Esta semana, Noble Energy, una de las petroleras que busca crudo en Malvinas, anunció que una reevaluación del potencial de las licencias off shore en la parte sur y este de las islas arrojó resultados mejores a los esperados, con existencias de hidrocarburo presuntamente de calidad. Noble Energy (de capitales estadounidenses, con base en Houston y oficinas en Gran Bretaña) es una de las ocho petroleras, en su mayoría inglesas, en el archipiélago, y es la punta de lanza del relanzamiento de la exploración británica en el área, obligada por el dramático retroceso de las reservas de hidrocarburos en el Mar del Norte y la tensión independentista con Escocia, el propietario de las mayor parte de las licencias petroleras del Reino Unido.
En este contexto, surge otra particularidad: Noble Energy –que llegó a trabajar en las islas a principios de año asociada a la inglesa Falkland Oil and Gas– tiene un respaldo financiero de fondos buitre, que acaparan partes del accionariado de la firma.
Entre ellos, el fondo Elliott Management Corporation, buque insignia del litigio de Argentina con los holdouts.
Paradójicamente, otro de los tenedores de una porción de Noble Energy es el Bank of New York Mellon (BoNY), quien no liberó el dinero para pagarles a los bonistas que entraron a los canjes de la Argentina, justamente por la presión de Paul Singer, titular de Elliott, ante el juez de Nueva York, Thomas Griesa.
Asimismo, Singer, a través de otras razones sociales, está presente en otras compañías que controlan a firmas que operan en el archipiélago. Y en las empresas británicas que deambulan por el off shore de las islas se pueden ver además a casi todos los bancos de inversión que, en forma unilateral, decretaron el default argentino para que los mismos holdouts cobren los seguros anti-default.
Cabe destacar que en el resto de las petroleras de Malvinas también hay fondos que especularon con deudas de países en crisis, pero con diferentes niveles de participación. La situación, que se enmarca en el denominado "Juicio del Siglo" y sus efectos sobre las finanzas mundiales, muestra en realidad la raíz del problema con los fondos buitre: la injerencia que tienen en el poder económico global, en distintos sectores estratégicos, y que termina condicionando políticamente a las naciones, incluso al propio Estados Unidos.
En las últimas horas, las empresas reportaron la existencia de recurso en los pozos Loligo y Scotia que tienen gas, y Diomedea, que podría contar con crudo. Y detallaron la utilización intensiva de sísmica 3D para clarificar las perspectivas del recurso. Además, Noble Energy se asoció en junio pasado con otras firmas de las islas, para traer una plataforma de perforación que garantice las búsquedas en 2015. Esta ansia de recurso por parte de Gran Bretaña tuvo –desde el desembarco en 2008 de la mayor parte de las empresas– un problema central: el acceso al financiamiento sobre trabajos de exploración con alto riesgo. De hecho, las primeras búsquedas infructuosas hicieron que muchas empresas emprendieran la retirada. En este sentido, la toma de posiciones de fondos buitre en petroleras británicas es una apuesta a largo plazo, de sectores afectos al riesgo y al litigio.
Los lazos de los holdouts en el poder económico y en las petroleras de Malvinas son claros, alcanza con bucear en las composiciones accionarias para verlo. Noble Energy, la firma que intensificó trabajos esta semana, no sólo tiene entre sus accionistas a Elliott Management, sino también a Oz Management, otra empresa del multimillonario Paul Singer. Aparece además el fondo BlackRock, objeto de transferencia de acciones con el fondo Elliott, y que quedó en el ojo de la tormenta por ser parte de la gráfica Donnelley, investigada por el gobierno argentino por una presunta quiebra fraudulenta. Inclusive, el fondo adquirió una parte de la actual YPF. Asimismo, hay en Noble otros accionistas no buitres pero fondos de peso como Soros, JP Morgan, Goldman Sachs y hasta la angloholandesa Shell.
