El 17 de octubre la Asamblea General de la ONU mediante una votación secreta ofreció a Arabia Saudita el puesto de miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU; sin embargo, Riad, en un movimiento sin precedentes en la historia, se negó a ocupar el puesto. El hecho de que Riad decidiera alejarse de la obra colectiva del Consejo de Seguridad se debe a su "aparente falta de voluntad para contribuir al éxito del proceso de paz", afirma el politólogo ruso Shamsudín Mamáyev, citado por el diario ruso 'Kommersant'.
Pocos días después de esta declaración, el príncipe Bandar bin Sultán, jefe de la inteligencia de Arabia Saudita y responsable de apoyar la yihad siria, invitó a varios diplomáticos europeos y les dijo que la decisión de Riad de no entrar en el Consejo de Seguridad de la ONU es un mensaje para los Estados Unidos.
Según la versión de los diplomáticos, el príncipe Bandar, apodado 'Bandar Bush' tras vivir 22 años en EE.UU. como embajador de su país y aproximarse a la familia Bush, comienza a alejarse de EE.UU. sobre todo en las políticas referentes al suministro de armas y entrenamiento de los rebeldes sirios.
De acuerdo con el príncipe, dado que Washington se niega a tener en cuenta los intereses de Arabia Saudita en Oriente Próximo, Riad revisará sus relaciones con EE.UU. y "cambiará el rumbo de la política exterior".
En los últimos meses, las tensiones entre EE.UU. y Arabia Saudita aumentaron drásticamente: la CIA tardó con el suministro de armas a los rebeldes sirios, surgieron contradicciones sobre el golpe militar en Egipto y en septiembre el presidente Barack Obama se negó a bombardear Siria y empezó un diálogo con el nuevo presidente de Irán.
"Ya que Riad termina la cooperación con Washington sobre Siria, da rienda suelta a su política en este asunto, y en el futuro, actuando a su discreción, tomará sus propias decisiones"
"Ya que Riad termina la cooperación con Washington sobre Siria, da rienda suelta a su política en este asunto, y en el futuro, actuando a su discreción, tomará sus propias decisiones", predice Mamáyev.
De acuerdo con Reuters, Bandar ya ha comenzado a organizar grupos de muyahidines en Damasco. Se trata de la creación del 'Ejército del Islam', cerca de 50 brigadas de combate compuestas de varios miles de muyahidines en el área de la capital. Están liderados por Zahran Aluche, jefe de la brigada Liwa al Islam, una de las mejores brigadas salafistas. Esta "tercera fuerza" islámica ha sido creada por Arabia Saudita como contrapeso a los grupos asociados con Al Qaeda, y a la Coalición Nacional Siria, que es prooccidental, explica el politólogo ruso.
El presidente del Instituto de Religión de Rusia, Alexánder Ignatenko, supone que estamos ante la formación de una Santa Alianza idéntica a la que vio Europa en 1815. Precisamente esta nueva alianza organizó el envió de muyahidines a Siria y se hizo cargo de la financiación de los grupos rebeldes, afirma Mamáyev.
Según el experto, cuando el 30 de julio las fuerzas de Bashar al Assad ocuparon Homs, Riad se vio obligado a aumentar la presión sobre EE.UU. para lograr una intervención en Siria siguiendo el modelo libio. El rey saudita, Abdalá, ordenó al príncipe Bandar "sobornar" a Rusia. El 31 de julio, inmediatamente después de la caída de Homs, Bandar se reunió en Moscú con el presidente Vladímir Putin, pero al líder ruso no le gustó la idea del "camino de la guerra".
Después de la afirmación del jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, el general Martin Dempsey, de que la intensificación de las hostilidades en Siria arrastraría a EE.UU. al conflicto, Riad perdió toda esperanza de una intervención militar de Washington.
El 5 de septiembre el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, anunció que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos habían ofrecido financiar el ataque contra Siria. "Kerry mencionó solo la mitad de la verdad. En realidad las monarquías del Golfo no solo querían financiar el ataque desde el aire, sino también la operación terrestre", afirma el diputado ruso Rudik Iskuzhin, vicepresidente del Comité para la Defensa y Seguridad del Consejo de la Federación de Rusia.
Mamáyev considera que Bandar sufrió una derrota con el apoyo de Putin a Al Assad, algo inaceptable para Riad ya que en este caso Siria seguirá siendo un aliado chií de Irán. Aunque el frente principal está en Siria, se extendió nuevamente a Irak y poco a poco arrastra al Líbano, supone el experto.
En su opinión, la crisis actual en las relaciones entre Arabia Saudita y EE.UU. es aún más grave para Riad que la crisis que surgió tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. "Parece que en este momento incluso el príncipe Bandar se ha dado cuenta, y de ahora en adelante los yihadistas sirios serán 'los mejores amigos' de Riad en lugar del Consejo de Seguridad de la ONU, el Ejército y la Marina de EE.UU.", predice el experto ruso.
RELEVAMIENTO Y EDICIÓN: Rafael Pansa
FUENTE: Abna