La comisión, antesala de los proyectos de ley que el gobierno presenta al Parlamento, aprobó la propuesta por ocho votos a favor y tres en contra, según informaron las ediciones digitales de los diarios locales Haaretz y Yediot Aharonot, citadas por la agencia de noticias EFE.
Los tres ministros que votaron en contra son Tzipi Livni, actualmente encargada de las negociaciones de paz con el gobierno palestino; Yaacov Pery, ex director del Shin Bet, el servicio de inteligencia interno; y Yair Lapid, el periodista laico que sorprendió en las últimas elecciones.
El proyecto, en cambio, fue apoyado por los sectores más conservadores y religiosos de la coalición gobernante, y fue impulsado por la diputada Miri Regev, una referente del ala más derechista del partido Likud, que encabeza el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El texto, que ahora debe presentarse en la Knesset (Parlamento), busca aplicar la legislación israelí en todas las colonias israelíes y en las rutas que conducen a ellas, lo que de facto se traduciría en la anexión de esa parte del territorio palestino.
Un estatus parecido aplicó Israel en 1981 a la meseta del Golán, un territorio sirio también ocupado tras la guerra de 1967, mientras que en Jerusalén Este la anexión se había establecido por una ley del Parlamento un año antes.
Pese a la situación de hecho creada por Israel, la comunidad internacional no reconoce esas anexiones.
Las Alturas del Golán sigue siendo reconocido como un territorio sirio, mientras que Jerusalén Este es considerado por la ONU como una zona ocupada.
Pese a la situación de hecho creada por Israel, la comunidad internacional no reconoce esas anexiones.
De la misma manera, el valle del río Jordán, en el este de Cisjordania, forma parte junto con la Franja de Gaza del territorio donde debe establecerse el futuro Estado de Palestina.
Así lo ratificó de manera multilateral la Asamblea General de la ONU y de forma bilateral la mayoría de los países del mundo.
Ajeno a las resoluciones internacionales, el proyecto de la diputada Regev también pide que la colonización en esos asentamientos no pueda ser limitada por orden gubernamental sino únicamente con la aprobación del Parlamento, lo que anularía cualquier futuro intento de presión internacional sobre un gobierno israelí.
Actualmente alrededor de medio millón de israelíes viven en colonias en Jerusalén Este y Cisjordania, todas ellas consideradas ilegales por la comunidad internacional ya que una fuerza ocupante no puede trasladar a su propia población al territorio que controla.
La constante expansión de las colonias y el futuro que tendrán en un eventual tratado de paz con los palestinos son dos de los puntos más sensibles que obstaculizan, tanto a corto como largo plazo, cualquier acuerdo con las autoridades palestinas.
"Es un proyecto populista e irresponsable que quiere atar al gobierno y al primer ministro de pies y manos para que no pueda negociar. Esto es una provocación y la torpedearemos", prometió Livni, la jefa negociadora con los palestinos, luego de perder la votación.
Su jefe, Netanyahu, dijo públicamente en varias ocasiones que considera al valle del Jordán como una parte integral de la política de seguridad estratégica de su país, ya que no sólo alberga enormes reservas subterráneas de agua, sino que además linda con Jordania.
Su opinión seguramente volverá a conocerse en los próximos días cuando el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, realice una nueva visita a la región para intentar impulsar las conversaciones entre los israelíes y palestinos.
En el pasado, Netanyahu expresó que su gobierno aspira mantener una presencia física de sus fuerzas militares en el valle, mientras que Kerry propuso crear una "presencia invisible" compuesta por mecanismos y dispositivos electrónicos de vigilancia.
Los palestinos rechazaron ambas propuestas argumentando que violarían el principio de soberanía que rige para todos los Estados independientes.
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Bernardina Spila
FUENTE: Telam