En retrospectiva, no es la primera vez que Singer se acerca al petróleo y a las Malvinas. Elliott Management posee cerca de un 40% de una empresa petrolera llamada Hess Corp, que en su momento fue socia de la Repsol que dominaba YPF en emprendimientos en otros países de la región, como México y Brasil. De hecho, en 2009, se denunció públicamente un intento de la ibérica de entregar sin licitación a Hess un área de Vaca Muerta. Otro dato importante para mostrar el alcance de los buitres sobre el petróleo mundial es que Singer, a través de una participación en la energética SM Energy, invierte en el yacimiento de shale Eagle Ford, el área estadounidense que se asemeja en potencial al neuquino Vaca Muerta. Asimismo, Singer a través de Noble Energy también perfora en el Golfo de México desde 2011, de la mano de Repsol.
Los lazos de los holdouts en el poder económico y en las petroleras de Malvinas son claros, alcanza con bucear en las composiciones accionarias para verlo. Noble Energy, la firma que intensificó trabajos esta semana, no sólo tiene entre sus accionistas a Elliott Management, sino también a Oz Management, otra empresa del multimillonario Paul Singer.
Pero yendo aún más atrás, en 1998, Hess Corp fue la primera empresa que recibió contratos otorgados en forma unilateral por el gobierno de las Islas Malvinas. En ese momento, no hubo consentimiento argentino y la empresa incluso se negó a pagar regalías que le correspondían a Argentina. Varios años después, en 2012, el gobierno argentino emitió la Resolución 133 a través de la cual sancionó a empresas que operaban ilegalmente en Malvinas. El apercibimiento se extendería por un plazo de 20 años, al ser empresas que nunca obtuvieron habilitación para trabajar en la zona del archipiélago (violaban las disposiciones de la Ley 17.319 en materia de exploración y explotación de recursos naturales). La sanción –que es posterior a una declaración de la Organización de Naciones Unidas del año 1976– recayó sobre las firmas Borders and Southern Petroleum, Desire Petroleum, Argos Resources y Falkland Oil and Gas. Ese pelotón de empresas –algunas ya se han retirado de la zona por falta de resultados– se completa con la antes mencionada Noble Energy, Rockhopper Exploration, Diamond Drilling y BHP Billiton. Todas ellas tienen en sus filas poderosos fondos de inversiones y también fondos buitre.
En el caso de Desire Petroleum, Falkland Oil and Gas y en Borders and Southern Petroleum, también aparece el fondo BlackRock como accionista, ergo, también está la presencia del Elliott de Paul Singer. Ninguna de estas dos petroleras están autorizadas para operar en las islas. No por cuestiones del azar, Falkland compró además una participación dentro de BHP Billiton, otra de las petroleras de Malvinas vinculadas a fondos especulativos. Esta última se retiró de las exploraciones en el año 2010, justamente por falta de resultados a una aventura que cuesta miles de millones de dólares. Por otra parte, el fondo BlackRock está dentro del accionariado del fondo buitre Gramercy, que según denunciaran por entonces diputados de la oposición ante la justicia, especuló y se quedó con bonos que quedaron fuera del primer canje de deuda de 2005.
Otra de las curiosidades "buitres" en las empresas petroleras británicas de Malvinas es el caso del Bank of New York Mellon (BoNY): la entidad que inicialmente trabó pagos a bonistas argentinos reestructurados en el inicio del conflicto con los holdouts es, paradójicamente, accionista de casi todas las empresas de Paul Singer. Incluso en las petroleras SM Energy y Noble Energy. Asimismo, el BoNY está dentro de Iron Mountain, la empresa de archivos investigada en la justicia argentina por un incendio en su sede de Barracas. Allí, Singer y el fondo BlackRock también son accionistas.
Como si esto fuera poco, casi todos los bancos especulativos que están dentro de las petroleras de Malvinas y dentro del accionariado de las empresas de Paul Singer, son parte del International Swaps and Derivatives Association (ISDA): es el caso del Bank of America, Goldman Sachs y el JP Morgan. El organismo fue el que decidió unilateralmente declarar a la Argentina en default tras el fallo Griesa. Esto permitió, justamente, que fondos buitre como Elliott cobraran importantes sumas de dinero por haber apostado contra Argentina con seguros de default. «
LOBBY DE AMERICAN TASK FORCE CONTRA VACA MUERTA
El grupo American Task Force Argentina (ATFA), creado por Paul Singer para hacer lobby en favor de los fondos buitre y en contra del país, difundió ayer un artículo de Bernard Weinstein, profesor de negocios de la Universidad Metodista del Sur de los Estados Unidos, que advierte que si la Argentina entra en "default técnico" podrían peligrar las inversiones para explotar el yacimiento de Vaca Muerta, el principal proyecto energético del país.
