Warning: Undefined array key 0 in /home/fundamen/public_html/plugins/system/jblibrary/jblibrary.php on line 380
Fundamentar - Artículos https://fundamentar.com Wed, 03 Jul 2024 00:22:29 -0300 Joomla! - Open Source Content Management es-es La fábula de las herramientas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6860-la-f-abula-de-las-herramientas https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6860-la-f-abula-de-las-herramientas La fábula de las herramientas

Él era un fabricante de mentiras,
Él tenía las historias de cartón.
Su vida era una fábula de lata,
sus ojos eran luces de neón.
Y nunca tengas fe que sus mentiras pueden traer dolor…

“El Fabricante de Mentiras” Sui Generis

Mi extrañado padre, hombre bueno, trabajador y cabrón, de quien Angus Mac Gyver podría haber sido un aprendiz (perdón a los milenials y centenials que tal vez por error lleguen a estas líneas), solía afirmar que “todo resulta más sencillo si se cuenta con las herramientas adecuadas”. En su lógica vital, esa que se estructuraba a partir de la funcionalidad de las cosas, se empeñaba en que el suscripto comprendiera la diferencia en trabajar, por ejemplo, con una llave tubo o una simple pinza. Pero también, tal vez sin saberlo del todo, me inculcaba sobre un mundo mucho más basto que el de los fierros: imaginar la explicación de ciertas formas de vida comunitaria sin contar con los elementos que nos permitan comprender lo que sucede a nuestro alrededor, redundaría en una especie de abordaje inútil y sinsentido.

Algo de todo ello suelen reivindicar los gobiernos de estos confines del mundo cuando se instalan en el poder. Muchos de ellos, imbuidos de cierta lógica fundacional, suelen pedir apoyos extraordinarios para implementar medidas del mismo tenor, las cuales nos llevarían a un camino de desarrollo, en estos días, de libertad al palo. Y no son pocos los sectores políticos no oficialistas (opositores a veces queda un poco grande en la conceptualización) que, en función de ser consecuentes con cierto espíritu de época, aceptan gustosos apoyar muchas propuestas que hasta ayer desechaban, en nombre de otorgar las herramientas que el oficialismo necesita. Pasen y vean. Recorrido por el primer (y demorado) éxito legislativo libertario. Sean todos bienvenidos (y bienvenidas) al tren.      

La semana comenzó con la expectativa y con la indudable certeza del conjunto del sistema político de que el proyecto de Ley Bases sería aprobado por el pleno de la Cámara de Diputados. Comparado con el extenso período de discusión previo, las dudas fueron rápidamente zanjadas y el resultado dejó tres certezas establecidas: los números de apoyo y rechazo fueron relativamente similares de aquel momento en que obtuvo media sanción, la primera minoría que encarna Unión por la Patria pudo mantener la unidad de bloque y los sectores opo oficialistas salieron rápidamente a declarar que desde ahora el gobierno de Javier Milei contaba con las herramientas para poner en marcha la gestión.

El jefe de bloque de UxP, Germán Martínez, durante su discurso de cierre
El jefe de bloque de UxP, Germán Martínez, durante su discurso de cierre

Con Miguel Angel Pichetto como máxima referencia de esa línea argumental, coincidente con lo declamado por el presidente Javier Milei pocas horas después, a los cuales se suman un conjunto de partidos menores y un desvencijado PRO, los dichos se complementan con la idea de que ya no hay más excusas para poner en marcha la gestión.

Desde estos sectores tensionan de una manera relativamente sencilla: si la experiencia sale bien, dirán que le dieron la gobernabilidad necesaria. Si sale mal, se aplicará el reproche de que el problema es gobierno y no mucho más, no sea cosa que las ondas expansivas alcancen a los aliados.

De los párrafos anteriores se desprenden un grupo de preguntas que por sencillas no dejan de ser inquietantes. La primera. ¿Para qué tiene las herramientas el gobierno y qué entra en el menú?

