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Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Sat, 20 Apr 2024 11:02:00 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es Corridas de San Fermín https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6703-corridas-de-san-fermin https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6703-corridas-de-san-fermin Corridas de San Fermín

Uno de enero,
dos de febrero,
tres de marzo,
cuatro de abril,
cinco de mayo,
seis de junio,
siete de julio San Fermín.
A Pamplona hemos de ir
con una media, con una media.
A Pamplona hemos de ir
con una media y un calcetín.
Ignacio Baleztena

El rito se reitera desde hace varios siglos. Se trata de una celebración sobre el santo de San Fermín en la Navarra española. Allá por la década del ’20 del siglo pasado, el aporte de Ernest Hemingway supo darle fama internacional a una fiesta de 204 horas que comienza el 6 de julio de cada año y culmina ocho días después, a la medianoche. Entre tanta algarabía popular ocurre el encierro, una carrera de 800 metros donde los participantes se colocan delante de tres toros a los fines de llevarlos al corral. La gracia consiste en no ser alcanzados por los pobres animales evitando sus cornadas que, a veces, pueden ser mortales. Las calles son angostas y sólo queda ir hacia adelante. En el medio hay caídos, heridos y amontonamientos. Los que la han vivido, reivindican la adrenalina y la emoción que suceden en escasos tres minutos. Como en el julio vasco, la economía y la política argentina, cada día se empiezan a parecer más a una carrera de San Fermín, donde muchos corren para adelante en un sinsentido que, seguramente, dejará a unos cuantos al costado del camino. Repasemos.

Es indudable que la crisis potencia los extremos. Por un lado, a comienzos de semana Juan Grabois se hizo notar afirmando en pleno acto sobre el puente Pueyrredón de estar dispuesto a dejar la sangre en esta coyuntura histórica del país. No conforme con eso, que algún bienintencionado podía imaginar como un exceso en el medio de una marcha popular, más tarde, a la noche y en pleno set televisivo de C5N no dudó en afirmar que utilizaba ese tono declarativo porque prefería eso a tener que lamentar saqueos futuros.

Por el otro lado, el día viernes se conoció un video del carapintada Aldo Rico, en una especie de proclama militar, donde parándose como hombre que luchó en dos guerras, la de la subversión y la de Malvinas, convocaba a sus camaradas a pasar a la acción en nombre de la república. El anacrónico mensaje parecía una respuesta inicial a los dichos sobre la “sangre” del dirigente piquetero cercano al Papa Francisco. El resto de su discurso es una retahíla que muestra, antes que nada, la confusión ideológica (un militar supuestamente nacionalista reivindicando al sujeto “chacarero” resulta too much) y el ostracismo político en el que ha caído el ex intendente de San Miguel.

https://twitter.com/SDHArgentina/status/1550589662972051456

Para quienes no nos cocemos en el primer hervor, escuchar palabras como saqueos, hiperinflación, lucha subversiva, derramamiento de sangre o el “Viva la patria” en tono militar, no puede menos que generarnos un sentimiento de preocupación. Aunque debe decirse que de alguna manera algo une a semejantes personajes: un registro fuera de tiempo. Al primero porque aparece con un tono y un rostro desencajado que hasta hace tres semanas no tenía y denunciando una pobreza galopante que nunca se proyecta en los términos que Grabois plantea. Al segundo se le debe agregar que está fuera del registro histórico, desconociendo las transformaciones que han operado en el seno de la sociedad argentina en, por lo menos, las últimas dos décadas.

También en el comienzo de la semana, Cristina Fernández de Kirchner (con apoyo del presidente) salió a denunciar de manera medular el comportamiento bochornoso de lo que ella define como el partido Judicial y que indudablemente bien se explica en esta última encuesta de Zuban – Cordoba y Asociados, donde la imagen negativa de la justicia federal llega al 77% de los encuestados. Pero más allá de lo que correctamente identifique la vicepresidenta, esa denuncia no mueve el amperímetro de la política en formato de novedad alguna. Para la oposición, porque habiendo sido responsable del Lawfare, le cabe la definición que entre bueyes no hay cornadas y al conjunto social porque, de alguna manera, está preocupada por cuestiones más urgentes, esas que refieren al aumento de la inflación, a la corrida cambiaria y al impacto que ello puede tener en el día a día de cada uno de nosotros.

https://twitter.com/CFKArgentina/status/1549121912227389447

Tiene razón el presidente Alberto Fernández cuando afirma las condiciones en que el actual oficialismo asumió el poder, la implicancia de la pandemia, las consecuencias de la guerra en el precio internacional de ciertos bienes y que, pese a todo, el país ha logrado reducir el desempleo y hacer crecer la economía, habiendo logrado consagrar derechos y beneficios que eran impensados 30 meses atrás.