En su columna publicada en el Investor’s Business Daily, Weinstein, que según los fondos buitre es "un reconocido experto en el desarrollo del mercado energético a nivel mundial", sostiene que "un default nuevo reduciría sustancialmente las perspectivas para la inversión extranjera en el futuro (…) en el sector económico con el mayor potencial de crecimiento."
Otra de las curiosidades "buitres" en las empresas petroleras británicas de Malvinas es el caso del Bank of New York Mellon, la entidad que inicialmente trabó pagos a bonistas argentinos reestructurados en el inicio del conflicto con los holdouts es, paradójicamente, accionista de casi todas las empresas de Paul Singer. Asimismo, el BoNY está dentro de Iron Mountain, la empresa de archivos investigada en la justicia argentina por un incendio en su sede de Barracas. Allí, Singer y el fondo BlackRock también son accionistas.
LA SEQUÍA DE INGLATERRA LOS EMPUJÓ
La producción de gas del Reino Unido se ubicaba en 1980 algo por encima de los 1300 billones de pies cúbicos; alcanzó en el año 2000 un pico máximo superior a los 1700 billones y luego experimentó un derrumbe muy fuerte pasando a casi 1300 billones en 2010 y los años posteriores.
Un volumen similar al de hace más 30 años pero con niveles de demanda gasífera muy por encima de los década del '80.
Según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), algo similar ocurrió con la producción de petróleo. Había 1,6 millones de barriles diarios en 1980 y hoy están por debajo del millón.
Por el lado de las reservas, también se observan caídas que terminan explicando la apuesta a Malvinas, que según muchos especialistas contó con el lobby del propio gobierno británico para que las petroleras de Malvinas consigan fondos líquidos. En 1980, las reservas de gas eran de 25 trillones de pies cúbicos, mientras que hoy han caído hasta los 8 trillones. Y en materia petrolera ostentaban 15 billones de barriles, cifra que hoy se instaló en casi 3 billones de barriles.
Al igual que la Argentina en el año 1998, el Reino Unido alcanzó su peak oil (pico máximo de producción) en el año 2000. La sequía petrolera forzó a Inglaterra a apoyar la aventura empresaria en Malvinas, otra de las guerras silenciosas o encubiertas del petróleo a lo largo y a lo ancho del mundo. Ante la caída de la producción de las reservas del Reino Unido, los británicos primero respaldaron la invasión estadounidense a Medio Oriente; y luego apuntaron cañones al archipiélago. Hoy, sin resultados concretos, el Reino Unido empezó a importar crudo desde Noruega, ante el derrumbe de las existencias en el Mar del Norte, fuente de la que obtienen el 98% del crudo y gas totales.
Ante semejante escenario, una serie de fondos especulativos europeos se sumaron al respaldo de la búsqueda en Malvinas, por temor a que el problema energético británico termine impactando en todo el continente. Con el plus del cierre de las ventas de gas ruso a Europa. Por caso, Lansdowne Partners, uno de los más poderosos hedge funds de Europa tiene un 13% en Borders and Southern Petroleum. El fondo posee además acciones del JP Morgan Chase, banco que está dentro del accionariado de Noble Energy, vinculada a Paul Singer.
En la misma línea, Crispin Odey, dueño de Odey Asset Management, uno de los grupos más poderosos de Europa tiene varios pies en Rockhopper.
Asimismo, Blackfish Capital, subsidiaria del banco Havilland y compró una participación del 20% en Falkland Island Holding.
Este fondo adquirió participación en los primeros desarrollos petroleros en las islas Malvinas. Lo mismo ocurre con Rab Special Situations, que posee más del 10% de Falklands Oil and Gas. Y que tiene el 28% de su portfolio invertido en la compañía.
FUENTE: Tiempo argentino