De lo votado, y de lo realizado en la gestión en estos seis meses, que va en una vinculación directa con el DNU 70/23, en el corto plazo, las facultades delegadas para hacer a piaccere por parte del primer mandatario durante un año y el desguace institucional con la eliminación de múltiples organismos de control y la privatización de algunas empresas públicas, parecen ser las perlitas de la gestión. En línea con esto, pero más largo en el tiempo, el RIGI se proyecta como un baldón para el trabajo silencioso de miles de pequeñas y medianas empresas que no tendrán los mismos beneficios impositivos por las inversiones que pudieran realizar, si es que tuvieran margen.

La reimposición del impuesto a las ganancias para los trabajadores de la cuarta categoría, si es que los pedidos de inconstitucionalidad que efectivamente se presentarán en las semanas venideras resultaran en favor del Poder Ejecutivo, sumado a la reducción del pago de Bienes Personales, reforzará un proceso que ya es palpable a través de los datos que ha publicado el INDEC con el agravamiento del índice de GINI, el cual refleja los niveles de igualdad de una sociedad.

En el segundo bloque de preguntas cabe esa que refiere al “salir bien” del experimento anarco libertario de este tiempo y que Milei parece disfrutar de la apuesta, como si habláramos de una cuestión lúdica, mientras imagina delirios de premios “nóbeles” que lo consagran.

En el entramado de las críticas hacia el mileismo ya no abrevan sólo los derrotados ideológicos de noviembre del año pasado. Empiezan a sumarse, de a poco, las voces de un liberalismo argento que se auto percibe como democrático y que se horroriza con un conjunto de medidas económicas, pero también con los agravios y las formas libertarias. En ese bloque, donde tributan referentes como Carlos Melconian, Carlos Rodriguez o el mismísimo Marcelo Longobardi, Milei ha dejado de ser reconocido como liberal, siendo referenciado más como un conservador decimonónico antes que como un referente político e intelectual del siglo XXI, ya que su ideario aspiracional, de alguna manera, funge como pre capitalista, cuestión que suele reflejarse en las falaces estadísticas del comercio entre las potencias del siglo XV.

¿El “salir bien” supone legitimar las formas de la violencia libertaria que un conjunto de dirigentes han decidido aceptar y que bien se sintetizan en las afirmaciones de Rodrigo De Loredo, cuando expresa que “fingen demencia" ante los insultos porque creen que las medidas que propone Milei en el fondo son las que el país necesita? ¿Supone también aceptar las limitaciones a la libertad de expresión reflejadas en las detenciones del 12 de junio, en los juicios iniciados contra periodistas o en la reimposición de una norma de 80 años atrás que exigía la matriculación para acreditarse en la Casa Rosada? Preguntas que dejamos para la almohada o el diván, como cada uno prefiera.

A partir de las herramientas supuestamente otorgadas, el enjambre del sistema, que además de dirigentes políticos incluye a encuestadores, analistas y formadores de opinión, salieron a referenciar la idea de que el gobierno iniciaba una nueva etapa, la cual vendría acompañada en la mañana del día viernes con buen rendimiento en los mercados. Nada de eso sucedió: el dólar ilegal siguió ampliando la brecha con el oficial, los bonos cayeron y las acciones de las empresas argentinas en el mundo no le fueron en zaga. Parece que algunas decisiones legislativas, al igual que ciertos argumentos tradicionales, no alcanzan para explicar las novedades de estos días.

No casualmente, el ministro de Economía Luis Caputo y el presidente del Banco Central Santiago Bausili, salieron en la tarde del viernes a brindar una conferencia de prensa para afirmar el inicio de una nueva etapa que no quedó del todo claro en qué consistiría, ya que más allá de la remanida cuestión de la emisión cero, ninguna certeza se adelantó para el futuro.

En esa idea de “nueva etapa”, de la que el propio Milei hizo alarde en las últimas horas, refiere a una necesidad del ya mencionado enjambre de encasillar al presidente dentro de ciertos estándares analíticos que permiten prever acciones políticas. Revisemos ciertas cotidianidades.

·         Ante una crisis de gestión, producida por la desidia peyorativa de no entregar ni comprar alimentos para los que menos tienen, con serias sospechas de corrupción en ciertos manejos, la matrix de la politología suponía la salida de la funcionaria de rigor. ¿Qué hace el primer mandatario? La sostiene en el cargo.