Pero también debe decirse que hoy el gobierno aparece debilitado en términos políticos. Por una situación heredada que ya conocía de antemano (deuda con bonistas extranjeros y con el FMI) y por los errores propios que han condicionado cierto relacionamiento político desde setiembre hasta acá. Si la semana pasada, en el último artículo, comentábamos que a las reuniones de la conducción política del Frente de Todos, le faltaba una mayor visualización que se tradujera en hechos políticos concretos, esa idea circuló durante toda la semana como un reclamo cada vez más palpable de todo el arco político frentetodista. Por momentos, Silvina Batakis aparece muy sola y expuesta a los vaivenes de una coalición que ya no sólo tiene problemas comunicación, sino el más gravoso de una ausencia de coordinada construcción política.

Si en mayo de 2019 se tejió un acuerdo electoral que derivó, una vez ganadas las elecciones, en un formato determinado de gobierno, vale preguntarse si el mismo no merece ser reformulado y si, en definitiva, la foto que no llega, la de Sergio Massa, Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández en un anuncio conjunto de las medidas que vienen, no son parte de un desacuerdo implícito sobre el que nadie quiere poner el cuerpo.

Valga un ejemplo como muestra: si el gobierno finalmente se decidiera a imponer una baja temporal de las retenciones, para hacerse de los dólares que el sector primario no está liquidando; no es seguro que algunos de los aliados no vean a esta decisión como una derrota política en sí misma. Las dudas, debe decirse, no quedan allí, ya que silobolsas y silos mediante, no son pocos los actores económicos de la actividad primaria que imaginan que pueden seguir esperando por una devaluación del dólar oficial.

Del otro lado, como decía mi abuela, no se andan con chiquitas. La oposición encarnada en Juntos por el Cambio y en los sectores de la prensa hegemónica pareciera disfrutar su momento. A contramano de la responsabilidad del electo presidente Fernández cuando en agosto de 2019, luego de su triunfo electoral y de la siesta cambiaria macrista, salió a dar una respuesta tranquilizadora a los mercados en particular y a la sociedad en general, el team amarillo no parece comportarse con la misma responsabilidad.

Desde las declaraciones de Patricia Bullrich, a la sazón (y a nunca olvidarlo) presidenta de uno de los principales partidos de la oposición, que reconoce estar preparada para “asumir ya”; pasando por el coqueteo con declaraciones de diversos dirigentes que dicen mirar de costado el andamiaje jurídico argentino ante una eventual sucesión presidencial; hasta llegar a la irresponsabilidad fogoneada en redes y medios sobre la renuncia de Alberto Fernández; o los dichos de un tal Claver Carone ex funcionario trumpista que presionó al FMI para que Macri consiguiera un crédito de U$s57.000 millones, y que hoy, desde el BID, le niega al Estado argentino un crédito de U$s500 millones porque dice que la Argentina es insolvente; sólo hay una delgada línea de comunicación. A veces más visible, a veces imperceptible. Pero hay que afinar la mirada.

La oposición de Juntos por el Cambio insiste con el ya tristemente célebre “cuanto peor, mejor”, pero ya no para que el pueblo alcance cierta conciencia de su rol histórico (como en la versión original), sino para lograr una legitimidad que suponga poner patas para arriba el andamiaje de la estructura social argentina, con un ajuste de proporciones, y donde, a diferencia de los 90’, no vendría por la privatizaciones sino por todo lo que refiera a la ayuda social y la posibilidad concreta de retomar negocios con las enormes posibilidades que en materia energética cuenta el país en el mediano plazo.

