Jueves, 04 Diciembre 2014 11:53

Suecia Enfrenta su Mayor Crisis Política en más de Medio Siglo

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Primer Ministrosueco Stefan Lofven Primer Ministrosueco Stefan Lofven

Tras la convocatoria de ayer a elecciones anticipadas para el 22 de marzo, consecuencia de la decisión de la ultraderecha antiinmigración de rechazar el Presupuesto, Suecia afronta la mayor crisis política en más de medio siglo.

El rechazo de ayer del Presupuesto de la coalición gobernante de socialdemócratas y ecologistas por parte de los Demócratas de Suecia (SD), convenció al primer ministro Stefan Lofven de que no había otra salida que convocar a elecciones anticipadas, pese a que sólo llevaba dos meses en el gobierno.

Serán los primeros comicios anticipados -en Suecia se habla de extraordinarios, pues hay elecciones invariablemente cada cuatro años- desde 1958, una anormalidad que el Gobierno prefirió a dimitir y arriesgarse al regreso de la centroderecha al poder.

"Estábamos dispuestos a discutir todo, en forma y fondo, pero la respuesta del centroderecha fue 'no'. Quedó claro que las posiciones están fijas en la política sueca, no había otra solución que nuevas elecciones", dijo hoy la ministra de Finanzas, Magdalena Andersson, uno de los pesos pesados del Partido Socialdemócrata, informó la agencia de noticias EFE.

Los suecos parecen coincidir con esa opinión: según un sondeo difundido hoy por el diario Expressen, el 69% la considera acertada, pero señala como culpable de la crisis al propio Lofven, aunque con el líder ultraderechista Jimmie Akesson muy cerca.

La situación es resultado de la precariedad de la coalición de gobierno entre socialdemócratas y ecologistas, que lograron el 38 % de los votos y controlan 138 de las 349 bancas del Parlamento, aunque tienen el apoyo externo del Partido de la Izquierda (5,7 %).

La prensa conservadora también apunta a Lofven, al que los líderes de la Alianza de centroderecha que gobernó Suecia entre 2006 y 2014 acusan de falta de preparación y experiencia.

La situación es resultado de la precariedad de la coalición de gobierno entre socialdemócratas y ecologistas, que lograron el 38 % de los votos y controlan 138 de las 349 bancas del Parlamento, aunque tienen el apoyo externo del Partido de la Izquierda (5,7 %).

Es también una consecuencia de la especial situación política de Suecia, donde el resto del arco parlamentario mantiene aislado a los SD, que en los pasados comicios duplicó votos y escaños hasta convertirse en la tercera fuerza con casi el 13% con un discurso casi único: bajar la tasa de inmigración hasta el 10%.

Desde que surgió hace dos décadas de un grupo de raíces neonazis, SD ha atravesado un proceso de moderación, con éxito relativo, para limpiar su pasado y equipararse a partidos ultranacionalistas y de corte xenófobo que ya existían en Dinamarca y Noruega.

Mientras que el Partido Popular Danés y el Partido del Progreso noruego son aceptados por el resto de formaciones en sus países y apoyaron o forman parte de gobiernos de derecha, en Suecia el SD permanece en la oposición.

Ese aislamiento tiene que ver también con la diferente forma de abordar la inmigración en Suecia, que goza de una tradición más abierta que sus vecinos nórdicos, lo que se refleja en que sea el país de la Unión Europea que, en proporción, más refugiados sirios.

Ese aislamiento tiene que ver también con la diferente forma de abordar la inmigración en Suecia, que goza de una tradición más abierta que sus vecinos nórdicos, lo que se refleja en que sea el país de la Unión Europea que, en proporción, más refugiados sirios.

El consenso del resto de partidos en inmigración fue usado por el SD para ganar visibilidad y apoyos, de ahí que quiera convertir los próximos comicios en una consulta popular sobre esa cuestión.

La ultraderecha parece la principal beneficiada por el adelanto electoral, aunque tiene que resolver la incógnita sobre su líder, aún convaleciente como consecuencia del estrés sufrido durante la campaña.

El Partido Moderado (conservador), segunda fuerza política, todavía debe elegir a su líder, después de la dimisión tras los comicios de septiembre del ex primer ministro Fredrik Reinfeldt.

En el escenario actual quien más parece arriesgar es el Gobierno, y sobre todo Lofven, quien de sufrir un traspié firmaría su acta de defunción política y arrastraría a una nueva crisis a su partido, tradicional dominador de la política sueca.

Lo que sí es seguro es que Lofven gobernará con los presupuestos de la Alianza hasta marzo y no podrá introducir los leves cambios en política fiscal y social que pretendía impulsar.

Lo ocurrido ayer en el Parlamento originó también un debate sobre la conveniencia de cambiar el procedimiento para eliminar la posibilidad de que haya varias votaciones y que un grupo pueda apoyar primero una propuesta y luego otra en la votación final, como hizo el SD apoyando inicialmente la suya y luego la de la Alianza.

 

FUENTE: Telam
 

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