Corea del Norte ha bloqueado este miércoles el acceso de los trabajadores surcoreanos al parque industrial de Kaesong, que se encuentra en territorio norcoreano, pero es operado de forma conjunta por los dos países. La medida se produce un día después de que asegurara que va a volver a poner en marcha todas sus instalaciones nucleares, incluido el reactor de la central de Yongbyon y la planta de enriquecimiento de uranio, que son fuentes potenciales de suministro de plutonio y uranio para su programa de armas atómicas.
El Ministerio para la Unificación surcoreano asegura que Pyongyang le ha informado de la cancelación de los movimientos hacia Kaesong, pero que ha permitido el regreso de los 861 ciudadanos del Sur que están en el complejo industrial, situado unos 10 kilómetros al norte de la frontera común. Según dice, las autoridades norcoreanas han citado como razón las recientes circunstancias políticas en la península coreana.
Unas 480 personas tenían previsto haber viajado este miércoles a Kaesong, donde 53.000 norcoreanos trabajan en 123 empresas surcoreanas. Cualquier medida que afecte al parque industrial reviste gran importancia, ya que fue creado en 2004 como símbolo de cooperación entre los dos países y es clave para el Norte. Pyongyang ha intentado siempre que las crisis y escaladas de tensión que periódicamente vive la región no le afecten, ya que supone una fuente vital de divisas para su frágil economía. La zona produjo bienes por valor de 450 millones de dólares (350 millones de euros) el año pasado.
Kim Hyung-suk, portavoz del Ministerio para la Unificación, ha calificado la decisión norcoreana de “muy desafortunada” y ha pedido que los movimientos sean normalizados “inmediatamente”. Seúl asegura que no le ha sido comunicado cuánto tiempo permanecerá en vigor la prohibición de tránsito, pero ha añadido que, de momento, las fábricas funcionan con normalidad. El Norte cortó la semana pasada ‘la línea roja’ de comunicación militar con Seúl, que permite a los trabajadores del Sur cruzar la frontera para trabajar en Kaesong. Desde entonces, las autorizaciones para que circulen las mercancías y los empleados estaban siendo dadas de forma verbal a través de intermediarios.
El ministro de Defensa del Sur, Kim Kwan-jin, ha afirmado que está analizando todas las opciones posibles para garantizar la seguridad de los surcoreanos que se encuentran en Kaesong, incluidas acciones militares en el peor de los casos, informa la agencia del Sur Yonhap.
Pyongyang amenazó la semana pasada con paralizar toda actividad en el complejo industrial, tras las informaciones publicadas por la prensa surcoreana que señalaban que, a pesar de la crisis, el Norte lo mantenía abierto porque era una fuente importante de divisas para su pobre economía. La última vez que el paso fue cerrado fue en marzo de 2009, en protesta por unas maniobras conjuntas de Seúl y Washington. Unos 80 surcoreanos se quedaron aislados en Kaesong durante un día. Los movimientos transfronterizos fueron reanudados tras negociaciones entre ambas partes, pero la ‘línea roja’ de comunicación permaneció fuera de servicio durante una semana. No fue reconectada hasta que finalizaron los ejercicios militares.
La medida adoptada de nuevo ahora sigue a semanas de escalada de retórica y amenazas por parte del régimen de Kim Jong-un, que ha reaccionado con ira a las sanciones impuestas por la ONU tras su lanzamiento de un cohete en diciembre pasado y la prueba de una bomba nuclear en febrero. El Norte también está furioso por las maniobras militares anuales conjuntas que están llevando a cabo Estados Unidos y Corea del Sur en la zona, en las que Washington ha realizado una demostración de fuerza mayor que en años anteriores, con el despliegue de bombarderos con capacidad nuclear B-52 y B-2, estos últimos furtivos, aviones de combate F-22, también capaces de pasar desapercibidos por los radares, y dos destructores que pueden interceptar misiles, uno frente a la península coreana y otro, en el Pacífico occidental.
CHINA SE REÚNE CON TODOS
Un diplomático chino ha mantenido reuniones con los embajadores de Estados Unidos y las dos Coreas para expresar su "seria preocupación" por la situación en la península coreana, según ha declarado el ministerio chino de Exteriores este miércoles.
China espera que Pyongyang y Seúl puedan resolver sus diferencias a través del diálogo, según ha dicho a los medios el portavoz de Exteriores, Hong Lei.
Pekín, un tradicional aliado del régimen norcoreano, reaccionó con tibieza a la decisión del Norte de reactivar todas sus instalaciones nucleares y se limitó a lamentarla. Cuando el sábado pasado Pyongyang declaró el "estado de guerra" con el Sur, la reacción de Pekín tampoco fue enérgica. “Esperamos que las partes implicadas trabajen juntas para darle la vuelta a esta tensa situación”, dijo entonces Hong Lei.
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Imanol Barrangú
FUENTE: El País