideraba prioritarias.

El derrotero seguido por el gobernador no deja de ser digno de mención. A inicio de su gestión puso al frente de un área tan sensible a un hombre que venía con las mejores referencias políticas brindadas por el mismísimo Presidente de la Nación Alberto Fernández. Más allá de que su diagnóstico fuera acertado o no, la brutalidad política de Saín, su especial predilección por emprender batallas mediáticas y de redes por temas menores y la poca efectividad en la solución de los problemas del área, habilitaron la eyección del cargo. Lo dijimos en su momento: con su salida, Santa Fe se perdió una oportunidad de oro para imponer una reforma de trascendencia, no sólo en la policía provincial sino también en buena parte del entramado judicial que esta semana no se privó de un nuevo pequeño gran escándalo y mostró al jefe de los fiscales Jorge Baclini en una foto con el hipotético pre candidato a presidente Horacio Rodríguez Larreta y el diputado provincial Maximiliano Pullaro, ex ministro del área.

La designación de Rubén Rimoldi, supone una vuelta atrás en varios aspectos y no acarrea una renovación de expectativas de los sectores de representación popular. Se rompe una continuidad de más de 20 años de ministros “civiles”, el flamante funcionario llega con un historial cuestionado por lo hecho en 2012, donde prohibió una actividad de Madres de Plaza de Mayo en Casilda, pero, además, y esto sí que es un dato definitivo a tener en cuenta, sus declaraciones iniciales hicieron especial hincapié en la ausencia policial en el territorio.

Más allá de situaciones específicas, cuando uno le presta atención al derrotero que muchas veces se conocen de los crímenes sucedidos Rosario, parece de difícil resolución la cuestión a partir de la presencia o no de la policía en los barrios más pobres de la ciudad, ya que, de alguna manera, el formato de la violencia instalada, al boleo y sin mucho sentido, no se resuelve con un patrullero más o menos en una zona circunstancialmente caliente. Parece el preanuncio de más de lo mismo: en los últimos años en la provincia en general y en Rosario en particular, hemos convivido (sistemáticamente) con anuncios de más patrulleros, más policías, en definitiva, más recursos para el control y la situación resulta cada vez más gravosa.

Con las grandes bandas supuestamente desarticuladas, muchos de los asesinatos y de los hechos de violencia que se padecen refieren a una disputa por el territorio; más presencia policial en las calles no parece ser verdadera solución definitiva al problema. Para el gran déficit de la gestión de Omar Perotti, tal vez la solución nunca llegue haciendo más o menos lo mismo, independientemente de los nombres propios.

Si algo tuvo de virtuoso el conjunto de pintadas que se sucedieron en un par de noches, y más allá del ridículo apuro por borrarlas de partes de las autoridades locales, fue el hecho de que parecieron reflejar acertadamente un cansancio social en dos temas que resultan definitivamente sensibles.

El reproche refiere a una especie de máxima smithiana de "laissez faire, laissez passer"  (dejar hacer, dejar pasar) que tiene a la Justicia entrerriana, paradójicamente, como una de las principales acusadas. Tres días de humo continuado activaron a tal punto inconvenientes en la salud y quejas ciudadanas, que no pareció extraño que 10.000 rosarinas y rosarinos se juntaran alrededor de su símbolo edilicio más importante para reclamar por una solución definitiva. La foto del miércoles a la tarde se completaba con la provocación de tres focos de fuego sobre las que el viento del norte evitaba que el humo se instalara en la zona.

La demanda ha sido de tal magnitud que el poco visible Juan Cabandié, a la sazón ministro de Ambiente de la Nación, se hizo presente en el Juzgado Federal de Victoria para ampliar sus denuncias con nuevos datos sobre responsables de algunos terrenos incendiados. La respuesta institucional no se agotó allí ya que la propia provincia de Santa Fe, operó en el mismo sentido y un grupo de intendentes y presidentes comunales de la región hicieron públicos sus reclamos a partir de una actividad conjunta.

El malestar es grande. Existe y se evidencia en los cuestionamientos de los manifestantes que usaron todo tipo de recursos para la queja, con barquitos de papel incluidos, y que le pusieron contenido a una marcha que, lejos de ser espontánea, permite suponer que vendrán nuevos capítulos en la demanda.

Los manuales más elementales de la teoría política indican que, de alguna manera, los partidos políticos surgen para canalizar las demandas sociales. En un contexto ambiental que parece indicar que la sequía seguirá ocupando el centro de la escena, con un sistema institucional que no parece estar preparado para la resolución del problema, la pregunta del millón radica en saber en qué medida esas mismas estructuras partidarias, que muchas veces parecen anacrónicas, podrán interpelar a una comunidad que se siente desprotegida. Puede decirse que la demanda es transversal y eso quedó demostrado en la concurrencia variopinta de la última marcha. Y, debe decirse, algo parecido sucede con la demanda de seguridad.

Vale preguntarse, por ejemplo, dado que en la cuestión del humo, la explicación causal refiere a preparar terrenos para la producción agrícola, qué tendrán para decir las organizaciones que representan los intereses del campo patronal ahora que, según las declaraciones de Nicolás Pino, Presidente de la Sociedad Rural, el sector debe prepararse ya no para la defensa pública de sus intereses sino para la participación mucho más activa en el sistema de representación partidaria del país.

A pocos meses de un proceso electoral que definirá a un nuevo gobernador (según los primeros trascendidos las elecciones generales serían en junio, las PASO en abril y los cierre de listas en febrero), inseguridad y medioambiente son los temas que, sin quererlo, se imponen en la agenda local, con una ciudadanía que ha empezado a exigir algunas respuestas más contundentes.

Tal vez la naturaleza se apiade, aparezcan las lluvias, los vientos roten en otros destinos y la ribera oeste del Paraná en el período primavera – verano pueda dejar de lado el malestar y los inconvenientes de los últimos días. Y tal vez, el flamante ministro de Seguridad haya diagnosticado correctamente el problema, y los rosarinos empecemos a dejar atrás tanta angustia y dolor en los barrios allende los bulevares. Sería el escenario ideal, para no terminar, como canta Lila Downs, esquivando balas (y humo) en el suelo. Que así sea.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sat, 13 Aug 2022 10:18:43 -0300