El proceso electoral presidencial en EEUU entra en la fase decisiva con la celebración en las próximas dos semanas de las convenciones en las que los dos grandes partidos de este país, el Republicano y el Demócrata, proclamarán a sus candidatos y lanzarán sus plataformas electorales
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Con la meta de la cita en las urnas en noviembre cada vez más cerca, la campaña electoral de Estados Unidos se prepara para iniciar su fase clave, que comenzará con las convenciones que tanto demócratas como republicanos celebran en los próximos días para consagrar oficialmente a sus candidatos a la Casa Blanca.
Siguiendo la tradición de las últimas décadas, el partido en la oposición, en este caso el Republicano, será el primero en realizar su convención nacional, a partir de este lunes y hasta el jueves 30 en Tampa, Florida, si la tormenta tropical "Isaac" no tuerce sus planes, algo que ha puesto en alerta a todos los responsables locales y nacionales.
La cita nacional demócrata tendrá lugar apenas unos días después, en la primera semana de septiembre, en Charlotte, Carolina del Norte.
Pese a la gran publicidad, fanfarria y festejos que acompañan este tipo de encuentros, no caben esperar grandes sorpresas de estas citas nacionales de los dos partidos que históricamente se han alternado en la Casa Blanca.
Y es que aunque en Tampa se producirá la "coronación" oficial, está claro desde hace meses que el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney será el candidato republicano a la Casa Blanca, tras haberse impuesto a sus rivales en el proceso de primarias que arrancó en enero.
La única duda que quedaba, quién lo acompañará en la dupla electoral como aspirante a la vicepresidencia, también fue resuelta semanas antes de la cita en Florida: ya a comienzos de agosto Romney confirmó que Paul Ryan, el congresista por Wisconsin y favorito del ultraconservador Tea Party, es su apuesta para recuperar la Casa Blanca tras un mandato del demócrata Barack Obama.
Menos sorpresas aún habrá en Charlotte, donde Obama y su vicepresidente, Joe Biden, comparecerán para revalidar su fórmula de cara a intentar repetir mandato por otros cuatro años en la Casa Blanca.
Las convenciones con todo deberían servir para fijar algunas de las líneas políticas a defender por los candidatos, así como para recibir un nuevo impulso que les dé suficientes energías como para asumir el sprint final hasta noviembre.
Una carrera intensa aún, ya que los dos últimos meses estarán cargados de mítines y de enfrentamientos cara a cara en los debates ya concertados entre los aspirantes a la presidencia y vicepresidencia, respectivamente.
Todo ello en medio de una avalancha de encuestas que demuestran que la diferencia en las preferencias de voto es tan estrecha y, sobre todo, cambiante, que ningún candidato puede permitirse bajar la guardia.
Romney debe aún convencer a muchos de los tradicionales votantes republicanos de que es un candidato creíble, ya que muchos dudan por el hecho de que sea mormón y porque anteriormente adoptó políticas mucho más liberales de las que ahora asegura defender.
Uno de los mayores peligros que afronta su rival Obama entretanto es que una parte significativa de los votantes que lo llevaron a la Casa Blanca en 2008 se queden el 6 de noviembre en casa en vez de acudir a las urnas, decepcionados por cuatro años de mandato tras los que sus lemas de "hope" (esperanza) y "change" (cambio) a ratos cuanto menos parecen haberse quedado a medio camino.
Precisamente para renovar espíritus y entusiasmos están en parte las convenciones nacionales, plagadas de oradores estrella centrados en el objetivo de resaltar las cualidades de los nominados oficiales.
Una tarea nada baladí en este nuevo ciclo electoral, muy alejado de las pasiones y entusiasmos que desató cuatro años atrás una carrera que ya entró en los anales de la historia aunque sólo sea porque acabó con el primer presidente afroamericano de Estados Unidos.
Relevamiento y Edición: Victoria Cerrano
Fuente: Vanguardia