La Fiscalía General de Israel ha exigido este martes al Ministerio de Defensa que “justifique” el plan que planea aplicar desde el mes que viene, por el que impedirá que los palestinos con permiso de trabajo en Israel tomen autobuses israelíes en sus desplazamientos, como hacen hasta ahora. La medida afecta a unos 27.000 árabes, según el Ministerio de Trabajo. La ministra de Justicia, Tzipi Livni, es la que ha pedido esta revisión, porque entiende que “la segregación no va unida a una cuestión de seguridad y puede acabar por convertirse en un acto discriminatorio”. Este movimiento es la respuesta al anuncio, este fin de semana, de que Defensa obligará a que estos palestinos se busquen un transporte alternativo porque “por seguridad” ya no se les permitirá compartir vehículo con los israelíes.
Hasta ahora, un trabajador palestino con permiso para cruzar desde Cisjordania a Israel tiene que salir forzosamente por el paso de Eyal, no lejos de Qalandia. Allí se revisan sus pertenencias, pasan un escáner y se les pide su documentación. Luego, sin embargo, el camino de vuelta a casa lo pueden hacer por las mismas carreteras que usan los colonos, que llegan hasta el corazón de Cisjordania, en autobuses de matrícula amarilla (israelí; la palestina es blanca y verde y está limitada a ciertas vías cisjordanas de peores condiciones). Este trayecto les ahorra horas de espera en un checkpoint. Estos árabes –la mayoría empleados en la construcción- no tienen permiso para dormir en territorio israelí, por lo que es importante llegar pronto a sus hogares para descansar.
“La segregación no va unida a una cuestión de seguridad y puede acabar por convertirse en un acto discriminatorio”.
Según el nuevo plan de Defensa, ahora tendrán que regresar a Cisjordania nuevamente por el paso de Eyal y, una vez allí, buscar el medio que sea, mientras tenga matrícula palestina. La medida ha sido entendida por la prensa local que la ha filtrado –Haaretz y The Jerusalem Post- como una cesión a los colonos a los que no agrada llevar a un palestino por compañero de autobús, aunque ya la mayoría suelen sentarse al fondo. Las principales agrupaciones de colonos llevan meses haciendo campaña sobre lo “peligrosa” que es esta compañía.
El Ejército israelí siempre ha dicho que no considera una “amenaza” que los dos grupos viajen juntos y la ONG israelí B´Tselem constata que no se han producido incidentes graves en estos viajes. Por eso califican de “racista” la medida y reclama al Gobierno que no la aplique.
FUENTE: El Pais