·         En un escenario cada vez más evidente de aislamiento regional, teniendo al presidente del país que representa a su principal socio comercial, ofendido por unos cuantos insultos de algunos meses atrás, cualquier internacionalista que se precie, habría recomendado desescalar ese tipo de declaraciones. ¿Qué hace el libertario? Redobla la apuesta y se pregunta si acaso todo lo afirmado (acusó de corrupto a su par) no era irremediablemente cierto.

·         En la agenda pública se instala el debate de cómo han perdido ingresos los jubilados frente a las medidas gubernativas y a la inflación de los últimos siete meses. El propio ministro Caputo participa en el Ágora y fundamenta con afirmaciones incompletas ante el silencio de un grupo de empresarios que uno no sabe bien si son o se hacen. Cualquier asesor habría recomendado al presidente el silencio como forma defensiva. Se suma el papá de Conan al debate y relativiza la posibilidad del pago a los jubilados (sector vulnerable si los hay), de un aumento que mejoraba en un poco su situación y dice que el mismo quedaría supeditado al nivel de ingresos en las cuentas del Estado.

Los tres ejemplos, aunque sin representar una tipología en sí misma, bien valen para contextualizar los límites de lo esperable en el accionar político mileista, lejos de poder prever movimientos que se imaginan desde ciertos saberes preestablecidos. La necesidad de otorgar herramientas, como argumento de la acción política a partir de un resultado electoral, siendo benévolos en la consideración de ciertos accionares, supondría por un lado otorgar una especie de cheque en blanco al ganador y por otro, que la dirigencia ande saltando de charco en charco ideológico para ser coherentes con los humores sociales. Querido lector, estimada lectora, permítame señalar que la idea de la representación supone otra cosa.

En el apoyo de la oposición amigable, reside una coincidencia de raíz con varios de los postulados libertarios y por ende, la fábula de otorgar herramientas, se parece más a un argumento auto justificador emitido desde cierta (supuesta) responsabilidad institucional, que al hecho de hacerse cargo que ese es el país que desean.

Pero hay un nubarrón en el horizonte: en el hipotético éxito de Milei, con un presidente empoderado, ¿quién de todo este conjunto de actores le pondría el cascabel al gato? Nadie cambia cuando le va bien y por ende, no aparece del todo visible que las formas y el fondo de un proceso político que tiene en su raíz el maltrato hacia todo aquel que piense distinto, en lo discursivo y en la represión de las fuerzas del Estado, sean rectificadas porque se otorgaron herramientas para la gestión.

El fabricante de mentiras, el que construye historias de cartón, y que nos dice que el Estado moderno es una organización criminal que atenta contra los beneficios de  la libertad absoluta, no puede sólo. Esta semana quedó demostrado. Ciento cuarenta y siete votos le dieron la legitimidad necesaria.

(*) Analista político de Fundamentar - @miguelhergomez

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Sun, 30 Jun 2024 07:13:07 -0300
Cosas sin repuesto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6396-cosas-sin-repuesto https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/6396-cosas-sin-repuesto Cosas sin repuesto

Probablemente que todo eso debe ser verdad,
Aunque es más turbio cómo y de qué manera
Llegaron esos individuos a ser lo que son
Ni a quién sirven cuando alzan las banderas.
Juan Manuel Serrat

La semana pasada, cuando abordábamos el análisis político de cierta oposición en la Argentina (VER), sosteníamos que la pandemia había generado una especie de división entre los que tenían la responsabilidad de la gestión y quienes participan desde la irresponsabilidad que pueden habilitar las redes sociales y los medios hegemónicos.

Decíamos también que, ante el escándalo del espionaje macrista de la Agencia Federal de Inteligencia, al ala más dura de la conducción de Juntos por el Cambio le cabían tres acciones concretas: negar todo, ir para adelante y radicalizar su discurso. Este último fin de semana, y a partir del asesinato de Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Fernández y supuesto arrepentido en la causa de los cuadernos, pudimos confirmar que esos mismos referentes, a cargo de la conducción institucional de los tres partidos políticos que conforman la alianza política, eligieron el peor camino: el de la desestabilización política del gobierno nacional. 

