Las mayores protestas en Brasil en más de 20 años han reunido a centenares de miles de personas. El movimiento comenzó con el fin de oponerse a las alzas en los pasajes del transporte público en Sao Paulo. Pero en cuestión de pocos días, el número de manifestantes creció, y su lista de demandas se diversificó.
Un detonador para la masificación de la protesta fue la violenta represión, a manos de la policía, en contra de quienes manifestaron su inconformidad el pasado 12 de junio en el centro financiero de Sao Paulo. Más de 200 personas fueron detenidas, mientras que periodistas y manifestantes resultaron heridos.
Para el sociólogo Marcello Barra, los jóvenes universitarios que a la vez son usuarios del transporte público fueron quienes impulsaron inicialmente las protestas. “Pero la violenta reacción ante las manifestaciones del 12 de junio provocó una reacción generalizada de la sociedad”.
Una ciudadanía diversa
Así, agrega el experto, hoy el movimiento incluye a organizaciones civiles, campesinos sin tierra, artistas, afrodescendientes, mujeres, activistas por los derechos de los homosexuales, obreros, estudiantes, y otros sectores.
“Es sumamente difícil identificar a alguno de ellos como organizador de las protestas”, agrega el politólogo Daniel Fleischer. Él estima que las manifestaciones brasileñas se conforman hoy básicamente de iniciativas individuales, con la participación de diversos grupos, pero sin intervención directa de instituciones.
Encuestas realizadas por el Instituto Datafolha durante las protestas del 17 de junio dieron como resultado que 84 por ciento de los participantes no tenían preferencia o militancia partidista definida.
Según Barra, todo esto prefigura la búsqueda de un nuevo modelo político. “La creación de una politica distinta no va a surgir a partir de fórmulas de efecto inmediato, ni de líderes ya establecidos. Esa política nueva surgirá de este movimiento”, señala.
Por su parte, el periodista Sebastian Schoepp se refiere en el Süddeutsche Zeitung a las protestas en Brasil y Turquía: “Los problemas locales pueden ser distintos, pero en fenómeno es el mismo. El éxito económico en las economías emergentes ha hecho que muchas personas tengan cubierto el suministro básico. Esto es una condición importante para que la ciudadanía se dé cuenta además de que puede expresar sus demandas. Las protestas son expresión de la democratización de amplios sectores de la sociedad.”
¿Cuál es el objetivo?
Hoy, los manifestantes brasileños demandan precios justos en el transporte público, calidad en los servicios de educación y de salud, acciones contra la corrupción, y límites a los gastos que se realizan con motivo de la Copa del Mundo de 2014.
El abogado Marcelo Feller presta apoyo jurídico a manifestantes que así lo requieran, pero critica la falta de claridad en los objetivos del movimiento. “Gritar con indignación, pero sin presentar propuestas, no soluciona nada”, dice, y se pregunta: “¿Hasta cuándo durarán las marchas? ¿Hasta que Brasil sea perfecto?”
A su vez, el politólogo Fleischer dice que el movimiento podría apagarse una vez que termine la Copa Confederaciones, que actualmente se disputa en estadios brasileños. Sin embargo, considera que las manifestaciones podrían resurgir con fuerza renovada el año próximo, cuando se realizarán elecciones generales y, sobre todo, el campeonato mundal de fútbol.
FUENTE: DW.DE