En las fiestas de San Fermín, más allá de nuestro gusto a la distancia (o nuestro desagrado), las corridas son celebratorias. El pueblo se reúne en las calles para renovar un encuentro que, más allá de la evolución social, ha sabido perdurar en el tiempo. En nuestras corridas, las más cercanas, esas que se emparentan con un golpe de mercado que permita imponer una devaluación que empobrezca aún más a los argentinos, es probable que, a contramano de la fiesta vasca, los festejantes sean unos pocos y los sufrientes, la mayoría.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 24 Jul 2022 11:36:43 -0300
La reconstrucción https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6686-la-reconstruccion https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6686-la-reconstruccion La reconstrucción

Nubes que son sospechas,
mientras me llegan,
perfumes de la tempestad.
Las ves.

Carlos “Indio” Solari

Dicen por allí, que la confianza, una vez rota, resulta imposible de recomponer. Eso, que podría resultar inexorablemente cierto para las relaciones humanas “privadas”, bien podría ser relativizado para la política, que se mueve con otra lógica, la cual, en muchas ocasiones resulta despreciada por el común de los hombres y de las mujeres. La renuncia twittera del ahora ex ministro de Economía Martín Guzmán, cambió el escenario político y económico de la primera semana de Julio. Lo que hace semanas parecía un pedido que caía, una y otra vez, en el vacío, terminó por suceder. De la idea de poder “reconstruir” se trata este artículo. Pasen y vean.

Por estos días (y horas) una pregunta básica subyace hacia el interior del oficialismo: ¿podrá reestablecerse cierta normalidad en la convivencia política entre los sectores que componen el Frente de Todos? Nadie puede dar por cerrada una respuesta afirmativa, como así tampoco si ello obedece a convicciones muy profundas, pero sí puede asegurarse que el intento se ha puesto en marcha.

Lo que sobrevuela en el ambiente, refiere a la idea de la necesidad. Cada uno de los protagonistas de la disputa ha entendido que nada bueno pueden esperar si las tensiones internas no comienzan a ceder. El presidente Alberto Fernández porque con la renuncia de Guzmán recibió un golpe que lo debilitó en términos políticos; Cristina Fernández porque probablemente entienda mejor que nadie que un cuestionamiento sistemático al propio gobierno que integra no le redunda en ningún beneficio a todo aquello que defiende y Sergio Massa porque comprende que, a esta altura, siendo uno de los principales protagonistas de la coalición y estando dispuesto a poner en marcha su sueño presidencialista, de nada le sirve un gobierno que ayudó a construir, fuertemente debilitado.

Pero si bastaba algún ejemplo concreto de la crisis desatada, la evolución de los indicadores financieros de comienzos de semana y la conducta especulativa de los formadores de precios que presentaron listas con aumentos de hasta un 20%, sirvieron como referencia de lo que se empieza a jugar en la Argentina.

Como siempre (y como nunca), dos cosas quedaron demostradas en la última semana. La primera es que es la política la que ordena a la economía. Más allá del palabrerío monetarista, que suele poner el foco en las cuestiones técnicas como el nivel de emisión, los déficits, las balanzas de pago, el riesgo país o la cotización del dólar ilegal (que mueve cantidades insignificantes); Argentina vive una crisis política y serán los acuerdos y cómo estos se transmitan los que permitirán despejar el horizonte.

La segunda es que el riesgo de un golpe de mercado, con jugadores que no dudan en maximizar ganancias, aún en los peores contextos, se ha incrementado. Los rumores que circularon por redes y de los cuales algunos medios se hicieron eco, y que referían a una supuesta renuncia presidencial son parte de ese juego que bien cumplió en señalar y denunciar el presidente, en el acto por el Día de la Independencia en Tucumán.

https://twitter.com/alferdez/status/1545926025984573441

En el artículo del domingo anterior, cuando aún no se conocía el nombre del reemplazo de Guzmán, sosteníamos que ese nombramiento debía estructurarse sobre tres directrices: la recomposición del diálogo al interior del Frente de Todos, la designación de un hombre o de una mujer que llegara con un amplio consenso y que se transmitiera un mensaje claro a la ciudadanía antes que a los mercados.

Los dos primeros parecen haberse cumplido ampliamente. Durante todo el día domingo Sergio Massa visitó al primer mandatario en Olivos en un ida y vuelta incesante y a la noche se supo de la cena entre les Fernández. La cuestión no quedó saldada allí y sobre finales de la semana hábil se confirmó de una nueva reunión, esta vez, entre las tres “patas de la mesa”.

