Nicolás Maduro no cede en su empeño, pese al aluvión de críticas ante sus continuos alegatos intimidatorios y el ventajismo desplegado por su administración. "Yo no me voy a entregar bajo ninguna circunstancia, yo sé que vamos a triunfar. Pero si pasara una circunstancia negativa, yo me iría a las calles a luchar con el pueblo, como siempre lo hice, y la revolución pasaría a otra etapa", clamó el lunes el primer mandatario venezolano durante un encuentro con organizaciones sociales.
Entre regalos y amenazas, predicciones y acusaciones, el 'hijo de Chávez' repartió golpes dialécticos a sus propios tirios y a troyanos ajenos. "Los que están bravos pudieran cometer el error de castigarse a sí mismos si votan a la derecha... Si toman la Asamblea Nacional, no va a haber arrepentimiento ni llanto que valga", insistió el presidente.
Horas más tarde, desde Barinas, cuna de la revolución, Maduro aseguró que "quien se ponga a incendiar Venezuela, lo único que le queda es una cárcel. Les tengo las celdas listas, guarimberos, les voy a meter bajo rejas para que respeten al pueblo", un mensaje dirigido a los opositores que supuestamente no se conformarían con una derrota que hoy parece casi imposible.
Julio Borges, candidato opositor y coordinador de Primero Justicia, respondió sin pestañear al presidente: "Si sale a la calle lo que va a encontrar es al pueblo celebrando la victoria de la oposición. A Maduro lo que le ha quedado es ejercer el miedo. No caigan en la provocación, en Venezuela las órdenes las da el pueblo".
La insistencia de Maduro en tomar las calles y en activar la unión cívico-militar en caso de derrota es directamente proporcional al resultado de las encuestas. Todos los sondeos sitúan a la oposición con una ventaja de entre 15 y 30 puntos. Dirigentes oficialistas reconocen en sus círculos más cercanos que el verdadero objetivo es reducir la diferencia y que la ley electoral, creada para favorecer al chavismo, les otorgue el mayor número de diputados posible.
Mientras tanto, la ola de violencia contra la oposición ha desaparecido, obra y gracia de la inédita presión internacional ejercida contra el Gobierno. Lo que no remite son los ataques verbales contra distintos objetivos opositores o empresarios.
El futuro de la revolución bolivariana está en juego en estas elecciones
En el centro de la diana bolivariana se sitúa Lorenzo Mendoza, presidente de las Empresas Polar, las más poderosas del país: desde la cerveza y los refrescos hasta la harina, pan y otros alimentos. "Lorenzo, 'devil' [diablo], para que me entiendas en inglés. Te acuso a ti de la guerra económica, cobarde. Te escondiste, ¿no? Te fuiste con tu avión de lujo a tus mansiones en el mundo", disparó el primer mandatario.
A esa misma hora, Mendoza era ovacionado en el Estadio Universitario de Caracas, durante uno de los partidos de la liga local de béisbol. Las empresas del 'diablo capitalista' son las grandes patrocinadoras de la liga de invierno, seguida con pasión por los venezolanos.
Con el cierre de campaña previsto para mañana, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) gasta todas sus energías en blindarse para que la ventaja de las encuestas se traduzca en más diputados. Para eso, estiman, será esencial evitar jugadas del Gobierno como la usurpación de identidad de electores o el amedrentamiento y los ataques del oficialismo a sus testigos en los centros de votación.
Freddy Guevara, responsable de activismo del Comando Venezuela Unida, dio instrucciones: salir a votar desde las 6.00 horas, para que desde temprano se tengan los votos necesarios y evitar que el oficialismo usurpe la identidad de quienes no acudan a los centros de votación. Pidió a los ciudadanos explicar en las filas cómo se debe votar, para que no se seleccionen tarjetas que el chavismo ha colocado alrededor de la opositora para confundir.
El dirigente, mano derecha del preso político Leopoldo López en Voluntad Popular, añadió que también será esencial salir a las 18.00 horas -cuando se deben cerrar los centros de votación si no hay electores en las colas- para defender los votos. "Hay que ir a los centros a apoyar a los testigos, que son los que tendrán las actas. En tiempo real sabremos los resultados, sabremos que se ratifica una decisión que ya está tomada: el país quiere un cambio", señaló. "Nuestra única arma serán los teléfonos celulares, para registrar los abusos con las cámaras. Una vez cerrado el centro, que nadie se acueste sin haber escuchado el mensaje de la MUD", sugirió Guevara.
La penúltima estratagema oficialista fue la prohibición de emitir propaganda opositora en Globovisión, otrora el único canal crítico con el Gobierno, comprada hace dos años por empresarios 'boliburgueses' cercanos al chavismo.
FUENTE: El Mundo