Pequeñas contribuciones de política económica que contribuyen en conjunto a abarcar un problema no menor de la economía nacional y que comienzan a mostrar sus resultados.
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Al margen de las conocidas controversias sobre las mediciones de precios realizadas por el INDEC y las acusaciones contra el oficialismo por negar la inflación, existen algunos indicios de que el gobierno nacional está tomando cartas en el asunto y no está dispuesto a convalidar mayores tasas de crecimiento en el nivel general de precios en el mediano plazo. De esta forma podemos ver que en el presupuesto 2012 el crecimiento estipulados de los ingresos (22,8%) es mayor al del gasto (18,8%) reclamo que venían hacía diversos economistas como Aldo Ferrer que, sin dejar de reconocer la importancia que el gasto estatal tiene en la economía, reclamaban que el mismo crezca a tasas inferiores a la recaudación para evitar un factor adicional más a la hora de presionar sobre los precios.
Por otro lado, la fuerte intervención que el banco central viene realizando dentro del mercado de divisas en este último tiempo demuestra una fuerte decisión política de no permitir devaluaciones bruscas, las cuales fueron a lo largo de la historia otro de los factores que contribuyeron al crecimiento de la inflación en nuestro país. A su vez, al margen de la prudente administración del tipo de cambio y la disminución del crecimiento del gasto por debajo de los ingresos, la presidenta del Banco Central declaró en estos días que la apuesta al crecimiento económico es el principal aporte que se puede realizar a disminuir las tasas de inflación. Esto, logrado mediante un constante apoyo a la inversión productiva que permite volcar una mayor cantidad de productos a una demanda en constante crecimiento traccionada por la suba de los salarios reales que se viene observando desde 2003 a la fecha.
Este contexto permitiría esperar una desaceleración en los precios del año que viene, que inclusive ya se evidencia en las mediciones de índices de precios al consumidor que realizan los institutos de estadísticas de las diferentes provincias. Entre los mismos se encuentra el elaborado por el IPEC (el INDEC santafesino) que mostró un aumento del 12,06% acumulado hasta Agosto, inferior a los registrados para el mismo período en los años 2008 y 2010, los cuales fueron de 14,14% y 15,28% respectivamente. Vale aclarar que fue en estos años donde el aumento anual del nivel de precios mostró sus niveles más elevados.
El año pasado Santa Fe se ubicó en el 4to lugar de las provincias que mayor inflación ha registrado por debajo de San Luis, Chubut y Tierra del Fuego, que fue la que ocupó el 1er lugar. En esta última provincia los datos del mes de agosto de este año indican que la inflación se ubica por debajo del 2% por primera vez en 8 meses. Por su parte, si bien no son sustanciales, tanto en San Luis como en Chubut se verificó un descenso de la inflación acumulada anual para los últimos meses publicados por los respectivos institutos provinciales.
Por otra parte, en contraposición a las medidas adoptadas a nivel nacional de apuesta al crecimiento económico y superávit fiscal, la provincia de Santa Fe no sólo registró en los últimos años tasas de crecimiento del producto inferiores a las nacionales, 16,48% contra un 8,61% acumulado en el período 2007-2009, sino que en lo que va de este último año las finanzas provinciales registraron déficits en todos los meses. Esto se debe principalmente a que los recursos crecen a una tasa promedio de 39,16% y los gastos al 47,12% permitiendo acumular un déficit de $872,2 millones al 31 de agosto del corriente año. De esta manera, si bien es cierto que un gobierno provincial dista mucho de contar con los instrumentos suficientes para combatir por si sólo la inflación, cabría preguntarse si es que este tipo de admistración del gasto hace aunque sea un mínimo aporte en este ámbito o precisamente todo lo contrario.
(*) Analista de la Fundación para la Integración Federal
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