Los hechos se desencadenaron con la velocidad de Internet. El viernes trascendió la noticia de la desaparición del ex funcionario y entre redes y portales, el hashtag “#CristinaAsesina” era tendencia en twitter para el día sábado. El paquete se cerraba con los títulos (vergonzosos) de los diarios dominantes de ese día. Muchos imaginaron la segunda versión del caso Nisman. 

Pero la desmentida llegó rápido. Tal vez por desconocimiento cabal del tema desde la distancia, tal vez por no tener periodistas propios en el lugar, lo cierto es que el desarme de la operación iniciada a última hora del día viernes, fue desmentida para media mañana del sábado, confirmando la muerte de Gutiérrez como un hecho policial. A partir de allí, cierta bonomía podía hacernos suponer que el tema pasaría al olvido en términos político-institucionales. Pero no. La respuesta vino de la mano de un comunicado firmado por la conducción de los tres partidos que componen Juntos por el Cambio (PRO, UCR y Coalición Cívica) y que dejaba un manto de dudas sobre la responsabilidad del propio Poder Ejecutivo en el asunto. Con una serie de presunciones de baja estofa, con un marcado desconocimiento de algunos elementos básicos consagrados por la Constitución Nacional, se abrió un camino peligroso y de posible no retorno.

En un contexto de polarización marcada, cierta oposición juega con cosas que no tienen repuesto (recuerde estimado/a lector que desde esta columna sostenemos que la oposición más visceral en la Argentina se complementa con el peso específico de los grandes medios y de las redes donde pululan personeros de cierta cloaca de ocasión). Así las cosas, pudimos ver en algún canal porteño a una heredera televisiva preguntando a “sesudos representantes de la república”, si el gobierno llegaría al final de su mandato. Todo esto complementado con el clima que se intenta crear de supuesta violación de la libertad de prensa y de expresión, ya que un pseudo periodista que daba a conocer escuchas ilegales y que tenía sólidos vínculos con los ahora investigados, estaría severamente complicado en la causa del espionaje macrista.

La pregunta aquí es ¿quién representa a quién? Desde la educación cívica básica, siempre se ha enseñado que los partidos políticos eran los actores institucionales que canalizaban las demandas de la sociedad. Por lo tanto, los dirigentes políticos eran la expresión, racional, de un conjunto de ciudadanos con una mirada determinada del mundo. Se suponía la responsabilidad y la prudencia como condición básica del hombre de gobierno. Ahora bien, cuando desde la conducción de Juntos por el Cambio, se firma un documento del tenor de lo que se dio a conocer este fin de semana, cuesta creer que esos conceptos se estén imponiendo. Si la grieta extrema era un mal negocio para el kirchnerismo de hace algunos años, resulta un suculento regocijo para Bullrich y sus amigos.

En ese sentido, hay que pensar la dinámica desde este sector opositor, desde dos fenómenos que se retroalimentan. Por un lado, la coyuntura internacional demuestra una persistencia marcada de cierta derecha que, a los “valores” que pregona, la acompaña con dosis elevadas de odio, cinismo y xenofobia que se expresa de múltiples maneras de acuerdo a la realidad de cada región y de la que nuestro país no escapa. Allí están a mano los casos de Donald Trump, Jair Bolsonaro y Jeanine Áñez, por poner algunos nombres.

Y por otro lado, desde la concreta y cruda coyuntura de estos días: esa dirigencia y esos medios de comunicación necesitan desesperadamente correr el foco de atención social de la cuestión del espionaje ilegal. La combinación de relaciones promiscuas entre referentes de cierta prensa, un sector del poder judicial y parte del entramado de la AFI, podría jubilar políticamente a varios, pero también, poner a la sombra a “intocables” de estas corporaciones.

Esto es lo que está en juego en la Argentina de estos días. Entre tanto ruido y cinismo, entre pandemia y cuarentena, entre el obvio deterioro de la economía y de nuestro día a día, parte de la oposición amarilla juega un juego muy peligroso y con cosas que, como dice el viejo catalán, no tienen repuesto. Es obvio, entre esos tipos y yo hay algo personal. ¿Y con usted? 