Por su parte, la designada Silvina Batakis fue reconocida por el conjunto del oficialismo. Funcionaria formada y con amplia experiencia, se le ha reconocido su paso por la gestión del ministerio de Economía en la provincia de Buenos Aires en el período 2011- 2015, durante la gestión de Daniel Scioli quien saludó efusivamente su llegada. No teniendo un apellido con un peso específico que le reditúe un consenso automático, la anuencia de gobernadores, legisladores y el conjunto del cristinismo sirvió de plafón necesario para su designación.

Batakis ha entendido que rápidamente debía mostrarse al conjunto de la sociedad. Dio varias entrevistas, anunció que se va a avanzar sobre la segmentación de tarifas, se comunicó con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Gueorguieva, le dio un sí pero no a la idea del ingreso básico universal y logró definir al equipo que la acompañará. Aunque las demandas de ciertas definiciones crecen, no pareció poco para cinco días de trabajo.

https://twitter.com/Economia_Ar/status/1545567450053369857

No tuvo la mejor de las definiciones a la hora de defender las restricciones a los dólares de aquellos que quieren y pueden viajar al exterior. Contraponer derecho al trabajo con derecho a viajar no parece ser la mejor manera de explicar la gravosa situación de escasez de divisas que enfrenta el país. Tal vez, con una comunicación más imaginativa, que sepa poner los números de cada actividad sobre la mesa, mostrando como fluyen los dólares en uno y otro caso, y cómo eso puede afectar la cotidianeidad de millones de argentinos que trabajan en áreas vinculadas al mercado de capitales, sirva en mucho mejor medida que hablar de la superioridad de ciertos derechos. Esto debería servir para no abrir un frente de oportunidades para la crítica de una oposición a la que no le interesa demasiado el fenómeno de las exportaciones industriales. Sólo basta ver lo realizado en el período 2015 – 2019 al respecto.

El diálogo que parece haberse puesto en marcha al interior del oficialismo y sobre el que reclamaban vastos sectores de gobernadores, funcionarios de todos los niveles y militantes del llano, trae consigo cierta limitación en la crítica pública. Muestra de ello fueron los discursos del jueves de Máximo Kirchner en su rol de presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires en la ciudad de Escobar y del viernes de la propia Cristina Fernández en la localidad de El Calafate.

La ex presidente tildó a la renuncia de Guzmán como una irresponsabilidad y, en definitiva, una jugada contra el propio presidente que lo había sostenido públicamente. Y también volvió a hacer hincapié sobre un tema que parece obsesionarla: la bimonetización de la economía argentina y sobre la cual propone un debate al conjunto de la dirigencia nacional que, por ahora, no parece encontrar interlocutores.

https://www.youtube.com/watch?v=kN0MTay3VOA

Podrá relativizarse si corresponde o no la discusión en este momento, si el gobierno las “tiene todas consigo” para dar ese debate y de si hay una idea común al interior del Frente de Todos al respecto; pero tampoco debe dejar de señalarse las dificultades de la idea desde una oposición que se imagina triunfante en el 2023 y que tiene para sí el sueño húmedo de imponer un modelo económico y de sociedad que sólo integre a la mitad de los argentinos. Ya lo están diciendo. Sólo basta con prestarle atención.

De las novedades de los últimos días, debe sumarse la idea de un Sergio Massa mucho más visible más allá de su función de presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Sumado a todo lo comentado líneas más arriba, el protagonismo que le dieron las cámaras que cubrieron el acto en Tucumán no deja de ser sintomático. Si empezó, lentamente, a hacerse más visible de cara a un mayor protagonismo en el gobierno para quedar habilitado a una pre candidatura presidencial lo dirán las acciones de los días que vienen, en el corto plazo.

La gran apuesta, indudablemente, refiere a saber si la confianza podrá ser reconstruida. Si el gobierno de Mauricio Macri parió al Frente de Todos, vale preguntarse si la corrida cambiaria y la desembozada desestabilización que proponen los grandes jugadores de la economía nacional, servirá de instrumento que habilite otro modelo de funcionamiento del oficialismo. Los nubarrones y el perfume de la tempestad están allí, a simple vista y olfato. La posibilidad de despejarlos, dependen de la generosidad de unos cuantos protagonistas, de su inteligencia y de articular de manera real una reconstrucción. Primero de la confianza y luego del Frente de Todos.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

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hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 10 Jul 2022 09:56:20 -0300