Entre el 30 y 31 de octubre, ciudadanos de Burkina Faso se manifestaron en las calles de la capital para rechazar los planes de Compaoré, que gobernó durante el pequeño país del oeste de Africa durante 27 años, de presentarse a su quinto mandato consecutivo.
Durante esos días de protestas, en los que los manifestantes quemaron el Parlamento y tomaron la radio y TV públicas, murieron al menos 30 personas y 200 resultaron heridas por la represión policial y militar, una accionar que fue criticado y rechazado por la comunidad internacional.
Los mandatarios de Ghana, Nigeria y Senegal llegaron a la capital burkinesa encabezando una delegación de la Comisión de la Comunidad Económica de Estados del Africa Occidental (CEDEAO), que ejerce de mediador en esta crisis.
El presidente de Ghana, John Mahama, actual presidente de turno de la CEDEAO, llegó a Uagadugú acompañado de sus pares de Nigeria, Goodluck Jonathan, y de Senegal, Macky Sall.
El mandatario ghanés mantuvo una primera reunión a solas con el jefe militar de Burkina Faso, el teniente coronel Isaac Zida, que fue número dos de la guardia del depuesto Compaoré y proclamado jefe de Estado por las Fuerzas Armadas de Burkina Faso.
Zida prometió a Mahama facilitar la entrega de poder a un gobierno encabezado por un civil, informó la agencia de noticias EFE.
Luego, los tres presidentes africanos mantuvieron una ronda de conversaciones por separado con representantes de la sociedad civil, de las comunidades religiosas, del Consejo Constitucional, de los partidos políticos mayoritarios y con el propio Zida.
Ningún integrante de estas comitivas realizó declaraciones a los medios de comunicación tras las respectivas reuniones.
Pero líderes religiosos dijeron que los representantes de la CEDEAO pidieron a cada grupo que nombre a tres representantes para formar parte de un gobierno de transición que podría durar un año.
Los partidos mayoritarios de la oposición burkinesa, que aseguran que el Ejecutivo podría quedar formado en los próximos días, apoyarán que las elecciones se celebraran en noviembre de 2015.
La ronda de conversaciones debía concluir con un encuentro entre todas las partes, acto que de momento no se celebró ante la negativa de algunos representantes políticos y sociales a reunirse con miembros del partido que lideraba Compaoré.
La Unión Africana(UA) dio el lunes pasado un plazo de dos semanas a Zida para abandonar el poder y establecer un régimen transitorio liderado por civiles.
La organización panafricana obliga a sus 54 estados miembros a actuar contra el derrocamientos de gobiernos democráticos en el continente.
Ante este ultimátum y ante la creciente presión internacional, el líder militar aseguró ayer que Burkina retomará su marco constitucional "en el menor tiempo posible".
Asimismo, aseguró que dejará el poder en manos de un gobierno de transición que hoy comenzó a concretarse con la propuesta de miembros.
FUENTE: Télam