(*) Analista político de Fundamentar

]]>
hola@fundamentar.com (Miguel Gómez (*)) Opinión Mon, 06 Jul 2020 14:26:41 -0300
Elecciones en Santa Fe: Finaliza el Escrutinio, Comienzan las Tensiones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/4887-elecciones-en-santa-fe-finaliza-el-escrutinio-comienzan-las-tensiones https://fundamentar.com/articulos/opinion/item/4887-elecciones-en-santa-fe-finaliza-el-escrutinio-comienzan-las-tensiones La noche de los comicios, en el Frente Progresista salieron a festejar una victoria que no estaba corroborada.

La provincia de Santa Fe termina de saldar hoy los últimos números de sus elecciones locales para definir todas las autoridades de las cinco categorías que estuvieron en juego: gobernador y vicegobernador, senadores provinciales, diputados provinciales, intendentes municipales y finalmente concejales distritales.

Santa Fe se convirtió en el epicentro de una lucha por el poder político nacional, en donde los principales actores partidarios que disputan llegar a la Casa Rosada, fijaron su atención en los comicios locales. Una victoria provincial de determinado partido político, aportaría más credibilidad a la oferta partidaria en las elecciones nacionales. Sin embargo, el triple empate técnico en la provincia dejó sin “foto” a los principales “presidenciables” y con sabor amargo a los candidatos locales.

El domingo después de las elecciones, nada lograba arrojar un resultado certero sobre el ganador de los comicios en la categoría de gobernador y vice, y el escenario se prestó para todo tipo de oportunismos partidarios, chicanas políticas, shows de la “victoria” y denuncias televisivas de fraude, que deslegitimaban cualquier resultado final que se pudiera conseguir.

Con unas PASO que fueron desordenadas y un escrutinio bajo dudas, el sistema electoral de la provincia impedía proyectar sobre las dos fuerzas arriba en votos (el Frente Progresista y Unión PRO) un eventual escenario de ballotage y salir del conflicto. Incluso, aunque el recuento definitivo de votos pudiera ofrecer un ganador, casi 70% de los santafesinos no había votado por el gobernador electo, lo que en términos políticos se traduce en falta de legitimidad para gestionar la Casa de Gobierno.

La normativa provincial de 1962 busca garantizar la gobernabilidad del partido electo; la técnica electoral de “boleta única” introducida en 2009, busca favorecer la representatividad de los partidos políticos en la lucha electoral. 

La victoria ajustada del candidato por el FPCyS, Miguel Lifschitz, con una ínfima ventaja sobre sus contrincantes de Unión Pro (Miguel Del Sel) y del FjpV (Omar Perotti) abrió interrogantes sobre la gobernabilidad de la provincia y la estabilidad política del Frente Progresista.

El escenario político presenta dos aristas. Por un lado, la falta de credibilidad del escrutinio tras la mala gestión de la Secretaria Electoral, Claudia Catalín. Que provocó tensiones entre los principales partidos políticos y nuevos desequilibrios al interior del Frente Progresista, que bien podrán observarse en el armado del futuro gabinete provincial. Los que “suban” sentirán que les falta reconocimiento; los que “bajen”, que no se merecen el desplante.

Por otro lado, un problema de mayor alcance obligará a las fuerzas políticas a buscar destrabar el sistema electoral de la provincia y lograr consensos para incorporar un ballotage o “segunda vuelta” en la Constitución provincial.

LA CONSTITUCIÓN OLVIDADA

La carta magna santafesina data de 1962 y dispone como tal el marco institucional en el cual se desarrollan las elecciones de autoridades locales. Dicho instrumento resuelve que “gobernador” y “vice” son elegidos en simultáneo por simple mayoría de votos, y le otorga al partido ganador, una mayoría automática de 28 miembros en la Cámara baja. Los otros 22 restantes, son repartidos a las otras fuerzas partidarias por sistema D’Hont. Sin embargo, la introducción de la “boleta única” en 2009, trajo desequilibrios no contemplados para el sistema de partidos provincial. Esto hizo que cada categoría electoral (gobernador y vice, diputados provinciales, etc.) funcionara como una elección en sí misma. Lo que posibilitó escenarios en donde la categoría de diputados no tuvo coherencia con la de gobernador, haciendo que un gobernador electo con amplia adhesión contara con un poder legislativo dominado por la oposición, o escenarios donde la situación podría darse a la inversa.

