Violentas y multitudinarias revueltas populares estallaron esta medianoche en al menos 11 ciudades brasileñas, en las que hubo enfrentamientos entre policías y manifestantes y edificios invadidos y dañados, además de varios heridos.
Las manifestaciones, de rechazo a la realización de la Copa Confederaciones y el Mundial de 2014 de fútbol, al aumento de las tarifas de transporte público y a la represión policial ocurrida en protestas anteriores, comenzaron en forma pacífica, pero se radicalizaron violentamente en las cuatro principales ciudades del país: Río de Janeiro, San Pablo, Belo Horizonte y Brasilia.
En la capital federal la manifestación arrastró a las calles a unas 7.000 personas que llegaron al Congreso Nacional e intentaron invadirlo.
Tras varias horas de tensión, durante las cuales fueron quebrados algunos vidrios, la Policiía Militarizada ingresó por los fondos del edificio, reforzó la seguridad del lugar e inhibió al grupo, que acabó dispersándose.
En San Pablo, donde estallaron las primeras manifestaciones a raíz de un aumento del costo del transporte, la manifestación convocó a unas 65.000 personas, según el Instituto Datafolha.
La demostración se desarrolló en forma pacífica hasta los últimos momentos, cuando un grupo de manifestantes intentó invadir la sede de la gobernación provincial y llegó a querer forzar la puerta principal del Palacio Bandeirantes, sin conseguirlo.
La quinta marcha realizada en San Pablo se celebró después de que el principal grupo convocante, el Movimiento Passe Livre, llegara a un acuerdo con las autoridades, que se comprometieron a no usar balas de goma como en las movilizaciones anteriores, cuando decenas de personas resultaron heridas.
A las consignas vinculadas directamente con las reivindicaciones de la marcha, se sumaron cánticos que aludían a la violencia policial perpetrada durante la marcha anterior, el jueves pasado.
Los movimientos sociales anunciaron nuevas manifestaciones para hoy y afirmaron que "no dejarán las calles" hasta que se revoque el aumento.
"El destino es claro, único, objetivo y específico: revocar el aumento", anunció el movimiento Passe Livre de San Pablo, una agrupación nacida en las universidades y que ha encabezado las protestas.
VIOLENCIA EN RÍO
La más violenta de las protestas tuvo lugar en Río de Janeiro, donde los manifestantes, unos 100.000 según Datafolha, llegaron hasta la sede de la Asamblea Legislativa e intentaron invadirla.
Un grupo apedreó y arrojó bombas molotov contra el Palacio Bandeirantes, rompiendo gran parte de los vidrios de la fachada, y otro destrozó al menos cinco agencias bancarias y encendió enormes fogatas en la puerta del edificio, dejando en su interior a 78 efectivos policiales, algunos de ellos heridos, bajo amenaza de incendiarlo.
También fueron destruidas las fachadas de locales comerciales, y al menos dos vehículos fueron incenciados. Bares y restaurantes tuvieron que cerrar sus puertas más temprano, por temor a ser víctimas de los actos de vandalismo.
Al menos siete manifestantes sufrieron heridas, indicó la televisión, mientras que 20 policías resultaron heridos.
La policía utilizó bombas de gas lacrimógeno y spray pimienta para dispersar a la multitud.
La reivindicación central, al igual que las que se registraron a lo largo y ancho de Brasil, es contra el aumento del precio del pasaje de transportes, pero los activistas aclaran que la protesta "va más allá".
"No es por los centavos (de aumento). Esto es una demanda reprimida, reflejo de la falta de perspectiva de los jóvenes. El transporte también es pésimo. Andamos en chasis de camión travestido de autobús", dijo a DPA un participante de la marcha.
Al grito de "Si el pasaje no baja, Río para", los manifestantes recorrieron varias calles céntricas de la capital fluminense.
El presidente de la Asamblea Legislativa de Río, Paulo Melo, calificó como "acto de terrorismo" la invasión a la sede de la Asamblea Legislativa.
PREOCUPACIÓN EN EL GOBIERNO
El secretario general de la presidencia brasileña, Gilberto Carvalho, dijo, citado por Ansa, que el gobierno y la presidenta Dilma Rousseff están "preocupados por las manifestaciones de protesta que atraviesa el país", pero pidió "no hacer especulaciones políticas y sacar conclusiones apresuradas".
La preocupación principal del gobierno es que las manifestaciones se "generalicen y crezcan" en todo Brasil, "sin un liderazgo específico y por diversas motivaciones".
Carvalho anunció que el gobierno dialogará con los movimientos de protesta pero añadió que "no faltará la ley y el orden, aunque de manera pacífica y negociada".
"La democracia es así, la dictadura es fácil", añadió el funcionario.
FUENTE: Télam