La relación entre el gobierno y la oposición en Perú alcanzó su momento más tenso luego de que el Congreso unicameral sancionara anoche, con holgada mayoría y por primera vez en más de 51 años, un voto de censura al gabinete que obligó a renunciar a la primera ministra, Ana Jara, responsabilizada por una red de espionaje ilegal a políticos, empresarios y periodistas revelada a principios de este año por la prensa.
La decisión, adoptada por 72 votos a favor (hacían falta 66), 42 en contra y dos abstenciones, obliga al presidente Ollanta Humala a aceptar en el plazo de tres días las renuncias de todos los ministros, aunque la única que legalmente no puede rechazar es la de Jara.
En ese término, el mandatario deberá designar a su séptimo primer ministro en poco más de tres años y medio de gobierno, así como a los demás integrantes del gabinete, y buscar luego el voto de confianza del Congreso.
En el caso de Jara, la aprobación parlamentaria fue ajustada (55 votos contra 54) y en el de su antecesor, René Cornejo, se obtuvo recién en la tercera y última votación posible, lo que refleja las dificultades que Humala viene teniendo con un parlamento en el que no tiene mayoría propia.
Otra muestra de esa delicada relación es la pérdida de legisladores propios, pues, por distintas causas, el bloque de la coalición oficialista Gana Perú se redujo de 47 integrantes a 35 desde que asumió Humala.
Asimismo, otro hecho significativo es que entre quienes aprobaron la destitución de Jara se contó Carmen Omonte, quien fue ministra de la Mujer hasta el 17 de febrero pasado y a pesar de que su partido, Perú Posible (liderado por el ex presidente Alejandro Toledo y habitual aliado parlamentario del gobierno), votó en general contra la censura.
También lo es lo inusual de la medida adoptada ayer por el Congreso, cuyo último antecedente se remonta al 31 de diciembre de 1963, cuando se aprobó el voto de censura al gabinete que encabezaba Julio Trelles Montes, durante el primer mandato del presidente Fernando Belaúnde Terry (1963-68).
Vargas Llosa: “Estas líneas no son para darle el pésame sino, por el contrario, para felicitarla por haber recibido ese homenaje involuntario que le ha hecho el Congreso censurándola. Vi parte del debate y sentí vergüenza ajena escuchando los argumentos con que trataban de desprestigiarla.”
La situación de Jara se había complicado a partir de enero, cuando la prensa reveló una red de espionaje ilegal a políticos, empresarios y periodistas que funcionaba dentro de la Dirección Nacional de Inteligencia (Dini).
Humala evitó la censura que ya promovían varios partidos opositores al anunciar en febrero el cierre de la Dini por 180 días y su reestructuración, y reemplazar a cinco ministros, entre ellos Omonte y el de Interior, general retirado Daniel Urresti, polémico por sus enfrentamientos con la oposición a través de las redes sociales.
Sin embargo, nuevas denuncias de espionaje y las explicaciones dadas por Jara al Congreso el 20 de este mes, que fueron consideradas insuficientes, llevaron a las bancadas de los partidos Aprista Peruano, Fuerza Popular (de los ex presidentes Alan García y Alberto Fujimori, respectivamente) y Popular Cristiano-Alianza para el Progreso (PPC-APP) a presentar la moción de censura.
Tras la votación en el Congreso, ocurrida cerca de la medianoche y después de casi cinco horas de debate, Humala se reunió con sus ministros en el Palacio de Gobierno, pero hasta esta tarde no habían trascendido ni la presentación formal de la renuncia de Jara ni el nombre de su reemplazante, que según el diario El Comercio estaría entre el ministro de Justicia, Fredy Otárola, y el de Vivienda, Milton von Hesse.
La decisión del Congreso fue criticada no solo por el oficialismo sino también por dos de las principales cámaras empresariales del país y por el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
Según el legislador oficialista Daniel Abugattás, la censura al gabinete “es un mecanismo para llevar adelante una campaña electoral adelantada para el año 2016” y con ella “se está buscando desestabilizar al gobierno, algo que no van a lograr”.
“Necesitamos tranquilidad; el Perú tiene un potencial de crecimiento muy alto, pero necesitamos que la inversión camine; no somos partidarios del cambio de ministros en general, porque qes como una empresa que siempre está cambiando de gerentes; esa empresa no va a caminar”, dijo el presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), José Luis Salazar.
En tanto, el titular de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Jorge von Wedemeyer, opinó que la censura a Jara “es una mala señal para la inversión cuando lo que se requiere en este momento es atraerla para lograr que el producto bruto interno crezca, se generen más empleos y se reduzca la pobreza”.
Por otra parte, Vargas Llosa hizo trascender una nota que le envió a Jara, en la que escribió: “Estas líneas no son para darle el pésame sino, por el contrario, para felicitarla por haber recibido ese homenaje involuntario que le ha hecho el Congreso censurándola. Vi parte del debate y sentí vergüenza ajena escuchando los argumentos con que trataban de desprestigiarla.”
Fuente: Télam