La importancia del sistema electoral radica en que es el encargado de garantizar las preferencias de la sociedad y traducirlas en una distribución de poder acorde a los cargos públicos en disputa. En el caso santafesino, el sistema electoral no es el único fenómeno histórico-contingente, sino que se encuentra atravesado por distintos mecanismos y acuerdos políticos de distintas contextos político-sociales.

La Constitución del 62’ buscó garantizar la gobernabilidad del partido ganador, en una coyuntura política minada por las amenazas militares que buscaban desplazar a los gobiernos democráticos cuando mostraban algún tipo de debilidad en la toma de decisiones. La “boleta única” introducida en 2009, buscó alimentar mayores niveles de representatividad y superar a la “Ley de Lemas” (acoples) que había arrojado por el piso los niveles de legitimidad del sistema político. Hoy en día, la Constitución y la “boleta única” coexisten con casi 50 años una de otra. Sus coyunturas políticas que les dieron origen, sus acuerdos partidarios y sus técnicas operativas son distintas y permanecen en tensión.

En conclusión, la normativa provincial de 1962 busca garantizar la gobernabilidad del partido electo; la técnica electoral de “boleta única” introducida en 2009, busca favorecer la representatividad de los partidos políticos en la lucha electoral. Ambos procedimientos conviven en un sistema electoral que tiene detractores y defensores de un lado y del otro. Los que defienden la gobernabilidad sostienen la necesidad imperiosa de que las instituciones tengan un control político claro y que se ejecute estable en el tiempo. Los que se inclinan por la representatividad, aseguran que protege a las minorías y contiene a las distintas expresiones políticas que emanan de la sociedad. Para los partidos más chicos, la gobernabilidad presente en la Constitución significa el “autoritarismo” del partido ganador; para los partidos más institucionalizados, la “boleta única” da lugar a que cualquier personaje “famoso” pueda acceder a la estructura del Estado, sin estructura partidaria.

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

Dilatar los lazos sensibles de la representatividad entre representantes y representados, podrá afectar la credibilidad del sistema político dando espacio a que expresiones anti-sistema vayan ganando adhesión entre la ciudadanía.

El escrutinio final trae consigo sabor amargo para “ganadores” y “perdedores”. Terminada las elecciones se abre un debate al interior del Frente Progresista que podrá atentar contra la hegemonía del Partido Socialista en la conducción del espacio. Al exterior del frente, la gobernabilidad de la Casa Gris se verá afectada por la escasa legitimidad política del gobernador electo. Serán necesarios nuevos acuerdos partidarios para corregir el sistema electoral y brindar previsibilidad democrática a la provincia.

La tarea no será sencilla, pero obligará a las fuerzas políticas a debatir sobre la posibilidad de un ballotage en la Constitución, tener creatividad instrumental para hacer de la “boleta única” un instrumento más acorde con la oferta de partidos y no de personas (diferencia sustancial entre “proyecto colectivo” y “aspiración individual”); como también nuevos debates tabú para la administración socialista: la posibilidad de extender de 2 años a 4 los mandatos de las comisiones comunales que están obligadas a vivir en permanente campaña proselitista, al igual que negociar la incorporación de 100 mil nuevos electores jóvenes de 16 y 17 años que pueden votar al presidente de la nación pero que la provincia no les permite elegir a su concejal local.

El desafío no es menor, significa que los tres principales frentes partidarios se sienten a negociar al interior de sus fuerzas y al exterior de las mismas. Pero dilatar los lazos sensibles de la representatividad entre representantes y representados, podrá afectar la credibilidad del sistema político dando espacio a que expresiones anti-sistema vayan ganando adhesión entre la ciudadanía. Las elecciones se cerraron, pero el debate queda abierto. Que empiece la función.  

 

(*) Investigador de la Fundación para lla Integración Federall

]]>
hola@fundamentar.com (NABIH YUSSEF(*)) Opinión Tue, 23 Jun 2015 16:51:48 -0300