Miércoles, 21 Enero 2015 19:38

Obama desafía a los republicanos con una ambiciosa agenda progresista y amenaza con vetos

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El presidente estadounidense propuso anoche una audaz agenda empapada en las históricas prioridades demócratas, incluyendo mayores impuestos a los más ricos y amenazando con un torrente de vetos a los planes de la oposición.

En el penúltimo discurso del Estado de la Unión de su Presidencia y el primero ante un Capitolio dominado por los republicanos, Obama dijo también que el Congreso debería empezar a levantar el embargo a Cuba este año, un mes después de que restableciera por decreto las relaciones diplomáticas con la isla.

Envalentonado por una robusta recuperación económica e índices más altos de aprobación popular, el líder demócrata dedicó la mayor parte de su intervención ante los congresistas y senadores a presentar su visión sobre un nuevo capítulo en la historia del país, con una política económica más justa e inclusiva.

Obama reiteró que vetará cualquier intento de revocar su reforma de Salud -aprobada en 2010 para dar cobertura médica a 45 millones de estadounidenses-, su decreto de noviembre que protegió de la deportación a unos cinco millones de indocumentados y su reforma financiera para evitar una recurrencia de la crisis de 2008.
"Llevamos quince años en este nuevo siglo. Quince años que empezaron con el terror tocando nuestras costas, que siguieron con una nueva generación luchando dos guerras largas y costosas, que vieron una feroz recesión extenderse en nuestro país y el mundo", dijo Obama, en alusión a los conflictos en Afganistán e Irak.

"Ha sido, y sigue siendo, un tiempo duro para muchos. Pero esta noche, damos vuelta la página", añadió el mandatario.

"Ha sido, y sigue siendo, un tiempo duro para muchos. Pero esta noche, damos vuelta la página"

"Ahora depende de nosotros decidir quién queremos ser en los próximos quince años y en las décadas siguientes", señaló.

Para avanzar hacia una economía más equitativa, el mandatario propuso que el Congreso apruebe un aumento de los impuestos y tasas a los más ricos y grandes entidades financieras para recortar los tributos a la clase media.

¿Aceptaremos una economía donde solo a unos pocos de nosotros les va espectacularmente bien? ¿O nos comprometeremos con una economía que genera ingresos crecientes y oportunidades para todos los que se esfuercen?", se preguntó Obama en el discurso.

La Casa Blanca asegura que estas nuevas normas, así como un aumento de las retenciones a grandes instituciones financieras que se endeuden más de lo debido, permitirán recaudar 320.000 millones de dólares en 10 años.

Según dijo Obama, esos fondos permitirían financiar beneficios fiscales para familias con los dos cónyuges trabajando, aumentar las ayudas para guarderías para niños menores de 5 años hasta los 3.000 dólares y consolidar los programas de ayuda universitaria para proveer hasta 2.500 dólares anuales.

Obama también pidió que el Congreso garantice una baja por enfermedad pagada de siete días al año y permita hacer gratuitos los dos primeros años de la educación superior pública en los llamados "community colleges".
También criticó al Congreso por no haber aprobado un aumento del sueldo mínimo, como pidió en el discurso del Estado de la Unión del año pasado, y propuso asegurar que los trabajadores reciben las compensaciones que merecen por horas extras.

Pese al énfasis puesto por Obama en sus propuestas económicas, es improbable que el Congreso, dominado completamente por la oposición republicana, apruebe un aumento impositivo.

Uno de los principios filosóficos del Partido Republicano es que el Estado no debe someter a los ciudadanos a una fuerte carga impositiva. En cambio, propone una política de libre mercado y la menor interferencia posible en la vida de los individuos.

Sin embargo, la propuesta de Obama fija el tono y marca una pauta de cara a la campaña para las elecciones presidenciales de 2016, poniendo a los republicanos, que aspiran a recuperar la Casa Blanca, en riesgo de pagar el precio político de rechazar medidas con gran potencial de aceptación popular.

"El veredicto es claro: la economía de la clase media funciona", dijo.
Haciéndose vocera de la respuesta republicana en otro discurso televisado, la nueva senadora Joni Ernst coincidió con los pasajes en que Obama dijo que oficialismo y oposición pueden lograr mucho si cooperan pero discrepó fuertemente con su opinión sobre la saludable marcha de la economía.

"Vemos a la gente agonizar por el estancamiento salarial y la pérdida de empleos. Vemos el daño causado por la cancelación de la cobertura médica y por el aumento de las cuotas mensuales. Pero cuando exigimos soluciones, Washington responde con la misma mentalidad rancia que condujo a políticas fallidas", señaló.

"Es una mentalidad que nos dio temas políticos de los que hablar, no soluciones serias", agregó.

 

 

Aunque la economía dominó el discurso de Obama, el mandatario también promovió su decisión de normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba, que tomó por decreto el 17 de diciembre pasado, sorprendiendo a su país y al mundo entero.

"En Cuba, hemos acabado con una política cuya fecha de caducidad había pasado hace mucho (...). Este año, el Congreso debería empezar el trabajo de acabar con el embargo", afirmó Obama.

"Como ha dicho su Santidad, el papa Francisco, la diplomacia es un trabajo de 'pequeños pasos'. Estos pequeños pasos han llevado a una nueva esperanza para el futuro en Cuba", añadió.

Obama subrayó que su decisión de restablecer las relaciones con Cuba era necesario porque "cuando lo que estás haciendo no funciona durante cincuenta años, es hora de intentar algo nuevo".

"Nuestro cambio en la política hacia Cuba tiene el potencial de acabar con un legado de desconfianza en nuestro continente, elimina una hipócrita excusa para las restricciones en Cuba, respalda los valores democráticos, y extiende la mano de la amistad al pueblo cubano", sostuvo.

El mandatario aprovechó para dar la "bienvenida a casa" a Alan Gross, un ex contratista estadounidense encarcelado en Cuba en 2009 y liberado en diciembre en el marco de los acuerdos entre Washington y La Habana.

"Gracias, gracias", murmuró Gross, de pie y con los puños en alto, desde el palco de invitados de la primera dama, Michelle Obama, donde siguió el discurso junto a su esposa Judy.

El discurso de Obama llegó un día antes de que llegue a Cuba la delegación estadounidense de más alto rango que visita la isla desde hace décadas, para unas conversaciones que servirán para trazar la agenda que guiará la normalización de sus relaciones, con la apertura de embajadas como uno de los asuntos prioritarios.

Entre otros temas de política exterior, el presidente prometió éxito en la campaña de ataques aéreos que su país lidera en Siria e Irak contra el grupo islamista Estado Islámico (EI).

También prometió, dos semanas después de los atentados en Francia, combatir el "terrorismo" que ataca al mundo desde "Pakistán a las calles de París", y se reservó el derecho a actuar "unilateralmente" si es necesario.

Además, subrayó "el poder de la fuerza y la diplomacia de Estados Unidos" en su manejo de la crisis de Ucrania, tras la cual, insistió, "Rusia está aislada y con su economía en ruinas".

Finalmente, advirtió al Congreso que imponer nuevas sanciones a Irán hará fracasar las negociaciones en curso entre Teherán y las grandes potencias para alcanzar un acuerdo nuclear que garantice que el programa atómico iraní no pueda ser usado para fines militares.
 

Fuente: Télam

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